Hermione entró al Gran comedor con una sonrisa similar al gato de Cheshire, ¿ las razones?, pues... Algo que le había sucedido en la enfermería el día anterior, que involucraba a cierto hombre lobo...

Cualquiera que mirara a la castaña, podía percibir un aura radiante de felicidad; lo primero que hizo al ingresar al Gran comedor, fue buscar con la mirada a Remus en la mesa de profesores.

Lamentablemente él no estaba ,pero lo vería en clases así que recuperó su ánimo de inmediato. Ella se acercó a sus amigos para desayunar con ellos.

Harry, Ginny y Neville estaban conversando y desayunando juntos, cuando Hermione se sentó con ellos y les saludó con gran algarabía.

— ¡¡Buenos días ,Chicos!!. ¡Uy!, todo se ve tan rico— dijo ella con entusiasmo

La mirada de Neville y Ginny fue de pura sorpresa, ambos sabían que la castaña había estado muy triste ese último tiempo, apenas si comía algo y en ocasiones no prestaba atención a las conversaciones... Y ahora ella estaba allí con ellos, con una gran sonrisa y sirviéndose algo para desayunar. Irradiando dulzura y felicidad .

— Mione, No sé que es lo que estés tomando, pero definitivamente quiero lo mismo que tú. ¡¡Te ves Genial!!— le dijo Ginny con toda sinceridad.

Neville asintió a eso con su cabeza, estaba completamente de acuerdo. Un sonrojo en sus graciosas mejillas delataron que la veía muy bonita esa mañana.

A Harry por su parte, no le sorprendía ese hecho. Él sabía de sobra las razones de ese radical cambio en su hermana, "y eso que aún no tuvieron su noche de bodas" pensó con picardía Harry.

— Te ves espléndida, Mione— le dijo como un cumplido mas que como una observación a su hermana.

— Gracias, Harry — le dijo con una gran sonrisa.

Ginny sabía con seguridad que ellos sentían un amor fraternal el uno por el otro,pero de todas formas no podía evitar caer en los celos. A ella Le hubiera gustado mucho recibir un cumplido así de Harry...

A unos pocos metros de los cuatro estaba Ron y su asfixiante novia Lav Lav, que no lo soltaba ni para comer.

De vez en cuando miraba a Hermione, ella estaba desayunando muy animada con su hermana, Harry y Neville que no paraba de mirarla con admiración.

El pelirrojo se mordió la parte interna de su boca. Estaba arrepintiéndose de haber escogido a la pesada de Lavender y no a la bella castaña que parecía haberlo olvidado sin problemas.

Una esperada irrupción en el Gran comedor hizo su entrada, las lechuzas entraron portando la correspondencia, soltándo con nula delicadeza sobre la mesa de los comensales paquetes y cartas , haciendo saltar de sus asientos a más de uno.

Hermione recibió un paquete dorado muy llamativo con una nota. Sospechando de quién provenía ese lujoso regalo ,leyó el pequeño mensaje con premura. La letra estilizada le confirmó que era la persona que ella había imaginado...

Niña de las pecas graciosas:

Espero que tu esposo y tú disfruten de mi regalo de bodas. Dale mi más cordiales saludos al Xiào Lâng (lobezno) y dile que tiene una maravillosa compañera a su lado.

Con cariño y siempre enferma de eternidad:

Nugüa.

La castaña sonrió dulcemente luego de leer la escueta nota. No sabía como, pero le agradecería de algún modo la generosidad a Nugüa.

— ¿Y eso?— preguntó Ginny con mucha curiosidad.

— ¿Esto?, es un regalo de una amiga.

— ¿Es de quién yo creo?— le preguntó Harry.

Hermione solo asintió con una sonrisa en su rostro.

— ¡Ah!, ¡¡ahora entiendo el porque de esa sonrisa!!. ¿Quién es? Y no me digas que es de una amiga porque ¡no te creo!.— le dijo Ginny entusiasmada por saber.

— ¡Shh!, no hables tan fuerte. Todo Hogwarts se va a enterar— le dijo sonrojada la castaña.

