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¡Muy Feliz Año Nuevo!

¡Espero hayan pasado las fiestas con las personas importantes en sus vidas, y que este nuevo año sea un año lleno de bendiciones, oportunidades y mucha salud!

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¡Hola! Luego de un tiempo acá el nuevo cap, algunos lo sabrán, otros no, pero casi que desde noviembre y casi hasta finales de diciembre, debido a muchas circunstancias en mi trabajo, estuve trabajando de entre 10 a 18 horas diarias, así que no tuve tiempo para escribir, perdón por todo el hiatus, pero de verdad no podía, hasta un ataque fuerte de ansiedad me dio y eso ya casi no me pasaba. Pido disculpas por la tardía de este cap, pero de verdad fueron circunstancias que se salieron de mi control. Espero sigan disfrutando de la historia, además que una de mis convicciones de año es terminar esta historia. ¡DARÉ LO MEJOR DE MI!

Gracias por leer, por su apoyo, su paciencia y sus comentarios.

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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La historia extraña y dulcemente empalagosa es totalmente mía.


Referencias De Lectura:

Narración.

«Pensamientos»

Diálogo.

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Capítulo Trigésimo Tercero

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~La Llamada~

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Llegó de nuevo a la última página.

Soltó un suspiro.

Era la cuarta vez que revisaba ese recetario y la cuarta vez en que ninguna de esas recetas allí incluidas le llamaba la atención, o más bien, ninguna de las recetas que ella podía realizar con su habilidad limitada le llamaban la atención.

Frustrante.

Estaba a pocos días del gran día de la apuesta y aún no había encontrado la receta indicada, una que no fuese demasiado simple ni que fuese demasiado complicada, que no tuviese tantos procedimientos ni que tuviese pocos, necesitaba un balance que simplemente no encontraba en ningún lado y si seguía así de indecisa llegaría el día de la apuesta y lo perdería.

¡Y eso era inadmisible!

No solo su orgullo estaba en juego, también la reputación de Jellal como chef y como tutor y eso no podía permitírselo.

Tomó otro recetario y checó las páginas.

Soltó otro suspiro.

Nada.

Si tan solo escoger el plato fuerte fuese tan sencillo como lo fue escoger la entrada y el postre, y es que con su habilidad muy elogiada por Jellal con el cuchillo, y su buen paladar, la entrada era una opción más que obvia, y como su único triunfo en repostería habían sido unos cupcakes que hizo en la casa de Jellal junto con Wendy, pues no tenía más opción que esa.

Solo le quedaba cruzar los dedos para que el milagro pasase de nuevo.

―No sé qué escoger... ―se mordió el labio ansiosa, si tuviese un poco más de habilidad se arriesgaría a algo mayor, pero no la tenía, y algo que había aprendido en los últimos meses era a no tratar de morder más de lo que podía masticar, o como también se podría decir, no cargar más peso del que podía soportar.

Lección que no pensaba dejar tirada.

―Incluso Wendy tiene más habilidad de cocina que yo ―admitió sin ninguna pena, a pesar de su edad Wendy manejaba la cocina con gran habilidad, ella no solo era una niña muy inteligente y capaz, sino que había aprendido del mejor chef y pastelero que Erza conocía―. Seguramente mi habilidad es menor que la que tenía Jellal la primera vez que cocinó algo solo... ―soltó un suspiro y luego sonrió, recordando la historia que Jellal le contó sobre la razón de que él comenzase a involucrarse con la cocina debido al accidente de la escalera.

Y en eso momento, una bombilla se encendió sobre ella.

¡Una idea la iluminó!

Y no es que viviese dentro de una caricatura, sino que las luces automáticas se encendieron por error, últimamente pasaba y sabía que tenía que buscar a alguien que viniese a reparar la instalación porque muy posiblemente los constantes apagones habían dañado el sistema automático, pero fuera de esa coincidencia que la hizo reír por un rato, por fin tenía decidido que cocinaría.

Aunque realmente aún no sabía que era.

Y para averiguar tal cosa, checó la hora, luego sacó su móvil y marcó un número.

A esa hora estaba segura que contestaría.

»Buen día, ¿a qué debo el placer de esta llamada?

Su corazón latió distinto al escuchar su voz.

―¿Así que hoy no hay opciones numéricas? ―bromeó para calmar esos latidos―. ¿Directamente pasa mi llamada a ti?

»Así es, este nuevo teléfono que me dio una hermosa benefactora es muy inteligente como para saber cuáles llamadas deben ir directo a mí.

―Vaya... ―rió―, de saber eso te lo habría regalado antes ―lo escuchó reír también y se mordió el labio inferior deseando poder verlo en ese momento, le encantaba ver a Jellal sonreír y reír, sus atractivas facciones se relajaban, sus hoyuelos se mostraban más, y sus ojos brillaban en un juego de colores que la hipnotizaban.

Estaba tan enamorada...

» ...sgdyid hdahd? ¿Erza?

Erza salió de sus pensamientos románticos al darse cuenta que Jellal le había dicho algo y lo único que captó fue su nombre.

―Hm, amh... perdón, no escuché lo que dijiste, no... no hay buena recepción... ―mintió para salvar un poco su orgullo.

»Oh, te preguntaba si ya habías elegido alguna receta para el plato fuerte.

―¡Eso! ―chasqueó los dedos recordando la razón por la que lo había llamado―. Sí, ya decidí cual.

»Genial, ¿y qué harás?

―La verdad no sé... ―él silencio al otro lado de la línea la hizo imaginar la cara de confundido que puso y apenas aguantó la risa.

»Hmmm, creo que ahora es mi línea la que tiene mala conexión, pero me pareció escuchar que ya habías elegido que ibas a cocinar de plato fuerte.

―Eso dije. Ya lo elegí.

»¿Y qué es?

―Eso no lo sé ―lo escuchó suspirar profundo y rió, Jellal estaba tan emocionado e involucrado con la apuesta como ella, así que de seguro sus respuestas lo estaban poniendo nervioso.

Se apiado de él.

Solo un poco.

―¿Recuerdas la historia de cuando te golpeaste la cabeza?

»Por supuesto que sí ―dijo con tono extrañado.

―Bueno, la receta que quiero hacer tiene que ver con esa historia, por eso no sé cuál es.

Silencio.

―¿Jellal?

»Erza, me estás matando...

