Holaa, vengo con otro capítulo. Al fin llegamos al momento de la acción.

Espero que lo disfruten!

- Si te rompes algo ésta vez, pediremos el reembolso por el suero- gritó hacia atrás Nat, divertida mientras el jet despegaba a toda velocidad del Helicarrier, en dirección a Midtown Manhattan.

Ella y Clint estaban a cargo de pilotear. En realidad Clint era el piloto, Natasha tenía la tarea de hacer lo mejor que sabía hacer: apuntar y disparar.

Bella, en la parte de carga, de pie junto al Capitán, rió por compromiso, no quería que su amiga notara lo increíblemente nerviosa que se encontraba.

El vigor post suero había durado hasta que su amiga le había entregado su regalo de cumpleaños.

Menudo regalo.

El traje en cuestión tenía la misma forma básica que el anterior, el molde oficial de SHIELD: de material resistente, forrado en símil cuero, con el emblema del águila en el brazo derecho, un seguro cierre que se extendía desde la cadera hasta el cuello y, por supuesto, malditamente ajustado. La elección del color aún intrigaba a Bella. ¿Por qué elegiría un traje tan resplandecientemente blanco? No le serviría para pasar desapercibida, sería un blanco muy fácil. Pero eso era algo a lo que ya estaba acostumbrada. Quizás lo que no la convencía era simplemente que sentía que el color no la favorecía.

De cualquier manera, no era el color lo que la ponía nerviosa. El traje parecía venir con artefactos especiales agregados, y Bella no tenía idea de para qué servían.

Pudo deducir que las muñequeras negras con pequeños proyectiles consistían en tasers mejoradas como las de Natasha misma. Pero justo un poco por debajo de aquellas muñequeras, el nuevo traje de Bella parecía tener una serie cinco botones de un material que desconocía, cada uno de los cuales daba origen a un cable delgado que correspondía a cada dedo de su mano, y que finalizaban allí donde terminaba el guante del traje, dejando los dedos libres. El mismo sistema estaba instalado en sus piernas, pero eran menos cables por pierna, y terminaban en su talón, por dentro de las botas que llevaba puestas.

A Bella le recordaban a un par de electrodos, pero había pasado los últimos seis meses de su vida conectada a ellos, prácticamente cualquier cosa podría recordarle a esos aparatos.

A la altura de la cadera tenía un cinturón negro que se abrochaba al frente, con pequeños bolsillos en donde Bella sólo podía asumir que había armas que no sabía usar.

El segundo águila que llevaba el traje, a la altura de su ombligo, estaba prolijamente bordada en hilo blanco y le daba un tinte elegante al ajustado atuendo. Pasó una mano por el relieve del ave, apreciando la textura.

Steve la codeó con suavidad, un poco preocupado por que de verdad pudiera volver a lastimarse como antes. Bella rodó los ojos restándole importancia pero se sostuvo con ambas manos de los tubos de metal que pasaban por encima de ellos, tal como Steve estaba haciendo.

Respiró profundo una vez, encontrando un poco incómodo el vendaje de las costillas y se decidió a calmarse. Ya vería cómo investigar el traje.

El jet tardó apenas unos minutos en avistar la Torre Stark desde las alturas.

Loki sabía elegir sus escenarios muy bien. Siempre se podía contar con su cínico sentido del humor.

Tony había despegado al mismo tiempo, pero lo habían visto pasar a toda velocidad, probablemente ya estaría luchando contra Loki.

Pero ni bien comenzaron a sobrevolar los edificios, un poderoso chorro de luz, denso y cegador, se disparó desde el punto más alto de la torre, generando una extraña dilatación oscura en el cielo.

- ¿Eso es…- comenzó a preguntar Nat.

- Un maldito portal- contestó Barton, bastante familiarizado con el evento.

- A mi me gustaría saber por qué Stark se las está arreglando solo con esas cosas- gritó Bella por sobre el ruido del jet.

El capitán negó con la cabeza, ya resignado.

- Romanoff- anunció Rogers, viendo cómo la agente presionaba un par de botones en el panel de control y viendo el rostro de Stark en pantalla.

- Stark, estamos a tu derecha, nos dirigimos al noreste.

- ¿Qué? ¿Pararon a llenar el tanque?- dijo siendo fiel a sí mismo, antes de hablar en serio.

- Ve por Park, los alinearé para ustedes.

Clint viró enseguida, encaminando el jet hacia la estación mientras Natasha activaba las armas correspondientes. pudiendo derribar a varios pero recibiendo un par de disparos que Barton esquivó como pudo.

Bella salía con un vampiro y había visto a su mejor amigo convertirse en un perro gigante, se podría decir que conocía de criaturas extrañas. Aún así, aquellos seres eran lo más extraño que había visto en su vida. Sus cuerpos estaban cubiertos por armaduras especiales que parecían encarnadas en esa piel blanca y de reptil. A Bella le resultó extremadamente desagradable. Tenían rápidos vehículos voladores a los que también parecían estar unidos.

Lograron esquivar la mayor parte del contraataque, quedando frente a la Torre Stark, pudiendo observar a Thor luchar contra Loki.

Nat intentó derribarlo, pero las tropas del dios desequilibrado fueron más rápidas y volvieron a disparar con más fuerza, haciéndolos descender violentamente.

