Disclaimer: Naruto es propiedad legal de Masashi Kishimoto y yo solo ocupo a sus personajes para crear ficciones recreativas sin fines de lucro.

Advertencia: Kakashi X OC.

Empezamos la línea temporal de Naruto Shippuden. Bienvenidos y disfruten de la lectura.


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Capítulo 21

Un hogar para Kakashi

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Aquella mañana el cielo era de un color azul claro que invitaba a todos a tomar un poco de sol, así que Ino Yamanaka aprovechó para sacar un par de lirios a la entrada principal del negocio de flores de su familia. Sin duda aquel día tan caluroso era agotador, pero la rubia se sentía bastante contenta al recordar la misión que hace poco había concluido y que le dejó con una gran sonrisa.

— Tienes una misión de rango B. —la segunda asistente de la Hokage le entregó el pergamino.

— Suena complicado, Emiko-sensei... —murmuró Ino mientras leía el documento y sopesaba la situación.

— Tendrás apoyo, Neji Hyuuga será tu compañero y tu estarás a cargo.

El rostro de la chica se pintó ligeramente de color rojo.

— ¿Yo estaré a cargo? No creo que a Neji le guste...

— Ya fue informado de su misión y está... —Ino vio como la mujer se llevaba un dedo a los labios de manera pensativa. — Satisfecho.

— Pero yo soy Chunnin y él es Jounnin...

La mujer de corto cabello negro y ojos dorados sonrió.

— La misión es de espionaje, así que tu al dominar los jutsus de tu familia sabrás medir el riesgo y dar las indicaciones necesarias, además... Neji solo va para salvaguardar tu cuerpo mientras obtienes la información.

El rostro de Ino se volvió completamente rojo.

— No digas eso, Emiko-sensei, solo somos amigos... —pero la mujer rio brevemente aumentando el bochorno de la chica.

— Me alegra tanto ver que tu corazón esté dispuesto a volver a amar, Ino. —la rubia alzó la mirada para ver la genuina sonrisa de la mayor. — Yo solo les estoy dando una pequeña ayuda.

— Tsunade-sama se enojará si sabe que estás jugando a cupido, sensei. —replicó pero sonrió agradecida. — Pero sí... sigue siendo difícil para mi ver a Shikamaru organizar los exámenes chunnin con Temari-san... así que me alegra poder salir un poco y más si es con Neji.

La adulta sonrió.

— Tampoco le eres indiferente a nuestro Hyuuga, así que no dudes mucho. —y le guiñó un ojo.

Después de aquella charla, Ino se encontró con Neji en la entrada de la aldea y marcharon a un poblado cerca con a frontera con Amegakure, donde llevaron a cabo su misión sin mayores problemas y donde Ino se atrevió a robar un pequeño beso al shinobi, quien para su sorpresa, sonrió y le dijo que esperaba que se volviera a repetir.

Tan solo de pensarlo, todas sus tristezas se esfumaban y tenía ganas de brincar y gritar de emoción.

— ¿Qué sucede, Ino? —escuchó mientras abría la puerta para volver a ingresar a su local.

— No es nada, dame unos segundos y podremos partir. —Ino corrió al interior de su tienda para avisar a su madre y a su prima que ya se marcharía y pronto salió con Sakura, quien contemplaba embelesada las hermosas flores del local.

— Están preciosas, ¿no? —dijo Sakura mientras Ino le indicaba que ya podían marchar.

— Por supuesto, es la mejor época del año.

— ¿Crees que deberíamos llevar algo? —preguntó Sakura mientras avanzaban por la aldea.

— Emiko-san dijo que estaría toda la mañana en la academia... se nota que le gusta su trabajo pero me pregunto cuándo pasa tiempo con Kakashi-sensei...—se preguntó Ino en voz alta.

Sakura sonrió.

— Supongo que aprovechan bien su tiempo libre, me gusta mucho cuando los veo en la torre, Kakashi-sensei parece otro hombre.

Ino se encogió de hombros.

— Supongo que esa es la magia del amor.

Sakura suspiró mientras pensaba en Sasuke.

— Supongo.

Continuaron caminando hacía la academia, pues ese día festejaban que Emiko Ryuzara había sido aceptada como profesora en la academia después de aprobar un riguroso proceso de selección por parte de Iruka-sensei. Cuando llegaron al edificio de la academia, las chicas sintieron la nostalgia de sus tiempos escolares y sonrieron al ver a su sensei conversar con su antiguo profesor.

— ¡Iruka-sensei! ¡Emiko-san! —saludó Sakura al llegar hasta ellas y sonreír.

— Hola chicas, es genial verlas. —Emiko las recibió con un abrazo a cada una y las chicas hicieron una reverencia a Iruka-sensei.

— Debes ser muy paciente para trabajar aquí, sensei... hay alumnos como Naruto o Kiba que son un desastre. —señaló Ino.

— Emiko-san hace un gran trabajo, sin duda agradecemos su presencia aquí. —dijo Iruka mientras se sonrojaba y Sakura lo notaba.

— ¿Dónde pondrán los bocadillos? —Kana-san, la esposa de Genma llegó hasta ellos con una bandeja con bocadillos.

— Hay una mesa de este lado... —indicó Emiko. — Por favor, coman y disfruten, será una reunión corta pero gracias por venir.

Las dos chicas y el profesor vieron a la pelinegra ir con la rubia a otro lado del patio.

