Advertencia de Lemon.

Cuidado con el OS.

12. Dientes

Sus labios tibios chocaron los míos con fiereza.

No podía creer que Granger me estuviera besando con tanto ahínco, y mucho menos que yo le correspondía con un frenesí que creí, jamás volver a sentir.

Me dejé llevar e introduje mi lengua con presión e insistencia dentro de su boca; su lengua abrazó la mía, deslizando por la comisura de sus labios y dejándome hurgar todo lo que yo quisiera.

Su boca sabía a cereza.

Me importó una mierda que mi prometida estuviera esperándome en las afueras del Ministerio, ni que Theo mi mejor maldito amigo esperará por Granger en su respectivo apartamento.

Yo me derretí en su boca, sus dientes mordiendo mis labios cada maldito segundo y mi corazón me hizo entender que yo era de ella.

Aunque quizá…. nunca se lo diría, que mi resistencia cayó al hundirse en mis brazos y entregarse al beso apasionado y cálido que me estaba propinando…

No, ella no tenía por que saberlo. Aun por más que yo, Draco miserable Malfoy me negara a aceptarlo.

Me besó con ímpetu, enredando sus manos en mi nuca, y a través de las hebras de mi cabello parecía que el tiempo no había pasado, y llegué a pensar que estábamos nuevamente en los pasillos de Hogwarts, cuando regresamos a terminar el año... Dónde yo creí que podría desfallecer a su tacto y moriría en paz, por fin, después de tantos años de ocultarlo.

Después de tantos años de ocultar que estaba irracionalmente enamorado de ella.

Jadeando y con evidente esfuerzo me despegue de sus dulces labios y la tome de la mano.

–Ven conmigo… Granger.

Ella aun jadeaba en busca de aliento y la sentí estremecerse en mis brazos. Me hizo sentir escalofríos y sin pensarlo sintiendo el tirón por debajo de la boca del estómago nos aparecimos en mi lujoso apartamento en Londres muggle.

– No recuerdo este lugar Draco, ¿es nuevo? – ella preguntó asombrada.

Y como siempre el cobarde de mi interior salió a relucir –Obviamente, Granger – la mire, enfundado en mi máscara de la verdad – Totalmente, para nosotros.

La vi emocionada y sus ojos brillando de una felicidad de la que hacía mucho tiempo carecía.

Pero no todo lo que brilla es oro y por supuesto, nuestra situación no lo era.

– Descuida, no te pediré que te quedes, al menos no está vez.– le dije caminando detrás de ella – Te dejaré ir – , prometí susurrando en su oído –… en tú boda, la novia no debe faltar.

Se dejó llevar espacio por la sensación del momento; se arqueó sobre mi pecho y roce mis labios sobre sus hombros temblorosos.

Lo siento, yo

… descuida Hermione, no te disculpes yo fui el idiota, siempre lo fui.– la interrumpi, Para después marcar un camino de besos alrededor de su cuello, desviarme y morder delicadamente sus clavículas.

La toque con sutileza.

Pasa de sus brazos por detrás de su cabeza y tira de sus manos por mi cuello; lamiendo pasivamente un punto exacto en mi mandíbula y un calor familiar me recorre por los puntos de mi hombría justo por debajo de mi ombligo donde mi miembro ya palpitaba con asía de sentir su cavidad húmeda envuelta en mi.

Aspiro su aroma y ella huele a manzana. El puto fruto prohíbo, justo lo que necesito.

En cuestión de mujeres, no me importa en lo más mínimo pasar por encima de quien sea, con tal de lograr mi objetivo... La quiero a ella, desnuda y lista para poseerla.

Que se joda Nott, Hermione Granger siempre ha sido mía. Que se joda Ginevra Weasley, ella será mi esposa y tendrá que conformarse solo con eso...

… Porque yo, pertenezco a la insufrible mujer que está entre mis manos en este momento.

Cierro los ojos, y mientras gimo y respiro contra su cuello, siento su mirada, abro los ojos de nuevo y los suyos se vuelven negros... un negro demaciado inteso, uno peligroso que se mezcla perfecto, con el color olivaceo de su rostro.

Tintes rosados se vislumbran en sus rasgos.

Por favor, por favor– Súplica.

Con esa voz seductora que me excita y siento como el calor en mi miembro crece inmensurablemente. Tanto tiempo esperando. Tanto tiempo esperándola.

Tócame... Draco– Ella sigue diciendo.

Deslizó la suave tela de su blusa y la dejó caer por sus hombros lenta y dolorosamente mientras mis manos bajaban acariciando sus antebrazos, rozando su piel que se eriza al contacto.

Quiero que pierda todo sentido de raciocinio.

