4.- Cenizas
Ich komm 'wieder (Ich komm' wieder)
En zehn Tagen (Ich komm 'wieder)
Als dein Schatten (Ich komm' wieder)
Und werd 'dich jagen (Ich komm' wieder)
Heimlich werd 'ich auferstehen
Und du wirst um Gnade flehen
Dann knie ich mich in dein Gesicht
Und steck' den Finger in die
Asche, Asche
Asche, Asche
Asche zu Asche
Rammstein - Asche zu Asche
No sabía dónde ir, solo quería estar lo más lejos posible de ahí. La motocicleta corría ahora sobre una carretera de asfalto, rodeada de amplios campos de cultivo con el inmenso cielo azul despejado, exponiendo un día soleado. Ignoraba dónde se encontró exactamente, pero por las huellas de desgaste se notaba que los granjeros usaban ese camino a diario para hacer sus diligencias, por lo que siguió andando. Más pronto que tarde surgió la picazón en su nariz, e inmediatamente se orilló a lado del camino, junto a un viejo árbol torcido, y sin bajar del asiento esperó. El estornudo fue grande y sonoro, lo que la hizo suspirar de alivio mientras despertaba de la oscuridad. - ¿Hm ?, - Parpadeó volteando la cabeza a ambos lados, mirando alrededor. - ¿Qué pasa, dónde estoy? - y notó la brisa cada vez más fría en su rostro. Deslizó los dedos de la mano derecha por una mejilla, notando la humedad. - ¿Estas son… lágrimas? - Bajó los dedos a la altura del pecho, mirándolos y comprobando que estaba en lo cierto. - Oh no, ¿Y ahora qué hiciste? - Se quejó e inmediatamente buscó entre sus pertenencias algo que la ayudara a explicarse qué pasó. Launch hace tiempo ya decidió resolver el misterio de lo que ocurrió cuando se ausentaba una y venía la otra personalidad, dejando siempre pistas como notas, escritos, fotos, grabaciones de voz, o videos de ser posible. Todo para darse una idea de lo que ocurrió, pero por más que buscó y rebuscó, no encontró más que agua y comida en la mochila roja que reacomodó a sus espaldas. Palpó sus skinny jeans pero solo sintió la cajita de las cápsulas en el bolsillo derecho, y metiendo la mano en el izquierdo pudo sentir algo fuera de lugar. - ¿Qué es esto? - Sacó un pequeño papel amarillo lima doblado en dos, - ¿Una hoja de Pos It? - Se extrañó, y a continuación la desdobló, reconociendo la letra y leyendo el mensaje de la nota:
Se acabó, no vuelvas a buscarlo más
-¡Oh, noo! - Su lamento reavivó las lágrimas ya secas. Un crujido de su corazón roto le hizo doblarse sobre el manubrio del vehículo, apoyándose fuertemente para no dejarse caer, una mano sobre este y la otra en su pecho, - ¡No no no no! - Agitó la cabeza haciendo mover su esponjoso cabello índigo, con lágrimas salpicando y brillando al sol - ¡¿Por qué Ten, Por qué ?! - Se quedó ahí unos diez minutos tratando de tranquilizarse cuando por fin encendió el motor y se alejó por el horizonte hasta perderse de vista.
¿A dónde ir ahora? Era lo que asaltaba su mente; no quería regresar a Kame House. Sabía de antemano que sus amigos no tomarían partido por ninguno de los dos al enterarse, ni a él por ser un gran peleador, ni a ella por ser más antigua en el grupo, pero los recuerdos y vínculos del pasado no la dejarían vivir en paz . Solo sabía lo mismo que su contraparte; que tenía, debía alejarse y andar un nuevo camino, encontrar su destino.
...
Uranai Baba era la bruja más excepcional en su orden de la que nadie hubiera sabido jamás, por lo menos actualmente. Por eso no le extrañó para nada que Vegeta la visitara en su palacio un día nublado, en que los expertos del clima en las noticias pronosticaban fuertes tormentas y la llegada de un nuevo huracán a las costas.
