Holi, tanto tiempo, ¿me extrañaron? yo si jeje.
Lamento la tardanza, me ha costado mucho escribir por tema universidad y responsabilidades, y cuando me queda tiempo, me da un poco de lata escribir, pero en fin, acá estamos. Para la gente que ya me ha leído, no sé si recuerdan que les comenté que estaba trabajando en dos historias, bueno, les traigo una de ellas ahora, la segunda me falta harto todavía por trabajarla.
Lo otro, yo creo que la gente que me ha leído anteriormente, sabe que siempre me estoy inspirando en algo para mis fanfics y esta no es la excepción. Para esta historia me inspiro en dos películas Disney: "Como entrenar a tu dragón" y "Pocahontas". ¿Qué tienen que ver una con la otra? Bueno, ahí lo van a ir descubriendo, pero si hay alguna escena que les recuerde a estas películas, es por eso.
Bueno, para la gente en general, les cuento que este fanfic tiene 12 capítulos. Me faltan escribir unos dos capítulos, por eso las actualizaciones serán semana por media. Cualquier cosa aviso antes, así que eso, tengan paciencia.
¡Espero que les guste el primer capítulo, todo lo hago por amor y respeto al anime de Naruto! ¡Enjoy!
Capítulo I: "Hunta"
Sasuke
-Levanta más el brazo ... eso, aprieta el abdomen- me va indicando nii-san. Exhalo largamente y, en un fluido y elegante movimiento, tenso el arco.
Me quedo en posición, mientras Itachi daba vueltas a mi alrededor, evaluando. Este sonríe burlón - nada mal Sasuke-chan - pongo los ojos en blanco.
- Imbécil - vuelvo a concentrar mi vista en la liana, a unos metros más allá.
-... Eso, que tu vista sea igual a la flecha. Cuando sueltes, debe ser suave como un suspiro, pero contundente - exhalo lentamente, sintiendo mi cálido aliento en mi mano derecha, que mantenía cerca de mi mejilla.
"... Ahora", suelto mi aliento y suelto la flecha. En ningún momento, ni antes ni después, hago un movimiento de más. Me quedo quieto, lo único que hago es abrir mis dedos para dejar ir la flecha.
La cual vuela sin problemas e impacta con un ruido seco, en el centro de la liana. Bajo con delicadeza el arco.
Me volteo hacía Itachi, elevando una ceja. Esta bufa - no te voy a felicitar - vuelvo a rodar los ojos.
-Tienes celos porque seré el cazador que te superará, al genio Uchiha Itachi- me cuelgo el arco a mi espalda.
- Sigue soñando, hermanito tonto - hago que estoy molesto, pero le dirijo una pequeña sonrisa cómplice.
Me agacho y tomo mi katana, la cual me pongo en el cinto de mi kimono - vamos, hoy hay consejo - asiento.
Es así como regresamos conversando tranquilos, de vuelta al barrio Uchiha. Me hubiera gustado seguir entrenando con nii-san, no tenía ganas de estar en otro consejo, donde no podía participar.
"Aún no tienes la edad Sasuke", repetía papá hasta en mis pesadillas. "Aunque …", comienzo a sonreír.
Ahora que recordaba, hace una semana atrás, había cumplido mis 18 años, la edad adulta en el clan. Esa había sido una regla exclusiva, creada por padre, el líder de nuestro clan.
"No necesitamos niños torpes e inexpertos, que sólo van a entorpecer y lo más probable, que van a morir en batalla. Los cazadores autorizados a ser activos, tienen que cumplir con 18 años y haber aprobado el entrenamiento", mandó este, con voz fiera.
Algunos quisieron oponerse, ya que eso provocaba en primer lugar que nuestras filas, nuestras fuerzas de ataque, se acotaran.
Segundo, muchos hijos de cazadores activos no iban a poder comenzar a trabajar. Por tanto, no iban a poder aportar económicamente en su hogar, es decir, era menos dinero y muchas bocas más que alimentar.
Tercero, eso hería tal cual, en el orgullo de muchos jóvenes aspirantes a cazadores, entre esos yo.
De todas maneras, pese a los reclamos, la decisión fue final y al paso de los meses nadie pudo seguir objetando contra padre, porque la estrategia había funcionado. Eran muy pocos los cazadores activos que morían y estos al ser más profesionales, lograban cazar con mucho mayor éxito a sus presas.
