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NejiTen month día 20

Agosto 20/2021

Prompt: Paraíso / Pesadilla

Universo alterno

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Aclaración: continuación día 9

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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.

Disfruten la lectura.

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Saga "Harry Potter"

Parte 3 de 4


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Día 20. Paraíso

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Caminó por los pasillos, vigilando que nadie lo estuviera siguiendo o se diera cuenta hacia donde se dirigía. No era la primera vez que iba a ese lugar, llevaba haciéndolo mucho tiempo, pero el saber que no lo iba a hacer solo y que alguien se diera cuenta quién era su acompañante era lo que le preocupaba. Al avanzar el último tramo pudo verla de pie en medio del pasillo, riendo con una de las pinturas.

- Buenas tardes, Neji — lo saludó con una sonrisa alegre y los dibujos en la pintura se posaron en él

- Tenten, señores — contestó y en un movimiento rápido la tomó de la mano a lo que ella se sonrojó, empezando a andar juntos los pasos que les faltaban — cierra los ojos — pidió

- ¿Qué? ¿Por qué? — la castaña parecía curiosa y confundida a la vez, en especial porque no le había explicado el motivo para citarla en ese lugar cuando el tren que los llevaría de regreso a sus hogares partiría en apenas unas cuantas horas

- Confía en mí — tras pronunciar esas palabras se dio cuenta de lo absurdo que podía llegar a sonar, un Slytherin pidiéndole a una Gryffindor que confiara en sus palabras. Sin embargo en contra de cualquier pronóstico o sentido común, Tenten cerró los ojos y apretó su mano. Él hizo lo mismo, concentrándose en la puerta que no tardó en aparecer — sin trampas — susurró mientras la guiaba por la mano.

Tal y como siempre el espejo se encontraba en la mitad de la estancia, pero no avanzó hasta este de una vez, se quedó junto a la puerta mientras esta se desvanecía lentamente. Dejándolos solos en el lugar, así que se inclinó ligeramente para rozar los labios de Tenten, quien correspondió el beso.

- Ya puedes abrirlos — le soltó la mano y dio un par de pasos hacia el centro.

- ¿Qué es este lugar? — los orbes chocolate se habían abierto más de lo que normalmente lo hacían, evaluando todo a su alrededor al no reconocer el lugar en que se encontraban — ¿A dónde se fue la puerta?

- Es la sala de los menesteres — explicó

- ¿La sala de los menesteres?

- ¿Nunca escuchaste de ella? — Tenten negó con la cabeza — es una habitación especial que tiene la escuela, aparece cuando alguien la requiere y tiene en su interior aquello que necesita

- ¿Tú la invocaste?

- Algo así...

- ¿Y lo que necesitas es un espejo? — parecía a punto de reírse y él sonrió de lado

- No es un espejo cualquiera... y no sé porqué tenía el espejo la primera vez que vine aquí, solamente estaba buscando un lugar en silencio para estar solo

- Entiendo... — ella avanzó despacio por el lugar, todavía viendo hacia todas partes — ¿Para qué me trajiste aquí?

Se acercó y la besó suavemente, le encantaba ver el sonrojo que cubría sus mejillas cada vez que hacía eso. La tomó de la mano antes de terminar el contacto, por su cabeza no pasaba ninguna doble intención al estar completamente solos en un lugar que nadie los descubriría. Apenas si llevaban un par de semanas desde que habían empezado esa relación clandestina por lo que su verdadero motivo para haberla llevado hasta allí en su último día en el castillo era porque quería presentarle el espejo.

- Ven — de la mano la guio hacia el centro, deteniéndose justo frente al espejo que los reflejaba a los dos — dime que ves

- ¿Qué?

- Observa el reflejo, concéntrate en este y dime lo que ves

- Nos veo a nosotros — contestó de una vez

- Espera un minuto, no dejes de verlo — él no quería ver directamente al reflejo en ese momento, en lugar de eso estaba enfocado en cada una de las reacciones de Tenten que no despegaba la mirada del objeto

- No lo entiendo — susurró ella confusa pasado un momento y él esperó ansioso por saber cuál era su visión — nos sigo viendo a nosotros de pie frente al espejo, tú sosteniendo mi mano — la movió ligeramente como para remarcar esa parte — es solo un espejo, Neji ¿Qué debería ver?

