Nunca había sido un secreto para Harry Potter que su hermana de la vida, Hermione Granger ,estaba perdidamente enamorada del pelirrojo y sufría por él. Sufría irremediablemente porque la había rechazado para salir con la exuberante y pulposa Lavender Brown.
Todo Hogwarts sabía que la castaña le había confesado sus sentimientos a Ron, y este le hizo saber sin el más mínimo tacto,que no era correspondida en sus sentimientos . La misma Lavender se había ocupado de regar la noticia por todo el colegio. Regodeándose de superar en algo, a la perfecta Granger.
La castaña,lloraba en secreto y sufría cada vez que los veía tan felices juntos, riéndose, besándose y gritando a vivas voces sus declaraciones de amor.
Cada día tenía que soportar el nauseabundo espectáculo que daban en el gran comedor; con sus exageradas muestras de afecto. Era hiriente ver como Ron prefería estar con Lavender, fusionados por sus bocas el 99,9% del tiempo, antes que estar con ella y Harry.
Una mañana en el gran comedor Won-Won y Lav-lav estaban en sus habituales cursilerías y la pobre castaña lo único que quería, era desayunar sin espectáculos deplorables enfrente de su nariz ; pero el destino parecía llevarle la contraria últimamente.
Harry, con quien había reforzado sus lazos. La miró con comprensión y posó su mano sobre la de ella para darle apoyo. Los dos trataron de desayunar evitando poner atención a las escandalosas declaraciones almibaradas que lanzaba Lavender.
- ¡¡¡Ay ,won won !!! Tú eres superior a todos los demás jugadores de Quidditch de todas las casas. ¡Si, tú eres el mejor!.La chica que no sepa valorarte es porque es una completa tonta , aunque fuera premio anual.
Hermione sintió que no tenía que tolerar aquello. Sin terminar su desayuno se levantó impetuosamente de su asiento y se retiró del gran comedor.
Las horas de clases, también eran una tortura porque la dichosa parejita no se separaba ni un milisegundo.
La última hora de clases que les tocaba era la de D.C.A.O. con el profesor Lupin ; que tras la insistencia del director Dumbledore en el Ministerio de la Magia , el licántropo había podido recuperar el puesto de profesor, después de dos años de pelear y pelear para que le permitieran volver a trabajar. ( Ya que cuando Harry, Ron y Hermione, cursaban su tercer año en Hogwarts. El profesor Snape había divulgado que él era un licántropo. Y como consecuencia de ello, se vio en la obligación de renunciar)
Los chicos de sexto año, de las casas Gryffindor y Ravenclaw ingresaron ruidosos al aula de D.C.A.O. Entre ellos estaban,Harry y Hermione, que se sentaron juntos en los primeros asientos; mientras que Ron y Lavender se sentaban muy acaramelados en el fondo del aula para devorarse mejor.
- No les hagas caso Herms— le dijo Harry a la castaña
- Tú la escuchaste, Harry. Ella lo hizo para provocarme.
- Por eso mismo te lo digo. Para que no caigas en su jueguito .- le recalcó Harry.
La puerta del aula se abrió y el profesor Lupin entró ayudado por un bastón, tenía un aspecto enfermizo. Todos sabían que era por causa de la licantropía que lo afectaba.
- Buenos días alumnos - saludó el profesor.
- Buenos días. - respondieron los alumnos, casi a coro.
El profesor caminó lentamente hasta llegar a pararse al lado del escritorio y les habló desde allí.
- Chicos, como ya se habrán dado cuenta, no estoy en mis óptimas condiciones. Así que hoy pasarán aquí al frente ,de a dos para realizar un breve duelo. El objetivo de esto es que pueda observarlos para corregirles sus errores. Bien,¿ dos voluntarios?.
El profesor Lupin esperó a los voluntarios que nunca aparecieron.
- Bueno, me parece que tendré que armar las parejas. Serán un Gryffindor contra un Ravenclaw. ¿ Qué les parece?.
Los alumnos aceptaron la propuesta.
Poco a poco las parejas seleccionadas por el profesor fueron pasando al frente, luego de que finalizara cada duelo ,el profesor Lupin les decía en donde debían mejorar .
