-¿Qué fue eso?- Preguntó Haruka.

Solo fue contestada con un suspiro.

Haruka se encogió de hombros y luego de la despedida de ambas salió caminando por el mismo camino que Kelvin, no quería dejar ningún rumor rondando por ahí, le preocupaba cuidar su imagen y evitar malentendidos con sus cercanos.

Vio a lo lejos al chico caminando lentamente, no sería problema para ella alcanzarlo si aceleraba un poco más el paso, tampoco quería ir corriendo por la calle como una loca.

Cuando estuvo a una distancia prudente extendió su mano para tocar el hombro del chico, quien casi de inmediato volteo para averiguar quién estaba deteniendo su paso por la acera.

-Hola-.

-Hola- Dijo tembloroso.

Al parecer transcurrió un minuto en el que ninguno dijo nada, lo único que ocurrió fue que Haruka quitó su mano del hombro del chico.

Haruka no sabía que decir y Kelvin menos aún.

Kelvin se arregló los lentes con ambas manos y luego las escondió en los bolsillos de sus jeans, por primera vez miró a Haruka a los ojos y sin titubear habló -Primero engañas a Molly con Michiru y ahora estás engañando a Michiru con Molly, tu no sabes de respeto-.

Haruka se sorprendió por unos instantes, luego de que el asombro pasó vino el enojo "¿Qué carajo?" Frunció el ceño y apretó sus manos en puños "¿Cómo se atreve a acusarme de algo tan grave?" -¿Cómo te atreves a acusarme de algo tan grave?- repitió sus pensamientos.

-Molly me dijo que la engañaste con Michiru y lo de ahora fue bastante obvio- sobeteó su nariz, se notó como empuño sus manos mientras las sacaba de los bolsillos.

-Tú no quieres pelear conmigo- Dijo Haruka al ver sus manos, después levantó la vista para verlo directo a los ojos -Escúchame cuatro ojos, no sé que mierda hablas, pero estás muy equivocado y debes retractarte de esas acusaciones, yo nunca he engañado a nadie- En su voz se escuchaba el enojo, era real. Ese tipo de acusaciones no eran buenas y que fuese mentira le enfurecía mucho más.

Haruka cerró sus ojos y le dio la espalda, pese al enojo que sentía y el calor en su interior, no quería discutir ni pelear "Eres calmada, tienes autocontrol, respira hondo y profundo" se repitió un par de veces antes de comenzar a caminar.

-Solo aléjate de Molly, infiel- Escucho detrás de ella cuando dio el segundo paso en la dirección contraria.

-Y tu deja de ser un inseguro de mierda que solo sabe hablar de rumores o hipótesis herradas- Giró su cuerpo sobre sus pies para volver a ver al chico de frente, dio un par de pasos acercándose aún más intimidando al hombre de pequeño tamaño.

-L… lo repetiré de nuevo…- Tomó aire y valor para hablar, ya que se escuchaba el temblor en sus palabras -Infiel-.

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-Abre la boca ahora… si puedes- Sonrió con la mirada fría y penetrante, se encontraba de pie mientras dos oficiales de policías la esposaban.

Kelvin estaba tirado en el suelo, apoyado a duras penas sobre sus antebrazos, con los anteojos completamente rotos y sangre por todo su rostro, no se podía ni distinguir de que partes exactas brotaba aquel liquido rojo.

Todo transcurrió en cámara lenta para la rubia. Era manipulada por los oficiales, seguramente la gente horrorizada en la calle los llamó para detener a la rubia que parecía el mismísimo demonio. Una vez esposada no perdió de vista al chico que aún se encontraba en el suelo mientras era transportada al vehículo policial para ser sentada en la parte de atrás con ambas manos esposadas en su espalda, una posición nada cómoda, a decir verdad.

Cuando llegó a la comisaria se hicieron los tramites correspondientes para dejarla la noche entera en las celdas del lugar, unos sitios bastante helados y poco cómodos donde podría estar con cualquier persona cerca.

Su única llamada la realizó a sus padres para que pagaran la fianza y pudiera salir del lugar.

El estado de su padre no se podría expresar con claridad, no se sabía si estaba enojado por lo que su hija acababa de hacer sin control alguno de sus emociones o si estaba preocupado por donde estaba su hija. Solo le avisaron que la irían a buscar y pagarían todo lo necesario para sacarla.

