.
NejiTen month día 27
Agosto 27/2021
Prompt: Cita en la noche / Lluvia
Universo alterno
.
.
Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.
Disfruten la lectura.
.
.
.
Día 27. Lluvia
.
Se quedó inmóvil, esperando a que la otra persona en la habitación junto a ella se retirara. En el momento que estuvo sola se acercó al espejo a pasos lentos, levantó de a pocos la mirada para enfrentar a la mujer que allí se reflejaba y que estaba totalmente vestida de blanco.
Quien acababa de irse era la estilista y maquilladora, la encargada de realizarle el elaborado peinado del que se sostenía el largo velo que caía por su espalda. Nunca le había gustado usar maquillaje, o no en exceso, y justo ese que se supone era el día más importante y feliz de su vida, su cara era cubierta por una pesada capa que la hacía lucir diferente. Casi le provocaba tomar un paño húmedo y remover todo, pero lo que había pagado por ello la hacía dudar y tampoco tenía tiempo para maquillarse de nuevo. Dos ligeros golpes sonaron en la puerta y un segundo después Ino se asomó.
- ¿Estás lista? — preguntó de una vez — ¡por Kami! ¡Estás hermosa!
- Gracias — contestó tratando de sonreír
- ¿Pasa algo? — negó con la cabeza — ¿segura?
- Sí, tal vez solo sean los nervios del día… ya sabes
- No, no lo sé — dijo la rubia con una risa — ¡te estás casando primero que yo!
- Sí, quién lo diría — suspiró — ¿sabes si…?
- Sí, Gaara ya llegó y ha estado saludando a los invitados mientras llega la hora — ella asintió — disimula bien que debe estar hecho un mar de nervios
- Es una de sus habilidades — un nudo se había formado en su estómago y sentía náuseas — ¿Qué hora es?
- Todavía faltan diez minutos
- Perfecto, necesito ir al baño — las dos se vieron una a la otra, sí, eso iba a ser difícil
El compartimiento era lo suficientemente grande para que Ino hubiera podido entrar con ella, ayudándola a levantar la enorme falda de su vestido que tenía mil capas de tul por debajo. Tan pronto estuvo segura que podía valerse por sí misma desde ahí, la dejó sola. Se lavó las manos y fue el turno de verse en el espejo del baño, la extraña que le devolvía la mirada del otro lado seguía allí.
Estaba tentada a agarrar un poco de agua entre sus manos y llevarla a su rostro a ver si despertaba del letargo extraño en el que se sentía sumergida, pero de nuevo, el maquillaje no podía arruinarse. Así que solo se secó las manos y volvió a acomodar la falda. Ino le sonrió en cuanto salió y señaló que faltaba apenas un minuto, por lo que era hora de ir hacia el altar. Se acercó a la mesa en la que reposaba su ramo compuesto por rosas de color blanco y rosado pastel, dando un último vistazo al espejo.
De niña muchas veces había soñado con casarse, con usar un enorme vestido en una más enorme ceremonia, donde todos los invitados sonreirían y mejor que eso, en donde su futuro esposo sería un hombre muy apuesto. A medida que fue creciendo la visión cambió un poco, partiendo porque no siempre estaba segura de querer casarse, pero de hacerlo tendría que ser con alguien a quien amara, lo de la apariencia ya no era tan relevante. Sin embargo ahí estaba, en un enorme vestido que se asemejaba al de sus sueños de infancia, con un esposo apuesto, pero a quien no estaba segura de amar.
Ino era su dama de honor, era su mejor amiga desde la infancia y no quería a nadie más que ella a su lado en ese momento donde con cada paso que daba sentía sus pies más y más pesados, que con cada paso se acercaba a una condena de muerte disfrazada de matrimonio. Se detuvieron frente al enorme portón de la iglesia y la rubia abrió solo un poco para asomarse y dar la señal, los segundos pasaron lentamente hasta que volvió a salir. Las inconfundibles notas iniciales de la marcha nupcial empezaron a sonar y ella negó para sí misma en cuanto Ino empujó un poco la puerta para darles la entrada.
