Britannia's Re:volution
Stage 87: Terapia familiar
Genbu P.O.V.
En serio creí que sería más fácil, pero solo me duró cinco minutos en el final de ese hermoso sueño que tuve. Al despertar, la realidad me recibía como lo que era, la realidad. Aunque quizás seguía un poco dormido, mi Lelouch no actuaba así. . .
-Papá, en serio tienes que escucharme. Sé que las situaciones y nuestras vidas en general han tomado drásticos y dramáticos giros en menos de 6 meses, pero no es motivo para-
-Lelouch, sigue caminando- ordené.
Decidí que dejar el auto a buenas tres cuadras del consultorio le daría a mi hijo un respiro de aire fresco para calmarse, enfriar sus nervios un poco y darme al menos una pequeña oportunidad. Pero venía caminando a buenos tres metros detrás de mí y por los reflejos de las ventanas de los negocios, se detenía cada poco a agarrarse de un poste, de un hidrante, de cualquier cosa que lo detuviera de seguir avanzando.
Él lo sabía, en el fondo al menos, que realmente era necesario. Pero estaba asustado, era una experiencia y atención totalmente nueva. Y como el buen hijo que era, me estaba obedeciendo aún, a pesar de quererse quedar atrás cada que pisaba una raya en el suelo.
Yo estaba asustado también, claro. Esto de la psicología podía dejar en claro muchas cosas no solo para Lelouch sino para la familia, de nuestra calidad como seres humanos y las consecuencias de cada una de nuestras acciones. De nuestros fallos o aciertos, de las cosas que ignoramos o preferimos enterrar.
Era el hecho de que un extraño podría juzgarnos y opinar al respecto sin saber el trasfondo de todo, pero Gensai había sido muy claro. Y yo prefería tener que enfrentarme a ser juzgado, que ver a mi familia herida de cualquier forma. Física o psicológicamente.
-Lelouch…- volví a llamar cuando se quedó de nuevo atrás. Al girarme lo vi sentado en una banca pública, mordiéndose levemente el labio.
El 99th emperador del sacrosanto imperio de Britannia, mi hijo.
-¿Realmente crees que hay algo malo en mí?- preguntó en tono bajo, una muy sincera preocupación en su mirada.
Suspiré levemente y me acerqué a él, sentándome a su lado con un suspiro.
-No- y soné tan sincero como real –No hay nada malo en ti, hijo. No temo que te vayas a convertir en… un monstruo, o un mimado royal, cualquiera de esas cosas que rondan tu cabeza- tomé su mano y le di un pequeño apretón –De esas cosas me puedo encargar yo- sonreí levemente.
Lelouch me miraba atento sin señal de estar más tranquilo.
-Lo que sí temo, es la presión de toda esta situación con la federación y tu nombramiento- tenía que ser tan serio y firme con el tema para que lo tomara de la misma manera –La cantidad de trabajo, de problemas que sabemos vienen en camino, políticos, económicos, sociales… y de los cuales no podemos huir pero en cambio debemos esperar, tratar de resolverlos lo más rápido posible y al costo que sea-
Era como caminar en un campo que sabíamos que estaba minado y esperar sobrevivir a las explosiones, porque no hacerlo no era opción.
-Mi trabajo como primer ministro no fue fácil en ninguna de sus etapas Lelouch, grandes cargos requieren grandes responsabilidades, decisiones y hasta en ciertas ocasiones, asumir culpas ajenas. Nunca es como lo pintan, nunca es poder hacer lo que quieras cuando quieras, sabemos que esa es la mayor mentira de todas-
Al menos habían vivido bajo mi techo lo suficiente.
-Temo lo que un país destrozado como Britannia, quiera tomar de ti- apreté de vuelta su mano –Nada que esté dispuesto a darle a nadie, Britannia, Japón o la Federación- aclaré –Tu paz, tu autocontrol, tu estabilidad, tu salud, por nombrar algunas-
Lelouch desvió la mirada a las ventanas de la cafetería frente a nosotros.