— ¿Así que... te gusta Emiko-san? Iruka-sensei... —preguntó Sakura, cosa que hizo que el profesor gritara e Ino formara una o con su boca ante la sorpresa.

— No digas eso, Sakura... no es así... no...

— Kakashi-san irá por usted... —Ino comenzó a reír sin contenerse, cosa que hizo que el hombre se pusiera aún más nervioso.

— No pueden culparlo, es una mujer encantadora. — Asuma y Kurenai llegaron con la pequeña Suki en brazos.

— ¿Cómo estás Suki? —Ino tomó a la niña de casi un año y comenzó a jugar con ella. — Casi no la veo desde que se acabaron los entrenamientos con Emiko-sensei... —se quejó Ino.

Durante el último año, Emiko se había encargado de dar clases de taijutsu a Ino y Sakura, mientras que a Tenten le enseñó a usar la ninjato y otras armas. Solían entrenar al amanecer, momentos en los que también una amable Kana las acompañaba con la pequeña bebé Suki. A veces Hinata y Neji se les unían pero como ellos tenían su entrenamiento en la mansión Hyuuga, iban más bien a saludar y ver cómo iban. Pero todo acabó cuando Sakura e Ino comenzaron con sus entrenamientos intensivos en el hospital, por lo que solo Tenten continuaba entrenando con Emiko.

— Estás cada día más enorme. —dijo Sakura al acariciar la cabeza de la bebé, quien sonreía mostrando sus primeros dientes en crecer.

— Por favor, no digan esas cosas sobre Emiko-san y yo... —pidió Iruka muy avergonzado. — No quisiera que hubieran falsos chismes en la escuela.

— Supongo que Kakashi-sensei no creería esas cosas. —respondió la pelirrosa.

— Aunque técnicamente está soltera, no es como que hayan formalizado nada. —puntualizó Asuma.

— Viven juntos, Asuma, no quieras presionarlos. —Kurenai lo regañó un poco. — Su situación sentimental es cosa de ellos.

Asuma hizo una mueca y tomó de regreso a Suki en brazos ya que la pequeña quería regresar con él.

— Supongo que para ellos haber dado ese paso fue un avance enorme. —suspiró el shinobi.

Todos voltearon a ver a Emiko y de pronto estaba rodeada de varios profesores hombres.

— Creo que Iruka-sensei no es el único. —murmuró Ino y Kurenai suspiró.

— Ve a salvarla, Asuma. —dijo la mujer, mientras el hombre asintió y todos vieron como llegó hasta Emiko y le colocó a la pequeña Suki en brazos.

— Hola, Suki... — Emiko sostuvo a la bebé y miró agradecida a Asuma, quien se encargó de alejar a los profesores. — Gracias...

— Este no es mi trabajo... —murmuró Asuma. — ¿Dónde está?

— Tuvo una misión y dijo que trataría de llegar, pero está bien, en serio... no es para tanto.

— Claro que lo es, hasta Genma que está en Iwa te mandó un obsequio por tu logro... todos sabemos lo importante que es para ti dar clases en la academia.

La mujer sonrió a la bebé que tenía en sus brazos y negó.

— Es que ustedes son muy protectores conmigo, ya no soy la niña que necesita que la cuiden y mimen, y eso Kakashi lo sabe.

Asuma se abstuvo de sacar un cigarrillo porque Kana y Genma ya le habían pedido que no fumara cerca de la niña, por lo que sacó su encendedor y comenzó a jugar con él.

— Supongo que tu sabrás... pero igual sería bueno que hiciera acto de presencia de vez en cuando, de esa forma no tendrías que estar lidiando con todos esos sujetos.

Emiko negó.

— Sé cuidarme sola, Asuma... te aseguro que ellos corren más peligro que yo.

— Asuma-sensei... Emiko-sensei... tenemos que tomar muchas fotografías... —Ino seguida de Sakura llegaron hasta ellos mientras Kana y Kurenai comían algunos bocadillos.

Emiko sonrió al verse rodeada de tantas personas. Era cierto que había recibido en la mañana un regalo de parte de Genma y otro de parte de Tenten, quien también estaba en una misión de imprevisto con el equipo Gai pero también podía percibir la presencia de Kakashi en la cima de un árbol cercano. Aún no comprendía del todo los motivos por los que él decidía mantenerse al margen, pero a ella le bastaba con saber que Kakashi se había dado prisa en volver porque ella se lo pidió.

La reunión no se alargó mucho porque Emiko debía seguir con su trabajo en la torre y todos tenían otros pendientes que hacer, pero después de agradecer a todos por su apoyo y de aceptar la bienvenida de sus nuevos compañeros profesores y profesoras, marchó a la torre.

— Necesito que revises los estados de cuenta del hospital y un informe de los nuevos comerciantes que solicitaron permiso para vivir en Konoha. — le dijo la Hokage apenas puso un pie en su oficina. Cuando llegó a la torre hace un año, se sintió un poco fuera de lugar ya que la Hokage ya tenía a shizune-san, pero esta le dijo que le alegraba tener un apoyo para los informes y revisión de misiones, que estaba feliz de poder tener un poco más de tiempo para atender sus pendientes en el hospital de la aldea aunque seguiría siendo quien asistiría a la Hokage.