Aun así, para la época en que vivíamos, yo ya podía considerarme viejo.
En la aldea, muchos jóvenes ya estaban casados y formando familia. Muchos de quienes habían sido mis compañeros en la ´Academia Konoha´, ya tenían hijos. Por ejemplo, Jugo uno de mis pocos amigos, estaba casado y con un primer hijo en camino.
En el clan Uchiha todo era distinto. No éramos como el resto de clanes de la aldea Konoha, nosotros éramos la élite, la policía, los cazadores, sus protectores y su pilar. No podíamos fallar, fallar no estaba permitido bajo ningún concepto.
Nuestro entrenamiento era riguroso. Al principio íbamos a la ´Academia Konoha´, como todo el resto de los aldeanos, donde recibíamos una educación básica, aprendiendo de manera general sobre geografía, a sociabilizar, leer y sumar.
Luego, al cumplir 12 años, nos sacaban de la academia y comenzábamos con un entrenamiento especializado, aquí dentro del clan. Un entrenamiento físico, de estrategia y uso de armas.
La aldea de Konoha era una pequeña aldea feudal perteneciente al ´País del Fuego´, pero, de todas maneras, al ser la capital, era la base de operaciones para todo el resto del país.
Fue en Konoha que un clan decidió especializarse en batallar, en fortalecerse y cazar, para proteger al resto de individuos.
Y ese clan habíamos sido nosotros, los Uchiha. Las leyendas son varías y también muy dispersas en el mundo, pero nuestro clan había sido sobresaliente desde un principio, por nuestra habilidad sanguínea natural: el Sharingan.
Así le llamamos a un fenómeno sanguíneo, que nos ocurría cuando nos concentrábamos y nos dejábamos influir por la adrenalina.
Todas las personas cuando tienen mucha adrenalina, por lo general, producto de un momento de supervivencia, pueden llegar a hacer grandes proezas físicas, pero sólo dura unos pocos segundos.
Nosotros, con un entrenamiento riguroso, podíamos acceder a esa misma sensación de poderío adrenalínico, pero en vez de segundos, nos duraba horas. Y no era algo meramente mental, sino que realmente nuestras habilidades físicas se incrementaban en un 60%, prácticamente.
Tanta adrenalina y poder junto, nos llegaba a provocar un pequeño desgarramiento en nuestros vasos sanguíneos, localizados en nuestros ojos. Por ello, cuando accedíamos a esta habilidad, nuestros iris se volvían de un tono rojo carmesí.
Esto debido a que, nuestra vista se llegaba a agudizar a tal punto, que podíamos ver en la oscuridad incluso.
Con el paso de las generaciones, el don se fue perfeccionando. Cada vez que volvemos a la normalidad, nuestro cuerpo comienza a curarse rápidamente y nuestros iris vuelven a adquirir su tonalidad normal.
Por esta habilidad, éramos los únicos con el poder de enfrentarnos a nuestros enemigos, los seres que ponían en riesgo la capital de Konoha y a todo el país: eran, en definitiva, unos akuma.
Nadie sabía muy bien de dónde habían venido, algunos dicen que siempre han existido, pero que emigraron y hace un siglo habían vuelto a sus tierras ancestrales.
¿Qué eran ellos?, eran variados tipos de animales depredadores, pero estos eran mucho más peligrosos que las criaturas corrientes, eran gigantescos, casi del tamaño de un caballo.
Cuando pequeño, nuestro sensei, mi tío Obito, nos presentó un cadáver de un akuma. El animal era un oso y era monstruoso, era el doble de grande que un oso grizzli normal, pesaba el doble y era el doble de rápido.
Antes de sucumbir, había logrado matar a tres de nuestros camaradas, según nos contó el tío Obito. Además, que había dejado en estado crítico a otros dos cazadores.
Su poder era abrasador, eran criaturas muy inteligentes y pese a su tamaño, eran muy sigilosos.
Otra extraña característica, es que todos eran de razas depredadoras, nunca habíamos presenciado un akuma herbívoro, jamás.