Rió.

―Ya, ya―controló su risa― deja de desordenarte el cabello, te diré de una vez.

»¿Cómo sabes que hacía que eso?

―Conozco las manías de mi tutor ―respondió y agregó sonrojada―, y me gusta pensar que me he vuelto tan cercana a ti, que también conozco bien a Jellal Fernandes...

Silencio.

Porque Jellal apenas podía controlar la emoción que sentía en su corazón.

―¿Jellal?

Silencio.

―¿Jell-al...? ―ansiosa miró si la llamada no se había colgado.

»Perdón... ―dijo unos segundos después―, creo que ahora sí hay problemas de conexión en la llamada, y... yo, creo que tienes razón... me conoces bien, tal vez mejor que nadie...

Erza cerró su mano en un puño con fuerza para controlar su alegría.

No eran ilusiones suyas.

Ella y él de verdad compartían un vínculo especial.

Ya fuese que para él fuese romántico o solo de amistad no le importaba, porque si ese vínculo significaba que podía seguir teniéndolo en su vida, estaba bien.

Estaba más que bien.

»¿Erza?

Sacudió su cabeza para volver al tema de la llamada, aunque lo llamó en hora de almuerzo no podía alargar tanto la llamada como para acaparar todo su tiempo de descanso.

―Hmg... volviendo al tema ―carraspeó―, sobre esa historia, bueno, me dijiste que fue allí cuando empezaste a pasar más tiempo con tu mére en la cocina, y entonces estaba pensando, ya que mi habilidad culinaria es tan baja, tal vez pueda recrear esa primera receta que tu hiciste para tu papá...

»Oh...

―¿Es muy atrevido de mi parte pensar eso? ―de pronto se le vino a la cabeza que pedir esa receta era un poco desconsiderado, al fin y al cabo era un recuerdo muy especial de Jellal y de sus padres―. Tal vez sea mejor que...

»¡Me parece una gran idea! ―la voz de Jellal se oyó entusiasmada y se tranquilizó un poco―, es una receta que no es fácil pero tampoco muy difícil, y creo que si escogemos la proteína correcta, combinará perfecto con la entrada.

―¿Lo dices de verdad?

»Por supuesto, aunque debo decir que será un poco problemático con el postre, esta receta requiere mucho tiempo en horno y los cupcakes también.

―No hay problema, sabes que hay dos acá, usaré mi horno y el de Mira.

»Este... ―Erza pudo sentir su indecisión de decirle lo que pensaba con solo esa palabra.

―Jellal, solo dilo...

»Erza, escucha... ―lo escuchó respirar hondo de la manera en que hacia cuando tenía que decirle algo no muy halagador sobre sus habilidades de cocina―. Tendrás que hacer varias cosas más mientras horneas ambas cosas, y cuando usas el horno tiendes a desesperarte o distraerte... así que no creo que preocuparte por dos hornos sea lo mejor...

Erza infló una mejilla.

»Erza...

Desinfló la mejilla.

―Entiendo... ―era un golpe a su orgullo pero lo merecía, Jellal decía la verdad―, entonces, buscaré otro postre...

»Lo siento...

―No tienes que disculparte ―dijo ya relajada―, es lo que es, además, yo siempre prefiero una verdad que duela a una mentira que reconforte, y si viene de una persona que sé que lo hace de buena fe, pues no tengo razón para quejarme o molestarme, al contrario, gracias por aconsejarme bien, Jellal... por eso confío en ti.

Un nuevo silencio se instaló en ambos.

Hasta que Erza escuchó ruido del lado de Jellal, probablemente ya no estaba solo en el cuarto de empleados, era mejor seguir la conversación más tarde.

―Bien, entonces... nos vemos más tarde.

»Claro, pasaré a comprar los ingredientes para practicarlo, así que llegaré un poco más tarde que Wen. ¿Podrías cuidar de ella mientras llego?

―Sabes que sí, además de seguro querrá trabajar de inmediato en los sobres cuando llegue, especialmente luego de que recibiese permiso de nuevo por parte de su sobreprotector hermano mayor para seguir con ese trabajo ―Jellal rió, Wendy le había dicho de manera muy seria, tanto que fue adorable, que le gustaría seguir trabajando para Erza y así conseguir dinero para los regalos de Navidad que ella quería regalar, para sorpresa de ambas, Jellal aceptó sin pero alguno―, pero dejando eso de lado, puedo pedir los ingredientes al supermercado, no tienes que hacerlo tú.

»Sí, pero, igual tengo que ir por la receta a la casa, así que me queda de paso.

―¿No te la sabes de memoria? ―preguntó sorprendida, desde que conocía a Jellal nunca lo había visto consultar una receta, por supuesto estudiaba recetas, pero jamás las ocupaba a la hora de cocinar, especialmente las que le había enseñado su Mère.

―Sí, pero quiero que uses la que usé yo, ya... ya verás cuando la veas ―su voz la hizo pensar en su sonrisa dulce, una que él ponía cuando algo era importante para él.

Le encantaría pensar que era por ella, pero estaba segura que era por esa receta.

Suspiró.

No importaba.

Si él sonreía, para ella estaba bien cualquiera que fuese el motivo.

―Entonces nos vemos más tarde... ―dijo casi en un susurro.

»On se voit plus tard... ―respondió él de manera similar.

La llamada terminó.

Erza miró su teléfono volver a su pantalla de inicio.

Sin siquiera pensarlo, su pulgar se movió solo y entró a la galería, marcó sobre la foto que Jellal tomó con su móvil.

La foto de un beso.

Hacia dos días del cumpleaños de Jellal y seguía sintiendo que ese día había sido demasiado significativo para ambos, para su amistad, para los beneficios de esa amistad.

Para esa extraña relación que habían creado.

Cada día que pasaba solo podía pensar en que pronto iba ser imposible para ella el mantener sus sentimientos callados, se sentía deshonesta y tonta y había una voz en su cabeza que de vez en cuando le susurraba que Jellal podía estar sintiendo lo mismo que ella, pero cuando estaba por creerlo completamente, otra voz le decía que no se ilusionara y luego ambas voces eran sepultadas por la voz profunda y calmada y a la vez terrorífica de un hombre diciéndole que ella no era nada, nadie, que no debió haber nacido y por eso no merecía recibir amor de nadie.

Que moriría sin amor como su madre.