- ¿Hay algo diferente en la imagen?

- No — repitió, su voz dejaba claro que no estaba mintiendo — ¿de qué va esto? — él levantó la mirada para encarar al espejo, viéndose junto a ella al inicio y poco a poco la imagen empezar a cambiar hacia ellos abrazados junto a una chimenea

- De nada — concluyó al ver que el espejo sí estaba funcionando — al parecer la sala de los menesteres consideró que necesitaba un espejo — dijo restándole peso al asunto, rozando de nuevo los labios de Tenten, le encantaba hacer eso.

- Es porque eres apuesto — contestó ella con una sonrisa — ¿ya empacaste todo?

- Sí, ¿y tú?

- Eso creo, se siente raro saber que es la última vez que empaco maleta para regresar a casa... no puedo creer que la escuela terminó

- Lo sé — aceptó — regresar a casa... eso no es tan agradable para todos

- ¿Has decidido qué harás?

- No del todo, pero lo resolveré — mientras la puerta volvía a aparecer él volvió a besarla, sabiendo que una vez afuera no podría hacerlo — encontraremos la forma

- Lo haremos — afirmó con convicción Tenten.

Con pesar le soltó la mano y cada uno se fue en su dirección, era el momento de tomar las maletas e irse hacia el tren que lo llevaría de regreso a la ciudad y posteriormente ir a la mansión. Ese era un tema en el que estaba pensando bastante, exactamente cuál iba a ser su paso de ahí en adelante ahora que ya se había graduado y estaba a punto de ser mayor de edad.

En la plataforma mientras ignoraba a sus compañeros de casa y esperaba para abordar el tren pudo ver de lejos a Tenten, riendo con sus amigas. De reojo le asintió y él sonrió de lado, ella precisamente era su nuevo objetivo, por decirlo de alguna forma.

Desde que la había besado en el salón de pociones no hizo falta decirse nada, la castaña entendía que lo suyo de momento no podía ser público, pero no sería así para siempre. Él quería estar con ella y eso lo dejó claro, quería que concretar todas esas visiones que el espejo le había mostrado alguna vez. Pero obviamente primero debían hacer que una relación funcionara, conocerse el uno al otro por completo y comprobar si realmente su destino era estar juntos. A su favor tenían que eran jóvenes y no tenían prisa, fuera de la escuela podían encontrar mil formas de verse sin llamar la atención.

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No quería rodar los ojos, de verdad que no quería, pero ya les había explicado a sus padres varias veces que al graduarse de la escuela de magia el siguiente paso no era ir a la universidad. En serio varias veces, pero ellos seguían insistiendo, su padre diciendo que tal vez podría ser contadora, sin importar si era una bruja o no, en todas partes se necesitaban contadores. Su madre, quien normalmente era un poco más comprensiva que su padre, decía en cambio que lo mejor era la arquitectura, la ciudad estaba creciendo y conseguiría trabajo fácilmente en alguno de los suburbios o pueblos cercanos que estaban construyendo.

- Mi diploma no me sirve para ir a una universidad muggle — dijo mientras daba un sorbo a su jugo de naranja del desayuno

- ¿Cómo? ¿No presentaste un examen para graduarte? — su padre pareció pensarlo — el ÉXITO, ese en el que sacaste buenas notas

- ÉXTASIS — corrigió — y sí, tuve buenas notas, pero igual son del mundo mágico. No me sirven en una universidad de aquí

- ¿Y en una universidad mágica? ¿Hay universidades mágicas? ¿Son tan costosas como las normales?

- No, mamá. No hay universidades mágicas, lo que sigue en mi futuro es conseguir trabajo y para eso me servirán las notas del examen.

- Pero... ¿Y si no consigues? ¿no sería mejor que estudiaras algo más? La contaduría puede...

- Papá...

- Está bien, supongo que es solo que no me acostumbro del todo a tener una hija bruja y que su mundo sea diferente — ella sonrió, entendía que fuera complejo para ellos

- ¿Y ya sabes en dónde buscarás trabajo?

