¡Hola! Acá de nuevo Sabastu con una historia de su shipera mente. xD ¡No hay suficiente Jerza en el mundo! E,E)9 Y he tomado como misión de mis ratos libres el crear un mundo más lleno de Jerza.

Ok, dejando de lado la conspiración, les cuento que este será un Long Fic (Aunque no creo que tanto como Mi Maid) y que incluirá más parejas. ¿Cuáles? Bueno, ya verán… xD

En fin, agradecería saber sus opiniones. ¡Los reviews son los que han creado a este monstruo escribe fics! D:


Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece. Su dueño y creador es Hiro -Que Jellal Deje De Ser Princeso- Mashima.


Referencias De Lectura

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración


Dulce Destino


Capitulo Primero


~La Apuesta~


Una hermosa mujer de cabello blanco y ojos azules observaba con resignación la cocina de la casa que compartía con su mejor amiga desde hacía cinco años, la escena era caótica, una pesadilla para los amantes de las artes culinarias.

Una pasta blancuzca y amorfa colgaba de una de las lámparas en el techo, esa misma cosa que se suponía debía ser arroz blanco manchaba la mesa del desayunador de la cocina, el fregadero y la mayoría de las alacenas.

Parecía como si un volcán hubiese explotatado en el lugar.

Y, es que ciertamente algo había explotado, y ese algo había sido una olla arrocera que ahora yacía negra, arrugada y mojada en el suelo húmedo y resbaloso de la cocina.

¿La razón?

Pues, la amiga pelirroja de Mirajane Strauss había intentado demostrarle de que era capaz de hacer un simple almuerzo.

La peliblanco volvió a suspirar ideando un plan para lograr que su amiga se apuntara en unas clases; urgentes y exhaustivas, de cocina, ya que si no explotaba algo, el sabor de lo que cocinaba era indescriptiblemente enfermizo.

Pero convencer a Erza Scarlet, la hermosa mujer de brillantes ojos color café y sedoso cabello escarlata, de que necesitaba ayuda externa, podía ser una tarea hercúlea para la mayoría de las personas debido a que su pelirroja amiga, podía ser muy terca…

"Soberanamente terca"

Es lo que en realidad pensaba la peliblanco, pero ella sabía que podía jugarse un chance para lograrlo gracias a este esperado nuevo fracaso culinario de su amiga.

Decidida a jugárselas todas, la chica de ojos azules respiró profundo y comenzó la discreta persuasión.

No te preocupes Er Chan, la cocina no es para todos, algunos dicen que es un arte pero yo pienso que es como una guerra, una guerra difícil que pocos sabemos controlar. ―La miró con ojos de compasión.

Necesitaba sacar el lado guerrero de su amiga.

¡Ya te lo he dicho, cocinar no es difícil! Si quisiese aprender realmente, ya lo hubiese hecho hace tiempo… ―Con un grito contenido una pelirroja se limpiaba el hollín de la cara.

Er Chan, no deberías mentirte… La aceptación es el primer paso para superar el problema. –Contestó dulcemente la mujer de cabello blanco mientras le pasaba otro trapo limpio a la mujer de roja cabellera. ―No es normal que una olla estalle cuando estás haciendo un simple arroz blanco, Er Chan.

¡La olla estaba mala! ―La mujer de la cara tiznada zapateó con furia el suelo.

Claro, la olla de arroz, la sartén de ayer, la olla de cocimiento lento la semana pasada, el horno hace un mes, la batidora que terminó rompiendo la licuadora hace tres noches, el abridor de latas eléctrico, la cafetera, la tetera eléctrica y extrañamente la tostadora hoy en la mañana dejó mi pan húmedo en lugar de tostado… ―La peliblanco suspiró resignada― Sabes que yo no te mentiría, Er Chan… Mírame…

¡Yo sé cocinar! ―Masculló la mujer destructora de artefactos de cocina.

¡Mírame, Erza!

¡Tsk! ―Con una maldición contenida en la boca miró resignada a la peliblanco, bien sabía que era mejor no hacer enojar a la mujer que estaba con ella.

¡No sabes cocinar! Es más, no puedes cocinar, querida.

¡Mira!

La verdad duele pero te hace libre…

¡MIRA! ―Derrotada se dejó caer al suelo que estaba mojado producto del extintor con el que batalló contra el fuego de la olla― Si practicara un poco más…

No creo que sea el caso ―La cortó la peliblanco.