Así que Emiko tomó la pequeña oficina que estaba de manera contigua a la oficina de la Hokage y se dirigió a su escritorio para atender los pendientes que le pidió su líder. Sin duda aún le era difícil estar fuera del servicio activo, pero Tsunade-sama le dijo que no debería descuidar su entrenamiento, ya que trabajar en la torre implicaba que todos, hasta los administrativos, tuvieran buenas habilidades para defender en caso de un ataque. Por eso entrenaba al amanecer y aceptó que las chicas se unieran con ella. Pero de alguna manera extrañaba las misiones, la adrenalina de pensar en cómo salir de una situación y el poder moverse sin miedo a lastimar su brazo. Aún le dolía su herida, pero la rehabilitación le había ayudado a que su brazo izquierdo volviera a ser funcional pero le frustraba mucho no poder moverlo como antes; detestaba tener que usar el cabello corto por ese motivo, pero trataba de ignorar esa molestia. De alguna manera no lograba quitar de su cabeza esa vieja idea del Kouka Toki: el cabello largo es un reflejo de tus habilidades, el cabello corto es una vergüenza. Aquello era ridículo y anticuado, pero no podía olvidarlo.

Sin embargo, estaba contenta con su trabajo en la torre y ahora que daría algunas horas de clase en la academia, se sentía bastante útil para su Hokage, quien quería que ella le entregara informes anuales de los nuevos ninjas que se estaban formando en la academia. Con lo poco que había observado en la academia hasta el momento, podía decir que el equipo del sobrino de Asuma, Konohamaru, era bastante prometedor. Aún le daba risa cuando el niño fue a decirle que le ayudaron mucho los consejos que ella le escribió y que venían en el libro del Icha icha... en realidad habían sido consejos que cosas que ella aprendió en su vida shinobi, el Icha icha no contenía secretos para ser un ninja invencible, pero el niño no tenía porqué saber eso. Una risita escapó de ella, cuando una brisa que entró por su ventana le erizó la piel.

— ¿Recordaste algún buen chiste? —susurró Kakashi sobre su oído, cosa que hizo que su piel se erizara aún más.

— No, solo estoy muy contenta... llegaste. —se puso de pie para recibirlo.

— Lamento no haber bajado del árbol... yo... —pero ella le puso un dedo en los labios y negó.

— Llegaste, eso es lo importante.

Kakashi sonrió.

— Te eché mucho de menos... no vuelvas a darme una misión así de larga. —se quejó y Emiko rió al sentir que la rodeaba con sus brazos.

— La Hokage te eligió particularmente a ti... no es mi culpa que seas tan competente... —entonces sintió los labios del hombre sobre su cuello. — Aquí no... Kakashi...

— Me parece que no te he dado tu regalo de felicitación... —volvió a susurrarle en el oído, mientras hacía un sello insonorizador a la oficina.

— Sabes que la Hokage sabe todo lo que pasa aquí... —dijo mientras el shinobi la cargaba y la sentaba en el escritorio.

— Y a pesar de eso, está no será ni la primera ni la última vez... —Kakashi se bajó la máscara para besarla y cualquier otra protesta fue olvidada.

Poco a poco se fueron deshaciendo de la ropa, y Emiko notó que Kakashi había pasado a ducharse primero, por lo que sonrió al pensar que todo ello había sido planeado por el peligris, pero le gustaba que fuera tan apasionado como en esos momentos.

— Felicidades por tu nuevo trabajo.—le dijo con voz ronca en el oído segundos antes de entrar en ella y comenzar con un fuerte vaivén de caderas. Emiko se abrazó a su cuello mientras este la sostenía contra su escritorio y se encargaba de enterrar sus dedos en su cintura mientras la sentía estremecerse entre sus brazos. Pronto ella sintió llegar el primer orgasmo, pero Kakashi apenas le dio unos momentos para recuperar el aliento, cuando volvió a entrar y esta vez la cargó y la acostó en el pequeño sofá de la oficina, donde devoró sus senos y se encargó de darle todo el placer del mundo. Solo al final, cuando sintió que ella había llegado a su límite, fue que él se permitió terminar y se acostó sobre su pecho, entremezclando sus respiraciones agitadas.

— Un día alguien nos va a ver. —murmuró Emiko tratando de fingir enojo cuando en realidad estaba extasiada con ese lado tan apasionado de Kakashi.

— En ese caso hay que dar un buen espectáculo.

Con una gran sonrisa en los labios, Emiko se puso de pie para recoger su ropa y la de Kakashi, a quien se la dejó a un lado y se vistió sin prisas. Una vez estuvieron vestidos, un ave entró a la ventana de la oficina y se posó a un lado del peligris.

— ¿Hay algo interesante? —preguntó la chica mientras recogía las cosas que habían tirado.

— Los guardias de la entrada vieron llegar a Naruto junto a Jiraiya-sama. —dijo el peligris.

— Supongo que entonces no cenarás en casa hoy. —comentó la chica tratando de no sonar triste, Kakashi solía estar todo el tiempo fuera de la aldea, pero también entendía que quisiera ver a su querido alumno, dos años y medio habían sido mucho tiempo.

— Tengo tarea de parte de la godaime, tengo que armar los nuevos equipos... iré a casa en cuanto acabe y cenemos juntos tu y yo.

— ¿En serio?

— Por supuesto, no mentí cuando dije que te extrañé mucho.

Emiko sonrió y el peligris caminó hasta ella, metió una mano en su chaleco chunnin y sacó una pequeña caja cuadrada y negra, la cual abrió rápidamente para mostrar una hermosa pulsera de plata.

— Estoy muy orgulloso de ti, Emiko, eres una mujer muy fuerte. —y la besó en la mejilla.

Emiko tomó la caja con la pulsera y sonrió radiante.

— Gracias, Kakashi... Te quiero.