Pronto llegó el turno de Hermione , su pareja asignada para el duelo era Cho Chang.
El profesor Lupin se encontraba sentado en un sillón que estaba en un rincón del aula con sus brazos cruzados y las piernas encima de una silla. Desde allí les habló a sus dos alumnas.
- Hermione y señorita Chang. Es el turno de ustedes dos.
Ambas jóvenes tomaron sus posiciones. Se saludaron con solemnidad antes de empezar un amistoso duelo.
Sin duda alguna la castaña era ampliamente superior en cuestión de ataque. En reiteradas veces había dejado a Cho al borde de perder.
Pero, el profesor Lupin , que tenía sus sentidos agudizados detectó que Hermione cometía un pequeño error que podría costarle la vida en un futuro.
- Esta bien señoritas. Deténganse un momento - ordenó el profesor Lupin - Voy a hacerte algunas correcciones Hermione.
El profesor se levantó del sillón con cierta dificultad y se acercó a la castaña ayudado por el bastón.
- Hermione, cada vez que haces los ataques dejas expuesto por un momento tu pecho. Para un mago que haya adquirido velocidad en sus movimientos ,podría usar tu error como una ventaja y dirigirte un hechizo directo a tu corazón antes de puedas terminar de decir el tuyo.
El profesor Lupin le enseñó como realizar los movimientos correctos y Hermione se esmeró en corregirse lo mejor que pudo, pero le estaba costando. Necesitaba practicar más.
- Señorita Chang. Trate de ser un poco más "agresiva", la noto siempre en un modo defensivo. Recuerde que la mejor defensa es un buen ataque. Continúen por favor. Quiero que pongan en práctica lo que acabo de corregirles.
Las dos chicas reanudaron su duelo y a pesar de sus errores Hermione pudo ganarle a Cho.
Ambas se saludaron formalmente dando por terminado el duelo.
Cho le dedicó una reverencia a Hermione. La castaña le había ganado de una forma limpia y sin saberlo ,ella se había ganado el respeto de Cho Chang.
- Puede regresar a su asiento señorita Chang.— autorizó Lupin.
- Gracias profesor.
- Tú no, Hermione. Ven, Acercate.
Hermione se acercó al licántropo y se paró frente a él.
- Tu problema no está en tu técnica. De hecho, diría que es casi perfecta. Creo que tu error radica en que estás tensa. Debes relajarte, recuerda que esto es solo un ejercicio de práctica. ¿Está bien?.
Ella asintió con su cabeza en respuesta.
- Esos son los efectos secundarios de no conseguir pareja- se burló Lavender, que estaba tomada de la mano de su won won .
La descarada lo había dicho solo para que sus compañeros la escucharan y varios no tardaron en entender la "indirecta". Lo que ocasionó unas crecientes risas burlonas.
Hermione trató de respirar profundo para relajarse y evitar que esas palabras tuvieran efecto en ella.
Los murmullos y risitas no cesaban. Eso molestó al profesor de D.C.A.O que trataba de corregirle a su alumna preferida...
Sí, Hermione Granger era la alumna favorita del profesor Lupin, eso no era novedad para nadie.
Él se la pasaba halagando la inteligencia abrumadora de la joven, las habilidades que ella poseía y la humildad que mostraba. Gracias a eso, los Gryffindor gozaban de recibir, por parte del profesor licántropo, puntos para su casa.
- ¡Clase!. ¡¡¿Podrían por favor hacer silencio?!!.- les dijo molesto el profesor.
Él trataba de evitar enfadarse, ya que no quería que lunático sacara a relucir su fiereza. Algo que a Remus ,se le notaba mucho en sus ojos y en la voz.
- Señorita Brown, ¿ tiene algo que compartir con la clase?.- preguntó a su alumna.
La chica rubia de ridículos rizos solo negó torpemente con la cabeza.
- Bienn, entonces continuemos- le dijo dirigiéndose a Hermione.
A Remus ,se le hacía difícil controlar sus emociones primitivas cuando el plenilunio estaba tan cerca.
- Debes relajarte; al tensarte entorpeces tus movimientos. Permíteme mostrarte específicamente tu error.