¿Ni siquiera me das esperanzas? Recuerda lo asquerosamente mala que era actuando y cuanto me esforcé para mejorar…

Sí, lo sé. ―Asintió la mujer de ojos azules― Fui yo la que te dijo que apestabas en actuación ¡Y ahora mírate! ¡La actriz más cotizada de todo Fiore!

¿Entonces me das esperanza? ―Sonrió ilusionada― ¡Practicaré hasta el cansancio!

No, Er Chan. La cocina es muy diferente a la actuación. Será mejor que no lo intentes, igual nunca has necesitado cocinar y dudo que lo llegues a necesitar, estoy segura que podrás depender siempre de alguien para que te cocine.―Con tono inocente la peliblanco dio su opinión y tomó otro paño para limpiar un poco el desastre, pero en realidad solo estaba haciendo tiempo para que su comentario surtiera efecto.

Menos de un minuto después la pelirroja se levantó y dio un manazo en el desayunador.

¡YO NO VOY A DEPENDER DE NADIE!

La peliblanco sonrió complacida por la reacción de su amiga y dejó que la mujer descargara su mente.

¡NI UN CARAJO! ¡YO APRENDERÉ A COCINAR!

Er Chan, no creo que la cocina sea para ti…

¿¡Quieres apostar!?

Ara… «¡Listo!» Pensó la ojiazul― ¿Tan segura estás?

Oh, si… ¡Ya verás!

Ummm… Bien entonces acepto. ¿No te echarás para atrás, verdad? ―La picó en el orgullo un poco más para lograr que la pelirroja se tomase la apuesta en serio.

¡Erza Scarlet nunca se echa para atrás!

Entonces, ¡Trato Hecho! Tienes tres meses…

¿Eh? –La ojicafé la miró desconcertada.

Tienes tres meses para aprender a hacer una cena de tres platos. Entrada, plato fuerte y postre. Si pierdes la apuesta… Veamos… ―La peliblanco fingió que pensaba en un castigo y pasados unos minutos finalmente volvió a hablar― Aceptarás actuar en la oferta de dorama más rosa y cursi que yo escoja para ti de todos esos libretos que te viven lloviendo para que actúes.

¡¿QUUUUUUUUUUÉ!? ¡Sabes bien que yo no sirvo para esa clase de papeles! ¡Además los odio!

Ara~ Y yo que pensé que confiabas en ti misma… ―Comentó con un tono lleno de decepción y movimientos melodramáticos. Parece que al final no estabas nada segura ¡Ya lo decía yo! La cocina es el enemigo que nunca podrás derrotar. ¡Es tu muro! ¡Tú límite! ¡Tú némesis de vida! Tú…!

¡ACEPTO! ―Contestó con un grito y un tic en el ojo la pelirroja― ¡Por un demonio que voy a ganar esta apuesta! ―Extendió la mano a la mujer de ojos azules― ¡Y si yo gano hornearé el pastel de tú boda! ―Le sonrió maliciosamente.

Ésta vez fue el turno de la peliblanco de sentirse entre la espada y la pared.

Una espada que blandía la pelirroja y una pared que había creado ella.

Se mordió el labio y sopesó todas las posibilidades…

La verdad era que confiaba en que la pelirroja aprendiera a cocinar, de hecho; esa era la razón por la que le dijo que no podría.

Su amiga Erza era de esas personas que si le dices que no puede hacerlo no estará tranquila hasta lograrlo, y sabía que era hora que Erza aprendiese a cocinar y por sobre todo, que dejase de hacer explotar todo en el recinto que ella; Mirajane Strauss, consideraba sagrado.

Y todo esto radicaba en cierta cuestión…

Mirajane Strauss estaba por casarse con el amor de su vida, un rubio de ojos verdes llamado Laxus Dreyar y debido a esto, ya no podía vivir más con su amiga, ni encargarse de cocinar cuando estaban juntas; claro, cuando sus agendas se lo permitían, ya que Erza era una actriz muy solicitada y Mirajane, por su parte, era una compositora musical muy respetada en la industria, sin embargo y a pesar de ser ambas tan exitosas no habían dejado de vivir juntas en esa pequeña mansión que fue su único lugar al que escapar de sus asfixiantes familias.

