Tocó la puerta nerviosa. Si no abría a la tercera se iría avergonzada. Levi abrió sin expresión en el rostro, como siempre.

- Hola… - bajó la mirada y mordió su labio- ¿puedo pasar? –

- Siempre eres bienvenida… - abrió la puerta, dándole espacio. Luego, la cerró-

- Gracias – sonrío y se sentó en el sofá – Antes de que me digas nada, vengo a explicarte porque desaparecí esas dos semanas y no te dije nada –

El ojiazul asintió y se sentó al frente de la joven. Vestía un buzo que le quedaba grande y tenía el cabello amarrado en un moño desordenado. Aún así, Levi la encontró guapísima.

- Sé que no escribirte estuvo mal, sé que podría haberte llamado, pero no podía lidiar con todo a la vez, necesitaba – suspiró- necesitaba un espacio y agradezco muchísimo – se tocó el pecho con ambas manos, profundizando su mensaje- todo lo que has hecho por mí, la verdad – bajó la cabeza, nerviosa, avergonzada- siento que no lo merezco-

El silencio tomó lugar en la sala. Emma solo mantenía la cabeza agachada y Levi negaba haciendo un sonido extraño con la boca. Luego de cinco minutos decidió hablar.

- Eso suena bien, pero quiero escuchar la verdad –

- ¿La verdad? – levantó el rostro, un poco ofendida- esto es la verdad, está es mi disculpa-

- Ajá – asintió y se levantó – si quieres puedes dormir en mi cama, no te tocaré, si no, tengo unas mantas para el sofá- y caminó hacía su habitación -

- Espera – Emma se levantó y lo siguió - ¿Qué quieres que te diga? –

- No quiero que me digas nada – se sentó en la cama- quiero que me digas la verdad, si no quieres decírmela, está bien. No quiero obligarte a nada –

Maldito Enano de mierda, pensó Emma. ¿Cómo es posible que un hombre criado con rudeza fuese tan comprensivo? Miró su rostro y sintió una punzada en el pecho. Tenía una cara de culo la mayor parte del tiempo, casi nunca sonreía y parecía aburrido de la vida. Pero con eso y todo lo que implicaba lo encontraba el hombre más atractivo que había conocido.

- Quiero decírtela – se acercó, subiéndose encima de él. Levi la aceptó, tomándola por la espalda- pero no sé como hacerlo…-

- Puedes decirme que sientes, que quieres– le soltó el moño y comenzó a acariciar su cabello-

Cerró los ojos, sintiendo las caricias de su ser amado y entendió lo que quería. Quería estar con él, quería estar en su vida.

- No estuve en contacto contigo porque tenía miedo – comenzó hablando suavemente- tenía miedo de profundizar lo que hemos construido – Levi asintió, dándole a entender que la escuchaba. Emma le acarició el rostro- El día que fuiste a casa de mis padres me di cuenta de lo mucho que vales, lo mucho que estás dispuesto a hacer por mi – suspiró- Creo que he sido una inmadura al ignorar mis sentimientos…- hizo una pausa, El pelinegro entendió que se estaba preparando para lo que diría. Él también se acomodó- lo miró a los ojos y acarició sus labios con el pulgar derecho- Te amo, Levi Ackerman, te amo tanto que me he vuelto una cobarde- sonrío, con las mejillas coloradas y el corazón latiéndole a mil –

Y Levi asintió, complacido. La detestó porque su confesión lo había conmovido y se sentía ridículo, pero había esperado tanto por escucharla decir esas palabras, que aparentar ya no servía de nada.

- Yo también te amo, Emma Dawk-

Y dio la vuelta con ella. Quedando encima. Ambos sonrieron y comenzaron a besarse torpemente. Si bien habían tenido relaciones hace mucho tiempo, nunca habían sido así de intimas. Todo era rápido y agresivo.

Se quitaron la ropa entre risas nerviosas y cuando finalmente estuvieron listos, Levi entró en ella, suavemente.