-Ajá, sí. - Respondió una vez que escuchó su petición con mucha atención. - Y… ¿Yo qué gano a cambio de concederte eso? - Levantó una ceja con sospecha. - Ya no hay enemigos que nos amenacen por ahora, el universo siete está a salvo, - Sentada en su bola de cristal levitando encima de una de las plataformas cercanas a su morada. Mirándolo con cautela, siempre sospechó que no fue jamás un juego limpio. - y tampoco veo a Gokú aquí, ¿él sabe lo que estás pidiendo?
- Je, je. - Sonrió maliciosamente divertido. - Vaya, para ser una "frágil anciana" tienes agallas para cuestionar al príncipe de los sayajin. Y no, Kakaroto no está aquí ni nadie más, - Señaló su pecho con el pulgar. - Vengo aquí por mi cuenta. Aun si él está aquí, dudo que pueda detenerme antes siquiera que te rompa el cuello en un abrir y cerrar de ojos. - Amenazó.
- Ay, Vegeta. - Suspiró con cansancio cerrando los párpados, y luego los abrió mirándolo y mostrando una media sonrisa. - ¿Cuándo aprenderás que la magia está más allá de tu fuerza final? Por muy poderoso que seas, incluso tú estás sujeto a las leyes del cambio del espacio-tiempo y la naturaleza. Pero claro, no me interesa explicarle eso a un guerrero; ustedes siempre tendrán la mente cerrada al saber que la magia no se rige siquiera similar a la fuerza bruta. - Le dio la espalda, levitando de vuelta a su palacio, cuando escuchó que la llamaban.
- ¡Espera! - Él extendía la mano por reflejo, tratando de retenerla. - Tengo una propuesta que tal vez te pueda interesar, a cambio.
- Mis honorarios no son nada baratos. - Por fin se volvió a él, mirándolo directo a los ojos. - Y menos para lo que me pides.
- Ya sé. - Cambió su tono a uno conciliador, pero sin perder la presunción de su discurso. - Por eso te propongo negociar.
- ¿Negocios? - Hizo el ademán de acercar su oído para escuchar mejor. - Ooh, ahora si estás hablando mi idioma. Volvamos dentro mientras escucho tu propuesta, que la tormenta se acerca. - Y con esto ambos se adentraron en la propiedad mientras hablaban.
...
-Reliquisti aeternum oculi mei imperante venturus
Ac tenebras et veni ad inferni vorágine
Ad ossa, sanguinem, et ad vescendum carnes manifesta te ipsum
La lluvia arreciaba acompañada del granizo que poco le faltaba para cubrir la gran plataforma redonda en medio del inmenso lago. De pronto un relámpago en tono azulado descendió de las oscuras nubes hasta golpear con un fuerte trueno la estancia donde la bruja hacía su conjuro, iluminando por un segundo la oscuridad que le rodeaba, creyendo verse las minúsculas pupilas de la anciana en un tono carmesí, observando siempre al suelo.
Un esqueleto parado frente a ella con la mandíbula dislocada, torcida en lo que parecía ser un eterno grito de agonía. Del suelo, múltiples y diminutas hebras de sangre como raíces de árbol lo rodeaban de manera ascendente, envolviéndolo y brotando de diversas partes de su superficie las entrañas y órganos. Así mismo, de aquellos nacieron tendones músculos que lo envolvían como listones y capas de tela sanguinolenta ajustadas perfectamente. A su vez, estos mismos forzaron al cuerpo a retorcerse y temblar, surgiendo entre contorciones la epidermis y la dermis, para finalizar luego con el crecimiento del bello corporal. Una larga y espesa cabellera negra azabache se desarrolló rápidamente del cráneo a la vez que del coxis nacía la larga cola peluda.