- Ino, espera – dijo en una sola línea y la rubia se detuvo – yo… - avanzó los pasos que las separaban y le extendió el ramo que la mujer recibió confusa – diles a todos que lo siento
No esperó respuesta, tan solo levantó un poco la falda para estar segura que no tropezaría con esta a medida que empezaba a correr, no tenía una dirección específica, solamente huir lo más lejos posible de todos.
.
A medida que pasaba por diferentes calles podía sentir muchas miradas clavadas en ella, después de todo no se veía una novia fugitiva todos los días. No conocía completamente esa zona de la ciudad y no le importaba, tan solo tenía que estar en la dirección opuesta de esa iglesia. Se detuvo alrededor de diez minutos después, estaba en forma y muchas veces salía a correr al menos media hora, pero no lo hacía mientras usaba un pesado vestido ni tacones.
A la distancia pudo ver un pequeño puente que cruzaba un riachuelo de la ciudad y avanzó hacia allí, en el momento que pisó el pasto sus tacones se hundieron un poco en la tierra, por lo cual se los quitó y siguió caminando descalza con estos en su mano. Era un paisaje hermoso el que se extendía frente a ella en el momento que estuvo en la mitad del puente, a su espalda estaba la ciudad y frente a ella además del pequeño afluente de agua, a un costado había lo que parecía el inicio de un bosque.
Dejó sus tacones en el suelo y se recargó ligeramente contra la baranda para para ver el agua correr, pensando en lo que acababa de hacer. Había huido de su boda, acababa de darle una puñalada justo en el corazón a un hombre que la amaba, acababa de darle la espalda a lo que su familia esperaba de ella. No sabía cómo sentirse, libre tal vez por no haberse casado, pero las consecuencias de lo que acababa de hacer le iban a repercutir con fuerza en el momento que la encontraran.
El rostro de su prometido llenó su mente y una lágrima rodó por su mejilla, Gaara no se merecía eso, Gaara la amaba. Dejó que muchas lágrimas más rodaran pensando que lamentablemente el sentimiento no era correspondido, o no de la forma exacta en que debería. Ella sí lo amaba, pero no de esa forma, por eso le dolía saber que lo acababa de lastimar.
Gaara era su mejor amigo, lo había sido desde la infancia durante casi el mismo tiempo que Ino. Se habían conocido cuando tenían ocho años, sus padres iban al mismo Club social y mientras discutían de sus temas adultos los dejaban a ellos a un lado, por lo que empezaron a hablarse y jugar juntos. Él estudiaba en un instituto masculino y ella en uno femenino, al menos la primaria. Al empezar la secundaria los enviaron al mismo instituto, por lo que empezaron a pasar más tiempo juntos.
A sus quince años había sido su primer beso, recordaba perfectamente que estaban en el club porque era una cena de gala por el cumpleaños de Rasa, el padre de Gaara. El pelirrojo la invitó a que caminaran juntos, apreciando los rosales que decoraban el jardín y luego la había tomado de la cintura y unido sus labios. Los colores habían subido a sus rostros, sonriéndose el uno al otro al regresar tomados de la mano. Sus padres estaban dichosos por la relación, los dos provenían de buenas familias y se esperaba que estuvieran con alguien de igual estatus. De hecho la sonrisa que intercambiaron Rasa y su padre le pareció extraña en ese momento, pero estaba feliz y no le había dado importancia.
Ahora, estando en un puente en un barrio desconocido lo entendía. Sus padres no la habían cambiado de instituto por casualidad ni solían hacer tantas reuniones con los Sabaku solo porque vivían cerca, ellos habían tratado desde que eran niños de juntarlos y por eso mismo solo asistían con Gaara y no con sus hermanos. No era su prioridad que ella y Temari se hicieran amigas, tampoco querían que Kankuro se le acercara pues para él tenían otros planes con la hija de otra familia. Lo que siempre habían querido era eso, hacer que ella y el pelirrojo se hicieran cercanos y que el curso natural de las cosas hiciera presencia.
