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NejiTen month día 9

Agosto 09/2021

Prompt: Extraños / Espejo

Universo alterno

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Aclaración: Continuación del día 2

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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.

Disfruten la lectura.

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Saga "Harry Potter"

Parte 2 de 4


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Día 09. Espejo

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«Hombres se han consumido ante él, sin saber si lo que han visto es real o siquiera posible.»

Había leído esa descripción en uno de los libros años atrás, antes de conocer en persona el espejo de Oesed y había encontrado ridículo que una persona pudiera hacer algo así ante un simple reflejo. Pero ahora conocía el espejo, ahora podía llegar a entender el porqué ocurría y en especial cuando ese era su refugio y encontraba mucho mejor vivir en esas fantasías que en su realidad.

Había descubierto el espejo en su tercer año y al principio iba una vez cada dos semanas, aumentándolo al siguiente año a una vez a la semana. Ahora es su séptimo año iba a diario, era su único refugio al cada vez más creciente estrés porque ese año debería presentar sus ÉXTASIS y una nota inferior a un sobresaliente no sería recibida por su tío.

Tal y como sus TIMO en el quinto año, se le era exigido el resultado más cercano a la perfección, en especial si tenía en cuenta que su tío había puesto toda la presión que debería estar en su propia hija en sus hombros al haberla prácticamente desheredado en privado. En público todos seguían viendo a Hinata como la Hyūga de Hufflepuff, pero en la privacidad de la mansión Hiashi ni siquiera le dirigía la palabra por haberse convertido, según sus palabras, en la deshonra de la familia al haber quedado no solo en otra casa sino en esa específicamente.

A Hinata le daba lo mismo, ya le había contado que tan solo esperaría a graduarse y se mudaría, lo más lejos que pudiera de las garras de su padre, a algún lugar en el que pudiera seguir siendo ella misma y fuera feliz. Él tan solo esperaba que pudieran seguir en contacto y de ser necesario apoyarla sin que su tío lo supiera, después de todo seguía siendo su familia.

Hanabi no le preocupaba, acababa de llegar a empezar su primer año y era una Slytherin de pies a cabeza. A veces se la cruzaba en la sala común y en contadas ocasiones comían juntos, después de todo ella prefería pasársela con estudiantes de su edad y él tenía que estudiar para sus exámenes.

En algunas ocasiones iba a la biblioteca, en otras se iba para la sala de menesteres en la que sabía que estaba el espejo, dedicando algunas horas de la tarde a estudiar y otras a dejarse envolver por las imágenes que eran reflejadas. Veía su graduación, veía su reluciente corbata azul y como siempre a su padre orgulloso de él, de ahí que entendiera a aquellos que habían dejado pasar su vida real para quedarse para siempre allí, disfrutando los verdaderos deseos de su corazón que cada vez parecían más enterrados.

Aunque las imágenes fueron cambiando en ese último año y eso lo estaba confundiendo un poco, normalmente él se encontraba solo en las visiones, o bueno, con su padre y ya. Él no anhelaba nada más que poder ser quien en realidad era y que fuera su padre quien lo hubiera criado, o eso era lo que creía.

En esa visión había visto una mujer junto a él, al principio solamente veía que era una mujer que lo sostenía de la mano pero su rostro le parecía difuso. Nada del todo sorprendente si tenía en cuenta que iba a cumplir diecisiete años y contrario a sus compañeros de año jamás había tenido novia, había besado una vez a una de sus compañeras pero eso fue porque ella se le lanzó, no porque él de verdad hubiera querido hacerlo. Esa fue su justificación, a su edad era normal el querer tener una pareja.

La siguiente vez el espejo se la mostró de nuevo, otra vez sin rostro, pero en cambio su propia cara le parecía irreconocible. Una enorme expresión de felicidad lo surcaba y entonces se vio a sí mismo ponerse de rodillas y posar su cabeza sobre el vientre de la mujer que se empezaba a abultar. Esa tarde se había puesto de pie atónito y se había alejado de una vez.

Una cosa era creer que le hacía falta una novia y otra completamente opuesta el que ya estuviera pensando en una familia o algo por el estilo. Seguro el espejo se había descompuesto. Sí, eso era. Demasiado tiempo sumergiéndose en fantasías daban como resultado que lo que le mostrara fuera algo aleatorio.

Pero no, la mujer seguía allí día tras día. Inicialmente sin rostro, pero le daba paz verla, le traía tranquilidad tenerla cerca en el reflejo. La tarde en que vio que en el espejo se mostraba que ella usaba una bufanda roja con dorado hizo algo que nunca en su vida había hecho, se empezó a reír a carcajadas. Claro que a su tío le encantaría saber que su sangre se mezclaría con una Gryffindor.

