Descargo de responsabilidad: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen. El universo es propiedad de JK Rowling.
Este en OS sin magia.
7. Flecha
Fue ella.
Ella lanzó la flecha que dio directo en el punto de la imprudencia.
Cuando todo estaba marchando bien, de alguna forma se las arregló para lanzar todo por la borda. Él había dejado de acosarla, y de asediarla diariamente mientras ella caminaba hacia la entrada de la antigua universidad donde trabajaba.
Ya que la hostilidad y forma petulante de su actuar fueron una mezcla peligrosa, nadie aguanta demasiada presión y celos, loas malditos celos en una relación. Presión que necesitaba canalizar, necesitaba gritar, correr y tal vez volar ... pero en cambio una noche de borrachera le hizo refugiarse en los brazos del primer hombre que le ofreció respeto.
Así que desde hace meses puso tierra de promedio. Dejó Europa junto a Theo, un ex compañero de colegio. - quien curiosamente como ella, buscaba un nuevo destino- A ella le pareció extraño al principio, pero ahora residen desde hace veinticuatro meses en Nueva York, está completamente segura de su situación. Viven de en la parte de los suburbios donde la vida en la gran manzana es más liviana; tranquila. Cambiando ella -al llegar a América- de vida drásticamente; un empleo estable de medio tiempo en una empresa de bienes raíces, una apartamento decente con una pequeña terraza con Quién, ahora es su prometido; disfrutando de una relación amorosa y sana.
Cansada de vivir un infierno. Ella se lo dijo, no una, sino mil veces. Le advirtió que si no se detenía, ella lo dejaría, se iría lejos de él y de toda su narcisista familia.
Lo amaba, oh Dios... sí que lo hacía…
Hermione estaba totalmente enloquecida por su estúpida fisionomía simétrica, se enamoró como una tonta adolescente de sus facciones sombrías.
Lo cierto es que la familia de Draco, era simplemente milenaria que tenía ascendencia francesa, en sí una familia con décadas de una muy excelente genética, quien los únicos descendientes afortunados fueron varones, heredando los apuestos y seductores toques aristocráticos... Ella fue testigo de eso, en la primera y última vez que la invito a cenar en la mansión.
Su elegante pero arrogante, refinado y petulante padre; Lucius Malfoy era la prueba de que hay cosas que el dinero no compra. Así fueras el maldito adonis de toda Inglaterra. Y, para ella Draco Malfoy lo era. Sin embargo, desgraciadamente los modales también se heredan y
el legado que estos dejan, pueden ser los que te eleven hasta la punta del hermoso cielo o te bajen al mismísimo infierno.
Ella puso fin a ese calvario que duró meses de sufrimiento, pues su flamante, apuesto, millonario, desgraciado y orgulloso rubio novio, la humillaba cada que su maldita gana se le daba. Solo por ser de clase media alta.
Y aunque ella sabía por su maestría en Psicología que las palabras, hieren más que un golpe, de antemano entendía que esa relación tóxica estaba acabando con su vida y su autoestima. Hasta que llegó a su límite y Blaize Zabini, fue una ruta de escape en su tortuosa letanía.
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Pero, como dije: se las arregló para echar de nuevo todo a la mierda. Lo busco, y ni ella misma sabe porque chingados lo hizo. Se excuso en que necesitaba cerrar ciclos antes de su boda y que quizá albergaba la esperanza de que en el fondo, después de todo el daño ocasionado podrían llevarse como amigos.
Lo que no imaginaba era que al tenerlo esa tarde frente a la puerta de su casa caería en la cuenta; huir no fue una buena idea, pues lo único que hizo fue sepultar un duelo que debió haber llorado, sufrido; vivido en su tiempo.
Desintoxicarse del tipo que la lastimo, eso fue lo que ella no hizo. Solo hizo lo que su atormentada conciencia le dictó; pagar con la misma moneda y herir su orgullo y su posición.
Sonó el timbre y ella salió de su ensimismamiento.
En cuanto tomó el pomo de la puerta, sintió el miedo correr por sus venas ¿Qué estaba pasando con ella?
— Pasa, Draco.
Una vez adentro, el rubio dio una vista periférica por el Departamento. Ni siquiera de digno en darle un saludo cortés, cuando comenzó con sus osquedades.
— Me decepcionas, Granger.
Sus alarmas comenzaron a parpadear... de verde, a naranja, de naranja, a amarillo para llegar a rojo en segundos. Un rojo peligroso. -— ¿Perdona?