Y bueno, Mirajane deseaba que su amiga fuese capaz de al menos cocinar lo básico y que no dependiese de nadie, ni de los servicios de comida a domicilio y mucho menos de los de comida rápida, sabía lo increíblemente fanática que era su amiga a ese tipo de comida poco sana y ni hablar de los dulces…

Erza Scarlet podía devorar pasteles por un mes entero como desayuno, almuerzo, café, merienda, cena, postre y pecadito de medianoche sin aburrirse…

No era suposición de la peliblanco, ya Erza lo había hecho más de una vez y la Strauss no se explicaba; y los médicos tampoco, como esa mujer no sufría de diabetes ni de caries.

En fin, el punto era que Mirajane se sentía responsable de su amiga del alma y quería poder darle el regalo de la capacidad culinaria a la pelirroja. Si iba a vivir sola a partir de ahora esperaba no solo que comiese comida casera saludable, sino también que no provocase su propia muerte o incapacidad corporal con esas explosiones de electrodomésticos y alimentos.

Es por esto que la peliblanco, con todo el dolor de su alma estiró su mano y estrechó decidida la de la pelirroja.

Después de todo, una amiga sana y sin mutilaciones por explosiones espontaneas valía más que un pastel de boda de ensueño y comestible…

¿Cierto?

¡Trato hecho! ―Dijeron ambas mujeres al mismo tiempo y se miraron retadoramente a los ojos.

Ninguna daría un paso atrás, así habían sido ambas desde niñas.

Mujeres fuertes, capaces, valientes y de palabra.

Por cierto, Er Chan. Creo que lo mejor para ti es conseguir un maestro particular, ya sabes, tu fama y tu horario no te permitirían asistir a una clase de cocina en una escuela culinaria. ―Aportó prudente la ojiazul.

¿Maestro particular? Yo estaba pensando en cursos en línea… ―Contestó la pelirroja mientras buscaba el trapeador.

Ara, si mal no recuerdo así fue como terminaron el horno quemado y quince bomberos dentro de la casa, Er Chan.

¡Tsk! ¡Ya, ya! ¡Entendí! ―La pelirroja suspiró y miró el horno nuevo que tuvieron que comprar. A pesar que re pintaron la pared se notaba que ese lugar era más oscuro que el resto de la cocina, todo a causa del incendio que desató queriendo hornear inocentes muffins de vainilla. ―Necesito a alguien experto y que ojalá tenga poco apreció por su vida y físico para que no huya al ver como explota una sartén cuando agregó la sal… ―Suspiró casi derrotada.

Para tu defensa lo que echaste sobre el pobre pescado que tratabas de hacer y lo que le echaste a los muffins pensando que era azúcar no era otra cosa más que el dichoso ¨Nitruro de plomo¨…

¡Ni me lo recuerdes! ―Contestó furiosa la pelirroja― ¡Estúpido Natsu dejando sus cosas explosivas e incendiarias en la casa! ¡Por su culpa me quedé sin media ceja y ahora tengo que esperar que me crezca! ―Dio un zapatazo al piso furiosa.

¡Jajaja! Al menos tu fleco ayuda a taparlo, nadie lo ha notado todavía.

¡Eso díselo a los maquillistas! ¡Estuve a punto de golpear a Virgo! Y lo peor es que estoy segura que a ella le hubiese gustado… ―Alegó Erza con una gota de sudor bajando por su frente al recordar a la chica masoquista que apodaban con el signo de su horóscopo y que la maquillaba siempre a ella.

¡Jajaja! Al menos la prensa aún no lo sabe. ―Habló risueña la peliblanco― Pero sabes, volviendo al tema, escuché que un amigo de Laxus está dando clases de cocina privadas, tal vez pueda conseguirte su información. ―En realidad la peliblanco tenía ya toda esa información, pero era mejor seguir actuando como si nunca hubiese planeado volver a sugerirle aprender a cocinar a la ojicafé o se iría todo al traste.

Supongo que está bien, si el amargado dueño de hoteles Dreyar lo considera lo suficientemente bueno para mencionarlo, debe de ser alguien bueno en lo que hace. ―La pelirroja dio su visto bueno, alzó los hombros resignada y siguió limpiando la desdichada cocina― Como diría la abuela Scarlet, ―Recitó la pelirroja― ¨Tienes que aceptar y sacar lo mejor del destino que viene a golpearte la cara¨

Alguien en alguna parte del mundo estaba por ser reclutado para evitar más explosiones destructoras de cocinas.