Clin fue lo bastante hábil como para escoger un lugar prácticamente vació para aterrizar forzadamente.

Bella se tomó con fuerza de las barras de metal, asombrada con la facilidad con la que levantó su peso del piso y lo sostuvo firme mientras el Quinjet se balanceaba. Su seguridad aumentó cuando vio que el Capitán hacía exactamente lo mismo, ella no estaba para nada mal. Podría con eso.

- Rogers, ¿qué hacemos con esto?- cuestionó Barton, señalando el cetro de Loki.

- Mantengámoslo entre nosotros, servirá para concentrar la batalla aquí- dijo mirando a las calles destruidas.

A pesar de la orden, Barton, Bella y Natasha se miraron entre sí. Ninguno quería cargar con el cetro.

- Flojitos- dijo Nat rodando los ojos, levantando el cetro del piso y cruzándoselo por la espalda con una correa de los asientos. Luego comenzó a correr por la rampa del Quinjet.

- Necesitamos volver allá arriba- dijo el capitán observando una fluctuación de energía distinta en el portal.

Pero en aquel día nada parecía mejorar.

La vista de un inmenso reptil mejorado, con una cubierta de metal extendida a lo largo de sus casi veinte metros de largo salió del portal, moviéndose en zig zag, como si se estuviera arrastrando, pero flotando en el aire, amenazando en las alturas a toda la ciudad de Nueva York. De las ranuras de su armadura se desprendieron más alienígenas, aprovechando el aventón para ingresar a los edificios cercanos.

- Stark, ¿ves eso?- dijo el Capitán por el auricular.

- Lo veo. Sigo intentando creerlo. Sólo avísame cuando aparezca Banner- respondió Tony.

- ¿Banner?- repitió Rogers, pero una lluvia de disparos luminosos los obligó a ir a cubierto.

La ciudad entera era un caos, digna de cualquier escena apocalíptica. Aliens invadiendo las calles, disparando rifles a base de energía, destruyendo todo a su paso.

La horda de atacantes era guiada por Loki, que al parecer había encontrado una manera de evadir a Thor, que destruía todo lo que veía con una mirada maníaca, desequilibrada.

- Loki- chasqueó la lengua el capitán, nombrándolo como un insulto.

- Hay que ir a cubrir a esos civiles- señaló Barton mientras disparaba una de sus letales flechas casi sin ver, alcanzando su blanco sin contratiempos.

Steve observó la calle llena de personas corriendo por su vida dubitativo.

- Ve, aquí nos las arreglamos, está bien, no olvides que tengo la linternita mágica- lo incentivó Romanoff, guiñándole un ojo mientras señalaba con su cabeza al cetro en su espalda. Aún así, no lo sacó de su improvisada funda.

Steve asintió en un gesto estoico y se puso de pie para ir a cumplir su misión, confiando en que Natasha jamás permitiría que nada malo le pase a Bella.

- Dime que ya sabes qué es lo que puedes hacer- le dijo Nat a Bella, abriendo sus profundos ojos verdes en una hermosa súplica.

Pero Bella no tuvo tiempo de responder, porque mientras ellos habían estado perdiendo tiempo charlando, una nave chitauri se acercaba disparando municiones azules que asolaban el duro asfalto frente a ellos, enviando grandes cantidades de polvo y pedazos de concreto al aire.

Y en un hermoso cliché, todo pasó en un rápido segundo.

Romanoff y Barton dispararon y saltaron lejos, cubriéndose detrás de un taxi volcado, mientras que Rogers intentaba tomar a Bella de la mano para ponerla detrás de él y de su escudo.

Pero la adrenalina de verlos venir había disparado algo poderoso dentro de Bella. Se trataba del antiguo cosquilleo que sentía cuando esa sobrenatural onda de energía se movilizaba dentro de ella, pero ahora no sólo podía soportarla, sino que además parecía ser capaz de localizarla, de hacerla crecer o menguar a su antojo.

Instintivamente, Bella se cubrió el rostro con el dorso del brazo derecho, pero en cuanto fue consciente de la domada corriente dentro de su cuerpo, extendió la mano con fuerza, sintiendo cómo la anteriormente aterradora onda expansiva abandonaba su cuerpo, pero esta vez lo hacía de manera controlada, uniforme, en una columna de energía que al final formaba una especie de placa traslúcida, con un halo plateado, que se irguió firmemente entre los cuatro Vengadores presentes y las tropas chitauris. Imposible de penetrar por ninguno de los dos lados, el escudo protector que había emitido Bella hizo rebotar las balas y flechas de sus compañeros a su lado, tan efectivamente como los mejorados disparos de sus enemigos del otro lado, haciendo que vuelvan con fuerza hacia ellos, causando la explosión de su vehículo, cargándose al par de seres que estaban encadenados a él.

Bella flexionó la mano un poco incómoda, de alguna manera había sentido los golpes contra su escudo en forma de un pinchazo incómodo en la palma de su mano.

Quizá sí había podido responder a la pregunta de su amiga después de todo. Y algunas de las propias, también. Tan pronto como sintió la energía fluir por su mano, comprendió la función de los cables en sus extremidades: eran moderadores del voltaje, haciendo que pudiera racionar la cantidad de energía que liberaba, permitiéndole moldear la forma y hasta hacerla proporcional a la fuerza que le imprimía al movimiento de su propio cuerpo.

