Les dejo aquí la nueva actualización de esta historia, en comparación a la semana pasada, ya me siento mucho mejor, y no fue COVID afortunadamente.
En esta ocasión, nos acercaremos más a la primera parte del Resident Evil 3, que es cuando Jill se desmaya durante dos días, periodo en el cual, suceden los hechos de Resident Evil 2. Pero debido al hecho de que tenemos a Zaf al lado de Jill, y hasta el otro lado de la ciudad, solo se tocaran de manera superficial algunos sucesos de Resident Evil 2, quedando solo en una mención simplemente,
Nuevamente agradezco a los que me brindan su apoyo en esta historia, me ayudaría mucho que pudieran darme su opinión acerca de esta historia, me gustaría mucho leer sus reviews
Sin más por el momento, los dejo con el capítulo 16 de esta historia, que si está un poquito más largo que los demás, debido a que no quise dejar a medias el periodo en el que Jill perdió la conciencia.
Descargo de Responsabilidad: Los personajes de Resident Evil que aquí aparecen pertenecen a Capcom, solo la idea original de la historia y personajes originales que aquí aparecen son de mi autoría (y algunos prestados para trabajar aquí)
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CAPITULO 16
Jill estaba por rendirse con todo eso de la búsqueda del engranaje, habían recorrido toda la torre de un lado a otro, se habían topado con más cadáveres, y habían terminado de crear algunos nuevos que entraron por una ventana rota cerca de la capilla. Y lo peor, habían encontrado otra de esas monstruosas arañas en un pasillo contiguo a la biblioteca.
Ambas aprovecharon ese tiempo para contrale a Carlos acerca de su desastrosa misión y, el porqué de su odio a Umbrella, Jill se sorprendió por lo sincera que estaba siendo con alguien ajeno al caso de los STARS, quizá era porque deseaba desesperadamente que alguien la escuchara y le creyera, alguien que no fuera un superviviente de STARS.
Llegaron a una habitación con tres estatuas de mujeres justo delante de ellos, al lado de la puerta había dos cuerpos, una pareja abrazándose el uno al otro, Jill no pudo evitar sentir un retorcijón en el estómago.
— Jill — murmuro Zafiro — creo que... encontramos lo que buscamos — agrego señalando la pared
Las tres pinturas con los relojes octagonales estaban en la pared que Zafiro señalaba.
— Parece todo normal — murmuro Carlos revisando la estancia
— También lo parecía una habitación que casi nos hace sándwich — murmuro Zafiro recargada en la puerta — me quedare aquí, y me asegurare de que esta puerta no se cierre.
Jill asintió y analizo con detenimiento las pinturas rodeadas por un enorme marco dorado, una muchacha en una colina, una mujer bailando, pero definitivamente la más inquietarte era la última de ellas, una mujer con un vestido de fiesta ceñido y en una pose seductora, pero con el rostro huesudo de una calavera. Cada pintura estaba señalada como las diosas del pasado, presente y futuro, y los tres cuadros tenían un reloj, las diosas del pasado y futuro indicaban la media noche, mientras que la del presente indicaba las 5 en punto.
Debajo de los cuadros había 3 cuencos, Jill coloco su mano en el cuenco de la diosa del presente, las manecillas del reloj comenzaron a girar cuando el cuenco se hundió ligeramente bajo el peso de sus dedos.
Retiro la mano inmediatamente, revisando la habitación, temía haber puesto en marcha alguna trampa, pero todo parecía normal. Ninguna pared se abrió, no entraron cuervos volando y graznando, y tampoco se había liberado gas venenoso.
— La postal decía algo de juntar las manos y rezar a la diosa — murmuro Carlos — ¿crees que todos deberían de marcar la media noche? ¿O que deberían de estar acomodadas en forma lineal literalmente? — pregunto colocando su mano en el cuenco de la diosa del futuro, nuevamente las manecillas del reloj de la diosa del presente comenzaron a girar.
— Parece que todos deben marcar las 12 en punto — murmuro Jill pensativa revisando toda la estancia, la otra parte del rompecabezas debería estar por ahí, en algún lado.
Fijo su vista en las 3 estatuas que estaban a su derecha, cada una sostenía una piedra del tamaño de un puño entre sus manos, una de cristal, una de ámbar y una de obsidiana u ónix, no estaba segura, y tampoco es que importara. Pudo notar el peso distinto de las tres piedras. Tal vez el color fuera simbólico y representaba a las 3 diosas, o tal vez simplemente era un problema matemático, como fuera, no demoraría en encontrar las posibles combinaciones.
Intentaron por algunos minutos cambiando las piedras de lugar, dieron con la combinación por suerte, el reloj de la diosa del presente marco la media noche, después las manecillas comenzaron a girar como locas.
— ¡¿Hicieron saltar una trampa?! — pregunto Zafiro aun sin moverse de la puerta
— No, llorona — respondió Jill al ver como el reloj de la diosa del presente era empujado hacia adelante, dejando a la vista un hueco con un engranaje dorado y plateado — simplemente, encontramos lo que vinimos a buscar — agregó sacando el engranaje
— ¿Quién demonios metió eso ahí? ¿Qué sentido tiene? — pregunto Carlos
— Cuando se trata de Umbrella... nada tiene sentido, Carlos — respondió Jill — suficiente, no sé ustedes, pero quiero largarme de aquí ya, así que propongo que subamos y pongamos a sonar esas campanas.
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Zafiro se apoyó en la balaustrada mirando hacia el patio vacío de la torre del reloj nuevamente, mientras, Jill desaparecía por el hueco al término de la escalerilla, no quería hacerse ilusiones de nuevo. Entonces se dio cuenta, serian hombres de Umbrella quienes irían a rescatarlos. Posiblemente con órdenes de capturarla si la veían.
— Necesito una buena ducha caliente — murmuro Carlos — una muy larga ducha caliente
— Carlos... — murmuro Zaf mordiéndose el labio — ¿cuidarías de Jill por mi cuando venga el helicóptero? — pregunto sin mirarlo
— ¿Que dices? — pregunto extrañado — ¡Hasta parece que quieres quedarte aquí!
— ¡No quiero quedarme aquí! pero... — hizo una pausa — Carlos, serán los hombres de Umbrella quienes vengan en esos helicópteros, posiblemente sepan quién soy, y tengan ordenes de capturarme
— Yo no lo permitiría — le respondió Carlos tratando de darle consuelo — no permitiría que nadie las lastimara, ni a ti, ni a Jill
Sonrió de medio lado, estaba por decir algo más, pero el primer repiqueteo de las campanas la sacó de sus pensamientos, a este le siguió otro, y otro más, Carlos miro hacia arriba.
Se acabo
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— Podríamos usar esas luces para ayudar a guiar al piloto — Carlos señalo las grandes linternas apagadas y la caja de mandos, aproximándose a ellas.
La puerta que llevaba de regreso al interior de la torre se abrió, dando paso al enorme cuerpo de Némesis, cubierto por su gabardina negra.
— Stars — gruño fijando su vista en Zafiro, Jill estaba a media escalera
Avanzo a grandes pasos, ni siquiera le prestó atención a el, que estaba justo a su lado, su objetivo eran ambas chicas, noto el cambio de coloración en los ojos de Zafiro, estaba más que dispuesta a pelear con aquel monstruo. Tenía que hacer algo o ambas correrían peligro, ese monstruo las mataría si no lo detenía, pero ¿cómo?
