Luego de que empezara mi breve semana de vacaciones de la universidad, la inspiración se puso de mi lado y acabé el primer capítulo de lo que sería un nuevo Fic, estuve pensando en escribirlo poco después de haber terminado con Cupido Yamanaka, así que ahora iré publicando dos historias hehe, esta y "Don't dreamm, it's over"
Con respecto a la duración... no diré nada por ahora, siempre que planeo algo termino haciendo otra cosa haha uwu
Naruto y sus respectivos personajes pertenecen a Masashi Kishimoto
[ Al compás de la melodía ]
Capítulo 1
.
Saliendo desde los interiores de la espaciosa edificación en la que estudiaba, Naruto Namikaze se dirigía hacia la salida de la preparatoria en compañía de dos de sus amigos, listos para ir a encontrarse con las concurridas calles. Sin embargo, los ojos del chico fueron a parar al auto que yacía perfectamente estacionado en frente de la entrada con aquel hombre cuyo rostro le era familiar esperándole apoyado en el capot del vehículo, afectando enseguida su estado de ánimo y derrumbándolo en cuestión de segundos, abriéndole paso a la irritabilidad.
Shikamaru Nara, uno de sus mejores amigos, al caer en cuenta de la situación, preguntó. –¿Hoy también tienes que tomar tus clases?
–Sí, se me fue totalmente de la cabeza. –Exhalando en un pesado suspiro, Naruto agregó. –Que me esté esperando casi todas las tardes estacionado ahí es un dolor de cabeza.
Imperturbable, Gaara le dio unas cuantas palmadas suaves en el hombro, esto en señal de ánimo. –Ya nos escribirás luego, pero por ahora creo que no te queda más opción que ir.
–Lo sé... Los veo mañana. –A continuación, Naruto se aproximó hacia el hombre que aguardaba por él y tras darle un fugaz saludo se acomodó a regañadientes en los asientos de atrás, esperando a que fuera el momento de partir.
Sabía muy bien cuál sería su próximo destino, en determinados días de la semana después de la escuela Iruka, el conductor del vehículo, venía por él, tener que ver su rostro con tal frecuencia era como el pan de cada día desde a mediados de la escuela primaria, aunque él no era un mal sujeto no podía evitar sentirse malhumorado de verlo porque sabía que, según órdenes de sus padres, debía llevarlo hasta aquella casona perteneciente a un amigo de su padre a continuar puliendo sus aptitudes musicales.
No es que odiase la música, al contrario, cuando era niño la música se volvió una de sus mayores fascinaciones al tener continuas oportunidades de asistir a varios recitales de música clásica, esto por influencia directa de sus padres.
Su madre, Kushina Namikaze, era una violinista bastante reconocida, mientras que su padre, Minato Namikaze, era conocido como director de orquesta, aquel camino que ambos desarrollaron en el mundo de la música fue razón suficiente para ellos para someterlo a tales clases particulares durante tantos años, no obstante, no todo era malo dentro de todo, por lo menos dejaron en sus manos la elección del instrumento en el que podría especializarse y no lo pensó dos veces para inclinarse hacia el piano, la melodía que dicho instrumento era capaz de producir era toda una maravilla para sus oídos, mientras que a veces podía ser armoniosa y angelical, otras podía ser intensa al punto de provocarte un escalofrío, erizándote la piel.
Guardó silencio durante todo el trayecto con la vista enfocada sobre su celular y en cuanto el vehículo se detuvo, se despidió rápidamente de Iruka y se bajó encaminando sus pasos hacia aquella estructura, ciertamente esta yacía a una distancia considerable de su ubicación inicial, el sector no estaba tan atacado por las típicas lujosas construcciones de la ciudad, era un aire completamente distinto, verdosos y altos árboles era lo primero que entraba en su campo de visión sin importar a dónde se girase.
–Llegas justo a tiempo, Naruto.
–Tal y como siempre, hazme el favor de decirme algo nuevo alguna vez. –Le contestó el rubio al alto hombre de cabello blanco y largo que salió a recibirlo.
Jiraiya, además de ser su instructor de piano, mantenía una estrecha relación tanto con su padre como con el dueño de la residencia en la que estaban y la verdad era un hombre agradable y carismático, pero en lo que respectaba a su trabajo... era bastante estricto, era como ver a dos personas completamente distintos, pero con un mismo rostro.
Soltando unas cuantas carcajadas, el hombre comentó. –Así que de nuevo han tenido que traerte a arrastras ¿eh?, para ser tan joven no tienes un humor muy bueno.
–Hace mucho que dejé de venir aquí por voluntad propia, dar más motivos está claramente de más. –Escupió Naruto, deslizando su mano por detrás de su nuca.
Desde que llegó, el rubio muchacho no mostró mayor preocupación por las palabras que salían por su boca, sin considerar tampoco la posible molestia que podría emerger del mayor ante tal actitud adoptada por su parte, sin embargo, ni un solo comentario suyo pareció tener algún efecto negativo en su instructor, aquella enorme sonrisa seguía adornando su rostro.