Miró a Nat con los ojos bien grandes, desorientada en el asombro.

- ¡Swan! ¡Si hasta podría besarte ahora mismo!- gritó extasiada Natasha, observando su rostro magullado y levemente ruborizado. Sus ojos oscuros, grandes y con una genuina expresión de inocencia, parecían ocupar dos tercios de su pequeño rostro. A Natasha jamás le había recordado tanto a un ciervo como en ese momento.

- Maldito Fury- maldijo Barton riendo incrédulo.

Sólo a raíz de ese intercambio fue que Steve pudo comprender realmente lo que había pasado. No tenía palabras para aquel momento, pero quería reír por lo ridículo de toda la situación. El escudo del Capitán América le había quedado un poco chico a la joven Swan.

A pesar de su sobrecogimiento, Rogers volvió a su papel enseguida.

- Cambio de planes. Bella, vienes conmigo. Yo me encargaré de los chitauris, tú te quedas con los civiles y si uno de esos bichos se acerca, haces eso- Bella asintió obedientemente, ganando seguridad a cada segundo que pasaba.

- ¿Los pueden detener?- les preguntó a Barton y Natasha, aún inseguro de dejarlos solos.

- Capitán, será un auténtico placer- le dijo Clint disfrutando de la tarea.

Comenzaron a correr por la calle 42 rápidamente, esquivando autos y escombros esparcidos por todo el lugar.

Bella contaba con una agilidad que la sobrecogía, casi distrayéndola. Sentía que podía observar mejor todo a su alrededor incluso en movimiento. Aún así, el Capitán América era el Capitán América. Mientras ella debía asegurar cada paso antes de saltar, Bella lo vio sortear autos caídos como si fueran simples conos en un entrenamiento, impulsándose con toda la fuerza de sus piernas. Bella pudo ver sus músculos contraerse a través de las mallas de su traje, siendo sobrecogida por una sensación enteramente diferente.

Se sacudió la cabeza y comenzó a correr más rápido, intentando imitar algunos de los movimientos del capitán a la hora de saltar, pero él ya la había dejado unos metros más atrás.

Steve miraba por sobre su hombro todo el tiempo, asegurándose de que Bella estuviera bien, pero sólo parecía fascinada en la misión.

Llegó un poco antes que ella y aterrizó sobre el capó de un auto, Bella se unió apenas un minuto después, corriendo por al lado del auto, situándose frente a los dos policías confundidos que observaban a Steve con desconfianza, pero el soldado no dudó un segundo.

- Tiene que enviar gente a esos edificios, hay civiles dentro y quedarán justo en la línea de fuego. Sáquela a los sótanos o por el metro, pero manténgalos fuera de la calle, ella se quedará cerca ante cualquier inconveniente, y ponga un perímetro hasta la 39- dijo mientras miraba todo lo que nombraba a su alrededor, exudando confianza en cada orden.

Bella frunció el ceño cuando los policías la miraron de arriba a abajo, casi con desprecio, para luego mirar a Steve escépticamente.

- ¿Y por qué le haría caso a usted?- dijo uno, desafiante.

Pero la respuesta fue clara cuando una nave alienígena se abrió paso disparando y Steve derribó con facilidad a los dos pasajeros, haciendo que los restos salieran volando para todos lados.

Rápidamente Bella extendió el brazo derecho por encima de su hombro, y estiró la palma de la mano con firmeza, creando una especie de techo transparente y resistente, que protegió a los oficiales del filoso metal de las armaduras chitauri.

Una sonrisita de suficiencia se instaló inconscientemente en el rostro de Bella al oír al oficial que los había mirado mal dar las órdenes exactas que Steve le había dado.

La cambió por una sonrisa cordial cuando el oficial se dirigió a ella con respeto, extendiendo la mano para dejarla pasar primero, de camino a evacuar a los civiles.

- Señorita- asintió el policía.

- Gracias- le contestó Bella mientras comenzaba a correr hacia los edificios.

Mientras evacuaban al primer grupo, la serpiente enorme que acechaba en el aire pasó por encima suyo, golpeando uno de los edificios y causando un derrumbe en la angosta calle en la que estaban.

Oyó los gritos desesperados de la gente al ver las grandes columnas caer y siguiendo el mismo instinto del principio, colocó un pie delante del otro, como si fuera a atacar a alguien, pero no se movió de allí, sino que balanceó sus brazos flexionados de arriba a abajo, similar al movimiento que se hace al hacer sentadillas. Los balanceó así dos veces para tomar impulso, y al tercero lo acompañó con un pisotón de su pie izquierdo, por delante del derecho, mientras extendía las manos y las posicionaba sobre su cabeza, una encima de la otra. Sentía que el esfuerzo era menor en su mano derecha, en donde su muñeca la mantenía firme en posición. A pesar de eso, se vio obligada a repartir su peso en el pie derecho, también, siendo vencida un poco por el peso del concreto sobre ella. No se lo esperaba. Se concentró en la energía que abandonaba sus manos, casi invisible, que se hacía notable recién a unos metros por encima de ella, en la placa rectangular, horizontal y levemente brillante que había creado para proteger a las decenas de personas aterrorizadas a su lado.

- Apúrense, sigan, sigan- les gritó a los policías a cargo, que se habían quedado mirando el extraño fenómeno, asombrados.