Acciono los interruptores de las luces, afortunadamente, una de ellas apuntaba directamente la cara del monstruo, el cual trato de cubrir sus mutados ojos, con sus enormes manos mientras retrocedía un par de pasos, Carlos se abalanzó contra el llevándolo al borde de la cornisa. La balaustrada se rompió bajo su peso, dejando caer al monstruo hacia el vacío.
— ¡Oh Carlos! — exclamo Jill terminando de bajar la escalerilla y aproximándose a él a grandes zancadas — ¡gracias! ¡de verdad muchas gracias! — exclamo abrazándolo — Ese monstruo nos hubiera matado si tu no lo hubieras encandilado para distraerlo.
— De verdad gracias — murmuro Zafiro apenada
— Te dije que no dejaría que nada les pasara — respondió mirándolas a ambas.
Observo sus juveniles rostros, de verdad que eran bastante atractivas y no solo en el sentido físico, además, estaba seguro de que no pasarían de 25 años, ninguna de las dos. Aunque realmente no tenía mucha experiencia en eso de calcular las edades de una chica, apenas y era un mercenario de 21 años, no era como si hubiera tenido mucho tiempo antes de andar ligando y conociendo otras chicas.
El chasquido de los dedos de Jill lo devolvió a la realidad, ambas lo miraban de manera divertida.
— ¿Estas bien? Parecía que desvariabas — se burló Zafiro
— Bajemos al patio antes de que Némesis regrese, si una granada en la cara no lo mato, mucho menos lo hará una caída
— Eso sería irónico — bufo zafiro
Carlos asintió y sujeto con fuerza su M4A1, ya era hora de salir de la ciudad de los muertos.
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Zafiro caminaba detrás de ellos, pensativa. Rozo su radio con los dedos, dudando en si contactar a Nath o no ¿qué le diría? ¿Que se marchaba de la ciudad sin ellos? Se debatía con ella misma, ni siquiera sabía que era lo correcto en esos momentos.
— ¡¿Zaf?! ¡¿También tu estas desvariando?! — pregunto Jill — ¿Acaso es contagioso?
— ¿Ah? — pregunto confusa — Yo desvariaba desde antes de llegar a Raccoon, no te preocupes ¿Qué decías?
— Decía que deberíamos darles nombres falsos a los que vengan por nosotros, decirles que Carlos nos encontró poco después de que su jefe de pelotón sucumbiera a los zombis y nos trajo aquí para ser evacuadas, fin de la historia, entre más ignorantes parezcamos ser menos preguntas nos harán — le explico — y crucemos los dedos por que no tengan una foto de nosotros cerca
— Y eso es lo que me temo — suspiro Zafiro descolgando la radio de su cinturón pulsando el botón comunicador, mínimo tenia que avisarle — Líder Crux, misión cumplida, abandonen la ciudad cuanto antes — dijo con tono firme — Escapare con el objetivo desde el obelisco...
— "...ecibido...erte Reaper" — respondió casi de inmediato
— Marchémonos de aquí — murmuro Zafiro colgando el radio en su cinturón de nueva cuenta
Jill asintió y abrió las puertas de la torre del reloj, el sonido del motor del helicóptero que se acercaba era cada vez más fuerte. Zafiro camino lentamente detrás de ellos, permaneció de pie delante de las puertas dobles de la entrada a la torre mientras veía a Jill y Carlos agitar los brazos y hacerle señas al helicóptero.
— Finalmente, Termino — susurro cerrando los ojos
Escucho el silbido de algo cortando el aire a gran velocidad, abrió los ojos mirando en dirección al helicóptero, un misil tierra — aire de corto alcance. Había dado de lleno en la cabina de la aeronave la cual había comenzado a girar sin control, dirigiéndose directamente en contra de la torre. Zafiro salto a un lado, justo antes de que una lluvia de roca y escombro se derrumbara donde momentos antes había estado.
Alzo a vista para ver de dónde había provenido el disparo, ¡Némesis! estaba de pie en un tejado adyacente, con un lanzamisiles en sus enormes manos. Parecía que ese maldito no les dejaría escapar tan fácil.
Jill, Carlos...
Los vio ocultos detrás de la fuente, Carlos trataba de sacar a Jill de ahí antes de que el monstruo la viera, una nueva explosión, proveniente de los restos del helicóptero, lanzó escombros por los aires, un trozo de roca, bastante grande, golpeo el costado de Carlos, y, un gran trozo del techo se desmorono encima de ella, los trozos de metal caliente y roca golpearon su cuerpo, mientras trataba de salir de ahí para evitar quedar aplastada. Un enorme trozo de roca la derribo y dejo atrapado su tobillo entre los escombros, el metal recalentado de los restos de la aeronave se habían vuelto peligrosas armas mortales, que llovían alrededor de ella. Pero lo peor era el ardiente trozo de viga metálica que había rasgado su pierna dejando una herida bastante profunda que no paraba de sangrar.
Némesis salto del tejado cayendo justo delante de ella, dándole la espalda, trato de mover su tobillo atrapado, mas era inútil. Escuchaba el rugido del monstruo, comenzó a avanzar lentamente, ignorándola, iba detrás de Jill. Carlos comenzó a disparar en contra de él, tratando de llamar su atención y darle a Jill tiempo de escapar. Némesis por fin centro su atención en él, levantando su lanzacohetes. Carlos sabía que moriría si esa cosa disparaba, sin embargo, no se detuvo. Fue entonces que ocurrió, un disparo en un millón. Se escuchó el sonido metálico de la bala golpear en contra de la mortal arma del monstruo, la cual, salto hecha pedazos, lanzando a Némesis hacia atrás.
El rifle se quedó sin balas, pudo observar como Carlos intentaba meter un nuevo cargador, antes de quedarse inconsciente.
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Jill solo pudo ver como Carlos se desplomaba, inconsciente, suprimió todos sus deseos de ir en su ayuda, estaba segura de aquello no detendría al monstruo, de ser así, quería asegurarse que solo se fijara en ella, el lanzagranadas apenas y pesaba en sus manos, observo el jardín ocultándose detrás de un seto de arbustos, Zaf estaba atrapada en los escombros que habían caído a causa del helicóptero, podría apostar a que una vez que Némesis acabara con ella, iría tras Zaf.
Némesis se puso de pie con las prendas del hombro derecho ardiendo en llamas, Jill no se lo pensó dos veces, levanto el lanzagranadas y disparo. La granada cargada de metrallas de metal exploto a los pies del monstruo, el cual solo comenzó a aullar y se lanzó contra ella.
Jill lo esquivo apenas, entro en un estrecho pasillo formado por los setos y la pared del jardín, aun intacta, se sorprendió de lo rápido que era el monstruo, escucho como entraba al pasillo, justo cuando ella llegaba al final de este, fue entonces que algo la golpeo en el hombro derecho, algo sólido y viscoso se enterró en su carne, la herida picaba como si el veneno de miles de avispas entrara en su cuerpo. Fue entonces que cayó en cuenta que uno de los tentáculos del monstruo había perforado su carne.