El licántropo se acercó a Hermione para pararse detrás de ella. Con su mano derecha, tomó la mano de la castaña con la que ella empuñaba su varita y le enseñó como emitir el hechizo sin exponerse.
- Debes realizar los movimientos con fluidez. - le habló cerca del oído a su alumna.
Hermione descubrió que la voz de su profesor ,tenía un efecto sedante en ella. Se relajó y permitió que él guiara sus movimientos.
Mientras, el profesor Lupin tenía a lunático olfateando y curioseando. Sintió a su lobo interior aullar del gusto por el suave contacto que había tenido con aquella castaña de cabellera indomable.
Enseguida, el profesor entendió que debía alejarse de ella ; al parecer a lunático le había encantado Hermione.
Internamente ,Remus tuvo que aquietar a la bestia en su interior que le pedía mas contacto con aquella joven. Lunático le hizo saber que ella debía ser su hembra.
- Puedes ir a tu asiento Hermione - le dijo casi en un gruñido ,que no pudo disimular.
Hermione se sentó al lado de Harry. Este la miró con una expresión de " ya sabes, se acerca la luna llena ". La castaña entendió la mirada de su amigo y asintió con su cabeza.
Hermione, estaba lejos de saber la lucha interna que Remus, tenía con el insurrecto lobo que llevaba en su interior.
- Ella es una delicia- le dijo lunático en un modo lascivo.
- ¡¡No lunático!!, ella es mi alumna.
- Quiero poseerla. Ella es para nosotros humano tonto. Lo puedo sentir...
- ¡¡Basta!!. Para con tus repugnancias ¡¡maldito lobo!!.
La mirada perdida y ambarina del docente asustó a sus alumnos. Parecía haber perdido la cordura.
Harry sacó todo su valor Gryffindor y llamó la atención de su profesor. Sacándolo de una discusión interna con lunático.
- Profesor, ¿ se siente bien?.
- Em... Sí. Estoy un poco fatigado. Gracias, Harry.
El pelinegro le asintió gentilmente.
- Díganme, ¿qué hora es?- preguntó el licántropo.
- Son las 11:50 ,profesor - le respondió un muchacho de Ravenclaw.
- Gracias, señor McDowell- respondió mas calmado el profesor Lupin.
- Tenemos tiempo para un último duelo. Weasley , aún no has pasado ¿verdad?.
- No profesor,¿ quiere que lo haga?.
- Sí, por favor. Y también tú, el chico del fondo que intenta ocultarse.- señaló el profesor a un tímido alumno de Ravenclaw- No tengas miedo. Esto solo es un ensayo ; es mejor equivocarse aquí que en un duelo real.
El licántropo se alejó y se ubicó en un rincón del aula recargando su espalda en la pared. Intentó concentrarse lo mejor que pudo en sus dos alumnos, pero sus ojos se desviaban involuntariamente en dirección a Hermione.
- No puede ser ella- se dijo internamente el licántropo.
- Es ella. Es La compañera que estuvimos esperando todos estos años.
- Lunático, esto no puede ser. Estás equivocado... Tiene que ser otra mujer, no puede ser ella.
-Di lo que quieras. No podrás negarlo para siempre. Si no lo haces tú, entonces la marcaré yo.
Mientras en el interior del docente se libraba una lucha con su lobo.
En el salón ocurría un pequeño duelo que nuevamente fue ganado por Gryffindor; el pelirrojo se mostró orgulloso y solo sus compañeros de casa lo vitorearon y aplaudieron. No faltó la odiosa demostración de amor de Lav Lav.
— ¡¡Ay, mi amor!!. Te luciste ,sin cometer errores. No Como algunos que presumen de tener talento y luego hacen el ridículo.
Después de que Lavender Brown lanzara ese ácido comentario cargado de envidia. Inició una transfusión de saliva con su novio Ron ; sin importarle que los demás miraran.
Eso, fue mas de lo que la castaña pudo soportar, sus poderes se dispararon con la fuerza de un volcán en erupción; mentalmente Hermione se imaginaba que tomaba las lenguas de Lavender y Ron y las estiraba como si fueran plastilina para anudarlas y hacer con ellas un bonito moño.