-No quiero solucionar las cosas después de que hayan causado daños- regrese su mirada tomándolo suavemente de la barbilla –Quiero levantar escudos, métodos de defensa y estrategias que nos ayuden a superar esto. Porque quiero a mi familia completa por muchos años más-
Entender lo que le decía no significaba que se convenciera más de la idea, solo lo hacía no poder objetarme mucho. Pero ya lo sabía desde el principio, yo solo tenía que decírselo en voz alta para reafirmar.
-Escucha, solo dale una oportunidad y si es definitivamente insoportable, estoy dispuesto a dejar el tema de la psicología-
Lelouch me miró con una pequeña esperanza y abertura perfecta para zafarse de esta situación, pero esperaba con toda mi alma que no lo hiciera. Y quizás había sido estúpido de mi parte prometérselo con solo una visita, una sesión, una hora… esa cantidad de tiempo no servía para resumir los conflictos de Lelouch, los problemas titánicos que nos rodeaban y heridas pasadas.
A Lelouch le podía bastar una hora para destruir a alguien, y le sobraría tiempo. Pero entenderlo a él era más complicado que una presentación y estrechar su mano.
Tenía ahora mis esperanzas en este psicólogo que jamás había visto ni conocía, pero que tenía que sobrevivir a uno de mis hijos que haría todo para buscarle un pero a este encuentro.
Sin presiones, pobre hombre.
Claro que no ayudó que fuera del consultorio, en la puerta, hubiera un letrero que decía: "Dr. Hiro Takumi" psicólogo infantil y adolescente.
-Ah no- Lelouch se dio la media vuelta al leerlo, insultado. Yo lo tomé del brazo y siguió tratando de jalarse.
-Vamos hijo, prometiste una sesión de prueba- llamé al timbre y aspiré profundamente. Había que causar una buena impresión después de todo, llegar arrastrando a Lelouch no era lo que consideraba como la mejor presentación.
Aunque, no creí que este psicólogo estuviera tan especializado en la edad de mi hijo, debieron advertirme antes.
-¿Infantil?- se quejó Lelouch en tono bajo y me miró –Va a querer el dibujo de un árbol, una casa, que vea manchas y les encuentre forma- me siseó y yo no sabía que responder a eso.
-Debe tener otros métodos si es tan recomendado- alegué en defensa del desconocido, que estaba tardando para abrir la puerta, esperaba que me hubiera salvado ya de dar explicaciones.
-Ni siquiera lo conoces en persona…- acusó Lelouch con los brazos cruzados. Una ceja arqueada levemente.
-Yo… es, pedí ayuda en esta parte ¿De acuerdo?- seguía con la misma mirada acusatoria –Lelouch, no es el momento. Vas a ser buen hijo, vamos a cumplir con esta primera sesión y…dame tu arma- extendí la mano.
-¿Qué? No sé de qué hablas- Lelouch desvió la vista demasiado rápido con la última petición.
-Todou me dijo que te la dio el día de tu coronación, para que la trajeras contigo por protección- seguí con la mano extendida –No vas a entrar con el Dr. Takumi armado, claro si decide abrirnos- volví a llamar al timbre.
Lelouch gruñó levemente y sacó el arma de su cinturón. Murmuró algo sobre su padrino que no alcancé a comprender pero que estaba agradecido que después le tocaría algo del mal humor de mi hijo, todos me habían abandonado para esta misión.
La puerta se abrió finalmente con un leve click y me guardé de inmediato el arma de Lelouch. No es que quisiera que el hombre renunciara antes del veredicto de mi hijo.
-¿Cómo siquiera sabes que no es un roba niños?- preguntó Lelouch sin importarle que el hombre ya estuviera frente a nosotros. Lo abracé para taparle la boca y saludar al psicólogo.
-Buenos días, ¿Usted es el Dr. Takumi?- pregunté tan amable como podía, Lelouch tratando de que lo soltara aún.
El hombre era alto y delgado, con cabello castaño claro y ojos de color verde claro. Vestía solo de camisa manga larga y pantalón formal, pero evitando un saco.
Asintió levemente, se veía bastante joven. Esperaba a alguien quizás de la edad de Gensai.
-Pasen, por favor. A menos de que deseen seguir discutiendo en la calle- sentí la vergüenza de Lelouch pero lo jalé antes de que lograra completar su huida.