- Más o menos, tengo que preguntarle mejor a otros magos

El desayuno continuó en la conversación que iban antes de mencionar su futuro, había regresado a su casa tras finalizar la escuela tres meses atrás, los primeros meses habían sido para ayudar a su madre en varios pendientes de la casa y luego pasando tiempo con su padre. Sus progenitores estaban felices que estuviera de nuevo en el hogar y aunque querían que decidiera qué iba a hacer con su vida, a la vez no querían que se fuera todavía.

Lavó la loza y tras dejarla escurriendo prometiendo que la guardaría en un rato cuando se hubiera secado sola. Subió a su habitación y tal y como todos los sábados, en su ventana pudo ver la lechuza de Neji esperándola con una carta. Sonrió de una vez al tomar la nota, leyendo las palabras en esta antes de buscar una pluma y una hoja en blanco para poder contestarle de una vez.

Le entregó la nueva carta a la lechuza junto a una de las galletas especiales que tenía, escuchando a lo lejos a su propia lechuza ulular a modo de protesta por estar regalando sus premios. En cuanto el ave se fue, se giró para ir hacia Jidanda, dándole una galleta a esta también quien sacudió su plumaje complacida. La pobre se aburría un poco en la soledad de su habitación y porque al estar en casa no solía enviarla a llevar cartas, cuando estaba en la escuela le escribía semanalmente a sus padres.

El lunes había ido al mundo mágico a verse con Neji, eso decía la correspondencia que intercambiaron el fin de semana. Él ya estaba trabajando y se había mudado de la mansión, pero seguía en contacto con su tío y de hecho fue el hombre quien le consiguió ese trabajo de inmediato. Sabía que era una situación compleja y por eso mismo no se metía.

Su relación seguía en el anonimato y no le importaba, porque en privado él siempre le demostraba que ella le importaba. En el desayuno cuando le mencionó a sus padres que le preguntaría a otros magos sobre cómo era lo de conseguir trabajo se refería a él, el Hyūga era Auror en el Ministerio de Magia y no solo eso, de algo servía que fuera un "sangrepura". Al haber sido mago toda la vida y crecido en ese mundo entendía mucho mejor las cosas que a ella todavía le costaban un poco.

- Neji... — dijo antes de despedirse

- Dime

- Sé que no le podemos decir a nadie en el mundo mágico sobre lo nuestro pero...

- ¿Pero? — había cierta precaución en su voz

- Tampoco sé si es demasiado pronto, o si quieras hacerlo...

- No te estoy entendiendo

- El cumpleaños de mi madre es el sábado... me gustaría presentarte a mis padres

- Tenten...

- Son muggles — aclaró aunque sabía que eso era obvio — y no es una reunión grande o nada parecido, en la cena solamente estaremos papá y yo, es...

- ¿Nadie del mundo mágico? — ella negó con la cabeza — ¿En el mundo muggle?

- Claro, es donde vivimos — él pareció sopesarlo por un segundo — ¿es muy pronto? — podía ser mucha presión, apenas si llevaban unos meses y ella estaba hablando de presentarle a sus suegros lo que le daría un peso diferente a la relación

- No — ella dudó, no entendiendo exactamente a qué negaba — no es muy pronto — él le rozó el mentón suavemente para que subiera la cabeza, besándola — me encantaría conocer a tus padres, además no creo que nadie nos vea en el mundo muggle

- Perfecto, nos vemos el sábado entonces

Regresó a su casa feliz, sus padres ya sabían que tenía novio y que era mago, pero la idea de invitarlo había sido suya pues no le gustaba ocultarles cosas a ellos. Claramente era algo que no iba a pasar con la familia de él, igual no era algo que le importara, ella solo quería que fueran felices.

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Por medio de Jidanda le había enviado el mensaje a Neji con la dirección para que se encontraran. La ubicación no era la de su casa, era un lugar en el centro de la ciudad y pudo ver su cara de desconcierto al ver que empezaban a caminar por el lugar hacia las tiendas.

- No he comprado el regalo de cumpleaños de mamá y también debemos llevar sus flores favoritas

- Está bien — realmente no es que ella le estuviera dando opción.

