Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.

Después de leer muchas historias por fin me animé a escribir mi primera historia

La historia comienza justo después de los exámenes chunnin y de la destrucción de la aldea a manos del ataque de Orochimaru, a partir de ahí seguiré un poco el canon pero haré ligeras modificaciones.

Espero que les guste. Esta historia cuenta con el apoyo de la autora Tamashitsumo, por lo que ella la publicará a petición mía en su cuenta de Wattpad.

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Capítulo 1.

El regreso

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La vida debe continuar. O por lo menos es lo que pensaban los aldeanos mientras trabajaban en la reconstrucción de la aldea de Konoha, recientemente arrasada por el sannin Orochimaru. Algunas partes de la aldea estaban más destrozadas que otras, pero el ánimo de las personas empezaba a regresar y la ciudad empezaba a regresar poco a poco a la normalidad. Ya se había llorado suficiente a los muertos, ahora debía seguir adelante.

— Identifíquese —ordenó el guardia de la entrada a la mujer de largos cabellos negros que se detuvo en la puerta principal de la aldea.

— Emiko Ryuzara —fue la respuesta de la mujer. La mujer vestía un yukata de viaje muy cómoda de color gris que enmarcaba su largo cabello negro, que a su vez contrastaba con el color pálido de su piel y sus ojos gatunos color miel. Su estatura era más alta que la mayoría de las mujeres, pero aún se sentía pequeña al lado de la mayoría de sus compañeros ninja.

— No hay ningún registro de que alguien con ese nombre llegaría a la aldea estos días. —respondió uno de los dos guardias.

— Soy un ninja de Konoha con identificación número 0561589, estaba asignada como parte del cuerpo de seguridad del señor feudal, pero decidí regresar en cuanto supe de la invasión para ayudar.

Los dos guardias se miraron entre sí.

— Su registro es correcto —dijo uno.

— Te llevaré con el encargado provisional, vamos. —Emiko agradeció con un ligero asentimiento de cabeza mientras el guardia salía de su caseta y emprendía el camino hacia el centro de la aldea.

Mientras caminaban en silencio, Emiko observó la destrucción de la aldea, y cómo todos juntos limpiaban, recogían escombro o pegaban nuevas maderas para zurcir los daños. Al llegar a la torre, la encaminaron a una pequeña oficina en la parte baja de la torre.

— Shikaku-sama, llegó una persona que desea ayudar en la aldea.

El hombre de cabellos negros alzó la vista y sonrió al ver a la joven de 26 años.

— Emiko, es bueno verte de nuevo después de… ¿Cuántos años? ¿Once?

— Sigue siendo tan bueno con los números como lo recordaba, Shikaku-sama. — el Nara sonrió y le hizo una seña al guardia para que se marchara.

— Por favor, solo dime Shikaku, ¡Cuánto tiempo! Ahora eres el vivo retrato de tu madre, te has convertido en una mujer muy bella, Emiko. —la mujer agradeció en silencio las palabras del hombre. — Extraño esas tardes de Shogi con tus padres, y debo decir que después de tu padre, nadie más ha conseguido ganarme.

La mujer asintió, aunque le resultaba difícil recordar esos días, realmente para ella sus recuerdos de la infancia estaban llenos de una bruma, sabía que podría quitarla y ver con claridad, pero no deseaba poner a prueba la cicatrización de sus múltiples heridas. Quizás no fue una buena idea volver a Konoha, pero al final de cuentas este lugar era su hogar y el sitio donde podría refugiarse por un tiempo en lo que las cosas se calmaban en la capital.

— ¿Cómo está su esposa? —preguntó con educación, aunque no recordaba su nombre, pero lo último que recordaba era que tuvieron un hijo.

— Bien, más bella que nunca. —su mirada se suavizó al pensar en Yoshino, pero pronto recuperó la compostura. — ¿Y bien, Emiko? ¿Sucedió algo en la capital? No recibí ninguna notificación de cambio de guardias en el palacio del señor feudal.

— Fue una decisión un poco precipitada de mi parte. —sonrió un poco apenada. — En cuanto supe que Konoha estuvo bajo ataque quise venir para ayudar en la reconstrucción, Konoha es el lugar donde nací, no puedo ser indiferente. Además, el tercer Hokage fue un gran apoyo cuando murieron mis padres, también necesitaba venir a presentar mis respetos.

