25 DE ABRIL DE 2005. 7:42 P.M. DEPARTAMENTO DE PSIQUIATRÍA. HOSPITAL INFANTIL DE BOSTON.

Esperar aburrido e la sala de estar de un hospital de psiquiatría no era lo que él hubiera planeado para un sábado por la noche. Cualquier otra semana el sería encontrado en un ostentoso restaurante de Nueva York, tomando el vino más caro y disfrutando la compañía de distinguidos miembros de la sociedad a los que se daba el lujo de considerar amigos. Pero la cruel realidad lo llevaba cientos de kilómetros de distancia, en lo que se consideraba uno de los mejores hospitales psiquiátricos del país.

Harold Hodge fue conducido a una habitación con un espejo doble cara donde veía claramente a su hija más pequeña. Comparada con sus problemáticos hermanos, Sophia nunca había dado ningún problema, siempre había brillado por ser la niña perfecta cuando el necesitaba que atrapara a alguno de sus socios con una sonrisa o que lo deslumbrara con su inteligencia. Incluso en su entrada a la adolescencia ese comportamiento no se modificó en lo más mínimo. Por eso cuando Sophia atacó salvajemente a una sirviente tomó cartas en el asunto de inmediato.

– Como decíamos, señor Hodge – lo devuelve a la realidad el médico que llevaba más de tres semanas analizando el extraño comportamiento de su hija – Los resultados son inconclusos –

– ¿No es algún tipo de trastorno? – pregunta Harold recordando vagamente el articulo que leyó en una revista la sala de espera.

– Hemos descartado Bipolaridad, entre otros. Lo más cercano es el Trastorno Disociativo, pero no cumple todos los rangos, todo parece bien con ella – responde el médico – Aparte de su baja inteligencia emocional, contundente con su alto I.Q., parece relacionarse bien con sus compañeros de universidad y mantiene una relación cercana con su padrino –

– Supongo – murmura incómodo Harold, a pesar de ser su padre había muchas cosas que desconocía de la vida de su hija.

– Una de nuestras teorías es que es la manifestación de todos sus traumas, el detonante fue su reciente intento de secuestro – explica el médico.

– ¡Pero apenas estuvo fuera 2 horas! – exclama escandalizado.

– Fue un detonando, no un trauma como tal. – responde el médico, tranquilizándolo – Lo que más nos llamo la atención fue que en una de las pruebas mostro completa falta de empatía y culpa –

– Es una tontería, ella es bastante dulce – dice el padre. A pesar de haberlo experimentando de primera mano, no podía concebir que la dulce chica que le hacía cartas a mano todos sus cumpleaños, a pesar de ir en la universidad y poder crear un robot que cantara "Feliz cumpleaños", fuera la misma que miraba a su alrededor con una miraba tan fría que te helaba la sangre.

– Hay que considerar que su nivel de I.Q. es muy elevado, incluso para aquellos superdotados. No hay muchos casos con los que compararla – agrega el médico.

– Entonces, ¿Qué recomienda? – pregunta Hodge harto de no tener respuesta.

– Solo podemos ver como avanza hacia la adultez –

15 DE FEBRERO DE 2013. 3:35 P.M. EDIMBURGO, ESCOCIA.

La luz del sol me ciega un momento ante de que mis ojos se adapten, 6 meses en la oscuridad estaban empezando a pagar factura. Disfruto una pequeña inhalación de aire fresco antes de salir corriendo, el edificio que dejo atrás explota a los pocos segundos.

Empiezo a caminar tranquilamente para mezclarme con los curiosos que se han acercado a ver que sucede. Aunque mi aspecto descuidado, cabello hecho una maraña, manchas de mugre y sangre seca tanto en mi piel como en mi ropa, la cual esta bastante destrozada, además de una pequeña cojera en mi pierna derecha, dificulta mucho parecer normal. Sin embargo, no me detengo hasta llegar al callejón acordado, gruñendo por lo bajo cada pocos pasos.

Espero.

512 segundos han pasado, 8 minutos y medio aproximadamente. Coulson prometió que estaría aquí a los diez minutos de la explosión. Confió en el, me reafirmo como un mantra para evitar entrar en pánico. Generalmente no dudaría que llegara la hora indicada, pero la fecha de extracción era hace 3 meses, yo fui la que me retrasé. Pero envié el mensaje, me recuerdo, según mis cálculos ellos debieron haberlo recibido hace 3 días 8 horas y 47 minutos, y mis cálculos nunca fallan.