Siguieron avanzando, entrando a un par de tiendas en el centro comercial en donde el Hyūga llamaba ligeramente la atención por la forma en que estaba vestido. Aunque no la suficiente para que lo vieran muy raro, en general la gente solía meterse en su propia vida. Eligió un hermoso chal que desde que lo vio pareció gritar el nombre de su madre y tras pasar a la floristería por un ramo de azucenas estuvieron listos.

- Eso es todo, ahora sí vamos a mi casa

- Perfecto, podemos...

- El autobús pasa a dos cuadras de aquí

- ¿El auto...bus? — la cara del Hyūga dejaba claro que estaba confuso

- Sí, la ruta 54 nos deja cerca y es rápida

- ¿No podemos aparecernos?

- Es un barrio muggle así que eso descarta aparecer afuera de la casa — aclaró — y te aseguro que al igual que los magos, papá no tomará muy bien que aparezcamos de repente en la mitad de la sala

- ¿No hay alguna otra opción?

- Anda, ya verás que el autobús no es tan malo.

Parecía que acababa de decir que iba a practicar una maldición imperdonable en el centro de la ciudad. Ella sonrió y tomados de la mano avanzaron hasta el paradero, esperando un par de minutos hasta que la ruta pasó. En el momento que se subieron ya no era como si hubiera insinuado que iba a hacer una maldición imperdonable, directamente parecía que le estaba haciendo un Crucio al Hyūga que veía con horror las sillas y los pasajeros.

En el momento que todo en el interior se movió por un bache en la vía pudo jurar que Neji iba a desaparecerse a la vista de todos, y ella iba a empezar a reírse a carcajadas. Jamás se había detenido a pensar que, así como a ella le había costado acostumbrarse al mundo mágico, a alguien como su novio que jamás había interactuado con el mundo muggle le iba a pasar lo mismo.

Ellos vivían en un suburbio antiguo, lleno de casas que tenían un siglo y más. La verdad siempre le había parecido un barrio hermoso, se detuvo frente a su casa y abrió la puerta para que él pasara. En el momento que cerró se pudo escuchar el aleteo de Jidanda que bajó las escaleras para posarse en el hombro de Neji.

- Así que eres una ofrecida — dijo a modo de reproche a la lechuza, dejando el regalo en la mesa de centro — vamos, creo que mis padres están en la cocina

- Buenas tardes — saludó él en el momento que entraron, su madre estaba revisando algo en el horno y su padre estaba sentado en el pequeño comedor que había allí — Neji Hyūga — se presentó de una vez extendiendo la mano

- Tadashi Ama — los ojos de su padre evaluaban de arriba a abajo a su novio — y esta es mi esposa, Suyin

- Un gusto — saludó su madre

- Feliz cumpleaños — ella le había dado un ligero codazo para que le extendiera las flores

- Muchas gracias, no tenías que molestarte — recibió las azucenas con una sonrisa — si quieren esperen en la sala, saldremos en un minuto

Estuvieron un rato en la sala hasta que la cena fue servida, Jidanda se había pasado a la zona que le tenía designada en el primer piso. No le pasaba desapercibido que su padre seguía viendo atentamente al Hyūga y no sabía si era algo bueno o malo, nunca antes había presentado un novio porque, bueno, nunca antes había tenido novio.

- ¿Y a qué te dedicas muchacho? — todos habían terminado ya de comer

- Estoy trabajando como Auror en el Ministerio de Magia

- ¿Auror? ¿Qué es eso?

- Es... — Neji se quedó en silencio un momento — investigo lo relacionado a la seguridad mágica, como lo pueden ser los magos que se dedican a las artes oscuras y...

- ¿Cómo un policía? – interrumpió el hombre

- Sí, papá — fue ella quien contestó antes que el Hyūga dijera algo fuera de lugar sobre que su trabajo era más importante — bastante parecido a un policía

- Un trabajo honesto — comentó el hombre y Neji asintió — más te vale no lastimar a mi hija

- No, jamás pasaría por mi cabeza algo semejante

- Porque no me importa que seas policía, tengo un arma y conozco un lugar en donde nadie jamás encontrará tu cuerpo ¿entendido? — ella se quedó de una pieza, su padre no era un hombre violento y sin embargo acababa de amenazar a Neji, quien por cierto solo asintió — ¿Están listos para el pastel?