–Tu sí que no tienes pelos en la lengua, muchacho.
–¿Vas a seguir sin decir nada?, si hubiera hecho esto de niño no te la habrías pensado dos veces para regañarme.
–Creo que ya puedo decir que me he acostumbrado, el tiempo que puedo dedicar reprendiéndote podemos invertirlo en la lección. Vayamos adentro, dependiendo de tu rendimiento el día de hoy quizás considere en dejarte ir antes de la hora asignada.
La lección transcurrió sin mayor novedad, tener que sentarse frente al piano y tocar las partituras que le entregaban se volvió algo monótono para Naruto, además de tener que escuchar los acompasados pasos de Jiraiya a sus espaldas yendo de un lado a otro por la habitación oyendo detenidamente su composición. Aunque la melodía del piano fuese de su agrado, no solo no conseguía disfrutarla plenamente por el hecho de tener que tocar porque se lo imponían, sino también porque era el único en dicha residencia, al parecer no habían muchos más con algún interés musical a parte de él, y su instructor, sus padres y el dueño de la casona no contaban.
Sumido en la melodía que sus dedos producían al presionar con delicadeza las teclas del instrumento, se vio atraído por el repentino paso de una chica a la cual divisó por medio del ventanal que yacía frente a él, siguiéndola inconscientemente con la mirada sin detener el movimiento de sus manos.
–Ten la vista sobre el piano, Naruto.
En consecuencia de su distracción, Jiraiya dio un golpe sobre la base del piano con el libro que traía consigo, haciéndolo brincar del susto sobre su asiento y frente a tal llamada de atención no le quedó más que centrarse nuevamente en su partitura, siendo esta Nocturne op. 9 no. 2 de Chopin, de todos modos la chica ya había desaparecido.
Al paso de una hora y media, Jiraiya cumplió con lo que prometió desde un inicio y concluyó con la lección antes de tiempo estipulado, Naruto acostumbraba a practicar alrededor de dos horas y media en frente del instrumento antes de poder volver a casa, por lo que podría decirse que su lección fue relativamente corta. Mientras recogía sus pertenencias, alzó momentáneamente la vista hacia los asientos que yacían acomodados afuera de la habitación, encontrando una vez más a la chica de antes al verla a través de la puerta de cristal, cabizbaja, sin ejercer movimiento alguno a la espera de que él y su instructor desalojaran la sala, aparentemente.
Solo cuando comenzó a retirarse de la habitación aquella muchacha se levantó y pasó junto a él y aunque solo fueron unos segundos insignificantes los que la tuvo a su lado pudo ver su rostro con mayor claridad, explorándolo de arriba a abajo, pasando por sus rosados labios, sus mejillas naturalmente ruborizadas y ni hablar de su brillante cabello color rosa, el cual yacía a la altura de sus hombros. Sin embargo, a pesar de la acotada distancia entre ellos durante tales instantes no consiguió establecer ni el más mínimo contacto visual con aquellos orbes color jade que antes no había tenido la oportunidad de apreciar y por instinto detuvo sus pasos para voltear en su dirección, observándola sentarse en la silla en la que él estuvo la última hora, estaba extrañado, ella ni siquiera se inmutó ante su presencia... fue como si no lo hubiera visto pasar siquiera.
–¿Qué pasa? ¿Te has olvidado algo?
–¿Quién es la chica de ahí? –Preguntó el joven sin pensarlo dos veces, ignorando además las anteriores preguntas que le fueron hechas por el mayor.
Durante unos instantes, Jiraiya fijó su atención sobre la muchacha que Naruto estaba mencionándole, el rubio estaba esperando oír alguna respuesta decente al respecto, pero se decepcionó cuando oyó al hombre responder con tal desinterés.
–Nunca la he visto antes, supongo que ha de ser su primera vez aquí tomando clases particulares. –Tras dar aquella breve explicación, Jiraiya tomó a Naruto ligeramente del brazo, animándolo a que lo siguiera. –No te distraigas, aún puedo cambiar de opinión con respecto a lo de dejarte ir antes de tiempo.
Encabronado, Naruto se zafó del agarre del hombre a su lado y sin detener su andar, espetó. –Puedo caminar yo solo, no necesito que me ayudes con eso también.
Durante todos sus años yendo ahí esa era la primera vez que veía a alguien más, alguien fuese más o menos igual de joven que él por lo menos y desde siempre había tenido que aguantar el hecho de verse solo en ese lugar, por lo que ver a alguien más aparte de él no solo lo sorprendió, sino que también afectó su ánimo en el mejor sentido de la palabra. Ante aquel suceso, Naruto se juró a sí mismo que la próxima vez que la viera se aseguraría de averiguar la identidad de aquella chica, o por el contrario, su conciencia no estaría tranquila.
