Prologo (Día 0)

1

—¡El torneo de la Liga Sinnoh, en el Valle Lily se acerca a la recta final! Y los competidores de la primera ronda semifinal de hoy son: ¡Ash!, quien se enfrenta a ¡Tobías! – se anunciaba a través de los altoparlantes que estaban en el estadio.

Finalmente, la Liga Sinnoh había iniciado y nuestro héroe, Ash Ketchum, no podía estar más emocionado de estar allí. Al lado suyo, su fiel amigo, Pikachu, sobre sus cuatro patas y preparado para ir al campo de batalla una vez que su entrenador le diera la orden. Su mirada totalmente entusiasta y determinada, mientras que de sus mejillas rojas brotaban algunas chispas de electricidad, tenía la misma energía que su entrenador tenía esa misma mirada de determinación y confianza.

—Así que señores, prepárense para una batalla ¡súper ardiente! —

En las gradas de espectadores, en la primera fila estaban sus compañeros de viaje, Brock y Dawn, fieles amigos que no dudaban en mostrar su apoyo al chico en toda su travesía hasta este punto. A su lado también estaba Barry, rival de Ash empeñado en mostrar que era mejor, pero eso no le quitaba ser un buen amigo para el entrenador y ahora estaba allí, como espectador apoyándolo y esperando que saliera vencedor. Llegar a la semifinal se estaba convirtiendo en un gran logro para la carrera como entrenador de Ash y ellos estaban allí para presenciar que tan bueno se había vuelto.

—¡Qué nervios! — exclamó Barry con entusiasmo. Anteriormente habia participado y habia perdido frente a Paul, pero aceptó su derrota y quedó completamente impresionado por habilidad de él y de Ash en su enfrentamiento, ahora veía a Ash como un entrenador digno de triunfar, pero a veces por su mente pasaba la duda cuando recordaba la impactante batalla de Tobias donde resultó vencedor con solo mostrar un único pokemon.

—¡Vamos Ash! ¡Dale con todo! — gritó Dawn mientras juntaba sus manos alrededor de su boca para hacer eco y se escuchara más fuerte su grito de ánimo. Frente a ella estaba su Piplop quien vestía un colorido traje con una pluma en la cabeza y con pompones de porrista, al oír a su entrenadora él también dio saltos de ánimo en apoyo a Ash quien le agradaba bastante al tenerlo siempre cerca de su entrenadora.

Por su parte, Brock solo estaba cruzado de brazos mientras miraba a su amigo con una gran sonrisa de orgullo. Conocía a Ash desde inicios de su gran viaje para convertirse en maestro pokemon. Estuvo allí cuando enfrentó el desafío de tres ligas regionales anteriores y en cada una estuvo lejos de ganar, pero, en esta ocasión, estaba cada vez más cerca de hacerlo por primera vez y él cada vez se sentía más ansioso junto a Ash, parecía que sentía lo mismo que su amigo y juntos saboreaban la victoria que se aproximaba. Podía decir que estaba orgulloso de él por su gran evolución como entrenador, una evolución que él entendía a la perfección como antiguo líder de gimnasio.

Luego de haber vencido a su rival Paul, en una descomunal batalla donde todos los espectadores fueron testigos de sus habilidades como entrenador, había pasado a la ronda semifinal donde su contrincante era Tobías, un silencioso entrenador del cual se sabía muy poco, la única información existente sobre él era su particular pokemon, supuestamente invencible. La liga había sido difícil de superar hasta el momento, pero Ash no se mortificaba, se sentía preparado y listo para la victoria, si vencía aquí, estaría cada vez más cerca de, finalmente, ganar una Liga Pokemon Regional.

—Y ahora, veamos el primer pokemon de nuestros competidores—

Tobias fue el primero en lanzar la pokeball hacia el campo de batalla, no dijo nada, solo sonrió mientras lo hacía mostrando confianza y que estaba muy relajado. De la pokeball salió su Darkrai, conocido como el pokemon pesadilla y conocido en la liga por ser el único pokemon que Tobias había mostrado, todas sus victorias lo habían logrado únicamente con ese pokemon y salía con marcador de seis a cero a su favor.