- Puedes moverte si quieres – le acarició la espalda con cariño y besó sus pectorales-

- Quiero que te acostumbres a mi… - se apoyó en un brazo y con el otro le acarició el cabello-

- No es mi primera vez – comenzó a reír y lo acercó más, besándolo. Sentía que nunca estaría lo suficientemente satisfecha de sus besos-

El mayor asintió y comenzó un vaivén suave de caderas. La mayor parte del tiempo, tenían sexo con los ojos cerrados, disfrutando del momento. Nunca se habían tomado las manos o mirado a los ojos y besado tanto. Se sentía diferente, se sentía bien.

A medida que los movimientos aumentaban, Emma cerraba los ojos y se mordía el labio.

- Oye – le tomó el rostro con cariño, mientras entraba y salía de ella- mírame –

- Uhhh – la castaña abrió los ojos y se encontró con su mirada. Le tomó la cara con las dos manos y junto sus frentes, mientras el placer aumentaba-

Un rato después y muchos polvos emotivos, ambos se acariciaban el uno al otro. Sin poder creer lo que estaban viviendo.

- ¿por qué no hicimos esto antes? – Emma estaba recostada en su pecho, jugando con su mano derecha. Levi le acariciaba el cabello con la mano izquierda-

- Supongo que ambos teníamos miedo…-

- ¿Tu también? – alzó el rostro y lo miró-

- Sí – asintió y besó su nariz-

- Jamás lo pensé, estaba tan centrada en mi que no podía ver más allá…-

El pelinegro omitió hacer algún comentario, pues ninguno veía al caso y la acarició hasta que la castaña quedó profundamente dormida.

A la mañana siguiente despertó sintiendo besos en toda su cara. Entre la poca lucidez del sueño pensó en que no tenía ningún perro, al abrir los ojos se encontró a la joven sonriendo.

- Oye – la tomó de la cintura y la subió a la cama. Ella reía divertida, quedando debajo de él- entre sueños pensé que tenía un perro –

- ¡Levi! – frunció el ceño, haciéndose la enojada, pero luego sonrió instantáneamente y lo besó en los labios-

- ¿No te da asco? – respondió luego de volver a besarla- no me he lavado los dientes…-

- Nop – negó y beso su mejilla- el desayuno está listo, límpiate la cara y vamos-

Ambos estaban sentados comiendo en silencio. Como una pareja que se conociera de toda la vida, desayunando un domingo, sin nada más que decirse. Emma, quién no podía mantenerse con la boca cerrada, decidió romper eso.

- ¿Sabes? – pregunto, mordiendo una tostada con mantequilla- mi hermano y su esposa volverán a casarse, dentro de dos meses creo-

- Mmm- la miró, mientras tomaba té negro-

- Y estaba pensando… - dejó el pan a medio morder y se limpió las manos – podrías ir conmigo, claro, si tu quieres…-

- ¿no sería muy público? Digo, me encantaría ir contigo, pero creo que podrían vernos y eso sería un problema-

- Oh… - Emma asintió- no había pensado en eso, pero la verdad, me da igual – sonrío-

- No – dejó su té de lado, para tomarle la mano y la acarició- tu carrera es importante, tu futuro es importante. Solo quedan dos años, dos años y podremos estar juntos sin problemas-

- Juntos sin problemas…- asintió y se apretó el labio inferior con el dedo índice y pulgar- hay algo que debes saber-

- …- la miró, curioso, pero no dijo nada-

- Floch, mi compañero, el pelirrojo con cara de idiota – Levi asintió, dándole a entender que sabe quién es- ese imbécil tenía o tiene, la verdad no sé, una foto de nosotros dos, comprometedora…-

- ¿Qué tan comprometedora? – la interrumpió-

- Te salgo chupando el pene, así de comprometedora es- respondió y sus mejillas se tiñeron de rojo- el punto es, me ha estado chantajeando con esa foto y me prometió que, si tenía sexo con él, me dejaría en paz…-

- ¿Te acostaste con él? –

- Mmm – Emma asintió, mientras apretaba sus labios y cerraba los ojos, avergonzada-

- Emma, mírame – se acercó a ella y la tomó por la nuca. La castaña abrió los ojos y lo miró- no te voy a juzgar por eso. Solamente me habría gustado que me hubieses pedido ayuda o me hubieses dicho que estaba sucediendo-

- No podía, no quería darte esa carga a ti, no me parecía justo-

- Los dos somos responsables de esta situación, no solo tu – le besó la frente, para luego levantarse y volver a su silla - ¿te ha seguido molestando, ¿no? –

- Sí, el otro día me besó y me dio tanto asco…-

- No te preocupes, yo arreglaré esto –

- ¿Lo golpearás? –

- No, claro que no, no soy un salvaje- sonrío levemente- comete tu desayuno, mocosa, no quiero que te desmayes en nuestra próxima sesión de sexo-

Emma lo miró cerrando los ojos levemente. Conocía a Levi, pero no podía pensar con claridad como podría poner a Floch en su lugar.

