Whispers in the Dark [1]

parte I


Al bajar los peldaños de madera. Un puñado de mujeres corrieron hacia él. —Demonios, así será imposible hacerlo…—musité al darme cuenta de que todos los caminos estaban bloqueados. Demasiada gente alrededor como para siquiera intentar acercarse, en cada paso, más ruido y gritos, y menos oxígeno.

Pero el mocoso caminaba sin darles importancia, parecía tener un escudo invisible e inmune porque se comportaba como un sordo y un ciego ante la multitud. En seguida caminó hacia la mujer de antes y el rubio, y al llegar, ella lo abrazó con cariño y él le sonrió. Pidió una bebida al barista y luego prendió un cigarro, de su boca soltó una bocanada profunda de humo blanco.

Nos separaban tal vez unos cinco metros pero podía verlo con claridad, todos y cada uno de sus movimientos peligrosos, esa imagen de tipo rudo y salvaje que creí era apariencia, en realidad era parte de él.

Tomó asiento en una de las butacas y se quedó mirando alrededor mientras otros músicos se presentaban. Sus pies se movían cuando querían seguir los golpes del bombo y los toms de la batería.

Quise hacer lo mismo: concentrarme. Luego de una canción reconocí perfectamente la siguiente interpretación Psychosocial de la muy famosa banda Slipknot.

La voz dejaba mucho que desear, pero la música no estaba mal. Casi al instante el tal Eren saltó de su asiento, rebuscó en su bolsillo hasta que sacó una liga negra y se sujetó su cabello en un moño descuidado, luego, se lanzó al segundo y masivo mosh de la noche. La canción entera se componía de guturales y de sonidos agresivos y palpitantes, tétricos y emocionantes.

I did my time, and I want out

So effusive fade, it doesn't cut

The soul is not so vibrant

The reckoning, the sickening

Packaging subversion

Pseudo sacrosanct perversion

(...)

(Cumplí mi tiempo y quiero salir

Tan efusivo, desdibujado, no se detiene

El alma no es tan vibrante

El ajuste de cuentas, lo repugnante

Apoya tu subversión, enferma perversión pseudo-sagrada)

(...)

Me dio curiosidad saber cómo llevaría ese mocoso tanto movimiento. No pude sino enfocar toda mi atención con interés, esperando algo, lo que fuera, algo que desatara la adrenalina que también llevo por dentro.

Cuando la masa masculina comenzó a moverse, vi a ese niñato brincar de un lado a otro mientras empujaba y golpeaba con saña a los demás. Sonreía como maniaco, ojos de diablo a mitad de la oscuridad.

"And the rain will kill us all

Throw ourselves against the wall

But no one else can see

The preservation of the martyr in me"

"Psychosocial!

Psychosocial!

Psychosocial!

Psychosocial!

Psychosocial!

Psychosocial!"

.
(Y la lluvia nos matará a todos

Nos arrojará contra la pared

Pero nadie más puede ver

La preservación de mártir en mí

Psicosocial!
Psicosocial!
Psicosocial!
Psicosocial!
Psicosocial!
Psicosocial!)

Aunque no podía escucharlo, sus gestos indicaban que estaba divirtiéndose, esa risa se fundía en el sonido. No estaba derrotado, se encontraba de pie, violento como la música de fondo, y los gritos, y el dolor. Mientras todo el público comenzaba a saltar y a aullar.

"The limits of the dead!

The limits of the dead!

The limits of the dead!

The limits of the dead!"

.
(¡Los límites de la muerte!
¡Los límites de la muerte!
¡Los límites de la muerte!
¡Los límites de la muerte!)

Tal espectáculo me incitó a querer unirme yo también.

¿Han sentido ese sentimiento sobrehumano de querer hacer algo con todas tus fuerzas?

Con tan solo ver esa agresividad y su juventud, quise ser un vampiro y beber de esa vitalidad tan magnífica, atrapante e imitable. Pero me contuve, aunque no sé cómo carajos, si me estaba muriendo por tocarlo.

Era peligroso para mí en todos los sentidos, pero aunque fuera una mirada escondida, quería saber todo de este niño. Y digo niño, porque no creo que tenga más de 25 años. Lindo y exótico, como un felino.

Creo que si sigo observándolo, tendré un problema en mis pantalones pronto, quizá necesite encontrar un polvo ahora. Ese niño me ha hecho sentir algo mareado y porqué no decirlo, excitado también.

Miré a mi alrededor y comencé a analizar las posibles opciones. Rogaba porque hubieran cabrones de mi gusto; hace algún tiempo que me resultan atractivos los sumisos con caras de ángel.

