Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.


"Para identificar el POV de Sesshomaru y el de algunos personajes, lo puse en diagonal"

Capítulo 27

Inquebrantable


- ¿No se supone que estás al servicio de Sesshomaru, así como Jaken? – cuestioné confusa.

- No… - soltó casi en un suspiro – El amo Sesshomaru… ya no requiere mi ayuda, ya que… me encomendó estar a su servicio de hoy en adelante.

- ¿Y obedeciste sin más? – indagué curiosa pues en su rostro se veía claramente su desacuerdo pero al mismo tiempo, su resignación.

- Mi deber es obedecer las órdenes de mi amo, así como las suyas…

No era la Narumi que recordaba, pues la que conocí, habría exigido seguir a lado de Sesshomaru en lugar de venir y servirle a una humana. Quizá, su rencor hacia mí no había terminado pues Sesshomaru siempre estaría en medio nosotras pero al menos, con esas acciones, veía más claras sus intenciones de dejar atrás todo lo que había hecho y enfocarse en remediarlo.

Aun así, no me sentía cómoda, imaginar que estaría conmigo todo el tiempo me era desagradable, por lo tanto, no dije nada más, le pedí que no me siguiera y solo en compañía de mis escoltas, me dirigí al despacho de Sesshomaru.

Aun me sorprende que sin cuestionarme, haya ido tan decidida a buscar a Sesshomaru. Quizá, fue la cena que compartimos juntos, lo que me devolvió la confianza para acercarme a él, no lo sé, el punto es que sin darme cuenta ya estaba parada frente a su puerta.

- ¡Lady Rin! – saludo Jaken, apareciendo de pronto.

- Ah… Señor Jaken – suspire pues ya no había vuelta atrás.

- ¿Viene a ver al amo Sesshomaru? – cuestionó sonriente.

- Ah… yo…

- Adelante mi Lady – sugirió servicial. Agradecí nerviosa y después de pronunciar a mis escoltas que esperaran afuera, entré.

La última vez que había estado ahí dentro; fue cuando sentí que mi corazón estaba hecho pedazos, y creí que al entrar, sentiría lo mismo pero, en realidad, el sentimiento que me invadió fue el de nostalgia.

Cuando vi su alrededor, me hizo recordar esos días en que trabajando, permanecíamos juntos, solo los dos, sin nadie más. Tal vez no intercambiábamos palabras, pero permanecer a su lado era suficiente, pues no solo estaba a su lado, sino que sentía ser útil e importante, sentía que me necesitaba, que contaba con mi ayuda, sentía que yo, era importante para él. Y más importante, que disfrutaba de mi compañía tanto como yo la suya.

Entonces, cuándo me encontraba perdida en los recuerdos, su potente voz me regresó a la realidad.

- Rin… - y por la manera en que me sentí estremecer, supe que se encontraba cerca de mí.

No me equivoqué, pues en cuanto me di media vuelta, él ya estaba junto a mí. Tenía la intención de ser directa y decirle porque estaba ahí, pero adelantándose, tomó mi mejilla y acariciándola con delicadeza paralizó mis planes.

- ¿Estás bien? – preguntó y aun no sé si fue el tono de su voz, la manera en cómo me veía, el brillo de sus ojos o su cercanía lo que me hizo temblar. Lo único que si sé, es que ese escalofrió en mi cuerpo, fue completamente encantador.

- Si… - respondí embelesada– Estoy bien… es solo que… es solo que…

Tan solo había bastado ese acto para hacerme olvidar el motivo de mi visita. Intentaba recuperar las palabras que debía decirle pero no salían de mi boca, solo podía verlo, y ser consciente de lo perdida que me encontraba por tan imponente presencia frente a mí. Es así que, recuerdo cuando levantó una ceja, dudo por mis tartamudeos y sin apartar su mano de mi rostro, acortó su distancia de mí.