— Yo también... te escribo más tarde. —y abrió la ventana para marcharse justo como llegó.

Emiko sonrió al ver la pulsera y se la puso, de alguna manera le hubiera gustado que Kakashi le propusiera matrimonio o le pidiera que fueran novios de manera formal, pero estaba decidida a no forzar las cosas, ya se sentía muy contenta con su vida cotidiana de pareja y de que Kakashi fuera tan detallista con ella. Pero... un anillo hubiera lucido un poquito mejor en esa hermosa caja negra.

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Casi era hora del atardecer, cuando Emiko se levantó del escritorio para estirarse y entonces llegó Pakkun a su oficina con un mensaje de su líder.

— Dice Kakashi-san que aplicará una prueba a Naruto y Sakura, que cuando acaben irá a casa.

Emiko se mordió el labio y asintió.

— ¿Crees que se tarden mucho? Muero un poco de hambre.

El perro negó.

— No tengo la menor idea, pero se ve que esta vez si le darán más pelea a Kakashi.

La chica sonrió.

— Iré a casa, avísale por favor.

El perrito asintió y desapareció en una voluta de humo, lo que la chica tomó como señal para irse a casa.

Mientras iba caminando, pensó en ir a la librería a buscar un buen libro de cocina y al entrar se sorprendió al ver a Iruka-sensei muy concentrado en elegir algo.

— ¿Necesitas ayuda? —le preguntó Emiko pero el hombre brincó y se puso nervioso.

— No... no... yo solo pensaba... pensaba qué libro sería mejor llevar. —dijo Iruka y Emiko miró el estante frente a ella, había algunas novelas románticas.

— Oh, podría recomendar este... —tomó uno de cubierta café. — Es una buena historia de amor, él es un shinobi retirado y cansado de vivir, ella quiere vengar a su familia y necesita de su ayuda... la historia es un poco lenta pero el final vale la pena.

Iruka asintió un poco sonrojado.

— Suena bien, supongo que lo llevaré. —Iruka tomó el libro. — ¿Tú qué buscas para leer?

— Estaba pensando en aprender un poco de cocina de Kirigakure, siempre me gusta cocinar cosas nuevas...

El castaño la acompañó a la sección de cocina y Emiko tomó el primer libro de cocina tradicional de Kiri que encontró.

— ¿Estás segura de llevar ese? —preguntó él con sorpresa.

— Sí, ya había pensado mucho en este libro. —y sonrió.

Una vez que pagaron y salieron de la librería.

— Estaba pensando en ir a cenar algo... ¿Quisieras acompañarme?

Emiko sentía el hambre en su estómago, pero ya había quedado con Kakashi.

— Comí hace poco, pero te lo agradezco mucho Iruka-san.

— Entonces cuando menos deja que te acompañe a casa.

— Está bien... —aceptó. La verdad es que de todos sus compañeros en la academia, Iruka era el que mejor le caía, era amable y siempre ponía a los alumnos primero, se notaba que se esforzaba por hacer lo mejor posible su trabajo.

Así que se sentía cómoda con él, al tiempo que le agradecía todo el apoyo que le dio en su evaluación para conseguir el trabajo.

— Te tocará un grupo muy divertido, la mayoría viene de clanes así que participan mucho en clases... —iba diciendo Iruka mientras pasaban fuera de uno de los bares de la aldea...

— Miren quién va engañando a otro incauto... —una voz gritó detrás de Emiko e Iruka, quienes voltearon y vieron a un Iwashi muy ebrio salir del bar seguido de un Raidou alcoholizado y un avergonzado Aoba.

— Lo lamento, Ryuzara-san... —murmuró Aoba. — Llamaré a Genma-san...

Emiko negó, la verdad es que Genma estaba en Suna por una misión, por lo que el pobre de Aoba no lo encontraría. Cuando Genma se enteró de lo ocurrido entre Iwashi y Emiko, fue a hablar con el jounnin Tokkubetsu y después de algunas palabras bastante amenazadoras, le dijo que no se volviera acercar a ella.

— No es necesario, Aoba, puedo cuidarme sola...

— Por supuesto que puedes... ¿Ahora vas sobre Umino-san? ¿Hatake ya se aburrió de ti?

— Cuida tu boca, Iwashi... —uno de los mayores inconvenientes de trabajar en la torre era que Emiko veía más seguido a Iwashi, quien parecía bastante molesto con ella a pesar de que ya había pasado más de un año desde lo sucedido. — Hablaré de tu comportamiento con la Hokage.

Por otro lado Iruka se enojó por las palabras de su compañero shinobi.

— Ryuzara-san es una buena compañera de trabajo, no tiene sentido que hables de esa manera Tatami-san. —dijo el profesor.

Pero el Tokkubetsu jounnin no se retractó.

— Te va a romper el corazón como lo hizo conmigo, ella no... —pero no pudo terminar de hablar porque Emiko lo golpeó en el estómago y, al estar tan borracho, no pudo evitarlo, por lo que cayó de rodillas al piso.

— Ni lo intentes... estoy harta, si Iwashi vuelve a acercarse o a hablar de mi, emprenderé acciones legales, no necesito que Genma ni nadie me defienda. —le dijo a Raidou y emprendió el camino de nuevo.

— ¿Por qué Tatami-san...?

— Salí un tiempo con él pero no funcionó y está enojado conmigo...— Emiko trató de sonreír. — Lamento que tuvieras que ver eso, espero que no cambie tu idea sobre mi.