Recargo el lanzagranadas, tambaleante, apunto con dificultad y disparo, la granada golpeo de lleno el costado del Tyrant. Restos de carne y metal salieron despedidos por todos lados. El monstruo cayó al piso de rodillas, antes de desplomarse como un enorme trozo de carne.
Jill trato de recargar el arma mientras temblaba sin control, la granada resbalo de sus dedos rodando a los pies del derribado Tyrant, el monstruo comenzó a moverse, ¡la mataría! ¡la atraparía y la destrozaría con esas enormes manos! ¡Estaba acabada! Némesis se incorporó un poco, justo antes de ser derribado nuevamente. Zafiro estaba de pie, sobre la espalda de aquel enorme ser. Tomo la granada que se le había resbalado en su mano, y se la lanzo de regreso.
Pudo observar su rostro inexpresivo, Zafiro estaba llevando su cuerpo al límite al usar de esa manera el virus. Se llevó la mano a su hombro sangrante, no moriría sin presentar batalla. Abrió la recamara del lanzagranadas y recargo el arma. Némesis se había incorporado y había centrado su atención en Zafiro, la cual contenía sus golpes con aparente facilidad.
— ¡Dispara! — exclamo — es la única oportunidad que tienes Jill, ¡Dispara!
Dudo unos instantes, si disparaba en ese momento Zafiro también seria herida por la metralla que se dispersaría, ella la miro a los ojos, lo sabía, y estaba dispuesta a salir herida también e incluso morir, con tal de acabar con ello de una vez. Levanto el arma y disparo a la espalda del monstruo, a la altura de los riñones. Némesis trastabillo un poco, aquello hubiera sido una herida mortal en cualquier ser humano, pero parecía que no sería así para el asesino de STARS.
El monstruo comenzó a alejarse cojeando lentamente. Incluso ignorando a Zafiro la cual sangraba del costado izquierdo. Jill coloco la penúltima granada que le quedaba y disparo contra la espalda baja de Némesis. La carne de muslo salió desgarrada por las miles de bolitas de metal, mientras continuaba avanzando lentamente para alejarse de ahí.
Jill tomo la Colt en sus manos, y observo su hombro sangrante, sabía que estaba infectada, y lo mejor era terminar con ello cuanto antes, recordó a Carlos, se había arriesgado para salvarla, al menos debía asegurarse que estaba bien, era lo mínimo que le debía. Y Zaf, había resultado herida por la metralla de la granada, la observo de rodillas en el piso, sujetándose el costado.
— Estoy bien... — dijo tratando de sonar tranquila — pero... Carlos
Jill asintió y se acercó tambaleante a Carlos, todo se volvió negro repentinamente.
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— ¡Jill! — exclamo tratando de ponerse de pie
El dolor de su pierna y el de su costado era demasiado para ella, incluso con el virus activo en su cuerpo, ¿cuánto tardarían esas heridas en sanar? ¿Un par de días? ¿Semanas? ¡Eso era lo que menos importaba! Ahogo un grito de dolor cuando se puso de pie, sus heridas no eran mortales, no para ella, estaría bien, o eso creia. Se tambaleo tratando de alcanzar a Jill, cayendo de rodillas nuevamente.
Se había lastimado más la pierna cuando salió de debajo de los escombros al ver como Jill era herida por Némesis. El virus la había hecho liberar una gran cantidad de energía, y había derribado al monstruo de nuevo antes de que se incorporara por completo, le había dado tiempo a Jill de disparar en su contra, ella sabía que la metralla la alcanzaría también, pero le restó importancia. Se repetía a si misma que la herida no era grave, o por lo menos eso esperaba realmente. Estiro su mano tratando de alcanzar a Jill antes de que la obscuridad de la inconsciencia la invadiera.
— Jill — susurro
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Carlos recupero la conciencia de golpe, el dolor de las costillas lo estaba matando, aquel trozo de roca quizá le había fisurado o fracturado una costilla, quizá incluso fueran dos. Pero no le importaba, tenía que ayudar a Jill y a Zafiro, si es que no era demasiado tarde aún.
No veía al monstruo por ningún lado, observo el cuerpo de ambas chicas a unos metros de él, se levantó de golpe por mera adrenalina, apretando los dientes para soportar el dolor. Jill tenía una herida bastante fea en el hombro que no dejaba de sangrar. Zaf estaba a unos metros tumbada boca abajo sobre un pequeño charco de sangre que salía de su pierna y su costado. Temía lo peor para ambas, noto que Jill respiraba aun, estaba demasiado pálida, pero aun respiraba. Se aproximó Zafiro buscando su pulso. De verdad que ambas eran chicas con suerte. Zafiro se quejó un poco y abrió los ojos lentamente.
— ¿Carlos? — susurro — ...Jill...Jill... — agrego tratando de levantarse, se tumbó en el piso gritando de dolor
— Jill aún está con vida, pero no deberías esforzarte tanto, tu tampoco saliste limpia de esta batalla... necesitamos un lugar seguro para descansar — murmuro — parece que la capilla aún está intacta... pero... no creo que puedas ponerte de pie
— Tampoco lo creo- susurro apretando los dientes — llévate a Jill, asegúrate que está a salvo...
— ¿Y qué hay de ti?
— Estaré bien — murmuro tomando su 9mm — mientras no me desmaye de nuevo
— Y eso es lo que me preocupa — suspiro, ¿pero que más podían hacer? — Volveré por ti en cuanto ponga a Jill a resguardo ¿vale? Zaf... resiste un poco ¿quieres?
Carlos hizo acopio de todas sus fuerzas para resistir el dolor de sus costillas mientras cargaba a Jill en su espalda, tenía que ponerla a resguardo y volver por Zaf.
— No te preocupes súper poli, ya te tengo — susurro marchando en dirección a la capilla
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Zafiro observo a Carlos marcharse en dirección a la capilla de la torre llevando a Jill con él, permaneció tumbada en el piso mirando el cielo nublado, una gota de lluvia cayó en su rostro, seguida de otra y otra más. Llevo su mano libre a su cintura descolgando el radio.
— Líder Crux... el escape fracaso — susurro conteniendo el dolor — la torre está parcialmente destruida... — no pudo evitar gritar de dolor — Nath... ayúdame — susurro antes de desmayarse de nuevo.
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Había escuchado el repicar de las campanas a unas manzanas de ahí, momentos después había recibido el mensaje de Zafiro, tan solo esperaba que no la reconocieran o acabaría metida en más líos.
Nath y su pequeña escuadra se habían alejado de la torre del reloj para distraer a los de la USS, de esa manera permitirían que Zafiro escapara con Jill.
— Teniente — lo llamo uno de sus hombres — parece que ocurrió una explosión cerca de la torre del reloj, incluso las campanas han dejado de sonar...
Nath volteo en la dirección donde se encontraba la torre, efectivamente las campanas habían dejado de repicar, y una columna de humo se alzaba entre la obscuridad de la noche. Observo de reojo a sus hombres, estaban agotados de correr en círculos y de acabar con los infectados, apenas y habían logrado encontrar un sitio lo suficientemente seguro para descansar.
— Voy a volver — dijo con tranquilidad — en mi ausencia estas a cargo Johansson, sigue con el plan, y comunícame cualquier cambio entendido.