Días después y con la emoción a flote, corría de allá para acá, arreglándose. Jean la pasaría a buscar en media hora y su emoción no podía ser mayor. Yelena la miraba y negaba con la cabeza.

- Ya me habría gustado a mi que en mi universidad hicieran "salidas recreaciones"- la rubia le habló, mientras Emma se colocaba unos jeans- ¿No crees que hará calor para Jeans? –

- Nop – negó y se abrochó el pantalón- Ya, yo tampoco creía que existieran, pero esta universidad es para gente con dinero, mucho dinero, más de lo que nosotras jamás tendremos-

- Oye no – negó ante la polera negra que se colocaba la castaña y le dio el visto bueno a una blusa con cuello Halter- que suerte la de esos niños-

- No sé… - miró la blusa y dudó un segundo- debo ir sin sostén y además se me ven las axilas, las cuales están un poco oscuras…-

- No seas tonta. Tus pechos están bien, si necesitas levantarlos ponte un poco de Maskin tape y si tus axilas están oscuras, bienvenida al 40% de la población femenina. Deberías saberlo, futura enfermera-

- ¡Si sé que es normal! Pero me gusta verme bien – Hizo un puchero y luego se metió al baño. Yelena escuchó como sonaba la cinta cortándose. Luego de unos minutos, Emma salió lista-

- ¡Ta da! – alzó los brazos y luego se sentó. Colocándose aros de perla-

- Te ves muy bonita. Eres bonita, siempre te lo he dicho-

- Gracias Yelena, te amo – La castaña se acercó y la abrazó, quedando ambas sentadas en el mismo sofá-

- Oye ¿tienes todo preparado? – preguntó, para evitar que se le quedara algo-

- Creo que si… - miró su pequeña maleta y su cartera, pensando si algo faltaba-

El sonido de su celular la sacó de transe y se levantó rápidamente. Jean la llamaba para avisarle que ya se encontraba esperándola abajo. Se despidió de Yelena con un beso y bajó hacía el auto de su amigo, en el cual se encontraba Nifa, Connie, Jean y un amigo de Jean, Armin.

- Yo tengo que ser la copiloto – Se cruzó de brazos al ver a Connie en el asiento –

- ¡Emma! Siempre quieres ser el copiloto, no es justo-

- Si es justo, pelón ridículo. Ninguno de ustedes sabe manejar, yo soy la única que puede darle indicaciones a Jean-

- De hecho… - Jean sonrío burlesco – Armín también sabe manejar, así que no te sientas especial Emita…-

- A mi me da igual – respondió el rubio un poco tímido. Solo era amigo de Jean por lo cual el resto no lo conocía bien –

- ¡Lo ves, amiguito! – Emma sonrío y movió ambas manos, indicándole a Connie que se fuera. Nifa solo los miraba entretenida-

Jean le hizo una indicación a Connie el cual se cambió de mala gana. Emma abrió su bolsa de mano y le ofreció una bolsa de gomitas. El chico se animo instantáneamente.

- Oye, iremos a buscar a Hitch y luego de eso, ya voy a necesitar que prendas el GPS-

Emma asintió y Jean emprendió la marcha hacía donde se encontraba su querida amiga rubia.

Levi se frotaba el rostro exasperado. No podía creer que tendría que ir a una salida junto a unos mocosos ridículos. Miraba el paisaje del camino y se recordaba a si mismo que lo único bueno, era que Emma también iba.

