Victoire Weasley
Lo esperaba en una sala pequeña, iluminada únicamente por el fuego de la chimenea. Respiró profundamente y enfocó la mirada en el thestrall grabado en la pared. Extrañamente eso la ensombreció más. Saber que las paredes no tenían el emblema del hombre lobo, solamente le recordaban lo lejos que estaba de su hogar. Lo lejos que estaba del olor a Edward. Lo lejos que estaba de su hijo.
La puerta se abrió, ingresando uno de sus hombres para decirle que Garrick Nott había aceptado una audiencia y que en pocos minutos se encontraría allí. Victoire asintió con la cabeza y le ordenó esperar afuera.
Respiró nuevamente para tranquilizarse y palmeó el pequeño cuchillo que se escondía entre sus ropas, en caso de que Nott quisiera hacerle daño. No tenía el entrenamiento de su hermana, pero aun así estaba segura de poder clavársela en caso de que los guardas de la entrada tardaran demasiado.
- Sir Nott - Presentó el vigía que se encontraba fuera, y en menos de diez segundos Victoire Lupin se encontraba frente a frente con el infame hacha del infierno.
- Tome asiento - Pidió ella al ver que Nott la miraba con aburrimiento, demostrando que ni siquiera tenía curiosidad por lo que ella tendría para decir - Usted mató al hombre que amaba.
- Lo hice.
Era el momento.
Victoire no tenía la aptitud de pelea de sus hermanos, pero tenía algo que solamente Edward logró controlar: una lengua más venenosa que el runespoor que veía en la armadura que tenía enfrente. Era hora de esparcir el veneno en aquel hombre.
- ¿Sabe? Tenía intención de insultarlo y amenazarlo de todas las maneras posibles. Imaginé este momento miles de veces, pero… Puede retirarse.
El asesino de Edward la miró con intriga. De seguro esperaba una desdichada mujer que gritaría o lloraría a más no poder.
- Probablemente no tendrá esta oportunidad nunca más - Advirtió Garrick.
- Lo sé, pero su lealtad siempre estuvo con los Malfoy. No fue usted quien traicionó a James Potter, provocando la muerte de mi esposo.
- ¿Prefiere tener a Albus Potter para clamar por la muerte de su marido? – Se burló Garrick.
- Entenderá que la familia siempre será la familia - Explicó Victoire encogiéndose de hombros - A excepción de Albus, por todo supuesto, yo continúo confiando ciegamente en mi familia. En toda mi familia.
- Confianza desperdiciada en lápidas…
- No todos son lápidas - Interrumpió Victoire – Dejando de lado a mi familia directa, todavía tengo dos tíos, un primo y tres primas.
Garrick silenció por unos segundos, recordando quienes eran las primas a las que se refería la rubia. Victoire dibujó una sonrisa y terminó con tan incómoda escena.
- No lo culpo por la muerte de Edward, se lo aseguro. Usted es solo un hombre que cumple órdenes, igual a millones en el mundo, no podría odiarlo por ello… Pero mi corazón aún desea algún tipo de venganza por mi esposo. Él era especial, ¿entiende? La clase de hombre que no se olvida. La clase de hombre al que se le sigue siendo fiel, aunque no esté en este mundo. La clase de hombre que no puede reemplazarse – La dama lanzó un suspiro y le dedicó una mirada de lástima a su invitado - Lo compadezco, mi lord. Edward pudo conocer el amor sincero de una mujer antes de partir, pero dudo mucho que usted pueda decir lo mismo en su momento pues, muy en el fondo, sabe que nadie lo amo realmente, ni siquiera su madre… Patético, ¿no lo cree?
Lysander Scamander
Esperó escondido en el pasillo hasta que terminase su audiencia con Victoire. Una vez que lo vio salir del salón, caminó hasta él para encontrarse con el hacha del infierno.
- ¿Unas palabras?
- Habla rápido - Ordenó el hombre molesto, sin aminorar el paso.
- Usted mató a la mujer que amaba.
Esta vez Garrick detuvo el paso y lo miró completamente confundido.
- ¿Qué?
- Roxane Weasley - Aclaró Lysander.
- ¿No era su gemelo el que estaba enamorado de esa Weasley?
- ¿Lorcan? - Preguntó Lysander entrando al mismo estado de confusión que su interlocutor - No, fui yo.
- ¿Usted no es Lorcan? - Preguntó Garrick.
- No, yo soy Lysa…
Antes de poder terminar la frase, Garrick ya comenzó a caminar de nuevo. Al parecer no consideraba al gemelo de Lorcan Scamander, lo suficientemente importante como para hablar.