Lo que la castaña ignoraba es, que lo que había visualizado en su mente con detalle, pudo plasmarlo en la realidad sin necesidad de varita. Sus poderes se habían salido del cause provocando que pudiera hacer magia con solo imaginarlo.
Alarmados Lavender y el pelirrojo se miraron sin saber que hacer. Entraron en desesperación y Estúpidamente trataron de zafarse estirando sus lenguas en el sentido contrario al otro, provocándose así mas dolor y reforzando el nudo del moño hecho con sus lenguas.
Las risotadas y burlas en el aula de D.C.A.O. hacían eco en todo Hogwarts.
Hasta el profesor Lupin quería largar una carcajada. Pero no podía, debía ubicarse en el lugar que le correspondía: El lugar de un serio profesor.
Hermione se cubrió la boca con ambas manos, pero no por ello pudo menguar la expresión de asombro que se aparecía en su rostro.
—¡¡ Calma por favor!!; ¡hagan silencio! — pidió el profesor Lupin — Esto le podría pasar a cualquiera...
Él no pudo culminar lo que decía porque lejos de aplacar el alboroto, la frase dicha por el profesor solo hizo intensificar considerablemente las carcajadas.
— ¡¡¡Es suficiente!!!. Ustedes dos, vendrán conmigo a la enfermería ,y usted también señorita granger . Usted también nos acompañará.
—Él lo sabe, sabe que fui yo. Pero no fue mi intención...— pensó la castaña con los nervios crispados.
Ella sintió un frío intenso bajar por su espalda. Estaba muy asustada por lo que le esperaba como consecuencia de sus desconocidas habilidades y no quería perder el respeto del profesor Lupin.
—Pueden salir chicos. Los volveré a ver recién ,la próxima semana.
Dicho esto el profesor licántropo salió del aula acompañado por el par de "enredados" y la atemorizada castaña.
Con lentitud, el profesor Lupin y sus tres alumnos caminaban por los pasillos de Hogwarts en dirección a la enfermería.
Otros profesores y alumnos los miraban curiosos. Algunos se asqueaban de lo veían y otros simplemente se reían sonoramente.
Y es que esa imagen iba a quedar como una postal para la posteridad.
Un muchachito se acercó a ellos con una cámara, al grito de:
— Una fotografía para el periódico escolar por favor!!. Sonrían a la cámara y digan cheese!.
— ¡¡¡LARGATE DE AQUÍ!!! — Le rugió el profesor ,que no pudo contener la ira de Lunático.
El muchacho se alejó asustado; pero satisfecho. Había podido tomar algunas fotografías , incluyendo el momento en el que al profesor Lupin se le desfiguraba la cara mientras le gruñía.
La vergüenza inundó a Hermione, Quería que la tierra se la tragara. Nunca antes le había parecido tan largo el camino hacia la enfermería. En un intento por esconderse de las indiscretas miradas, tomó la capucha de su túnica y se cubrió lo mejor que pudo la cabeza hasta la mitad de su rostro.
— ¡¡Oh No, señorita Granger!!, Usted también sufrirá la vergüenza con nosotros— le dijo el profesor Lupin mientras le quitaba la capucha.
Al llegar a las puertas de la enfermería . Él miró a Hermione con sus ojos ambarinos, ellos centelleaban llamativamente.
— Quédese aquí— le ordenó el licántropo.
Ella no dijo nada, simplemente obedeció. ¿Qué otra cosa podía hacer?, ¿ escapar?. ¡No!... Eso ni pensarlo.
Luego de un momento el profesor salió de la enfermería más calmado.
— ¡Vamos!— le ordenó Lupin.
— ¿ A dónde ,profesor? — le preguntó ella mientras lo seguía.
— Con el director Dumbledore, lógicamente.
Hermione tragó grueso al escuchar la respuesta.
— Estoy realmente decepcionado y asombrado, pero más decepcionado... ¿Cómo ha podido hechizar así a sus compañeros?. Ahora la señorita Brown y Ronald tendrán tendrán efectos colaterales por lo que usted les hizo. No podrán hablar normalmente por un par de semanas.
Cuando el docente y la alumna llegaron a la entrada de la oficina del director.
