Emma se miró en el espejo por octava vez. Su cabello castaño corto estaba liso, con brushing. Su cuerpo, el cual era normalito se veía fantástico en ese vestido negro con la espalda descubierta. Sintió un poco de miedo pues tenía backne desde los dieciocho años y esta era la primera vez que dejaría su inseguridad de lado. Sus tacones, de solo cinco centímetros la hacían ver estilizada y la gabardina verde le daba la clase que nunca creyó tener.

Yelena tocó la puerta en pijama. Para ella, seria una noche de helado, galletas y películas emocionales.

- Mierda – sonrío- te ves buenísima, que va, estás buenísima-

- Ay Yelena – Emma se sonrojó- no digas esas mentiras, estoy demasiado gorda y mi backne es asqueroso, no sé porque decidí usar este vestido-

- No seas tonta – Yelena se acercó y buscó entre los labiales de la castaña- eres hermosa como eres, ni tu acné ni tu sobrepeso te hacen fea, al contrario, la belleza es más que solo físico, ridícula – al encontrar el color coral se le enseñó- ahora, quiero que te pongas este labial y que vayas a conquistar a ese imbécil, que ha sido tu sueño desde que tienes dieciséis años-

- Yelena…-

- Yelena nada – la empujó del baño- si ahora te acobardas te prometo por lo que más quiero que te pegaré una patada en el culo y te obligaré a ir-

- Podrías ser menos agresiva…-

- Y tu podrías ser menor miedosa, ya, vete de aquí –

Emma sonrío conmocionada, sabía lo mucho que Yelena quería ayudarla y aún que sus palabras fuesen agresivas, sus intenciones no lo eran.

Miró su celular mientras esperaba el taxi que había llamado y pudo divisar cinco llamadas perdidas de Levi. Desde el jueves que se había contenido de llamarlo y hablar con él. No iba a dejar que nadie jugara con ella.

Su celular comenzó a sonar con el típico sonido molesto. No quería atender, pero temía tener que estar toda la noche silenciando su dispositivo electrónico. Decidió contestar.

- ¿Sí? –

- Hasta que la princesa decide contestar – respondió sarcástico-

- ¿Nunca pensaste que quizá no quiero hablar contigo? –

- ¿Qué mierda te pasó ahora? Y no me digas que no es nada, porque pensé que ya habíamos terminado con eso de te quiero, pero no-

- ¿Qué? – comenzó a reírse, burlona- tu y yo dejamos claras las cosas el domingo. Nuestra relación terminó, no sé porque creas películas en tu cabeza-

Sintió un silencio, uno avasallador. Quería cortar e irse a acostar en su cama para siempre, pero no, debía enfrentarlo.

- ¿por qué haces esto? –

- Yo no estoy haciendo nada. Ahora, Señor Ackerman, debo irme, tengo una cita y espero que no me vuelvas a llamar porque si lo haces, tendré que bloquearte-

- Emma…-

Y cortó. Sintiéndose orgullosa de si misma. El taxi llegó y se subió, llena de dudas y de nervios.

Al llegar al restaurant inhalo y exhalo, intentando dejar de lado toda la adrenalina que la conversación le había producido. Miró a Zeke a lo lejos, el cual estaba guapísimo en su traje casual y elegante.

- Emma… - se acercó y deposito un beso suave en sus labios-

- Zeke – sonrío y lo abrazó para profundizar la intimidad. Zeke la alejó suavemente –

- Luego, cariño – le susurró al oído-

Emma asintió y pronto se encontraban los dos eligiendo el bebestible. Lo había pensado todo. Si esa era la noche en donde finalmente tendría sexo con Zeke, no podía arriesgarse a comer ninguna comida que produjera flatulencias o mal olor.