Escucho una segunda explosión, mis cálculos casi nunca fallan.

Observo el callejón en busca de algún indició de peligro o trampa, pero lo único preocupante es desarrollar tétanos por los metales salidos y oxidados del contenedor de basura.

732 segundos, empiezo a preocuparme. Estoy dispuesta a buscar mi propio medio de transporte cuando una camioneta blindada se detiene a unos pocos metros. Me acerco recelosa, aún puede ser una trampa, abro la puerta encontrándome con una cara bastante familiar.

– Tardaste más de lo esperado, Agente Hayle – sonríe Phil Coulson mientras me deja entrar.

– Nunca he dejado un trabajo a medias, no iba a iniciar ahora – respondo sentándome a su lado y abrochando mi cinturón.

– Fury no estará muy contento con el retraso – empieza.

– Fury dejo muy claro que no debía levantar sospechas, además apreciará los resultados – lo interrumpo irritada – Oí que moriste unos minutos en la batalla de Nueva York, ¿cómo te sientes? – cambio de tema.

– Oh si, dejé de respirar por 40 segundos – exclama orgulloso. Puedo oír resoplar al conductor, seguramente ha contado esta historia demasiadas veces – Cuando salí de Cuidados Intensivos estuve algún tiempo en Tahití, acabo de regresar –

– ¿Tahití? – pregunto, me suena familiar el nombre.

– Es un lugar mágico – afirma al instante.

Entonces lo recuerdo, el proyecto TAHITI. No leí todas las especificaciones, pero se lo que contiene. Fury en verdad arriesgo todo para salvarlo. Miro la cara despreocupada del Coulson, no sabe que es TAHITI y probablemente yo no sea la persona apropiada para hablar del tema. Porque como mi última psicóloga diría "tengo la sensibilidad de una roza y la delicadeza de una motosierra en temas emocionales".

Nos quedamos callados por unos minutos. Coulson dirigiendo el equipo de extracción por su teléfono. Yo simplemente cierro los ojos disfrutando el primer momento de tranquilidad y seguridad en los últimos 6 meses, trato de ignorar la pulsada de culpabilidad que siento cada vez que veo la sonrisa de Coulson.

– Estas más delgada – señala con preocupación. Abro un ojo, su miraba esta fija en mis ahora notables huesos de la clavícula.

– Bueno, la mafia no sirve buffet de 5 estrellas a sus prisioneros – bromeo cubriendo mis hombros con el pedazo de tela que solía ser una chamarra.

– Primero te dejaré en la unidad médica – afirma apartando su mirada, estoy a punto de replicar cuando continua – Supongo que matarte de hambre no fue su única tortura –

Pienso en dar un comentario sarcástico, incluso una broma. Pero su mirada sería me detiene.

– Dos esguinces por malnutrición, una costilla rota, y unas cicatrices nuevas – enumero secamente – Comencé a tratar los esguinces, de la costilla no he podido hacer mucho –

– ¿Cómo escapaste con una costilla rota? – pregunta sorprendido.

– La adrenalina hace milagros – me encojo de hombros – Además, me curo rápido – agrego quitándole importancia.

– Que tengas regeneración acelerado no significa que seas invencible – me reprende – ¿Fue lo único que te hicieron? –

Me encojo de hombros desviando la mirada.

– Les hice creer que mi peor pesadilla era estar sola y la tortura con agua – miento – Es más sencillo fingir daño psicológico.

Bufa en respuesta, yo jalo mi manga para ocultar las citarices en mis dedos. A pesar de que mis resultados siempre son beneficiosos, supongo que Coulson no puede separar la imagen de la pequeña niña que se metía a hurtadillas a su oficina, con lo que soy ahora como agente.

El resto del viaje me deja descansar, lo cual aprecio porque puedo sentir su impaciencia por saber lo que descubrí.

18 DE FEBRERO DE 2013. NUEVA YORK, NUEVA YORK. UNIDAD MÉDICA DE SHIELD, CUARTO NÚMERO 915

Después de 8 horas de vuelo de regreso a Nueva York, en la que hice mi reporte de como la mafia escocesa había conseguido artículos Chitauri y donde extraerlos antes de que fueran modificados y usados contra civiles, Coulson cumplió su promesa y me llevó directo a la unidad médica.

Aquí me limpiaron y vendaron los cortes, me inmovilizaron y demandaron reposo para curar mi costilla rota, y me pusieron Kinesiotape en la pierna y muñeca para curar sus esguinces. También me alimentaron a través de una sonda para recibir los nutrimentos esenciales, pero estaba demasiado dopada en analgésicos como para notarlo.