- ¡Alto! - Ordenó Lysander - Usted va a escucharme.
- Ya escuché demasiado. Déjeme en paz o correrá la misma suerte que su mujer.
Cruzaron el pasillo y doblaron la esquina. Lamentablemente se encontraron con Kena, quien últimamente era la "insistencia" en toda la extensión de la palabra.
- ¡Esposo mío! - Exclamó su mujer corriendo para encontrarse con él.
Quizá era cruel, pero no pudo evitar sentirse avergonzado al tener a tan poco agraciada mujer lanzándose para abrazarlo.
- Kena, te presento a Garrick Nott - Murmuró Lysander incómodo.
- Un gusto, mi seño…
- ¿Ustedes dos están casados? - Preguntó Garrick dibujando una sonrisa por primera vez desde que lo conocía.
- Así es, mi señor - Contestó Kena, sonrojándose por completo.
- Un gusto, mi lady - Saludó Garrick besando la mano de su esposa con descaro - Puede visitar la corte cuando quiera, a mi mujer le encantará conocerla.
Lady Scamander estaba extasiada de alegría, no podía encontrar palabras para tal invitación. Garrick, con una sonrisa entre maliciosa y divertida, continuó con su camino.
No podía permitir que se fuera. Lysander se deshizo de su esposa con poca diplomacia y corrió nuevamente para encontrarse con su rival.
- Usted…
- Está casado - Interrumpió Nott - Con una joven adorable, debo añadir.
- No se burle. Me case con ella por lealtad a Roxane – Aclaró el gemelo intentando sonar lo más amenazante posible - Estoy seguro que comprende que el amor y el matrimonio raramente están relacionados.
- Esas no son palabras propias de un caballero - Continuó burlándose Nott - Hágase un favor, mi lord, e imite a su hermano. Quizá así deje de parecerme tan patético y le conceda esa plática que tanto gusta.
Lucy Weasley
- Llegaron los nobles - Le informó Greer mientras Lucy terminaba de alistar a Lena, la chica nueva - El rey, Zabini, Nott, Dolohov, Flint y Potter.
- ¿Potter? - Preguntó Lena - ¿Albus Potter?
- Diles que pasen - Le pidió a Greer, y luego se volteó hacia Lena - ¿Lo conoces?
- Mi padre era carnicero en el valle de Gryffindor - Respondió ella.
- ¿Le dará gusto verte?
- Definitivamente - Contestó la castaña levantando la barbilla.
Asintió con la cabeza y, una vez tuvo el antifaz puesto, bajó comprobando que todos los hombres se encontraban encantados con las muchachas, a excepción de uno…
- ¿Todo está bien, mi lord? - Le preguntó a Garrick Nott quien continuaba de pie y solamente se servía vino. Últimamente se sentía mucho más osada y poderosa, ya casi no tenía miedo de salir de su habitación. Había hecho de ese pueblo su reino y de ese burdel su hogar.
- Si, Madame - Contestó el hacha del infierno intentando sonar amable - Solo es el estrés del viaje.
- De seguro una de mis chicas podrá ayudarlo - Ofreció Lucy - ¿Le interesa alguna en especial? Afectuosas, atrevidas, alguna parafilia…
Notó la dubitativa del individuo, pero no presionó. Sabía cómo tratar a esa clase de hombres.
- Lo que sea, excepto pelirrojas - Le ordenó.
Lo miró con curiosidad, pero optó por no hablar más del tema. Sus chicas sacaban información cuando terminaban con sus clientes, por lo general en ese momento eran más habladores.
Al día siguiente, Lucy llamó una a una a las chicas para pagarles y preguntar sobre la noche, cuando llegó el turno de Lola se sorprendió al enterarse que Garrick Nott no había querido saber de ella una vez que acabaron.
- Se vistió como si hubiera dormido con un monstruo - Confesó su amiga ofendida.
Theodore Nott
Felicitó a Draco por el regreso de Artemis y Potter.
Los hombres más importantes del reino, aquellos que pertenecían al consejo, celebraban con tanto alcohol que parecía que libraron una batalla y no un intercambio. Al parecer todos preferían disfrutar del banquete de bienvenida que los sirvientes habían preparado, en lugar de visitar a sus familias.
Volteó a ver a su hijo, quien había representado a su familia durante el intercambio, y recordó un tema importante.
- ¿Dónde está tu hermano? – Le preguntó a su hijo.
- Custodiando a Rose en mi ausencia – Contestó el hacha del infierno bebiendo tranquilamente un tarro de cerveza.