Paseé mi vista en cada rincón pero en cada vuelta por el lugar, mis ojos volvían a centrarse en Eren. Como jodidos imanes insoportables, así eran sus ojos, y yo el polo opuesto y su diversión.

No logré encontrar a nadie de mi gusto, lo que me generó molestia. Cada posible candidato en la taberna de mierda se esfumó, al menos quería que tuvieran cabellos castaños, pero pronto descubrí que nadie le llegaba a esa belleza. Lo más frustrante fue descubrir que Eren era la imagen contraria a la definición de sumiso. Él irradiaba testosterona como feromona, seguro en su sangre corría veneno. Más tarde que temprano comprendí que si no era él, no podía ser nadie.

—Maldición… —grité, sobresaltando al banner y mejor me giré. Era mejor tratar de ignorar su presencia a seguir deseándolo.

La canción terminó, yo me pedí un whisky y prendí otro cigarrillo con desesperación. Voltee a ver a los amigos de Eren con sigilo, la mujer pelinegra hablaba amenamente con el chico rubio que me daba la espalda. Después, un sujeto desconocido se acercó a ella por detrás. Le acarició el hombro mientras sus labios se movían cerca de ella; ignoro qué fue lo que le dijo, pero era fácil deducir que fue una vulgaridad, más que nada por la expresión de las finas facciones de la mujer, claramente irritadas, ella trató de aguantar a ese cerdo y lo ignoró mientras su amigo ponía el culo duro de los nervios.

El sujeto era alto y tenía la barba larga y oscura, el cuerpo fornido de un oso. ¿Qué no a las mujeres les gustan este tipo de hombres?

Cuando el sujeto vio que era ignorado sin remordimiento, con total cinismo, la sujetó del brazo. Casi me puse de pie al ver que ella se resistió con su débil fuerza y tornaba su rostro en una expresión cabreada.

Sí, nosotros podemos ser unas bestias cavernícolas y descerebradas, eso no es nuevo.

Entonces él la forzó a encararlo mientras apresaba su cuerpo. Claramente alguien tenía que intervenir si no querían que la violaran ahí mismo, pero la fiesta de desasosiego a su alrededor estaba actuando como enemiga.

Bajé un pie, decidido a intervenir, pero otra cosa pasó: un rápido puño chocó contra la cara tosca y regordeta del hombre.

Algo sorprendido, voltee el rostro, encontrando la figura magnífica de Eren delante de la azabache. Ella fue hasta él y se escondió tras su espalda.

Como esas películas de héroes, llegó justo a tiempo para rescatar a una doncella. Solté un gruñido cuando por un momento me imaginé siendo una mujer.

Eren la tomó de la cintura y le indicó que se alejara unos pasos, al igual que a su amigo. Mientras ambos se movían con apuro, su mano hecha puño tembló, el sujeto se recuperaba del impacto, tocándose la nariz que ya comenzaba a sangrar.

—Maldito bastardo, te mataré…—escupió Eren con voz rabiosa y casi gutural. Hasta ahora no lo había escuchado hablar, y este tipo de voz no la esperaba. Era una maravillosa mezcla, grave al principio pero jovial al final.

El hombre, sin esperar a pensar un poco sus acciones, se lanzó contra el mocoso, confiando en que tal vez su estatura y complexión era una clara ventaja, pero Eren le asestó otro golpe en la cara, recibiendo uno a su vez; pero esto no lo detuvo, ni siquiera pareció afectar, enseguida soltó otro golpe con su mano. Después de unos segundos, aquel pobre bastardo ya parecía un costal de box; maldito infeliz, se lo buscó. Ni siquiera pudo meter las manos.

Me dirán que la violencia está mal pero yo sí disfruto de estas cosas, la justicia por la mano del hombre es letal. Yo mismo la ejecuto y disfruto de sus placeres.

Eren lo derribó en el suelo, montándose en su gordo cuerpo para seguir deformándole la cara a golpes. Sonreí ante la fascinación. Muy pronto este espectáculo llamó la atención de todos los presentes, la mayoría miraba atónito cómo Eren mataba al tipo.

—¡Alguien deténgalo! ¡Lo matara! —escuché la voz de una mujer de la multitud. Pero era claro que nadie quería acercarse, las personas son así.

El maldito mocoso estaba poseído por su rabia, era la mirada de un desquiciado enfermo. Se podía oler su insaciable justicia de castigar el mal, el miedo latente de la multitud, y por último, un sentimiento que seguro lo estaba enloqueciendo. Lamento comunicar que cuando estás así ya no puedes detenerte.