Un grito ensordecedor llenó el recinto en penumbra, tan solo superado por los truenos al exterior. Jadeos, respiración agitada, y un sudor bañó el cuerpo recién restaurado, que se encontraba a cuatro pies y con la cabeza al piso, tal y como había sido extraído del infierno.
Unas botas blancas de casquillos acorazados se pararon frente a él. - Levántate, - Esa voz, esa voz seria pero en tono dominante no la había oído en años. - Raditz. - Y como un antiguo reflejo solo oír su nombre obedeció, poniéndose de pie lentamente, encontrándose con esos ojos oscuros.
-Pri… - Balbuceó reconociendo aquél rostro. - Príncipe... Ve... Vegeta...
- Mierda, Raditz. - Una segunda voz a sus espaldas. - Espabílate ya, yo no tardé nada. - Al girar sobre su hombro se encontró con la cabeza calva de Nappa surgiendo de la oscuridad, desnudo y con la media sonrisa torciendo el bigote que tanto lo caracterizaba.
- ¡Nappa! - Exclamó aún con debilidad, también siendo consciente de su propia piel. - ¿Pero qué…? No... no entiendo.
- No me sorprende viniendo de ti. - Respondió el calvo. - ¿Ves a esa anciana que está ahí? - meneó la cabeza a la izquierda. - Ella fue quien nos revivió.
Raditz movió los ojos al muro del fondo, donde se encontraba aquella bruja, ahora con el sombrero en punta ligeramente inclinado adelante ocultando la mitad de su rostro, la cual habló. – Así es muchachos, y ahora debo advertirles; solamente estarán vivos por veinticuatro horas, después de eso regresarán al otro mundo. A menos claro que Vegeta decida lo contrario, en todo caso la decisión final será de él, agradézcanle, pues fue su idea. Y si me disculpan, – Terminó para con su bola de cristal darles la espalda y adentrarse en la oscuridad. - Los dejaré solos para que hablen. – En un momento ya no estaba más ahí.
Con esto, ambos miraron al responsable, el cual les ordenó. - Ahora, escúchenme muy bien, no quiero interrupciones. - Y comenzó a relatar los hechos desde su pelea con Kakaroto, Namekusei, Freezer, los androides y Cell, Majin Boo; todo, incluso la existencia de los diferentes universos y los dioses de la destrucción así como el torneo de poder y el universal, la existencia de Broly, los niveles de transformación de los súper sayajin entre él y Kakaroto. Finalizando con su antigua alianza con los habitantes terrícolas, obviando ciertos asuntos, los personales. Ya había pasado una hora.
Era demasiada información para digerir a la vez. Raditz no era estúpido y mucho menos un retrasado, pero aún luchaba con el shock de ser revivido, y más aún de tener que abrir su mente a la existencia de diferentes universos y niveles de poder más allá de lo imaginable. Peor aún, ya que ni siquiera creía en la existencia del alma, y saber que tenía una al morir le hizo entender por primera vez el concepto de existencia y su valor.
-¡¿Qué estupideces estas diciendo ?! - Exclamó Nappa, apenas terminara de hablar su benefactor. - ¿Esperas que crea todo eso después de lo que hiciste? Fuiste tú quien me mató ¿y ahora esperas que por alguna razón te ayude a no sé qué? - Cierto, Nappa le contó aquello apenas los dos se encontraran en el séptimo círculo. Raditz le creyó en el instante y no le sorprendió para nada, pues él mismo había sido en vida objeto de las amenazas de su líder luego de cometer un solo error, por el cual se reprochó su debilidad y fue a buscar a su hermano para reclutarlo y así equilibrar la balanza. Él mismo no podía estar furioso con Vegeta, pues no fue quien lo mató; aún si no tuvo intenciones de revivirlo con las esferas del dragón no podía reprochárselo, siempre estuvo consciente de su propia impotencia; la clasificación de ser un soldado de clase baja era un estigma en la estructura social sayan, por lo que de presentarse la posibilidad de expirar en sus manos, jamás lo cuestionaría. Pero que Nappa sí lo considerara como opción lo hizo por un tiempo sentir en deuda; que el propio Vegeta lo haya eliminado sin importar los años de servicio y lealtad, así sin más, lo hizo reconsiderar a lo largo del tiempo en el infierno, que por más antipático y odioso que le resultara el viejo calvo, admitió que tenía un punto.
