Buenas Noches Señor de Ojos Azules.

Capítulo III

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- ¿Crees que el infeliz venga? ¿O simplemente crees que pida que lo pongan en conferencia si llaman de nuevo? - El hombre en traje de mayordomo preguntó a la señora que derrotada se limpiaba las lágrimas.

- No lo sé - contestó sin ánimo, observando su té frio sobre la mesilla de la cocina.

- Sabes, cuando entré a trabajar aquí, pensé que era un buen sujeto, son muchas reglas las que nos imponen y creí que lo hacía por sus hijas; no podemos siquiera mantener una conversación con las señoritas porque es "inapropiado", pero al pedazo ese de escoria si le parece apropiado dar cara en un evento internacional cuando su hija está secuestrada - agitó el periódico entre sus manos y terminó por arrugar la portada donde aparecía Soun Tendo sosteniendo un micrófono hablándole a los peleadores del torneo - Lo pintan como un hombre comprometido ante la sociedad... ojalá supieran lo ruin que puede llegar a ser.

- Antes él no era así...- dijo la mujer con tristeza

- Si, esa historia de la madre que muere joven y deja a su viudo desolado con tres niñas ya me la has contado, no lo justifica Makoto...

- ¡Makoto! - entró corriendo Sato el jardinero, por la puerta trasera- ¡Acaba de llegar el señor! - Ambos empleados se miraron sorprendidos y apuradamente se levantaron de sus lugares y fueron a recibirlo.

En la estancia ya estaba formado el servicio interno de la casa cuando el hombre ingresó al lugar.

- Makoto - dijo con frialdad sin detenerse - a mi oficina - la mujer inmediatamente se movió tras él - Shimakura, organiza a todo el servicio - fue lo último que escucharon de Soun antes de que entrara a su despacho.

La señora Makoto estaba aún en shock cuando el hombre habló

- Ella fue quien habló con esos hombres que dicen tener a mi hija- afirmó, la mujer salió de su trance cuando el sonido de la puerta resonó al cerrarse, dos hombres de traje negro tomaron asiento frente a Soun - también ella fue la última persona en verla y quien descubrió que Akane no estaba.

- ¿Puede decirnos textualmente lo que pasó? No omita ningún detalle por favor - pidió uno de los agentes que luego supo eran de servicios de rescate privados.

- La señorita Akane había estado todo el día en la biblioteca, estaba muy triste, así había estado desde que sus hermanas se fueron, le llevé la cena ahí porque no quiso ir al comedor, eso fue alrededor de las ocho de la noche. Al cuarto a las diez revisé y ella parecía muy cansada, así que le sugerí que subiera a su habitación. Le ha estado costando dormir, por eso le dije que le subiría un vaso con leche. Cuando se lo llevé me dijo que me retirara a dormir, que estaría bien y que si necesitaba algo ella podía hacerlo por sí misma, como sé que es muy terca y que no cambiaría de opinión, le di las buenas noches y me retiré a descansar, eso fue a las once menos veinte - sus arrugadas manos estrujaban con nerviosismo su delantal.

- ¿Y por la mañana? - preguntó el otro hombre, fue entonces cuando notó que sus respuestas estaban siendo grabadas.

- Comencé mis labores a las seis, regularmente la niña entra a la cocina al cuarto a las siete, luego de regresar de trotar, pero el servicio de seguridad no me informó que saliera de la propiedad, así que lo primero que pensé fue que se había quedado dormida. Cuando llamó el señor a las ocho subí a buscarla, pero no había nadie. La busqué en toda la casa pero... nada. Preguntamos al servicio de seguridad, pensé que tal vez habían olvidado informarme de su partida, pero la última vez que la vieron fue un día antes por la mañana, revisaron videos y no encontraron nada, ni un solo rastro de ella.

- Háblennos de la llamada

- Fue casi a las dos de la tarde, el identificador decía número privado, contesté de inmediato con la esperanza de que fuera ella, a veces le gusta ir a casa de su amiga Yuka y se queda con ella toda la mañana. Me había comentado algo sobre que su amiga se iría con su familia fuera de la ciudad por las vacaciones de invierno, tal vez quisiera despedirse.

Soun estrelló el puño contra la madera de su escritorio conteniendo su ira, la señora se sobre saltó pero continuó relatando.

- Cuando contesté, un hombre comenzó a demandarme hablar con el señor.