Acostada en la cama, veo a una enfermera pasar puntualmente para su ronda de 45 minutos. Cada vez que regresa un agente de una misión particularmente estresante, pasan días monitoreándolo por si ha desarrollado Estrés Post- Traumático. Al tener un doctorado en Psiquiatría, yo misma he hecho muchas evaluaciones, justo por eso me molestaba perder tiempo en esto. Pero al haber tardado más de lo previsto tiene sentido que se quieran asegurar que no ocurre nada malo en mi ya extraña cabeza.

– Hola, Agente Hayle – entra un hombre alto y delgado, en sus 30's, tiene los ojos y el cabezo castaño. Por su bata es obvio que trabaja aquí así que revisa sus notas.

– Hola, le ahorraré trabajo diré que no tengo ningún tipo de alteración psicológica por la misión – digo seriamente. Ya llevo suficiente tiempo afuera, necesito recuperarme con todo el trabajo atrasado.

– ¿Disculpa? – replica confundido. ¿Por qué siempre quieren parecer que todo es procedimiento normal cuando se ve claramente lo que hacen?

– Es bastante obvio que me quieren revisar psicológicamente, me han dejado más tiempo de lo usual en observación – digo incorporándome de la cama.

– Queremos asegurarnos de que tu cuerpo este bien – me dedica que una cándida sonrisa claramente ensayada.

– No trate de engañarme – me rio – En intervalos de 10, 22 y 45 minutos una enfermera pasa por ese pasillo, se turnan al azar pero siempre son esos tiempos – señalo el pasillo que se ve por la ventana – Probablemente dirá que no vienen a verme, pero todas sin falta voltean al espejo "escondido" en la parte superior del pasillo y escriben en el expediente que esta sosteniendo. Esta demás decir que el espejo refleja mi cama y que los expedientes azules son de psiquiatría –

– Veo porque su apodo es Holmes – sonríe haciendo más anotaciones.

Hago una mueca al escuchar el apodo. No me gusta, es como si mi capacidad de análisis fuera una atracción para un programa de televisión, en lugar de años de observación y mi I.Q. de 192.

– ¿Me va a dar de alta? – digo un poco impaciente.

– ¿Por qué atrasó la misión? – pregunta yendo directo al grano.

– Ya lo he explicado – suspiro, había contado la historia por lo menos a 5 psicólogos diferentes, creo que ninguno me creyó – Al mes de estar ahí me di cuenta el origen alienígena de las armas. Un paso en falso y todo Edimburgo terminaría en los aires. Fue mucha planeación y manipulación para que concentraran todas las armas en un lugar, ya le di las coordenadas a Coulson –

– De acuerdo, Fury quería asegurarse que estabas bien – asegura.

Frunzo el ceño, ¿desde cuando a Fury le interesa como terminó después de una misión? Es decir, le agrado, pero sabe mi valor como agente. Nunca dejo que lo que pase en misiones me afecte.

– Podrás irte cuando la enfermera venga a que firmes unos papeles – termina el médico dirigiéndose a la salida.

No pierdo tiempo, recojo mis pocas pertenencias, las cuales son compuestas por una pequeña mochila que preparé antes de mi misión. Mi teléfono, un poco de dinero, unos cuantos artículos de baño y una muda de ropa es lo único que contiene.

Por un momento tengo la sensación de que puedo volver a mi vida normal, pero como siempre la realidad me arruina.

Dos horas más tarde me encuentro en un taxi camino a la casa de mi padre. Creo que he asustado a un taxista Neoyorquino con mi humor de perros. Pero en mi defensa, si cualquier persona llegara a su departamento y luego de saludar a su sorprendido portero este le dijera que su padre había tomado posesión de su departamento, estarían de peor humor.

Mi padre sabe que trabajo en SHIELD, como no iba a conocer la organización cuando su difunta esposa era un agente de alto rango, y una de las razones por las que SHIELD me reclutó. Además, nunca me impidió hacer lo que me placiera, siempre estaba muy ocupado avanzando en su carrera política, como para preocuparse por el estado de cualquier de sus hijos.

Su atención siempre venía con un costo, participar en un evento público o entrevista, realizar una obra de calidad o algo que lo hiciera lucir como el padre responsable y preocupado que nunca fue. Realmente mi infancia no fue increíble, pero pudo haber estado mucho peor. Siempre tuve comida, un lugar para dormir, muchos juguetes y alguien que cuidara de mi, aunque le pagaran por hacerlo.