Harry se rió por la incomodidad de su hermana. Aunque tarde o temprano la verdad saldría a relucir...

— ¿Y tú que recibiste, Ginny? — le preguntó Harry a la pelirroja.

— Es un pedido que les hice a Fred y George. Se los mostraré en la cena ¡¡les va a encantar!!, pero no intentes distraerme Harry. ¿Quién es tu "amigo"?— insistió la pelirroja.

Tanto alboroto por ese "discreto paquete dorado" que había recibido Hermione. Llamó la atención de Ron y Lavender.

Sin darle explicaciones a su novia. El pelirrojo se levantó para acercarse a su hermana Ginny y curiosear que era ese paquete y lo más importante ¿de quién provenía?

— Hola ,Ron, Lavender. — saludó amistosa la castaña a ambos.

Lav Lav, había seguido a su novio al ver que miraba demasiado a la insufrible sabelotodo. Se aferró a él como una garrapata para marcar territorio.

—¿ Qué es eso?— preguntó con cara de odiosa Lav Lav.

— ¿Esto?, es un regalo de un admirador secreto — mintió Hermione, porque sabía que si decía la verdad no le creerían — Está bien, ¡lo admito Ginny!.

— ¡¡Ay, me encanta!!. ¡Te lo tenías bien guardado!. Y a juzgar por el empaque, él tiene buen gusto— dijo maravillada la pelirroja.

Harry se ocultó un poco para reírse ,la situación le parecía muy jocosa. Había notado varios detalles curiosos.

— ¿Admirador secreto? — Ron se rió con ironía —¿ tú?. De Seguro es Malfoy jugandote una broma pesada. Esa envoltura cara lo delata.

—¿Y a ti quién te pidió tu opinión? — soltó Ginny indignada con su hermano— Además, Malfoy jamás usaría dorado.¡¡ Ah, ya sé !! De seguro estas celoso de Mione.

— Oh, por favor ,Ginny. ¿ cómo voy a tener celos de ella, cuando estoy con Lavender?.— respondió con hipocresía al mismo tiempo que abrazaba a su novia.

Al escuchar eso, Lavender se regodeó enfrente de ellos.

— Además — continuó diciendo Ron—¿ quién se fijaría en ella?, solo un ciego o tal vez un fabricante de escobas con todo ese cabello enmarañado se ahorraría muchísimo en material.

Ginny estaba roja de la furia, pero no podía hacerle nada mientras los profesores estuvieran mirando. No era conveniente en esos momentos...

Algo apenada, se llevó algunos mechones detrás de su oreja, dejando expuesta las marcas en su mano izquierda.

— ¡¡Ay, Por Merlín!!, ¿Qué tienes en tu dedo?— preguntó horrorizada Lavender.

Hermione quería golpearse la cabeza contra la mesa, había olvidado cubrir las iniciales de su esposo con algo. Las marcas eran muy vividas para pasar desapercibidas.

— Mione tuvo un accidente cortando unos ingredientes, cuando me explicaba algo para la clase de pociones— mintió de inmediato Harry.— creo que deberías vendar la herida, ¿no?

— Sí, eso se ve asqueroso — dijo con repugnancia Lavender.

— ¡¡No exageres!!— le respondió molesta Ginny.

— Sí, voy a hacer eso. Guardaré mi regalo ,y vendare mi herida.— dijo nerviosa mientras se levantaba para irse— ¡nos vemos en clase!— terminó de decir saliendo de allí con prisa.

Luego de haber guardado el regalo de bodas que Nugüa le había enviado; se dirigió rápidamente al salón de D.C.A.O.. Esta vez sentía la necesidad de ver a su esposo más que de asistir a clase como la alumna ejemplar que ella demostraba ser.

Miró el reloj de su muñeca temiendo llegar tarde, y para su infortunio estaba acertada. Iba a llegar tarde a clase.