- ¿Qué dijo exactamente? - uno de los hombres hizo además unas anotaciones

- Él dijo "Con Tendo y que sea rápido" le dije que no se encontraba e inmediatamente dijo - ella titubeó un poco - "Me importa una mierda, haz que tome el maldito teléfono antes de que le llene la cabeza de plomo a su estúpida hija" - a medida que había dicho la frase su voz se había ido apagando hasta soltar finalmente un sollozo.

El hombre le hizo una indicación de cabeza para que continuara y ella lo hizo luego de limpiar sus ojos con su uniforme.

- Pregunté que de qué estaba hablando y dijo "Métete en tus asuntos vieja chismosa, comunícame con el idiota de Tendo" le repetí que el señor no estaba y antes de que preguntara algo más habló "Pues entonces toma el recado, dile que tenemos a la linda Akane, que si quiere volver a verla viva se prepare para desembolsar una buena cantidad y que ni siquiera piense en llamar a la policía porque en ese momento va a encontrar su cuerpo tieso frente a su puerta." y entonces colgaron.

- ¿Oyó a Akane en algún momento?

- No - dijo entre lágrimas

- ¿Le dijo el hombre algún detalle que le haga saber con certeza que la tienen?

- Bueno... creo que no...

- ¿Cree que haya alguna posibilidad de que Akane se haya ido por su cuenta a algún otro lugar, por ejemplo, que se haya quedado en casa de esa amiga suya?

- No lo creo... me hubiera avisado...

- ¿Lo confirmó?

- Si

- ¿Con anterioridad Akane escapó alguna vez de casa? - Makoto pareció pensarlo antes de decir lentamente

- Si - luego justificó - Pero solo va a visitar la tumba de su madre y regresa a casa.

- ¿Verificaron si estuvo en ese lugar?

- Si, el día que desapareció, Kurosawa y el chofer de la señorita fueron personalmente a preguntar, pero el guardia dijo que no la había visto desde la última vez que fue con sus hermanas, eso fue días ates de la boda de la señorita Kasumi.

- Verificaremos toda la información, y creo que por ahora eso sería todo.

Soun le hizo una seña con la cabeza a la señora para que se retirara, ella se movió inmediatamente, antes de salir del lugar regresó la vista y dijo

- Lo siento tanto señor, nunca deseé que algo así pasara - volvió a llorar - La niña... - su frase fue interrumpida

- Retírese Makoto, sus escusas no me sirven de nada, ahora comprendo que su trabajo ha sido ineficiente, más adelante ajustaré cuentas con usted.

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- Te lo juro Yagi, fue un sueño tan real - dijo con la boca llena

- Lo que nos faltaba Kasai, además de ser un cerdo pervertido ahora resulta que estás loco - se burló de él

- En verdad, fue tan real, estaba besándola y al siguiente instante, al abrir los ojos estaba de nuevo en esta silla apestosa.

- Si claro, pásame la sal - dijo ya ignorándolo - Por cierto, ¿crees que ya deberíamos alimentarla?, han pasado varios días - degustó su bocado de karage

- No, tal vez mañana - dijo entre risas.

En la habitación del fondo las risas se oían amortiguadas, pero Akane podía escucharlas, en algún otro momento se hubiera retorcido intentando liberarse, pero sus muñecas le ardían al contacto, era cuestión de tiempo para que aparecieran yagas, así que mejor evitar aquello lo más posible.

¿Habrían podido comunicarse con su padre? ¿Y si no? ¿Qué pasaría con ella? Y en caso de que lo hubieran hecho... ¿Él querría pagar para rescatarla? El dinero nunca había sido problema y probablemente él no querría tener que lidiar con un escándalo público; de verdad esperaba con toda su alma que ya hubieran contactado con su padre.

Luego de lo que pareció una eternidad las voces se alejaron aun más de lo que estaban y un portazo al fondo le dio idea de que esos hombres se habían ido, el hambre incrementaba por momentos, en otros simplemente su cansancio era mayor y cuando estaba a punto de rendirse a la inconciencia la puerta de madera se abrió.

El corazón casi se le sale del pecho, sin embargo, sus pulsaciones se relajaron un poco al reconocer la silueta que se acercó a ella; sus pasos no hacían ruido y su presencia parecía ser meramente una aparición de no ser por que bajaron la mordaza de su boca.

- Ayúdame... - fue la primera palabra que pronunció

- No puedo - contestó el de pasamontaña, sin esperar más puso sobre sus labios una botella con agua antes de que ella hablara de nuevo, luego de beber, él acercó a su boca una bola de arroz.