Los golpes siguieron un poco más hasta que otros sujetos rollizos de la taberna, con las bolas bien puestas tomaron a Eren por la espalda.

—¡Eren, tranquilo! —le dijo uno.

—¡Saquen a ese pendejo de aquí antes de que lo mate! —ordenó mientras jadeaba, con su vista fija en su enemigo y su respiración le dificultaba hablar.

Más de uno tragó duro, sus caras nerviosas delataban que estaban a punto de cagarse en los pantalones.

Al final, se llevaron al cabrón casi muerto, presa de la putiza que le acababan de dar.

Yo ya me había girado, y la demás gente volvió a sus actividades. Me quedé impresionado de que sus emociones fueran tan salvajes.

—¡Eres una bestia, hombre! Como un titán jaja —dijo un sujeto más, empujándole el hombro, tratando de tranquilizarlo.

Luego la mujer corrió hacia él y le abrazó, las manos manchadas con sangre ajena de Eren la rodearon y por fin suspiró.

—¡Eren! Eres un loco.

—Sabes que odio que se te acerquen.

—Casi lo matas…

—Esos malditos merecen morir —contestó enojado.

—Vale, ya entendí, ya no pienses en eso —se apresuró la mujer tocándole las mejillas con ambas manos—. Gracias.

Escuchar su conversación me irritó. A quién engaño, estaba ardiendo en celos. La suerte de la mujer blanca en poder aferrarse a su espalda y que él la tocara con delicadeza. Eres un pendejo Levi, un joven así es obvio que coge con mujeres.

La música comenzó de nuevo y yo ya estaba harto después de mi descubrimiento, pero no podía irme. Fuera puto o no, debía tratar de persuadirlo para que se uniera a la banda.

Cosa que no creía tan difícil, después de todo, soy Levi Ackerman. Cualquier novato me rogaría de rodillas por tal oportunidad, no creo que él se resista. Puedo hasta apostar lo que sea a que la conversación no durará demasiado porque su "Acepto" será instantáneo.

Pero tanta gente a su alrededor -que se asemejan a las moscas en la mierda-, no me dejan acercarme. Decidí esperar un poco más. Aunque mi mente me dijera que ya no lo deseara más y mis ojos hacían todo lo posible por ignorarlo, fracasé como un idiota.

El niño bonito soltó su cabellera de nuevo, ya más tranquilo volvió a sentarse, con la mujer a su lado y su otro amigo. Era extraño para mí que no notara que lo estaba comiendo con la mirada desde hace rato, pero ahora verlo me daba náuseas.

Me volteé hacia el escenario mientras volvía a fumar otro cigarro con prisa. Hange y Mike estaban enfrente del escenario, saltando como lunáticos. Quizá no conseguiría un guitarrista hoy.

En ese momento un joven alto, con cabello color castaño cenizo; vestido todo de negro, junto a otro puñado de críos de la misma edad que Eren, se acercaron a la barra. Caminaron hasta que llegaron con el trío irritable. Un parloteo, parecido a saludos y conversaciones animosas se escucharon, supuse que eran conocidos suyos. Unas mujeres distrajeron a la mujer pelinegra y los otros hablaron con el sujeto rubio, solo el de cabello cenizo se quedó al lado de Eren, lo hizo levantarse y alejarse un poco del resto. Ambos chocaron sus puños y luego se recargaron en la barra estando de pie, mirando hacia el escenario mientras mantenían una conversación.

Me siento como un puto acosador, juro que quería dejar de verlo pero mi inconsciente me estaba traicionando.

Luego, inesperadamente, en medio de la conmoción, el recién llegado encaminó su mano a la espalda de Eren y la mantuvo ahí, después, poco a poco comenzó a bajar la caricia hasta su espalda baja y con sus dedos hizo círculos sobre la tela. Esa era una caricia que sobrepasaba los toques de amigos.

Lo noté y me maldije por hacerlo, ¿Qué carajos estaba pasando ahí?

Eren lo encaró, dolorosamente para mí, lo miró de manera intensa. Moviéndose primero hacia donde yo sabía que estaban los sanitarios y tras él, su amigo.

No pude con la curiosidad, el miedo, los celos injustificados. Quizá era el alcohol, quizá la música, quizá el latido de mi corazón al no querer descubrir la verdad. Fuera cual fuera la estúpida razón, de todas formas fui tras ellos al poco tiempo.


Notas del capítulo:

[1] Whispers in the Dark canción de la banda Skillet. Esta preciosa canción describe a Eren en esta historia.


N/A: OMG owo

Holaaa, ya no recuerdo cuándo fue la ultima vez que actualicé esto, pero está de regreso :3

Nos leemos~