MOMENTANEA DEBILIDAD
-EXTRA-
Final alternativo
Madara lanzó su ataque hacía ese omega de su mismo clan, el jovencito era fuerte y era una lástima que fuera a matarlo, pero ese muchacho estúpido ya había escogido un bando… Y no era el bando adecuado. Esa copia mala de Izuna había cometido el mismo error que su hermanito, escoger incorrectamente. Ahora moriría, igual que mató a Izuna y a ese engendro que estaba pariendo.
Pero Tobirama, fiel a su nombre, apareció veloz y se desvaneció junto al omega Uchiha. Aparecieron unos metros más alejados de su rango de ataque.
–¿Estás bien Sasuke?– Revisando al azabache que era su pareja.
Asintió a la pregunta y a su vez revisó al alfa, tampoco parecía haber sufrido ninguna herida. No olía a sangre.
–Volvamos a la lucha, tenemos que debilitarle para que Naruto y Kurama puedan extraer a las demás bestias con cola.
Volvieron a lanzarse contra el ex líder Uchiha. Las técnicas basadas en ninjutsu no servían, así que usaban taijutsu y técnicas del ermitaño para golpearle. Era una lucha para salvar a la humanidad de la utopía equivocada de Madara.
Sasuke con su Susanoo atacó a Madara lanzándola con un potente puñetazo. Madara fue lanzado contra el suelo rompiéndolo y dejándolo algo herido. Estaba perdiendo y el no poder usar de forma correcta a los bijuu de su interior le estaba perjudicando, controlarlos o intentarlo lo agotaba demasiado.
Las ramas le rodearon, al estarse unos segundos intentando recuperarse de las heridas y el cansancio de la pelea contra esos shinobis de élite. Esos estaban actuando como un equipo perfectamente coordinado.
–¡Maldito Hashirama!– Intentó debatirse y liberarse de esas ramas, pero más de ellas se unían a las primeras y le ataban de nuevo, inmovilizándole. Gruñó frustrado, pero estaba muy agotado.
Una fuente de chakra de color naranja con forma de mano se acercó a su pecho y lo penetró. Un quejido salió de sus labios cuando esa mano salió de su cuerpo enlazada al chakra de las bestias con cola que pugnaban por si mismas por salir de su cuerpo y liberarse de las cadenas con las que intentaba controlarlas, esas cadenas cada vez más débiles. Y aunque intentó luchar para no ceder ni a una de esas bestias que le ayudaban a mantener ese estado de sabio de los seis caminos, la realidad es que iba perdiendo terreno. Mientras que esos ninjas aliados estaban colaborando entre ellos para ayudar a tirar de las bestias y así liberarlas.
Con un último tirón y un fuerte puñetazo por parte de esa kunoichi de brutal fuerza, el último de los bijuu abandonó su cuerpo y sólo quedó una carcasa de lo que una vez fue. Cayó al suelo sin fuerza, golpeado, herido, humillado de nuevo… Muriendo. Hashirama apareció en su campo de visión.
–¿Vienes a burlarte de mi derrota?
–Nunca me burlaría de un rival, y menos si este es un amigo preciado.– Mientras se arrodillaba al lado del Uchiha.
–Siempre fuiste demasiado blando y bondadoso para éste mundo y para ser un guerrero.
–Quizás si, pero realmente creo que si dejáramos de lado el odio y fuéramos sinceros y compartiéramos con los demás… Todo habría ido mejor.– Miró a su amigo moribundo y le dedicó una suave sonrisa– Siento que te fallé, Madara. Yo no quería que las cosas entre nosotros terminaran así.
–Lo se, Hashirama. Se que siempre creíste en mi… Soy yo… Quien falló.– Tosió sangre y cada vez le costaba más respirar, su vista también estaba fallando. Cerró los párpados un poco, respirando cada vez más lentamente.
–Nos vemos en el más allá, mi buen amigo.
–Te estaré esperando… No tardes.– Musitó antes de expirar.
Con dos dedos cerró los ojos de Madara. Y usando un jutsu le dio sepultura ahí mismo, dejando un gran y impresionante árbol para marcar la tumba de su antiguo amigo.
Y mientras Minato se despedía de sus ex alumnos y de su hijo. Hashirama se despidió de su hermano y nuevo cuñado.
–Cuidamelo, Sasuke Uchiha. A veces es algo terco y amargado, pero es la persona más fiel y dedicada que vas a encontrar en la vida.
El azabache no pudo evitar curvar sus labios en burla y observar con humor al albino, que gruñó y achicó sus ojos mirando mal a su hermano.
–Sabes que es cierto, Tobi-chan. Mira como te has enfurruñado, parece que estés estreñido con esa cara de ogro.
