-Akane, está todo bien?-Kota seguía esperando una respuesta fuera de su habitación.

Bien no era exactamente la mejor definición de su estado actual.

- Sí, solo quiero descansar un poco-había respondido apenas la joven Tendo mientras se aferraba al cuerpo del chico para detenerlo de matar a su pobre anfitrión.

-Suéltame.-había murmurado Ranma, que seguía luchando por librarse de su agarre, aunque sin ejercer demasiada fuerza.

-Bien, te veré mañana-se despidió el profesor y el sonido de sus pasos se alejó hasta desaparecer por completo.

-Cálmate y escúchame, Ranma.

-Ahora resulta que quieres hablar conmigo, no será que estás intentando darle tiempo ese degenerado para que huya!.

-Créeme, eres el último ser vivo con el que esperaba hablar hoy. Y baja la voz!.

-Oblígame-soltó casi ladrando. De inmediato la suave mano de Akane cubrió sus labios.

-Eres tan... infantil. No puedes llegar a una casa ajena y hacer un escándalo.

Bueno, eso era cierto.

Akane siguió diciendo cosas, solo Dios sabe qué. Realmente él había dejado de escucharla y se había concentrado en sentir el cuerpo fresco de la chica tan cerca al suyo. Con solo la bata cubriendo su cuerpo, era inevitable imaginar desnuda la figura femenina que lo mantenía clavado al suelo sin poder moverse.

Tal vez realmente era un tonto, solo hacia falta que ella se interpusiera en su camino para que toda la frustración, rabia y celos que él sentía se desvaneciera en un instante.

Y que tanto estaba diciendo ella ahora?. No tenía idea.

Él intentó reclamar para que lo soltara o al menos para que se alejara un poco de él, por su propia seguridad, pero sus labios continuaban prisioneros de las manos de Akane.

La chica apretó más su mano sobre sus labios y se acercó todavía más a él.

Joder, que me maten!

Su contacto, su olor, su calor, todo ella era una verdadera delicia para los sentidos, una que pocas veces había podido disfrutar de esa forma.

Tal vez tantos años siendo discípulo de Happosai habían rendido sus frutos. Una idea se le cruzó por la mente en ese instante. Era un truco vil, pero muy útil en tal situación.

Aprovechando el acercamiento dejó sus manos sosteniendo la cintura femenina, como si fuera la cosa más normal durante una discusión, como si realmente quisiera apartar a la chica para ir y romperle la cara al maldito profesor.

Entonces fingió que aún estaba interesado en ir a quebrarle los huesos al tipo ese. Y por supuesto, Akane se aferró con más ahínco a su cuerpo, casi abrazándolo y empujándolo nuevamente hasta la ventana por la cual entró, mientras él fingía seguir aquella batalla de voluntades en que, de a ratos, parecía estar molesto aún y farfullaba cualquier cosa sabiendo que, de todos modos, Akane no las entendería.

-Ranma, estás bien, puedes respirar?-Akane lo miró un poco asustada y se separó levemente de él, liberando finalmente sus labios de su agarre- Al menos estás escuchando lo que digo?-añadió poniendo ambas manos en la cintura.

Cielos, por un segundo creyó que ella había descubierto su estúpido truco!.

-Te estoy escuchando, solo que no diría que me siento justamente en mis cabales ahora mismo.

-Cuándo habrás estado en tus cabales de todas formas. Dime qué estas haciendo aquí? Y a esta hora, además-añadió la chica.

-Primero vístete, quieres-respondió alejándose hacia la puerta.

-Por Dios, eres tan exagerado, lo dices como si estuviera desnuda.

-Solo vístete y no discutas!-Exhaló cansado. Akane lo miró fijamente y, tras algunos segundos, se dió media vuelta en dirección al baño.


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-Mira nada más, ¿cómo es que te lastimaste la mano?-Akane se sentó junto a él en la alfombra para vendarle la mano al chico.

-Crees que vine hasta aquí para hablar de eso? Akane, esto no importa!-se quejó y trató de librarse del contacto suave de las manos de su prometida.

-Bien, entonces por qué me seguiste hasta aquí?-respondió ella sin soltarle la mano.

-Más bien, dime tú por qué huiste de casa, después de... después...de...

-Después de que me besaste?

-Si-Aún le costaba un poco, menos que antes, admitir cosas como esa en voz alta.

-Quería pensar un poco, lejos de todos, especialmente de ti, Ranma.

-Y?

-Y qué?

-Pues... qué decidiste?.

-No recuerdo que me hayas preguntado algo.