Ya era de noche, hace apenas una hora había oscurecido por completo en la ciudad, los padres de Haruka salieron apresurados de su hogar. Mike, su padre, tomó las llaves del vehículo y apresurado tomó una chaqueta para salir seguido de su esposa Kasumi. Ambos subieron al auto y empezaron su viaje a la comisaria.

Detrás de ellos sintieron una ambulancia que se dirigía a alta velocidad, Mike la observó por el espejo retrovisor y se hizo a un lado para dejar pasar la ambulancia sin mayores inconvenientes, detuvo el auto al costado de la calle y cuando la ambulancia pasó se puso en marcha nuevamente sin darse cuenta de que la luz del semáforo había cambiado de color y ahora estaba en el rojo, indicando que se debía detener.

-Solo espero que Haruka no esté pasando frío- Suspiró su madre.

-Y yo espero que no haya hecho algo muy grave- Respondió su esposo.

Una bocina se fue escuchando cada vez más cerca, pero por la preocupación de los padres no la pudieron escuchar hasta que fue muy tarde.

Otra camioneta los chocó por el costado a alta velocidad provocando que el auto se diera vuelta quedando con la puerta del copiloto sobre el suelo. Por la velocidad y fuerza el auto donde iban los padres de Haruka fue empujado varios metros hasta chocar con unas barras de contención de la calle, pero incluso eso no fue suficiente y pasaron a llevar un poste de luz que posteriormente cayó sobre el vehículo. Ambos padres quedaron inconscientes de manera inmediata por el impacto, además de que el auto comenzó a incendiarse casi de inmediato.

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Haruka estaba sentada en los incomodos asientos con ambos pies arriba abrazando a sus rodillas, "Si que está helado aquí dentro" fueron sus pensamientos, solo estaba esperando el momento de ver a un oficial entrar avisándole que sus padres estaban afuera y habían pagado la fianza para poder salir e ir a acostarse sobre una cómoda cama.

Observaba a sus "compañeras" de celda, la mayoría estaba allí por asaltos y delitos poco grabes.

Inhalo profundo y escondió su rostro entre las rodillas, meditando sobre lo que acababa de hacer, por sus actos ahora estaba ahí "¿Habré exagerado con los golpes? ¿Fue para tanto? Quizá como lo golpee le di la razón sobre ser infiel, después de todo existe esa frase… ¿Cómo era? "¿El que todo hace nada teme?" No la recuerdo con exactitud, solo quiero ver a Michiru después, probablemente no me entienda a la primera… quizá me pregunte que hacía en la casa de mi ex, quizá no le tome atención, después de todo debe confiar en mí, cosa que claramente Kelvin no hace en Molly. Molly… ella fue quien me intentó besar, después dicen que la infiel soy yo".

-Ja- Dejo salir una risa irónica que atrajo la atención de sus compañeras de celda -Solo hablo sola, no molesten- Se hizo la ruda, pero las mujeres solo la miraron de abajo arriba.

-¿Tu no eres la campeona olímpica?- Dijo una de las mujeres.

Haruka intentó esconder su rostro con su mano, pero ya era bastante tarde.

-Quien lo diría… por supuesto que lo es- Dijo otra mujer de una edad ya más avanzada, casi pasando a la tercera edad.

Haruka observó la situación y se encogió de hombros -Digamos que todos cometemos errores-.

Después de eso no hubo más conversación.

Las horas ahí fueron eternas y las esperanzas de Haruka cada vez iban disminuyendo más, los oficiales tuvieron cambios de turno y cuando la rubia les preguntó la hora ninguno le respondió con palabras, solo con risas.

"Quizá mis padres me dijeron que vendrían a buscarme, pero no lo hicieron para darme una lección y que aprenda a poder controlarme o… quien sabe, cosas de padres".

Haruka no tenía idea que sus padres habían sido trasladados a un hospital cercano en situación crítica, ambos estaban al borde de la muerte con graves heridas y perdida importante de sangre, lo peor de todo es que ellos mismos tuvieron la culpa del accidente por haber cruzado la calle con una luz roja, entonces la responsabilidad no caía en el chofer del vehículo que los chocó.