Su mente la transportó al oscuro sótano, su mejilla sintió el dolor de un golpe, sus manos se volvieron temblorosas al punto de dejar caer el móvil al frío mármol del desayunador, y su pecho se sintió presionado por la angustia, el miedo y la soledad con las que vivió por todo ese tiempo en que estuvo encerrada en la oscuridad recibiendo palabras de desprecio y golpes inmerecidos.

―¿Er-chan? ¿Er-chan?

Erza parpadeó rápido y se dio cuenta de que estaba en su casa, Mirajane estaba a su lado y la veía con gran preocupación.

―¿Er-chan, sucedió algo?

―No ―negó con la cabeza―, creo que no dormí bien y me quedé dormida sin darme cuenta ―fingió reír y burlarse de sí misma pero la lágrima que estaba en su mejilla tiraba por el suelo su gran actuación―. ¡Vaya! ¡Ya es hora de ir al ensayo! ―se levantó de la silla alta y se limpió con disimulo la lagrima―. Me cambiaré rápido, ve encendiendo el auto ―le dio otra sonrisa falsa y se fue hacia su habitación.

Mirajane la vio irse con el corazón lleno de preocupación, no era la primera vez que la veía en ese tipo de estados, pero había algo diferente en esta ocasión.

Era como ver a alguien con el corazón roto.

Observó el teléfono en la mesa y se sorprendió al ver la foto.

―¿Será posible...? ―negó con la cabeza, no podía ser eso que imaginó, no era posible que Erza se hubiese confesado y Jellal la hubiese rechazado.

Jamás.

Para ella era más que obvio que él estaba más que enamorado de su amiga.

―¿Pero entonces...? ―Mira sabía que Erza había pasado varios días con él, que incluso había pasado con él el día de su cumpleaños, y ella había estado de un humor maravilloso desde entonces, lo mismo había dicho Laxus de Jellal cuando ella le pidió un informe de comportamiento del azulado luego de esos días juntos, no había manera que hubiesen tenido un problema entre ellos.

Algo pasaba.

«¿Y si Er-chan fue la que lo rechazó? ¿Si se está rindiendo antes de siquiera intentarlo?» Mira sintió una angustia en su corazón al pensar eso, pues era la razón más posible.

No lo iba a permitir.

No podía permitir que su amiga se saboteara a sí misma.

...Aunque, en realidad no sabía cómo evitarlo...

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] J x E [

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Llamó por quinta vez.

Nadie abrió.

Gajeel respiró hondo y llamó dos veces más, y luego una más y luego tres más y luego cuatro más al mismo tiempo que giraba el pomo de la puerta que para nada se abría, y lo peor de todo es que él estaba seguro que la persona dentro de esa oficina sabía que era él y la razón por la que no abría era porque era él quien tocaba la puerta.

¡Se había arruinado todo!

Desde el día de la video-llamada no había tenido oportunidad de hablar con Levy, o mejor dicho, ella parecía estar evitándolo, y que hoy ella faltase al ensayo de boda de Mirajane era la prueba más obvia de que no solo lo estaba evitando, sino que se había horrorizado tanto por lo que dijo Rogue acerca de ellos dos que se había arriesgado a la ira de la temida " Satanovia" ―Mirajane― y faltar al ensayo con tal de no verlo a él.

Todo estaba arruinado.

Era un tonto, alguien como ella no podía estar interesado en un mostrenco como él.

Incluso esa palabra rara la había aprendido de ella.

Era mejor dejar que las cosas siguiesen ese curso, alejarse uno del otro y aceptar que no eran el uno para el otro, que no estaban destinados, que "La Bella y el Bestia" no sería el tema central para su boda porque desde un principio una boda solo estaba en sus locas alucinaciones.

Que Rogue no tendría una cuñada tan inteligente y maravillosa.

Era hora de rendirse.

Giró el pomo una última vez en una última y desesperada posibilidad.

La puerta no se abrió.

Bajo el rostro al suelo derrotado.

―Oye, viejo, no sé qué novela pasa aquí pero llevas girando ese pomo al revés todo el rato ―la voz fastidiada de un niño lo sacó de su melodrama turco―. ¿Ves? Es a la izquierda ―para su sorpresa la puerta que obstaculizaba su destino se abrió sin esfuerzo frente a sus ojos―. Que raros son las adultos ―el niño rubio que Gajeel identificó como el amigo de Rogue, Sting, lo empujó por la espalda para que entrara a la oficina de Levy y se fue mascullando algo sobre decirle a Rogue sobre lo raro que era su hermano, sin embargo Gajeel no pudo entender nada de lo que decía pues sus ojos estaban fijos en la linda peliceleste que de espaldas leía un libro.

Tenía que hacer algo con esa oportunidad que le había caído del cielo.

Dio un paso.

Se detuvo.

Porque si lo pensaba bien, que la puerta se hubiese abierto por un pre púber insolente y no por Levy no significaba realmente una oportunidad, pues en realidad Levy no quería abrir esa puerta pues trataba de mantenerlo lejos, en realidad él no debía de estar allí... en realidad...

―¿¡Ga-Gajeel!? ―la voz de ella lo hizo sentirse aún más idiota de lo que se sentía.

Tenía que hacerlo.

Fuese o no fuese una oportunidad valida, la iba a tomar.

―Yo... ―tomó aire y decidió soltar todo de una vez, así era mejor, que llegara la herida de una vez, que doliera lo que tenía que doler, así era la vida y así él elegía vivir su vida, en batalla, con golpes, con heridas, ya se había caído antes y se levantaría otra vez, con la cabeza en alto, por eso soltó de golpe todo luego de una inhalación.

Sus últimas esperanzas imbuidas en sus palabras.

―Entré aunque no querías que lo hiciera pero tengo que decirte que lo que dijo Rogue es casi cierto, yo no quería asumir nada pero sí imaginé que tal vez tu y yo... ya sabes... podríamos ser algo más que amigos porque me gustas ¡Demonios, me gustas mucho! Por eso te besé, porque no soy alguien que ande besando a cualquiera que se me ponga en frente, no soy un desesperado, tengo mi dignidad y eso, y tal vez soy casi un iletrado pero me estoy esforzando por mejorar y tengo metas y sueños y mientras tanto trabajo duro y lo hago bien, ganó bien, sé que sería un poco vergonzoso salir conmigo siendo tan solo lo que soy pero si me das tiempo a pasar esos exámenes y matricular mi carrera te prometo que no tendrás que sentir vergüenza de mí, enan-- digo... Levy... de verdad ―tomó aire pues se había quedado sin nada y la miró con decisión y completa sinceridad― lo digo de corazón, me gustas... me gustas mucho... y me gustaría tener una oportunidad contigo...