- ¿Qué pedirás? – preguntó el rubio despreocupado-

- No sé, estaba entre una ensalada de salmón con queso, acaparras y rúcula o wagyu con acompañamiento-

- Pide lo que quieras – sonrío y se dirigió al mesero- por favor, tráeme un poco de vino tinto y una tabla francesa para empezar- miró a Emma con cariño- y para cenar quiero una costilla de venado con salsa de arándanos-

- Yo quiero un ramatozzi Sprit, por favor- tomó un poco de agua- y de comida pediré el salmón, gracias-

El mesero asintió y se retiró con las cartas de ambos. Emma miró sus manos nerviosa. No sabía muy bien de que hablar.

- No te lo dije antes, pero ese vestido te queda… - se relamió los labios- te vez fantástica-

Sonrío colorada y corrió un mechón de pelo detrás de su oreja. Zeke tomó su mano izquierda y tocó suavemente los dos anillos que adornaban su dedo anular. La miró curioso.

- Oh… - sonrío y se tocó los anillos con la mano derecha- estos anillos – suspiró- uno me lo regaló Annie, por mi titulación y el otro…- se mordió el labio- representa a mi mascota-

- ¿tu…? –

- Sí – sonrío triste- tuve un perro, por catorce años, el… - miró al piso y silenció un segundo- él era como mi hijo. Siempre ocupará una parte de mi corazón-

Zeke asintió y no pudo decir nada, pues en ese instante llegó la comida y los tragos. Emma lo miró un poco avergonzada. No esperaba abrirse así en tan poco tiempo.

Comía entretenida mientras el rubio le contaba anécdotas de su trabajo para distraerla del reciente recuerdo. De pronto su cuerpo se sintió como un tímpano de hielo al ver a Levi Ackerman entrar con Petra Ral.

Levi llevaba dos días furioso. ¿qué se creía la mocosa que no le contestaba el maldito celular?

El día que Petra le había recordado sobre su salida acordó en su mente que no podía ser tan mala persona como para dejar a la pelirroja esperándolo. Escogió un restaurante que le parecía elegante y prometió recogerla a las nueve. Jamás pensó que se encontraría a Emma junto a otro hombre.

- Este lugar es bastante lindo la verdad – Petra sonrío nerviosa. Llevaba un vestido rojo con escote en v que la hacía ver bastante guapa-

- La verdad es que sí – respondió, perdido en sus pensamientos-

- Buenas noches, joven pareja – la mesera llegó amablemente- ¿ya han pensado que van a pedir? –

- Si – Levi miró la carta rápidamente- quiero un Jagermeister a las rocas – frunció el ceño- ¿Qué quieres tú, Petra? –

- La verdad – lo miro nerviosa- no sé que pedir, no suelo tomar licor, no conozco mucho de esto –

- De acuerdo – Levi miró la carta y luego de unos segundos decidió- ¿Te gusta lo dulce o lo cítrico? –

- No sé ¿ambos? –

- Para ella un margarita, por favor-

La mesera asintió y salió con sus pedidos. Levi miró hacía la mesa de Emma serio. Quería hablarle y no sabía como hacerlo.

Emma tenía sus ojos en Zeke, pero su concentración estaba con Levi. ¿Por qué justo de todos los restaurantes de Sina, tenían que venir al mismo?

- Zeke… - lo llamó, suavemente-

- ¿Sí? – el rubio dejó de lado su carne y la miró preocupado-

- Necesito ir al baño. Creo que bebí mucho líquido hoy – sonrío- vuelvo en un segundo-

- Si, claro-

Levi la miró pararse y sintió que esa era su oportunidad para poder hablar con ella. Le explicó a Petra que tenía que ir un segundo al baño y se acercó hacía allá. Para su suerte, había fila en el baño de mujeres.

- ¿Qué quieres? – preguntó la castaña, sin girarse para mirarlo-

El pelinegro estaba molesto. La tomó del brazo y ambos salieron por la entrada trasera, sin que nadie los viera.