- Je je… - Vegeta se rió por lo bajo. - Yo no te estoy pidiendo nada, estúpido. - Se burló. - Deberías estar agradecido que te traje del otro mundo, ya que escoria como tú no se merecen ni el recuerdo.
- ¡Maldito! - Nappa frunció el ceño arrugando la nariz y enseñando los dientes. -, Yo tantas veces que te defendí ante Freezer y así es como me pagas, ¡Eres solo un traidor a tu propia raza!
- Ah, ¿con que sí? - Vegeta tomó una posición defensiva. - Pues aquí me tienes frente a ti, ¿Qué piensas hacer al respecto? - Torció la cara en una mueca burlona.
-¡AAHH, HIJO DE PUTAA! - Gritó lanzándose al ataque.
-¡Detente Nappa! - Gritó Raditz advirtiéndole. Ya desde los reclamos de este podía sentir un creciente y feroz aumento de energía del otro.
Y así como el hombretón se lanzó con todo su poder, así también fue despedido en dirección contraria, cayendo de lleno contra el muro a sus espaldas, destrozándolo por completo, desapareciendo bajo los escombros. Por su parte Raditz se había tapado los ojos con el dorso de la mano, pues la luz dorada originada por la expulsión de ki lo había cegado por completo. Cuando la bajó, apenas entrecerrando los ojos para acostumbrarse, de la impresión los volvió a abrir, esta vez como platos, ante la visión presente. Y ahí, parado a unos metros tenía a Vegeta, transformado en súper sayajin fase dos.
-N… no… no puede ser. - Apenas alcanzó a decir. - Ese… ese es… eres… ¿El legendario súper sayajin?
-¿Q… qué… qué dijiste Raditz? - Nappa ya se ponía de pie, y apenas vio a Vegeta tuvo la misma reacción. - No… no es… no es posible. ¡¿La leyenda del súper sayajin es real ?!
- Por supuesto que lo es. - Aseguró el príncipe. - Y como puedes ver, yo soy uno.
-¿Uno? - Preguntó Raditz. - ¿O sea que hay más?
- Así es. Todos los sayajin hasta ahora encontrados pueden transformarse. - Lo miró - Eso incluye a tu hermano.
- ¿Ka… Kakaroto… también puede…? - Bajando la mirada al suelo y siempre con el ceño fruncido sus pupilas se movieron de un lado a otro, con los pensamientos a mil por hora.
- Eso da igual. – Reclamó Nappa, limpiándose el polvo de concreto que albergaba el rasguño debajo de la comisura de la boca. – Lo que me hiciste sigue siendo imperdonable. – Bajó de los escombros, caminando amenazadoramente ante Vegeta. – Te haré pagar tu ingratitud. - Ya no le importaba nada más que vengarse.
- ¿Ingratitud, traición? ¡Ja! - En ese momento bajó un poco su ki, haciendo desaparecer el aura de energía, y solo quedó su transformación. - Déjame recordarte que fue tu padre el primer general del ejército el que traicionó a mi padre al cogerse a una tsufuriana tantas veces una noche que solo por eso casi arruina la misión de conquista del planeta Vegeta al día siguiente quedándose dormido y que casi lo ejecutan por desacato. Tanto fue el deshonor que para repararlo te mandó conmigo a ser poco más que mi sirviente; así es, mi querido padre me lo contó todo. - Sonrió el ahora rubio.
