¡Hola a todos los amigos y amigas que gustan de leer fanfics de la pareja de Ranma y Akane!

Acá les traigo otra historia de esta linda pareja, sólo que esta vez, es una historia alternativa al manga y al anime de Ranma ½ .

Primero que nada, quiero agradecer a la página #MundoFanficsInuyashayRanma, por haberme dado la oportunidad de participar en el concurso navideño del año pasado y a las personas que dejaron sus valiosos comentarios en mi historia UNA ESPERANZA REMOTA:

Arianne Luna

Tania-Sanchez

Benani0125

Espero que esta historia también sea de su agrado, ya que las personalidades de los personajes van a variar.

La historia versa sobre el día de San Valentín, pero dándole un giro completamente distinto, ya que, todas las personas aman este día, pero, ¿qué sucedería si uno de nuestros personajes en vez de amarlo, lo detesta?

Los personajes y las imágenes usadas en esta historia no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi y está escrita sin fines de lucro.

Ranma Saotome era un atractivo muchacho de cabello negro como el ébano, que siempre sujetaba con una trenza. Tenía la piel blanca, ojos azules y gustaba de usar, casi siempre, ropa china.

Tenía veintiocho años de edad. Vivía en Tokio y era el mejor artista marcial de Japón. Manejaba su propio dojo, el cual era bastante próspero, ya que tenía varios estudiantes de diferentes edades, que casi no se daba abasto, aunque tuviera el apoyo de sus dos mejores amigos: Ryoga Hibiki y Ryu Kumon, ambos de cabello negro, piel blanca y ojos color café claro. Ambos gustaban de usar un pañuelo en su cabeza: Ryoga de color amarillo y Ryu de color blanco. A veces, hasta pensaban las personas que eran hermanos, pues tenían cierto parecido.

Los estudiantes de Ranma, en su mayoría, eran mujeres, que en realidad iban a aprender artes marciales a su dojo sólo para verlo a él, aunque tuviera un carácter bastante difícil y las regañara casi a cada momento cuando no realizaban bien las katas que él les enseñaba, pero valía la pena, según ellas.

Podría decirse, que Ranma era muy afortunado, porque lo tenía todo. Pero, entonces, ¿por qué estaba enojado todo el tiempo? ¿Por qué no era feliz?

Los que no lo conocían bien, lo consideraban un amargado, ya que nunca estaba de buen humor. Sus dos amigos y sus padres parecía que eran los únicos que aguantaban su mal carácter.

Pero, ¿a qué se debía ese comportamiento? ¿qué lo había provocado?... Si él fue, en otro tiempo, el chico más alegre y romántico que existía…

Había una justa razón:

Hacía ya seis años de lo ocurrido… Casi siete, podría decirse y aún le dolía recordarlo. La herida aún no había sanado.

Casi todas las noches, volvían a su mente todos esos recuerdos y el catorce de febrero, definitivamente, era una fecha que detestaba profundamente. ¿Qué había pasado?

Él jamás se había enamorado, pero a sus dieciséis años, cuando cursaba el primer año de preparatoria, llegó una nueva estudiante a su salón de clases. La chica más linda que jamás había visto, hasta ese entonces: Shampoo.

Se enamoró de ella a primera vista, ya que, según él, era realmente bella. Tenía su cabello largo, de color morado, piel blanca y ojos grandes de color rojo como la grana. Para él, era una princesa.

Ranma batalló para que se fijara en él, ya que era bastante orgullosa y algunos decían que también era interesada, pero él no les prestaba atención.

Si bien, Shampoo si consideraba bastante atractivo a Ranma, no quería hacerle caso porque era "un pobretón". No tenía nada que ofrecerle, materialmente hablando.

En esa escuela, ella sentía que no había alguien que valiera la pena, en cuanto a lo que pudieran ofrecerle. "Nadie se la merecía", según ella. Pero, al fin optó por hacerle caso a Ranma, porque se dio cuenta que habían varias chicas tras él y en especial, una llamada Ukyo, que iba en el mismo salón que ellos.