- Ya enano… - Hange le tocó una mejilla con su dedo índice- no estes tan malhumorado-

- No entiendo porqué tenemos que ir allá, me parece ridículo. Son adultos-

- Ya… - Erwin, quién iba manejando lo miró por el retrovisor- el problema es que estos adultos, van de parte de la Universidad, entonces, como nos dijo Zackly, si llegan a cometer algún acto imprudente, la institución quedará manchada-

- Ujum – respondió Mike, el profesor de artes, el cual compartía con ellos, pero era de pocas palabras-

- ¡lo ves! – Hange alzó los brazos emocionada- son como un fin de semana de vacaciones pagado ¿qué mejor? –

Volvió a fruncir el ceño. Hubiese preferido mil veces irse en su auto con la joven que tanto quería, pero en vez de eso, tenía que irse con sus compañeros. No podía levantar sospechas.

Tanto Hitch como Emma y Nifa no tenían tanto dinero como sus compañeros, por lo cual al ver el resort en cual se hospedarían sus ojos se iluminaron emocionadas. La castaña agradecía mentalmente a su hermana, Annie, la cual le había pagado la salida. Se registraron divertidas y corrieron hacía sus habitaciones. Emma, Hitch y Nifa se encontraban en una y Connie, Jean y Armin en otra.

- ¡No puedo creer que lo logramos! – Emma saltaba divertida en su cama-

- ¡Bájate de ahí! – Nifa frunció el ceño- puede romperse… -

- ¿En serio? – Hitch la miró asombrada y se subió a saltar a la suya- ¡Probemos cuanto aguanta! –

Nifa se llevó la mano a la cara y comenzó a desempacar sus cosas. Sus amigas eran unas insufribles, jamás las lograría cambiar.

Levi se registró junto a sus amigos. A diferencia de los jóvenes, él había pedido una habitación separada, con la esperanza de poder pasar un tiempo con Emma. ¿era arriesgado? Si, muchísimo, pero no podía no intentarlo.

Las tres amigas escucharon como la puerta sonaba insistentemente. Debían ser los chicos, llamándolas para ir a la piscina. Nifa se rehusaba a bajar.

- Nifa… - Emma se acercó, mientras Hitch les explicaba a sus amigos que necesitaban un poco de tiempo-

- ¡Las esperamos abajo! – escucharon decir antes de que la rubia cerrara la puerta-

- ¿Qué pasa mi ninfa fabulosa? – Hitch se agacho al lado de Emma. La pelirroja se encontraba sentada en su cama-

- No quiero ir a la piscina, me da un poco de vergüenza- se cubría el estómago, nerviosa-

- Escúchame – Emma le tomó la mano- eres una chica guapísima, tienes un cuerpo muy lindo. No dejes que tus inseguridades te coman la cabeza. – tomó la toalla que Nifa tenía en su cama y se la pasó- ten. Nadie te va a obligar a hacer nada. Si quieres podemos bajar y bañarnos, tomar un coctel, bromear. Pero si no quieres, estas en todo tu derecho de decir que no y hacer lo que a ti te plazca-

- Creo, creo que lo intentaré… -

- ¡Esa es mi chica! – Hitch sonrío y Emma negó con la cabeza divertida –

Las tres bajaron con sus trajes de baño. Emma vestía un bañador azul, que le cubría todo, estilo vintage. Nifa ocupaba un tankini blanco con flores rojas. Hitch, la cual era más tradicional, ocupaba el típico Bikini, sin estampado, verde oscuro.

Al encontrarse con sus amigos, corrieron hacía ellos y todos comenzaron a pedir cocteles de distintos sabores.

Levi se miraba en el espejo. Era un hombre delgado, pero fibroso. Tenía músculos debido a su entrenamiento, lo único que le fallaba según él era su estatura. Se colocó una polera cuello piqué y unos shorts de baño, por si quería meterse a la piscina y partió camino hacía la habitación de Hange, Mike y Erwin.

- ¡Levi! – Hange sonrío al abrirle la puerta- ¡que guapo! –

Erwin y Mike comenzaron a reír y Levi frunció más el ceño. Creía que se estaban burlando de él, pero tenía que ver con una apuesta que habían hecho con la de lentes. Pronto Hange entendió arreglando el malentendido y los cuatro bajaron hacía donde estaban los mocosos que habían llegado, esperando que no hubiesen hecho ningún desastre.