- ¿Qué…? - Nappa primero volteó la cabeza en dirección a Raditz y luego al otro, ya que un soldado de clase baja no debería enterarse de los pecadillos de una familia de clase alta.
-Oh, sí. - Siguió. - Heredaste el cargo de general gracias a tu padre, pero la vergüenza seguía ahí. Así que por lo que a mí respecta, con tu muerte ya has saldado tu deuda. - Se cruzó de brazos, regresando a su estado natural. - Te estoy dando una sola oportunidad, - y luego condescendientemente. - Así puedes ver lo generoso que soy contigo. - Pero no respondió, por lo que continuó. - O tal vez prefieras enfrentarme en un combate para saldar viejas rencillas. Al fin y al cabo ese no ha sido ni la cuarta parte de todo mi poder.
Raditz solo observaba cauteloso en silencio, sintiendo la furia de Nappa mezclada con el miedo, el cual se fue acrecentando más que el otro y ganado terreno. De a poco sintió disminuir su ki, tratando de reservarlo lo más posible; técnica que aprendió del propio hombretón hacía tiempo tan solo observarlo, pues aquél no compartía su conocimiento a los de clase baja, recordando uno de sus regaños en el otro mundo: "eres un simple estúpido al confiarte demasiado del rastreador para saber su nivel de poder ".
Y viendo que no obtuvo una respuesta, el príncipe decidió entonces darles la espalda y salir del recinto al exterior, siendo que la tormenta amainó. Dejarlos ahí por el resto de tiempo que les quedaba, pues ya habiendo pasado dos horas, seguramente les haría entrar en razón.
Y tal así que al volver tres horas antes de cumplir el plazo, ignorando lo que ambos sayajin hablaron en todo ese tiempo, los encontró más que dispuestos a seguir las órdenes de su líder. Tanto juraron obediencia absoluta y sin rechistar que se arrodillaron reverenciándolo, más Raditz, quien aún no desafiaba el status quo, pero ya comenzaba a cuestionarlo en su mente al saber de lo que su hermano Kakaroto había sido capaz.
-Muy bien, así se hace. - Sonrió complacido en medio de la gran plataforma redonda, mientras que de su espalda colgaba un pequeño morral, el que volcó junto al piso, dejando a la vista las siete Esferas del Dragón.
Después de invocar a Shen Long y ambos guerreros verlo por primera vez en toda su gloria, Vegeta pidió como deseo revivirlos a ambos, que nadie se enterara que había usado las esferas debido al oscurecimiento del cielo ya de por sí nublado, y por último, reparar el recinto dañado de Uranai Baba.
La cual se encontraba a pocos metros de ellos y que, después de observar cómo partían en siete destellos de estrellas fugaces a los rincones del mundo, finalmente habló. - Perfecto Vegeta. Entonces, ¿Cuándo podré ver el primer ingreso de nuestro trato como socios?
-No lo sé anciana. - Respondió sin mirarla ni darle la mayor importancia. - Pero tienes mi palabra que en cuanto se obtengan los frutos serás la primera en saberlo. - Giró la cabeza en su dirección. - Ahora si me disculpas, debo hacer que este par de inútiles se adapten a la vida terrícola.
Los tres partieron del lugar volando, alejándose de las inmediaciones del palacio mientras la bruja los observaba.
- Por supuesto que sí cumplirás Vegeta. - Sonrió con malicia. - O de lo contrario Bulma y Gokú se enterarán lo que has hecho y quién sabe qué ocurra contigo. - De su túnica sacó un IPhone de última generación y procedió a hacer una llamada. - ¿Aló? Sí, Doctor Slump, soy Uranai Baba, ¿recuerda el pequeño favor que le hice hace tiempo? Sí, disculpe, ¿podría prestarme a Aralé por un rato alguno de estos días? - Su bola de cristal levitó hasta hacerla entrar de vuelta a la residencia mientras su voz se apagaba en la lejanía.