— Entiendo, ¿Pero no te extrañarán en la guardia real?

Ella negó con la cabeza.

— Justo la semana pasada se graduó la nueva tropa que entrenamos los guardias, ya sabe, para que en caso de ataque haya más elementos disponibles. Así que presenté mi solicitud al honorable señor feudal y lo aceptó de buen ánimo, dijo que merecía unas buenas vacaciones.

Shikaku se recargó en su silla y asintió.

— Es un buen momento y necesitamos de toda la ayuda posible, por lo menos hasta que regrese Jiraiya-sama, de momento el consejo acordó tener una alerta máxima en todos los ninjas disponibles. —un suspiro largo escapó de los labios del hombre.

— ¿Sucedió algo más, Shikaku-san? —preguntó con precaución al ver el abatimiento en el rostro del mayor, pero pronto se arrepintió de preguntar, la curiosidad nunca ha sido un buen aliado de los ninjas.

— Hace unos días… Itachi Uchiha fue visto en la aldea junto con otro criminal de clase S, por suerte un grupo de jounnin pudo mantenerlos al margen y descubrir su objetivo, pero dejaron fuera de combate a Hatake Kakashi y demostraron lo vulnerables que estamos en estos momentos. —sacó un pergamino y comenzó a hacer unos garabatos. — Entonces supongo que no te importará cubrir algunas guardias en la zona de hospitales, necesito a la mayoría en la periferia vigilando todas las entradas, pero se ha descuidado un poco el interior.

— Suena bien, Shikaku-san. —titubeó un poco, pero se animó a decir lo siguiente. — La casa que me dejaron mis padres la vendí antes de irme, ¿Sería posible que la aldea me proveyera de un lugar hasta que pueda encontrar algo nuevo?

— Me temo que no hay muchas viviendas disponibles por todos los civiles que perdieron su hogar, pero puedo asignarte un pequeño departamento que se descontaría de tus honorarios, ¿Está bien, Emiko?

— Sí, es perfecto.

— Bien. —le entregó el pergamino a la chica. — Este es tu permiso oficial en lo que llega y se asigna al nuevo Hokage, entonces esa persona activará tu ficha y dispondrá de ti de una manera más formal, ¿De acuerdo?

— Hai…

— Bien, entonces ve a este lugar —escribió en otro pedazo de pergamino. — Dile a la casera que vas de parte del consejo de la aldea, y nuestro encargado hará el resto. Empiezas tus rondas mañana al amanecer.

— Muchas gracias, Shikaku-san, con su permiso…

Y salió de la oficina con una pequeña sonrisa en los labios: por fin había vuelto a Konoha. Mientras caminaba hacía la dirección escrita, pensó en todos los momentos en los que había deseado regresar a la aldea. Respiró profundamente y el dulce aroma del bosque y se sintió tranquila por primera vez en mucho tiempo.

— Nada ni nadie va a arruinar este viaje, soy una persona totalmente diferente a la que se fue de Konoha hace once años. —susurró mientras avanzaba por las cálidas calles.

Después de preguntar a un par de personas, logró encontrar el gran edificio en el que se hospedaría por un tiempo, ajustó las correas de su mochila de viaje y encontró fácilmente a la casera en la planta baja. Después de identificarse, mostrar su permiso y explicarle la situación a la casera, la mujer le entregó una llave y le dijo que su departamento estaba en el tercer piso.

Con bastante tranquilidad, comenzó a subir las escaleras, pero justo cuando llegó al segundo piso, una larga cabellera negra llamó su atención. Se trataba de Yuhi Kurenai, su antigua compañera de clases.

— ¿Kurenai-san?

La aludida la miró por unos segundos hasta que pudo medio reconocerla.

— ¿Ryuzara-san?

— Sí, es grandioso verte luego de tanto tiempo. — Emiko llegó a su lado y le ofreció la mano, cosa que la otra mujer aceptó un poco reticente, pero se mostró educada.

A pesar de haber sido compañeras en la academia y colegas shinobi de la misma generación, ambas mujeres nunca habían intercambiado más palabras que sus nombres y algunos saludos y despedidas. Pero si se identificaban tan bien era porque habían tenido a una amiga en común en el pasado: Nohara Rin.