Su corazón se detuvo mientras veía como ella pestañeaba, y volvió a latir con desesperación cuando sus labios comenzaron a moverse para formar las palabras que podrían romper su corazón en mil pedazos como una vitrina golpeada con una barra de hierro.

―Perdón... Gajeel... no... ―Gajeel sintió el primer resquebrajo en la vitrina de su corazón, apretó sus puños y se maldijo por no traer pañuelos como le aconsejaba Rogue, porque ya sentía sus ojos llenarse de lágrimas―, n-no... escuché lo que dijiste...

¿Eh?

―¿Eh? ―la observó incrédulo, acaso fingiría hasta no escuchar su confesión.

―Yo... ―sonrojada se llevó las manos a los oídos y se sacó dos pequeños objetos blancos―, yo no es-estaba escuchando...

―¿¡EH!?

―Bueno, tenía que leer estos guiones de urgencia, por eso no pude ir al ensayo de Mira, he estado ocupada todos estos días, apenas he salido de la oficina, y cuando tengo trabajo de este calibre yo... ―cada vez más roja se levantó de la silla y camino hasta quedar a unos pasos de él―, yo... me quedo en la oficina y me pongo estos audífonos que bloquean el ruido... así que yo...yo no escuché lo que... di-dijiste...

Gajeel abrió la boca como un pez fuera del agua y miró a todos lados incrédulo.

―¿¡N-no escuchaste nada!? ―su voz casi salió en un chillido.

Levy negó apenada.

Gajeel se llevó las manos a la cara.

No había sido una oportunidad.

Estaba apenado, avergonzado, decepcionado y de cierto modo destrozado.

Se dio la vuelta para irse.

No tenía fuerza para volver a tirar el contenido de su corazón al piso.

―¡Gajeel! ―Una mano lo sujetó de la camisa y lo detuvo―. No escuché nada pero... pero... yo, cuando me miraste... tus labios... leí tus labios en la última parte... ―Gajeel la volteó a mirar con el corazón de nuevo a mil por hora―, no soy tan buena para leer labios como para leer letras pero yo... yo entendí... que tu... que tu... ―la pobre Levy apenas podía contener la emoción y el temblor en su cuerpo, su cara parecía un horno y su corazón latía desbocado, pero apretó los puños y lo dijo lo más alto que su garganta seca y apretada por los nervios le permitió, y casi que supero el chillido de un ratón―. ¡Tú también me gustas! ¡Mucho!

Gajeel soltó todo el aire en sus pulmones y cayó el piso como si la barra de hierro no hubiera golpeado la vitrina de su corazón sino sus rodillas, Levy se acercó temblorosa y se acuclillo junto a él.

Ambos estaban tan aterrados como exultantes.

Cuando Levy puso su pequeña mano en su hombro, pronto fue envuelta por los fuertes brazos del hombre junto a ella.

No había nada más que decir.

La Bella y el Bestia era una historia que comenzaba a escribirse.

...Una historia que ambos escribirían juntos...

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] J x E [

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Leyó hasta el final.

Soltó un suspiro de alivio.

Cuando Jellal le dio la receta y leyó el nombre sintió muchos nervios, "Hachis Parmentier" daba la impresión de ser una receta más complicada de lo que quería y por un momento se le pasó por la mente el decirle a Jellal que era mejor buscar otra receta, pero él se le adelantó y como si hubiese entendido lo que pensaba, le dijo que leyera primero la receta y luego decidiera si quería buscar otra.

Erza aceptó el consejo.

Y ahora que ya había leído la receta escrita en esa página de cuaderno ahora plastificada en donde la letra elegante, ordenada y clara de la Mère de Jellal había puesto detalladamente el paso a paso para que a su pequeño hijo no se le complicase nada, Erza se sentía muy capaz de hacerla. De hecho se sentía tonta por esa oleada de nervios que la llenó por leer el título, ella realmente no era de huir de retos y menos de uno como ese, pero muy dentro de ella sabía que se debía a que su estado de ánimo había estado afectado desde la tarde antes de salir para el ensayo con Mirajane.

Por esa voz, esas palabras y ese hombre.

Su abuelo.

―¿Y bien? ―Jellal se sentó a su lado en el desayunador ―. Creo saber que decidiste pero prefiero que me lo digas.

―Quiero hacerla ―sonrió cuando él le sonrió al oír su respuesta―, puedo hacerla.

―Claro que puedes, en realidad estaba preocupado de que fuese muy sencilla para ti.

―Tal vez lo sea ―dijo con un falso tono engreído que lo hizo reír―, pero seré humilde.

―Esa es mi alumna favorita ―Jellal acercó su mano a la de ella y acarició sus dedos, la había notado algo decaída desde que llegó, pero ahora parecía haberse recuperado―, ¿el procedimiento está claro?

―Sí, tu mère es muy minuciosa al explicar una receta, como tú ―Jellal asintió― y por los consejos extras que escribió, es obvio que te tenía muy mimado ―él rió pero volvió a asentir.

―Creí que eso lo tenías más que claro desde hace tiempo, soy un niño de mère y estoy muy orgulloso de ello.

―No me cabe duda ―Erza acercó su mano a la de Jellal inconscientemente y dejó que sus dedos se entrelazaran con los de él―, por eso eres quien eres.

―¿Y quién soy?

«La persona de la que me enamoré...» pensó con ternura.

―Eres Jellal ―Erza se acercó a él y por primera vez desde que él llegó se atrevió a darle un beso en los labios, sus pensamientos del medio día la habían abrumado, pero ahora la presencia de Jellal volvía a calmar sus sentimientos y fortalecer su convicción.

Sin importar si Jellal retribuía sus sentimientos o no, ella estaba enamorada de él.

Y eso estaba bien.

Aún si no mereciese ser amada, como decía ese hombre.

...Mas ella tenía derecho a amar, aún si no era amada de vuelta...

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] J x E [

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Miró las cartas frente a él.

Frunció el ceño.