El silencio en el cuarto le daba oportunidad a Akane para pensar y tan pronto terminó la comida preguntó

- Entonces... ¿Por qué haces esto por mí? - lo miró directo a esos ojos tan intensos que aun con la escasa luz notaba y por alguna razón él no apartó la mirada, luego, repentinamente, como si aquello quemara, retiró su vista

- Es... mi trabajo - Akane no creyó aquello - tengo que irme, trata de...

- ¡Espera! - pidió antes de que le colocara la mordaza, él le dio oportunidad de hablar - quiero... quiero ir... - no pudo completar la frase, simplemente miró con vergüenza su regazo.

El comprendió perfectamente lo que quería

- No puedo... - dijo con duda, era inhumano aquello

- Prometo no intentar nada si eso es lo que temes - rogó

- Antes de que lo hicieras yo... - cortó su frase por la mitad, ella no tenía que saber más detalles de los necesarios.

- Lo sé... - ella completó - sé que no tendría oportunidad... - él la miró sorprendido. - por favor - volvió a suplicar sin darle oportunidad de cuestionarla - solo quiero... por favor - lágrimas de vergüenza comenzaron a caer de sus ojos.

- Mierda - pensó él cuando, perdido en esa mirada chocolate, comenzó a desatar por inercia los tobillos que la unían a la silla, le siguieron las ataduras de las muñecas y Akane sintió al instante el desgarrotamiento de sus músculos, apenas iba a levantarse cuando él la detuvo - deberás hacer lo que yo te diga.

Con delicadeza tomó el pañuelo usado de mordaza y lo subió hasta sus ojos, ella asistió.

- No hagas ni un solo ruido - le dio la ayuda que ella no sabía que necesitaba para levantarse, las piernas le temblaban y amenazaban con no sostenerla, además, su propia suciedad la avergonzaba más de lo que probablemente estaría en toda su vida; por instinto trató de cubrirse, pero era inescondible - No te preocupes por eso - le susurró cuando vio que ella estaba más preocupada por taparse que de avanzar.

- Es qué... - intentó decir entre sollozos

- Shhh - fue lo único que contestó él, quien la mantenía tomada del brazo.

Ranma estaba más que seguro que dentro de la cabaña no había nadie además de ellos dos, pero no podía darse el lujo de tomar ni una sola confianza, un descuido y los dos estarían muertos. Trató de agudizar sus sentidos al máximo antes de conducirla fuera de la habitación.

El corto pasillo fue atravesado rápido, tan pronto estuvieron en la estancia, él se puso tras ella y la tomó de los hombros e hizo que esquivara la mesa y las destartaladas sillas.

- Tranquilízate - pidió sobre su oreja al sentir los sobre saltos de ella al cambiar la dirección. Luego de unos cuantos pasos más después del giro a la derecha, Akane sintió las masculinas manos quitando el pañuelo de sus ojos. - apresúrate - dijo antes de darse la vuelta.

Akane apretó los ojos varias veces tratando de acostumbrarse a la luz eléctrica, luego al visualizar al hombre alto aun en el espacio del reducido baño preguntó.

- ¿No... no vas a… salir? - anonadada se quedó en el mismo sitio sin hacer nada

- Prometo no mirar - contestó parado en la puerta del baño, mirando la desgastada madera.

- ¿No puedes esperar afuera? - pidió en voz baja pero desesperada.

- No

- Por favor – insistió avergonzada.

- No puedo Tendo - habló ya exasperado, con aquello, Akane no tuvo más opción.

Se quitó lentamente las prendas inferiores de su cuerpo y se sentó sobre el váter a realizar sus "asuntos personales", mientras tanto y para disimular cualquier ruido puso su ropa sobre el lavabo que alcanzaba sin problemas en el reducido espacio y abrió la llave del agua, lavando su ropa lo mejor que podía, de nuevo comenzó a llorar de vergüenza.

En tanto realizaba su cometido, se dio la oportunidad de observar los azulejos de un blanco percudido, en una esquina un extractor de olores atascado de tierra por el desuso y en la pared de fondo una pequeña ventana tableada, sin embargo, las rendijas entre tabla y tabla eran lo suficientemente anchas para notar que era de noche.

Cuando terminó, se vistió de nuevo, estaría húmeda, pero al menos no inmunda.

- Ya termi... - su frase no concluyó cuando oyeron unas risas a la distancia, en ese segundo, de no haber sido por el hombre que la acompañaba hubiera caído al suelo del terror.