Por eso eran tan peligrosos, vivían en terrenos vírgenes, en terrenos alejados y salvajes, pero apenas alguien se atrevía a pisar su territorio, se volvían muy agresivos.
Muchos aldeanos del País del Fuego e incluso de los otros países, habían tenido dificultades con ellos. Ya que, era inevitable que las aldeas comenzaran a desarrollarse y crecer, la tecnología comenzaba a evolucionar, aunque aún bastante lento.
Desde hace un siglo atrás, que había comenzado lo que denominaron el período Edo.
Por eso, nosotros protegíamos al País del Fuego, éramos la mejor arma. Comenzamos a conformar escuadrones de cinco, donde se les asignaba una misión en alguna localidad, que se requiriera cazar a algún akuma.
De todas maneras, una de las manadas más grandes del país estaba, justamente, en los terrenos vírgenes colindantes a la aldea de Konoha.
El sector era una verdadera fortaleza natural, había grandes montañas que dificultaban entrar a pie, el terreno lo hacía difícil. Obviamente, para estos animales, no les significaba ningún problema.
Sus territorios eran muy bastos, Konoha soñaba con poder hacerse de esos terrenos de cultivo, pero era imposible. Mi padre había luchado toda su vida por entrar en ese sector, pero todos los intentos, habían terminado en tragedia.
Básicamente, manteníamos el país a flote, eliminando a un akuma que se salía de su sector y estaba solo, pero entrar en ese nido, imposible.
Aunque, todos sabíamos la verdad. Sí, cada tanto un akuma se salía de su territorio y podía ocasionar problemas, pero por, sobre todo, ¿por qué era tan importante cazarlos? Era por su pelaje.
Los akuma tenían una piel suprime. Sus pelajes brillaban como la mejor de las sedas, en los mercados, su pelaje se comercializaba como si fueran diamantes.
Uno sólo que lográramos atrapar y comercializar, y teníamos ganancias para todo el clan, por un mes entero. Incluso, a veces por más tiempo.
Pero, como dije, no era nada fácil atraparlos, por eso nuestra fama era tan grande. Y como hijo del líder del clan, estaba decidido a atrapar a un akuma y, traer honor a mi familia y a mi nombre.
Sonrío con la imagen en la cabeza: yo con el pie puesto encima del cadáver de alguno de ellos, triunfante. "Todos me felicitarían, papá por fin me va a mirar a mí y no a nii-san", inevitablemente vuelvo a sonreír, con mi fantasía mental.
Al avanzar unos metros e ir internándonos en la aldea, comienzo a divisar las primeras casas. Mientras vamos caminando, algunos nos dedican un respetuoso gesto con la cabeza, incluso se apartan y nos dejan pasar.
Siempre me dejaba un poco descolocado esto, me sentía como si yo fuera de la realeza. Aunque, de todas maneras, la verdadera realeza solía invitar a padre, como líder y representante del clan, al castillo. Todos los meses papá iba y le hacía al shogun una actualización sobre las victorias y fracasos.
Cuando llegamos a mi hogar, mamá nos recibe con su tranquila sonrisa. En el clan éramos abiertos de mente, en el sentido de dejar pelear tanto a hombres como mujeres, aunque mamá nunca tuvo madera de luchadora, nunca lo deseo.
En cambio, se convirtió en el apoyo financiero del clan. Todas nuestras ganancias, ella era buena para organizarlas y hacerlas rendir.
También había otros en el clan que preferían la vida ordinaria y no ser cazadores, aunque quienes preferían esto, inevitablemente eran discriminados como cobardes.
"Odio eso. ¿Qué tiene de malo que algunos prefieran la paz?", habíamos conversado con nii-san en alguna ocasión pasada.
Nii-san a pesar de ser un cazador innato, odiaba serlo, no le gustaba matar. "Sólo lo hago porque protejo a las personas y los akuma son simples animales no pensantes", siguió diciendo.
"Si ellos pudieran pensar y sentir ... ¿no los matarías?", no pude evitar preguntarle.
Este me miro, "claro que no. Muchos del clan lo hacen por dinero, pero yo lo hago para proteger a la aldea de Konoha".
En esa ocasión, no pude evitar admirar mucho más a Itachi. Iba a seguir su ejemplo, no quería ser cazador por el dinero, sino que quería proteger a todos y obtener el respeto de mi clan.