— ¿Está seguro de ir solo teniente McCabe? — preguntó el agente con preocupación
— Solo quiero asegurarme que esa mocosa aun este a salvo
Comprobó su equipo antes de abandonar el edificio, las calles estaban despejadas, el viento húmedo soplaba levantando basura y papeles esparcidos por el piso, el aroma del humo se mezclaba con el aroma de la inminente lluvia que estaba cada vez más cerca.
Las primeras gotas cayeron en la cara sudorosa de Nath justo cuando su radio emitió un pitido.
— "Líder Crux... el escape fracaso — era Zafiro, y tal como se lo había temido, algo había salido mal — ...la torre está parcialmente destruida... — algo no estaba bien, había escuchado claramente el grito de dolor de Zafiro, estaba herida, quizá de gravedad, ¿qué demonios había pasado? ¿Habían sido los de Umbrella? ¿Algún agente de la USS que había dado con ella? ¿o quizá uno de los infiltrados de la UBSC? O peor aún, el monstruo que Umbrella había soltado para darle caza a los STARS — Nath... — la escucho sollozar —... ayúdame..."
El radio emitió simplemente estática, Trato de comunicarse con ella, sin éxito alguno, si no respondía era porque debía de estar inconsciente, o peor. Apretó los dientes guardando la radio, se dio prisa para llegar a la torre mientras una ligera llovizna caía sobre él.
Vaya que habían hecho un desastre, un vagón del tranvía había destrozado parcialmente el muro que rodeaba el elegante jardín de la torre, eso sin mencionar los restos del helicóptero que habían destrozado en parte la estructura del edificio. Los pequeños incendios provocados por la explosión estaban extinguiéndose gracias a la lluvia. Y en el centro de todo aquel caos, estaba Zafiro, derribada sobre un charco de sangre que comenzaba a diluirse con el agua.
Atravesó el jardín a grandes zancadas, reviso el pulso, afortunadamente solo estaba inconsciente, pero la herida de su costado derecho se veía bastante mal. Parecía como si se le hubieran incrustado las postas de una escopeta.
— Hey, Zaf... despierta — la llamo golpeando ligeramente sus mejillas, la chica comenzó a abrir sus ojos
— ¿... Nath? — susurro, hizo una mueca de dolor
— ¿Qué demonios sucedió? — le pregunto tratando de mantenerla consiente
— Némesis... derribo el helicóptero... Jill...
— ¿Dónde está Jill? — pregunto revisando con la vista el resto del jardín temía lo peor, pero no había nadie mas
Zafiro se aferró a él, apretando los dientes por el dolor que seguramente sentía, además de ello estaba la enorme herida en su pierna.
— ¡¿Quién eres tú?! — exclamo alguien a su espalda, su tono de voz tenía un muy marcado acento latino.
Nath lo observo de reojo, se trataba de un crio que apenas y pasaba de los 20 años, vestía ropas militares y llevaba con él una M4A1.
— Lo repetiré de nuevo... ¿quién eres? ¿Cómo llegaste aquí?
— Carlos...basta — susurro Zafiro sujetándose el costado — él no es una amenaza, te lo aseguro...
— Antes que nada, debo ponerte a resguardo — le reclamo Nath poniéndose de pie — Espero que tu amigo tenga un lugar seguro donde puedas descansar — agrego sujetándola en sus brazos, Zafiro grito de dolor.
— Esa herida se pone cada vez peor — chasqueo el chico — sígueme, la capilla aún está intacta y es segura, deje a Jill hace unos momentos ahí.
— ¿Jill? ¿Jill Valentine? ¿Aún está con vida? — pregunto siguiendo al chico, el cual solo lo miro con desconfianza — No me mires así, no pienso hacerle daño — dijo Nath en tono ofendido
— Zaf dijo que no eras una amenaza...
— Lo repetiré, no pienso lastimarlas, ni a Zafiro ni a Jill
El joven lo miro fijamente, camino delante de ellos conduciéndolos al interior de la capilla, pudo ver a Jill recostada en el altar del lugar, se veía pálida, y la sangre de su hombro derecho estaba comenzando a secarse.
— Jill — susurro Zafiro
— Esta inconsciente — murmuro el joven pasando al lado de ellos — necesitamos ocuparnos de su herida, y de la tuya... ¿fue ese monstruo el que te...?
— Fue una granada de metralla — respondió Zafiro — creo que aún tengo algunos fragmentos incrustados
— ¿Una granada de metralla? — pregunto Nath levantando una ceja — Jovencita me debes una explicación, una muy buena explicación — gruño
— Primero hay que sacar los fragmentos de mi herida quieres... duele demasiado como para discutir en estos momentos
— Bien — chasqueo depositándola en una de las bancas — Oye, chico, ¡consigue algo con que hacer un vendaje!
— Solo que sean las cortinillas del sagrario — respondió el chico paseándose por el lugar
— ¿Acaso quieres irte al infierno? — pregunto burlón
— ¡Escucha amigo, no es por ofender, pero por si no te has dado cuenta... ya estamos en el infierno! — protesto arrancando las cortinillas, comenzó a rasgarlas en tiras — las usare para vendar la herida de Jill también.
Nath tomo una parte de las tiras y se aproximó a Zafiro.
— ¡Controla tu poder, niña! — le advirtió — esto va a doler como no tienes idea, y se de primera mano lo peligrosa que eres estando molesta o amenazada
— Gracias... prometo ser un buen monstruo y no matarte — gruño Zafiro levantándose un costado de la blusa, los trozos de carne desgarrada estaban comenzando a dejar de sangrar. Nath saco su cuchillo de combate y un encendedor de su bolsillo.
— Muerde algo — dijo seriamente revisando la herida, saco una pequeña cantimplora y la destapo, el contenido apestaba a alcohol
— ¡¿Trajiste tus bebidas a la ciudad?! — le reclamo
— Con toda esta mierda de ciudad... no es bueno estar sobrio — respondió vertiendo parte del contenido en sus manos para lavarlas un poco — ¿estás lista?
— ¡Solo hazlo!
— ¡Hey chico! Ayúdame a sostenerla, haremos esto rápidamente.
Nath pasó la llama del encendedor un par de veces por ambas caras de la hoja del cuchillo, incrusto la punta en la herida de Zafiro extrayendo una a una las pequeñas esferas metálicas de la metralla que se le habían quedado incrustadas.
Zafiro se mordió los labios tratando de resistir, lloro y grito por el dolor que sentía en esos momentos. Nath extrajo toda la metralla que encontró, asegurándose de dejar la herida limpia, tomo su cantimplora y vació el contenido en la herida, enjugando la sangre que estaba brotando, noto como la herida comenzaba a sanar rápidamente, a ese paso quizá cerraría casi por completo en poco menos de 48 horas. Zafiro se retorció gritando. Las lágrimas inundaban sus ojos que cambiaban intermitente de color de rojo intenso a azul turquesa, saco un pañuelo de sus bolsillos y se lo coloco para cubrir la herida antes de colocarle los vendajes improvisados.
— Es todo — murmuro sentándose en el piso — lo hiciste bien — agrego, Zafiro aun sollozaba recostada en la banca de madera, mientras el chico trataba de calmarla.
— Estoy bien — susurro — solo... dolió como no tienes idea — agrego incorporándose un poco
— Bien... entonces... ¿vas a decirme que sucedió?