— ¿Dijiste algo Kurenai? — La voz de un hombre se escuchó desde el departamento donde estaba Kurenai en la entrada.

— Tu compañera de equipo, Ryuzara-san está aquí. —avisó a su acompañante, quien deprisa salió a ver aquello.

— Ko-chan, ¿Qué haces aquí? —Asuma la abrazó con efusividad, mientras la chica dejaba caer la mochila para corresponder el gesto.

— Vine a ayudar en cuanto supe lo del tercero, lo siento mucho Asuma. —le dio su pésame, pero el hombre negó con la cabeza.

— Sabes que el viejo y yo no teníamos una relación tan buena…—pero ella lo interrumpió.

— Pero, aun así, era tu padre.

Asuma asintió y agradeció en silencio el apoyo de su amiga, habían pasado por tantas cosas que ella lo conocía bastante bien y viceversa.

— ¿Viven juntos aquí? —preguntó Emiko para romper el silencio que se formó, sabía lo complicada que había sido la relación de Asuma con toda su familia.

— No, para nada. —Kurenai se sonrojó y negó con la cabeza. — Aquí vive Kakashi, estamos cuidando de él un poco.

— Vaya… — Su rostro perdió un poco de color. — Shikaku-san me contó un poco, ¿Está muy mal?

Una idea cruzó la mente de Asuma.

— No, físicamente está bien, pero al parecer sufrió un ataque ocular que lo dejó inconsciente, no permanece más de un par de minutos despierto para volver a dormir. —Asuma se apartó de la puerta. — Podrías pasar a saludar, ya sabes, todos somos colegas.

Emiko sabía que bien podría negarse y subir directamente a su departamento, pero asintió mientras se agachaba para recoger su mochila de viaje y adentrarse al lugar. Después de once años quería… no, necesitaba demostrarse que por fin ya había superado el enamoramiento y los muchos sentimientos contradictorios que alguna vez sintió por ese chico solitario de cabellos plateados.

Dejó sus cosas en una de las sillas y, guiada por Asuma, llegó hasta la habitación donde descansaba el hombre.

— Estaré afuera con Yuhi, tómate tu tiempo Ko-chan.

La mujer de lacios cabellos negros miró al hombre que dormía plácidamente con una máscara que cubría casi todo su rostro, solo dejando ver aquella cicatriz en su ojo izquierdo. Con cuidado de no hacer ruido, dejó escapar el aire que había retenido en sus pulmones, pues sintió un alivio enorme cuando lo vio y no sintió que sus piernas se fueran a derretir o que sus manos perdieran la firmeza y comenzaran a temblar. A Emiko le gustó pensar que por fin había superado a Kakashi Hatake y que su vida en Konoha podría ser tranquila y agradable.

Sin embargo, algo más en aquella habitación llamó su atención. Sobre el mueble que estaba en la cabecera de la cama del shinobi, había dos fotografías; en la primera salía Kakashi con tres niños, hace un tiempo Asuma le escribió por correo contándole que Kakashi por fin había aprobado un grupo de gennin; contempló por unos instantes a los tres niños, de alguna manera le recordaron a los integrantes de la segunda foto, donde estaban Minato-sensei, Rin, Obito y el Kakashi en versión niño que tanto había querido.

Como poseída por algo desconocido, se acercó a la cama para tomar aquella fotografía y al tenerla en sus manos, acarició con un dedo el rostro de Rin. No sabía en qué momento había empezado a olvidar el rostro de su mejor amiga, pero aquella foto le recordó su amable sonrisa y el carisma que tanto la caracterizaba. Estaba tan metida en sus pensamientos, que no se percató cuando Kakashi despertó y la miró fijamente tratando de reconocerla.

— ¿Sigo dentro de un genjutsu? — preguntó una voz rasposa, Emiko bajó la fotografía un poco azorada y negó.

— No, estás en tu casa, Kakashi, ¿Te sientes mejor? —preguntó con voz queda.

— Sí, aunque me pregunto qué haces aquí, Emiko.

— Regresé en cuanto supe lo del ataque a la aldea. — pero el hombre la miró fijamente y ella entendió. — Oh, te refieres a tu casa… Shikaku-sama me asignó un departamento en este edificio, me encontré con Asuma y Kurenai afuera y me contaron que estaban vigilando, así que solo quise saludar a un viejo amigo. — Entonces la incomodidad hizo mella en la mujer, se mordió un labio tratando de recordarse que ahora era una mujer adulta y no una adolescente para salir corriendo. — Espero no incomodarte. —y colocó la foto de nuevo en su lugar.