Iruka negó.

— No cambia lo que pienso de ti, Emiko-san, ningún hombre debería comportarse así.

La chica sonrió pero no dijo nada más y caminaron en silencio hasta que llegaron a su casa.

— ¿Aquí vives? —preguntó un poco sorprendido el profesor de la academia, reconoció completamente la casa de Kakashi Hatake.

— Sí, vivo con Kakashi... —comentó y se sonrojó un poco.

— No sabía que estaban comprometidos. —para Iruka, que una pareja viviera junta significaba un compromiso muy serio.

Ella negó.

— No estamos comprometidos... bueno... él y yo solo salimos. —respondió un poco apenada, generalmente no tenía la necesidad de aclarar nada, las chicas, sus amigos y la Hokage aceptaron que estaban juntos y ya, sin preguntas ni cuestionamientos.

— Pero viven juntos... —señaló Iruka y Emiko no se sintió cómoda hablando de aquello, de verdad que estaba conforme con lo que Kakashi le daba y cada día se decía que no necesitaba más y por lo tanto, no tenía que dar explicaciones a nadie más.

— Sí, vivimos muy tranquilos. —dijo con un poco de molestia que el otro shinobi entendió e hizo una reverencia.

— Lo siento... no quise ser chismoso ni criticar... —empezó a disculparse y la chica suspiró.

— No, yo lo siento... es cierto que Kakashi y yo no hemos puesto alguna etiqueta a nuestra relación, pero estamos bien ahora mismo, si el tiempo nos lleva a algo más o no, no es algo que quiera presionar. —respondió con honestidad.

Ante aquellas palabras, Iruka sonrió a la mujer.

— No debe ser muy fácil amar al ninja copia, ¿Verdad?

Esa frase colocó un nudo en la garganta de Emiko.

— No lo es, pero nada que valga la pena es fácil.

Iruka rió y la chica lo imitó, de manera que se rompió la tensión.

— Iré a cenar algo, nos vemos mañana en la academia. —se despidió el hombre.

— Sí, hasta mañana.

Cuando Emiko entró a la casa, la observó como si no la hubiera visto en mucho tiempo. Las antes sucias y decoloradas paredes ahora estaban pintadas de nuevo, ya no había polvo ni telarañas, ahora la casa parecía un hogar, con fotografías de los alumnos de Kakashi, la de los equipos de ambos y más sillas y espacios para las visitas que recibían. Sin duda ese lugar se había vuelto un lugar muy especial para ella durante los últimos meses.

Realmente le costó mucho volver a confiar en Kakashi, pero durante su rehabilitación él le demostró que también podía ser paciente y gentil, la trató con mucho cariño y ella no pudo evitar volver a entregarle su corazón. Y una vez que ella pudo volver a insertarse en el mundo, la invitó a que juntos decoraran la casa, que eligieran cortinas y muebles nuevos. Todo lo viejo se fue y hasta las tejas del techo fueron cambiadas. Para Emiko aquello era una prueba del compromiso que Kakashi tenía con ella y eso le era suficiente. Pero últimamente empezaba a pesar sobre si se estaba volviendo muy ambiciosa, la verdad es que cada vez quería más del peligris pero ella misma se frenaba, temía que si pedía algo más, todo ese sueño se acabara y se viera otra vez sin nada... Ahora que lo pensaba, si en algún momento debía marcharse, no tenía a donde ir, esa casa era de la familia Hatake y de momento solo era una invitada... Suspiró cansada, quizá debería empezar a ahorrar un poco para cualquier emergencia que se le presentara en el futuro.

Una vez que se dio una breve ducha, fue a la cocina, donde comenzó a cocinar algo sencillo para cuando llegara Kakashi. Aprovechó para comer mientras preparaba la cena, una vez que todo estuvo listo se sentó en el sofá a hojear su nuevo libro y fue entonces que se quedó dormida en ese lugar.

— ¿Emiko? —la chica abrió los ojos y se encontró con el rostro apesadumbrado del hombre.

— Kakashi... ¿Qué hora es? —preguntó ella somnolienta mientras se levantaba.

— Son las tres de la mañana, lo siento... me temo que la prueba que les hice a Naruto y Sakura tomó más tiempo del necesario.

— Está bien. —ella asintió. — ¿Quieres comer algo o vamos a dormir?

— Muero de hambre, fue una batalla bastante agotadora y aún tengo trabajo pendiente que hacer, Tsunade-sama me pidió que organizara los nuevos escuadrones de vigilancia, ya avancé el trabajo pero me faltan un par de equipos.

— Había olvidado lo poco que se duerme siendo ninja. —Emiko se quejó, sin duda dormir ocho horas diarias era lo mejor de su nueva rutina.

— Ve a la cama, trataré de no hacer ruido. —y la besó en la cabeza.

— Te ayudo para que acabes antes. —y mientras ella empezaba a revisar los papeles, Kakashi encendió el horno. Pronto llegó a la mesa con su comida en las manos y sonrió cuando vio que la chica terminaba de organizar las listas.

— No te faltaba mucho para terminar, pero revisa que estés de acuerdo y después firma. —dijo la chica mientras se ponía de pie y tomaba el chaleco que el jounnin había dejado en el sofá para poder colocarlo en el armario. — ¿Libro nuevo? —preguntó al sentir el peso.

Los ojos de Kakashi brillaron y asintió.

— Naruto me consiguió una copia del nuevo libro de Jiraiya-sama, es una obra de arte.