Sin mucha delicadeza ella entró al aula, cargando su bolso con ambas manos y vio que casi todos sus compañeros estaban ocupando sus correspondientes lugares en un silencio sepulcral. Incluyendo a Harry que había volteado para mirarla y advertirle con gestos algo que ella no supo entender.

La puerta se cerró detrás de ella, no se había percatado que su esposo había estado al lado de la misma esperándola a que ingresara en el aula,agazapado como un cazador que espera a que su presa aparezca...

— Buenos días — dijo el licántropo con voz suave en el oído de la castaña.

Hermione giró bruscamente para mirarlo y se encontró con unos ojos ambarinos tan hambrientos como la había mirado en la enfermería ...

La joven le sonrió con dulzura a su esposo y solo pudo articular con voz muy suave:

— Buenos días, profesor Lupin — después de decirlo, la castaña bajó su mirada.

El licántropo estaba encantado de verla y sin poder contenerse se acercó a su compañera diciéndole con su mirada cada sentimiento que ella despertaba en él...

Hipnotizado por el perfume de su esposa y la dulzura de esos ojos de color chocolate, le acomodó un rizo castaño rebelde detrás del delicado y codiciado cuello de la joven.

— Tome asiento, señorita Granger— le pidió haciendo el papel de docente — que sea la última vez que llega tarde a clases...

— Lo siento ,profesor — le dijo ella recordando que se encontraba en clases y que no era sensato demostrar sentimientos allí.

Harry la saludó con la palma de su mano e hizo un lugar para que ella tomara asiento.

Hermione caminó hasta el lugar que iba a ocupar al lado de su amigo. Con disimulo Remus la acompañaba, caminando a su lado ayudado por un bastón; por algún motivo que no sabia explicar sentía que no quería despegarse de ella.

Al sentarse su esposa con Harry. El licántropo tuvo un arranque de celos lobunos que no tenía idea de como apaciguar

— Señorita Granger, ¡¿ qué hace?!— le preguntó el profesor Lupin con autoridad y soltando un par de gruñidos.

— Usted me dijo que tomara asiento,... Profesor — respondió con duda la castaña.

Remus se sonrojó al darse cuenta de su conducta absurda y ante la atenta mirada del resto de sus alumnos, pensó en como solapar su desliz

— Es verdad... Le dije que tomara asiento, pero no aquí. Usted se sentará allá en mi escritorio— le dijo señalando su propio lugar, que era visible para todos sus alumnos.

— ¿Allí?... — preguntó ella algo azorada —, pero...

— ¡Hermione!, haga lo que le estoy pidiendo o me veré obligado a cargarla yo mismo hasta allá! — le dijo de forma contundente.

Las risas de los alumnos no se hicieron esperar, esa imagen hubiera sido impagable.

Hermione tomó sus cosas, completamente sonrojada y caminó a toda prisa hacia el escritorio de su esposo, algo le decía que él era capaz de hacer lo que prometía.

Se ubicó en el lugar que él debía de ocupar y sacó sus útiles. El profesor licántropo quitó algunas de sus cosas del escritorio que podrían estorbar a su castaña y las guardaba en los cajones del mismo. Remus aprovechó la cercanía para hablar con ella...

— ¿Por qué llegaste tarde?— le preguntó solo para que Hermione escuchara, mientras dejaba disponible su escritorio

— Me llegó correspondencia esta mañana ,y tuve que ir a mi habitación a guardar lo que me enviaron, eso es lo que me demoró. — le respondió en voz baja — usted, ¿por qué no estuvo en el gran comedor para el desayuno? — le preguntó curiosa

Él la miró con una sonrisa en sus gruesos labios.

— Me dormí..., Me Desperté tarde en la enfermería e iba a llegar también tarde a clases...

— Ah,... Que sea la última vez o la próxima usted se sentará en mi asiento — le replicó ella, imitándolo con mucha gracia.

El levantó sus espesas cejas en respuesta, la atrevida forma de ser de su compañera lo estaban provocando sin compasión. Con una sonrisa lobuna la miró para darle una coqueta advertencia.

— Si sigues así ,me veré obligado a darte un castigo...