- No me toques – Emma lo empujó, enojada-

- ¿Qué mierda haces aquí? –

- ¿Qué? ¿Qué mierda haces tú aquí? Y con la señorita Ral, que elegante de tu parte traer a esa pobretona –

- Basta - la miró decepcionado- Petra es una gran persona –

- ¡lo sé! - suspiró- mira Levi, cuando te decía que lo nuestro tenía que terminar no mentía. Finalmente estoy con la persona que siempre he amado y estoy intentando que funcione-

- Tch-

- ¿Por qué estás molesto? Tu tienes a Petra, que es una gran persona, deberías intentarlo con ella –

- Yo…-

- Oh, no me digas que te enamoraste de mi – sonrío burlona- nosotros solo cogíamos, nada más-

- Nos vemos, Dawk – respondió serio y cortante. No había nada más que decir-

Emma esperó unos segundos mientras sus lagrimas teñían su rostro. Se limpió lo suficiente para no correr el maquillaje y volvió a entrar.

- Cariño… - Zeke se acercó y la estrechó contra si mismo - ¿estás bien? –

- Sí, sí – sonrío mientras se alejaba y se sentaba- las alergias me hacen pésimo, pero es solo eso, alergias-

- Me alegra saberlo – acarició su mano- sé que aún no terminas tu comida, pero quiero que tengas en mente el postre que pedirás-

- Creo que esta vez pasaré del postre… -

- ¿Sí? Pero si tú lo adoras –

- Lo sé, pero estoy ansiosa por ir a tu casa hoy –

- Mesero ¡la cuenta! – dijo, a modo de broma y ambos rieron-

Levi miraba el menú impaciente. No le importaba que pedir, su cabeza solo tenia espacio para pensar en Emma y en su actitud de mierda.

- Yo pediré un risotto de champiñón – Petra devolvió la carta – Levi ¿aún no te has decidido? –

- Si – respondió automático- pediré gnocchi al pesto –

- Enseguida les traemos la comida-

Petra miró como la mesera se alejaba y luego miró al pelinegro embobada. A sus ojos era el hombre más guapo que había conocido, jamás.

- No sabes de lo que me di cuenta – sonrío, mientras tomaba un poco de su margarita- acabo de ver a una de nuestras alumnas, Emma Dawk. La vi salir del baño, pensé que quizá te la podrías haber topado –

- ¿Quién es esa? – se hizo el desentendido- no recuerdo la cara de ningún mocoso-

- Vamos, Emma es conocida, es una buena alumna, además de revolucionaria-

- No sé quién es y tampoco me importa mucho-

Emma se acercó a Zeke, que se tomaba con gusto un café expreso y lo besó suavemente en los labios, consciente de que Levi los miraba desde lo lejos.

- Creo que deberíamos pedir la cuenta – susurró, tocando su entrepierna suavemente-

- Emma… - le quitó la mano sin ser brusco- no en público-

- ¿por qué? – sonrío, acariciándole el cabello –

- Porque no está bien, no es correcto-

La castaña giró los ojos aburrida y movió nuevamente su silla al lugar original en donde se encontraba. Zeke llamó al mesero y pagó la cuenta.

- Odio cuando haces eso-

- ¿Hacer que, cumplir mi labor como hombre? –

- ¿Qué? – lo miró horrorizada- ¿de qué año eres, Zeke Jaeger? – sonrío extrañada- ¿eres de los que piensa que las mujeres tenemos que estar en la casa todo el día, cocinando y cuidando a los niños? –

- No, claro que no – se levantó y le colocó el abrigo a la joven – pero yo te invité a cenar, por eso pagaré yo-

- Ya… - giró los ojos. Luego daría esa batalla-

Emma le sonrío y Zeke le tomó la mano. Al pasar por la salida, se toparon con la mesa de Levi y Petra, lo cual creo una situación incómoda.

- ¡Emma! – Petra la llamó amigablemente-

- Señorita Ral – sonrío falsamente- ¿Qué hace aquí? –

- Estoy con el profesor Ackerman – indicó a Levi, el cual la miró sin emoción alguna-

- ¡Eso es fantástico! – miró a Zeke y apretó su mano- él es Zeke Jaeger mi amigo-

- ¿Tú amigo? – Zeke la miró confundido- aún no es oficial, pero somos pareja-

- La verdad es que sí… - Emma sonrío, corriendo un mechón de pelo detrás de su oreja-

Petra iba a responder algo, cuando todos escucharon un ruido provenir desde el lado de Levi. Su mano sangraba mientras los restos del vaso estaban esparcidos por la mesa y el piso. Emma pronto se acercó, dejando sus pertenencias a Zeke.