- ¿Cómo les fue en el entrenamiento? - me desconcierto ante la pregunta de mamá.
- Bien, ya tengo mejor puntería que nii-san - el peli largo rueda los ojos.
- Sigue soñando hermanito - comemos y luego nos preparamos para salir rumbo al consejo.
Al entrar al templo, ya muchos habían llegado. Al acercarnos, vemos a padre y al tío Obito, este último era el hermano menor y por eso siempre nos habíamos llevado bien con él.
Un poco más alejado, pero atento, estaba el tío bis abuelo Madara. Él había sido quién conformó al clan para defender la aldea, era un luchador innato y pese a su edad, seguía vigente para todos como un tenaz estratega.
A su lado, estaba mi bis abuelo Izuna. Fue él quien se casó y tuvo a mi abuelo Kagami, quien tuvo dos hijos, a papá y a mi tío Obito.
Observo al bis abuelo Madara, todo lo que sabía de estrategia, lo había aprendido de él. "Recuerda Sasuke, ¿qué nos diferencia de esas bestias? Nuestra inteligencia, aprovéchala", me había inculcado.
Itachi se acerca a nuestros primos: Shisui y Sai. Bueno, en primer lugar, no eran primos directos, no eran hijos del tío Obito, este nunca había mostrado ganas de querer casarse y tener hijos.
Segundo, Sai ni siquiera era mi primo de sangre, había sido adoptado y aunque este no poseía el Sharingan, tenía una capacidad innata para combatir.
Cuando el moreno me divisa, me muestra una de sus sonrisas extrañas. Nunca sabía si eran de verdad o sólo eran para molestarme.
Cuando voy a tomar asiento, me descoloco al ver a una figura. No puedo evitar quedar un poco boca abierto, frente a mí, estaba el mismísimo shogun: Hiruzen-sama.
Nunca había hablado con él, era el shogun de la aldea, parte de la familia real. Sólo padre podía hablar directamente con él, luego este nos comunicaba a los demás sus decisiones.
Sólo sabía cómo lucía por las celebraciones que se daban lugar en la aldea todos los años, en especial, la celebración de año nuevo, donde este daba un discurso. Ofrecía también charlas, en las raras ocasiones en que ocurría alguna catástrofe natural.
Trago duro, pero vuelvo a levantarme y me acerco a mi hermano - ¿qué ocurre?, ¿por qué está el shogun aquí? - le susurro.
Este también se acerca y susurra - ni idea, algo ocurrió, algo grave. Esta vez, parece que nos lo van a comunicar a todos, no sólo a padre - frunce el ceño.
Nos quedamos tiesos, todos a la espera, mientras van llegando los demás integrantes del clan. Cuando todos nos ubicamos, Hiruzen-sama se levanta frente a todos. Este se aclara la garganta y coloca sus brazos atrás suyos, con solemnidad.
- Gracias a todos por venir y gracias por todo su esfuerzo defendiéndonos de los akuma - nadie mueve un músculo, ni siquiera se escucha el aleteo de una mosca - lamentablemente, tengo que comunicarles que los esfuerzos dados no están dando el suficiente resultado. No me mal entiendan ...- saca de su túnica una pipa y la enciende, para a continuación darle una calada.
- Estoy convencido de que esto no se debe a su falta de capacidades o esfuerzo, pero si a falta de personal. Hace un par de días atrás, en los terrenos de los Nara, se avistó a un akuma. Como espero que sepan, contamos mucho con el clan Nara para criar ciervos, estos ciervos sirven tanto como alimento, como por los nutrientes curativos en sus cuernos, que el clan ha aprendido a sacar provecho - asiento lentamente.
Dentro de la aldea, cada clan poseía una función. Había tres clanes que tenían papeles claves que desarrollar, igual que nosotros los Uchiha.
Los Nara eran muy inteligentes, ellos ayudaban a la familia real en las finanzas, estrategias defensivas y política dentro de la aldea. Ellos habían aprendido diversas cualidades curativas en los cuernos de los ciervos. Gracias a ello el clan Yamanaka, experto en medicina, entabló una fuerte relación con estos.
Como ambos clanes eran clave para el desarrollo interno de la aldea, otro clan estaba asignado a protegerlos, los Akimichi.