Sigo con el camino memorizado de besos, y mordiscos. Granger gime. Y no puedo seguir siendo amable. Le arrancó la blusa con fuerza y acunó sus pechos en mis palmas sin clemencia, desatando su sujetador con destreza y, la giró hacia mi para verla; admirar su piel perfectamente. Sus pezones son del color del chocolate y están listos para derretirse en mi boca. En sus ojos hay fuego, la leona está hambrienta, sedienta y yo soy sólo un peón para ella.

Por ahora.

Acarició la punta dura de su pecho izquierdo y me acercó a probar de ella; es suave y demasiado tierna.

Draco ...

La cargo con una mano y no se cómo demonios hemos recorrido el sitio tan rápido llegando a mi recamara y terminado el la orilla de mi fino colchón italiano ….Y mientras la siento en mi regazo, con la otra mano le retiró las bragas, presionó su culo ahora con ambas manos mientras ella, me desabotona la camisa con prisa. Y cuando la retira, la arroja en cualquier lugar y solo noto que cae al piso, de pronto sus ojos se vuelven otra vez brillosos...

¿Será posible?.

–Esto es solo sexo...Granger – le digo fríamente.

Porque ella está con Theo y va a casarse.

No puedo quitarle lo que yo no quiero darle... y, porque en lo recóndito de mi retorcida conciencia se que yo fui el maldito cobarde. El cobarde que la lastimo primero, cuando sucumbió a la tentación por la chica pelirroja; su mejor amiga.

Y me purga, por mucho que yo la tuviera primero. Mi mejor amigo se ha llevado el premio.

Entonces se detiene. Y la veo cambiar de semblante tan rápidamente, que no me permite siquiera formular una maldita disculpa. ¿Por qué no puedo cerrar la maldita boca?

Menudo imbécil.

–No te preocupes Malfoy. Está más que claro– Contesta. Y su voz afilada me atraviesa como una daga. ¿Porque puta madre tiene que dolerte?

... algo en su mirada se pierde, y por un instante me hace sentir estúpidamente e irrevocablemente culpable.

Entonces se abre para mí y veo la tela de su falda contornear sus muslos bronceados, con una mirada inexpresiva, pero con ansia marcadas en sus mejillas ruborizadas. Procuro no tomar importancia al hecho, de todas maneras sé que ella se irá antes de la primera hora de la mañana.

Me retiro el pantalón y mi bóxer está ansioso por liberar la presión contenida... cuando siento sus pequeñas tibias y delicadas maños liderando la situación.

Estoy bien jodido.

Porque con el simple roze me vuelve un completo idiota. Ella se acerca y guía mi miembro caliente y palpitante a su centro. Pero no me ve...

¿Por qué mierda no me mira?

–Mírame, Granger, por favor...

Ella suelta su agarre para tomar mi rostro entre sus manos: café contra gris, chocolate contra mercurio. Nos ponemos frente a frente mientras que con sus pulgares acaricia mis mejillas.

Me adentro en ella y la sentí tensarse mientras la miro y se muerde el labio; es deliciosamente caliente y húmeda.

Dentro, fuera, dentro y fuera. Ella gime contra mis labios.

La observo y noto una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios.

Maldita sea ella y ese absurdo y patético momento donde me siento total y jodidamente completo.

Más. Draco.

Y yo obedezco, acelerando el ritmo, aun siendo consciente de que no voy a poder aguantar demasiado tiempo.

Ella se pega contra mí pecho desnudo y siento la erección de sus pezones y, es suficiente, para que ahogue un grito de satisfacción...

Pero, ante todo soy un caballero y ella se merece llegar a su clímax primero. Colocó mi pulgar en su centro y le doy la presión exacta sobre su clítoris.

Oh Salazar, ella está tan mojada.

Manejo círculos y la siento temblar mientras vislumbro pequeñas gotas de sudor bajando por su frente.

–Vamos, Granger, termina, termina para mi.

La besó de nuevo y siento sus gemidos ahogados. Doy una pequeña vuelta, giro a la derecha y luego guió mi pulgar levemente a la izquierda. Me detengo y presionó. Ella se sobresalta, se aleja, pero en un movimiento rápido me inclinó ante ella y tomó posesivamente su boca de nuevo.

Mis embestidas se vuelven lentas, usando el último resquicio de paciencia que aún me queda. Siento hormigueos en mi cuerpo al tiempo que ella rompe el beso ... y enreda los brazos alrededor de mi cuello como soporte y yo me hundo en la cavidad del suyo...

.. solo esperando el momento.

Ella se ha corrido, y yo me he liberado.

Y he dejado que mis sentimientos se involucren, por el simple hecho de no poder olvidar a la mujer, de la que sigo mortalmente enamorado.