La relación al principio había ido muy bien, los dos estaban enamorados y eran igual de inexpertos en todo. Todas sus primeras veces habían sido junto al otro, y su relación se mantuvo firme durante la universidad. Él estudió Finanzas y ella Bellas artes, acompañándola a sus primeras muestras y siempre apoyándola sin importar que tan descabellada fuera la idea para su próxima obra. Seguía ante todo siendo un gran amigo, el problema era ese, tras nueve años de relación de los cuales llevaban dos años viviendo juntos ella empezaba a verlo solamente como eso y nada más.
Le encantaba pasar tiempo con él, le encantaba que la apoyara y que pudieran hablar por horas sin aburrirse uno del otro, escucharlo cuando le relataba sus días de trabajo mientras hacían la cena juntos. Pero ya no sentía ese amor romántico que había sentido en antaño, esa pasión por sus besos o el querer planear un futuro juntos. Así que el sexo había empezado a quedar de lado pues ella ya no sentía esa atracción y por lo tanto no solía mostrar iniciativa en el tema, él tampoco parecía muy interesado aunque siempre lo hacían en ocasiones especiales. De ahí que para su décimo aniversario ella estuviera pensando que una década era demasiado tiempo, que tal vez era el momento que cada uno siguiera su camino por aparte como amigos solamente.
Era una decisión prácticamente tomada cuando vio el mensaje de él con el lugar de la cita para su cena de aniversario. Uno de los restaurantes más caros y reconocido de la ciudad en el que sin importar el apellido era casi imposible conseguir reservación con menos de un mes de antelación. Lo que significaba que Gaara la había pedido tiempo atrás.
Lo conocía para saber que era difícil saber cuando estaba nervioso, sin embargo le parecía que lo estaba un poco más de lo habitual. En el auto había estado callado, sin mencionar siquiera que ella estaba usando su vestido favorito. En el restaurante trató de entablarle conversación, ignorando que había visto a sus propios padres y sus suegros en otra mesa. En el momento que el pianista se detuvo y todas las miradas se enfocaron en ellos lo entendió, viendo en cámara lenta cómo él sacaba de su bolsillo una caja y se ponía de rodillas antes de abrirla y dejar ver el anillo.
Por eso el restaurante fastuoso y que sus respectivos padres estaban allí, de hecho de reojo podía ver que otros amigos importantes de las familias también. Su respiración se estaba acelerando a medida que todos la veían esperando esa respuesta, de nuevo era el curso natural de las cosas, tras diez años juntos era el momento que dieran ese paso. El "sí" salió de sus labios más como una aceptación de su condena que como una muestra de alegría por una nueva etapa en su relación.
Esa noche en la cama trató de recordarse todas las sensaciones que en antaño él le había despertado, revivir en ella esa pasión de cuando eran adolescentes, cuando estaban en la universidad y a veces se saltaban las clases porque preferían irse juntos a un hotel, todas las ocasiones en que se habían fugado de alguna aburrida reunión en el Club sin que sus padres lo notaran. Y creyó lograrlo, al menos al principio. Después de todo era el hombre con quien pasaría el resto de su vida, con quien formaría una familia, y para eso era importante que el deseo siguiera allí.
Pero poco a poco volvió a apagarse, en especial cuando todas las conversaciones a su alrededor iban sobre la boda y los preparativos. Revisar las flores para la decoración, para su ramo, mandar a hacer el vestido, cuántas damas de honor, el tipo de comida a servir, quién la maquillaría, y otra cantidad de detalles cada vez más absurdos que minaban por completo su paciencia y la hacían querer cancelar todo. Sus padres y sus suegros hablaban de posibles nombres para sus futuros nietos, comentando también que ella debería dejar su carrera que apenas estaba empezando como artista pues debía cuidar su hogar.