- ¿Es solo qué? Rin – insistió

- Na… Narumi… - solté sin poder decir otra cosa

- ¿Narumi? – dudó - ¿Pasa algo con ella? – y fue esa pregunta lo que me devolvió a la realidad. ¿Tanto le importaba esa mujer como para preguntarme si algo le pasaba?

- No – respondí desviando la mirada – Es sobre el nuevo trabajo que le encomendaste… yo… no quiero que sea mi dama de compañía.

La sorpresa en el rostro de Sesshomaru me inquietó. Creí que tal vez me preguntaría el motivo, pues supuse que me comentaría la confianza que tenía en ella, sin embargo, su respuesta me descontroló.

- ¿Qué fue lo que te hizo?

- ¿Eh? – solté aire.

- Debió hacerte algo para que no la quieras contigo.

Había olvidado lo bien que me conocía Sesshomaru. Así mismo, recordé que él no sabía lo sucedido con Narumi, mis conflictos con ella ni sus sentimientos. Para mí, hubiese sido fácil confesarle todo, pero estoy segura que la habría matado, y en esta ocasión no lo hubiera dudado, pues siendo sincera, no me importaba tanto como Haru, lo que significa que Sesshomaru no se hubiese detenido por mí. Aunque no le sentía aprecio y mi resentimiento por ella continuaba en mi corazón, no deseaba que muriera, mucho menos provocado por mis palabras, además, se supone que intentaba remediarlo. Por lo tanto, mantenerme callada fue lo mejor.

- Respóndeme – persistió – Si se atrevió a hacerte algo…

- ¡No! – adelanté – No me hizo nada, es solo que… - Sesshomaru me miraba penetrante. Sabía que le estaba mintiendo, así que no tuve otra opción más que pronunciar una verdad – Siento que, no le agrado a Narumi. Nunca le agradé desde que llegué al palacio, y que éste a mi lado todo el tiempo me hace sentir… incomoda. Pero… - añadí enseguida – Supongo que… no hemos pasado el tiempo necesario como para conocernos. Esta podría ser la oportunidad…

- Ella es la mujer más capacitada para atenderte. A comparación de alguna de las meido, ella sobre pasa los conocimientos necesarios para atenderte como corresponde– admito que escucharlo hablar así de ella me molestó, pero no tenía por qué sentir celos ¿O sí? - Pero si no la quieres a tu lado solo dímelo. Tu misma puedes seleccionar a quien desees como dama de compañía.

- ¿Podría pensarlo? – pregunté

- El tiempo que desees.

La chica lo observo y después de tanto tiempo, volvió a ver en su rostro la cálida sonrisa que solo Rin podía dedicarle a él. Agradeció tímida y después se retiró.

Habría sido sencillo para Sesshomaru detenerla, estaba consciente de los sentimientos que había causado en ella desde entrar a su despacho, pero su intención no era obligarla a nada. Estaba seguro que para recuperar su confianza debía hacerlo con actos pequeños para que a su propio ritmo, Rin se diera la oportunidad de comprobar sus intenciones. Así que sin más, la dejó retirarse.

Haberla olfateado afuera de su despacho ya era una buena señal, Rin de a poco dejaría de poner una barrera entre ambos y así, podría hablar con ella lo que debió hacer desde el principio.

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Regresé a mi habitación con un reconfortante calor en mi pecho y una extraña tranquilidad. El encuentro con Sesshomaru en su despacho, no había sido como lo imaginaba, pues en lugar de sentir disgusto, me había sentido tal y como antes, con esa confianza de hablar con él, expresándole mis desacuerdos y esperando a que los comprendiera. Así mismo, esas sensaciones maravillosas que inundaban mi cuerpo cada vez que lo veía, también habían regresado a mí, llenándome de una felicidad que solo él, podía conseguir.

Con respecto a Narumi… reafirmé lo que había pensado antes. Aun no me sentía bien con su presencia, ni siquiera había dejado de odiarla pero, le daría la oportunidad. Así que, me permití aceptarla como mi dama de compañía, tal vez, así podría conocerla mejor y no sé… lograr perdonarla y borrar de mi corazón ese resentimiento.