Pero además del peso que estaba soportando, tenía otro problema. No podía sólo hacer desaparecer su escudo, como había hecho las dos veces anteriores. Si lo hacía, los restos de edificios caerían directamente sobre ella y sobre algunos de los oficiales.

Así que una vez que los civiles estuvieron a salvo, dirigiéndose al estacionamiento de unos de los edificios, Bella se inclinó un poco para tomar impulso y empujar su escudo, lleno de escombros, de manera tal que los deslizara lentamente sobre la acera más cercana.

Sentía los músculos de su espalda un poco agarrotados, y el desgarro en su hombro izquierdo le hizo maldecir en voz alta, pero increíblemente, había funcionado. Pero estaba claro que no iba a encontrar descanso ese día.

La desagradable serpiente voladora había doblado en la esquina, siguiendo a una figura metálica, dirigiéndose hacia donde se encontraban Natasha, Barton y seguramente el Capitán.

Corrió con todas sus fuerzas, notando que el dolor muscular estaba presente pero no era algo que la retrasara, o que interfiriera de alguna manera.

Llegó a la estación justo cuando Thor aterrizaba, acabando fácilmente con los chitauris que estaban ahí. Steve se acercó a ella y le cogió la barbilla, limpiando el rastro de sangre que tenía en el labio superior con la otra mano.

Bella no lo había notado, y le tomó la mano que tenía en su rostro, dándole una mirada tranquilizadora. Asintiendo, se giró hacia Thor.

- ¿Qué está pasando allá arriba?- quiso saber el estado de situación.

- La energía alrededor del cubo es impenetrable- explicó.

- Thor tiene razón, tendremos que lidiar con ellos- le escucharon decir a Tony por el auricular.

- Me encantaría saber cómo- dijo Nat un poco por lo bajo.

- Como equipo- contestó el capitán sin pensarlo dos veces. A Thor no le convencía mucho esa idea.

- Tengo asuntos pendientes con Loki- explicó el dios nórdico.

- ¿Sí? Pues ponte en la línea- le contestó Clint mientras preparaba sus flechas.

- Las damas primero, entonces- acotó Bella, resentida.

- Ahorrense todo eso- los reprendió el capitán- Loki mantendrá la pelea enfocada en nosotros, y es justo lo que necesitamos. Tenemos a Stark arriba, va a necesitar…- comenzó a decir Steve, pero el sonido de una moto acercándose lo interrumpió.

Se giró para ver a Banner bajarse de la motocicleta, negando un poco con la cabeza por la aleatoria sabiduría de Stark.

Enseguida se acercaron a él.

- Bueno, todo esto se ve horrible- dijo aún un poco encorvado, mirando todo a su alrededor.

- Las he visto peores- le dijo Nat, Bella un paso por detrás de ella, le frotó el brazo apenas.

- Lo siento- dijo apenado el Dr. Banner.

Natasha sacudió la cabeza.

- No, necesitaríamos un poco de peor ahora mismo.

Si Bella no hubiese estado allí, jamás hubiese podido creer el tono cautivador con que había dotado a aquella oración.

- Stark, Banner está aquí, tal como dijiste- le comunicó el capitán.

- Dile que se ponga el traje porque estoy llevando la fiesta a ustedes, feliz cumpleaños niñajo.

De repente, el enorme reptil dobló con violencia por una de las esquinas, arrastrando pedazos de edificios con él, tal como Bella había visto dos calles atrás. Visto de frente era mil veces más aterrador, sobre todo viéndolo descender casi hasta el nivel de la calle, arrasando con todo a su paso, emitiendo esos rugidos agudos, como metálicos, que le ponían los vellos de punta a Bella.

- ¿Saben? El año que viene no hace falta que me organicen ninguna fiesta.

Natasha se giró para sonreírle mientras Steve reía un poco antes de dirigirse a Banner.

- Dr. Banner, ahora sería un buen momento para que se enoje.

Bruce le dedicó una sonrisa triste antes de comenzar a desabotonarse la camisa, caminando hacia el frente.

- Ese es mi secreto, cap. Siempre estoy enojado.

A Bella se le atoró el aire en la garganta cuando vio al encorvado Dr. Banner convertirse en una criatura de más de dos metros de alto, y otro tanto de ancho, de color verde y puños gigantes.

Bastó un solo golpe de Hulk, bien atinado a la cara del reptil gigante, para detenerlo el tiempo suficiente. Pero la velocidad a la que veía era tanta, que el resto de su cuerpo pasó doblándose por encima de ellos.

- ¡Sostenlo!- ordenó Stark desde el aire mientras enviaba una serie de pequeños misiles al interior del reptil, extendido a quince metros de altura por encima de sus compañeros en el piso.

- ¡Bella!- le gritó Steve, espabilándola.

Bella reaccionó a la orden del capitán ipso facto, pasando su pie izquierdo por delante y extendiendo ambas manos en el aire, creando un escudo irregularmente vertical que cubrió a todos sus compañeros de la explosión del enorme alienígena.

Las palmas le ardieron un poco, pero Bella estaba fascinada descubriendo cada detalle de su nueva habilidad.

- Bueno, eso es nuevo- dijo Tony, sorprendido, descendiendo hacia donde estaban reunidos, terminando de formar la alineación de un grupo que a pesar de todo pronóstico estaba demostrando funcionar maravillosamente.