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Carlos observo con molestia al extraño sujeto pelinegro, parecía conocer muy bien a Zafiro, ni siquiera se había inmutado por la transformación de sus ojos momentos antes. Si bien no confiaba en él, también era cierto que les había hecho un enorme favor al ayudarlos a extraer la metralla del cuerpo de Zaf, el solo no hubiera podido hacer lo que ese hombre hizo con tal rapidez, quizá ni siquiera se hubiera atrevido a hacerlo en primera instancia, o no hubiera logrado extraer todos los fragmentos como aquel sujeto lo había hecho.
Aun así, necesitaba una explicación, ¿quién demonios era? ¿Y cómo podía dirigirse con tanta familiaridad a Zafiro? ¿Cómo sabía dónde encontrarla? Por lo que veía, el sujeto tenía un muy buen entrenamiento militar, y debió de haber estado en situaciones casi tan crudas como en la que estaban en esos momentos.
— ¿Umbrella causo esto? — pregunto el tipo con rudeza
— Si te refieres a su mascota, entonces sí... ellos lo causaron — se quejó Zafiro sujetándose el costado — Ese maldito de Némesis no ha dejado de cazarnos en toda la maldita noche... cuando parecía que nos iríamos de aquí... derribo el helicóptero — murmuro Zafiro — hirió a Jill en el hombro
— Pude verlo — dijo el sujeto mirando a Jill recostada en el altar, después miro fijamente a Carlos — creo que primero deberíamos presentarnos formalmente — Soy el teniente Nathaniel McCabe...
— ¿Teniente? ¿Eres del ejército?
— Solía serlo hace muchos años, soy el líder de la guardia privada de la familia Engel, en resumen, el niñero de esta mocosa — respondió señalando a Zaf — entramos a la ciudad con la misión de sacar a Jill Valentine de aquí, Zaf iría por delante para localizarla, y nosotros trataríamos de despejar el camino de posibles obstáculos que nos topáramos, en su mayoría infectados o miembros del USS, o agentes infiltrados en la UBCS... — agrego mirando el logo del UBCS en la manga de su playera — supongo que debes ser de confianza si Zaf y la señorita Valentine te permitieron acompañarlas, sabes chico... no les agradan demasiado los agentes de Umbrella
— Mi nombre no es chico — protesto — Me llamo Carlos Oliveira, era solo un agente más del UBCS, no sabía nada cuando llegue aquí, y, aun así, aun sabiendo que Umbrella había causado todo, ambas confiaron en mi
— Supongo que Umbrella solo menciono verdades a medias — murmuro Nath — muy bien entonces Carlos, supuse que eras latino por el acento...
— Tu eres irlandés y nadie te reclama nada — protesto Zafiro poniéndose de pie, Carlos se apresuró a sujetarla cuando la vio tambalearse
— No debes esforzarte tanto... por dios acaban de sacarte bastantes fragmentos de metralla, cualquiera estaría tirado en una cama de hospital por ello...
— Estoy bien... de verdad, solo es una molestia pequeña — Carlos sabía que ella le estaba mintiendo
— Acostúmbrate a la terquedad de los Engel — murmuro Nath — sobre todo de ella — señalo a Zafiro — créeme chico, perdón... Carlos, créeme cuando te digo que ella estará bien en unas horas
— Déjate de tonterías, tú mismo viste la herida de su costado... además la de su pierna...
— ¿Has revisado la herida de su pierna? — pregunto Nath levantando una ceja — no me mires con extrañeza, hablo enserio... ¿de verdad crees que esa transformación de sus ojos es normal?
— ¿Te refieres a la infección por el virus? ¿Qué hay con ello?
— No solo le brinda poderes y ese agradable cambio de ojos ... — dijo Nath levantándose, y obligando a Zafiro a sentarse de nuevo, tomo su pierna herida removiendo un poco la tela del pantalón, aquella herida que antes había sido bastante profunda apenas y era una simple cortada en esos momentos — Parece que la infección se está fortaleciendo, o la cantidad circulante del virus aumenta en ti — murmuro
Pudo observar el rostro serio de Zafiro, había visto aquella herida cuando la encontró inconsciente, era una herida bastante profunda, y ahora no era más que un rasguño, pero por la expresión de ella, supuso que tampoco esperaba un cambio así.
— ¿Que la cantidad de virus aumente es malo? — pregunto Carlos- ella... puede transformarse en una de esas cosas
— Lo ignoro — murmuro Nath — el virus se adaptó a su ADN superior cuando lo inocularon... pero las pruebas fueron suspendidas cuando Spencer asesino a su abuelo, los resultados de los estudios están inconclusos, e ignoramos completamente si alguna vez el virus pueda salirse de control en su cuerpo... o si sus defensas podrán mantenerlo en cierto limite
— Y es lo que menos importa ahora — gruño Zafiro poniéndose de pie, sus ojos se tornaron rojos, aparentemente eso le ayudaba a manejar el dolor — ahora lo que debería preocuparnos es Jill — agrego saliendo de la capilla.
— Vez, te dije de la terquedad de los Engel — gruño Nath saliendo tras ella a la pequeña recepción de grandes ventanales.
La observo tirando de las cortinas milagrosamente intactas tratando de arrancarlas de sus soportes, Nath se colocó a su lado, tirando con ella.
Arrancaron las 4 cortinas, y regresaron a la capilla, Carlos revisaba la herida de Jill.
— Debemos limpiar esa herida — murmuró Zafiro colocando las cortinas en la banca más próxima al altar — aun tienes alcohol
— Lo use todo el ti — gruño Nath
— Entonces busquemos lo que sea... aunque sea vino de consagrar — respondió Zaf aproximándose al sagrario, tomo el cáliz metálico — podríamos hervir algo de agua con el encendedor de Nath
— ¿Deberé confesar estos pecados si salimos de aquí? — pregunto Nath
— Sabía que cooperarias — le sonrió Zafiro de manera sarcástica abandonando la capilla de nuevo.
Carlos los observo de reojo, era incomodo quedarse a solas con ese sujeto extraño, reviso un poco más la capilla buscando algo para limpiar la herida de Jill, simplemente encontró el paño con el limpiaban el cáliz después de misa.
Debí poner más atención en las clases de religión para recordar cómo es que se llama
—
Zafiro volvió con el cáliz lleno de agua de lluvia, tomo el encendedor de Nath y lo acerco al metal. Carlos se preguntó si funcionaria realmente. Demoraron un poco de tiempo, finalmente el agua comenzó a arrojar pequeñas burbujas.
— Creo que será suficiente — murmuro Zafiro arrojándole en encendedor a Nath
— ¿Cómo te sientes? — pregunto Carlos humedeciendo el paño para limpiar la sangre de la herida de Jill
— La verdad, jodida — respondió Zafiro, Jill se quejó un poco, mas no despertó en absoluto.
Zafiro le coloco los vendajes improvisados, necesitarían buscar más insumos, podrían ir al hospital a un par de manzanas de ahí, o rebuscar en las farmacias que rodeaban al hospital con la esperanza de que quedara algo útil. Buscar en las farmacias cercanas sería más rápido que infiltrarse en un hospital posiblemente lleno de infectados, no quería dejar a Jill tanto tiempo sola.