Cada día que la fecha de la boda se acercaba se sentía peor, no solo por lo de casarse con alguien a quien solo amaba como amigo sino porque iba a ser el final de ella en sí, renunciar a su carrera y a sus propios sueños solo para volverse una más de las esposas trofeo de las que muchas veces se había burlado en el Club. Y ella tan solo avanzaba hacia el gran día sin reunir el coraje suficiente para gritar y decir que no, ese no era su sueño y el que debería ser el día más feliz de su vida no tenía absolutamente nada de esa definición.
Y ahora estaba en un puente en medio de ese barrio que no conocía, ataviada con su vestido de novia sin nada más que eso. ¿Para qué iba a necesitar una cartera o un bolsillo en medio de todas las capas de tul? Era el día de su boda, lo que menos debería importarle era revisar su teléfono y mucho menos iba a necesitar dinero pues la limosina que los llevaría de la iglesia al Club ya estaba preparada. Quería reírse de todo, de la situación, de la cara de sus padres, del posible escándalo que sería entre los invitados y por supuesto de ella misma. De haber sabido que se iba a fugar de su propia boda hubiera tenido un monedero o algo preparado.
Una gota cayó en uno de sus hombros y vio en esa dirección desconcertada, levantando la mirada al cielo para comprobar que el hermoso día soleado que había hecho mientras ella corría se había ido y en su lugar todo se había cubierto de pesadas y oscuras nubes que ahora estaban desatando esa lluvia. Bueno, si ella no hubiera arruinado la boda al huir, sin duda el clima acababa de hacerlo porque en el pronóstico nunca apareció que llovería y el agasajo posterior era al aire libre. Fue en ese momento que empezó a llorar y reír a partes iguales, mientras el agua borraba los rastros de sus lágrimas y dañaba su costoso maquillaje y peinado. ¡No le importaba!
.
Había perdido por completo la noción del tiempo, el agua seguía cayendo incesante calándola hasta los huesos. Si había pensado que su vestido era pesado e incómodo normalmente es porque jamás había previsto que se empaparía con la lluvia y quedaría el triple de pesado. Pero no quería irse todavía o intentar pensar en nada de lo que le esperaba. Estaba todavía viendo hacia el bosque cuando dejó de mojarse, pero el ruido de la tormenta continuaba y al ver hacia todas partes descubrió lo que había pasado, un hombre con un enorme paraguas se había parado a su lado.
- Gracias — saludó — aunque no hace falta, ya estoy empapada
- Eso no significa que debas seguir bajo la lluvia más tiempo, podrías resfriarte — ella sonrió, el hombre tenía una voz aterciopelada — esto no suele verse a menudo
- ¿Qué? ¿Una novia que huyó de su boda?
- No, alguien que voluntariamente elija quedarse una hora bajo la lluvia sin moverse
- ¿Llevo una hora?
- Eso dijo el señor de la tienda — señaló hacia la parte en que quedaban los edificios — le pregunté porque no estaba seguro si estaba alucinando que había una mujer en medio del puente
- Soy un fantasma, el fantasma de tus novias pasadas a las que no les pediste matrimonio
- No te consta que no soy casado
- Touché, solo sé que yo no lo soy
- Claramente — ella empezó a reírse
- ¿Y entonces? — él enarcó una ceja — ¿lo eres?