Imbécil.
- Hablemos a solas - Le ordenó a Garrick, quien asintió sin rodeos y lanzó el tarro de cerveza al suelo.
Caminaron en silencio hacia los jardines. Todo el reino se encontraba de fiesta, así que difícilmente los escucharían allí. Una vez en las afueras, se permitió ver a su hijo. Era el mejor heredero que podría tener, verdaderamente dejaba en alto el nombre familiar.
Honestamente amaba más Duncan. Tenía una mejor relación con su bastardo y, sin lugar a dudas, era más entretenido conversar con él, pero Garrick era su hijo legítimo y más que a nada, Theodore Nott amaba su apellido.
- Confías demasiado en tu hermano – Dijo Theo sin rodeos.
- ¿No debería? Es mi hermano - Retó su hijo.
- Duncan siempre fue leal a nuestra familia. Te aceptó como señor y heredero a pesar de ser mayor que tú, pero apuesto mis tierras que nunca deseó lo que poseías. Posiblemente sintió celos por no tener apellido o no comer en la mesa principal en reuniones oficiales, pero jamás hubiera cambiado posiciones contigo - Su hijo lo miró, esperando que explicase el punto de tal discusión, así que lo complació - Hasta ahora. Tu hermano desea a tu esposa, un ciego retrasado puede verlo, y una mujer puede hacer que el hombre más noble del mundo traicione a su propia madre. Te aconsejo que lo mantengas alejado de tu mujer o dentro de poco serás testigo de cómo tu hermano se escapa con ella.
Garrick Nott
Las palabras de su padre eran un insulto, una burla, pero aun así no podías quitárselas de la cabeza. Sacudió la cabeza y regresó en dirección al castillo, pero esta vez fue hacia la habitación de su esposa. Necesitaba verla, poseerla y sacarse de encima todo lo que llevaba cargando.
"Nadie lo amo realmente", Rose aseguraba que lo amaba.
" El amor y el matrimonio raramente están relacionados ", Claro, su mujer no era el monstruo de lady Scamander. Era la mujer más atractiva de la corte.
"¿Le interesa alguna en especial?" Sí, le interesaba una en especial. Al parecer la misma que a Duncan "tu hermano desea a tu esposa".
Llegó a la esquina del solitario pasillo que conducía a la habitación de Rose. Era tarde y pensó que encontraría a Duncan durmiendo en el pasillo o algo parecido. Sin embargo, nadie dormía, es más, ni siquiera entraron a la habitación.
- … mi padre la violó - Confesaba su hermano en la puerta de la habitación de Rose.
- Duncan… No imagino como debes sentirte, pero te equivocas. No puedo garantizar que tu madre esté deseosa de conocerte, ni siquiera sabemos si está viva, pero al menos debes hacer el intento.
Garrick observó la escena. Rose tomaba las manos de Duncan con dulzura y éste la miraba exactamente como su padre había descrito: con deseo.
- No podría hacerlo solo. Sentirme abandonado de nuevo… Te necesitaré a mi lado – Dijo el bastardo con voz ronca.
- Nada me gustaría más que acompañarte, pero soy una rehén de la Capital. A menos que tu padre y Garrick autoricen…
- Yo hablaré con ellos. En algún momento tendrás que conocer esas tierras, se supone que tienes que ayudar a mi hermano a manejarlas.
Suficiente.
- ¡Rose! - Exclamó Garrick, logrando sobresaltar a la nombrada y a Duncan, quienes se soltaron de las manos rápidamente.
Estaba furioso como no lo estuvo desde hace mucho tiempo. Nada calmaría su ira en ese momento. Tenía dos meses sin ver a su mujer y ella… Duncan y Rose…
- ¡Mi amor! - Saludó la pelirroja con una sonrisa improvisada, la cual se borró rápidamente al notar la expresión de su esposo - ¿Está todo bien?
- Dos meses sin recibir noticias tuyas y resulta que ahora planeas un viaje con mi hermano ¿Tú crees que está todo bien? - Preguntó furioso - ¿Se puede saber la maldita razón por la que no fuiste a recibirme esta mañana?
Se acercó a ella con furia. Duncan lo notó y se puso en medio, haciendo un ademán de protegerla.
No, no podía ser cierto. No era cierto. Tenía que poner en su lugar a esos dos de una vez por todas. Si su esposa no lo amaba al menos le temería. Había vivido recibiendo temor en lugar de amor toda su vida, podía seguir así.
- Estaba con el médico - Respondió Rose claramente nerviosa - Estoy embarazada… Vas a ser padre.