Los días pasaron y la incomodidad que estaba segura sentiría con Narumi a mi lado, no apareció. A pesar de que cada mañana llegaba justamente al alba, indicaba a las meido como debían atenderme, me seguía, y acompañaba en todo momento nunca llegó a molestarme. Quizá porque ya me había hecho a la idea de soportarla, fue que su presencia junto a mí comenzó a ser irrelevante. Pero no fue hasta que me percaté de algunos detalles, lo que me hicieron verla diferente.

Admito, que recién comenzó su labor conmigo, el único lado bueno que pude ver; fue que Narumi me notificaría sobre sus visitas con Haru, incluso, llegué a ordenarle un par de cosas solo para probar sus reacciones, y la manera en como respondía era siempre dispuesta. Su manera de referirse a mí también había cambiado, aún seguía esforzándose en hablarme por mi Keigo, pero esa actitud altanera y grosera con la que me trataba al principio, ya no estaba en ella. Era inevitable no ver como ponía todo de su parte para hacerme sentir bien con su compañía, pues cuando salía a pasear, siempre iba a mi lado pero manteniendo su distancia, permanecía en silencio y de la mejor manera que podía, siempre se ofrecía a atenderme.

Con respecto a Haru, cada que lo visitaba, me notificaba su recuperación a detalle y respondía a cada duda que tuviera, por pequeña o repetitiva que fuera. Pero lo que realmente me hizo comprender que sus intenciones para conmigo ya no eran las de antes fue; al ver su comportamiento, cuando bajaba a cenar con Sesshomaru.

Era inevitable no ver en su rostro el dolor de que fuera yo, la que compartiría el comedor con él, y aun así, nunca pronunciaba nada. En realidad, hacía lo imposible para no demostrarme sus sentimientos y les exigía a las meido arreglarme de la mejor manera, inclusive… llegaba a desearme suerte.

Eso no significa que comencé a verla con lástima, pero si me ayudo a apreciar su esfuerzo y a aceptar su sinceridad conmigo.

Al principio, cuando Sesshomaru volvió a pedir mi presencia en el comedor, creí que las cenas serían diarias. Después de saber que sería cada tres días, una extraña duda se apoderó de mí, pero al final, no quise indagar y me resigné. Pero conforme fueron pasando las cenas, mi manera de verlas también fue cambiando.

Cuando bajaba, Sesshomaru siempre me recibía con una mirada que me hacía temblar las piernas, y aunque intentaba no demostrarlo, era algo que me gustaba. Ofrecía su mano para escoltarme al comedor y ya sentados, no pronunciaba nada a menos que fuera para preguntar si algo no me gustaba o si deseaba comer otra cosa. Sé que quizá puede parecer insignificante pero, que actuara de esa manera me hacía sentir tranquila, ya que, no me sentía obligada a contestar o a hablar con él, simplemente, compartíamos alimentos. Puede que parezca una tonta, pero compartir esos momentos, me recordaba el pasado, cuando me visitaba en la aldea, donde sentados bajo un árbol, simplemente veíamos el día pasar, sin decir nada.

Aunque siempre fui muy parlanchina, cuando mis sentimientos por él, fueron claros, hubo momentos en los que el silencio me ayudaba. Así mismo, nunca fue incomodo, porque podíamos pasar así todo el tiempo y al voltear y verlo, con su cabeza recargada en el tronco, con los ojos cerrados y la expresión en su rostro tan tranquila, me decía que disfrutaba de mi compañía tanto como yo la suya.

Justamente así, eran las cenas. Nos sentábamos uno a lado del otro y sin pronunciar palabra, degustábamos la deliciosa comida de las cocineras. De vez en cuando, compartíamos miradas, me expresaba su gusto por verme usar nuevamente mis kimonos y después de agradecer, me dirigía a mi habitación.

Sin darme cuenta, comencé a esperar ansiosa las noches para bajar a cenar con él.