Desde un principio, a Shampoo ella no le cayó bien y le agarró mala fe. Ukyo tenía su cabello largo, solo que castaño, de piel blanca y ojos azules, era amiga de Ranma y sólo para molestarla y hacerla sufrir, Shampoo decidió hacerle caso a él.

Cuando Shampoo, para un catorce de febrero, aceptó ser la novia Ranma, él se sintió el hombre más feliz del mundo.

Sus amigos le decían que se anduviera con cuidado con ella si no quería salir lastimado, ya que si bien, era muy bonita, también tenía sus defectos y uno de ellos era su ambición.

Pero Ranma no prestaba atención, más bien, comentaban sus amigos, él se pasaba de cursi, pues, casi todos los días le llevaba una rosa roja y también le escribía poemas con frecuencia. Pero, al parecer, Shampoo no valoraba lo que él hacía por ella.

Un día que Ranma se enfermó y no fue a la escuela, los tres mejores amigos que tenía, en ese entonces: Ryoga, Ryu y Mousse, escucharon claramente cómo Shampoo les leía con burla, a unas de sus amigas, en uno de los jardines de la escuela que estaban algo apartados, uno de los poemas que Ranma le había escrito y cómo se reía de él:

-¡Qué cursilerías, por favor! Jajajajajaja… ¡Ya nadie escribe esas cosas tan tontas!

-Pues, a mí me parece muy lindo que escriba poemas sólo para ti -dijo una de sus amigas, llamada Yuka-.

-Es cierto, Shampoo… Cualquier chica sería inmensamente feliz teniendo un novio así de detallista… Además de ser muy apuesto -dijo otra llamada Sayuri-.

-Con tan poco se conforman ustedes… Yo quiero a alguien que me ofrezca joyas y no que me de estas ridiculeces.

-Shampoo, eres muy malagradecida… Ranma te quiere y mucho… Deberías valorarlo… Y además, aun no entiendo por qué decidiste hacerle caso, si piensas de esa manera -dijo nuevamente Yuka-.

-Eso mismo, pensamos nosotros -dijo Ryoga-.

Todas voltearon a verlos y Ryoga continuó:

-Ya decía yo que no eras de fiar.

-Es cierto -dijo Ryu- No te mereces el cariño de nuestro amigo.

Mousse no dijo nada, porque él también estaba enamorado de Shampoo.

La discusión continuó y Shampoo dijo:

-¡Ustedes mejor no se metan en este asunto! ¡Yo sé lo que hago!

-Pues ya no más -dijo Ryoga- le diremos a Ranma lo que en realidad piensas de él.

-Díganle lo que quieran… Él me quiere tanto que no les va a creer nada.

Diciendo esto, se fue de ahí y sus amigas la siguieron.

Ryu les dijo a sus amigos:

-Esto no puede seguir así, debemos contarle a Ranma.

-Sí, me parece bien -dijo Ryoga- hay que quitarle la venda de los ojos, de una buena vez.

Mousse seguía sin decir nada porque si bien, estaba enamorado de Shampoo, a la vez, sentía algo de pena por Ranma, al estar engañado por ella.

En la tarde, de ese día, Ranma aún estaba en su cama, porque su mamá no había dejado que se levantara, pues si bien, le había dado una gripe muy fuerte, ella lo consentía demasiado, pero él ya estaba algo desesperado.

Su mamá subió a su habitación, llevándole sus medicamentos y él aprovechó para preguntarle:

-Oye, mamá, ¿Shampoo no ha llamado?

-No, hijo… Por enésima vez, no ha llamado.

-Qué extraño… Tal vez yo deba llamarla, para contarle que ya estoy mucho mejor.

-No, hijo, aún no estás bien… Además, creo que debería ser ella la que se preocupe por saber de ti.