De las tres cartas en la mano de Juvia, dos estaban a la misma altura, lo que quería decir que esa carta era la que Juvia quería que tomara, lo que significaba que esa era la carta que no debía tomar si quería ganar, pero la idea de haber iniciado ese juego era que él perdiera para que Juvia ganase el premio.

Decidir a dónde salir.

Y es que Juvia casi siempre, y como si fuese el agua de un río, solo seguía la corriente a lo que él le gustaba para comer o lugares para salir a conocer, pocas veces ella misma decidía pensando en sí misma, por lo que él había creado ese elaborado plan para que esta vez no hubiese manera de evitar que ella eligiese basada en sus gustos verdaderos.

Sonrió con triunfo.

Tomó la carta que sobresalía.

―¡Gray Sama es muy listo! ―dijo la joven encantada cuando el chico le quitó una de las cartas ganadoras.

Gray se abofeteó mentalmente.

Ya conocía a Juvia lo suficiente como para saber que ella también quería perder a propósito y por eso le había puesto una carta ganadora sobresaliendo.

Sería una larga noche.

Con un suspiro quitó la carta que hacía par y dejó solo las dos que quedaban, si lograba engañar a Juvia podría hacerla tomar la que hacia pareja con la de ella y él dejarse al final las cartas de la doble muerte.

Sintió un escalofrío.

―¿Gray sama está bien? ―le miró la joven preocupada por la forma en que él se había estremecido de repente.

Su Gray Sama nunca se quejaba del frío, al contrario, lo amaba.

―Sí... lo estoy... ―movió la cabeza de lado a lado para quitarse la sensación, y más aún, la imagen de su madre en una camilla de hospital con una sábana blanca sobre el rostro―, solo...

―¿Tiene frío, Gray Sama?

―No... ―negó y acomodó las cartas en su mano― Tu turno...

Juvia lo miró con sospecha y él suspiró.

―De verdad estoy bien, solo fue una... ráfaga de viento... ―Juvia miró hacia las ventanas cerradas y alzó una ceja―. De verdad no es nada... toma una carta ―alzó la carta ganadora, estaba seguro que Juvia confiaría en él y tomaría esa carta.

―Gray Sama, Juvia piensa que tal vez usted pescó un poco del resfriado de Juvia ―abrumada por la culpa se mordió el labio inferior en un mohín que Gray no pudo más que definir como adorable―. Si usted se enferma Juvia no podrá perdonarse...

―No tienes que pensar en eso, no fue nada, de verdad... ―la chica le miró de una manera nada común y Gray se tensó, Juvia nunca lo había mirado con tal tenacidad y oposición.

―Gray Sama... ―la chica soltó un suspiro, dejó las cartas en la mesa y se paró junto a él, acercó su rostro al de él y le miró a los ojos―. Juvia no aceptará que Gray Sama se tome su salud a la ligera!

―¡Ju-Juvia! ―el chico sintió sus mejillas calentarse y se hizo para atrás―. ¡De verdad no tengo nada!

―Juvia quiere estar segura ―sin darle tiempo a responder, la joven colocó su mano en la frente del chico y lo miró atentamente―. Gray Sama tiene la cara roja, de seguro es un resfriado.

―¡Q-que no!

―Gray Sama...

―¡Te digo que no!

―Juvia lo comprobará con su frente... ―decidida se acercó a Gray y colocó su frente en la de él, pero debido a la diferencia de alturas al ella estar de pie, sus pechos terminaron en la cara del chico, haciendo que Gray se embriagara en esa suavidad y en su aroma, poniéndose tan nervioso que terminó echándose hacia atrás y cayéndose de bruces al suelo.

―¡GRAY SAMA! ―la chica fue en su auxilio, tocando cada posible parte afectada por la caída logrando que Gray se pusiese más y más rojo.

―¡Ju-juvia! ¡Estoy bien! ―se sentó de golpe y quedó a centímetros del preocupado rostro, y esta vez se quedó encantado por el brillo de sus ojos color cielo, y sin darse cuenta inclinó un poco su rostro, atraído por la suavidad de sus labios, y antes de que pudiese poner orden a sus pensamientos, sus labios se unieron a los de ella.

Ligero, casi una caricia.

Pero un beso.

―Yo... ―Gray se apartó como si de pronto hubiese sido quemado por algo, la joven frente a él estaba estática y parecía que ni siquiera respiraba―. Ju-Juvia... yo... escucha... yo no...

Su móvil sonó deteniendo sus palabras.

Sin saber si continuar la disculpa o solo alejarse de ese lugar lo más posible, Gray se levantó y contestó el teléfono.

―Gr-Gray al habla... ―carraspeó para recomponer su voz y su balbuceo―, sí, soy Gray Fullbuster... sí... ¿¡Qué!? ―la mujer que había quedado en shock recordó como parpadear y volteó a mirarlo al escuchar el cambio en su voz, fue como si hubiese recibido un golpe―. Sí, él... es mi... padre... ―Juvia lo observó tensarse y apretar su puño―. Entiendo... ―tragó grueso―, si pasa algo más avíseme...

Sin más el joven terminó la llamada, levantó la silla, tomó las cartas y la miró con emociones contenidas en su mirada que parecían pedir ayuda para salir.

―Gray Sama...

―Es tu turno ―dijo con un tono que pareció gélido y sin vida―, tenemos que ir a comer, ya se está haciendo tarde.

―Pero... esa llamada...

―No importa.

―Gray Sama...

―Tu turno ―hizo sobresalir la carta ganadora.

Ella le miró con suplica en la mirada.

Gray barajó de nuevo las cartas como si nada más importara en el mundo.

―Era del hospital, al parecer soy el contacto de emergencia del viejo, lo acaban de ingresar por un infarto ―como si le hubiese dicho el estado del clima, Gray volvió a colocar las cartas en su mano, bajó la mirada al ver las dos cartas de la muerte juntas, inconscientemente colocó la carta ganadora en el medio.

―¡Gray Sama, tenemos que ir a acompañar a Silver Sama! ―Juvia sentía su corazón hecho un puño de miedo y no podía ni imaginar cómo se sentía él

―No, no tenemos...debe de estar acompañado por... Invel, que importa...

―Pero Gray Sama, si Silver Sama necesita tratamiento o algo usted tiene que dar su opinión.