El pastel fue puesto en la mesa junto con una botella de champaña, extrañamente el ambiente no era tenso, seguía siendo festivo mientras brindaban por un año más de vida de su madre. Pasado un rato su padre llevó los platos a la cocina y ella se ofreció a lavarlos, pero sus padres dijeron que no, que ella se quedara con su novio. Buscó un álbum de fotos de antes que ella naciera y estuvieron ojeándolo

- Mi padre no quiso... — susurró al no soportar más que Neji pudiera pensar que iba a ser atacado por un muggle

- Está bien, es un hombre protegiendo a su hija — en ese momento se escuchó a lo lejos un enorme trueno que develaba la cercanía de la lluvia.

- Te vas a mojar camino a tu vivienda — dijo a modo de broma y la respuesta que obtuvo no provino de su novio

- Creo que debería quedarse — sus padres acababan de llegar a la sala con una enorme bandeja con té

- Gracias, pero no es necesario — aclaró su novio pues obviamente podía aparecerse en la puerta de su departamento.

- Insistimos — fue su padre ahora — no sería cordial de nuestra parte hacerte salir con este clima

- Gracias — volvió a decir Neji, y ella sonrió al saber que se quedaría.

El resto de la noche antes que fuera hora de ir a dormir se dedicaron a jugar Scrabble, riendo pues el Hyūga no conocía el juego y tras explicárselo empezó a organizar las letras en palabras que nadie conocía. La única que le aceptaron fue "muggle", esa sus padres la habían escuchado, pero las otras como "atabraquium" o "molliare" fueron descartadas.

En su habitación buscó su varita para insonorizar la habitación y posteriormente lanzarse a los labios de su novio. Neji se había negado al principio, aduciendo que estaban en la casa de sus padres y no era correcto hacerlo allí. Ella se había reído por lo anticuado que a veces podía llegar a parecer, solo a veces, porque en la soledad de su departamento era él quien empezaba a desvestirla. En cuanto ella se quitó la blusa, la negativa se fue desvaneciendo de a pocos.

A la mañana desayunaron todos juntos y ahora se divirtió viendo a su novio aprendiendo a lavar un plato y posteriormente secarlo, actividades completamente cotidianas para ella, que parecían ser todo un enigma para él. Se despidió del Hyūga que desapareció en un segundo, y pudo suponer al siguiente ya estaba frente a su propia puerta, porque dentro del apartamento de él había un hechizo que no permitía aparecerse.

- Un joven interesante — comentó su padre una vez solos — algo serio

- Lo sé

- Me cayó bien — ahora fue su madre y ella sonrió

- Sí, y tiene algo que sin duda hizo que me agradara — aceptó su padre

- ¿En serio? — ¿a pesar de haberlo amenazado? — ¿Qué?

- Te ve de la misma forma que yo veo a tu madre.

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Observó la enorme pila de documentos frente a él y solo inhaló profundo, su trabajo nunca había sido de su completo agrado y se había ido volviendo de forma nada gradual ni casual en algo netamente burocrático. Así que revisar un sinfín de documentos o asistir a reuniones insulsas era parte de su agenda.

Su tío le había conseguido el trabajo, desde que había cumplido la mayoría de edad le informó que ya había un escritorio en el Ministerio con su nombre. El hombre había movido sus influencias sumadas a sus notas de los ÉXTASIS para evitar que tuviera que entrar al programa de entrenamiento como un recluta cualquiera y tuviera el cargo de una vez, aunque también le había dejado claro que era una vacante temporal, en sus planes no estaba que su sobrino fuera un simple Auror toda su vida. Sus ambiciones incluían que ascendiera a jefe de Aurores, del departamento de Seguridad Mágica y posteriormente empezar una carrera política para llegar a ser Ministro de Magia.

Habían pasado cinco años desde su graduación y todavía no había encarado a Hiashi para decirle que sus planes a futuro no coincidían, él no tenía esa avaricia de poder y reconocimiento, tampoco vivía para aparentar frente a los demás o poder presumir su linaje. No era un cobarde, o no exactamente era la definición. Había optado por ser práctico, su trabajo le estaba permitiendo tener su dinero propio pues la fortuna que le había heredado su padre estaba bajo el control de su tío y era una pelea que no quería librar de momento.