La castaña sonrojada, notó que algunos compañeros de clase estaban mirando en dirección a ellos dos y decidió advertirle a su esposo de ello.

— Nos están mirando — le dijo en voz bajita.

Remus, que estaba a punto de atacarla amorosamente en ese mismo momento como lo había hecho en la enfermería, se irguió para simular que nada estaba pasando.

— Bueno...— dijo el docente carraspeando un poco— voy a repetir la consigna de hoy para algunas personas insolentes...— miró a Hermione con picardía en sus ojos ambarinos.

— Necesito que al finalizar la clase, me entreguen cada uno sus ensayos sobre encantamientos de defensa. Necesito evaluar como se encuentran para el examen que se aproxima.

Los murmullos de sus alumnos inundaron el salón.

Una mano de un chico de Hufflepuff se alzó para llamar la atención del docente y preguntar:

— Profesor... Eh, ¿ no faltan dos semanas para el examen?

— Sí, así es. Pero no vamos a proceder de esta manera: "¡ Oh!, Solo faltan 15 minutos para el examen, será mejor que me ponga a estudiar ahora".

Varias risas se agolparon por la ironía del licántropo. Se notaba su buen humor; al igual que su esposa algo le hacía verse de forma espléndida.

El docente caminaba entre los asientos haciendo una breve observación de como desarrollaban los ensayos y dando un consejo de vez en cuando al que lo necesitara...

Pero,Sus ojos involuntariamente regresaban a Hermione. Ella estaba radiante, esa imagen despertaba a su lobo interior, el que últimamente se le hacía casi imposible dominar. El aroma de su compañera era dulce y el percibirlo lo desenfrenaba al punto de querer tomarla en ese mismo escritorio, aunque el resto de sus alumnos estuvieran mirando...

— ¡¡Hagámoslo !!, al fin se te ocurrió una buena idea. Hay que tomarla aquí mismo para que todos sepan que ella nos pertenece— le decía Lunático tomando las riendas de la situación , aprovechando la debilidad de Remus.

Para fortuna del licántropo, Lavender le hablaba tratando de llamar su atención en repetidas veces. Hasta que la mirada de su castaña le hizo saber que debía prestar atención a la situación.

Agradecía a todos los magos de la historia, a la señorita Brown, a Merlín y al universo porque alguien apareciera para distraerlo de lo que pensaba hacerle a Hermione en esos momentos...

— Perdón... ¡Sí!, señorita Brown ¿ cuál es su pregunta?— se dirigió a Lavender con toda gratitud.

— Profesor, quería saber:¿no va a restarnos puntos, verdad?, después de lo que Hermione hizo... nuestra casa ya casi está en ceros y ahora que llegó tarde a clase parece empeñarse en perjudicarnos— soltó la chica con toda su mala intención.

El refrescar la memoria de sus compañeros respectode ese hecho, logró que los Gryffindors se ofuscaran de nuevo con Hermione.

El docente habló para todo el salón con la intención de, irónicamente ,calmar los ánimos. Cuando él no podía ni siquiera calmarse a si mismo...

— Por favor ,chicos, ¡atiendan!— dijo con tranquilidad el profesor Lupin — Estoy enterado del castigo que impuso el profesor Snape, y eso fue muy arbitrario e injusto debo decir, ya que el castigo solo implicaba a la señorita Granger. Sepan que ella jamás tuvo la intención de perjudicar a su propia casa. Además... en honor de la verdad Gryffindors ¿ quién es la persona que ha ganado merecidamente esos puntos?, ¿ A quién se los deben?...

La respuesta era obvia, el silencio que reinaba en el salón otorgaba la razón al astuto lobo... Las miradas de Remus y Hermione se encontraron, y él pudo ver como lo miraba con amor después de que la había defendido.

Al no lograr su objetivo, Lavender intentó arremeter nuevamente contra la castaña. Esta vez con mas veneno en sus palabras...