— No, al contrario, es bueno saber de ti.

— Bueno, iré a instalarme, viviré en el piso de arriba.

— Es un buen barrio, queda cerca de la torre y de la zona de comida… —y Kakashi sonrió a través de su máscara, haciendo que ella apartara la mirada.

— Me alegra oír eso —bajó el rostro para ocultar su turbación. — Recupérate pronto, Kakashi-san… nos vemos.

— Hasta luego.

Y salió de la habitación, se recargó en la puerta por un segundo para recuperar el aliento, casi se había quedado sin respirar cuando el hombre despertó. Una vez se sintió más compuesta, caminó por el pequeño pasillo y llegó a la sala donde estaban sus colegas.

— Genma estará feliz de verte… —dijo Asuma con un cigarrillo en la boca, aquel hombre era el otro miembro de su equipo ninja cuando recién salieron de la academia.

— No creo que esté muy feliz después de su último viaje a la capital. —sizeó la chica mientras hacía una ligera mueca. — Y yo sigo algo molesta con él.

Asuma rio sumamente divertido y Kurenai lo miró con intriga.

— Genma ha estado enamorado de Emiko toda la vida, y siempre que viajaba cerca de la capital iba a visitarla. — Emiko tomó su mochila y se dirigió a la salida, estaba cansada y no deseaba recordar lo sucedido porque la ponía de mal humor, pero Asuma continuó. — fue a su casa y se metió en su cama para darle una sorpresa, pero entonces el sorprendido fue él...

— Asuma, termina de contar la versión de Genma cuando me vaya, por hoy estoy agotada.

— De acuerdo, linda noche. —sonrió él Sarutobi y ella se fue.

— ¿Y qué sucedió? —Asuma despertó la curiosidad en Kurenai.

— Emiko llegó con un sujeto y un par de botellas a medio beber, y bueno, imaginarás el final de eso… — Asuma rio. — incluye a un Genma sin pantalones bebiendo con un desconocido en un bar.

Kurenai alzó una ceja.

— Entonces, ¿Ya superó a kakashi?

Asuma alzó una ceja, fue su turno de sentir curiosidad.

— ¿Cómo lo sabes?

— Era muy obvio, Rin y ella se sonrojaban por igual, siempre creí que pelearían por él, así que me sorprendí cuando Rin me dijo que no era así y que Emiko la apoyaba. Pero poco después de la muerte de Rin, cuando él cuidaba de Kushina-san, solía verla sentada en el techo de la casa junto a Kakashi en silencio. —Kurenai hizo un mohín. — Por eso no confío en ella, estoy segura de que le mintió a Rin.

— Desde que tengo memoria Emiko y Rin fueron buenas amigas y sin duda mi compañera siempre amó a Kakashi, pero un día se le confesó y él la rechazó.

— ¿Por eso se fue a la capital?

— No, cuando Kakashi la rechazó ella empezó a salir con Genma, pero tuvo algunas misiones fallidas y tiempo después ella lo dejó y se marchó a la capital. — Asuma se alzó de hombros. — Emiko siempre ha sido una persona muy insegura, parece que las normas rígidas del palacio real le sentaron bien, pero cuando se trata de su vida personal, estoy seguro de que ella nunca sabe qué hacer. —Tiró la colilla de su cigarro consumido a un bote de basura cercano.

Kurenai suspiró.

— Y tú no la ayudas llevándola hasta Kakashi apenas llega.

Asuma se alzó de hombros y esbozó una pequeña sonrisa.

— Han pasado años, debería poder conocer al Kakashi actual, está más centrado que el chiquillo que conoció, trabajar con el equipo siete le ha ayudado mucho.

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Continuará...

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Espero que este proyecto les interese y ojalá puedan darme sus opiniones sobre la OC, ya que la he trabajado bastante para que no caiga en el estereotipo de la MarySue, pero sus reviews serán muy valiosos para saber cómo voy. Estoy muy feliz de que esta historia por fin vea la luz. Subiré ahora mismo el siguiente capítulo.