Sasha comía de su sándwich mientras escuchaba las penas de Emma. Años atrás, la joven originaria de Daupa solía ser la amiga rompecorazones, ahora, los papeles habían invertido y la más pequeña de los Dawk tenía un ganado comiendo de su mano.

- Espera… - Sasha limpió la mayonesa de su boca- Estás con Zeke, tu amor de toda la vida-

- Así es – asintió- pero no somos novios, no me lo ha pedido formalmente, pero espero que lo haga en la cena de hoy-

- Ya…- asintió y tomó un poco de limonada- pero también estás con tu profesor y ahora Floch está enamorado de ti-

- No sé si enamorado la verdad, creo que es solo obsesión –

- Son las cinco de la mañana y yo no he dormido nada- Sasha cerró los ojos y comenzó a cantar-

- Ya… - Emma giró los ojos-

- No no es amooooor, lo que tu sienteeeees, se llama obseciooooon

- Me voy a ir – la castaña frunció el ceño e indicó la salida-

- Ya, ya – Sasha comenzó a reír y comió un poco de pastel- es solo una pequeña broma – sin terminar de deglutir su galleta, masticó un poco de pan-

- Sasha, basta, vas a terminar enferma –

- Quizá – se encogió de hombros- pero te tengo a ti, puedes hacerme la maniobra de heimlich-

- Escuchándote, prefiero dejarte morir –

- ¡Emma! – Sasha fingió tristeza- no pienses en mí, piensa en Jean, sufrirá…-

- JAJAJAJAJA –

Ambas comenzaron a reír sin poder evitarlo. Sasha tenía esa habilidad para poder cambiar las situaciones y volverlas algo divertido.

Luego de almorzar con su amiga decidió ir a comprar la comida para la cena y un poco de ropa, al fin de cuentas, nunca estaba de más. Mientras revisaba los abrigos en descuento, recibió dos mensajes, los cuales decidió ignorar.

Levi revisaba en su computador las clases del lunes. Al ser sábado podía dejar todo listo antes. Se levantó para servirse un poco de café y los recuerdos volvieron a su cabeza. Floch besaba a Emma, mientras ella solamente se dejaba querer. Apretó la taza sin querer con molestia. ¿Por qué la maldita mocosa lo hacia sentir así? ¿por qué tenía que, de todas las personas, estar con el pelirrojo imbécil? Frunció el ceño y se sentó a seguir corrigiendo exámenes.

Emma pagó su nuevo abrigo y luego de comprar las cosas para la cena, se subió a su auto. Con pesar confirmó la cita con su psicóloga el lunes. El maldito mensaje de hace un rato se lo había recordado.

Llegó al hogar de sus padres cansada, pero decidida. Ese día había acordado cenar con Zeke formalmente para presentarlo a la familia y la idea la emocionaba muchísimo.

Abrió la puerta con las bolsas en la mano y lo primero que encontró fue a su madre, despreocupada en su sofá, sin tomar atención a nada más.

- Mamá…- Emma giró los ojos. Su madre, como siempre, ocupaba todo el tiempo vegetando, lo cual ya la hacían mostrar signos de demencia- ¿hasta cuando vas a ver tele? – tomó el control y Marie frunció el ceño-

- ¿Por qué no mejor vas a preparar la cena? Adiós- le respondió agresivamente, quitándole el aparato de las manos –

Emma apretó los dedos molesta y se encerró en la cocina. No dejaría que nada la desconcentrara.

Su preparación se basaría en algo sencillo. Spaguetti con salsa de champiñones. Seguro a todos les encantará, pensó.

El sonido de un auto estacionarse la hizo sonreír y pronto la puerta mostró a Annie y a Christa entrando con alimentos para ayudar.

- Quién lo diría…- Christa sonrío mientras amarraba su cabello y cortaba cebollín- lograste conquistar el corazón de Zeke, finalmente-

- Ya…- Emma giró los ojos. Estaba limpiando los champiñones con papel- el que la sigue la consigue-

- Eso es cierto- Annie asintió, mientras apuntaba a la castaña con una copa de vino-

Mientras conversaban y preparaban divertidas, el teléfono de la más pequeña comenzó a sonar insistentemente, a lo cual contesto despreocupada, era Zeke.

- Hola Cariño…-

Se escucho como ambas rubias lanzaban sonidos de burla, haciendo que Emma las mirara entre molesta y divertida. Se alejó un poco para escuchar mejor.