Poco a poco, sentí como mi manera de ver a Sesshomaru fue cambiando, esa indignación, molestia y decepción ya no eran tan fuertes. Cuando llegaba a encontrarlo por el palacio, en lugar de evitar verlo o apartarme del camino, volvía a sentir ese deseo de no perderme detalle de su perfecta imagen, volvía a disfrutar de su imponente presencia y a sentirme temblar con solo ver sus ojos. Sabía que algo en él, también había cambiado, ya no parecía estar molesto y sus actitudes conmigo volvían a ser como antes.

Mi determinación por no caer rendida ante sus encantos, se iba desvaneciendo y ese coraje que sentía por ser fácilmente manipulada, lo fui ignorando. Quizá porque esas sensaciones que inundaban mi cuerpo cada que lo veía, eran tan maravillosas, que yo misma decidía no prestarle atención al dolor que aún tenía mi corazón. Era consciente de que aún existía algo que faltaba, algo que no me hacia sentir conforme, algo que aún no me permitía perdonarlo por completo. Pero ya no sabía que era.

Puedo decir que todo fue mejorando, tanto la compañía de mis escoltas como la de Narumi, ya no era molesta, hasta llegué a disfrutarla, mi relación con mis escoltas era muy buena y con la yokai pelirroja, comenzaba a entablar una cordialidad sincera, sin embargo, extrañaba la soledad de mi privacidad. Extrañaba esos paseos, donde yo sola podía perderme en los jardines, extrañaba deambular por el palacio, con la libertad de estar donde fuera sin necesidad de que todos anunciaran mi llegada, pero lo que más extrañaba, era ser sorprendida por Sesshomaru y tomar ese encuentro como excusa para estar a solas con él.

Una tarde, mientras paseaba por el jardín, cerca del estanque de lotos, les pedí tanto a mis escoltas como a Narumi, que se quedaran en la entrada. Quería ir a recorrerlo tal y como lo hacía antes, aunque fuera por unos minutos, y aunque al principio se rehusaron, gracias al aprecio que me tenían, terminaron obedeciéndome aun en contra de las reglas.

- ¿Lady Rin? – preguntó Narumi antes que comenzara a caminar – Puedo aprovechar su paseo para ir a ver a Haru.

- Si… está bien.

- No tardaré mucho, solo quiero revisar sus hiervas medicinales.

- De acuerdo…

Algo que realmente agradecía a Narumi, era el esfuerzo que ponía con Haru. Si no hubiera sido por ella, no sé qué le habría pasado, pero gracias a sus visitas, mi amigo ya iba mejorando. La paliza de Sesshomaru mas ser arrastrado hasta llegar al palacio, había afectado la movilidad de sus piernas, pero me alegraba saber que no faltaba mucho para que se recuperara por completo. Sin embargo, había algo que seguía inquietándome.

- ¿Quiere que le diga algo de su parte? – Haru, seguía preguntando por mí.

Al principio, Haru se negó a ser atendido por Narumi, pues ella nunca escondió sus verdaderos motivos, aun así, mi amigo terminó por acceder, más que nada porque al saber que se había convertido en mi dama de compañía, la vio como una manera de mantenerse comunicado conmigo. Hasta yo lo pensé en su momento, pero lo que podía ser una gran oportunidad, se convirtió en un preocupante problema.

Siendo sincera, hubiera sido fácil para mí, volver a arriesgarme e ir a visitarlo, pero por como vi a Sesshomaru, estaba segura que no volvería a contenerse, sabía que un acto más de mi parte sería suficiente para matarlo. Así mismo, supe que mi presencia generaría en él, una falsa ilusión de mis sentimientos. Solo me había bastado esa visita para saber que más que amor, lo que Haru sentía era obsesión. Lo peor, es que todo había sido por mi culpa.