Mi padre es un hombre manipulador, incluso con sus propios hijos. Primero fue mi hermano mayor, en el segundo que puso pie en la universidad de ciencias políticas, nuestro padre se encargo de dirigir toda su carrera a su conveniencia. Luego, emparejó a mi hermana mayor con un famoso empresario que le daría buena imagen, además de aumentar su fortuna.

A partir de ahí me empecé a distanciar de mi familia, no iba dejarme acabar como ellos. Usé la mitad del dinero heredado de mi madre para invertir en diversas empresas, así antes de los 20 tuve el dinero suficiente para subsistir sin su ayuda. A pesar de todo, lo quiero y sé que el me quiere, pero nunca más de lo que quiere su carrera política o a sí mismo.

En cuento empiezo a divisar la sombra de la mansión, me pongo nerviosa, a esta distancia ya percibo el embriagante olor de hipocresía y apariencias que todo el barrio. El taxi me deja a la entrada, así que me dirijo a la puerta, la toco y me muevo inquietamente mientras espero que la abran.

– ¡Señorita Sophia! – abre la puerta la señora Hudson.

Ella es la amable ama de llaves que ayudo a gran parte de mi crianza. Su cabello esta adornado con nuevos cabellos blancos, lo cual no es sorpresa considerando su edad, pero sigue siendo igual de curvilínea y porta su característica sonrisa

– Estábamos muy preocupados por usted – termina abrazándome fuertemente.

– Hola – saludo correspondiendo el abrazo torpemente – ¿Se encuentra mi padre?, la mayoría de los lunes va a cenar con sus amigos del gabinete y vuelve a casa alrededor de las 7:43 –

– Extrañaba tus curiosas explicaciones – dice conduciéndome adentro de la casa, respondo su sonrisa, pero mi respuesta tiene lógica para mi – Su padre está en un viaje con el joven John, regresaran el jueves. ¿Hay un problema? – pregunta después de que suspire frustrada.

– Un malentendido con mi departamento, todo se resolverá con una llamada – digo.

– Se encuentran en el consejo de seguridad del pentágono, como sabe, no les permiten establecer comunicación con el exterior mientras están ahí – me mira con simpatía.

Vuelvo a suspirar. Pienso brevemente en ir hasta allá, pero con mis tarjetas probablemente bloqueadas eso será bastante complicado y mucho más tardado que esperar su regreso. Tengo dinero de emergencia, pero sería una locura gastar gran parte en solucionarlo rápido. Aún no se porque mi padre congelo todo, podría necesitar ese dinero más adelante.

– ¿Dónde esta Lydia? – pregunto buscando una solución.

– La señora se encuentra en unas vacaciones en Millán con sus amigas – responde incómoda, sabe que mi relación con la nueva joven esposa de mi padre no es buena. Sopeso llamarla para pedirle ayuda, pero lo descarto enseguida, probablemente no ayude en absolutamente nada.

– La casa esta sola – concluyo.

– Así podrá descansar más cómodamente – dice, ante de que pueda negarme continua – No me de esa mirada, esta en casa. Es más le prepararé su viaje habitación – se encamina a la puerta ignorando mis protestas – Y coma algo que se ve muy delegada – ordena señalando un plato de galletas.

A pesar de que dormir aquí ahorrará mis gastos no me motiva mucho la idea de pasar más tiempo en la casa de mi infancia. Lo único que me recuerda es la presión de la hija perfecta, pero probablemente sea la mejor idea. Me acercó al plato, estoy muriendo de hambre. Cuando estoy en mi tercera galleta me llega un mensaje.

IronDad: Soph, ¡oí que saliste al mundo! ¡Por fin! Pensé que Fury ya te había encarcelado. ¿Lista para nuestra noche de películas para el regreso a la realidad?

Yo: Tranquilo, estoy bien... en su mayoría. Hay un cambio de planes, mi padre causo problemas con mis tarjetas y dormiré en su casa.

IronDad: ¿Necesitas ayuda?

Yo: No te preocupes, solo serán un par de días.

IronDad: Bueno veré las películas en tu honor. Sabes que la Torre siempre estará abierta para ti.

Yo: Gracias, Stark.

