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NejiTen month día 11
Agosto 11/2021
Prompt: Trabajo desde casa / Juventud
Universo alterno
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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.
Disfruten la lectura.
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Día 11. Trabajo desde casa
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Giró un poco la llave del agua fría para terminar su ducha con un cambio de temperatura que la ayudara a quedar completamente despierta, porque definitivamente lo necesitaba. Se envolvió en la toalla y avanzó hasta el lavamanos para cepillar sus dientes de una vez, sonriendo ante su propio reflejo y que le gustaba verse así, aunque a la vez sentía que estaba irreconocible.
Sin perder la alegría salió del baño para ir a la habitación, la teoría decía que debía secarse bien antes de proceder a vestirse, pero la teoría no tenía en cuenta su tamaño actual y por eso desde alrededor de dos meses atrás había empezado a pasar de esta. Fue al armario y tras ponerse su ropa interior eligió un vestido, tratando de no fruncir el ceño por el hecho que no le quedaba bueno.
Resignada buscó entre las opciones disponibles, una parte de sí misma consideraba que no valía la pena ir a comprar más ropa a esas alturas de su embarazo, pero la otra decía que estaba a un par de centímetros que ninguna de las prendas actuales le sirviera. Con los zapatos ya era una batalla perdida, no podía agacharse para atarlos o para acomodarlos, ni siquiera podía ponerse los calcetines, por lo tanto ya se había decantado por las sandalias y punto.
- Buenos días — la saludó su esposo tan pronto entró a la cocina, extendiéndole una taza de té que ella recibió — ¿qué tal durmieron?
- Ella se durmió casi a las tres, yo poco después de eso — bostezó, reafirmando así de paso que lo de la ducha para despertarse no había servido para gran cosa — ya hay otro vestido que me queda pequeño
- Nuestra hija no para de crecer — siempre le encantaba escucharlo hablar en plural
- Nuestra hija me va a dejar sin ropa y voy a tener que pasármela desnuda — hizo un puchero falso y él enarcó una ceja
- No me molestaría eso — dibujó una sonrisa de lado y se estiró para besarla suavemente — a menos que tengas una videollamada de trabajo
- Lo cual es bastante usual
- Deberías pedir ya tu baja por maternidad, eso resolvería el problema — ella negó con la cabeza de una vez
- Todavía me faltan unas cuantas semanas — volvió a bostezar — lo haré cuando falte una semana
- Si lo haces desde ahora podrías dormir más, o al menos tratar de hacerlo en las mismas horas que Hikari — un ligero movimiento se sintió bajo su vientre y ella sonrió
- Está despierta, y te está escuchando — sin esperar Neji puso una mano sobre su panza, aumentando de esa forma los movimientos.
Los dos se quedaron en completo silencio, disfrutando a su hija que estaba a poco menos de un mes de nacer y que disfrutaba dormir mientras ella trabajaba, y estar despierta la mayor parte de la noche. Lo que la hacía mantener adormilada pues aunque amaba sentirla, la desvelaba que no se quedara quieta.
- Es hora de irme — dijo su esposo con pesar tras ver el reloj de la pared — te amo — pronunció contra sus labios antes de besarla y luego se inclinó para posar sus labios también en su vientre — las amo.
- Y nosotras a ti — contestó, recibiendo un nuevo beso.
Una vez sola vio la estufa, Neji le preparaba el desayuno todas las mañanas, aunque rara vez alcanzaran a comerlo juntos. Sirvió solo un poco pues no tenía mucho apetito y su hija parecía estarle diciendo que en lugar de los saludables pancakes de avena que tenían disponibles, mejor buscaran el trozo de pastel que había quedado de la noche anterior.
Su esposo había cumplido años el día anterior y habían tenido una cena romántica en el departamento, él no había querido hacer una celebración grande y tampoco le gustaba que ella saliera mucho a menos que fuera estrictamente necesario. Por eso había contratado un chef que les preparó una comida deliciosa, incluyendo el pastel en el que estaba pensando.
Cortó una porción pequeña del pastel porque sentía que no se podría concentrar en nada más a menos que se lo comiera y antes de comer le primer bocado se mordió ligeramente el labio. No era recomendable consumir tanta azúcar a esa hora de la mañana... pero a ver qué médico se atrevía a discutir con los deseos de su nonata, así que devoró lo que había servido y tras llenar un enorme vaso con leche se dirigió al estudio, era hora de empezar su jornada laboral.
Abrió su agenda y encendió el computador, dejando el vaso en el soporte y mientras el aparato arrancaba se fue para el baño, la primera parada al baño de las cien que le tocaba hacer en el transcurso del día. Al volver se sentó y se acarició ligeramente el vientre, notando que los movimientos se habían ralentizado y rodó los ojos, la jornada apenas empezaba y su hija ya se estaba adormilando.