~°0°~

Al menos conseguí más de diez alumnos… ―Suspiró acostado en su cama un chico de cabello azulado― Por suerte aceptaron pagar la mitad del valor del curso por adelantado, así no se retiraran a medio tramo. ―Suspiró un poco más aliviado pensando que eso sería suficiente para cubrir los gastos de al menos un trimestre completo, eso, si no se presentaba una eventualidad, algo que siempre terminaba sucediendo en su pequeña familia.

Fugas en la tubería.

Un temblor tan fuerte que terminó botando el televisor y de paso dejar daños en la estructura de la casa provocando gastos en reparaciones.

Ladrones que destruyen todo lo que no se llevan.

Por todo eso había pasado ya…

Sin embargo, nada de eso lo amilanaría en su afán de proteger el bien más preciado que poseía, y eso era su familia.

A lo largo de su vida, veinticuatro años ya, su familia había crecido la misma cantidad de veces de las que había decrecido.

Había crecido cuando eran solo él, mamá y papá….

Ese par de señores, que se encontraron con el amor en una etapa avanzada de su vida pensaron que no sería posible tener más hijos luego de él, por eso, con todo el amor de sus corazones, al cumplir su propio hijo los cuatro años, adoptaron a una pequeña niña de cabello rosa y ojos verdes a la que llamaron; gracias al acento de su madre, Meredy; ya que, su madre quien era francesa no pronunciaba bien ¨Melody¨ el nombre original de la niña, pero la pequeña sonreía encantaba al escuchar el sonido de su nombre en boca de su nueva madre, por lo que al final terminaron registrándola con el nombre actual.

Algo similar había pasado con el nombre del peliazul.

Sin embargo, años después, un milagro médico ocurrió, su madre, a los casi cincuenta años, quedó embarazada de su hermanita menor, la pequeña Wendy, a la que pusieron ¨Marvell¨ como segundo nombre; con dos eles al final en lugar de una, cortesía también del acento de su madre, ya que según los doctores había sido una ¨Maravilla¨ médica que naciese sin ninguna dificultad a pesar de la edad de ambos padres, ya que el padre de ellos ya pasaba de los sesenta años.

Su madre, quien creía en el destino y en las cosas espirituales con ferviente pasión, pasó sus más felices días con ellos cuatro a su alrededor.

Pero un año después, la señora Fernandes falleció a causa de un falló en los pulmones.

Jellal Fernandes, no tuvo mucho tiempo para lamentarse, el peso del hogar había recaído en él, y a sus quince años, se convirtió en un suplente del papel de madre, debido a que su padre; un gran proveedor sin duda alguna, no era dado a las labores hogareñas, así que él fue el encargado de las tareas de cocina, lavado y limpieza, con un poco de ayuda de Meredy, claro está, pero la pequeña de once años ya le ayudaba suficiente con mantener alegre a la niña de tan solo un año que probablemente no recordaría jamás a su madre.

De esa manera había pasado su adolescencia, sin ninguna locura destacable, bueno, había tenido una novia por un par de semanas y además, el tatuaje que se hizo en el rostro era destacable, pero era solo algo sentimental y que en su momento le ayudó a superar la muerte de su madre.

También en esa época, había descubierto lo que llegó a ser su gran pasión.

La cocina.

Apenas había terminado el colegio, y gracias a una beca por sus increíbles notas, ingresó a la universidad local, la cual tenía uno de los mejores cursos de artes culinarias en asociación con la incomparable escuela de cocina y repostería ¨Le Cordon Bleu¨. Pronto destacó en su clase y fue escogido para asistir como becado a ese mismo lugar de ensueño.

Gracias al apoyo de su padre y de Meredy, que ya para entonces era capaz de cuidar de la casa, y también del francés fluido que dominaba gracias a su madre, Jellal Fernandes aprendió en dos intensos años de los mejores maestros culinarios del mundo, pero antes de su último año, pasó lo que nunca esperó.

Su padre también partía de este mundo a causa de un paro cardiaco.

Y como los malas noticias nunca llegan solas, le avisaron que estaba por perder a Meredy, ya que ella aún no era mayor de edad y según la ley, al perder a sus protectores debía de volver a la casa hogar, si no había un adulto responsable que velara por ella.

Gran parte del dinero que dejó el seguro y el fideicomiso de su padre se fue en la batalla legal que terminó ganando, por suerte el tal Loke Regulus, el abogado que contrató, terminó siendo un verdadero león protector de la justicia.

