Estaba demasiado estresado. Se frotó el puente de la nariz y trató de respirar profundamente. Los planos de guerra estaban sobre la mesa y las velas centelleaban dentro de la tienda de campaña.
Tenía hombres, pero no los suficientes. Si no se movía pronto los Malfoy recuperarían fuerzas, tenía que atacarlos cuanto antes, cortarle el cuello al cobarde que asesinó a su padre, degollar al falso rey que dio la orden y asesinar a su único hijo. Era su deber, tenía que vengar a su padre y levantar el nombre de los Potter nuevamente… pero sus allegados aún no lo alcanzaban. ¿Cuánto más podría esperar sin perder la cordura?
- Luces terrible - Bromeó su primo Fred mientras ingresaba a la tienda, aprovechando que se encontraban a solas para hablarle sin protocolos. El moreno le pasó una jarra de cerveza y James se la bebió sin decir una palabra - Podemos atacarlos ahora mismo, estaré a tu lado ¿lo sabes, verdad?
Miró a su primo dedicándole una sonrisa cansada pero sincera. Fred era su mejor amigo y la persona en quien más confiaba, por supuesto que lo sabía.
- Lo sé - Contestó más tranquilo. No estaba solo, aunque a veces se sentía como un náufrago en medio del mar, debía recordar que no estaba solo. También tenía que protegerlos - Quiero atacarlos pero necesitamos más hombres. Solamente marcharíamos a nuestra muerte si intentamos tomar la capital con 35 mil soldados.
- En dos días llegará el ejército de tío Bill - Dijo una voz en la entrada de la tienda. Su hermano Albus ingresaba junto a su madre Ginny - Y en una semana llegará Hugo con sus hombres.
- No son… - Comenzó James pero una voz conocida lo interrumpió.
- ¿Suficientes? - Concluyó Edward Lupin, quien ingresaba a la tienda con la insignia del hombre lobo en su pecho - 8 mil hombres de las costas para mi hermano y legítimo rey.
Sin poder contenerse, exhaló con alivio. Más que sus palabras era la simple presencia de Edward Lupin lo que logró tranquilizarlo. Se acercó a quien consideraba un hermano mayor y abrazó al hombre lobo con fuerza. Se habían criado juntos, pues los padres de Edward murieron defendiendo a Harry Potter, y su padre se había encargado de cuidarlo como a un hijo, aunque llevase la insignia de su propia familia y no el Hipogrifo de los Potter.
- Me alegra verte - Admitió James con una sonrisa. Lucía mucho más relajado, como si hubiera dormido 12 horas seguidas simplemente por ver a su hermano mayor allí.
- Es tarde - Advirtió Ginebra Potter con el tono que solo la madre del legítimo rey puede utilizar - Albus viajará en la mañana para recibir a los Longbottom y ustedes deben preparar a sus hombres para el primer tramo.
Fred y Edward sonrieron ante la mujer que mandaba a dormir a Lord Potter (James negaba que lo llamasen rey hasta ganar la guerra), y salieron de la tienda seguidos Ginebra. Albus tardó unos segundos más a propósito y le dedico una mirada preocupada.
- No lo hagas - Advirtió su hermano menor como en muchas otras ocasiones. Su hermano pequeño no era idiota, sabía que solo podía dar ese tipo de opiniones a solas pues desautorizar al futuro rey era una ofensa grave - Los Malfoy son poderosos, lograron asesinar a padre. Si queremos vivir, mantener nuestro legado y salvar la vida de miles de nuestros hombres debes rendirte. Todavía no es tarde.
Odiaba cuando escuchaba esas palabras en boca de su hermano. ¿Rendirse ante los hombres que ordenaron el asesinato de tu padre? ¿Mantener un poco de tierras y vivir como cobardes? Le decepcionaba que su hermano sea tan pávido. Estaba mal pensarlo y por eso nunca lo diría en voz alta, pero James consideraba a Fred o a Edward mucho más como hermanos que al mismo Albus.
- Avergüenzas la memoria de padre - Escupió James intentando no lastimar demasiado a su hermano. ¿Cómo ser estricto con ese cobarde sin romperle la moral? Realmente se la ponía difícil - Sal de mi tienda y que nadie te escuche decir eso, o te mandaré de regreso a casa. Te prometo que olvidaré que compartes mi sangre y perderás el honor de la batalla.
Albus lo miró inexpresivamente. Por supuesto que no valoraba lo que significaba sangrar en batalla o matar a un enemigo, su hermano no tenía habilidades especiales y por eso prefería rendirse y suplicar clemencia que enfrentarse al enemigo.
- Un verdadero líder no necesita manchar su espada de sangre para demostrar su valía frente a otros. Padre decía que uno no debe disfrutar de asesinar…
- No hables de padre si lo que me pides es que traicione su memoria y jure lealtad a los Malfoy - Advirtió James sin paciencia. ¿Por qué? ¿Por qué no podía tener un hermano como Fred, como Edward, como Hugo o los Scamander? ¿Por qué tenía que tocarle ser hermano de un cobarde? - Mañana recibirás a Lord Longbottom y a sus hombres en el valle de Ravenclaw. Luego regresarás a casa con madre y ayudarás a Lily a elegir un esposo correcto.
- James…
- Lily sangró y un esposo con un buen ejercito nos ayudará a ganar esta guerra - Interrumpió nuevamente pues sabía que las palabras de su hermano solo lograrían ofuscarlo más - Tú te casarás con una noble del sur y pedirás que una a sus hombres a nuestra causa…
- ¡James! - Exclamó Albus perdiendo el control - Acepta la paz, ordena a tus hombres que regresen con sus familias, salva la vida de miles…
- Soy tu hermano mayor, el señor de la tierra donde vives y tu legítimo rey - Sentenció con tono severo - Desobedecerme implica traición.
Le dio la espalda y fijó la vista en los planos de guerra sin verlos realmente, dando por terminada la conversación.
- Intenté advertírtelo - Masculló Albus decepcionado antes de salir de la tienda.
Finalmente se quedó a solas. Respiró profundamente y comenzó a desabotonarse la camisa. No podía dormir bien desde que los Malfoy derrocaron a su padre hace ya casi cuatro meses, pero necesitaba intentar descansar. Estaba demasiado cerca y no dejaría que ni siquiera Albus pudiera frustrarlo; con los hombres de Edward eran suficientes, podía atacar a los Malfoy en la Capital y esperar a que los refuerzos aparezcan luego. Los soldados de sus tíos llegarían pronto, los tres hijos de Harry Potter se casarían con personas de grandes riquezas y ejércitos, y el nombre de su padre sería vengado. Edward les había comprado el tiempo necesario para vengar a su padre y honrar su memoria. Un lindo pensamiento para acostarse y dormir.
Apagó las velas de su tienda y se recostó en el camastro sin destenderlo. Con la imagen de la cabeza de los Malfoy y sus seguidores bajo sus pies, James cerró los ojos…