El día que vio en el reflejo el cabello en ese característico peinado no necesito esperar que su rostro saliera de la bruma que siempre lo cubría, sabía perfectamente de quien se trataba y nuevamente quiso reírse como un demente, ¡él con una Gryffindor sangresucia! Era oficial, el espejo se había roto o jamás había mostrado lo que su corazón realmente deseaba y todo había sido una alucinación suya.

El sábado se levantó temprano como siempre, pasando su mirada por la comida en la mesa antes de optar por un par de empanadas de Cornualles, arrugando la nariz al hecho que el jugo y el pastel de calabaza siempre abundaran por todas partes y optando por un jugo de grosella. Con su estómago saciado se encaminó a uno de los salones, el profesor de pociones le había solicitado que le diera tutorías a una compañera de su mismo año que tenía notas bastante bajas en la materia y lo eximiría del examen final.

Ese había sido su TIMO con la nota más alta y la idea de no tener que estudiar de más para ese examen y solo preocuparse por el ÉXTASIS era una ventaja, además que podía repasar un poco mientras ella intentaba aprender lo que no había sido capaz en todos los años anteriores. Al abrir la puerta pudo ver a la joven con los dos chonguitos que tanto la caracterizaban, y que la hacían reconocible a la distancia, ya había llegado.

- Buenos días Neji — lo saludó con una sonrisa

- Tenten — respondió avanzando hacia la mesa, el profesor de pociones les había facilitado el salón para esas sesiones y esa mañana por su mente solo pasaba que tenía que dejar de pensar en esa visión, que obviamente estaba errada.

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Ella escuchaba hablar al Slytherin junto a ella y a veces se preguntaba si golpeándolo en la cabeza haría que hablara con palabras más claras o que fuera más entendible, ya saben, como hacía en su infancia con una grabadora que no funcionaba o un televisor que no sintonizaba bien los canales, a veces un ligero golpe hacía que funcionaran mejor.

- ¿Me estás prestando atención? — ella asintió de forma automática antes de ver en su dirección y tratar de no reírse por lo que tenía en la cara — ¿te parezco gracioso?

- No, no, es... — se mordió el labio y tras darse cuenta que no tenía una servilleta cerca decidió estirar la mano y con el dedo directamente limpiarle el rastro de comida que tenía en el mentón. Neji dio un paso atrás como si lo hubiera golpeado y ella agachó la mirada de una vez — lo siento — se excusó sabiendo que había traspasado un límite invisible al atreverse a tocarlo, por lo que mostró el dedo — tenías...

Un silencio muy incómodo se formó en el salón, claro que alguien como él iba a reaccionar de esa forma a que alguien como ella hiciera algo tan atrevido, que no recordara su lugar. Por más que a veces actuara como un ser humano, o algo así, no debía olvidar que precisamente el Hyūga era un Slytherin, uno de los primeros en estar en el grupo de estudiantes que le había echado en cara lo que era y que su apellido se remontaba a los tiempos del mismísimo fundador del colegio.

Tenía la mano sucia y pudo ver de reojo que en la mesa estaba el trapo con el que se limpiaba todo al terminar, por lo que allí frotó su dedo y regresó su atención a la poción de ese día, era una que habían hecho a principio de tercer año y cuyo nivel de dificultad había aumentado, si la comparaba con el hecho que habían estado atascados varios sábados en las pociones de segundo año.

Sus TIMO de quinto año habían sido buenos, excepto el de pociones. Y ese año con la cercanía de los ÉXTASIS y que sería su graduación era importante que mejorara su desempeño en esa materia específica para tener un promedio sobresaliente, de ahí que el profesor hubiese sugerido que tomara esas lecciones particulares.

Cuando el profesor lo sugirió no le pareció tan mala idea, hasta que llegó el sábado y al entrar al salón descubrió quien sería su tutor. Se le ocurrían mil formas de pasar una mañana de sábado, incluso varias formas de tortura tanto muggles como mágicas que serían más llevaderas que tener que estar por cuatro horas en el mismo salón tanto con un Slytherin como con ese Slytherin particularmente.

Nunca había hablado con el Hyūga directamente, pero por supuesto como todos en esa casa era un sangrepura de los que veían con desprecio a todos los demás estudiantes casi por igual, de hecho era de los del grupo que más se burlaba de ella y le hacían comentarios degradantes por tener padres muggles y por ser una orgullosa Gryffindor. Sabía como sonaba su voz no porque le hubiera dirigido la palabra directamente sino porque era un sabelotodo, siempre tenía la respuesta correcta para cualquier pregunta y precisamente era el estudiante más destacado de pociones.

Estuvo tentada a dar media vuelta e irse, preguntarle al profesor si había alguien más que pudiera ayudarla o desistir directamente de presentar la sección del ÉXTASIS correspondiente a ese tema y ya, pero luego pensó en sus padres que estaban exultantes de que fuera una bruja y que a pesar que ellos no lo fueran, que sus resultados académicos fueran destacados. Quería mantener su promedio, quería que se sintieran tan felices y orgullosos como ella normalmente lo hacía.