— Asumo que ya lo leíste... —Emiko se sentó en el sofá y comenzó a ojearlo. — Veo que la mente de Jiraiya-sama no tiene límites... —y se sumergió en la lectura mientras el hombre cenaba y revisaba los documentos.

Entonces la tomó por la cintura y la recargó en la pared fría que hizo que su piel se erizara, sin pensarlo mucho, la besó apasionadamente, como si mil soles iluminaran su camino y al mismo tiempo consiguiera saciar su sed de ella, aunque sabía que nunca se cansaría de probar sus dulces labios...

— Me sorprende un poco... —murmuró Emiko después de un rato de silencio, y de pronto sintió que Kakashi se sentaba a su lado. — Jamás pensaría que alguien como tu amara este tipo de historias.

— Todo el mundo creen que son libros obscenos, pero no comprenden la hermosa historia de amor que Jiraiya-sama creó. — Emiko rió. — Además, no podrás negar que soy romántico...

Emiko sonrió y le entregó el libro, mientras acariciaba sus manos.

— Estoy segura de que querrás volver a leer esta obra maestra, iré a la cama.

— Lo siento, apagaré las luces cuando acabe. —respondió el peligris muy contento. — Por cierto... la pulsera luce muy bien en tus manos, Emiko.

La mujer giró para verlo y sonrió.

— Gracias, Kakashi... descansa.

Kakashi la vio perderse en el pasillo de la casa y sonrió. Aquel año y medio que llevaban de convivencia no había sido nada difícil, Emiko era una compañera bastante práctica y dispuesta a ayudar en todo. De alguna manera habían encontrado un equilibrio perfecto y Kakashi se sentía satisfecho con aquello. Ella le daba su espacio, cosa que agradecía mucho y valoraba, él había crecido aislándose y a pesar de que ahora tenía a muchas personas importantes para él, no le era fácil tener compañía todo el tiempo, así que el hecho de que Emiko fuera tan independiente le daba mucha tranquilidad. Si, era cierto que había periodos de tiempo en los que no se podían ver porque él estaba semanas fuera de la aldea cumpliendo alguna misión, pero siempre pensaba en ella y le traía algún recuerdo. Si pasaba por algún pueblo pequeño, le compraba una joya, un pañuelo o lo que llamara su atención, y si simplemente no había nada o su misión había sido en una zona boscosa, sellaba algunas flores y cuando se las entregaba, Emiko las cuidaba y las usaba para adornar su hogar.

Por primera vez en la mente de Kakashi esa casa de volvió un hogar en toda la extensión de la palabra cuando Emiko aceptó quedarse con él. Recordaba que cuando era niño la casa solía estar totalmente a oscuras porque su padre se la pasaba trabajando en misiones y él solo limpiaba pero no adornaba ni abría las ventanas más de lo necesario, quizá cuando su madre estuvo viva esa casa fue hermosa, pero entre su padre y él no intentaron hacer un lugar más cálido esa casa. Ahora le gustaba llegar y encontrar las luces encendidas, sentir el calor de horno y oler las deliciosas creaciones de Emiko, pero no solo eso, verla salir del baño con su fragancia a lavanda y sonreír, le hacía sentir el hombre más feliz del mundo. Así que todo estaba bien para Kakashi y no tenía intenciones de arruinarlo, no quería que las cosas cambiaran y deseaba disfrutar de su vida con Emiko sin importar lo que los demás pudieran pensar.

Ahora mismo pasó el resto de la mañana leyendo aquella increíble secuela del Icha Icha en total paz y calma.

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Algunas horas más tarde, despertó a Emiko para que se preparara para ir a la academia y él se alistó para ir a ver a sus dos alumnos. Después de despedirse con un casto beso, el jounnin llegó hasta el punto de encuentro.

— ¡Al fin, sensei!

— Sí, lo lamento... es que me tardé más de lo planeado en terminar los nuevos escuadrones.

— ¿Perdón? —se quejó Naruto. — Esta es nuestra primer misión como equipo nuevo... debería estar un poco más emocionado... Kakashi-sensei, de verdad no ha cambiado nada.

Por otro lado, Sakura se llevó las manos a la cabeza, era molesto escuchar tantos gritos desde temprano.

— ¡Sigues siendo hartante! ¡Cállate! No gastes tus fuerzas, sabes que siempre ha tenido cara de huevo crudo y no le importa.

Kakashi se lamentó que los chicos le estuvieran perdiendo el respeto, pero entonces escuchó a una de las águilas especiales que usaban las aldeas para comunicarse de emergencia. Algo importante debería estar pasando, solo esperaba que no fuera grave.

— Vayamos a la torre a ver qué misión nos toca. —dijo el Jounnin mientras escuchaba a los chicos seguir discutiendo, de verdad que admiraba la paciencia que Emiko tenía con los chicos en la academia, él casi sentía que no podía con dos adolescentes.

— Por cierto, sensei... ¿No pudo llegar ayer a la fiesta de Emiko-san? —preguntó Sakura y Naruto puso su cara pensativa.

— Oh, la misión no me permitió llegar antes, pero luego de su prueba de los cascabeles cenamos juntos y le di un pequeño regalo. —respondió Kakashi de buen humor al dejar de escuchar sus discusiones y de recordar el pequeño encuentro que tuvo con Emiko en su oficina.

— Sensei, si no lo conociera diría que le gusta Ryuzara-san... —dijo Naruto en tono burlón, pero Sakura volvió a resoplar, pero esta vez trató de ser un poco más paciente con el chico.