Luego de colocarle el paño sobre los ojos, la había acomodado sobre su espalda, cargándola.

Akane sintió el movimiento brusco y por instinto se aferró a él, no tenía idea de que estaban haciendo, pero el avance era rápido, lo único claro que tuvo es que la última maniobra realizada por él se había sentido como una caída libre...

Fue sentada, amarrada y amordazada en menos tiempo de lo que hubiera considerado humano, todo en la absoluta obscuridad, y tan pronto sintió sus manos alejarse de ella la puerta se abrió.

- ¡Princesa! - riendo la llamó Kasai - Hoy estoy de buen humor así que vine a jugar - el otro sujeto siguió riendo desde la puerta, cuya luz le hizo ver a la joven que el hombre de los ojos azules no estaba ahí - adivina que traje para ti - la chica los miró con desprecio - Pareces muy enojada, no te preocupes, pronto cambiaremos esa cara, mira esto - blandió frente a su rostro una envoltura que parecía contener una hamburguesa de una popular cadena de comida rápida - ¿No se te antoja? - pegó la comida a su nariz, Akane solo volteó el rostro.

- Jaja ¿No me digas que no tienes hambre niña? - soltó el otro desde la puerta con burla.

- Yagi y yo habíamos acordado no alimentarte aun pero, estuve hablando con él y le dije "Ella es tan buena niña, merece que la alimentemos" jajaja - él comenzó a quitar el envoltorio - Hagamos un trato, yo te doy una mordida de esta suculenta hamburguesa por cada besito que me des - ladino acerco su rosto al femenino, a escasos centímetros de ella quitó la mordaza y se movió hacia sus labios; Akane a estas alturas estaba más enojada que asustada, así que antes de que se produjera un contacto habló con impulsividad.

- ¡Maldito asqueroso! - y lo escupió.

- ¡Maldita perra! - gritó dándole una bofetada que la mandó al suelo con todo y silla, luego intentó patearla, pero con lo torpe que era solo golpeo la madera.

- jajajajaja- se reía el otro - ¡Vaya que tiene carácter la princesa! Que exagerado Kasai - mencionó al ver como aplastaba la comida, ahora en el suelo, con saña. Yagi fue a donde la chica y la volvió a acomodar como estaba originalmente. - ¿Te quedas? - preguntó saliendo como si nada.

- Por supuesto que no, ni siquiera esta chiquilla me va a quitar las ganas de vaciar algunos bolsillos - le regresó él escupitajo que cayó sobre su pierna. Luego fue tras el otro.

La habitación, de nuevo en penumbras, contuvo el llanto de Akane por algunos segundos. De pronto la puerta volvió a abrirse, aunque el sobre salto no le duró mucho, de la habitación salió el hombre de ojos azules.

No comprendía como era que él había estado todo ese tiempo con ella, algunos segundos después él regresó y llevaba un paño húmedo en la mano. Con delicadeza le quitó la mordaza nuevamente y con sumo cuidado comenzó a limpiar su rostro, especialmente su pómulo que comenzaba a inflamarse, además había marcas de uñas, el desgraciado, no conforme con la bofetada, le había arañado el rostro.

- ¿De veras no puedes ayudarme? - preguntó viendo sus ojos que en ese momento estaban posados en la herida

- Lo siento, pero por favor trata de no provocarlos, te prometo que no dejaré que te hagan nada, pero si los provocas no voy a poder intervenir - aunque sonaba calmado, Akane pudo distinguir en sus ojos un rastro de furia que no alcanzaba a comprender.

- Lo intentaré - contestó sin ganas, esperando con ansias a que la mirara - ¿Por qué haces esto?

Él no contestó, no sabía que decir, no estaba ni de cerca a ser un santo, y su silencio era la única protección que tenía para no delatarse o la chica lo odiaría al igual que todos los involucrados con su secuestro. Dentro de aquel mutismo terminó su tarea y pasó con calma el paño por su pierna también, quitando así la saliva de aquel idiota.

- Es hora de que duermas, no has descansado en el día - comentó tocando la mordaza

- ¿Me observas durante el día? - preguntó sorprendida

- Shhh - puso la mordaza - Buenas noches - con eso último se retiró de la habitación cerrando la puerta tras él.

- Buenas noches señor de ojos azules. - susurró contra la tela de su boca.

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Hola a todos, gracias a todos los que siguen conmigo en esta alternativa, en especial a:

· Chechy14

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Espero que les esté gustando esta historia, sin más por ahora, de este lado del ciber mundo, AkaneMiiya.