―¡Eso no importa! ―Gray colocó con fuerza las manos en la mesa y Juvia respingó asustada, haciendo que él bajase el tono de su voz―. Invel es mayor que yo, a él le pedirán tomar las decisiones.

―¡Si llamaron a Gray Sama es porque Gray Sama es el número de emergencia de Silver Sama, así que ese Invel no debe saber nada y usted es quien debe tomar las decisiones! ―Gray se sorprendió con esa forma de ver la situación―. ¡Y en todo caso, Silver Sama querría que usted estuviese a su lado, Gray Sama! ¡ÉL CONFÍA SU VIDA A USTED!

Gray apretó los puños.

Negó.

―Tu turno ―volvió a tomar las cartas―. Tenemos que ir a comer.

―¡Eso no importa en estos momentos!

―¡Tu turno! ―repitió casi que con desesperación.

―Gray Sama...

―Juvia... tu turno... ―le miró con ojos desesperados, la batalla de su orgullo y resentimiento contra sus verdaderos sentimientos por su padre era tan vivida como las lágrimas que luchaba por no dejar escapar.

Ella tomó una decisión.

Juvia respiró hondo, se sentó en su silla y tomó las cartas.

―Gray Sama, si Juvia gana decidirá a donde ir...

―Esas son las reglas.

―¡Juvia podrá elegir cualquier lugar y Gray sama no podrá negarse! ―lo señaló con el dedo y el asintió, entendiendo que Juvia planeaba usar el gane para llevarlo adónde su padre.

―Esas son las reglas, las cumpliré...

Así que cambió la carta ganadora por la carta que haría perder a Juvia.

―Juvia confía en su palabra, Gray Sama, así como Silver Sama confía en usted.

La mano de Juvia comenzó a acercarse a sus cartas.

A la carta perdedora.

Y antes de que sus dedos la rozasen, Gray la cambió por la carta ganadora.

Juvia soltó un suspiro de alivio.

―Juvia ganó ―dijo tratando de no llorar al ver como su Gray Sama no podía esconder realmente su preocupación por su padre―, iremos al hospital a ver a su padre...

Gray asintió mientras unas lágrimas se salían de su control.

...No quería perderlo a él también...

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] J x E [

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Cerró la puerta del horno y asintió para sí mismo.

Le miró divertida.

Jellal siempre hacia eso cuando terminaba con una preparación, era obvio lo mucho que amaba lo que hacía y lo mucho que se enorgullecía con cada preparación que realizaba, era algo que ella admiraba mucho, y no solo en él, también era algo que veía en muchas otras de las personas a su alrededor, algo que ella; aunque disfrutaba haciendo películas y daba todo de sí en su trabajo, sentía que le faltaba.

Tal vez fuese porque las razones de iniciar esa carrera eran más externas que internas.

Tal vez porque se sentía una farsante en el heroísmo que retrataba.

―¿Y bien? ―la voz de Jellal la sacó de sus pensamientos―. ¿Quedó todo claro con los procedimientos? ¿Algo que te preocupe o alguna duda?

―Nop ―Erza respondió y cerró la libreta en donde apuntaba pequeñas cosas que creía le servirían para cuando tuviese que recrear esa receta por sí misma y también datos muy interesantes sobre la historia detrás de la receta con los que sorprendería a Mirajane mientras la preparaba―. Todo quedó muy claro, y como dijiste que puedo cambiar algunos condimentos, creo que solo le bajaré al tomillo y le pondré algo de picante para apelar más al gusto de Mira, pero no tengo ninguna duda ―asintió segura de sí misma.

La confianza había vuelto a ella.

―Eso me parece magnifico ―Jellal asintió y se sentó a su lado en el desayunador―, solo faltan un par de días para ese día, y luego de eso...

―¿Luego de eso? ―Erza le miró curiosa al ver que se quedaba en silencio.

―Luego de eso vendrá la boda y el pastel que debes hacer para Mirajane porque la apuesta la ganarás de seguro ―dijo con una sonrisa pero a Erza le parecía que no era esa toda la verdad de lo que quería decir.

«¿Estará pensando en que por fin tendrá más tiempo libre ahora que no tendré tantas tutorías?»

Lo dejó pasar.

Le dolía pensarlo.

Porque aunque habían quedado en que seguirían teniendo tutorías de vez en cuando, un gran cambio se venía para ellos, para su dinámica, para la relación que habían estado formando, un sentimiento que se acrecentaba en su pecho y la llenaba de nerviosismo, y no porque fuese un presentimiento, sino porque era algo seguro.

Lo sabía.

En cuanto ella le dijera lo que realmente sentía por él las cosas cambiarían.

Y aún así estaba dispuesta a confesárselo.

No quería vivir más ocultando todo lo que sentía, ya ocultaba muchas cosas.

«Pero aún no...»

―Pero lo haré... ―susurró segura de su convicción.

―Claro que lo harás y saldrá todo bien ―la respuesta de Jellal a su susurro la hizo sonrojar, entendió que él se refería a lo de ganar la apuesta pero era como si él hubiese dado respuesta también a la situación en su corazón.

Tal vez era un buen presagio.

Sonrió.

―Jellal, daré lo mejor de mí...

―Lo sé, esa es tu forma de ser después de todo ―Jellal la miró con sinceridad y tomó su mano entre la suyas y Erza no supo más que decir ni que pensar.

Solo sabía que sentir.

Eso que ya sabía que sentía por él y que cada día crecía más.

―Sabes... ―Jellal la miró nervioso y luego miró hacia el horno― creo que Macbeth sigue molesto conmigo ―dijo luego de varios segundos en silencio, Erza no lo supo, pero él había estado a punto de decirle lo que sentía debido a la atmósfera que los había envuelto en ese momento.

―Es extraño ―Erza que no sabía lo que había estado a punto de pasar se enfocó en el tema con que él decidió bloquear su confesión―. ¿Le has preguntado?

―No, intenté preguntarle pero me ignora deliberadamente, incluso lo hace de forma educada, más que molesto parece portarse con frialdad. Sigo pensando que fue por no haberlos invitado a mi fiesta de cumpleaños, pero de verdad quería que fuese algo sencillo, si hubiese invitado a todos los de la vez pasada, tendría problemas por escándalo.

