- ¡Abran las puertas! - Ordenó Lorcan mirando desde el muro del castillo al pequeño ejercito que se cruzaba su feudo.
Draco Malfoy entró cabalgando, seguido de una docena de caballeros que lo resguardaban y cientos de soldados por detrás. El poder real en todo su esplendor. Por supuesto su Majestad no iría a verse con el actual enemigo más grande de su reino, sin demostrar parte de su ejército.
- Me pregunto… - Murmuró Lysander parándose a su lado y mirando desde arriba a parte del ejército real - ¿Cuál de éstos habrá matado a Roxane?
- Pregúntaselos - Retó su gemelo - Y te prometo que el troll de tu esposa será el menor de tus problemas.
¿Qué podía decir? Amaba a Lysander pero ya había hecho demasiado por él, y su hermano continuaba siendo más un estorbo que una ayuda. Normalmente no se lo echaría en cara, pero este día era importante. No podía permitir que nada saliera mal.
Bill Weasley ya se encontraba en el salón, listo para tener el encuentro con el rey. Sin duda alguna estaba extasiado, todos esos idiotas desfilaban para él, suplicando su lealtad. El apellido Scamander pronto dejaría de ser motivo de burla para los demás nobles.
.
.
Las puertas del salón se abrieron gracias a unos escoltas. El rey entró con porte elegante y observó el lugar a su alrededor; la insignia del thestrall sobre cada pared, una larga mesa cuya mitad ya estaba ocupada, paredes de mármol que reflejaban lo frío de aquel encuentro, y decenas de guardias Weasley en la parte sur del salón para resguardar a su señor.
- Su Majestad - Saludó Lorcan Scamander con una leve reverencia - Mis señores, por favor tomen asiento.
Había dejado a Scorpius en la Capital con el fin de obtener la ventaja del "heredero a salvo" garantizado. Así que Draco se sentó en la cabecera, justo de frente a Bill Weasley, mirándolo con la sombra de una sonrisa victoriosa. A su derecha se sentó Garrick y a su izquierda Sir Flint.
La larga mesa estaba ocupada por nobles del reino. Sentándose en medio; los hermanos Scamander, auspiciadores de la velada.
- Traigan a los prisioneros - Ordenó Bill rompiendo el silencio.
Unos soldados abrieron la puerta, y dejaron pasar a Artemis Zabini, Albus Potter e Igor Karkarov; bien aseados y vestidos, pero con esposas en las muñecas. Al comprobar el estado de los tres, Draco ordenó que dejaran entrar a su rehén.
Dolohov hizo entrar a Louis Weasley, quien solamente lucía distinto por una barba crecida y el semblante taciturno.
- Sano y salvo, mi lord - Dijo Draco con un dejo de burla malintencionado hacia su rival - Podrá preguntarle usted mismo, su hijo no sufrió ningún daño mientras estuvo bajo mi custodia.
Bill Weasley observó a su heredero por unos segundos, escrudiñando a detalle cada rasgo para luego volver a fijar la vista en el rey.
- Me parece que mi hija ya le dio a conocer mis deseos y condiciones - Contestó Bill finalmente - Mi hijo a cambio de Artemis Zabini…
- Entenderá, mi lord - Interrumpió Draco sin permitir que los demás nobles sentados vean al pelirrojo Weasley como quien dominaba la situación - Que no puedo permitir que el destino de dos aliados del reino se vean perdidos ante dicho acuerdo. Estoy seguro que el afecto que siente por su hijo, será suficientes como para dejar en libertad al rey Karkarov, Albus Potter, Artemis Zabini, y declarar la paz formalmente con la corona.
- Entenderá - Imitó Bill con una sonrisa retadora - Que no puedo dejar que el esfuerzo de mi hija quede reducido a una declaración de paz para con el hombre que asesinó al esposo de mi otra hija.
Draco decidió no insistir, lo haría lucir débil. Justo para ello fue que llevó a Garrick y a Flint, quien tomó las riendas de la situación.
- Me parece curioso no ver a su hija por aquí - Señaló Flint - Estoy seguro que una mujer que logre tales hazañas estaría deseosa de ver los frutos de sus esfuerzos.