Algo que Loki pudo ver desde las alturas, envenenado en odio.

- Envíen el resto. Y díganle a los italianos que es su momento.

- Chicos…- escucharon decir a Nat, antes de girarse para observar tres reptiles idénticos a al que tanto les había costado matar..

- Tú mandas, Capitán- avisó Stark.

Steve observó el portal mientras inspiraba profundamente.

- Escuchen: hasta cerrar el portal tenemos que contenerlos. Barton, a ese techo, observa patrones y enemigos aislados. Stark, tienes el perímetro; si algo se aleja más de tres calles, lo regresas o lo haces cenizas.

- ¿Me das un aventón?- le dijo Barton, preparando su arco y flechas.

- Sí, más vale que te agarres bien, Légolas- le dijo antes de cogerlo del chaleco y llevárselo volando.

- Thor, Bella, traten de congestionar el portal. Bella, retrásalos lo más que puedas, sé un tapón para ese agujero negro. Thor, cualquier cosa que se escape, lo electrocutas.

Bella asintió con seguridad.

- Tú también agárrate bien- le dijo Thor a Bella, tomándola desprevenidamente por la cintura, pegándola a su cuerpo mientras hacía girar su martillo. Bella frunció el ceño un segundo antes de entender a qué se refería. Llegó a ver la mueca de descontento que hizo el capitán antes de que la ciudad entera se convirtiera en un gran borrón gris a sus pies.

Bella se agarró fuertemente de los bordes de su traje metalizado a la altura de su clavícula.

Thor decidió dejarla en el punto más alto de la mismísima Torre Stark. Apoyó ambos pies con firmeza en la grava gris, pero los de Bella seguían en el aire, debido al seguro agarre de su compañero, que había anclado con fuerza su mano en su cintura.

- Mmm, creo que ya puedo bajar- le dijo..

- Claro- dijo Thor depositándola en el piso.

- La próxima vez, avisame antes, ¿si?- le dijo algo enojada. Thor parpadeó sorprendido, pero asintió enseguida.

Bella exclamó con sorpresa al ver a un hombre tirado y herido en el piso, dejando atrás su enojo.

- ¡Selwig!- Thor se posicionó a su lado, tomándole el pulso en el cuello.

- ¿Está vivo?- le preguntó Bella.

- Sí, sólo está inconsciente.

Bella hizo una mueca, eso era ligeramente mejor.

- Tenemos cosas que hacer. Intenta contenerlos desde aquí, yo iré a ese edificio delgado y los retendré desde el otro lado- dijo mientras se subía a uno de los bordes de la torre.

Bella rió quedamente.

- ¿Edificio delgado? Quizás algún día podríamos hacer una visita guiada por la ciudad, ¿sabes?- le dijo ahora más relajada.

- ¿Como… como en una cita?- frunció el ceño el rubio. Thor se sentía halagado, por supuesto, pero Isabella le parecía demasiado joven, además la había visto con el capitán, eso sonaba a un problema que no necesitaba. Además él estaba con Jane… bueno, estar no era la palabra correcta pero…

- ¡Dios, no!- aclaró enseguida Bella, cortando el hilo de pensamientos de su compañero.- Como amigos- aclaró.

- Amigos- repitió Thor, asimilando la palabra.

- Sí, amigos. A mí me vendría bien uno. No sé a tí- bromeó Bella.

- Sí, me gusta. Seamos amigos- le dijo asintiendo con la cabeza, convencido. Bella rió una vez más, disfrutando el momento bizarro.

- Pero después del trabajo.

- Después del trabajo- repitió.-Me avisas si algo va mal, ¿entendido?

- Fuerte y claro- le prometió Bella.

- Te veo después, amiga- dijo sonriente, desapareciendo por los aires.

Bella movió un poco la cabeza y se hizo sonar el cuello, sacudiéndose las manos ligeramente, exhalando el aire en un bufido.

Miró hacia arriba, comenzando a sudar mientras calculaba la distancia que había desde su lugar hasta el portal, agregando la desagradable presencia de esos lagartos modificados.

Hizo el mismo movimiento que en la 42, posicionando un pie por delante y balanceando los brazos para tomar impulso y finalmente crear un extenso escudo al tiempo que pisaba fuerte con el pie izquierdo y pasaba las manos cruzadas, como si estuviera esposada, por encima de su cabeza. A la altura de su frente sintió una tensión contrapuesta, y se inclinó un poco para poder despegar sus manos unidas del sudor de su ceño fruncido.

Una vez que pudo extender los brazos, comenzaron a temblarle, especialmente el izquierdo.

Bella dejó salir el dolor en una espiración con los dientes cerrados, concentrándose únicamente en su escudo. La energía había conseguido fluir por sus brazos a una distancia considerable, creando una enorme placa horizontal por encima de su cabeza.

Extendiendo un poco más los brazos, logró acercarla lo suficiente al portal.

El primer golpe de uno de los reptiles casi la voltea del dolor. Esta vez, su escudo había logrado extenderse lejos, pero no había conservado su condición de impenetrable, y absorbió la fuerza del golpe del alienígena contra él. El maldito reptil no lo atravesó, pero la fuerza que había puesto en el embiste Bella la sintió hasta en los huesos, haciéndola dar un grito de dolor, cerrando los ojos con fuerza.