- No — ella asintió — ¿te importa? — dijo señalando hacia los edificios y no entendió a qué se refería — vivo cerca, no me gusta estar bajo la lluvia
- No hace falta, si quieres vete — se encogió de hombros — creo que no he terminado de mojarme
- Estás tiritando — solo entonces se vio las manos y aunque le había sido imperceptible se dio cuenta que el hombre tenía razón — ya vine hasta aquí, no puedo irme y dejarte en estas condiciones
- ¿Por qué no? — ahora era consciente del frío que tenía — estaré bien
- Llámalo mi buena acción del día — volvió a señalar hacia los edificios y ella asintió, andando entonces — dio un par de pasos con él y se detuvo
- Espera, mis zapatos — salió de bajo el paraguas para agacharse por los tacones y luego regresar
El hombre había dicho la verdad, vivía a una calle y le abrió la puerta de acceso al edificio de apartamentos para que pasara primero. Escurría agua por doquier y más cuando arremangó un poco la falda del vestido para poder pasar por la puerta, podía jurar que había dejado un charco enorme en el ascensor mientras subían hasta el último piso. Al entrar a la vivienda él le señaló el baño y ella corrió en esa dirección, metiéndose en la bañera vacía, no quería mojar nada más.
- Sigue — dijo ella desde donde estaba cuando escuchó dos ligeros golpes, él no asomó la cabeza, pero si una de sus manos en la que sostenía ropa seca y ella se apresuró a tomarla — gracias
- De nada, supuse que te quieres cambiar — no dijeron nada más, la puerta volvió a ser cerrada y ella se metió de nuevo en la bañera para buscar el cierre de su vestido de novia. Seguía tiritando y no es que quisiera, es que necesitaba quitarse ya la ropa empapada o le iba a dar hipotermia.
Salió de la bañera solo en su ropa interior y vio lo que el hombre le había entregado. Podía suponer era un traje deportivo de él, iba a ponérselo cuando tocó ligeramente su panty, estaba empapado y no en un buen sentido. Tanto tiempo bajo la lluvia había conseguido que el agua calara bajo todas las capas de tul y su ropa interior también se había mojado. Se mordió el labio antes de decidir que tendría que quitársela también o la ropa seca se humedecería. Lo hizo rápidamente, el pantalón le quedaba muy largo, afortunadamente tenía cordones para ajustarlo a su cintura, la camiseta le daba a mitad de las piernas.
Cuando fue a abrir la puerta para buscar al hombre un nuevo ataque de risa hizo presencia. ¡Estaba en el departamento de un completo desconocido sin ropa interior! Podía imaginar la reacción de sus padres de verla en una situación así, y eso si no empeoraba todo recordando de paso que era el día de su boda. En el departamento de un desconocido, usando ropa que no era suya, sin ropa interior mientras su pesado vestido de novia estaba en la bañera porque estaba empapado.
- Gracias — volvió a decir, él estaba en el comedor y solo entonces detalló la apariencia de su salvador. Tenía el cabello castaño, más oscuro que el suyo y más largo también, hasta donde alcanzaba a ver le daba casi a la cintura. Sus ojos eran muy claros, rondando entre el blanco y el malva, nunca había visto ese color.
- ¿Té? — ella asintió, esperando en silencio mientras él ponía la tetera. Dio un vistazo alrededor, el espacio para la sala comedor era gigante y el estilo de los muebles dejaban ver que no eran baratos. Había un ventanal desde el que se podía el puente en el que ella había estado de pie rato atrás. Una maldición sonó casi al tiempo que la tetera silbaba y ella lo vio — salí a comprar crema porque no me queda
- ¿Qué?
- Antes de ir al puente estaba por poner la tetera, noté que no me quedaba crema y por eso fui a la tienda. Le pregunté al tendero por la mujer en medio de la lluvia y olvidé comprar primero la crema
- Oh — dijo ella sin saber qué más agregar
- Ya no importa, espero recordarlo mañana — llenó las dos tazas y las puso en el comedor
- Espero que mañana no haya otra mujer en medio de la lluvia a la que tengas que ir a salvar de morir congelada — bromeó y él sonrió de lado — por cierto, soy Tenten
- Neji Hyūga — le contestó, sentándose y tomando una de las tazas. Ella lo imitó y agarró la otra entre sus manos, disfrutando el calor que desprendía — Y entonces ¿cuál es la historia?