Todos en el estadio se mostraron asombrados, algunos preocupados por Ash debido a que habían visto anteriormente el desempeño de Tobias y ese Darkrai, y algunos otros parecían estar sintiendo escalofríos al notar la presencia del pokemon tipo siniestro. Ash no se inmuto, no estaba sorprendido puesto que ya había visto dos Darkrai anteriormente, uno en pueblo Álamos y el segundo en ciudad Canal, estaba preparado para enfrentarse a uno cuando sea necesario y ese momento era ahora. Tomó una pokeball de su cinturón y luego la lanzó al campo de batalla.

—¡Heracross, yo te elijo! —

Heracross, su pokemon bicho/lucha que capturó en la región Johto, luego de un largo descanso, volverá a las batallas, pero enfrentándose a un fuerte oponente. Ash nunca se preocupó por la tabla de tipos, uno de los conceptos básicos al tratarse de batallas pokemon, siempre había confiado en su sincronía con sus pokemon y en qué tan fuertes eran, pero en esta ocasión, había aprendido mucho al observar y tomar consejos de sus contrincantes y eso le ayudó a perfeccionar más su estilo de batalla, y una de las cosas que aprendió de su rival Paul, fue que no hacia ningún daño tener un poco de ventaja de tipo en una batalla.

—Se ha determinado que Ash tenga el primer movimiento— dijo el refering de la batalla, un chico joven con el uniforme de la Liga Sinnoh y con dos banderas en las manos, una roja y otra verde, luego levantó los brazos levantando igual las banderas— ¡Comiencen! —

—Heracross— Ash trató de dar una orden a su pokemon, pero no pudo completarla.

En ese momento, Darkrai se impulsó y se elevó con rapidez lo más alto que pudo sobre el estadio.

Ash volteó a ver a Darkrai en el cielo, y de la misma forma, todos los presentes lo hicieron. El chico estaba confundido, no se suponía que Darkrai atacara primero, pero, de hecho, no había escuchado a Tobías haberle dado una orden, así que, ¿Que estaba pasando en ese momento?

Darkrai acercó sus manos una frente a la otra y comenzó a surgir una bola negra hecha de oscuridad, una vez que alcanzó un considerable tamaño, levantó sus brazos y la bola de oscuridad se hizo más grande. Algunos la catalogaban como un mini agujero negro pero la realidad era que se trataba del movimiento Brecha Negra.

—¿Pero qué? — Pero en ese momento, Ash lo comprendió, o mejor dicho, lo recordó. En un rato comenzó a sentir miedo, un profundo miedo que surgía desde su interior. Su pecho comenzó a sentirse presionado y aun así, su corazón parecía acelerar su pulso a una velocidad peligrosa. De su frente surgió algunas gotas de sudor frio mientras que sus ojos se abrían más hasta donde pudo y sus pupilas se dilataban por el horro. Sus dientes se apretaban entre sí con fuerza para tratar de sofocar un grito que sentía la necesidad de soltar desde el interior de su ser. Su cuerpo estaba paralizado, su único movimiento era el de sus rodillas que temblaron levemente, debilitándose para caer en cualquier momento y ya no levantarse del suelo. Se sentía intimidado, se sentía insignificante y eran pocas las veces que se sentía así. Conocía ese movimiento, y sabía que nada bueno pasaba cuando un Darkrai lo usaba.

Darkrai profirió un gritó y de la bola oscura comenzaron a surgir más bolas similares, pero de pequeños tamaños. Cada una tomó una dirección diferente pero no se dirigieron al campo de batalla, sino a la gente en las gradas. Una a una, las bolas negras cayeron sobre las personas envolviéndolas en una esfera oscura, por lo regular esa esfera desaparecía y la victima caía al suelo desmayada, pero esta vez la esfera permanecía, envolviendo a su víctima y dejándolo en una profunda oscuridad.

La gente, al ver el extraño acontecimiento, se levantaban de sus asientos y trataron de salir huyendo del estadio. Algunos que llevaron niños pequeños, los tomaban en sus brazos y los cargaron para llevárselos más rápido y protegerlos. La gente estaba desesperada por salvar su integridad, pero en su desesperación terminaban bloqueando sus rutas de escape. Algunos cayeron al suelo y fueron aplastados por otras personas que no los vieron o los ignoraron y solo pensaron en protegerse a sí mismos. El miedo superó incluso a los pokemon, quienes ignoraron todo instinto natural de atacar y defenderse ante el ataque hostil, y corrieron junto a sus entrenadores para salir de aquel estadio y ponerse a salvo. Pero todo intento por salir del estadio era inútil puesto que todos, tarde o temprano, eran alcanzados por la brecha negra.