- Lamentablemente mi hija tiene un compromiso al que no pudo dejar de asistir. Aunque de igual forma, me sorprende no ver al pequeño príncipe entre nosotros.
- ¿Un compromiso? - Insistió Flint, evitando el tema del príncipe a propósito.
- Una boda en Beauxbatons, estoy seguro que el rey Karkarov podrá darles mayores detalles luego…
Draco observó a Bill Weasley a lo lejos, podría ordenar que asesinaran a ese maldito y el último rebelde de su reino caería, pero era demasiado riesgoso. No tenía garantías de protección de ninguna forma y, si acaso algo le pasaba a él mientras los hombres de Weasley lo defendían, Scorpius pasaría a heredar el trono… Dios sabía que aún no estaba listo.
- Cuanto menos tiempo acontezca…
- Mis señores - Intervino Draco sin paciencia, silenciando a Flint inmediatamente - Me temo que nos hemos explayado demasiado sin la necesidad de hacerlo. Puedo preguntar, mi lord ¿Qué planes de fututo tiene con Karkarov y Potter, si lo único que planea entregarme es a lord Zabini?
Bill asintió con la cabeza, contento porque la conversación haya regresado a lo importante.
- Su Majestad, el rey Karkarov, retornará a Dumstrang cumpliendo con las obligaciones que Dios le ha encomendado para con su pueblo - Explicó el señor de la Madriguera como si ya estuviera decidido - En cuanto a Potter, mi hija me lo pidió como un obsequio de bodas. Sin embargo, en esta ocasión no podré cumplir los caprichos de mis hijas por mucho que las ame; un noble no puede ser humillado de tal manera, por lo que se quedará en la Madriguera como un invitado. Si acepta, le prometo los huesos de Blaise Zabini para que le proporcione un entierro digno.
Se instauró el silencio. Por muy tentado que estuvo, se concentró en solo mantener la mirada contra Bill Weasley. No quería distraerse con las expresiones de los gemelos Scamander o con el resto de nobles. Finalmente, habló con un tono fuerte y claro.
- Su Majestad - Habló dirigiéndose a Karkarov - ¿Es su deseo regresar a Dumstrang?
- Lo es, viejo amigo. Además, debo asistir a una boda muy pronto.
Era un golpe en el estómago, pero no podía demostrarlo. Actuó como si la pérdida de Dumstrang no le costara, aunque…
- El compromiso de su hija Anya sigue en pie - Dijo Draco, intentando que no sonará como una pregunta.
- Anya se casará con la lanza del sol. Mis planes no cambiaron respecto a ello - Tranquilizó Karkarov.
Asintió con la cabeza, intentando demostrar serenidad. Luego se dirigió a Bill Weasley.
- La princesa de Dumstrang se casará con Artemis Zabini.
- Una lástima - Contestó Bill - Hubiera deseado que se casara con mi hijo, pero considérelo otro acto de buena fe. La princesa podrá seguir con ustedes.
- Demasiados actos de buena fe. Quizá pudiera devolverle el favor si usted promete una última cosa: entregarme a Albus Potter. Entenderá que, por mucho que aprecie al hijo de mi querido amigo, él sólo no podría llenar la falta que su único hijo varón y heredero nos hará en la corte. Lamento ser tan impasible, mi señor, pero serán dos cabezas el precio por la vida de su sucesor.
Silencio… Al parecer Bill Weasley había caído en cuenta que su legado estaba en juego, contrario al suyo, estando Scorpius en la Capital y lejos del peligro.
- Entiendo, Majestad - Aceptó Bill finalmente - Siempre y cuando cumpla con el acto de buna fe que me prometió: mi hija mayor está deseosa de intercambiar palabras con su querido sobrino. Entenderá los sentimentalismos de mujeres y la necesidad de enfrentar a quien asesinó a su esposo.
- Si a mi sobrino no le molesta - Contestó Draco mientras miraba a Garrick, adivinando la respuesta.
- En absoluto, Majestad.
- ¡Perfecto! - Exclamó Lorcan Scamander levantándose de su sitio - ¡Traigan vino, debemos celebrar!