-No te hagas la tonta y respóndeme!.

-No me hago la tonta y no me grites-Akane respiró profundamente y soltó el aire despacio-Todo lo que dijiste es que querías comprobar si decía la verdad sobre haber besado a alguien antes o no.

-Y luego dije que te amo!.

-shh, quieres callarte? No estamos en casa!.

Ranma se cruzó de brazos frente a ella con la mirada más firme que le había visto desde que se conocieron.

El tic tac del reloj continuó rítmico marcando el tiempo mientras ella hilaba al menos un poco la respuesta que le daría a su prometido.

-Es que, pensé que...es que tú siempre eres tan egoísta que pensé que...

-Yo no soy egoísta!.

-Quieres callarte y escuchar? Al principio, pensé que solo estabas haciendo una de tus pataletas cuando no te prestan atención. Luego, cuando me besaste...

-Según yo recuerdo, tú también me besaste-la interrumpió Ranma levantando la cabeza con superioridad.

-...Y dijiste que me amabas-continuó hablando la chica como si no lo hubiese escuchado-Asumí que, como era día de brujas, quizás, estabas bajo algún embrujo o hechizo de Shampoo, Kodachi o yo que sé.

-Qué te hace creer que solo de esa forma tendría el valor de decir algo así?-Ranma arqueó una ceja.

-No lo sé, tú dime. Incluso te quedaste callado cuando nuestros padres rompieron el compromiso.

-Eso fue...

-Y solo hablaste para pedir que te dejara entrenar en el Dojo!-casi gritó la chica, olvidando donde estaban.

-Si, pues, lo siento. La verdad es que no supe que hacer o decir en ese momento.-apretó ambos puños sobre su regazo.

-En fin, es solo que he pasado todos estos meses haciéndome a la idea de que ya no estábamos comprometidos y luego llegas tú, haces y dices todo eso-Akane empezó a jugar deslizando sus dedos en la alfombra donde se encontraban sentados.

-Yo solo quería decirte lo que siento por ti, antes de dar por terminado el compromiso.-Ranma se levantó y caminó hacia la ventana.

La mano de la chica tiró de su trenza haciendo que se detuviera.

-No sé supone que viniste para hablar conmigo?.

-Akane, creo que ya dijiste suficiente. Me voy.-sentenció, más que nada para convencerse a él mismo.-Ya sabía que no tengo derecho a pedirte que te quedes a mi lado, es solo que no quería que te fueras con alguien más sin intentarlo.

-Ranma, eres un idiota-sus delgados brazos rodearon el bien formado torso masculino y ella recostó su cabeza en la espalda de su eterno prometido.

-A... Akane.

-Más te vale ser un buen prometido esta vez, Ranma.

-Entonces, vamos a retomar nuestro compromiso?-dijó él un tanto incrédulo, después de unos segundos de silencio.

-Ese compromiso? No, ese es cosa del pasado. Dijiste que me amas, así que pensé: qué tal si empezamos está relación desde cero?-respondió ella con la barbilla apoyada en la espalda masculina.

Ranma pensó algunos segundos más antes de hablar.

-Todo, desde el principio?-dijo mientras acariciaba con sus dedos las manos femeninas que aún lo abrazaban- Akane, no crees que ya hemos adelantado un poco nuestra relación? Es decir nosotros ya, incluso ya, nos besamos.

Akane sonrió y lo abrazó un poco más fuerte.

-Solo asegúrate de no hacer ninguna tontería está vez. Ni decir ninguna grosería a tu prometida.

-Claro, eso es fácil. Hasta un tonto desconsiderado como yo puede hacerlo, no es así Akane?-respondió intentando girarse para mirarla a los ojos y, quizás con suerte, robarle un beso o dos.

-Y vete despidiendo de tus locas prometidas.-concluyó la chica aferrándose a su espalda, aún sin dejar que él se girara.

-Pero... es que yo...-empezó a balbucear el chico. No podía negarlo, a él le gustaba ser el centro de atención de todas esas mujeres.

Y la comida gratis también!.

-Ranma!

-De acuerdo, entiendo, entiendo. No más prometidas.-Finalmente pudo voltearse para mirarla.-Las reuniré mañana para hablar con ellas, te parece?.

-Déjales claro que no quieres que se entrometan más entre nosotros y...

Ranma besó la frente de su prometida haciéndola callar. Esto era difícil, más que cualquier entrenamiento al que se hubiera sometido antes. Hacer o decir tales cosas, no podría si no se tratara de Akane.

-Lo arreglaré mañana mismo, lo prometo. Regresamos ya a casa?