Y por eso había dejado el último año de sus estudios pendiente y regresado de Francia…

Y hasta el momento le había ido bien, encontró trabajo en un buen restaurante gracias a que el dueño del hotel donde se encontraba había sido compañero muy cercano en la universidad y lo contrató de inmediato.

Él y Meredy se turnaban el cuidado de la pequeña Wendy e incluso su ex novia Ultear de vez en cuando les ayudaba a cuidarla.

Todo iba bien.

Hasta que pasó lo del robo en la casa hacía dos semanas.

No solo destruyeron todo, sino que el oficial a cargo se ensañó en que Meredy y Wendy esa noche pudieron haber estado en peligro por no tener a alguien mayor con ellas durante las nocturnas horas, sin embargo el infeliz no escribió en la declaración que ellas dos no estaban en casa, sino que las cuidaban en la casa de su ex. Y por supuesto, otra vez, peligró la custodia de Meredy y Wendy, ya que la pequeña al tener solo diez años, corría el mismo peligro de terminar en una casa hogar.

Y sopesando todas las posibilidades, no le quedó más que renunciar a su trabajo y formar un curso de cocina de pocas horas al día para aprovechar el tiempo en que Wendy asistía a la escuela, y que le permitiese pagar las facturas al menos durante un año más, hasta que Meredy cumpliese los veintiuno y ya no corriese ningún riesgo, y por ende la pequeña Wendy tendría menos riesgo de ser arrancada de sus brazos.

Un año… ―Dijo el chico de cabellos azules a la nada de su oscura habitación― Un año…«Al menos ya tengo para tres meses» Cruzó los dedos y rezó a todos los dioses y santos que nada pasase y desbalanceara las escasas finanzas― ¡Mon Dieu! ―Exclamo pesaroso, pero la verdad es que agradecía más que nunca que la casa fuese propia y no tener que lidiar con algún alquiler― ¡Gracias mamá y papá! ―Soltó al aire mientras sacaba el celular que sonaba; un lujo que probablemente tendría que dejar en unas semanas, del bolsillo de su camisa.

El número era privado pero igual contestó.

Buenas noches ¿Qué se le ofrece? Sí, con el habla. Sí, yo imparto esas clases. No, no hay horario nocturno. No, en la noche no puedo dar clases privadas. No, lo siento. No… no señorita, lo lamento, es una oferta tentadora pero tengo motivos para solo dar clases diurnas. No se preocupe, créame para mi es una lástima también. ¡Buenas noches a usted también!

Terminó la llamada y se frotó la cara.

Acababa de rechazar una gran oferta de clases privadas con la que parecía una mujer muy amable. Pero no podía dejar a Wendy ni a Meredy solas de nuevo.

«Yo las protegeré de todo»

Con ese pensamiento en su cabeza, cerró los ojos. La mañana siguiente iba a ser su último día de pre aviso en el restaurante del prestigioso hotel Fairy Tail y le tocaba el turno completo.

Iba a ser un día largo.

Sin embargo el peliazul no sabía que su hilo del destino, como solía contarle su mamá en las historias antes de dormir, estaba por cruzarse, enredarse y unirse a otro hilo muy particular.

Un hilo que tenía por dueña a una mujer tan hermosa como peculiar.

¿Review?


T,T Los reviews son el alimento creativo de los escritores de fanfiction T,T


Aclaraciones:

Nitruro De Plomo: Es un polvo granulado blanco que causa explosiones al entrar en contacto con una fuente de calor.

Le Cordon Bleu: La más prestigiosa escuela de cocina y repostería del mundo.

Mon Dieu: Literalmente significa ¡Dios Mío!


Rincón De La Escritora En Proceso:

¡Me muero de nervios! En serio, a pesar de que ya llevo casi un año en esto me sigue causando nervios… xD Espero que les interese la historia, incluso hice al sexy Jellal medio francés. ¡Más sexy todavía! D: :Okno: xD

Espero saber sus opiniones, comentarios, sugerencias, dudas, gritos de fangirleo, criticas, tomatazos, chocolates, saludos, asistencia… etc… D:

Los que siguen ¨Mi Maid¨ no me tiren zapatasos, actualizaré el fin de semana. xD

Sin más,

¡Nos leemos en las historias!

¡Adieu!

.o.7