Toda la gente de ese clan era fuerte y difícil de derrotar, por ello se encargaban de ser la policía de la aldea y proteger a esos dos clanes.
Nosotros los Uchiha, nos encargábamos de la defensa externa de la aldea. Así cubríamos todo el terreno.
- ¿Un akuma?, ¿dónde los Nara? ... eso es muy lejos de su territorio - susurra nii-san.
- El avistamiento fue de un lobo, uno solo de ellos liquidó con facilidad a dos ciervos adultos - exhala el humo - a medida que transcurren los años, las manadas van creciendo, ellos no trabajan solos. Un solo lobo bajó un poco más de su perímetro y comió el solo, los dos ciervos ... -vuelve a exhalar el humo de su pipa.
- Fugaku-san me cuenta que, en la región, la manada de lobos akuma la conforman 10 miembros. ¿Qué ocurriría si el alimento, arriba en las montañas, se les acaba? ...- el silencio reina en el cuarto.
Todos sabíamos bien lo que ocurriría. El shogun vuelve a exhalar el humo de su pipa - bajarán y se comerán a todos nuestros animales. Naturalmente, cuando ya no haya más animales, nos comerán a nosotros - se escucha como algunos tragan saliva.
-No puedo pedirles que ustedes defiendan los perímetros externos e internos de la aldea, es hora que el clan Uchiha se concentre sólo en los terreros que acechan los bosques. Se comenzará a entrenar al clan Akimichi, para que puedan encargarse de algún akuma que se atreva a pasar nuestras fronteras - frunzo el ceño.
Papá y nii-san también se remueven - disculpe Hiruzen-sama - comienza papá - los Akimichi son fuertes contra otras personas, pero no van a poder contra un akuma- el shogun suspira.
- Esa es mi decisión, además, los Uchiha que no hayan cumplido la mayoría de edad que pusiste como límite para ser cazadores, serán asignados a los escuadrones con los Akimichi - ya para ese momento, todos estamos parpadeando en estado de shock.
- Pero ...- vuelve a intentar papá, pero una sola mirada del shogun y, papá sólo puede callarse y asentir.
Trago saliva, pero me digo que la situación seguía siendo la misma, había cumplido la edad adulta en el clan, ahora era un cazador e iba a poder cazar a todos esos apestosos animaluchos.
Puede ser que el shogun se defienda diciendo lo que dijo, pero todos sabíamos que algo más había ocurrido.
Efectivamente, luego de la reunión del consejo y una vez ya en la casa, Itachi se planta frente a papá - ¿qué fue eso? - el mayor se cruza de brazos y suspira.
-... Ocurre que el País del Viento descubrió una sustancia muy provechosa, llamada petróleo ...- vuelve a suspirar - se viene la tecnología muchachos. A comparación de otros continentes, estamos muy atrasados, y ahora este país vecino descubrió lo que nos podría hundir, económicamente hablando - papá se sirve un trago, lucía muy enojado.
- Para competir y mantenerse a flote como país, debemos rivalizar de alguna forma - vuelve a beber otro trago.
-... Las pieles de los akuma - dice nii-san, casi como una maldición.
- Al parecer, debido al clima del País del Viento, no hay muchas manadas de akuma, por eso lográbamos ganar en el mercado de pieles, ellos sólo tenían una manada y esta les daba ciertos problemas. Ahora, que están desarrollando nueva tecnología e industria, la manada que les quedaba huyó - intento analizar rápidamente.
Frunzo el ceño - esa manada ... ¿vinieron aquí? - ambos me voltean a ver.
Papá asiente lentamente - eso es lo que cree Shikaku, el líder de los Nara, y fue lo que le aconsejó al shogun, que los Uchiha se encarguen de cazar al mayor número de akuma y así, lograr hacer una fortuna que rivalice contra el País del Viento ... No tenía idea que iba a hacer ese movimiento con los Akimichi ... ¡tsk! - el silencio vuelve a reinar en el cuarto.
Luego de eso me retiro y me quedo observando la noche estrellada por la ventana de mi cuarto. "Aunque las políticas hayan cambiado, nuestro deber no realmente. Demostraré que soy digno y cazaré a un akuma", pienso con resolución.