Dentro, el lugar se veía como me imaginaba un consultorio de psicólogo. Una sala de espera ordenada, con algunas plantas, muebles cómodos y cálidos, un librero, mesita de centro y un escritorio de recepción vacío. Algo raro, había entendido por Mei que era un profesional muy exclusivo y de agenda muy selecta.
Esperaba ver el lugar lleno, filas de gente esperando ser atendidas.
Lelouch me mordió levemente para que lo soltara.
-Infantil- le murmuré pero me limpié la mano, tenía que presentarme correctamente y a mi hijo. Darle unas advertencias al hombre no sonaba mal después de todo. –Bueno, Dr. Takumi usted nos fue muy recomendado y es la primera vez que hacemos algo de este tipo. Si pudiera guiarnos en qué esperar o cómo proceder para esta primer sesión-
El hombre asintió muy tranquilo aún y se acercó al escritorio de recepción a verificar un dato.
-Tu eres Lelouch, ¿Cierto?- ahora tenía la atención en la persona indicada. Mi hijo por fin se había puesto serio, pero podía sentir su mano apretarse incómoda en la mía. –Un gusto conocerte, espero hayas entregado tu arma. Escuché cada palabra de la discusión afuera de mi puerta-
Sonreí avergonzado con eso, pero si no había renunciado con eso ya era un voto a favor. El hombre volvió su vista a mí para contestar la pregunta inicial.
-Las sesiones son de 45 minutos generalmente, esta puede durar menos al ser la primera y podemos agendar las citas o la frecuencia después. Puede ponerse cómodo mientras espera- me señaló la sala y agradecí con un asentimiento.
-No me iré- le dije a Lelouch para poder soltar su mano e incitarlo a que entrara de una vez. Ya estábamos aquí, suponía que lo más difícil había terminado.
Lelouch p.o.v.
No podían decir que no traté de redimirme con mi familia, sobretodo cumpliendo este último mandato. Sabía que tarde o temprano me harían pagar lo de la toma de Japón, mi aparente cambio de bando y todo eso, pero esta era una venganza sutil. Disfrazada de un bien mayor, cuando lo único que necesitaba era que rodaran algunas cabezas de la federación.
-Puedes sentarte, ¿O vas a pasar 40 minutos de pie?-
El psicólogo cerró la puerta detrás de ambos, pero fue la única orden que dio antes de ir por un libro que presumiblemente estaba leyendo, tenia un separador rojo sobresaliendo que le ayudó a encontrar la página correcta. Después de eso solo se sentó en uno de los muy normales sofás que tenía y continuó con su lectura.
¿En serio?
Me senté lo más apartado posible de él.
Pero no tenía nada que hacer al pasar los minutos y que el hombre siguiera leyendo como si yo no estuviera, me desconcertaba efectivamente.
-¿Tus honorarios son tan altos por pasarte el tiempo leyendo?- pregunté y crucé mis piernas. El hombre apenas levantó la vista de su libro, pero soltó una pequeña risa irónica.
-Tu no quieres estar aquí y estás completamente a la defensiva ¿De qué nos serviría platicar?-
Al menos en algo estábamos de acuerdo.
-Y los escuché cuando tu padre te pidió una oportunidad solamente. Supongo que entrar a mi oficina cuenta como que lo estás intentando, algo estúpido en mi opinión-
-¿Disculpa?- la idea de que insultara la confianza de papá en lo que yo decidiera, no era aceptable. Sobre todo viniendo de un desconocido que no tenía idea de todo lo que había pasado hasta ahora.
Papá y yo no teníamos una relación convencional, pero no significaba que cualquiera podía faltarle al respeto. El psicólogo bajó su libro y lo cerró para enfrentar mi acusación.
-Estoy en lo correcto- declaró y mi enojo escaló muy rápido pero siguió hablando sin darme réplica -¿Quién está más equivocado de ustedes? ¿Tu padre por intentar hacer lo mejor para ti? Sabiendo lo mucho que detestas la idea, pero respetando tu comodidad y dándote a elegir que si después de una sola visita, no deseas volver a terapia, lo aceptará. Aunque signifique que no podrá apoyarte como quiere-
Yo no-
-¿O tú? Que estás de acuerdo en pasar sentado y en silencio 40 minutos para dar por cumplida y desperdiciada una oportunidad. Valioso tiempo consumido y pagado, además de horas de research para que tu familia quedara satisfecha con la elección de un profesional-
Pero eso no-
-Nunca había recibido tantas visitas previas a recibir un paciente, supuse que lo hacían para asegurarse de que fueras a estar bien, cómodo y seguro. Eso muestra lo importante que era para todos que esto funcionara-
Miré mis manos un momento. Aunque sabían lo mucho que detestaba la idea, eso no los detuvo de sugerirla y ejecutarla.