- Hola Zeke- sonrío y tomó un poco de la copa de vino que se había servido- te vas a morir cuando pruebes lo que estoy cocinando-

- Aún soy joven – comenzó a reír a través del auricular y luego silencio- suena fantástico, pero…-

- No podrás venir ¿es eso? – suspiró-

- No… - un silencio tomó lugar por unos segundos y Zeke carraspeó su garganta- ha surgido algo muy importante y no podré posponerlo-

- Está bien, luego hablaremos-

- Emma, por favor…-

- Adiós Zeke- respondió y colgó la llamada-

Dejó el celular de lado y se tomó el contenido de la copa de golpe, ante la mirada atónita de Annie y Christa, las cuales la miraban sorprendida.

Levi miró el reloj de la pared serio. Las siete y media. Su cabeza le decía que, si se ponía a entrenar inmediatamente, luego tendría tiempo para limpiar esa mancha asquerosa del piso que había dejado de lado y aun haciendo todo eso, lograría dormir temprano.

Listo para empezar a saltar la cuerda su teléfono comenzó a sonar insistentemente con la típica vibración de los celulares. Se acercó de mala gana y miró el nombre que aparecía en pantalla. Contestó aburrido.

Emma miraba su plato vacío con pesar. Aún no podía creer que Zeke la había abandonado en un día que consideraba tan importante. Dejó de lado su quinta copa de champagne y apoyo el rostro en la mesa, avergonzada. Había hecho una estupidez, había llamado a Levi.

- No puedo creer que te haya hecho eso – Annie le acariciaba la espalda con cariño-

- Emma – Nile, su padre, la miró con pesar- quizá le pasó algo realmente grave-

- Si, se dio cuenta que no quiere salir con esto- dijo y se indicó a si misma con las manos-

El timbre de la puerta sonó y su madre se levantó entusiasmada, creyendo quizá en que el mayor de los Jaeger había llegado de sorpresa.

- Cariño, un chico te está buscando afuera, dice que es tu amigo-

- ¿A mí? – Emma se hizo la desentendida y Annie la miró con sospecha-

- Finalmente, alguien si te hace caso, hermanita- Reiner sonrío burlón y ella solo pudo mostrarle el dedo de al medio-

Se levanto despreocupada. Cogió un abrigo, pues había empezado a helar. Abrió la puerta de la casa y le sonrío al hombre que estaba parado frente a ella.

- ¿Qué ha pasado? ¿por qué me has llamado tan triste? – Levi se acercó y le tomó las manos preocupado- ¿por qué has venido tan lejos? –

- Es que… - ladeó su cabeza y sonrío. No estaba ebria, pero tampoco sobria – yo y Zeke habíamos planeado una cena, pero el jamás llegó y…-

- Espera – Levi frunció el ceño- ¿esta es la casa de tus padres? –

- ¡Tada! – Emma se soltó de sus manos y extendió los brazos hacía arriba-

Levi suspiró y se colocó la mano derecha en el rostro, intentando pensar. ¿por qué se hacía esto? Cierto, porque la amaba.

- ¿Quieres cenar? Preparé espaguetis con champiñón- metió las manos dentro de su abrigo y se balanceó con la punta de los pies- o puedes no comer, pero necesito que te quedes – saco las manos de sus bolsillos y lo abrazó- necesito que te quedes conmigo –

El pelinegro la abrazó instintivamente y miró sus labios. Por más que su cabeza le decía que ya no debía seguir involucrándose con la joven, su cuerpo y corazón le decían que todo daba igual.

La besó suavemente. Cualquier cosa que ella le pidiera, el se la daría, cualquier cosa que ella dijera, el lo creería. Emma lo había conquistado completamente.

Entro de la mano de la castaña, la cual le sonreía de lado. Lo presentó a su familia como un amigo, lo cual fue de mutuo acuerdo, pues se suponía que su novio era Zeke.

- Muchas gracias – El ojiazul respondió intentando suavizar su rostro mientras Emma le servía un plato de comida y le llenaba la copa de vino-

- Entonces joven, aún no me cuenta donde se conocieron – Nile le sonrío, mientras tomaba un poco de café-

- Bueno – Emma interrumpió- yo responderé esto, pues mi querido amigo está comiendo- La castaña lo miró y sintió el suave agarre en su muslo. Christa, quién estaba a lado de ambos le hizo una seña con las cejas, levantándolas de abajo hacía arriba. Emma se sonrojó- nos conocimos en mi anterior universidad y pues, ahora somos buenos amigos-

- Así es, muy buenos amigos- Levi giró su rostro y la miró con complicidad –

- Oye – Gabby, su pequeña sobrina se acercó a Levi, tirando suavemente de su chaqueta-

- Dime – respondió limpiándose la boca con una servilleta, mientras miraba hacía la pequeña, que, en un acto común, se había sentado en las piernas de Emma-