Narumi me confesó haber hablado con Haru, aconsejándole el dejar sus sentimientos por mí todo para bien de ambos pero él, continuaba con la misma ilusión, pues su mayor deseo era recuperarse pronto para poder escapar conmigo. Supuse que mis mensajes de apoyo, diciendo que lo extrañaba, que deseaba verlo y que cada día me preocupaba por él, alimentaban su ilusión, así que opte por desear que se recuperara y que como amiga, siempre haría lo posible por ayudarlo. Pero supongo que eso tampoco servía, pues según Narumi "el tipo no tenía remedio"

Me dolía saber que vivía en una ilusión pero ya no podía hacer nada más que mantenerme completamente al margen.

- Nada… - suspire – Solo dile que no has podido cruzar palabra conmigo.

La Yokai, observó a Rin, la preocupación que sentía por Haru era genuina, era verdad que esa chica lo apreciaba y lo quería pero su manera de verlo no era romántica, pues aunque en su voz demostraba sentir dolor por él, cuando se trataba de Sesshomaru, el semblante en su rostro era diferente, pues con el gran Lord, era un dolor único, uno que se siente cuando el corazón ya tiene dueño. Y ella, aunque sintiera ese mismo dolor, no podía negar que la humana, no solo era un alma buena, sino que su amor por Sesshomaru, era verdaderamente real.

- Es lo mejor – adelantó ella – En algún momento debe aceptar la realidad. Aun si eso implica romper su corazón – no dije nada, simplemente le dediqué una mirada y después, comencé a caminar.

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Me esforcé por dejar de lado el tema de Haru, y concentrarme en mi paseo a solas.

Cuando comencé a caminar, sin sentir a nadie a mi lado, hasta el aire que entró a mis pulmones lo sentí diferente, lo sentí fresco, lo sentí libre. Solté un suspiro. ¡Extrañaba tanto sentirme así!

Entonces, continué caminando hasta que llegué al estanque de lotos y al verlo, toda esa felicidad que había inundado mi cuerpo se desvaneció en un instante. Pues esa cristalina agua no había hecho más que reflejar frente a mí, aquella escena de Sesshomaru y yo juntos. Él, acariciando mi rostro, mientras que besándome, llenaba mi cuerpo de sensaciones exquisitas.

Ya no podía seguir evitándolo. ¡Lo extrañaba mucho!

Extrañaba su compañía, extrañaba su mirada, extrañaba su voz susurrándome al oído, extrañaba sus manos, el calor de su cuerpo… lo extrañaba a él, lo extrañaba como una loca. Solté aire entre hipos y suspirando, susurré su nombre. Fue entonces que me respondió.

- Rin… - contuve el brinco que quise dar por la impresión de su aparición, y con los ojos abiertos lo observé atónita.

¿Cómo es que estaba ahí? – Me pregunté - ¿Cómo es que cada que pronunciaba su nombre, él aparecía frente a mí?

- ¿Qué estás haciendo aquí sola? – preguntó mirándome fijo. Yo, intenté no tartamudear.

- Intento recordar que se siente no estar vigilada todo el tiempo…

- No eres vigilada, Rin.

- Quisiera no sentirme así… - confesé cerrando los ojos.

- Los escoltas son para tu protección y Narumi para cubrir cualquier necesidad tuya – explicó.

- ¿Protección? –adelanté - ¿De qué? El palacio está lleno de soldados – repliqué, entonces…

- Y aun así lograste salir.

No pude evitarlo, voltee sorprendida a verlo y la expresión en su rostro me inquietó, al mismo tiempo, tal vez fue su manera de decirlo, lo que me paralizó el cuerpo, lo que me sofocó el pecho y lo que me erizó la piel. No estaba segura pero Sesshomaru tenía la misma actitud como cuando se llegaba a hablar sobre mi visita al inframundo en el palacio de su madre.

- Ya veo… - suspire bajando la mirada – Son para evitar que me vuelva a ir…

- Son para evitar que algún otro bastardo te lleve consigo – interrumpió severo y al escuchar esas palabras mis ojos se abrieron cual asombro.