-Como dije, es tu elección-
Volví a mirar al psicólogo con el cual seguía molesto, pero su tono de acusación no concordaba con su cara de acusación. De hecho se veía demasiado relajado para haber estado diciendo que-
-¿Me estás tratando de manipular?- concluí con precaución, el hombre ni siquiera tenía el libro ya en sus manos.
-Te estoy tratando de ayudar, por tu bien personal y el de la familia a la que tanto le importas- su respuesta me sacó de base nuevamente –El hecho de que creas que es manipulación, demuestra el alto grado con el que tratas de defenderte de todos. Lo cual está bien la mayoría del tiempo, pero estás empezando a defenderte hasta de los buenos intereses de aquellos a los que les importas-
Desvié la mirada por tercera ocasión. Por eso no era partidario de la psicología…
-No estoy aquí para juzgarte, pero sí para que veas más claras las cosas y despejes tus pensamientos, seguir mis consejos o no hacerlo seguirá siendo tu decisión- aclaró.
El sonido de una alarma interrumpió nuestra plática y aproveché también para mirar mi celular. Habían pasado los cuarenta minutos, y el hombre se vio satisfecho cuando se levantó del sofá.
Había caído directamente en una trampa.
Podía ver la sombra de papá dando vueltas, se extendía por debajo de la puerta de la oficina y suspiré. Sabía que todos estaban preocupados, pero esto atentaba con mis decisiones.
El psicólogo me pasó por un lado y abrió la puerta, efectivamente papá estaba de pie y esperando noticias, tanto buenas como malas. ¿Qué podía decirle yo? No era el peor de los "profesionales" disponibles pero tampoco era cien por ciento de mi agrado, igual podía intentarlo otras dos o tres sesiones hasta que se cansaran de la idea o diéramos por hecho que no era un gran cambio para nuestros problemas. Destruir a la federación ayudaría más.
Genbu Kururugi nos miraba nervioso, esperando algo como un veredicto. Ya iba a aceptar regresar, cuando una mano se puso en mi espalda y me empujó leve pero firme, fuera de la oficina.
-Nos vemos, niño-
El psicólogo se metió y cerró la puerta, dejándome solo. Frente a la cuestionante mirada de papá.
Ya lo odiaba . . .
Genbu p.o.v.
Resuelta una parte que nos preocupaba, o al menos sabiendo que Lelouch lo intentaría de nuevo, mi mente reordenaba esa infame lista de pendientes. No era secreto para nadie que la federación se plantara en la cima sin pensarlo más de dos segundos, me debían muchas que se estaban acumulando.
-Saben, un psicólogo no arreglará esto- dijo Lelouch mientras veía su celular, recién había sonado con un mensaje y llamó la atención de todos en la sala. Estábamos tratando de analizar todo sobre la afiliación de Britannia para prever ciertas situaciones y tratar de evitar otras, pero su interrupción fue algo rara.
-¿Qué sucede?- preguntó Suzaku asomándose a su lado, para leer el mensaje. -¡¿Qué?!- Lelouch se encogió con el tono del grito, exigí una explicación de inmediato –La federación acaba de notificar a Britannia, según Clovis, sobre que la sesión oficial de la próxima semana se hará en Pendragón-
-Ellos no tienen el poder de decidir eso- alegué de inmediato y miré a Todou, no entendía el porqué de este descontrol y eran justas las respuestas que tratábamos de encontrar.
-Puedo adivinar que hasta ese punto, adelantaron todos los pasos que podían mientras Japón no estaba disponible para emitir su voto y Britannia no estaba afiliada- gruñó levemente Lelouch, pero no sonaba ya sorprendido como nosotros, además de haberse aprendido el libreto con el que se defendían. Él ya había sido víctima de esos atracos más de una vez. –Debió haber una cláusula pre-votada, para ejecutarse si Britannia se afiliaba- murmuró.