–¿Y te extraña después de lo que acabas de decir sobre mi?– Le dio un zape a su mayor, que se acuclilló con aura morada a su alrededor mientras dibujaba circulitos en el suelo.
–Pero no he dicho nada que no sea cierto… Yo sólo quería ayudarte para que mi cuñadito te comprendiera mejor.
–¡Pues habértelo ahorrado, tonto!
Sasuke soltó una ligera y grave carcajada, dos de los shinobis más admirados del mundo ninja… Peleando como niños, como hacían él y Naruto cuando formaban equipo.
El estado "depresivo" del primer Hokage se terminó con la misma velocidad con que había empezado.
–Tengo que irme. Cuídate mucho hermano… Y se feliz en ésta segunda oportunidad que te ha dado la vida, bueno tu pareja. Y tu Sasuke, muchas gracias por esto– Señalando a su hermano. Su menor merecía ser feliz tras todo lo perdido y lo que no vivió porque no se lo permitió a si mismo.
–No tienes que agradecer Primero y si, le cuidaré… O nos cuidaremos mutuamente.– Mirando al alfa albino con orgullo. Se sentía cómodo a su lado, natural. Su parte omega se sentía feliz y satisfecho con el alfa que había permitido que le marcara y anudara en su interior.
Haciendo una ligera inclinación de cabeza se alejó un poco para darles privacidad.
–Hashirama… Busca a Izuna y, explícale todo. Dile que le amo, pero que tardaré un poco más en ir, que aquí me necesitaban.
Hashirama le puso una mano en el hombro y sonrió con suavidad.
–Izuna lo entiende y estará feliz de que hayas ayudado a alguien que te necesitaba de su clan. También se alegrara por esta oportunidad de vivir y tener una familia.– Ante la cara de desconcierto del menor– Desde ahí arriba vemos todo, Tobirama. Yo ya he estado en el mundo puro y me reencontré con todos los que deseaban verme. Izuna estaba muy preocupado al ver que no eras capaz de olvidarle y avanzar. Eso le entristecía porque lo que más desea es que seas feliz.
Los ojos de Tobirama se humedecieron y miró hacía arriba, deseando que su amado Uchiha viera que ahora viviría.
–Dile que eso haré, que tendré una vida plena y lucharé por ser feliz. Y cuando muera le buscaré para contarle todo. Dile que me espere, aunque le haré esperar… Está vez no pienso morir tan joven.
Se abrazaron antes de que Hashirama empezara a liberar el conjuro para que su alma marchara hacía el mundo puro, en compañía a la de Minato Namikaze.
….
Tsunade Senju caminaba a buen ritmo por ese bonito camino entre el bosque, la primavera ya afloraba entre los árboles, los primeros brotes naciendo de un bonito y vibrante verde. El frío ya se marchaba y cada vez el sol calentaba más el ambiente.
Vislumbró la casa cuando el bosque se abrió y sonrió y más cuando se acercó algo más y dos torbellinos se le lanzaron encima.
–Hashirama, Izuna… Pero mirad como habéis crecido.– Mientras cargaba a los dos pequeños que rondaban los cinco años.
–¡Tia Tsuna!
–Tsuna, tenemos que enseñarte muchas cosas. Papá nos construyó un fuerte en los árboles. Es muy divertido.
– Me encantara ver vuestro castillo, nobles guerreros. Pero antes saludaré a vuestros papis.
Los dejó en el suelo y los pequeños empezaron a corretear a su alrededor. Mientras le contaban a dúo todas las cosas que estaban aprendiendo.
–Niños, calma.– Salió Sasuke de la casa y miró a Tsunade con agradecimiento.– Id a buscar a vuestro padre.
–Si, mamá…– Se fueron corriendo hacía el río a buscar a su padre alfa.
–Gracias por venir y por quedarte estos días… Mi celo llegara pronto y con los cachorros por aquí es complicado.
–Es un placer, Sasuke. Sabes que me encanta pasar tiempo con mis primos.– Porque esos niños eran sus primos, aunque ellos la llamaban tía.
–¿Cómo están las cosas por Konoha?
Con Tobirama decidieron no volver a Konoha al terminar la guerra. El alfa había vivido toda su corta vida en la aldea y deseaba una vida alejada de la villa, una vida lejos de conflictos de otros. Si le interesaba hacer de shinobi podía hacerlo por su interés y el de su manada.