Ash observaba con un horror expectante como la mayor parte de la gente que había estado en el estadio eran envueltos por las esferas de oscuridad. Fue cuando vio a tres chicos, en la parte alta de las gradas, quienes trataron de huir del estado por la puerta de emergencia junto a sus pokemon, pero fueron alcanzados por una sola esfera y los atrapó, los tres habían quedado atrapados en una sola esfera y quedaron dentro de una inmensa oscuridad impenetrable. Al ver esa imagen, recordó de inmediato a sus tres amigos que miraban el combate desde la primera fila.

Su cuerpo volvió a reaccionar y volteó a ver a donde sus amigos habían estado sentados— ¡Chicos! — gritó. Pero, en el lugar donde habían estado sus amigos, ahora solo había dos grandes esferas de oscuridad, una parecía más grande que la otra, con mucho pesar y preocupación, pensó que la esfera había atrapado a Brock y Dawn juntos, mientras que Barry había sido atrapado en otra.

Sus amigos no habían tenido suerte. Ash había sido atrapado por la brecha negra de Darkrai cuando estuvo en pueblo Álamos, había caído desmayado una vez que fue alcanzado, pero recordaba la sensación, dentro de sus sueños. Esa sensación de soledad perpetua, donde eres el único en ese basto y desolado mundo; expuesto completamente a lo que sea que estuviera listo para atacarte de una u otra manera. No sabía en que estarían soñando ellos, pero si sabía que deberían estar sintiéndose insignificantes, débiles y temerosos ante lo que sea que estuvieran viendo.

—¡Hera-cross! — sus pensamientos fueron perturbados por el grito de su pokemon, en ese momento Ash recordó que su Heracross aún estaba en el campo de batalla— ¡Pika! — le siguió un grito de su Pikachu.

Ash volteó a ver al campo de batalla, del otro extremo seguía Tobías, inmóvil, parecía no inmutarse a pesar de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, pero igual no parecía voltear a ver a ningún lado, ni a su pokemon en lo alto, ni a las personas a su alrededor que estaban siendo atacadas por las esferas oscuras, solo estaba con la mirada fija hacia Ash, lo más extraño era que Ash solo sentía su mirada, pero no podía ver sus ojos, podría decir que su cabello los cubría pero él sabía que no era así, simplemente, no podía verlos. Volteó a ver al centro del campo, allí estaba Heracross, y a su lado estaba Pikachu. Ash volteó a ver a su lado izquierdo, donde hace rato había estado el pokemon roedor, no estaba allí, pero ¿Por qué se había ido hacia la mitad del campo? Quizá sintió la necesidad de apoyar a su compañero pokemon para protegerlo. Ash se sintió ansioso, no solo sus amigos acababan de ser atrapados por la brecha, ahora sus pokemon estaban lejos de él, expuestos al peligro que significaba el ataque de Darkrai. Esa sensación de cuando tuvo la pesadilla volvió, la sensación de quedarse solo comenzaba a apoderarse del chico.

—¡Heracross! ¡Pikachu! ¡Vuelvan! — le ordenó a sus pokemon en un tono que casi se volvía en un grito desesperado. Regularmente, en una situación así metería a Heracross a su pokeball e iría corriendo a alcanzar a Pikachu y tomarlo entre sus brazos, pero la desesperación y el miedo lo hacían tomar decisiones rápidas y no pensar con la claridad de siempre.

Pikachu comenzó a correr sobre sus cuatro patas para llegar más rápido hacia donde estaba su entrenador, mientras Heracross desplegó sus alas y comenzó a volar a un metro sobre el suelo, muy cerca de Pikachu esperando protegerlo con su cuerpo sobre él. Ambos se mostraban asustados mientras el sudor resbalaba por sus frentes, corriendo con rapidez y respirando exaltados, querían llegar con su entrenador, pero el trayecto parecía interminable.

Darkrai no se había movido de su lugar desde que empezó con el movimiento de brecha negra, permanecía inmóvil en lo alto con los brazos extendidos mientras mantenía viva la esfera oscura principal.