Gritar la ayudó, así que siguió haciendo eso mientras aguantaba la ola de dolor y se concentraba en reforzar su escudo, apretando las manos en puños, enterrándose las uñas en las palmas de las manos.

Cuando sentía que no podía más, la fuerza ejercida contra su escudo disminuyó notablemente, y abrió un ojo para ver el Empire State convertido en una torre de alta tensión, con Thor en la punta del rascacielos, apuntando su martillo al portal, electrocutando a esos malditos reptiles.

- Mi amigo- sonrió mientras sacaba fuerzas de algún lado para reforzar una vez más su escudo.

Unos momentos después, casi llora de la emoción cuando vio a Stark sacarle de encima un par de naves que habían notado qué estaba haciendo y quisieron derribarla. Una vez más, apretó la mandíbula y se enterró en la grava mientras hacía un esfuerzo sobrenatural para mantener el tapón que el capitán le había ordenado.

No había nada como la moral alta en un equipo.

- ¿Qué…- escuchó el divagar del hombre a su lado.

- ¿Selwig?- le gritó Bella, sin poder girarse, rogando que no quisiera atacarla.

- ¿Quién eres?- le preguntó, perdido.

- ¿Se encuentra bien?- a Bella no se le ocurrió una mejor manera de preguntarle si seguía siendo el esclavo de Loki.

- El cetro… la energía dentro de él… se defiende si quieres salir, yo, lo siento mucho- siguió divagando.

- Olvídese de eso- habló con mucho esfuerzo la joven, la ayuda de Thor era inconstante- no podía saber lo que estaba haciendo- a pesar de su dolor, intentó consolarlo.

- Quizás lo sabía- comenzó a decirle el científico.

Incluso en el medio de la pelea, Nat vio a Steve mirar hacia el portal por décima vez en lo que iba del combate.

- No ves ninguna serpiente voladora pisándote los talones Rogers, ella está bien y cumpliendo su trabajo, haz el tuyo- le gritó mientras se subía arriba de uno de esos bichos para utilizar su taser directamente en su asquerosa piel.

- Lo siento- le dijo el capitán mientras lanzaba su escudo contra el último chitauri detrás de Natasha.

- Nat, Capitán, ¿alguno me oye?- escucharon la voz de Bella por el audífono.

- Bella- dijo desesperado el capitán- ¿estás bien?

- Sí, y Selwig también. Dice que el cetro puede desactivar el portal.

Rogers y Natasha se miraron triunfantes.

- Voy de camino- le dijo Nat.

- Tenemos que llevarte allá arriba.

- Ya se ofrecieron, mira. Pero no me vendría mal un empujoncito- le dijo sonriendo.

Steve la miró con desconfianza.

- ¿Estás segura?

- Sí, será divertido- dijo antes de tomar carrera y saltar contra un auto primero, para luego hacerlo sobre el escudo que el capitán sostenía apropiadamente, para hacerla despegar de un salto.

La vio alejarse colgada de una nave enemiga antes de dirigirse al banco sobre Madison.

Bella respiró más tranquila cuando sintió a Natasha caer detrás suyo. Los brazos estaban a punto de acalambrarse y el resto de su cuerpo no podía soportar otro gramo de peso sobre ella. Sólo tenía que aguantar un poco más y todo terminaría.

Pero el alivio había llegado en forma de problema. Justo cuando Nat se ponía en pie, Loki pasaba en uno de esos malditos vehículos voladores a toda velocidad, cogiendo a Bella del pelo, levantándola del piso en un fuerte alarido de dolor, haciendo que el campo de fuerza plateado que contenía a los chitauri se desvaneciera súbitamente.

- ¡Mierda!- maldijo Nat en voz alta- Stark, ¿me copias?

Bella sentía que el cuero cabelludo se le iba a despegar del cráneo en cualquier momento.

Aún con los brazos resentidos, se agarró con fuerza de la muñeca de Loki con ambas manos y se balanceó para impulsarse y darse la vuelta por encima de él, doblándole la mano mientras tanto.

- Veo que has aprendido un par de trucos en mi ausencia- le dijo sonriendo socarronamente. Iban demasiado rápido como para que Bella pudiera identificar algo o a alguien en las calles.

- No tienes idea- le dijo, atinándole un cabezazo que la dejó mareada incluso a ella. Aprovechó el momento en el que Loki maldijo sosteniéndose la nariz para utilizar las taser en el conductor incrustado en la nave, haciendo que perdiera el control del vehículo.

Loki, detrás de ella, le dio una fuerte patada en la espalda, que la obligó a doblarse sobre el alien muerto debajo de ella.

- Casi te doy una segunda oportunidad, menos mal que siempre pienso sólo con la cabeza- le escupió con malicia, volviéndola a tomar por el pelo.

Bella le dio un fuerte codazo en la nariz ya lastimada, viendo cómo la nave seguía moviéndose a toda velocidad pero descendiendo. No lo pensó ni un segundo y saltó hacia lo que fuera que la esperara abajo, alcanzando el piso mucho antes de lo que había pensado, cayendo de espaldas contra el cemento. Se quedó un momento así, encorvada de dolor y aturdida, antes de ponerse de pie lentamente, quejándose en voz alta.

A esa altura del día, ni siquiera se sorprendió al ver lo que tenía enfrente suyo.