- ¿Tu eres el novio de Wakulu? –

- ¿Qué? – El pelinegro miró a la castaña intrigado y ella sonrío divertida-

- Gabby no me llama por mi nombre, me dice Wakulu desde que era muy pequeñita –sonrío y abrazo a la pequeña, besándole la mejilla- No es mi novio, es mi amigo-

- Ah – asintió- su novia es Sasha ¿la conoces? –

- No – Negó con la cabeza y miró a la ojiazul con cariño. Verla tan cariñosa con una niña pequeña despertaba algo en él-

- Bueno – Annie los miro a ambos seria. Sabía perfectamente quién era y que relación tenia con Emma- ¿Por qué viniste realmente? –

- Annie, que grosera – Emma la miró con una cara de cállate-

- No pasa nada – Levi se encogió de hombros- necesitaba hablar de un asunto con tu hermana, solo eso-

- Ya ¿no podías esperarte a mañana? ¿era tan urgente? –

- Annie – la castaña frunció el ceño- Levi vino porque yo se lo pedí. Me sentía bastante mal ante la idea que Zeke me haya plantado y necesitaba un amigo que estuviese conmigo ¿es necesario darle tantas vueltas? –

La rubia negó frunciendo el ceño y su hermana solo le hizo un gesto de que luego hablarían. Falco, quién había sentido la incomodidad del ambiente, decidió hablar.

- Ya – llamó la atención, haciendo que todos lo miraran. Incluso Emma, quién le había retirado el plato a Levi y le servía un poco de té negro- para disipar el ambiente jugaremos un poco de charadas ¿Qué les parece? –

El pelinegro ladeó un poco la cabeza y la castaña le sonrío. No jugaba a juegos, no compartía con las personas, pero de alguna forma hoy había logrado sentirse cómodo con esta extraña familia.

- No estás obligado a jugar si no quieres – le susurró suavemente, mientras colocaba galletas en diferentes platos-

- No hay problema-

Luego de un rato de juegos y que el ambiente finalmente se relajara, era hora de que Levi finalmente se fuese a su hogar. Debido a que al otro día era Domingo, Emma se quedaría en la casa de sus padres.

Se encontraba en la puerta de su hogar. Sabía que probablemente su familia estaría espiando, pero con todo lo que había tomado, le daba exactamente igual.

- Lamento si te incomodaron – apoyaba sus brazos en los hombros del pelinegro. Él le sujetaba la espalda-

- No pasa nada, se lo importante que son para ti –

- Son unos pesados – sonrío y beso su mejilla- gracias por todo lo que hiciste hoy por mí, lo agradezco de verdad y te prometo que solucionaremos esto –

- No voy a presionarte a nada, mocosa- esbozo una sonrisa y le acaricio la espalda- solo quiero que seas feliz –

Emma asintió y se separó, tomando la mano del pelinegro y la llevó a su pecho, en donde estaba su corazón, latiendo rápidamente. Levi la miró a los ojos y luego la besó, suavemente, entendiendo el mensaje. Se subió a su auto de alguna forma emocionado. Emma le había abierto su corazón como nunca y no le importaba la razón, solo le importaba saber que era correspondido.

La castaña cerró la puerta decidida a enfrentarse con su familia, pues ya sabía qué dirían. Entró a la cocina y se sirvió otro poco de Champagne.

- Ya, que cosa dirán – Emma se sentó, cansada y los miró uno a uno-

- Me iré a acostar – Nile se levantó, evitando la confrontación. Todos asintieron y les desearon las buenas noches-

- Todos nos dimos cuenta de que clase de amigo es ese enano ¿lo sabes? – Reiner le sonrío burlesca-

- ¿Y? es mi cuerpo puedo hacer lo que quiera –

- No – Annie frunció el ceño- no puedes hacer lo que quieras. Demonios Emma, es tu profesor de la universidad-

- ¿Qué? –

Todos la miraron asombrados. Emma sintió como su espació se reducía y se volvió semi volita inconscientemente.

- No puedes hacer eso, es una estupidez – Marie la miró molesta - ¿en que estás pensando? –

- Gracias Annie, eres una bocona- Emma colocó su copa en la mesa y los miró a todos- necesito que sepan que estoy tomando ciertas decisiones en mi vida y quiero que las respeten. –

- ¿eso? ¿no vas a decir nada más? –

- ¿Qué más puedo decir? – se encogió de hombros-

- Está bien – Reiner asintió y se levantó- es momento de marcharnos, que tengan buenas noches. Nos vemos mañana-

Todos se despidieron, incluso Gabby, la cual se llevó un poco del chocolate y las galletas que quedaron de la cena.

Emma solo pudo mirar a Annie llena de rabia y se encerró en la que anteriormente había sido su cuarto. Debía limpiar lo que había quedado sucio, pero ya esperaría que todos se fuesen a dormir para hacerlo.