Una pequeña esfera se dirigió hacia los pokemon de Ash, ellos seguían corriendo, pero fue Heracross quien se dio cuenta de la esfera que se dirigía hacia ellos. Al ver lo rápido que se aproximaba, solo bajó su vuelo y colocó su cuerno debajo de las patas traseras de Pikachu y lo empujó a lo alto. Pikachu estaba desprevenido cuando fue arrojado por los aires y lejos de Heracros, dio unas cuantas vueltas mientras se iba en dirección a Ash, y mientras giraba hacia Heracross, vio como la esfera oscura se iba acercando a él y comprendió, que su amigo lo hizo para evitar que le diera a él también.

Ash estaba sorprendido. Vio a su Heracross arrojar a Pikachu por el aire para luego ser atrapado por el movimiento Brecha Negra y quedar allí dentro, en la impenetrable oscuridad.

—¡Pika! —

El grito de Pikachu hizo reaccionar a Ash, quien se volteó a verlo. Esta vez, fue el miedo que algo le pasara a su amigo lo que hizo que Ash pudiera moverse y correr hacia donde Pikachu podría caer, y fue así como lo atrapó entre sus brazos.

—Pikachu— dijo Ash con alivio al tener a su pokemon a salvo

Pikachu habia cerrado los ojos por reflejo cuando sintió caer, pero los abrió cuando escuchó la voz de su entrenador— ¿Pika? ¡Pika! — exclamó con júbilo al ver al chico

Ash sonrió, aunque estuviera en medio del fin del mundo, ver a su mejor amigo entre sus brazos siempre le hacía esbozar una sonrisa y olvidarse de sus problemas, el rostro de Pikachu era lo que más le traía calma.

Todas las personas del estadio habían sido atrapadas por la brecha negra, pronto, todas las paredes, todo alrededor parecía haber sido cubierto por la oscuridad total. Ash volteó a ver a Tobías, quien seguía de pie e inmóvil en el mismo lugar. Adoptó una pose fuerte con los brazos a los lados de su cuerpo y los puños apretados, mientras Pikachu se subía a sus hombros, enojado mientras se preparaba en caso de atacar y se veía en sus mejillas que lanzaban pequeños rayos eléctricos.

—¡Tobías, detenlo! — le gritó, con visible enfado. Estaba enfadado por todo el desastre que él y Darkrai habían causado.

Tobías no respondió. Nuevamente, Ash podía jurar que no podía verle los ojos. El enojo se apoderaba cada vez más. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Tobías no respondía o hacia algo?

—¿No me escuchaste? ¡Destruiste todo! ¡Todos están atrapados por tu culpa! ¡Detenlo! —

Sin efecto nuevamente, Tobías parecía inmutable. Ash solo lo miraba furioso, pero sin decirle más, como esperando una respuesta y a la vez deseando que no diera ninguna, pues tenía un presentimiento, uno que le recorría toda la espalda y le decía que se arrepentiría de exigirle una respuesta.

Una leve risa rompió el silencio que había estado reinando. La risa se hizo cada vez más y más fuerte al punto que se podía escuchar en todo el estadio.

Ash comenzó a sentirse incómodo. Abrió los ojos lo más que pudo por la impresión, su cuerpo parecía comenzar a sentir una fuerte y penetrante frio y su labio inferior comenzó a temblar, esforzándose por mantenerse cerrada para no soltar un suspiro de impresión. Esa risa parecía resultarle familiar, no la había escuchado desde hacía mucho tiempo, incluso podía jurar que la había olvidado por completo, pero ahora la estaba escuchando, e hizo que todos sus nervios se pusieran en alerta. Su presentimiento había sido correcto.

La risa provenía de Tobías, Ash podía ver como su boca se movía satisfecha y soltaba las carcajadas. Pronto, el sonido se hizo cada vez más grave, al punto que parecía estar desgarrando su garganta para lograrlo. Tobías levantó la mirada, finalmente Ash pudo verle los ojos, pero… el sentimiento que le provocó, fue el peor que alguna vez experimentó.

Los ojos de Tobías, eran tan negros como Darkrai, desprovisto de pupila ni de esclerótica, y sin ningún brillo, pero no parecían cansados, esos ojos completamente negros parecían expresar maldad pura desde lo más profundo del ser de Tobías.

Todo el valor, y enfado que Ash había tenido, fue reducido a nada. Ahora, era solo miedo lo que estaba sintiendo, temor, uno que abarcó todo su cuerpo y ya no dejaba espacio para nada más. Finalmente, el horror se apoderó de su ser.