―Puede ser ―Erza soltó un suspiro, ella estaba muy feliz con la forma en que salió la celebración del cumpleaños de Jellal, pero admitía que él merecía que más personas celebrasen su día, aunque obviamente entendía las razones de solo hacer un pequeño festejo, Jellal no pondría la custodia de Wendy en peligro por una fiesta―. Tal vez solo está dolido porque no pudo devolverte el favor, al final fuiste quien prestó la casa para la fiesta sorpresa de él, pero de seguro se le pasara, al fin y al cabo te dio un regalo.

―Espero que sí ―Jellal soltó un suspiro―, y debo decir que creo que esas fundas y sabanas para la cama son de primera, de verdad es un experto en todo lo que implique dormir ―ambos rieron―, y no puedo creer cuantos regalos recibí en el restaurante.

―No entiendo porque no lo crees, tu siempre les ayudas cuando lo necesitan, y horneas un pastel especial a los cumpleañeros en su día, es obvio que te aprecian. Al final cosechas lo que siembras, y has sembrado amabilidad ―lo vio sonrojarse y le encantó―. Las personas te aprecian y te quieren... especialmente... ―su corazón latió rápido.

―¿Especialmente? ―la forma en que la miró y sujetó su mano con un poco más de fuerza la puso muy nerviosa.

―¡Es-especialmente tus he-hermanas! ―dijo llena de nervios y se levantó repentinamente para que no notara su pulso acelerado en sus muñecas―. ¡Olvidaba que debo lavar todo antes de servir la cena! ―puso como excusa y se dirigió a la pila, Jellal se quedó sentado en la silla y eso la tranquilizó y al mismo tiempo la hizo hacer un puchero sin sentido.

Porque sí, quería alejarse un momento de él para calmar sus sentimientos.

Pero...

También quería que él buscase la cercanía que ella había arruinado.

―Es verdad ―lo escuchó decir mientras comenzaba a lavar las cosas que Jellal había usado para la receta, al fin y al cabo siempre mantenían el trato de que quien cocinaba no lavaba―. Mis hermanas me quieren mucho y me consienten mucho.

―Porque tú lo haces también ―dijo Erza alejando esos deseos contradictorios de su mente―, aún me sorprende que con lo consentidor que eres hayas aceptado tan fácil que Wen siga con su trabajo de los sobres.

―Bueno, es mejor eso a que vuelva con su negocio clandestino de venta y tráfico de almuerzos, no quiero que mi hermanita termine en la cárcel escolar ―Erza rió― pero más que eso, el día de mi cumpleaños me hice un año más viejo y un año más sabio ―ella volvió a reír―, y aprendí muchas cosas, aunque te estés burlando.

―Lo siento ―dijo ella para nada en serio―, ¿y qué aprendiste?

―Aprendí que preocupo más a mis hermanas cuando me guardo las cosas ―la peli-escarlata asintió mientras lavaba la olla en sus manos―, que ellas se preocupan tanto por mi como yo por ellas, y que está bien preocupar a los demás... además, la cuestión con la guitarra... ―con esa mención Erza apretó con fuerza el vaso en su mano y casi lo quiebra, aún no le había confesado a Jellal que le había mentido para registrar sin su permiso su casa, era algo que sentía como un peso en su corazón―, el que Wen haya estado vendiendo sus almuerzos para poder repararla y además del empleo contigo, todo porque tanto ella como Meredy sabían lo importante que era para mí a pesar de que pensé que lo había ocultado tan bien, todo eso me hizo reflexionar en que no es justo que yo las subestime tanto, y que así como yo haría todo por ellas, ellas también quieren darlo todo por mí y entre ellas, los tres compartimos esa forma de ser, y los tres heredamos eso de Mère y mi padre, si ellas quieren poner tanto esfuerzo por el bien de alguien que aprecian, no debería ser un obstáculo para ellas, yo debería ayudarlas o al menos alentarlas a que logren lo que quieren lograr.

―Vaya ―Erza dejó un plato limpio en el escurridor, Jellal llegó a su lado con un trapo en mano para ayudarla a secar―, si este año llegaste a esa iluminación, te prometo que grabaré como el próximo año logras convertirte en algún tipo de santo ―rió.

―Hey... ―hizo un puchero con los labios que Erza quiso besar―, estaba hablando en serio.

―Y yo también.

―Hmmm... ―frunció un poco el ceño y luego sonrió con emoción―, lo bueno de lo que me acabas de decir es que acabas de prometer que el otro año estarás a mi lado todavía... ―Erza se sonrojo―. ¿Y tú no rompes tus promesas, cierto?

Erza no pudo contestar.

La mano de Jellal tomando con delicadeza la suya era en lo único en que podía pensar.

―¿O tal vez deba pedirte hacer una "Promesa de Lazo" para que cumplas con eso de estar a mi lado en mi próximo cumpleaños? ―alzó una ceja.

―Yo... ―Erza iba a decirle que no era necesario, que si de ella dependía pasaría todos sus cumpleaños a su lado, pero escuchó los pasos de Wendy acercándose, la mano de Jellal dejó la suya y volvió a secar los húmedos trastes.

―Señorita Erza, el teléfono de su oficina no ha dejado de sonar ―Wendy miró a los dos adultos que parecían algo extraños.

―De-debe ser Gildarts, ese concurso de guiones lo tiene un poco intenso ―Erza dejó su trapo a un lado y miró decidida a Jellal―. No es necesario, allí estaré... ―le dijo a él, y disimuladamente sujetó su mano con cariño por un breve instante y se encaminó hacia Wendy.

Esperaba que Jellal entendiese que ella le confirmaba esa promesa.

Jellal sonrió.

Lo entendió perfectamente.

―Wen, ya terminó tu tiempo de trabajo ―acarició su cabeza― ¿puedes ayudarnos a poner la mesa? ―la niña asintió y Erza se dirigió a su oficina tratando de respirar con calma al contestar la llamada de Gildarts, esa noche se sentía como si Jellal le estuviese confesando las cosas que ella quería confesarle.

La emoción creció dentro de ella.

Tal vez de verdad todo saldría bien.

Exhaló con emoción.

―¿Qué pasa, Gildarts?