En una terraza común, decorada con delicadas macetas y muebles de patio, una mujer menuda, de unos cuarenta años, pelada y con una bata oriental amarilla chillón se las arreglaba para derribar a las naves chitauris que veía pasar cerca lanzando una especie de láser extraño, como si fuera de alguna manera fuego, cada vez que movía grácil, sincronizadamente sus pequeñas manos.

- Finalmente, señorita Swan- la saludó la mujer en una voz profunda, aterciopelada.

- ¿Quién eres?- le preguntó Bella, enviando una pequeña corriente de energía a sus manos, preparada para el ataque.

- Me dicen La Anciana- le dijo con una sonrisa educada.

Bella se había quedado congelada en el lugar, con una expresión extraña en el rostro. Negó con la cabeza y se concentró en lo que tenía que hacer.

- ¿Dónde estoy?- dijo intentando buscar alguna referencia del lugar.

- Estás en la calle Bleecker, al 117A- contestó con tranquilidad mientras rebanaba a la mitad una nave enemiga, con el simple movimiento de sus dedos índice y corazón.

- ¿¡Bleecker!? Eso es como a cuarenta cuadras de Grand Central. Necesito volver a la pelea- se quejó Bella.

- Quizás pueda ofrecerte un atajo- - dijo suspendiendo dos dedos en el aire con una mano, mientras que con la otra dibujaba un amplio círculo, dejándolo circunscripto en un aro naranja que parecía sacar chispas. Por supuesto, eso no era lo más extraño de todo. Porque dentro de los límites del aro de fuego, Bella vio una calle que no conocía bien, pero que estaba segura era Nueva York.

Bella entrecerró los ojos, mirando a la extraña mujer de arriba a abajo. Caminó despacio, sin quitarle los ojos de encima, hasta estar a medio metro del increíble círculo mágico, posicionándose al costado, mirando a ambos lados, comprobando que la vista de la pequeña calle sólo existía dentro del aro. Miró hacia el cielo, al portal que era muy similar a lo que tenía enfrente.

- ¿Eres un alien?- le preguntó, echando un poco la cabeza hacia atrás.

La Anciana sonrió apenas.

- Soy una persona que te está ofreciendo ayuda- le respondió.

- ¿Por qué?- le cuestionó, indecisa.

- Porque necesitas ayuda, naturalmente- le respondió la mujer.

Bella volvió a mirar al portal enfrente suyo, agotada de lo supernatural.

- ¿Acaso quiero saberlo?- le preguntó en un suspiro.

- Lo sabrás todo. Eventualmente- le contestó con una sonrisa.

Bella negó con la cabeza, cuadró el pecho y comenzó a caminar en dirección al pequeño portal. Luego de una respiración profunda, levantó una pierna para sortearlo.

Una vez del otro lado, vio maravillada al portal encerrar la imagen de la acogedora terraza de la calle Bleecker. Miró hacia los costados, indignada.

- ¡Ey! Esto no es cerca de Grand Central.

La mujer asintió con tranquilidad,

- Porque la pelea que tienes que ganar no es allí- le dijo con solemnidad, pero antes de que Bella pudiera decirle algo más, agregó:

- Recuerda que eres diestra, y que una siempre puede contar con los amigos.

Bella captó una sombra por el rabillo del ojo.

- La dureza de una piel no tiene competencia con la delicadeza de un alma. Ha sido un verdadero placer, Isabella- le dijo, cerrando el portal con un movimiento de su mano.

- ¿Qué carajos…- comenzó a maldecir Bella mientras veía la última chispa anaranjada desaparecer en frente suyo. Giró la cabeza rápidamente a donde había creído haber visto una sombra, pero no vio nada.

Entrecerró los ojos y logró leer los carteles del poste de la esquina. Estaba en la calle treinta y uno y la Octava avenida. Bueno, al menos estaba más cerca que antes.

La batalla no había hecho el mismo daño que en el centro, y la calle estaba bastante despejada. Se preparó para comenzar a correr, pero un movimiento rápido a su derecha le llamó la atención.

Giró la cabeza al oír un ruido detrás de ella y la imagen que se materializó frente a sus ojos le disparó el pulso con fuerza.

Protegido por las sombras de los edificios cercanos, envuelto en una capa larga de color gris y con los ojos rojos fijos en ella, se fue acercando de a poco.

Bella estaba clavada en su lugar, estupefacta.

- Felix- susurró sin aliento. Él la escuchó a la perfección.

- Isabella- pareció saludarla.

Bella comenzó a mirar para todos lados, buscando un rayo de sol cercano.

- ¿Qué haces aquí?- le dijo, queriendo ganar tiempo sin saber muy bien para qué. No había posibilidades de que saliera de aquel lugar con vida.

- Un amigo en común nos dejó saber que estabas visitando Nueva York- sonrió mostrando los dientes, enviando un escalofríos por toda la columna de Bella.

¿Nos dejó saber?

Se volteó frenéticamente hacia donde había creído ver una sombra para observar a Alec haciéndose visible desde su escondite en un pequeño callejón entre dos edificios.

- Tienen amigos muy interesantes- le contestó Bella con sarcasmo.

- Hemos visto que tú también- le dijo Alec.