-Quizá no ha tenido tiempo…

-Hijo, creo que debo decirte que sigo pensando que no me gusta esa chica para ti.

-Pero, ¿por qué mamá?... Sí es tan hermosa: parece una princesa, es como un ángel, es…

-Hijo, no sólo debes fijarte en lo físico, también debes fijarte en sus sentimientos… A mí la verdad no me cayó bien desde que entró ese día a nuestra casa cuando la invitaste a cenar para que la conociéramos, tu padre y yo.

-Pero, yo la amo mamá… Creo que ya no podría vivir sin ella.

-Hijo, no exageres… No es para tanto.

En eso, tocaron a la puerta. La mamá de Ranma bajó a abrir la puerta y eran Ryoga y Ryu que habían venido a visitarlo y a pasarle los apuntes de las clases.

La señora Nodoka los hizo subir a la habitación de su hijo, pero Ranma no dejó de decepcionarse al ver que no era Shampoo la que había venido a visitarlo.

Sus amigos aprovecharon a contarle todo lo que Shampoo había dicho, pero tal y como ella les había asegurado, Ranma no les creyó y se enojó con ellos.

Ryoga y Ryu, al ver la actitud de Ranma, mejor se fueron de su casa y decidieron ya no meterse en ese asunto.

Ranma se quedó pensando en lo que le habían dicho y se levantó de su cama. Fue a revisar la caja donde guardaba sus ahorros y decidió comprarle algo más caro a Shampoo, para poder dárselo el día de San Valentín y celebrar su primer aniversario como novios, que sería ya dentro de dos días.

Al siguiente día, Ranma se llevó todo el dinero en su mochila, para pasar comprando el regalo de Shampoo, después de salir de la escuela. Su mamá le había dicho que aún no fuera a estudiar, pero él no le hizo caso, aunque todavía tenía algo de tos y dolor de cuerpo.

Al llegar Ranma a su salón de clases, vio que Shampoo ya estaba ahí, sentada en su escritorio.

Se acercó a ella y le tapó los ojos por detrás. Ella se sobresaltó y le dijo:

-¡¿Qué te pasa?! ¡¿por qué haces eso?!

-Disculpa, princesa -dijo él dándole un beso en la mejilla- Sólo quería darte la sorpresa de que ya pude venir a estudiar.

-No debiste venir aún… Te ves muy mal.

-Bueno, quería verte y…

-Ya sé, regalarme una rosa, ¿verdad?

-No, hoy no… Te tengo una sorpresa para mañana.

-Otro poema, seguramente -dijo reseca-.

-No, tampoco.

-¿Una caja de chocolates?

-Mejor ya no adivines… Espera a que sea mañana.

-Está bien -dijo fastidiada-.

-Oye y… ¿Me extrañaste?

-Ranma, no seas ridículo… Sólo fue un día.

-Para mí fue una eternidad…

-No empieces con esas tonterías, por favor.

Ranma no dejó de sentirse mal. Ella se dio cuenta que se le había pasado un poco la mano y trató de arreglar un poco las cosas:

-Bueno, ya, ya, ya… Sólo bromeaba… Yo también te extrañé.

-¿De verdad? -dijo ilusionado-.

-Sí, de verdad.

En eso, Shampoo se dio cuenta que Ukyo había estado observándolos y por molestarla, le dio un pequeño beso en los labios a Ranma.

Ukyo se puso muy triste al ver esa escena y también porque había escuchado cómo Shampoo había tratado a Ranma y no podía creer que él pudiera ser novio de alguien cómo ella.

Shampoo sonrió satisfecha al ver la reacción de Ukyo y Ranma estaba feliz porque pensaba que Shampoo sí lo quería.

A la salida, Ranma se despidió de Shampoo y se fue directo a comprarle algo para dárselo al día siguiente: catorce de febrero, "Día de San Valentín".