— Me dejaste, huiste porque no era bueno para ti, ¿no es así? — el tono de su voz le hizo sentir escalofríos...— O al menos eso decía esa excusa a la que tú llamaste carta. Esa que dejaste en la Mansión aquel patético día, Oh vamos no me mires así, pero, a juzgar por esto …hizo una pausa y giró en su eje, posando su vista a papel tapiz un poco desgastado de la pared en su comedor.
Se rió socarronamente ...— pensé que no podías caer más bajo, al menos conmigo tendrías un tapiz decente.
Hermione no sabía dónde esconderse. Quería que la tierra se la tragara en ese mismo instante.
Era una ilusa estúpida.
— Bien— ella dijo tratando de controlar el nerviosismo en su voz. — No te cité en mi casa, para que la juzgues Draco, no tienes ningún derecho.
El la miró amenazadoramente y avanzó unos cuantos pasos para colocarse a su frente. — ¿Para qué entonces? Eh... Granger,— dijo arrastrando las palabras…. ¿para qué la necesidad de volver a ver al hombre del que huiste tan cobardemente? — siseó ya, a pocos centímetros de su rostro.
Ella bufó exasperada. ¡No era cobarde! Fue él quien la obligó a marcharse.
Tarde, demasiado tarde para arrepentirse de ofrecer una fatal amnistía. La misma historia de siempre. Se esforzó en enfocar sus pensamientos y catalogarlos como lo que en principio habían sido, cerrar ciclos.
—Escucha…. necesito — hizo una pausa y suspiró ... Quiero pedirte perdón.
Su corazón zapateando a mil por hora.
— No sé de qué demonios estás hablando — mintió.
— Voy a casarme Draco…— confesó.
Por arte de magia la carga emocional de la que fue presa por dos años, se fue liberándola de sus cadenas de culpa; como debió haber sido en un principio.
Sólo que…
Vio como Draco apretó los puños con rabia y tensó la mandíbula, sus iris grises se volvieron en segundos dos orbes vacías donde sólo se apreciaba... desprecio, repudio y … ¿Miedo?
— ¿Qué? — fue lo único que el rubio logró articular. Pero justo antes de intentar explicarle el por qué necesitaba que él la perdonará. Draco de nuevo tomó la palabra. — ¿Con quien?
Ella sintió sus pies como plomo. No podía mover a voluntad ninguna parte de su tembloroso cuerpo. Se sorprendió cuando la tomó por las muñecas y la azotó contra la pared. — Te hice una pregunta… Sus labios rozaron los suyos y ella pudo aspirar el olor mentolado a tabaco. — Dime, Granger… ¿Quién es el desafortunado sujeto?.
Sintió su ritmo cardíaco acelerado, sus latidos retumbabando en sus oídos. La sangre caliente abandonó su torrente sanguineo siendo reemplazada por el frío de su toque masculino. — Es Theo.. susurro
El agarre en sus muñecas aumentó.
—¿El imbécil de tu compañero? — cuestiono un poco extrañado, a su vez presionónandola más contra la pared de concreto.—bueno, no me extraña, el que persevera alcanza ¿no lo crees?... Dime, él lo sabe.
— Draco. Me estás lastimando— advirtió ella.
— No, no lo sabe..— dijo, y negando con la cabeza agregó: —..tu galante futuro esposo, no podría soportarlo..
— Porque no es como tú — escupió dudosa de su tono amenazante, con el pecho subiendo y bajando con su respiración acelerada
— ¿Que no debo saber?
Un confundido Theo se coloca sobre el marco de la puerta y a Hermione un hueco se instala en su pecho, abrió los ojos horrorizada mientras siente cómo se hunde su estómago.
—¡Vaya, sorpresa!….—espetó Draco…. es mi turno…. Granger. — le susurra. Y la suelta, retrocediendo lentamente.
— ¿Que jodidos haces aquí Malfoy?. — pregunta el joven con firmeza, —Hermione ¿De que está hablando este idiota?.
Darco enarcó ambas cejas — Eso mi querido ... hizo énfasis en la palabra – quiero decir, Profesor Nott deberías preguntarselo a tu futura esposa.
Hermione se queda estática, no habla, no parpadea. No puede mover ni un puto dedo presa del panico por el inebitable momento. Y de nuevo se pregunta ¿En qué carajo estaba pensando?
— Que paso Granger…. ¿Acaso Zabbin te comió la lengua…. de nuevo? Gira en sus talones y lo mira, Theo parece confundido — Ah… disculpa. pensé que lo sabías.
Theo pasa de lado a Draco que sonríe cruelmente.