El cuerpo le temblaba, su frente se mostró sudorosa, sudor frio, y sus puños se abrieron para liberar a sus dedos solo para que temblaran. Sus ojos comenzaron a humedecerse y parecía que en cualquier momento se quebraría a llorar. Su boca estaba abierta, asombrada, quizá, por un momento sintió la necesidad de gritar, pero el grito fue sofocado. Su cuerpo estaba paralizado, pero lo que más quería, desde su corazón, era comenzar a correr lejos y estar seguro. Era raro en él sentir algo así, desde hacía mucho tiempo atrás, había dejado de sentir tanto miedo por su integridad, sobretodo tomando en cuenta por todo lo que había pasado durante su aventura pokemon.

Esos ojos, no eran los de Tobías. Eran los ojos de un ser que Ash ya había visto antes, muchísimo antes siquiera que tener sus viajes. Un ser hecho de maldad pura que él detestaba. Esos ojos los había visto… en sí mismo, creyó haberse deshecho de eso, pero ahora estaban aquí, mirándolo. Antes había dicho que prefería un rayo a caer en las pesadillas de Darkrai nuevamente, pero ahora parecía preferir otra vez la pesadilla, a que esos ojos siguieran viéndolo.

2

Ash se levantó de la cama de un sobresalto. Solo había levantado el torso mientras que sus piernas aun descansaban sobre el colchón. Sus ojos estaban muy abiertos y su frente bañada en sudor. Estaba respirando a bocanadas, no había gritado, pero si estaba impresionado. Todo había sido un sueño, uno muy malo para él.

Todavía era de noche, su habitación compartida aún estaba a oscuras. Volteó a ver a Pikachu quien siempre dormía a su lado, él seguía allí, pero había contorsionado su cuerpo de tal forma que le impresionaba ver que tanto podía doblar su cuello sin romperlo. Volteó a ver a su derecha, allí estaba una segunda cama, donde Brock dormía, roncando levemente, pero sin ser tan estruendoso. Luego volteó a ver arriba de si, donde estaba una segunda cama de la litera que compartía con Dawn, la chica con quien viajó por todo Sinnoh y ahora compartían la litera, estando ella en la cama superior, ella seguía dormida y se podía escuchar su placida respiración sin interrupción.

Ash se alivió de no haberse exaltado y gritar, pues eso hubiese despertado a sus amigos. Lo que hizo fue, levantarse de la cama, con mucho cuidado de no mover a Pikachu y despertarlo. Al alejarse de la cama, se dirigió al baño, procurando no hacer mucho ruido para no despertar a sus amigos.

Su habitación era un camarote con ventanas redondas y pequeñas por donde entraba la luz de la luna, estaban sobre un barco con dirección a Kanto, región de donde era originario el chico. La habitación era sencilla, tres camas, una litera y una individual, igual habían repisas de noche donde había un par de lámparas que eran las encargadas de iluminar toda la habitación. Igual había, frente a las camas, una repisa para ropa y dejar objetos; sobre ella se postraba un trofeo dorado, de un codo medio de largo; en la cima del trofeo había una pokeball de metal, y justo debajo de esta había un par de alas doradas, no tan grandes para no eclipsar a la pokeball; el trofeo estaba sobre un pedestal de madera con una placa plateada donde estaba grabado el nombre de Ash Ketchum, campeón de la Conferencia del Valle Lily de la Región Sinnoh.

En el baño, orinó y luego lavó su cara, solo quería refrescarse, no tenía la intención de evitar el sueño y no regresar a dormir, pero sabía que, luego de esa pesadilla, tardaría un poco en volver a conciliar el sueño, a lo que resolvió que, si no podría volver a dormir, no molestaría a sus amigos y saldría un rato afuera de la habitación para distraerse un rato y quizá podría cansarse lo suficiente para recuperar el sueño. Ya que siempre dormía con su camisa blanca y unos calzoncillos de rallas azules y verdes, se puso sus jeans y salió de la habitación.

Su habitación estaba en la banda de babor del barco. Al salir, Ash vio el mar, tan inmenso y relajante; parecía estar brillando con la luz de la luna, las olas se movían de forma suave y emitían un sonido tranquilizador al romperse con la proa. Estaba preocupado por su sueño, todo en ella le resultó demasiado extraño, Darkrai, Tobías, la oscuridad. Todo. Pero su pregunta mayor era, ¿Qué le pasó a Tobías? ¿Era realmente él, lo que lo tuvo tan intranquilo? ¿O fue lo que hizo? Cuando supo sobre él, no hubo nada que lo perturbara, ni siquiera cuando lo tuvo de frente en el combate, no había nada extraño en él, lo extraño había sido su mirada.