Hermione sintió como las lágrimas pujaban por salir de sus ojos. No había vuelta atrás ; ella afrontaría cualquier castigo que le impusieran. Sentía culpa y le dolía mucho haber decepcionado al profesor Lupin.
Albus Dumbledore estaba estudiando minuciosamente un anillo, cuando unos golpes lo sobresaltaron.
— ¡¡Adelante, por favor!!.— Pidió, mientras guardaba el anillo en un cajón de su escritorio.
El profesor Lupin y Hermione ingresaron a la oficina en silencio.
— ¡Oh! ¡ Pero qué grata sorpresa!. ¿ En qué puedo servirles?— les preguntó el director.
— Buenas tardes ,Albus— le saludó el licántropo. — Ha ocurrido un pequeño accidente en mi clase y... La señorita Granger tuvo que ver con eso.
— Ah ¿sí? — Dumbledore, la miró por encima de sus graciosos lentes con fo— ,por favor, tomen asiento.
Solo Hermione aceptó el ofrecimiento, mientras que su profesor se quedó parado a su lado apoyándose en el bastón.
Le había costado mucho a Remus, tener que contarle lo ocurrido en los últimos minutos de su clase a Dumbledore. Realmente no quería que castigaran a su favorita, pero lo que ella había hecho no tenía una justificación que la salvara.
— Mmm...interesante, muy interesante — dijo Dumbledore después de haber escuchado todo.
Luego de hacer un corto silencio, el director continuó hablando.
— ¿ Y... Las lenguas? ¿cómo se encuentran?.
Remus suspiró cansado ante la peculiar pregunta de Dumbledore y se limitó a responder.
— Según Poppy, la señorita Brown y el señor Weasley solo sufrirán un par de semana algo de dolor y no podrán pronunciar las palabras correctamente.
— ¡¡ Qué bueno que sea algo pasajero!!— exclamó el loco director — Hermione, ¿ tú entiendes que debo darte un castigo por esto? — le preguntó divertido el anciano hechicero.
— Sí, y asumiré mi castigo sin protestar. La verdad no entiendo como pasó... — respondió arrepentida
— Está bien. Todos cometemos actos irracionales cuando los celos nos dominan. Pero Debo preguntarte algo,¿ qué tipo de encantamiento utilizaste, Hermione?.
— Ninguno, yo solo... Imaginé que lo hacía. En ningún momento pronuncié un hechizo... Todo estaba en mi mente... Nunca creí que iba suceder... Y, lo siento mucho.— terminó de hablar con dificultad la joven que ahora lloraba sin poder contenerse.
El silencio se hizo presente en la oficina del director.
El profesor Lupin se sintió mal al verla llorar. Él se acercó a ella y le entregó su pañuelo. La castaña lo recibió con su mano temblorosa, al levantar la vista del suelo para agradecerle el gesto a su profesor. Las miradas de ambos se encontraron, a lo que Remus reaccionó alejándose de ella.
Lunático estaba más difícil de manejar ese día y le gritaba a Remus con ferocidad.
— ¡¿Qué haces?!, ¡¡ humano estúpido!!. ¡¡Regresa a su lado!! , debemos brindarle nuestro calor, ella está indefensa y nos necesita.
— ¡Basta lunático!. Ella, es mi alumna y solo eso será. Jamas haré lo que me pides.
— Remus... Remus ,muchacho te estoy hablando — le llamaba reiteradas veces el director, chasqueando sus dedos.
El profesor licántropo salió de su íntima batalla para responder.
— Lo lamento ,Albus...— dijo con su voz apagada— ,he estado así en estos últimos minutos.
—No te preocupes hijo. Entiendo que estás atravesando por tus días críticos.
Ya puedes retirarte. Me encargaré de decirle a Severus que se ocupe de tus clases y del castigo de la señorita Granger el tiempo que necesites ausentarte.
— Gracias Albus. Me retiraré entonces, los estaré viendo la próxima semana. Hasta pronto.
Después de despedirse, el licántropo se retiró de la oficina del director como si estuviera escapando del mismísimo diablo.
En la oficina solo quedaron el director Dumbledore y la sollozante Hermione Granger que esperaba a que le dijeran, cual sería su castigo...