¿Sesshomaru realmente pensaba que Haru me había secuestrado? De alguna forma comprendía que eso creyeran en el palacio pero… ¿él? Entonces la carta que le había dejado en el futon ¿Nunca la vio o que pasó con ella? comencé a llenarme de dudas, pero enseguida comprendí que no tenían sentido, Kamisama me estaba dando la oportunidad de hablar con Sesshomaru, así que aproveché para explicarle lo sucedido con Haru.

- Si lo dices por Haru… No me obligó a irme con él… fui yo quien lo llevó conmigo – no sé de dónde saqué valor para decirle eso de frente, pero bueno, ya lo había hecho. Si al menos con esas palabras lograba que dejara de odiar a Haru, me seguiría arriesgando – Quién tomó la decisión de marcharse… fui yo, y él solo…

- ¿Por qué te fuiste con él? – interrumpió de pronto. Su pregunta me sorprendió, entonces, lo que realmente le interesaba era saber ¿Por qué específicamente con Haru?

- Porque era el único amigo que tenía – respondí sincera.

- ¿Amigo? Ese bastardo es un maldito traidor.

- Si se fue conmigo, no fue por traicionarte, fue para ayudarme… – intenté explicarle pero Sesshomaru añadió:

- No me refiero a eso, Rin… - entonces, comenzando a caminar, se fue acercando a mí – Es un traidor porque se atrevió a proclamarte sus estupideces e intentó tocarte. Solo eso bastó para sentenciar su muerte.

- Sesshomaru… - suspire atónita.

¿Qué es lo que intentaba decir con eso, a que se refería? Acaso ¿Eran celos? ¿Sentía celos por la declaración de amor de Haru? ¿Sentía celos por que al llegar, nos había encontrado a punto de besarnos? ¿Sesshomaru, el gran Yokai de las tierras del oeste, sentía celos? ¿Celos por mí?

Me quedé inmóvil, simplemente viéndolo, intentando comprender si era verdad eso que sospechaba. Él, seguía con sus dorados ojos clavados en mí, y por primera vez, sentí en su mirada, la súplica de una respuesta pero yo, no sabía que decir.

Comenzó a llover, lo sé, porque pequeñas y heladas gotas me regresaron a la realidad. Debo mencionar que siempre fui muy propensa a sentir frio pero en ese momento, no me importo, la sola presencia de Sesshomaru frente a mí, era suficiente para cobijar mis escalofríos. Deseaba con el alma, poder decirle algo, pero no encontraba las palabras, no encontraba la manera de creer que sin miramientos, me acababa de confesar sus celos.

Entonces:

- Está comenzando a llover – adelantó, desviando la mirada – Entra antes de que te enfermes – y dando media vuelta, comenzó a caminar.

Lo vi alejarse, mientras de pie, sabiendo que llovía, no moví ningún musculo. Creí que ahí se quedaría, en solo una charla más que dejábamos a la mitad, pero no me esperaba lo que sucedió después.

- ¡Lady Rin! He regresado de visitar a Haru y necesito decirle algo importante…

La voz de Narumi me despertó como si de un sueño de terror se tratara. No porque me haya asustado su repentina aparición, sino porque Sesshomaru la había escuchado. Voltee con el rostro aterrado a ver a Narumi quien parecía desconocer mi sorpresa, después y casi en un instante, giré a ver a Sesshomaru, esperando que esas palabras no hubieran llegado a sus oídos.

Pero está más que claro que era imposible, pues sentí como mi corazón se detuvo cuando dejó de caminar y volteando el rostro, fulminó a la yokai que estaba a mi lado.


Comentarios de la Autora:

Ahora sí, se viene lo bueno… ¿Qué creen que pasara? Coméntenme sus opiniones, sus teorías y sus críticas. Ya saben que no hay nada mejor para mí, que leer lo que piensan de mis Fics.

Por otro lado, agradezco a todas las personitas que me siguen apoyando con esta historia, de verdad que me hace muy feliz saber que a pesar de tanto tiempo, siguen leyendo.

Bien… Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente actualización. Les mando un fuerte abrazo. Saludos.