— Kakashi-sensei y Emiko-san llevan viviendo juntos más de un año.

El rostro de sorpresa del niño no se dejó esperar y brincó de alegría.

— ¡Ya decía yo que había algo ahí! Me alegra mucho sensei... —dijo el chico mientras le daba una pequeña palmada a su maestro en la espalda. — ¿Y cuándo se casarán?

Sakura golpeó al chico y este lloró por el dolor.

— ¿Por qué me pegas, Sakura-chan?

— Esas cosas no se preguntan, tonto, es un asunto privado. —regañó al chico, quien se disculpó.

— Oh, no te preocupes por eso, Sakura-chan. —dijo Kakashi. — La verdad es que no tenemos planes de casarnos, Naruto, estamos bastante bien así.

La chica frunció el ceño, una vez había estado comiendo con el equipo de Ino y entonces escuchó a Asuma-sensei decir que no tenían que hacer esas preguntas al Hatake porque eso algo que solo les incumbía a Emiko y a él.

— Bueno, supongo que en ese caso podrá darme consejos para conseguir una novia linda.

Sakura estuvo a punto de decirle a golpes a Naruto que no insistiera en el tema, cuando un alegre Kakashi respondió.

— Tampoco somos novios, Naruto, solo estamos juntos y ya.

La confusión hizo mella en el rostro del rubio, quien parecía no entender.

— ¿O sea que viven juntos y hacen cosas de pareja sin ser pareja?

— Exacto. —respondió el peligris mientras daban una última vuelta y estaban a pocos metros de llegar a la torre.

— Nunca entenderé a los adultos. —murmuró Naruto y Sakura se mordió el labio pero se animó a preguntar al ver a su sensei de tan buen humor.

— ¿Y por qué no le pide que sean novios? Dudo que Emiko-san se niegue.

Kakashi llevó una mano a su nuca y miró el cielo.

— Supongo que es una buena pregunta, creo que me gustan las cosas tal como están, no quisiera que algo cambiara.

— Eso es imposible, sensei... —y Naruto sonrió enormemente. — Tan solo véanos a Sakura-chan y yo, estamos más altos y mi ropa es distinta, es imposible que las cosas se queden sin cambiar.

Sakura tenía que admitir que Naruto tenía razón.

— Bueno, si las cosas tienen que cambiar, me gustaría cuando menos disfrutar el momento todo lo posible.

— Pobre Emiko-san, mira que lidiar con un sujeto así... —murmuró Sakura mientras entraban a la torre y de pronto veían a algunas personas pasar corriendo de un lado a otro.

Cuando por fin entraron a la sala donde se asignaban misiones, Kakashi se extrañó de no ver a Emiko, pero recordó que ahora en las mañanas estaría en la academia.

— ¿Escoltar una caravana? ¡Por favor!

— ¿Qué? ¿Tienes algún problema con eso? —preguntó la Hokage, quien apenas contenía su enojo.

— Ya que lo pregunta, sí. — Kakashi y Sakura miraron a Naruto con aburrimiento, justo cuando habían acordado aceptar la misión que fuera, el chico lo primero que hacía era pelear. — Es una misión clase C, es algo humillante.

Y mientras Sakura trataba de contener a un escandaloso rubio, Kakashi escuchó pasos apresurados dirigirse a su sala. De pronto la puerta se abrió de golpe y una mujer con el uniforme de la torre entró gritando.

— Disculpe Hokage-sama ¡Una terrible noticia!

— ¿Ahora que pasa?

— Una alerta de emergencia, de Suna.

— ¿De Suna? ¿Qué clase de alerta es?

Kakashi observó la expresión de la Hokage y se dio cuenta que algo muy malo sucedía. Suspiró internamente, la Hokage le había prometido que podría pasar más tiempo en la aldea al estar liderando el nuevo equipo de Naruto, el cual iba a estar cerca de la aldea por si la amenaza de Akatsuki se hacía presente.

—¿Qué sucedió?

— El Kazekage de la Arena ha sido secuestrado por los Akatsuki. —respondió la Hokage.

Mientras la Hokage explicaba la situación y discutía con Shizune sobre mandarlos a ellos, Kakashi se lamentó por su suerte.

Creo que no podré llevar a Emiko a esas aguas termales. —pensó mientras empezaba a prepararse mentalmente para su nueva misión.

— Muy bien, equipo Kakashi, les asigno una nueva misión... Irán a la aldea de Suna a averiguar lo que está pasando. No dejen de informar... vayan y pónganse a sus órdenes... den todo el apoyo que necesiten.

Después de eso recibieron las indicaciones de la Hokage y quedaron de partir en cuanto estuvieran listos.

— Nos vemos en veinte minutos en la entrada de la aldea. —dijo Kakashi y sus dos alumnos aceptaron. Los dos chicos desaparecieron y Kakashi se dio la media vuelta, por suerte la academia estaba a un lado de la torre, por lo que iría a despedirse y después iría a tomar sus cosas.

— ¿Kakashi-san? —Iruka abandonó su lugar junto a la Hokage y llamó al jounnin quien asintió.

— ¿Sucede algo más?

—No, es solo que... —bajo la mirada un poco avergonzado. — Sé que tal vez no sea el mejor momento... pero anoche acompañé a Ryuzara-san hasta su casa y en el camino nos encontramos con Tatami-san... —Iruka habló con confianza, después de pensarlo en la noche supo que tenía algo que decir. — Él le dijo cosas inapropiadas y a pesar de que Ryuzara-san manejó bien la situación, creo que como su pareja debería estar un poco más presente, quiero decir... ella puede defenderse sola pero sería bueno si tu pudieras intervenir para ayudarla.