Sonrió después de responder a Tony Stark. A pesar de ser un adulto semi-funcional, aún no encontraba la manera de convivir con padre sin que pelearan, por lo que suelen evitarse. Tony había estado más presente en mi crianza que mi propio padre. Sus padres y mi madre eran amigos, así que no dudo en hacerlos mis padrinos, en el momento que murieron (yo seguía siendo una bebé) pasé al "cuidado" de Tony. Primero solo enviaba juguetes y cosas para hacerme feliz, no podía culparlo apenas eran un chico universitario, pero cuando lo conocí por primera vez a los 5 años, simplemente conectamos. Desde entonces decidió hacerse cargo de mi, algo que a la fecha sigue manteniendo.

Gracias a él no tuve tantos problemas relacionándome con personas a pesar de mi alto I.Q. siempre estuvo a mi lado manteniendo mis pies en la tierra, lo cual es irónico porque él es una de las personas más arrogantes que existen. Gran parte de mi conocimiento en mecánica se lo debo a él, también mi decisión de no estudiar ese campo, ya que siempre que trabajábamos juntos en el taller terminábamos en una enorme discusión. Cuando decidió cambiar su compañía de armas a energía autosustentable, lo apoyé enseguida e invertí más dinero. Hemos apoyado casi todas nuestras decisiones, excepto la de convertirme un agente de SHIELD.

Después de mis misiones tenemos una "Noche de películas para el regreso a la realidad" en la vemos películas viejas, hablamos y comemos comida chatarra. Todo inició luego de mi primera misión, claro no le dije que trabajaba en SHIELD, el pensaba que era una misión del ejército, luego se hizo tradición después de cada misión larga. Luego de que casi muere secuestrado y regreso en su traje de metal, yo le hice una para que supiera que siempre podía contar conmigo.

Termino el plato de galletas mientras me preparo mentalmente a la inmersa labor que supondrá ponerme al corriente mañana, aparte de tener que enfrentar a mi padre y el resto de mi familia, eventualmente. Nadie me molestaba cuando pensaban que estaba muerta.

19 DE FEBRERO DE 2013. 12:45 P.M. NUEVA YORK, CENTRO DE COMANDO DE SHIELD. OFICINA DE LA AGENTE HAYLE, NIVEL 8.

Esta mañana cuando llegué y todos me saludaron con tanta naturalidad, el edificio parecía intacto y los agentes se veían tranquilos, supuse que no había pasado tanto. Gran error.

Un año estuve inactiva, solamente un año.

"Ve a la universidad, no creo que pase nada interesante" dijeron; "Solo es Loki y los vengadores están aquí, podemos manejaro" dijeron; "El papeleo esta bien, no necesitamos tu ayuda. Puedes ir a tu misión" dijeron. Pero lo que no dijeron es que todos son una bola de idiotas.

Aquí estoy un año después del intento de invasión de Loki en Nueva York, y todo es un maldito desastre. Miles de objetos Chitauri de los cuales no hay ningún tipo de conocimiento, clasificación, nadie sabe como iniciar a investigarlos. Además, de cientos de agentes con estrés post traumático que no tienen ni idea como seguir adelante.

Gruño abriendo la quinta caja llena de archivos, leo la etiqueta

"VENGADORES"

Realmente no hay mucho que pueda decir un archivo, que yo no sepa sobre ellos. Tony estuvo en la mayor parte de mi vida así que probablemente lo conozco mejor de lo que diga cualquier documento.

Romanoff estuvo presente en mi entrenamiento en SHIELD, no me entrenaba directamente pero sí tuve contacto con ella, sobretodo haciendo misiones a su lado. Aprendí con ella el arte de dejarte secuestrar para sacar información y manipular, es sorprendente lo que puedes hacer cuando piensan que eres débil. Así que siempre tuve una relación diplomática con ella.

Barton casi vivía en SHIELD cuando yo era niña. Era de los poco agentes que encontraba tiempo en su agenda para entretenerme con sus bromas y juegos, para ser un agente esta bastante capacitado cuidando niños. Cuando se enteró que me entrenaba para ser agente de campo, se tomó el tiempo de ser mi oficial supervisor así que lo conozco bastante bien.

Cuando cursé preparatoria trabajé como asistente en el mismo laboratorio que el Dr. Banner, un hombre amable y sensato, aunque eso fue antes del problema con la radiación Gamma. Durante los eventos de Nuevo México yo estaba cuidando a Tony, ahí descubrió que en realidad trabajo para SHIELD. Ese me hizo perderme a Thor, pero siempre fui más fan de la mitología griega así que no tuve mucho problema. A Capitán América nunca no he conocido, pero honestamente me interesa más su composición genética que su archivo.

