Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto

Bakugo estaba en la taberna Las mejores vistas apartado en una mesa que estaba reservada para los clientes muy importantes después de amenazar al dueño con consecuencias terribles si alguien osaba molestarle. Y, a pesar, que la taberna seguía llena de gente y con ello repleto de gritos, Bakugo estaba tan absorto analizando los mapas que se dejó Jiraiya en su borrachera que para él en la taberna no había un alma.

—Vete a dormir, Katsuki Bakugo.—

La voz de su cabeza volvió a aparecer en ese momento. Pero, Bakugo la ignoró tal y como había hecho antes. No iba a dormirse ahora. Por desgracia, la noche acababa de comenzar para él.

Lo primero que hizo Bakugo al analizar los mapas fue contar. Había 80 círculos rojos marcados entre los 10 mapas del continente. Estaba convencido que en uno de ellos se encontraba Uraraka. Pero tardaría años en investigar los 80 posibles escondites de Orochimaru y de sus experimentos. Miles de kilómetros separaban los dos círculos más extremos.

Así que lo segundo que hizo el rubio ceniza fue descartar los círculos que él consideraba que era muy improbable que estuviera su compañera retenida. Dejó a un lado los mapas del País del Viento, del País de la Lluvia, del País de la Tierra y de unos cuantos países pequeños más. Y se centró en el País del Fuego y en el País del Sonido.

En el segundo examen de acceso a chunin, después de su conversación con el moribundo ninja del sonido Dosu dedujo que Orochimaru era uno de los líderes de la aldea oculta del sonido desde hacía tiempo. Por tanto, su guarida principal se encontraría allí. Era probable que se llevara allí a los experimentos que encontrara más interesantes. Y Uraraka era alguien que provenía de un mundo diferente. Así que seguro que la debía encontrar interesante.

Por otra parte, el villano vestido de negro que transportó a Bakugo a este mundo lo envió al país del Fuego. Y esto lo supo porque fue Itachi, volviendo de su primera misión como ANBU, quien lo rescató y lo llevó a Konoha. Por tanto, cabía la posibilidad que Uraraka fuera enviada al mismo punto que fue enviado él y que Orochimaru la mantuviera cautiva en alguna de sus guaridas del país del Fuego.

Volvió a contar los círculos rojos, pero esta vez solo del país del Fuego y del país del Sonido. En total sumó 37. 12 en el país del Sonido y 25 en el país del Fuego. Seguían siendo muchos posibles escondites. Así que simplemente se centró en los círculos que tuviera más cerca de su posición para ir esta misma noche a inspeccionarlos.

El más cercano se encontraba a 15 kilómetros al norte de la taberna, en un pueblo pequeño llamado Shintai. El segundo más cercano estaba a unos 20 kilómetros al sur. Le pareció extraño este círculo porque no había ningún pueblo o ciudad cercano. Era una zona boscosa. El tercero más cercano estaba a más de 100 kilómetros de distancia así que lo descartó inmediatamente. Si resultaba que Uraraka no se encontraba allí, se agotaría para nada y seguramente perdería contra Tsunade en su última oportunidad para ganar la apuesta.

Así que su mente trabajaba a pleno rendimiento para decidir si ir al pueblo Shintai o al bosque. La lógica le decía que era mucho más probable que estuviera en el pueblo, ya que en medio del bosque era imposible que la tuviera retenida experimentando con ella. Un laboratorio no podía estar al aire libre con el riesgo que se dañara por la climatología (viento, lluvia ...).

Cuando se había decidido en ir al pueblo Shintai, recordó que su primer contacto con este mundo fue el estar tumbado rodeado de árboles y de hojarasca antes de perder el conocimiento por las heridas que le causó la villana pelirroja. Por lo que analizó más en profundidad el círculo rojo que rodeaba una parte de un bosque. Una bombilla se le encendió cuando vio dibujada en el mapa una cantera abandonada próxima a ese círculo rojo. Esa zona minera no estaba dentro del círculo, pero estaba lo suficientemente cerca como para ser una posibilidad de que la persona que le indicó a Jiraiya que había visto a Orochimaru por esa zona fuera debido a que regresaba o salía de la mina.

Una mina abandonada era un sitio ideal para montar un laboratorio clandestino. Además, le vino a la mente la historia de Kabuto ...

—Érase una vez, hace algunos años, se encontraba una joven desnuda y pérdida en un bosque. Estuvo dando círculos durante horas hasta que una serpiente con rostro amable se ofreció a ayudarla, asegurándola que era muy sabia y que con ella regresaría a su hogar . La joven, que quería regresar a casa, aceptó la ayuda de la serpiente. La serpiente, dándose cuenta que iba a llover, le sugirió a la joven que se fueran a su refugio, para así cobijarse y no enfermar por el frío. La joven, tras pensárselo unos instantes, aceptó, ya que confiaba en la sabia serpiente. En el refugio de la serpiente, ésta le dio a la joven, ropa, comida y bebida. La sabia serpiente le preguntó a la joven cosas sobre su hogar para poder ayudarla, pero ésta no recordaba nada. A la serpiente, se le ocurrió que tal vez con la ayuda de un conocido suyo conseguirían que la joven recuperara su memoria y así poder ayudarla en su vuelta a casa. La joven, agradecida con la serpiente, esperó en el refugio, escuchando las anécdotas de la serpiente mientras esperaban al conocido del animal.—

Las pocas dudas que aún tenía se desvanecieron. Iría a la mina abandonada a comprobar si allí se encontraba Uraraka. Se guardó los mapas y el borrador del Icha Icha Violence en el espacio libre que le dejaba la funda para guardar a Deku y se levantó de la mesa decidido. Además, también recordó la segunda parte de la historia que hizo que se le revolviera el estómago y que bullera por dentro como una tetera al calentarse.