— Mi trabajo no me permite estar con ella todo el tiempo que quisiera, pero confío en que ella me pedirá ayuda si la necesita. —respondió un avergonzado Kakashi, no era un tema que le gustara abordar con sus amigos y compañeros ninja, pero más tarde se haría cargo de Iwashi.

— Supongo... debo regresar al trabajo. —Iruka hizo una reverencia y regresó al lado de la Hokage quien empezó a vociferar que no había suficientes equipos para cubrir el resto de las misiones y que tendría que conseguir a otro equipo de élite para respaldar al equipo de Kakashi.

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Emiko se encontraba en el salón de clases revisando los expedientes de los niños con los que trabajaría, cuando de pronto sintió la firma de chakra de Kakashi acercarse a buena velocidad.

— ¿Kakashi?—preguntó la mujer desde el marco de la ventana y justo del otro lado, apareció Kakashi a pesar de que se encontraban en un primer piso. Él la miró vestir una bonita yukata azul marino y encima llevaba su chaleco jounnin, lo cual le agradaba, porque así quedaba un poco oculta su figura que la yukata delineaba a la perfección y siendo honesto consigo mismo, quería ser el único que la pudiera apreciar.

— Perdón por interrumpirte... saldré de misión y quería despedirme porque no sé cuánto tomará.

— ¿Pero no ibas a tomar misiones con Naruto-kun en la aldea?

Kakashi comprobó que no hubiera nadie a su alrededor y acarició su mejilla.

— Gente de Akatsuki secuestró al Kazekage, así que godaime-sama nos envió como refuerzo.

Hubiera preferido evitar esa preocupación a la pelinegra, pero Kakashi no era capaz de mentirle. Desde que entró a trabajar a la torre con Tsunade-sama, le contó todo lo que sabía sobre Akatsuki y cómo estaban buscando a los Jinchuriki como Naruto o Gaara, así que ella entendía la gravedad de la situación.

— Vayan con cuidado... —la mujer bajó la mirada con tristeza, él agradeció que ella no hiciera más difícil ese momento, al haber sido un ninja activo la mayor parte de su vida, ella entendía que había misiones de las que uno no podía huir porque implicaban demasiado para la seguridad de la aldea y del mundo.

— Volveremos a salvo, ¿sí? —y la besó en los labios. Una vez que se separaron deseó tener un poco más de tiempo para tomarla en ese mismo lugar, pero tenía el tiempo contado ante la emergencia que debían atender.

— Ten cuidado, esperaré tu regreso, Kakashi... cuando regresen podemos hacer una reunión de bienvenida para Naruto-kun.

— Me parece perfecto, te traeré un recuerdo. —el peligris besó sus manos y con una última mirada alegre, desapareció en una voluta de humo.

Emiko se abrazó así misma, que Sabaku no Gaara haya sido derrotado y secuestrado por miembros de Akatsuki era realmente una mala señal. Al trabajar junto a la Hokage se dedicó a aportar su experiencia y conocimientos, pero también se enteró de las nuevas amenazas que se cernían sobre todos los países y sin duda aquello le daba mucho temor. Pero no solo eso, también temía por todos sus chicos, por Sakura, Ino, Lee... y sobre todo Naruto...

Suspiró tratando de alejar esos pensamientos pesimistas y trató de sonreír al aún sentir la calidez de los labios del shinobi. Justo cuando tenían todos esos problemas encima, se dio cuenta de que sus preocupaciones eran diminutas, Kakashi la quería y se lo demostraba con detalles como sus regalos o el tomarse el tiempo de avisarle de sus viajes; hasta llegó a tiempo la reunión del día anterior a pesar de que no bajó del árbol. Ella no podía hacer menos, continuaría entrenando para que su brazo volviera a ser lo más funcional posible, se esforzaría en la academia y en la torre, ella cuidaría de Konoha en la ausencia de Kakashi, para que así él tuviera un hogar al cual retornar.

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Mil gracias por leer.

Espero que les haya gustado mucho el capítulo, iniciamos el segundo arco y no sé qué tan largo será, solo sé que el final ya está escrito y no sé cuanto me tomará llegar hasta ese punto pero mientras vamos a disfrutar esto.

La relación de Kakashi y Emiko no es convencional, intento crear una pareja compleja, pues a pesar de que ambos son adultos maduros, el miedo a hablar de lo que piensan genera momentos tensos y un tanto incómodos entre ellos, pero se quieren y están tratando de hacer las cosas lo mejor posible. Emiko es independiente y no quiere ser una carga para nadie y mucho menos para Kakashi, así que ella lleva su vida en orden dentro de lo que su lesión le permite. Por otro lado, Kakashi tiene una gran confianza y ego, sabe que Emiko lo ama y por eso no cree necesario ir por la aldea espantando a quien la mire, pero eso también lo lleva a ser un tanto distante con ella, cosa que no le gusta a Asuma y Genma, quienes creen que sería bueno que dieran un paso más formal, pero al mismo tiempo tratan de no intervenir porque ese es un problema de pareja y si Emiko acepta que Kakashi sea así, ellos no pueden hacer mucho más que quejarse.

Este es el inicio de la segunda parte de esta historia, espero que les guste y los invito a dejar un review con su opinión y les agradezco su lectura.

Jueves 20 de enero 2022