- déjame, mocosa- respondió cortante-

- ¿está loco? Podría infectarse – tomó el vaso de agua del mayor y le limpió la herida como pudo-

- ¿Está todo bien? ¿lo llevamos a una ambulancia? – Zeke preguntó, preocupado-

- No, no – Emma negó con la cabeza mientras buscaba alguna pieza de vidrio. Al no encontrar nada, tomó una servilleta de tela y le hizo una especie de curación- Profesor Ackerman, esto es solo una solución tapón, va a necesitar una inspección mejor. Le aconsejo ir a urgencias-

- ¿Tan grave es? – Petra se mordió el labio nerviosa-

- No, pero depende de su poder de cicatrización. No queremos que la herida se infecte-

- Gracias Emma –

- No hay de que – se acercó nuevamente a Zeke y tomó su bolso, amarrando su gabardina- nos vemos en clase y vayan al doctor –

Zeke se despidió de ambos profesores y comenzó a caminar con Emma por las calles de Sina. Emma intentaba conectarse con él, pero solo podía pensar en la noche de caos que habían tenido.

Sin darse cuenta, habían llegado al departamento de Zeke, el cual quedaba a unas cuadras del restaurante.

- Ponte cómoda – respondió el rubio, mientras se sacaba la chaqueta y servía unos tragos-

Emma miraba todo a su alrededor y aún que se veía muy limpio y ordenado, no entendía porque en su cabeza era un lugar frío y poco acogedor.

Se sentó en el sofá del mayor y pronto este la acompañó, pasándole un trago. La castaña dejó su vaso de lado y comenzó a besarlo. No quería hablar, quería olvidarse de todo.

- Espera… - Zeke dejó su vaso también y la empujó suavemente- ¿no quieres hablar un poco? –

- No – negó con la cabeza y volvió a besarlo, con pasión-

- Escúchame –

La tomó de la cabeza con una mano y acarició su cuello con la otra.

- Quiero que hagamos esto lentamente… - susurró besándole la cien- hoy, Emma Dawk, no voy a cogerte como a una puta, no – sonrío- voy a hacerte el amor-

Años atrás, Emma habría saltado de alegría por escuchar esas palabras, pero hoy en día, hacer realidad el fanfic que tenía en su cabeza con Zeke no le parecía nada atractivo, al contrario, le daba un poco de vergüenza ajena.

- Zeke…- respondió, intentando solucionar la situación- trátame mal, se agresivo-

- ¿Por qué te haría eso? –

- No soy una flor delicada, quiero sexo duro, que me cueste caminar al otro día-

- ¿Qué? – preguntó riéndose- no haré eso contigo, te trataré bien-

- Umm-

Asintió y volvió a besarlo, suavemente, para luego de un rato, encontrarse suspirando en el cuarto del rubio, mientras este le practicaba sexo oral.

- Sigue, sigue… - gimió, mordiéndose los labios- oh… mierda… sí…-

Zeke se levantó, antes de hacerla llegar al orgasmo y besó sus labios con cariño. Emma protestó internamente mientras el mayor se ponía el condón.

- Zeke, no te preocupes, tomo la pastilla-

- No lo hago por el embarazo – sonrío- lo hago por las enfermedades venéreas-

- ¿eh? –

Emma lo miró extrañada. Su último examen había salido bien ¿acaso Zeke tenia una enfermedad? Su pensamiento se disipó cuando el rubio se subió encima de ella.

- ¿estás lista? –

- Ajá-

Asintió y pronto su cuerpo se sintió lleno por la virilidad de aquel hombre, cumpliendo el deseo que tantas veces atrás había soñado.