— Hermione, ¿qué significa eso?.
Ella guarda absoluto silencio.
— Significa mi estimado profesor que ella nos vio la cara de idiotas a los dos…— dice con la vista fija donde unos segundos antes estuvo su contrincante.
— ¡Cállate! — ella reacciona—, no...no tienes derecho siquiera de mencionarlo, Theo no tiene nada que ver con eso…
— Bueno, puede ser ….. — se encoge de hombros —… pero no está de más que sepa que su novia le mintió… la señala con un dedo acusador. … Tú, escapaste de Londres por qué te acostaste con mi mejor amigo.
— Fue un error. — contesta firme —... bebí de más y…
… te acostaste con el primer imbécil que te endulzó el oído— término Theo por ella. — ¿Sabes? De verdad te creí más inteligente que eso.
Algo en el tono de su voz la hizo helarse por completo.
Theo llamó a Draco. -- Te lo dije amigo, ella no se daría cuenta.
— Resulta Granger — dice Draco chasqueando la lengua — que mi mejor amigo está aquí presente …señaló Draco a Theo —... y es un actor excelente.
— Déjame facilitarte. Nosotros nos conocimos en el sexto semestre de la Facultad de Derecho. Vio a la castaña míralo anonadada …. También soy abogado, me disculpo por no haberlo mencionado — Gruñó Theo arremangando los puños de su camisa a la altura de sus antebrazos y revolviendo sus seductores rizos. Continuó...
—Bien sigamos…. La noche en la que tu estabas demasiado ebria para notar mi presencia, en efecto era Zabini con quien te estabas besuqueando… el accedió a asistir a ese antro con la condición de que fuera él quien te tomará primero. Pero, Draco no estuvo de acuerdo, así que a mí me tocó hacer el pequeño sacrificio...
Asqueada.
Asqueada era la palabra que solo podría definir como se sentía en ese momento.
… pero descuida. Draco estuvo presente en todo momento. Así que no me excedí más de lo acordado.
Dios, eso no podía ser verdad. Su vida, que en los dos últimos años ella había reconstruido, se derrumbó de un momento a otro como una maldita torre de naipes. Y todo por culpa del inestable e inseguro y miserable Draco Malfoy.
Pero, entonces..¿por qué?... porque Theo hablaría de matrimonio, porque alargaría más el terrible desenlace. Frunció el ceño, al recordar el motivo por el cual él también se fue lejos del continente.
— Pero alguien se salió de mi control... ¿Verdad Nott?... — Lo tomó fuertemente por el hombro hasta que sus dedos se tornaron más blanquecinos de lo habitual. Su voz destilaba odio, un odio asesino. —...y aparte de actor, un miserable traidor y un puto mentiroso. ¿Creíste que no me daría cuenta? — se burló — esa facha de profesor de Psicología no te queda Nott… hubiese sido más fácil admitir que te enamoraste de ella.
Hermione miró a su prometido, expectante y altamente ansiosa, cuando él se sacó de su agarre y se colocó protectoramente frente a ella. Tragando el nudo espeso en su garganta. Jamás se había sentido tan asuatada.
— Siempre he estado enamorado de ella Draco, o qué... ¿crees que simplemente hubiera aceptado tu estupido juego? La amé tanto esa noche, a pesar de tus restricciones. Deposite todo el amor que tú le negaste, la bese, y acaricie como un maldito enamorado, Draco…. Deje tatuado mi nombre en su cuerpo, que a pesar de no saber que era yo con quien hizo el amor, ella decido dejarte…. por el simple recuerdo de mis manos deslizándose por su cuerpo….
— ¡Hijo de Puta! — Draco se lanzó a los golpes. Theo no tuvo tiempo a reaccionar cuando cayó al suelo desprevenido. mientras que la rabia bullía dentro del rubio quien propinaba puñetazos a diestra y siniestra sobre el cuerpo que se cernía debajo del suyo.
Ignoró el ardor en sus nudillos cuando la sangre emano de ellos, haciendo fisuras en sus finos dedos, mientras dejaba cadenas de golpes con hilos serpenteantes llenos de sangre en el rostro de su mejor amigo.
— ¡Draco!, ¡Por favor, por favor! ¡Para, para.. ahora! — escuchó a lo lejos una voz femenina gritar desesperada.
Tenía el cuerpo débil del hombre a su merced, y lo tomó por las comisuras de la camisa manchada de del rojo carmesí; su sangre. — Ella es mía… — escupió con odio frente a su rostro como un perro rabioso. — .. y lo será siempre.