En cuanto a Sasuke, en la villa había recuerdos demasiado dramáticos para él. Todo su clan muerto por un viejo loco con ansias de poder. No, simplemente no podía y tampoco quería que algún día la historia se repitiera con sus descendientes, porque si… Poco después de la guerra descubrió que estaba embarazado. Su nueva manada no merecía sufrir por culpa de viejos con deseo de poder, ni envidias de otras aldeas, ni peleas estúpidas, tampoco pensaba obedecer órdenes que no considerara apropiadas. Así que los dos decidieron viajar durante unos meses y se establecieron en ese bonito y agradable lugar.
–Muy bien, Naruto pronto postulara como nuevo Hokage, ya está preparado para el cargo. Además Sakura esta pronta a tener a su primera cría… Están muy felices. Una hembrita a la que llamaran Kushina.
Sonrió con verdadera alegría, estaba feliz porque sus dos antiguos compañeros de equipo y amigos estuvieran prontos a crear una familia.
–Y Kakashi, ¿dime que por fin ya…
Negó con cierto pesar.
–Aun no se decide a tener cachorros. Sigue con su creencia de que está gafado y que algo les sucedería.
–Maldito tonto…
–Lo se, Naruto y Sakura también se lo dicen… Supongo que poco a poco iremos consiguiendo que cambie de opinión. Y espero que lo haga, pues el azabache está cada vez más afectado porque su alfa no desea formar una manada con él.
Eso era triste, Sasuke entendía lo que podía estar sintiendo Obito. El instinto omega era así.
–Tsunade, gracias por venir a cuidar a nuestros pequeños. Te hemos dejado todo lo que podáis necesitar preparado.– Tobirama se acercaba con un cachorro en cada brazo.
–Gracias tio Tobirama. Como le he dicho a Sasuke, es un placer cuidar de estos granujillas.
Los dos pequeños sonrieron traviesos, aunque intentaron disimular ante la mirada algo dura de su madre. Adoraba a sus cachorros, eran dulces, eran astutos, activos, deseosos de aprender y si, algo inquietos a veces. Los dos eran pelinegros como él, aunque con el pelo más indomable, como su alfa.
–¿Sasuke, lo tienes todo para irnos? Ya tengo comida preparada. También algunas mantas y ropas.
–Si, tengo lo necesario guardado en pergaminos.– Se acercó a sus hijos y les dio un beso en la frente–Haced caso a vuestra tía. Volveremos en unos días.
Tobirama también se despidió de sus crías dándoles un abrazo antes de bajarlas al suelo. Y acercándose a Tsunade le dio un beso en la frente.
Luego siguió a su omega. Tenían un lugar especial para los momentos de celo… Esa cueva de la primera vez la convirtieron en suya. La arreglaron a su gusto, le pusieron varias ilusiones para que nadie la encontrara y Tobirama la marcó con su Hiraishin para llegar a ella rápidamente. Y eso hicieron ahora, llegando al instante al lugar donde pasaban todos sus celos y tenían sus escapadas de pasión.
Ahora ese lugar que antes les había parecido frío, era una estancia acogedora y cálida. Llena de telas y alfombras por suelo y paredes, algún mueble… Incluso excavaron en el suelo, al cual agregaban agua y la calentaban para convertirlo en un agradable onsen.
Como aun tenían tiempo desempacaron lo que habían traído.
–Sasuke, ¿Has traído los anticonceptivos? Porque no los encuentro.
Sasuke curvó sus labios y negó, mientras se acercaba a su atractivo macho albino y le abrazaba.
–¿Estas seguro de que es esto lo que deseas?– Si su pareja no había traído los anticonceptivos, significaba que seguramente quedaría en estado tras ese celo.– ¿Quieres volverme a hacer padre, omega?
El azabache se sintió seguro entre esos brazos que le rodearon con firmeza y cariño. Y aspiró el masculino y agradable aroma de su alfa.
–Si, esto es lo que quiero. Aumentar la manada.– Curvó un lado de sus labios con cierta arrogancia– ¿Cómo si esa idea te desagradara, alfa?
Por toda respuesta Tobirama le devoró la boca a su hembra. Si Sasuke deseaba tener más cachorros… No se iba a negar. La verdad es que estaría encantado de colaborar en el proceso y fabricar nuevas crías. También le encantaba consentir a su pareja durante todo su estado grávido y ser su apoyo durante el parto, estar a su lado dándole su fuerza y apoyo mientras el Uchiha pujaba y veía nacer a sus pequeños. Era una experiencia única y mágica.
–Te quiero, arrogante Uchiha.
–Te quiero, amargado Senju.
Los dos sonrieron dentro de ese beso que cada vez era más y más apasionado. Aun les quedaba uno o dos días para el celo del azabache, pero no tenían problemas para empezar la fiesta y demostrarse su amor de forma consciente antes de que el instinto les dominara. Tenían tiempo para amarse con absoluta entrega y amor.
FIN.
Gracias por haber leído una de mis locas historias.