– Toc, toc – dice una voz conocida en la puerta – Un pajarito me dijo que volvías de entre los muertos y secuestrados – termina Joey Warren, un agente amigo mío.

– No, estoy muerta. Y tu loco si hablas con pájaros – bromeo.

– Vamos, dame un abrazo – me estruja entre sus brazos.

Con su 1.80 de estatura, su cabello negro perfectamente despeinado, su sonrisa carismática y sus bellos ojos verdes, Joey había puesto locas a todas las chicas de la academia. Excepto a mí, que siempre lo vencía y me burlaba de él. Aunque poco a poco empezamos a ganar cariño y nos convertimos en excelentes amigos.

– ¿Qué tal todo? – pregunto con entusiasmo.

– Oh vamos, haz tu cosa mágica para saber todo – sonríe.

Si, mis amigos le llaman cosa mágica a mi análisis porque me entero de sus cosas antes de que me las digan. Pero me he enterado de más cosas de lo que una amiga debería enterarse así que intento no hacerlo con ellos.

– Prefiero tener una conversación verbal – me excuso.

– Tienes que analizar todos estos archivos y no quieres pensar en analizarme a mí, ¿verdad? – pregunta señalando a la montaña de archivos.

– Me conoces bien –

– Bueno, luego tendremos tiempo de ponernos al corriente. El pirata quiere verte – dice hojeando un archivo.

– Joey, eres un agente nivel 7. No puedes seguir diciéndole pirata a Fury – me rio.

– Puedo, mientras él no se entere – replica – Deberías ir enseguida, parecía urgente – agrega cuando ve que no tengo intención de salir.

– Ugh, de acuerdo – asiento tomando el archivo de sus manos. Quiero ahorrar tiempo y analizarlo en el camino – Nos vemos luego –

– Buena suerte – responde.

Camino por los pasillos apenas prestando atención a las personas que me pasan, panorámicamente veo que no me acerque demasiado a nada o nadie como para chocar. Mientras intento absorber cuanta información pueda de las páginas en mis manos.

Bruce Banner, ejército Chitauri. Natasha Romanoff. Teseracto, Erik Selvig. Portal para traer ejército Chitauri y Leviatanes. Thor.

Todas las posibilidades, estadísticas y posibles consecuencias aparecen en mi cabeza sin ningún orden. Entro al elevador, después de presionar el botón para el piso 12 me arrincono al final para que no me molesten.

Quinjet, Clint Barton, Consejo de Seguridad Mundial, Nicholas Fury. Misil nuclear, Tony Stark. Agujero de gusano.

Doy una rápida mirada para ver en que piso estamos... Piso 10. Me acerco lentamente a la puerta y regreso la mirada a mi archivo.

Civiles, rehenes, Steven Rogers.

Choco con alguien, lo que causa que levante la mirada de golpe. Un hombre alto, rubio, vestido con camisa de cuadros y pantalones cafés, pero mi mirada se centra directamente en sus cautivantes ojos azules. 40's, militar, alto mando, patriotismo, incómodo,procesa mi cerebro concentrado en analizar.

– ¿Disculpa? – pregunta el rubio mirándome confundido.

– ¿Qué? – frunzo el ceño.

– Lo que acabas de decir – dice imitando mi expresión.

[Eso Sophia, acabas de ver un extraño y no solo lo analizaste, le dijiste el análisis como primeras palabras. Por eso no tienes amigos.], me reprende una voz en mi cabeza.

– Yo... – empiezo tratando de encontrar una explicación no me haga parecer tan maniaca. Por esto me gusta la soledad, cuando hago el ridícula ahí nadie está para verlo. El elevador se abre en mi piso, le doy una última escaneada antes de decir –Hasta luego, capitán – salgo disparada y el elevador se cierra.

Me pego en la frente con la palma de mi mano. Suspiro. Bueno puede que nunca lo vuelva a ver, así que no hay problema, me intento convencer. Miro mi reflejo en un vidrio, con el uniforme de SHIELD, el tratamiento para mis heridas y una buena noche de sueño habían logrado que el único signo de mi secuestro fuera mi extrema delgadez. Mi cara seguía demacrada pero igual que muchos agentes, así que no me distingo tanto.

Me arreglo un par de cabellos detrás de mi oreja. Eh, estoy lo más presentable posible, pienso abriendo la puerta de la oficina de Fury.