— Es claro que Hermione es la ganadora de esos puntos. Y ahora que lo pienso, La verdad es muy fácil ganarlos cuando se tiene un profesor que te prefiere y te los regala por el solo hecho de respirar. Todos sabemos que ella es su favorita ,profesor... Así que , creo que podemos estar tranquilos, recuperaremos esos puntos en un santiamén...

El licántropo alzó sus cejas al ver el evidente odio de la señorita Brown hacia su Hermione.

— Es cierto que tengo cierta debilidad por Hermione, no lo voy a negar— dijo algo sonrosado el docente —,pero yo no regalo puntos, señorita Brown. Se los otorgo a aquellos que hacen mérito para ganarselos.— dijo con tranquilidad — De hecho, estaba pensando proponerles algo a todos. En los últimos veinte minutos de clase, realizaremos un juego: les haré preguntas que irán en el examen escrito, el que levante primero la mano tiene derecho a responder y si contesta bien ganará puntos para su casa según la calidad de respuesta, pero si contesta mal le cede la oportunidad de responder a un alumno de la casa contraria ¿ qué les parece?.

— Entonces, ¿ nos soplará las preguntas del examen?— preguntó incrédulo Neville.

El profesor ,y el resto del salón rieron por la pregunta.

— Prefiero que digan que los estoy preparando para el examen.— respondió entre risas Remus — Bueno, dejen de perder el tiempo y Terminen con sus ensayos así empezamos con las preguntas.

Dicho esto el docente caminó por el salón hasta llegar a un rincón dónde se refugió para ocultarse de sus propios bajos instintos. "Cómo si eso fuera posible"

Como era de esperarse, Hermione fue la primera en terminar su ensayo, la castaña no se encontraba bien, le dolía la cabeza y se sentía hervir de fiebre. Algo dolorida se levantó del escritorio recogiendo sus cosas y se acercó a su esposo sin mucha energía.

— Profesor, aquí está mi ensayo. — le dijo Hermione con su rostro febril.

— Gracias;¿ sucede algo?— le preguntó preocupado el licántropo.

— ¿Puedo ir a la enfermería?, no me siento bien, profesor.— le dijo con una voz rasposa a su esposo.

Remus levantó la palma de su mano para depositarla en la frente de su castaña. Ella tenía mucha fiebre; con la excusa de cerciorarse de su temperatura quitó su mano para reemplazarla por sus labios. Ese contacto le brindó alivio a Hermione, porque las marcas de las cadenas les dieron un sentimiento placentero a ambos.

Sin ánimos de hacerlo el licántropo se separó de su compañera y la miró con cariño.

— Tienes fiebre. Te acompañaré hasta la enfermería.

— No es necesario, profesor. Usted debe seguir con la clase. Estaré bien, no se preocupe...

—¿ Estás segura? — le preguntó a modo de insistencia.

Ella le respondió asintiendo con su cabeza, no quería interrumpirlo en sus tareas.

— Esta bien ,ve. Luego iré a verte para saber cómo estás. — le dijo tratando de disimular las ganas de ir tras ella.

— Gracias — le respondió ella asintiendo con su cabeza.

Hermione se dirigió hasta las puertas del salón, antes de salir miró a Harry y con sus gestos le dijo que ella estaría bien. Luego, salió de clases para ir directo a la enfermería.

El licántropo recibía uno a uno los ensayos que sus alumnos le entregaban y aunque intentaba concentrarse, su mente estaba en otro lugar y no en donde debería estar. Se preguntaba cómo estaría ella y que le estaba pasando. Miró su reloj y vio que faltaba aproximadamente una hora para que la clase finalizara y aún quedaban muchos ensayos por recibir...

— Discúlpenme, chicos.— pidió el licántropo a toda la clase— Necesito salir un momento, pero volveré en unos minutos. Y, Por favor, los que terminen dejen sus ensayos sobre el escritorio, luego me encargaré de ellos.

Remus salió del salón de clases a toda prisa a pesar de tener que ayudarse con el bastón para caminar. Dejando a sus alumnos confiando en que ellos se comportarían adecuadamente.