Ukyo lo siguió y lo vio entrar a una joyería y decidió quedarse afuera esperándolo.

Cuando Ranma salió, ella le dijo:

-¿Qué es lo qué estás haciendo, Ranma?

-Ukyo, ¿qué haces aquí?

-Yo te hice una pregunta primero. Respóndeme.

-No sé a qué te refieres.

-¿De verdad Shampoo es tan importante para ti, como para comprarle algo caro sólo para cumplirle sus caprichos?

-Ukyo, tú no lo entiendes… Shampoo se merece todo y espero algún día poder dárselo.

-¡No puedo creerlo, Ranma! ¡Eres de verdad un tonto!... ¡Shampoo te va a hacer sufrir mucho! ¿no te das cuenta?

-Ukyo, yo la amo y sé que ella siente lo mismo por mí.

-Allá tú… Sólo espero que de verdad no salgas lastimado… Porque yo sí te quiero.

-Ukyo, yo…

-Mejor no digas nada… No importa -se detuvo un momento y después dijo, con tristeza:- Adiós, Ranma.

Y se fue de ahí. Ranma se quedó un rato pensando y después también se fue.

Al día siguiente, Ranma se llevó a Shampoo a la azotea de la escuela para poder darle su regalo. Estando ahí, Ranma sacó una pequeña cajita de su bolsillo y se la entregó.

Shampoo observó con un poco de desprecio la cajita y la abrió: Era una cadena plateada con un corazón en medio. Lo abrió y tenía adentro una foto de ellos dos juntos, que se habían tomado una vez en un parque.

Ella no dijo nada y él le preguntó:

-Bueno, ¿qué te parece el obsequio?... ¿Te gustó?

-Sí, está lindo -dijo no muy convencida- gracias.

Ranma se le quedó viendo, un poco decepcionado, porque esperaba que su reacción fuera otra.

Se quedaron un rato en silencio y Ranma esperaba que ella le diera algo también. No esperaba un regalo caro. Aunque fuera algo sencillo, como un dulce, no importaba porque venía de parte de ella.

Pero, ella no le decía nada. Él rompió el silencio y le dijo:

-¿Sabes?... A Ryu su novia le regaló una tarjeta muy bonita.

-¿Ah, sí? Bien por él, al conformarse con algo tan simple.

-Bueno, a mí no me molestaría que me regalaras algo así, yo no lo vería como algo simple.

-Ya veo… Me estás diciendo esto porque yo no te he dado nada, ¿verdad?

-No, para nada… Yo sólo…

-¡Ay, ya pensaré en algo qué darte! Ahora, vámonos de aquí.

Ranma se sorprendió por esa actitud, pero mejor ya no le dijo nada.

Y así pasó el tiempo. Terminaron la preparatoria e ingresaron a la universidad.

Ranma y Ryoga optaron por la carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales (algo muy extraño en Ranma, porque él nunca fue muy aplicado en sus estudios, pero, al parecer, su mamá podía hacer milagros), mientras que Ukyo y Ryu, optaron por Administración de empresas, pero Ukyo decidió irse a estudiar a China, para alejarse de Ranma, porque para ella era insoportable verlo cada día más enamorado de Shampoo.

Mousse optó por Ingeniería en Sistemas.

Shampoo no quiso seguir estudiando. Se dedicó a trabajar con su abuela en un restaurante de comida china que tenían.

Ranma, Ryoga y Ryu practicaban desde muy pequeños artes marciales y lograron conseguir empleo en un dojo.

Mousse también las practicaba, pero decidió trabajar con su papá en una empresa que estaba prosperando bastante.

Ranma seguía siendo el mismo chico atento, respetuoso y romántico con Shampoo: le seguía obsequiando flores, chocolates y poemas. Le compraba de vez en cuando obsequios caros. También la llevaba algunas veces a restaurantes lujosos, aunque su nivel económico no se lo permitía libremente.