El chico se acercó al barandal, y apoyó sus brazos en él, la brisa le pegaba en el rostro y parecía gustarle, cerró los ojos y sonrió dejando que el viento lo refrescara y le revoloteara el cabello. Su sueño estaba esfumándose de su memoria, y eso era bueno, no había razón para recordarlo, hasta le empezó a parecer ridículo haberse preocupado por una simple pesadilla.

Ash estuvo un rato allí en el barandal, cuando escuchó que la puerta de su habitación se abría. Alguno de sus compañeros se había levantado, pensó, y al no verlo en su cama salió a buscarlo. Se volteó a ver hacia la puerta, y tuvo que ver al suelo, pues allí estaba Pikachu, saliendo sobre sus cuatro patas y dirigiéndose a él.

—¿Pika? — preguntó el roedor mientras se acercaba. Se veía todavía somnoliento, con los parpados caidos a la mitad de sus ojos, pero aun así seguía acercándose.

—Pikachu. Lo siento, ¿te levanté? —

Pikachu no respondió, al llegar a donde el chico, dio un saltó sobre el barandal y luego otro hacia su hombro, ya allí, frotó su mejilla con la del chico. Pikachu sabía cuándo algo le molestaba a Ash, podía sentirlo ya que sus sentimientos parecían estar sincronizados. Llegó a su lado, luego de despertar y no verlo en la cama, para saber si algo le había preocupado o le había interesado allí afuera.

Ash acarició el mentón de Pikachu, a lo que Pikachu exclamó con alegría. Ash sonrió, como se dijo, ver a Pikachu le alegraba y tranquilizaba.

—Estoy muy emocionado por mañana, Pikachu— dijo mientras volteaba a ver a la dirección de la proa— En unas cuantas horas, estaremos en casa, veremos de nuevo a mamá y a los chicos. Y esta vez, les llevaremos el trofeo de la Liga Sinnoh—

Había pasado mucho tiempo desde que Ash inició su viaje, y su primer objetivo para convertirse en maestro pokemon había sido ganar una Liga Regional. Luego de tres ligas regionales, finalmente logró vencer en la Liga de la región Sinnoh. Después de haber enfrentado a Nando y Conway, Paul y Tobías se habían convertido en los contrincantes que provocaron la idea de volver a perder. Impactantes batallas donde sus pokemon tuvieron que usar el máximo de sus fuerzas y donde tuvo que usar tácticas aprendidas en su viaje y aprendidas de sus rivales para poder vencer. Tobías hizo que se frustrara un poco cuando su Darkrai y su Latios vencieron a tres de sus pokemon, antes que ellos cayeran rendidos, con pocos pokemon disponibles, y a pesar que la probabilidad estuviera en su contra, venció al resto de los pokemon de su contrincante, casi se desmaya de la impresión ese día. Luego de esos dos combates anteriores, y con nuevas estrategias aprendidas, llegó a la final preparado para cualquier sorpresa, y aunque no las tuvo, fue relativamente más fácil de vencer aquí y sin haber sacado a su ultimo pokemon al campo.

—Todos estarán muy contentos, ya lo veras— Ash siguió mirando las olas— Dawn ha querido conocerlos desde hace mucho. Mamá estará encantada de conocerla, le caerá muy bien—

En lugar de separarse y que Ash y Brock volvieran a Kanto solos, Dawn decidió acompañarlos en otra región antes que decidieran que harán cada uno próximamente. Y lo primero que harían, sería ir al pueblo natal de Ash donde ella conocería a "toda" su familia y pokemon. como ellos siempre se decían, las aventuras nunca terminan mientras están juntos.

Pikachu dio un pequeño bostezo, a lo cual Ash volteó a verlo, de pronto, el comenzó a tener la misma sensación y bostezó igual, por ende, usó su mano para cubrirse la boca mientras lo hacía— tienes razón amigo. Me está volviendo el sueño. Ven. Volvamos a dormir. —

Ash dio un último vistazo a las olas, y después se separó del barandal y se acercó a la puerta de su habitación, donde entró y se subió a su cama para volver a dormir al lado de Pikachu.