Eso sí, se mudó de la mansión porque no podía seguir viviendo allá y verse con Tenten. Así que vivía en un departamento que había pertenecido a su padre, también en sus años de soltero. Lo había protegido con todos los hechizos existentes para jamás ser sorprendidos mientras estaban allí e iba a ver al hombre una vez al mes por mucho, evitando así que quisiera ir a darse una vuelta a la ciudad a visitarlo.

Lo habían hablado con Tenten, las posibles represalias de Hiashi por "traicionar" el apellido eran inciertas, por eso quería esperar a que Hanabi se graduara y luego de eso sí buscar la forma de librarse del yugo familiar, de ser posible conseguir que le fuera entregado su dinero y si no, se las tendrían que arreglar sin este y ya.

La castaña estaba de acuerdo en esperar el tiempo que planteaba. Ahorrar juntos mientras tanto con sus respectivos trabajos y posteriormente pensarían en conseguir otra profesión, o incluso mudarse de país y probar suerte en otro Ministerio con un cargo similar. Ya lo verían cuando llegara el momento.

Exceptuando esa parte, había cumplido lo que se había prometido el día que besó por primera vez a Tenten. Ahora vivía de acuerdo a los deseos de su corazón, comprobando que todas las visiones del espejo de él sonriente a su lado eran reales. Ella era todo lo que siempre había necesitado para sentirse completo.

Trabajaban juntos en el Ministerio, Tenten estaba en la oficina de Enlaces con Muggles, lo que había sido un trabajo ideal para ella que conocía a la perfección ese mundo. A veces se la cruzaba en algún pasillo y los dos intercambiaban una corta mirada o por mucho un saludo cordial como con cualquier otro colega antes de seguir cada uno su camino. En contadas ocasiones cuando no había nadie más alrededor ella lo tomaba de la mano para que a pasos rápidos se encerraran en alguna oficina vacía, era algo demasiado arriesgado pero le era imposible resistirse a sus encantos.

En la tarde tan pronto la jornada terminaba él tomaba la chimenea hasta cierto punto al noroeste de la ciudad casi a las afueras, allí debía cruzar hacia el lado muggle, caminando luego un par de cuadras hasta un edificio de muchos pisos. El ascensor lo llevaba al octavo piso y tras la puerta marcada con un ochenta y tres se encontraba su departamento, no el de su padre, el de Tenten y él. Vivían juntos desde que ella había empezado a trabajar y se había ido de la casa de sus padres.

Habían revisado las opciones, las posibilidades de ser vistos aumentarían dramáticamente con cada nuevo día que ella entrara a su departamento, y así pasaría con cualquier otro lugar dentro del mundo mágico. Su apellido era conocido y los puristas de sangre tenían la odiosa manía de vigilar a otros sangrepura, él pertenecía a una especie de sociedad de élite que se exponía bastante al foco público y si la veían a ella a su lado no les tomaría mucho averiguar todos sus antecedentes y descubrir su procedencia.

Así que en contra de lo que mucho tiempo atrás hubiera podido creer, en especial después de tener que subirse a un bus, eligieron vivir en uno de los nuevos barrios que estaban creciendo en la zona muggle. Ningún purista interactuaba en esa área lo suficiente para llegar a darse cuenta de algo. Un departamento casi completamente muggle que era de los dos, con una hermosa chimenea frente a la cual solían acurrucarse como en todas esas visiones de antaño. Lo habían protegido igual con varios hechizos, pero estaban seguros que allí jamás los buscaría su tío.

El hombre parecía haberse rendido en que tenía un sobrino asexual o algo similar, porque hasta el momento nunca lo habían visto con una mujer, y él siempre se rehusaba a cualquier posible mujer que le fuera a ser presentada, en eso no cedía un ápice. Pero evidentemente él no tenía un solo cabello de tal definición, amaba a Tenten y amaba la vida que tenían juntos.

Algo había aprendido en los años que llevaban como pareja y es que la castaña rara vez se contenía en lo que quería hacer, saliéndose con la suya en la mayoría de cosas. Y al analizarlo un poco mejor se daba cuenta que por ese motivo el espejo de Oesed no le había mostrado ninguna visión, ella no tenía ningún deseo oculto de su corazón, todos los expresaba y su sonrisa rara vez desaparecía.