En la ausencia del docente el salón de clases se volvió un enjambre de sonidos producidos por los alumnos, que aprovechaban el momento para "distenderse" , por decirlo de algún modo... ( en realidad el lugar parecía un festival).

———— o ————

— Gripe. Una perfecta gripe, eso es lo que tiene esa jovencita, ya me parecía que estaba muy desabrigada cuando vino a visitarlo el día de ayer.

Le dijo Pomfrey al licántropo que estaba frente a las puertas de la enfermería rogándole que le permitiera ver a su castaña.

— Por favor ,Poppy, permíteme verla solo un momento — le rogó con el rostro de un cachorro suplicante.

—¡No!, esta niña está levitando de fiebre. Es necesario que ella haga reposo absoluto — le respondió Poppy con total autoridad— Esa chiquilla testaruda no quiso que le ayudara a desvestirse, para que tomara un baño de inmersión. Le insistí en que yo le asistiría, pero se cerró en que " No, Poppy. Yo puedo hacerlo sola"— le contó al profesor , mientras imitaba los gestos y la voz de la joven.

Dile que yo puedo realizar el trabajo que ella no ha sido capaz de hacer ,y que me ofrezco como voluntario para desvestir a mi compañera — habló Moony en su interior con una risa canina.

— Ahora No— le respondió Remus en voz alta a su lobo interior.

—¿Ahora no?, ¿qué? — preguntó extrañada la medimaga.

— Ahora...¿ no puedo verla?— preguntó para salir de su apuro.

— ¡¡Le acabo de decir que NO!!; además ella está ocupada ,en este momento está en la tina dándose un baño para bajar la fiebre.

Remus agachó su cabeza, en verdad anhelaba tanto poder verla y la imagen mental que se había formado de ella desnuda en la tina no le ayudaban en nada a calmar sus ansias.

—No ponga esa cara, si quiere puede venir a las 19:00, seguramente en la noche mejorará su condición , pero en este momento ella se siente fatal— le dijo Poppy.

Luego,con una mirada suspicaz, la medimaga se atrevió a decirle unas crudas palabras:

—Ya ve, profesor, no soy tan despiadada como para negarle a un hombre enamorado el ver a su amada.

De inmediato el licántropo levantó su cabeza para mirar nervioso a Pomfrey

— Poppy,... Yo no...— quiso negarlo inútilmente.

—¡Ay, ya!, ¿ crees que puedes engañarme?. Remus, te conozco desde que eras un pequeño. ¿De verdad piensas que me trague esa pobre excusa de la "tarea extra"?. Me percaté en el acto de que hay algo entre ustedes dos, y sé que tú no tienes malas intenciones con ella, porque de lo contrario ten por seguro que ya se lo hubiera informado a Albus.

— Gracias...— le respondió algo apenado, mientras se desacomodaba con la mano sus castaños cabellos.

— Vuelve en la noche, muchacho. Yo la cuidaré bien— le pidió la medimaga de forma maternal.

— No tengo dudas de eso ,Poppy— le respondió el licántropo encaramándose para regresar a su clase— volveré más tarde.

—¡ Ah, profesor!— le llamó con voz enérgica la medimaga desde la puerta de la enfermería, haciendo que él se volviera para mirarla — Le advierto que los estaré vigilando a ambos y no se les ocurra colocar el biombo. Recuerde que ella aún no está en condiciones de realizar un fuerte gasto físico.— terminó de decir dedicándole un guiño.

Después de escuchar aquello, un fuerte color rojo tiñó el rostro del profesor Lupin.

— ¡Poppy!...¡¿Qué?!...¡¿cómo se te ocurre?!— trató de defenderse, pero ni él mismo se creería sus propias mentiras.

— Yo solo digo...— le replicó con picardía madame Pomfrey.— Sé perfectamente cómo sois los licántropos cuando habéis encontrado a vuestra hembra...— remató diciendo muy jocosa madame Pomfrey.

Remus solo atinó a negar con su cabeza y se retiró furibundo dejando a la medimaga riéndose picaronamente.

Después de todo... Solo tendría que esperar unas cuantas horas para poder ver a su Hermione...