No tardó mucho tiempo para quedarse profundamente dormido, y continuaría así, toda la noche, sin tener ningún tipo de sueño que lo volviera a despertar. Dentro de unas horas despertará y su sueño anterior, habrá sido borrado de su memoria… o eso creería.

3

Un hermoso pueblo tranquilo, con poca urbanización, pero con un notable estilo artístico, un lugar importante para concursos pokemon, y lo más importante, un pueblo construido sobre una pequeña montaña sobre un lago, así era pueblo Álamos, ubicada al oeste de Sinnoh, y lugar que fue protagonista de uno de los mayores combates pokemon que definió el futuro de toda la existencia misma, una batalla donde se vieron involucradas los pokemon legendarios del tiempo y espacio, Dialga y Palkia. Dos pokemon que jamás debieron haberse conocido, pero que cuando lo hicieron, crearon un verdadero caos que no solo pudo destruir a pueblo Álamos, sino en todo lo existente en el universo.

Quien también se vio involucrado en esa batalla, fue un Darkrai que convivía en secreto con todos los habitantes del pueblo, ya sea humanos o pokemon. Estando de manera incógnita dentro de sus sombras, o en la oscuridad, siempre procurando no ser visto, pues sabía que no era bien recibido hasta que ocurrió esa batalla entre Dialga y Palkia y él decidió intervenir. Desde ese día, la gente decidió adoptar a Darkrai como el pokemon protector de pueblo Alamos, pero a pesar que los habitantes parecieron haberle aceptado y perdido el miedo, Darkrai prefería seguir alejado de todos y protegerlos desde las sombras.

Cuando Darkrai necesitaba descansar, no tendía a hacerlo en los jardines junto a otros pokemon o en edificios donde habitaran personas. Él, al ser el pokemon pesadilla, al momento de reposar todo aquello a su alrededor tendía a sufrir de pesadillas, y él sabía eso, un ejemplo claro es lo que ocurre con el Darkrai que descansa en la isla Luna Nueva, y cada que lo hace provoca pesadillas intensas en los habitantes de Ciudad Canal que está muy cerca de la isla. Pero por extraño que parezca, desde que estaba en el pueblo Álamos, jamás había causado pesadillas a las personas (a excepción de los que cayeron victimas de su brecha oscura), y se debía gracias a las Torres del Espacio y Tiempo.

Allí, la estructura que Godey construyó para darle un símbolo de importancia para el pueblo, y para tocar bellas melodías que relajaran el alma de todos los seres vivientes, se convirtió en un arma para controlar a los pokemon legendarios del espacio y tiempo cuando ellos, inevitablemente se encontraran para batallar y pueblo Álamos fuese su campo de batalla, todo eso lo supo y pudo prevenirlo gracias a una pesadilla del Darkrai que salvó a su nieta de una gran caída. Como agradecimiento, Godey permitió que Darkrai descansara en la Torre del Espacio y el Tiempo, y para evitar las pesadillas que provocaba al hacerlo, usó una pluma lunar, en el corazón de la Torre.

Darkrai estaba sobre la Torre del tiempo, había estado descansando, pero algún presentimiento lo perturbó de su reposo. Lejos de allí, algo pareció haber solicitado su presencia, y lo hizo por medio de sus sueños. A lo largo de la historia, habían sido pocos los que invocaban su presencia, y la última vez que alguien invocó a un Darkrai, fue para cumplir con fines egoístas y crueles, causando daño a humanos y pokemon por igual, y, sobre todo, a HO-Oh, el legendario pokemon que traería paz a este mundo nuevamente.

Darkrai se sentía intrigado por el llamado, quería ir a responder ese llamado, pero, ¿Por qué tenía que ser él, el Darkrai que respondiera el llamado? ¿Por qué abandonar al pueblo que debía proteger para ir a buscar a su invocador solo para descubrir una desagradable sorpresa? Pero para él, solo había un motivo, el llamado provenía de aquel chico de gorra roja y de Pikachu como acompañante, que estuvo presente y ayudó a detener la batalla entre Dialga y Palkia. Ese chico que sufrió el ataque de brecha negra y tuvo un sueño que le previno sobre ese combate. Un chico que Darkrai sentía que debía responder a su llamado.

Darkrai se elevó al cielo, y comenzó a alejarse de pueblo Alamos para dirigirse al origen del llamado… con dirección a un pueblo en Kanto.