Observó los edificios de la zona, descartando enseguida poder gritar por ayuda. Si venían a matarla, lidiarían con cualquier testigo que pudiera exponerlos. Bella estaba en el medio de la calle, con los dos vampiros a unos metros de distancia, enfrente de ella. Ellos estaban un poco separados entre sí, pero hubiese dado lo mismo que estuvieran pegados uno al lado del otro, Bella no podría llegar a ninguna de las dos esquinas de cualquier manera si quisiera correr. Tampoco podía soñar con atinarle un buen golpe a uno, mucho menos a los dos.

Pero de ninguna manera planeaba morir aquella tarde, sacaría la fuerza de donde tuviera que hacerlo con tal de salir de aquel lugar.

- ¿Por eso están aquí? ¿Soy exclusiva de los vampiros?- bufó, intentando ganar tiempo.

Tendría que ser un esfuerzo increíble el crear una barrera que pudiera contener no sólo a uno, sino a dos sádicos vampiros.

Movió las puntas de los dedos mientras localizaba la corriente de energía en su pecho, acumulándola, moldeándola, manteniéndola en su lugar en vez de llevarla a las palmas de sus manos, temerosa de que pudiera disiparse un poco en el recorrido.

- De hecho, sí- la corrigió Alec.

- Aro está muy decepcionado por tu nueva elección- agregó Felix.

- Qué suerte que no es de su incumbencia- escupió, comenzando a sudar por el esfuerzo de mantener la onda de energía a raya en su pecho.

- ¿Sabes qué es lo que pasa cuando mezclas ponzoña con suero de súper soldado?- le dijo Alec acercándose lentamente, como un depredador confiado.

Bella dejó salir el aire de sus pulmones cuando sintió a la ola de energía en su abdomen, descendiendo un poco más. Por suerte, los Vulturis frente a ella lo interpretaron como miedo.

- Exacto. En cantidades suficientes para hacer un cambio en un organismo, son simplemente incompatibles- continuó Alec.

- Aparentemente no puedes tener lo mejor de los dos mundos cariño- le dijo Felix.

- Deberían agregar eso al manual de contraindicaciones- contestó con una mueca Bella.

- Aro te dio una segunda oportunidad, y la acabas de desperdiciar- dijo Alec con voz inexpresiva.

Hubo algo en la manera en la que Felix la miraba, o en la forma en la que movió casi imperceptiblemente el peso de un pie al otro, que le dejó saber a Bella que era el momento.

Justo cuando Felix se abalanzaba sobre ella, presa de la presión acumulada dentro de ella, estiró los brazos al mismo tiempo que daba un fuerte pisotón con su pie derecho, haciendo que por cada una de sus extremidades se liberara una desmesurada ola de energía. El pisotón que dio la expandió por el suelo, desestabilizando el lugar en el que estaban los vampiros, y creando un grueso escudo que se materializó desde abajo hacia arriba, cubriéndola justo a tiempo para hacer rebotar a Felix.

Bella sintió una enorme punzada en la cabeza que la obligó a echarse para atrás, desintegrando el escudo en el movimiento.

Felix fue empujado contra el filo de un edificio, dejando la marca de su espalda en los ladrillos que sobrevivieron y se volvió a poner en posición enseguida.

Bella levantó su escudo una vez más, pero no tuvo el tiempo para juntar la misma cantidad de energía que antes, así a la primera embestida se deshizo dolorosamente.

Felix sonrió maliciosamente antes de golpearle el pecho con fuerza, estampillándola contra el balcón de un primer piso detrás suyo, desde el cual se desplomó al piso. Pero antes de sentir la acera debajo suyo, Bella se las arregló para extender las manos con fuerza, creando un pequeño campo de fuerza que evitó que Felix la cogiera del cuello antes de tocar el piso. Cuando tocó el cemento, se giró enseguida para quedar sobre una rodilla y volver a cubrirse. Funcionó una vez más, pero naturalmente, Felix no se cansaba y volvió a arremeter contra ella.

La joven no tuvo tiempo de crear otro campo de fuerza enseguida, y el vampiro finalmente la cogió del cuello, levantándola a medio metro del suelo y azotandola contra la pared del edificio.

Bela puso su mano izquierda sobre la de Felix, intentando arañar el mármol mismo. Luchando por oxígeno, no pudo pensar una mejor idea que cargar su mano derecha con energía y golpearlo con fuerza en el rostro.

Aquello fue mucho más que suerte. El golpe que le había atestado había enviado a Feliz genuinamente lejos, como si de alguna manera su firme mano derecha fuera efectivamente una competencia a la altura de su fuerza sobrehumana. Bueno, la extraña mujer había tenido razón en recordarle que era diestra después de todo. - ¡Quédate en tu maldito lugar!- escuchó que le gritaba a Alec. Bueno, eso le serviría a Bella. Era muy consciente de que seguía viva porque a Felix parecía gustarle el juego previo.

- Puede que seas super ahora, pero sigues siendo una maldita humana- rugió asqueado antes de correr hacia ella una vez más.

Se las arregló para erguir otro campo de fuerza en forma de semicírculo, encerrándose contra la pared detrás de ella.

- Sí, yo sí- recordó una vez más las palabras de La Anciana y con la voz contenida por el esfuerzo se apresuró a hablar.

- ¿Thor? ¿Me escuchas? Estoy en la Octava y la 31 y algo va muy pero muy mal por aquí.