Trataba de hacerla feliz siempre que podía, más cuando se trataba de su cumpleaños, pero sobre todo, para el día de San Valentín, porque exactamente en esa fecha ella aceptó ser su novia.

Cuando Ranma sintió que ya tenía un nivel económico aceptable para ofrecerle a Shampoo, decidió pedirle matrimonio. Quizás no podría darle lujos, pero sí lo necesario.

Así que lo planeó todo. Reservó con tiempo uno de los mejores restaurantes, precisamente para el catorce de febrero y compró la sortija más cara que sus posibilidades económicas le permitieron, aunque se hubiera gastado casi todos sus ahorros.

Estando ya en el restaurante con Shampoo, Ranma sacó de su bolsillo una cajita y luego la abrió ante ella y le dijo, algo nervioso:

-Mi princesa, tú sabes que te amo con todo mi corazón y bueno… Ya tenemos algunos años de ser novios… Ya tengo un empleo estable… Es decir, tengo qué ofrecerte y por eso… Quiero pedirte que te cases conmigo.

Shampoo se asombró bastante, no se lo esperaba. No sabía qué decirle o más bien, cómo decírselo, porque si bien, estaba enamorada de él, tenía un gran secreto:

-Ranma, yo… Mira, quizás debí decírtelo antes para no llegar a esta situación.

-¿A qué te refieres?

-Bueno, es que… Cómo explicarte… Ranma, yo te amo, pero eso no es suficiente como para casarme contigo.

Ranma no creía lo que escuchaba y pensó después que quizás se trataba de una broma:

-Shampoo, estás bromeando, ¿verdad?... Porque de ser así, créeme que no es gracioso.

-¡No estoy bromeando, Ranma!… ¡Hablo muy en serio!… Mira, eres muy lindo, de eso no hay duda, pero nada más… Tú jamás podrías ofrecerme la vida que deseo.

-¡Shampoo no puede ser que me digas eso!

-Y mejor entérate de una buena vez: Tu amigo Mousse me propuso matrimonio hace unos días y yo acepté… Mira, la empresa de su padre ha tenido mucho éxito y ahora son millonarios, así que…

-¡¿Y me lo dices así no más, como si nada?!... ¡No sigas! ¡no quiero escucharte!... ¡Andabas con Mousse y conmigo al mismo tiempo!... ¿Cómo pudieron hacerme esto?... ¡Y ahora te decidiste por él, porque él si tiene dinero!... ¡No puedo creerlo, Shampoo!... ¿No te das cuenta que me estás destrozando el corazón?

-Lo siento, Ranma… Pensé que tal vez sería suficiente el amor que siento por ti, pero no pude… Entiende… La posición económica es importante.

-¡¿Más importante que los sentimientos?!... ¡¿Qué el amor?!... ¡Rayos! ¡todos me lo advirtieron y no hice caso!... ¡Pobre iluso!

Para ese momento, ya todos los que estaban en el restaurante se les habían quedado viendo.

Ranma salió furioso de ahí, dejándola sola, no importándole si tenía o no dinero para pagar la cuenta.

Anduvo por las calles sin rumbo fijo por bastante tiempo. Se sentía destrozado, fracasado… Como si la vida se hubiera acabado.

Su mamá estaba preocupada por él, pues ya era tarde y aún no llegaba. Hasta que apareció. Pero su mamá se asustó al ver el estado en el que venía, le tomó el rostro y le preguntó muy preocupada:

-¡Hijo! ¿qué tienes? ¿qué te pasó?

Él no le respondía. Estaba estático y tenía un semblante sombrío. Ella volvió a decirle

-¡Hijo!... ¡Cariño! ¡respóndeme, por favor!

Al fin reaccionó y le dijo, con voz entrecortada:

-Ella… Shampoo… Prefiere el dinero antes… Que el amor que yo le ofrezco.

-¿Qué dices?

-¡Nunca me quiso de verdad, mamá! ¡Sólo jugó conmigo!