Mientras revisaba los correos con las respuestas a las correcciones que había enviado el día anterior y los pendientes para ese día, pensaba en las palabras de su doctora en el último control sobre ser normal que la criatura en su vientre ya no durmiera a la vez que ella, pero no esperaba que sus horarios se cruzaran tanto.
Suspiró acariciándose la panza, igual había leído bastante sobre el tema y algunas compañeras de trabajo le habían dicho que le diría adiós casi del todo a sus horas de sueño cuando Hikari naciera, lo de ese momento era el calentamiento para saber lo que era estar adormilada la mayor parte del día. Aunque al menos cuando naciera a lo que sí le diría adiós al menos por seis meses iba a ser a su trabajo.
Su esposo era un hombre adinerado y de hecho desde que se enteraron que estaba embarazada y algunas mañanas se levantaba con mucho malestar lo que le impedía ir a trabajar, él le dijo que si quería renunciara a su trabajo y él se encargaría de cubrir todos los gastos tanto de la casa como de ella y el bebé en camino. Pero ella era orgullosa, además que amaba su trabajo y la perspectiva de estar todo el día en el departamento sin hacer nada la hacía morir de aburrimiento.
Hasta esa mañana cuando tenía cinco meses, ese día había salido normalmente para su trabajo y mientras iba manejando otro conductor se había saltado un semáforo en rojo, embistiendo su auto con fuerza. Por fortuna el impacto fue desde el lado del copiloto que iba vacío, pero el suceso la envío al hospital. La bebé y ella estaban bien, por su parte solo un poco adolorida.
Obviamente Neji había vuelto a abogar porque renunciara, era peligroso que un suceso así se repitiera. Lo peor es que le daba la razón, durante los días que estuvo de baja médica podía sentir cierto temor crecer de solo pensar en volver a conducir a su trabajo cada mañana y que algo le pasara a la pequeña en su vientre. Porque no temía por ella, temía por su hija en camino. Pero igual la idea de estar todo el día sin hacer nada no le atraía.
Su jefe fue quien dio la respuesta: trabajar desde casa. Ella era una de las diseñadoras senior de la compañía y definitivamente no querían perderla, además que con el equipo adecuado podría trabajar desde cualquier lugar y para algo se habían inventado las videollamadas cuando tuviera que presentarles sus diseños a los clientes. Su esposo estuvo parcialmente de acuerdo, preferiría que ella renunciara, pero siempre y cuando no tuviera que salir funcionaba para él.
Así que su computador de trabajo con los programas necesarios había sido llevado, incluyendo una cámara web, la graficadora, los dos enormes monitores y hasta la silla especial que le habían dado por su gestación. Organizando todo en el estudio del departamento para que el día después de terminar su incapacidad pudiera empezar su día laboral tal y como lo hacía en la oficina.
Desde entonces trabajaba desde casa, había encontrado al principio un poco difícil el balance entre no distraerse en tareas cotidianas o saber cuándo detenerse pues la jornada había terminado, el estar desde su vivienda no significaba que el horario desapareciera ni que tuviera que esforzarse más. Aunque últimamente lo que le causaba complicaciones era no poder extender el tiempo de siesta que sí o sí le tocaba tomar, le provocaba dormir toda la tarde y trabajar en la noche que era cuando su hija estaba despierta, pero entonces su reloj biológico se iría al carajo y no compartiría con Neji, cosa que tampoco le gustaba.
El Hyūga era un esposo maravilloso y un futuro padre dedicado, por lo cual cuidar su relación por encima de todo era su prioridad, junto con tener un embarazo sano para que su hija naciera sin ninguna complicación. Se levantó para ir quien sabe qué vez al baño, ya había terminado su vaso de leche, cuando iba de regreso al estudio a su mente llegó la imagen del pastel que todavía quedaba en el refrigerador. Por lo que se mordió el labio al ver el reloj en su muñeca, era hora de su merienda de la mañana, pero esta solía ser una fruta.
A pasos lentos, pues no podía moverse muy rápido dado su tamaño, fue a la cocina y del frutero tomó un durazno. Estaba a punto de morderlo cuando sintió algo desagradable, arrugando la nariz de una vez.
- Es un durazno maduro, tu padre lo eligió personalmente — dijo en voz alta, pero la sensación no desapareció, tan solo tomó fuerza el pensamiento de atacar el trozo de pastel — la fruta ahorita y el postre después del almuerzo ¿qué dices? — no hubo respuesta, solo aumentó su antojo — si te doy el pastel ahora ¿me dejarás dormir esta noche?
Sintió una patada y dibujó una sonrisa de una vez, iba a tomar eso como un sí.
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Bueno, en general esto salió más corto de lo que tenía en mente pero igual me pareció tiernito.
¡Nos leemos mañana!
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Att: Sally K