—La joven y la serpiente esperaron hasta que llegó el conocido de la serpiente. La serpiente siseó algo al conocido, y éste ató a la joven. La joven no entendía nada. ¿Por qué la amable serpiente permitía que ese hombre la atara? La serpiente trató de tranquilizarla diciendo que lo hacía por su bien. La joven asintió, sintiéndose mal por haber dudado de su amiga la serpiente. Pero las dudas se transformaron en miedos cuando el hombre le inyectó algo: ¿Por qué dejas que ese hombre me haga estas cosas, sabia serpiente? ¿No soy yo tu amiga? ¿No querías ayudarme a encontrar mi hogar? preguntó asustada la joven. La serpiente le acarició el cabello y le contestó: Quiero encontrar tu hogar porque desconozco donde está. Y quiero saber donde está, porque soy una serpiente sabia que quiere ser todavía más sabia. Y ahora tú eres más sabia al descubrir que las serpientes no tienen amigos. Día tras día, el hombre y la serpiente le inyectaban drogas para tratar que la joven recordara algo más. Pero lo único que conseguían era que la joven dijera incoherencias. Pasaron los años, y la serpiente se cansó de no conseguir nada, así que volvió al bosque para ayudar a otras personas . Pero el hombre siguió con la joven, ya que era más paciente que la serpiente. Finalmente, el hombre también se cansó, quedándole en el recuerdo una palabra que la joven repetía sin descanso. Y la pobre joven se quedó allí, sola, sin poder regresar a casa, drogada y diciendo tonterías.—

Caminó hacia la salida de la taberna. Se fijó que la lluvia no solo no había menguado, sino que caía con mayor intensidad. Pero eso no le frenó en su voluntad de ir a la mina abandonada a 20 kilómetros de distancia, a pesar de la posibilidad de coger hipotermia y/o neumonía si estaba tanto tiempo corriendo con un clima tan adverso. Lo que le frenó el impulso momentáneamente fue volver a oír la extraña y, a la vez, voz en su cabeza. Esta vez su tono era más duro y autoritario.

—¡DETENTE, KATSUKI BAKUGO! ¡SI VAS, NO HABRÁ MARCHA ATRÁS!—

—Cállate ...—susurró Bakugo apretando la mandíbula. Los clientes de la taberna más próximos a Bakugo se voltearon hacia él, confundidos.

—¡TU ALMA ESTÁ EN JUEGO, BAKUGO!—

—Cállate ...—repitió alzando algo más la voz

—¡SOLO TE ESPERA DOLOR ALLÍ! ¡NUNCA HALLARÁS LA PAZ CONTIGO MISMO!—

Bakugo se llevó las manos a la sien por un dolor agudo en la cabeza. Un vago recuerdo de un túnel oscuro con un figura sin rostro en él le martilleó la cabeza al oír la última frase. Te ofrezco que por fin puedas vivir en paz! Te hablo de paz porque si vuelves solo encontrarás dolor. Y no solo hablo dolor físico.

—¡HE DICHO QUE TE CALLES!—rugió Bakugo sudando copiosamente. Esta vez, ante el grito de Bakugo, todos los clientes de la taberna detuvieron sus conversaciones y se voltearon en dirección a Bakugo.

—Ese chico se ha vuelto loco—dijo un señor mayor que estaba jugando a las cartas.

—Desde luego, parece que va a salir afuera con este tiempo y está hablando solo.—le corroboró otro hombre que se sentaba con el señor mayor.

Hubieron más murmullos que Bakugo ignoró. Se sentía mareado y con fiebre aún estando perfectamente bien momentos atrás. Se agarró del marco de la puerta para no caerse de lo débil que se

—¡VUELVE A LOS CUARTELES TANZAKU! ¡RECAPACITA, BAKUGO!—

De nuevo otro recuerdo le penetró como una bala en la cabeza. ¡Aún estás a tiempo de recapacitar, Bakugo! ¡Ven a la luz!. Aunque ya no estaba seguro si era un recuerdo o una alucinación.

—Jejeje. Esos bastardos tienen razón. Me estoy volviendo loco ...—dijo Bakugo, con temblor en el labio. Pero siguió convencido de querer ir a la cantera abandonada. Así que salió afuera de la taberna con la lluvia torrencial empapándole entero.

—¡HAZME CASO, KATSUKI BAKUGO! ¡NO VAYAS!—

—¡SAL DE MI PUTA CABEZA!—gritó Bakugo cegado de ira, golpeando su frente en la tierra para ver si así la voz desaparecía desaparecía.

Bakugo jadeó tratando de calmar su respiración acelerada. Un hilillo de sangre salía del centro de su frente fruto del terrible golpe que se había infringido así mismo contra la tierra. La locura de golpearse la frente surtió efecto ya que no volvió a escuchar la voz en el minuto que estuvo parado esperando por si reaparecía. La fiebre, el mareo y la debilidad también se esfumaron por arte de magia.

—Mucho mejor.—pensó en voz alta Bakugo.—Espérame solo un poco más, Uraraka. Voy a por ti.—

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Hay gente que ya lo ha deducido en el capítulo anterior, y supongo que la mayoría lo habrá averiguado en este capítulo. Pero para los pocos despistados que existen y que aún no saben de quién es esa extraña voz, pertenece al emisario de Kami-sama (Dios en japonés) que aparece en el capítulo 63 Resurrección.