Así que respiró profundo para recordar el valor y coraje que caracterizaba a su casa y entró al salón, dispuesta a soportar lo que hiciera falta por el bien de sus notas, y porqué no, por ver si por fin aprendía alguna poción que le fuera de utilidad.

Había contado y no había contado a la vez con que el Hyūga iba a ser diferente al estar a solas con él, lo había pensado mucho tiempo atrás, los Slytherin eran diferentes cuando se encontraban solos y sin un grupo que los respaldara. Con lo que no había contado es que sería TAN diferente, le recordaba de cierta manera a Shikamaru, el Ravenclaw con el que salía Temari, incluyendo lo de hablar en términos enredados. Aunque en el caso del Nara muchas veces era por pereza de pensar en una forma de expresarse mejor y hacerse entender, siendo esos los momentos en que la rubia efectivamente le pegaba y demostraba su punto que algunas cosas se reparaban al darles un golpe.

Por eso con cada clase ella había ido disminuyendo el desprecio que le producía el Hyūga y lo había ido remplazando en algunas ocasiones por curiosidad, sorprendiéndose aún más al ver que él contestaba sus preguntas e incluso empezaba a preguntarle cosas también.

Ya sabía de su padre, de su prima quien de hecho era amiga suya a pesar de ser un año menor, de su otra prima a la que esperaba no cruzarse, de su tío y todas las exigencias que le tenía. Pensando también que el sombrero se había equivocado, Hinata no era la única Hyūga que a pesar de su apellido no era una Slytherin, Neji también.

Él mismo le pidió que dejara de llamarlo por su apellido, tenía un nombre aparte de este aunque casi nadie lo usara y la mayoría se refiriera a él siempre por el apellido familiar.

¿Era malo decir que le estaba empezando a atraer? Era una pregunta retórica, claro que lo era. Jamás sería correspondida y de seguro toda la escuela se burlaría de ella donde se llegara a enterar de eso, desde cuarto año había pensado que era apuesto y que era una lástima la casa a la que pertenecía. Igual no evitó que para las vacaciones de navidad al salir de compras con su madre se fijará en unos guantes de invierno reversibles a los que solo les faltaba tener su nombre escrito.

¿Se sintió tonta después de regresar de vacaciones mientras esperaba en el salón con los guantes para entregárselos? Sí y mil veces sí. Al verlo llegar con las mejillas rojas por el frío que hacía en los pasillos se mordió el labio y pensó que lo mejor era olvidarse del asunto y no dárselos, olvidar que los había comprado y ya. Sí, era una gran idea y el mejor camino a seguir.

Lo escuchó contarle de su tiempo en la mansión, como esas épocas familiares siempre eran algo caóticas por los problemas de los que nunca hablaba mucho y luego sí dedicarse a explicarle la nueva poción y los lugares en los que algunos de los ingredientes podían ser recogidos así como la forma de diferenciarlos. Por ejemplo la cicuta era una planta muggle que podía encontrarse fácilmente, en cambio la cicuta virosa era un poco más complicada, eso sí, las dos eran venenosas y aunque algunas pociones se podía usar una u otra indistintamente, la poción para encoger decía que debía ser específicamente la cicuta virosa.

Cerró el cuaderno cuando el tiempo terminó y tras despedirse salió del salón, había avanzado un par de metros cuando recordó que ella había llevado algo más esa mañana, regresó corriendo y al abrir la puerta pudo ver que Neji tenía el sobre envuelto en papel regalo en sus manos.

- Se te quedó esto — dijo de una vez y ella maldijo en su mente — aunque dice que es para mí — ¿por qué lo había marcado? ¿no pudo simplemente no ponerle tarjeta y ya?

- Es tu regalo de navidad... — admitió — feliz navidad — dijo rápidamente antes de darle la espalda y volver a desaparecer corriendo.

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Se quedó congelado al escuchar que era un regalo para él, ignorando el hecho que Tenten se hubiera ido corriendo de esa forma. Lo guardó entre su atuendo y tras comer algo ligero en el gran comedor se fue a la que era su rutina sagrada cada tarde, frotó sus manos una con la otra antes de cerrar la puerta tras de sí y como siempre se sentó frente al enorme objeto a meditar unos minutos primero.

Todo el tiempo de las vacaciones de navidad había pensado en el espejo, porque obviamente desde la mansión no podía asistir a verlo y notar si algo cambiaba en las imágenes a medida que el ambiente en la mansión era cada vez más insoportable entre los recordatorios de su tío sobre sus notas y exámenes, los gritos a Hinata por el simple hecho de respirar el mismo aire que el hombre y el hecho que a él le parecía cada vez menos descabellado el plan de su prima de irse a vivir muy lejos tan pronto se graduara.