No podía evitar cuestionarse si llegase a estar de nuevo frente al espejo en ese momento de su vida ¿le mostraría algo diferente? Porque nunca antes se había sentido tan pleno, dejando de lado su trabajo muchas veces consideraba que ellos estaban viviendo en un pequeño paraíso personal y difícilmente algo podía cambiarlo.

Al día siguiente estaba en su trabajo cuando sintió algo vibrar en su bolsillo, nunca se acostumbraba del todo a la sensación del pequeño artefacto muggle que le había regalado Tenten y que servía para llamarse sin necesidad de una chimenea o enviarse mensajes sin ser tan llamativo como una lechuza. Buscó en que parte de su atuendo lo había guardado y tocó la pantalla dos veces para que se iluminara, nadie más que ella le escribía.

Tenten:
Tengo una cita médica en la tarde.
¿Nos vemos en la pastelería cuando salgas?

Neji:
Ok

No lograba entender del todo porqué a pesar de tener sanadores y medimagos disponibles, Tenten seguía prefiriendo ir al médico muggle. Pero no se lo iba a discutir ni nada parecido, desde que estuviera saludable se daba por bien servido. Aunque no recordaba haberla escuchado mencionar nada sobre la cita o algún malestar antes de eso. Ya se enteraría cuando se vieran, la perspectiva adicional de ir por un delicioso rollo de canela sonaba apetecible.

- ¡Neji! — Tenten llegó casi al mismo tiempo que él a la entrada del lugar y sonriente se estiró para besarlo a modo de saludo

- ¿Qué tal tu cita? — como lo había pensado antes, la castaña era una mujer efusiva y alegre, y lo estaba aún más en ese momento

- Quiero un pastel Castella de chocolate — lo ignoró por un momento y fue directo a la caja a ordenar — un rollo de canela y dos tés en leche ¿quieres algo más? — él negó con la cabeza, Tenten sabía exactamente su pedido pues no lo variaba

- ¿Qué te tiene tan contenta? — ya estaban en la mesa, ella acababa de dar el primer bocado a su esponjoso pastel — ¿te dijeron algo bueno en el médico? — aunque lo dudaba, los médicos rara vez daban una noticia para querer dar saltitos cual niña pequeña, como parecía que estaba ella

- Sí — dijo de forma automática — o bueno... aunque es inesperado he decidido que para mí es una noticia feliz, espero que para ti también

- ¿Para mí? — ella asintió con la cabeza

- Neji... — pausó un momento aumentando su expectativa — ¡Estoy embarazada!

Fue casi un grito que se escuchó en todo el local y muchas miradas se posaron en ellos, Tenten sonriendo y él pasmado por un segundo tratando de entender lo que acababa de escuchar. Embarazada, un vientre creciente como el de algunas de sus visiones, un hijo de los dos...

No podía ver su propio rostro, pero estaba seguro que esa sonrisa que había visto en esas imágenes era la que lo surcaba en ese momento mientras hacía a un lado la comida en la mesa para estirarse sobre esta y poder besar a Tenten. Había pensado en lo completo que se sentía con ella, notando que ese nuevo ser que eventualmente llegaría a sus vidas no cambiaba la sensación, la acrecentaba. Nada podría arruinar jamás su felicidad.

O eso era lo que ingenuamente pensaba.

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Esto quedó larguísimo, y en parte explica también el porqué me tocó pasarlo a fourshot. ¡Parte final el día 22!

Por cierto, hice un pequeño cambio en el encabezado para tratar de facilitar la lectura de los multishots de este mes ¿les gustó?

Cuando el mes termine en el primer capítulo haré el listado de los 5 multishots que hay en total.

¡Nos leemos mañana en el día 21!

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Recuerden que sus comentarios son bien recibidos en un review, en mi twitter (idamariakusajis) estaré retuiteando lo que encuentre y comentando cómo voy con el reto, y en mi instagram (idamariakusajishi) en mi perfil hice una historia destacada con todos los fanarts que comparten por allí.

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Att: Sally K