- Me fugué de mi boda — contestó encogiéndose ligeramente de hombros
- Sí, esa parte quedó un poco clara con el vestido — él dio un sorbo a la bebida — tengo entendido que las mujeres no suelen huir de sus bodas, o al menos no el mismo día cuando ya están arregladas
- Lo sé, debí cancelar todo mucho antes — admitió en voz baja — no aceptar la propuesta pudo ser un buen punto de partida
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué aceptaste?
- Porque… — lo pensó por un momento, ¿iba a contarle su vida a un completo extraño? — porque era lo correcto, lo que se esperaba de mí — Neji enarcó una ceja — es complicado, o no, de hecho es muy simple. Nuestras familias han querido que estemos juntos toda la vida, es… era algo así como mi destino casarme con él
- Qué tontería — ella sintió que se atragantaba con el sorbo de té que acababa de tomar — ¿Qué? No existe tal cosa como el destino, o por lo menos no de esa forma
- ¿A qué te refieres?
- El destino no es un camino que ha sido predeterminado, cada quien lo va construyendo cada día con las decisiones que toma
- No es tan sencillo
- Tú acabas de cambiar el tuyo al huir de esa boda, a menos que tu plan al regresar sea reprogramar la boda
- No, claro que no — le había tomado mucho reunir el coraje para irse en primer lugar — es solo que… al principio era obvio querer estar con él, creer que era el hombre de mis sueños y que nuestro destino era estar juntos — le pareció que él fruncía el ceño — no te gusta la palabra destino
- No, me parece algo… definitiva — pausó un momento — aunque debo admitir que al igual que tú, fui fiel creyente de este durante mucho tiempo, creyendo que todo lo que pasaba era parte de un plan mucho más grande que había sido trazado para mí
- ¿Qué pasó para que cambiaras de opinión?
- Maduré — ahora ella frunció el ceño — la vida se encargó de mostrarme de muchas formas que no existe ningún plan y si no tomas parte activa de forjar tu destino, simplemente no habrá uno definido. A tu edad ya no creía en esos cuentos infantiles ni del amor eterno ni de un camino predeterminado
- ¿Cuántos años crees que tengo?
- Veintidós, talvez veintitrés
- Veinticinco — aclaró — ¿cuántos tienes tú? ¿Ochenta?
- Casi — dijo con una sonrisa de lado — treinta y tres
- No eres tan mayor — Neji se encogió de hombros — aunque a pesar de todo tienes razón, llevaba un tiempo creyendo que mi relación no funcionaba y no debí aceptar, nada cambiaría con el matrimonio más que tener que dejar mi profesión
- ¿Así que definitivamente no volverás para retomar tu compromiso?
- No, igual eso ya lo tenía claro cuando estaba bajo la lluvia — sonrió — lo que sigue de ahora en adelante es tomar mi destino en mis manos sin importar lo que mis padres y todos esperen de mí
- Perfecto
Él sonrió y ella devolvió la sonrisa, aunque el destino no estuviera escrito debía agradecer que hubiera puesto a ese desconocido en su camino ese día y que este la ayudara no solo con dejarla ponerse a cubierto sino con esas palabras. Iba a hacer su propio destino de ahí en adelante.
.
.
.
.
Sí, ya sé que me retrasé un día. Esta es otra idea de una lectora que quería hacer pero tuve un pequeño bloqueo y no la alcancé a terminar a tiempo. Igual voy a terminar los retos de este mes. ¡Ya casi se acaba!
¡Nos leemos (espero) mañana!
.
Recuerden que sus comentarios son bien recibidos en un review, en mi twitter (idamariakusajis) estaré retuiteando lo que encuentre y comentando cómo voy con el reto, y en mi instagram (idamariakusajishi) en mi perfil hice una historia destacada con todos los fanarts que comparten por allí.
.
Att: Sally K