-Y debe ser la última- gruñí por lo bajo, pero Todou me presionó con una mirada a calmarme, sus ojos cambiando a mis hijos al otro segundo. Cierto, claridad y tranquilidad.
Esto no me lo estaban poniendo fácil.
-Lo importante- llamé la atención de Lelouch y Suzaku aclarando mi garganta –Es que por fin estaremos frente a la federación para darle rienda y con otro poco de apoyo, obtener el control de la mayoría para evitar más de estos atropellos- ambos me miraban un poco más tranquilos con ese punto de vista -Hasta esa reunión, se acabaron las cosas que ignoramos-
Y teníamos que prepararnos para enfrentarnos de manera política a representantes de todo el globo. Imponer de la misma manera nuestras condiciones; permaneciendo saludablemente tranquilos de manera física y psicológica.
O el infierno se desataría en una revolución por Britannia y lo que me importaba de ella.
Lelouch p.o.v.
Muy en el fondo, sabía que habíamos cometido más errores de los que saltaban a la vista y aún no descubría cuál sería el último clavo del ataúd. La federación estaba confiada como si no fuera a perder el control jamás y eso crispaba mis nervios cada que lo repasaba; tuvieron mucho tiempo para leer, planear y organizarse.
Sentía toda la culpa de eso, Japón no debió alejarse tanto de esa peligrosa masa estúpida.
-Sé lo que estás pensando- brinqué levemente.
-¿No te dijo papá que no debes aparecer así?- miré a Suzaku molesto por solo un par de segundos, no era con quien debía ser la víctima de mi frustración. –Pero eso sonó ególatra, puedo pensar en muchas cosas- aclaré.
Suzaku se rió y se sentó a mi lado en las escaleras del templo. Era una noche tranquila y de clima agradable, nada que ver con las noches de Pendragón y sus increíblemente frías paredes.
-Haces ciertos gestos de acuerdo a lo que estés pensando- aseguró él y suspiró un poco –Antes se arrugaba el espacio entre tus cejas cuando pensabas en Sawasaki- murmuró –Ahora, a falta de un político molesto, supongo que es por la federación-
Me tallé el mencionado espacio de inmediato con los dedos. No quería que esos dos temas fueran los responsables de arrugas en mi frente, aún era joven.
-Puede que tengas razón- admití, solo porque en realidad sonaba a que me conocía y preocupado de la misma manera –Pero es en lo que todos están pensando también, ¿Qué hay de malo en que yo lo haga?-
-Que sueles sobrepensar las cosas al punto de estresarte demasiado y eso es precisamente en lo que todos están pensando, no en la federación-
Lo volteé a ver semi molesto, estaba siendo muy sincero y no era algo que quisiera escuchar. Repetir una y otra vez que debía estar calmado, producía un efecto estresante peor. Pensar que debía asistir cada que fuera posible con un psicólogo, me ponía los nervios de punta al imaginar que si no lo hacía, podía perder la cabeza.
La insistencia en que permaneciera bien, era lo que me tenía temiendo más que cualquier otra cosa.
-¿Quieres ir por una hamburguesa?- Suzaku me empujó con su hombro.
Lo volví a mirar por el abrupto cambio de tema.
-Creí que debíamos preparar nuestras cosas, mañana volaremos a Pendragón- de nuevo.
-Y sé que la comida no es tan buena- volvió a empujarme levemente con su hombro.
-¿Estás tratando de escapar de algo, Suzaku?- cuestioné levemente, entretenido por su infantil intento.
Asintió sin esconder su sonrisa y se puso de pié, lo miré mientras trataba de comprender las variantes, las consecuencias, el posible trasfondo de la petición que me sonaba-
Estiró su mano para ayudarme a levantarme, y la tomé.
Estaba harto de sobre pensar.
¡Adoro sus reviews! Definitivamente se sintió como en los viejos tiempos, gracias :D
Manita arriba los que extrañaban a Suzaku, personalmente es muy lindo y atento. Ahora con una curita puesta sobre los problemas mundiales, las cosas pueden empeorar antes de tomar un rumbo y solo lo sabrán hasta el próximo stage.
anySuzuki