— ¿Qué hay de ti? — le pregunto a Carlos — esa roca te dio un buen golpe
— Descuida, algo tan sencillo como eso no acabaría conmigo — dijo tratando de sonar optimista — bromeo, Zafiro sonrió de medio lado, definitivamente era un tonto muy tierno — Aunque posiblemente tenga una o dos costillas rotas — respondió Carlos — Duele demasiado créeme
— Podríamos improvisar un vendaje con el mantel del comedor — murmuro Zafiro — al menos te dará algo de soporte en lo que buscamos algo más de insumos, había agentes de la UBCS instalados aquí... quizá tenían insumos médicos que no logramos encontrar ... iré a revisar...
— ¡Ah no jovencita! ¡Eso sí que no.… debes reposar esa herida! — le reclamo Nath sujetándola del brazo
— Él tiene razón... iré yo... — respondió Carlos — la zona está despejada, solo debo atravesar la recepción y ya
— Pero… ¿Estarás bien? Tus costillas...
— Estaré bien... No moriré dejándolas a ti y a Jill en un mundo frio sin ningún Carlos Oliveira — le sonrió — Y yo no tengo la carne desgarrada sabes... cuida de Jill y espera aquí... tal vez revise un poco más a fondo el lugar
Carlos salió de la capilla avanzando lentamente para no lastimarse más de lo que ya estaba, Zafiro suspiro sentándose a los pies del altar.
— ¡Me debes una muy buena explicación jovencita! — le reclamo Nath
— ¿Por dónde quieres empezar? — se quejó Zafiro — ¿por la herida? Estaba justo al lado de Némesis cuando Jill disparo, me encargaba de distraerlo
— ¡Te pudo matar!
— Lo sé... pero no pensé muy claramente... cuando Némesis hirió a Jill... solo pensé en hacer algo, lo que fuera
— ¡Y por tonterías así, dudaba en dejarte entrar en la ciudad!
— ¡¿De nuevo con eso?! — protesto — Nath sabes que ustedes solos no hubieran podido hacer nada en contra de Némesis, quizá ya estarían todos muertos
— ¡Y por lo que veo tampoco tu pudiste! — gruño — ¿es que acaso no entiendes que tienes que dejar de ser tan imprudente con tus acciones? Zaf pudiste haber muerto, confías demasiado en tus poderes, pero aun no puedes controlarlos, ni siquiera sabes el alcance real de estos, o que pasara si tu cuerpo llega al límite, que pasara si pierdes el control? — agrego — Acabaste con un pelotón completo de la USS hace 10 años ... pero al mismo tiempo arremetiste contra todos los demás que estuvieron presentes ... incluido tu abuelo... lo viste en los videos de seguridad almacenados en la Regina Alba
— ¡Basta! — protestó Zafiro — tampoco quiero que me recuerdes lo peligrosa que soy ¿sabes? — agrego — Nath tu eres consciente de que si me dejabas atrás... escaparía, burlaría la seguridad que me hubieras dejado y hubiera entrado en la ciudad de todos modos, hubiera llegado a ciegas, ni siquiera con toda la información que tenía ha resultado ser suficiente para poder largarnos de aquí...
— Y por eso no eres más que un problema — le reclamo jalándole las mejillas — Nunca pones atención a lo que te digo, te advertí que no bajaras la guardia... ¿pero me escuchaste? No...
Zafiro lo miro con sorpresa, le dolían las mejillas, pero no protesto en absoluto, aquello le recordaba un poco a los últimos días que había pasado en Raccoon City después del incidente de la mansión. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
— Quiero ir a casa — sollozo — quiero comer chocolate, tomar una ducha caliente, usar mi pijama afelpadita... solo... solo quiero irme de aquí ... esto es una pesadilla, es mucho peor que la mansión...
— Lo sé... escucha Zaf... no puedes comenzar a dudar ahora... enfrentaste esto en la mansión... y enfrentaste cara a cara a Spencer... no lo puedes dejar ganar ahora... tienes una promesa que cumplir ¿recuerdas?
Zafiro asintió tallándose los ojos. Manoteo para que Nath la soltara, tenía las mejillas rojas y adoloridas por los apretones. Carlos regreso llevando con él un mantel y algo de cinta gris.
— Encontré esto en uno de los cajones de los escritorios del salón principal... también encontré algunas botellas de agua y lo que parecen latas de fruta en conservas en el cajón que estaba donde está el ajedrez ¿recuerdas? ... aunque necesitare ayuda para traerlas hasta aquí.
— Bien — respondió Zafiro sobándose las mejillas — entonces vamos por las cosas — agrego tomando una de las cortinas que había arrancado
— ¿Te sientes bien como para traerlas hasta acá?
— Me siento bien como para salir a buscar una farmacia y revisar si quedan insumos útiles — respondió Zafiro de manera seria — Y lo hare, pero antes quiero asegurarme que todo aquí está en orden
— ¡¿Estás loca?! ¡No puedes salir solamente así! ¡Estás herida!
— Carlos necesitamos insumos médicos... posiblemente algo de medicamentos, desinfectantes... gasas... mas vendas! ¿Cuánto piensas que nos van a durar las cortinas?
— Tal vez debería quedarme a cuidarlas — murmuro Nath
— ¡No! — protesto Zafiro — Carlos puede ayudarme a cuidar de Jill hasta que ella despierte y podamos irnos de aquí — agrego — tú tienes que volver con tu equipo, no los puedes abandonar... aun tienes una misión... aleja a la USS hasta que tengamos una vía de escape asegurada...
— La terquedad de los Engel — suspiro Nath — Bien... pero me quedare hasta asegurarme que no te retuerces de dolor... vamos por esos insumos... te ayudare... Guíanos chico
Zafiro enrollo una de las cortinas y le improvisó una almohada a Jill, salió de la capilla detrás de ambos hombres, que Carlos encontrara esos insumos había sido un golpe de suerte.
—
Aun llovía ligeramente, Nath avanzo por las calles vigilando los obscuros callejones, Zafiro avanzaba detrás de el con su MP5 colgada al hombro, a pesar de insistir en que se encontraba bien, sabía que aún le dolía demasiado esa herida en su costado. Hubiera querido dejarla en la capilla de la torre con Carlos y Jill, pero ella conocía un poco más la ciudad, además siempre estaba bien tener a alguien cuidándote las espaldas mientras buscabas insumos en una tienda obscura. Encontraron una farmacia a un par de manzanas de la torre, las ventanas estaban tapiadas con tablones de madera. Nath abrió la puerta de una patada y entro con el arma en alto.
— ¡Despejado! — le indico a Zafiro dejándola entrar, el lugar parecía haber sido saqueado antes, pero esperaban encontrar aun algo útil.
— Vigila el lugar en lo que busco cosas — dijo Zafiro encendiendo la linterna que le había prestado Nath linterna mientras revisaba los escaparates
— Ese chico... Carlos... ¿estás segura que es de confianza?
— Nos ha salvado un par de veces — respondió Zafiro — créeme, él no sabía nada de lo que sucedía en este lugar...