Al abrir los ojos esperó pacientemente hasta que la imagen reflejada empezaba a cambiar y ya no era solamente él sentado en medio de la estancia, frotándose las manos porque tenía frío en estas. Probablemente eso iba a mostrarle el objeto, una prenda que lo calentara o una chimenea frente a la cual tenderse a leer un libro.

Sí se vio a sí mismo frente a una chimenea, pero no estaba solo. Acurrucada a su lado estaba la mujer de todas las visiones previas, la mujer que se peinaba en dos chonguitos y que claramente ya tenía un rostro, un rostro que sonreía en su dirección cómo tantas veces la había visto hacer cuando le explicaba alguna poción o ingrediente y lograba entender algo, como había sonreído en su dirección esa mañana al verlo después de las vacaciones y preguntarle alegre por sus días de descanso.

Exhaló pesadamente pasado un buen rato, no quería irse aún pero el frío lo obligaba, había olvidado ponerse un abrigo adecuado y a pesar de saber muchas cosas sobre el castillo no estaba seguro si encender una fogata en medio de un salón estaba permitido o activaría algún tipo de alarma. Al irse a levantar escuchó que algo en él hacía un ruido extraño y fue cuando recordó el regalo, por lo que lo sacó y se quedó viéndolo todavía sin destaparlo.

Tenten había pensado en él durante sus vacaciones y le había comprado algo, probablemente un objeto muggle completamente inútil, pero lo había conseguido y empacado en ese ridículo envoltorio específicamente para él. O podría ser uno de esos regalos genéricos que se le dan a todos los amigos, como las cartas de navidad o de año nuevo. Lo cual tampoco cambiaba mucho lo que pensaba, pues significaba que ella lo contaba entre sus amigos, así fuera solo como agradecimiento por las clases.

Buscó la forma de abrir el empaque sin romperlo y se quedó observando lo que había sacado de allí. Eran un par de guantes verdes que a decir verdad se veían bastante abrigados y sus manos de una vez suplicaron porque los usara. Se puso el de la mano izquierda y cuando estaba por ponerse el de la derecha vio de reojo algo que le llamó la atención, los guantes eran de otro color por dentro. Sin esperar le dio la vuelta y su mente pareció bloquearse por un segundo.

El interior era azul, pero no un azul cualquiera, era ese azul.

Sacudió la cabeza desechando cualquier interpretación que pudiera dársele a un simple trozo de tela que cambiaba de color según el lado que se usara y volvió a dejarlo de lado verde para ponérselo en su otra mano y tras dejar salir un vaho entre sus manos para calentarlas un poco se sintió aliviado porque ya no iba a empezar a tiritar en cualquier momento. Igual se puso de pie para irse y se dirigió al gran comedor pues era hora de la cena.

La vio de lejos en la mesa, rodeada de los escandalosos Gryffindor que pertenecían a su casa y levantó una de sus manos ligeramente para dejarle ver que estaba usando los guantes, algo a lo que Tenten sonrió y se sonrojó antes de regresar su atención a lo que sea que estaban hablando sus compañeros.

El domingo decidió ir a pasar un rato a la biblioteca, los ÉXTASIS no eran solamente de pociones y tenía otras materias que estudiar. Estaba viendo los estantes en busca de uno de los libros cuando uno en particular llamó su atención, era en el que había leído años atrás la información sobre el espejo de Oesed, lo tomó junto a otros y fue a sentarse a la mesa, empezando a hojearlo en búsqueda de alguna sección o explicación sobre el mal funcionamiento o que el exceso de visiones provocara que se volvieran aleatorias.

«No sirve para nada pensar en los sueños y olvidarse de vivir.»

No había nada respecto a lo que buscaba, pero sí esa frase que quedó resonando por completo en su cabeza. Cada nuevo día, semana y mes en que visitaba la sala de menesteres en la cual había encontrado el espejo al salir pensaba en esa frase, en que precisamente era inútil seguir asistiendo a diario a ver una vida que jamás viviría si no cambiaba lo que hacía.

Su máximo paso había sido regalarle un relicario a Tenten en su cumpleaños y la veía usarlo, tanto en la vida real como en las visiones, pero nada más.

Por eso la última sesión de tutoría que tuvieron en el salón de pociones decidió dar ese paso, tomarla del mentón y acercarse lentamente hasta unir sus labios en un beso. Un beso que fue correspondido y que marcaba el momento exacto en que iba a dejar de vivir en fantasías, iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos de ahí en adelante para vivir y cumplir los deseos de su corazón.

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¿Se acuerdan que esto era un twoshot?

Bueno, pues resulta que ahora es un fourshot que seguirá los días 20 y 22.

En fin, mañana no hay oneshot ¡Nos leemos el día 11!

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Att: Sally K