Ranma rompió a llorar como nunca antes lo había hecho y abrazó fuertemente a su mamá, tratando de encontrar consuelo.

Ella también lo abrazó y le decía que tratara de calmarse, pero fue imposible. Su dolor era muy grande y necesitaba desahogarse.

Lloró hasta que se quedó dormido, con la cabeza recostada en el regazo de su mamá. Ella al verlo así, también se puso muy triste. Jamás había visto a su hijo en ese estado y no concebía que alguien lo pudiera lastimar.

El papá de Ranma, el señor Genma Saotome, llegó tarde de su trabajo. Entró saludando a su familia, pero la señora Nodoka le hizo señas para que guardara silencio y le contó lo que había pasado.

El señor Genma también se puso triste al escuchar aquello y decidieron que lo apoyarían mucho más de ahora en adelante.

Al siguiente día, que era domingo, la señora Nodoka preparó un desayuno especial para levantarle el ánimo a su hijo.

Cuando Ranma bajó de su habitación, su mamá lo saludó alegremente, tratando de que olvidara un poco lo que había pasado, pero Ranma tenía un semblante bastante deplorable.

El señor Genma ya estaba sentado en la mesa leyendo el periódico y cuando vio a su hijo le dijo:

-Hijo, realmente lamento mucho lo que pasó… Ya tu madre me contó todo y debo decirte que…

Ranma lo interrumpió y le dijo:

-No importa papá y por favor, no quiero hablar de eso.

-Hijo, no puedes seguir en esa actitud... Mira, eres muy joven y vas a conocer a muchas más chicas y volverás a enamorarte.

Ranma se enojó bastante y le dijo:

-¡Jamás!... ¡Jamás volveré a enamorarme!... ¡Sólo son tonterías!

-Hijo -dijo su mamá preocupada- no hables así… Entiendo que estés muy dolido, pero….

-Por favor, mamá, de verdad no quiero hablar de eso.

-Está bien, hijo, cuando estés más tranquilo.

-¡No!... ¡Ya no quiero oír más de ese asunto!… ¡Para mí, Shampoo ya no existe!… ¡El amor ya no existe para mí!

Y así fue como Ranma cambió radicalmente su forma de ser. A su corta edad, se volvió frío, amargado, muy malhumorado y detestaba con todas sus fuerzas todo lo que tuviera que ver con el romanticismo… No quería saber nada, en especial sobre el catorce de febrero, el día de San Valentín.

A pesar de recibir el apoyo incondicional de sus padres y sus amigos, ya no volvió a ser el mismo. Solamente se dedicó todos los días a entrenar hasta quedar agotado, a su trabajo y estudios.

Participó en varios torneos de artes marciales y siempre ganó. Eso le creó mucha fama y dinero. Por ello, a los veinticuatro años ya contaba con el dinero suficiente para iniciar su propio dojo.

Al principio, él solo se encargaba de impartir clases. Pero por la fama que había adquirido, empezó a tener muchos más estudiantes y sus amigos se ofrecieron a ayudarle, aunque a veces recibieran muy malas contestaciones por parte de él.

Sus amigos sentían que ya había pasado mucho tiempo para que él siguiera en esa actitud y por más que intentaran presentarle chicas o que los acompañara a fiestas, él nunca aceptaba.

Ya no sabían qué hacer con él. Realmente lo apreciaban y querían que fuera el mismo de antes, pero al parecer, no iba a cambiar de actitud… ¿Existiría alguien que lograra que su amigo volviera a enamorarse y olvidara lo ocurrido ese catorce de febrero?

CONTINUARÁ…

Hasta acá llega la primera parte de esta historia. Buscaba que fuera corta, pero sin querer salió un poco larga. Trataré de actualizarla lo más pronto posible.

Siempre agradeceré mucho sus comentarios o sugerencias, porque de verdad, es un gran placer leerlos =)