— ¿Qué hay de los agentes que Umbrella infiltro con la UBCS?... puede ser uno de ellos
— No lo es... ya me topé con uno de esos agentes... — suspiro — además de ello… Umbrella sabe comprar lealtades — agrego — me tope a Thomas en la comisaria... el muy maldito se vendió a Umbrella y trato de engañarme... me di cuenta a tiempo que algo no estaba bien ... — noto como Zafiro se estremecía un poco
— ¿Qué sucedió?
— Digamos que intento drogarme... y después matarme cuando no le funciono la primera opción — respondió la chica — tuve que...tomar medidas drásticas — murmuro con la voz entrecortada
— La primera vez es más difícil Zaf... entiendo como pudieras estar sintiéndote ...
— ¡Encontré algo! - exclamo
Había encontrado algunos rollos de vendas y un par de paquetes de gasas, además de desinfectante de heridas en aerosol, rebusco en lo que quedaba de las pastillas, tratando de encontrar algún analgésico para Carlos.
Zafiro envolvió todo en su chaqueta, improvisando un pequeño saco con ella, salieron nuevamente a la vacía avenida.
— ¿Estás segura que puedes regresar sola? — insistió — La verdad no me siento cómodo dejándole la custodia de ustedes dos a ese crio
— ¿Qué? ¿Estas celoso? — pregunto Zafiro con burla — estaremos bien con Carlos...tú y tu pelotón tienen otra misión recuerdan... conseguir una muestra del G si no resulta ser ridículamente peligroso
— Bien, ten cuidado y mantente en contacto... tu radio aun funciona
— Lo hare... respondió chocando los puños con Nath — si es demasiado peligroso... abandonen la ciudad ¿entendido? No importa que me dejen atrás... será solo unos momentos... esperare a que Jill despierte y nos iremos de aquí...
— Que harás si está infectada...
— Ya pasaron más de 3 horas... de verdad espero que no sea así... no me lo perdonaría ...
— Espero que Valentine despierte pronto — murmuro Nath — bien, nos separamos entonces Reaper... y por favor... no hagas una tontería como la de la granada de metralla de nuevo o atravesare la ciudad para patearte el trasero ¡me oyes! — le reclamo pellizcando su mejilla, Zafiro sonrió
— Suerte Líder Crux... no se metan en problemas
Zafiro se dio la vuelta y se alejó trotando por la obscura calle, sus pasos quedaron ahogados por el sonido de la lluvia que aumentaba su intensidad, Nath se dio prisa en regresar al edificio donde su equipo estaba resguardado, Zaf había insistido en que se llevara algunas latas de fruta para sus hombres, ya ella y Carlos se encargarían de racionar las restantes entre los tres.
29 de septiembre de 1998
La lluvia no había parado en toda la tarde, Zafiro se dedicó a limpiar la herida de Jill con el desinfectante y cambiarle los vendajes, habían pasado más de 12 horas, y ella aun no despertaba en absoluto, Carlos le daba pequeños tragos de agua ocasionalmente. Zafiro se mordió las uñas, preguntándose realmente que iban a hacer.
— Parece que está dejando de llover — murmuro Carlos sentándose en el piso con mucho cuidado
— ¿Cómo sigues? — le pregunto Zafiro
— Con esas pastillas que encontraste... me siento mejor... aunque aún duele a horrores
— Hubiera querido encontrar algo más fuerte — murmuro sentándose a su lado
— Con lo que encontraste ha sido suficiente — sonrió — estaría retorciéndome de dolor sin ello — agrego mirándola a los ojos — y ese sujeto... Nath ... ha estado al servicio de tu familia mucho tiempo
— Al menos 10 años, creo — respondió — la verdad solo mis padres sabían de la existencia de esa guardia privada, pero parece que todo el tiempo han estado vigilándome... en especial Nath
— Eso suena un poco incómodo...
— La verdad lo fue en un principio... pero gracias a él y sus hombres es que Umbrella no nos pudo matar cuando estábamos en la ciudad — respondió recargando la cabeza en el frio altar — espero que Jill despierte pronto... quiero irme de aquí
— Deben de llevarse muy bien — murmuro Carlos, Zafiro lo miro de reojo — No cualquiera se arriesgaría como lo has estado haciendo... entraste en la ciudad para buscarla, aun sabiendo que las cosas estaban tan jodidas.
— Umbrella ya mato a demasiados S.T.A.R.S., no dejaría que matara a otro más — respondió — Los S.T.A.R.S. fueron como una familia cuando llegue a Raccoon City, no fueron solo compañeros de trabajo, de verdad me sentí muy unida a ellos, trabajaban juntos y se llevaban bien... era como tener hermanos mayores que te enseñaban como sobrevivir lejos de tus padres. Ellos estaban ahí cuando los necesitaba. Pensé ... — la voz se le entrecorto — pensé que quizá podría tener un hogar en esta ciudad... pero todo acabó en una pesadilla
Carlos revolvió su cabello tratando de brindarle consuelo, Zafiro limpio sus ojos y se recargo de nuevo en la fría roca del altar.
— Deberías de dormir un poco — murmuró Carlos — yo he tomado pequeñas siestas, pero tú no has dormido nada, no te preocupes... yo vigilare a Jill mientras descansas
— Gracias — susurro cerrando los ojos... minutos después se dejó vencer por el cansancio que sentía, quedándose profundamente dormida, cayo recostada sin querer en el hombro de Carlos
—
Había permanecido el resto de la tarde ahí sentado, no quería despertar a Zafiro, de seguro estaba completamente agotada, observo a Jill de reojo, a veces se quejaba un poco o se removía entre sueños, mas no había recuperado la conciencia.
Zafiro se removió un poco y abrió los ojos lentamente horas más tarde.
— ¿Qué tal la siesta? — pregunto Carlos
— ¿Que tanto dormí?
— Lo que quedaba de la tarde — respondió calculando un poco el tiempo — obscureció hace unas horas creo, la lluvia se detuvo poco después de que te dormiste
— Dormí demasiado — murmuro estirándose un poco, se puso de pie tomando su MP5
— ¿A dónde vas? — pregunto Carlos alarmado
— Solo saldré un poco, me quedaré en los alrededores de la torre, quizá suba a la barda o al tranvía, necesitamos mantener a los infectados lejos y no permitir que nos rodeen ... y con suerte... tal vez venga otro helicóptero
— Debería de ayudarte a patrullar — respondió Carlos tratando de levantarse, el dolor de sus costillas lo invadió
— Lo mejor será que descanses... yo estoy bien, no te preocupes — respondió Zafiro levantando el costado de su blusa y los vendajes, aquella horrible herida que le había desgarrado la carne, ahora no era más que un simple cumulo de pequeñas heridas — Nath no mentía cuando dijo que sanaba rápidamente
— Ten cuidado solamente... de verdad quédate en los terrenos de la torre
— Lo hare, no te preocupes... descansa — sonrió tomando una lata de duraznos y saliendo de ahí.
Carlos apoyo su cabeza en el altar cerrando los ojos, sintió como todo su cuerpo se volvía pesado, después, no supo más de él.
Zafiro subió con facilidad al techo del tranvía, desde donde estaba le permitía ver las solitarias calles. El viento frio le revolvió el cabello, suspiro y tomo su cuchillo de combate usándolo para abrir la lata de duraznos. Su estómago protesto por el poco alimento, pero tenía que acostumbrarse a sobrevivir con ello, no sabía cuánto más estarían ahí.
Cuando salga me comeré un par de hamburguesas de 1/4 de libra de carne de res
Suspiro, no valía la pena pensar en comida o su estómago protestaría de nuevo. Bebió el almíbar de la lata y la coloco a un lado de ella mientras comprobaba su MP5. Saco el PDA de su riñonera revisando los datos que le había mandado Saine antes de entrar a la ciudad. Podrían seguir las vías hacia el este o salir pasar el rio circular y pasar al lado de la depuradora de agua abandonada para adentrarse en el bosque y caminar al noroeste hasta dar con la autopista. Eso considerando que Némesis no las siguiera.
De verdad esperaba que el maldito estuviera muerto, aunque era demasiado bueno para ser verdad, es monstruo no se moriría tan fácilmente, pero al menos deseaba que estuviera tan mal herido como para no recuperarse en una semana entera. Para entonces esperaba que Jill, Carlos y ella ya estuvieran muy lejos.
Tomo el radio de su cinturón, pulsando el botón de transmisión.
— Líder Crux... aquí Reaper, ¿cómo está la situación? — suspiro, ni siquiera sabía si recibiría su mensaje
— Reaper, aquí líder Crux... hasta el momento todo en orden
— ¿Han encontrado supervivientes?
— No precisamente supervivientes, no estoy del todo seguro, pero vi una mujer oriental con un vestido rojo ceñido rondando la comisaria — respondió — la perdimos de vista poco después...
— ¿Seguro que no era un fantasma? — pregunto con burla
— En ese caso saldría corriendo como alma que lleva el diablo, niña — respondió nervioso, se rio un poco, sabía que reaccionaria así — Reaper... qué edad tiene la hermana de Chris
— ¿Claire? ¿Porque preguntas eso? — pregunto extrañada
— Mientras buscaba a la mujer oriental, la vi rondando las inmediaciones de la comisaria, tiene un chaleco rosa con el mismo bordado que la chaqueta de Chris ... además de que se parecen... supuse que sería su hermana... ¿qué edad se supone que tiene?
— No te ilusiones, tiene los suficientes años para ser tu hija... o tal vez tu hermana
— ¿Lo dice la que se acostó con un hombre que bien pudiera ser su padre? — pregunto Nath con burla
La sangre subió a sus mejillas, estuvo a punto de soltar el radio, aquella respuesta de parte de Nath la tomó por sorpresa.
— ¡¿Pero qué demonios crees que estás diciendo idiota?! — exclamo completamente sonrojada — ¿cómo se te ocurre decir semejante tontería? ¡Te juro que si te tuviera enfrente te golpearía hasta mandarte al hospital!
— ¿No tengo razón? — pregunto riendo
— ¡No! no la tienes!... además, Albert no es tan mayor como mi padre — susurro aun apenada — pero eso no es lo importante ahora... ¡lo importante es sacar a Claire de aquí antes de que se meta en líos! Si de verdad se trata de ella
— Muy tarde... la perdí de vista poco después... no sé si sea prudente seguir a esa chica... aunque me gustaría pedirle que fuera la madre de mis hijos
— ¡A veces no sé si es mejor que estés ebrio — gruño Zafiro — intenta encontrarla, puede que aun este rondando la comisaria — suspiro sobando sus sienes — ¡por esto le dije a Chris que le contara al menos a su hermana lo que estaba pasando! ¡Si algo le pasa a Claire en esta ciudad infernal, Chris me va a matar!
— Chris te va a matar de igual manera si Jill se muere ¿Recuerdas?
— Jill no va a morir... no puede... — Zafiro se quedó en silencio, Jill no podía morir, no se dejaría vencer tan fácilmente, era Jill Valentine de quien estaban hablando — Continúen con el plan... cambio y fuera
30 de septiembre de 1998
Zafiro había permanecido montando guardias periódicamente durante el trascurso de la mañana y la tarde, Carlos se sentía frustrado al no poder hacer más, pero ella insistía que descansara sus costillas.
Afortunadamente no había habido mayores problemas, el monstruo que perseguía a las chicas no había aparecido en más de 24 horas, y con mucha suerte, no aparecería de nuevo. Al menos eso esperaba.
Le ofreció a Jill un poco más de agua y acomodo las cortinas que usaba como mantas, checaba contantemente su temperatura, al menos no tenía fiebre, pero tampoco había tenido ningún momento de lucidez. Zafiro regreso en esos momentos, tenía las ropas empapadas pegadas al cuerpo, desde la mañana llovía a ratos.
— ¿Hay novedades? — le pregunto
— Ninguna, Jill sigue igual que hace 24 horas — respondió tomando una lata de fruta — ¿qué hay de ti?
— Elimine a un par de infectados que estaban bastante cerca, nada nuevo — suspiro dejándose caer a su lado mientras bebía de una botella de agua — la situación apesta más que los zombis de allá afuera — suspiro
— Y que lo digas — respondió Carlos ... la radio de Zaf emitió un pitido sobresaltando a ambos
— "Reaper... aquí líder crux... encontramos... supervivientes"
— ¡¿De verdad?! — exclamo Zafiro con alegría
— "al menos 15 personas, hombres, mujeres y niños"
— ¡Nath, tienes que sacarlos de la ciudad... busca una vía de escape... váyanse de la ciudad y llévenlos con ustedes!
— "Tengo ordenes jovencita... no puedo dejarte atrás!" —protesto Nath
— ¡No empieces con eso de nuevo... Nath tú y tu equipo es todo lo que esas personas tienen!
— "nuestra misión es protegerte"
— ¡Estoy a kilómetros de donde están! ... la misión era encontrar a Jill, asegurar una vía de escape... y ayudar a los supervivientes que pudieran encontrar
— "no podemos dejarte... entiéndelo Engel!"
— ¿De verdad? ¿Entonces puedes mirar a todos ellos a los ojos y decirles que no puedes ayudarlos? Que no puedes sacarlos de este infierno porque tienes que cuidar de una niña caprichosa que está a kilómetros de donde ellos están... que la única oportunidad que tienen de sobrevivir se acaba de ir al demonio ¿puedes hacerlo?
— "Zaf..."
— Hazlo, déjame atrás — respondió mordiéndose el labio — Sácalos de aquí, es la última oportunidad que ellos tienen de vivir, ya ha muerto demasiada gente
— "¿qué hay de ti? ¿Cómo vas a.…?"
— No lo sé... pero tal vez puedas ayudarme estando fuera de la ciudad — respondió — es una orden teniente... llévense a los supervivientes de la ciudad... yo estaré bien
— "buscare el modo de sacarte de aquí entiendes... así deba entrar con un tanque blindado"
— Suerte... equipo Crux- susurro dejando la radio a un lado
Carlos la miro atentamente, Zafiro se percató de esto, y le sonrió de medio lado.
— ¿Estás segura de dejar ir a tu equipo? — pregunto curioso
— No mentí Carlos, de verdad ya murió demasiada gente — suspiro — Nath y su equipo es la única esperanza que tienen por ahora, ¿no es su deber ayudarlos? Ya buscaremos una vía de escape, por ahora... solo resta esperar a que Jill despierte — suspiro cerrando los ojos, Carlos la cubrió con la cortina que ambos habían estado usando como manta.