―Las niñas que no se comportan me avergüenzan ―la voz al otro lado de la línea hizo que su corazón se detuviese por un par de latidos―, no sigas los pasos de tu padre ―Erza intentó hablar pero no pudo, solo sujetó el móvil con más fuerza, intentando respirar pues había contenido su respiración sin darse cuenta―. A pesar de que eres una bastarda, tienes algo de mi sangre, compórtate como es debido ―Erza comenzó a sentir como si el miedo se transformase en algo más―, aunque entiendo que la otra mitad de tu sangre es despreciable y no debe de ser una tarea sencilla controlar los impulsos que te heredó esa mujer indigna que llamaste madre, o los que te inculca ese anciano que te llevó a Fiore, o su bruto nieto ―Erza apretó con más fuerza el móvil

¿ Cómo se atrevía a hablar así de la gente que ella amaba?

... y siendo criada por ese hombre que decide cultivar sus alimentos como si viviésemos en el feudalismo, debe de ser aún más difícil, así que se obediente, compórtate...

¿¡Cómo se atrevía!?

―Sin duda has sid--

―¡Cállate! ―sus palabras salieron por si solas, el sentimiento que creció en su pecho las empujó a través de la pequeña brecha en su garganta que se negó a cerrarse por el miedo arraigado en su interior, y como si se tratase de una cabeza de agua que arrastra con todo cuando baja por la senda de un rio, esa palabra barrió con los sentimientos que la mantuvieron oprimida al escuchar esa voz, y esa corriente llena de los escombros de esos miedos e ira, no pudo ser detenida de nuevo, empujó esos miedos y liberó su voz―. Tú no eres nadie para decirme que hacer o hablar mal de las personas que amo.

―¿Qué estás diciendo, niña?

―Eso es lo que era, para ya no lo soy, soy una mujer adulta―Erza respiró hondo―, no me interesa lo que quieras decir, o lo que pienses que soy, probablemente te desprecio más de lo que tú me desprecias a mí...

―¿¡Cómo te atreves!?

―No... ―soltó una risa extraña, con algo de miedo e ironía―. ¿Cómo te atreves tú? ―respiró hondo― ¿¡Cómo te atreviste tú a lastimarme como lo hiciste!? ¡Yo era una niña!

―Escucha, niña malcriada...

―No ―dijo con autoridad―, no escucharé. Escucha tu ahora, estoy cansada de esto... ―exhaló con cansancio―. Estoy harta de este juego que creaste, no me interesa ser más un juguete de tu ego, no soy ya una niña que puedas seguir usando para sentirte más hombre tratando de amedrentarla, la próxima llamada que hagas que sea para decidir cuándo vernos cara a cara, ya sé que estás aquí en Magnolia, y esa llamada es la última oportunidad que te daré para reunirnos.

―¡INSOLENTE!―intentó amedrentarla con la voz que ponía cuando la golpeaba con más fuerza.

No pudo.

Erza colgó.

Y cuando colgó esa fuerza que la había hecho hablar la abandonó, sintió que iba a caer al suelo y apenas fue capaz de sentarse en una silla cercana, el teléfono había caído al suelo y sus manos temblaban sin parar, un par de lágrimas cayeron por sus ojos pero se sintió orgullosa porque solo fueron un par.

Rió de lo idiota que le sonó eso.

Estar orgullosa por no llorar más que eso.

Inhaló.

Exhaló.

La habitación parecía estar oscura, aún y cuando estaba perfectamente iluminada.

Inhaló.

Exhaló.

Deseando que ese teléfono no volviese a sonar.

Inhaló.

Exhaló.

Encendió la luz de su pulsera.

Inhaló.

Exhaló.

Limpió sus lágrimas.

―¿Erza? ―la voz en la puerta la sorprendió pero al mismo tiempo la hizo recordar que estaba en una habitación totalmente iluminada, miró el reloj en su escritorio y se dio cuenta que llevaba más de quince minutos sentada en esa silla inhalando y exhalando para calmarse, había perdido totalmente el sentido del tiempo por esa batalla contra el miedo que podría decir que había ganado esta vez―. ¿Estás bien? ―Erza escuchó los pasos acercarse, al estar de espaldas a la puerta no podía ver a Jellal, pero por su voz sabía que estaba muy preocupado por ella, puso una sonrisa antes de voltearse a él.

―Lo estoy, ¿ya está la cena? ―quiso cambiar el tema.

Rogó internamente para que cambiasen el tema.

―Así es, por eso vine a buscarte ―Jellal comprendió la muda suplica en sus ojos aguados.

―Bien, me muero de hambre ―Erza se iba a levantar pero sus piernas aún estaban débiles, terminó sentada de nuevo en la silla―. ¡Jaja! ―fingió reír―. Creo que tengo tanta hambre que me mareé...

―Ya veo... déjame ayudarte ―para sorpresa de Erza, Jellal se acuclilló frente a ella, dándole la espalda―. Te llevo.

―Jellal... no, no... es necesario.

―Lo sé, pero... ―la volteó a ver como una sonrisa―, si no puedes caminar por ti misma, no está mal aceptar que alguien de cargue, aunque sea hasta que seas capaz de ponerte de pie de nuevo por ti misma, y conociéndote sé que eso será pronto, así que déjame aprovechar que puedo ofrecerte un poco de ayuda; además, ¿tú lo harías por mí, cierto? Tú me llevarías en la espalda si no pudiese caminar, bueno, en realidad tú ya lo has hecho... varias veces... así que ven, déjame ayudarte... ―Erza estuvo a punto de romper a llorar.

Mas solo asintió.

Con manos y piernas temblorosas se acomodó en su espalda.

Y se sujetó con fuerza.

Se sentía increíblemente segura avanzando junto a Jellal.

El teléfono se quedó en el suelo.

...Y no volvió a sonar esa noche...

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] J x E [

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La hoja fue deslizada por el elegante escritorio.

Con tanta calma que sintió un escalofrío.

―Averigua todo de este hombre y sus allegados.

No necesitó más instrucciones, tomó la hoja que solo contenía un nombre y adicionada con un clip, la foto de un apuesto hombre de cabello azul y un extraño tatuaje en la mejilla que haría su búsqueda más sencilla.

Salió de esa oficina.

Su trabajo era solo cumplir y callar y era bueno en ambas cosas.

Especialmente con ese tipo de clientes.

Cerró la puerta al salir.

―¿Señor? ―el otro hombre en la oficina habló al que estaba sentado estoicamente detrás del escritorio.

―La niña llorona dijo que ya era una adulta ―al anciano tomó un sorbo de su te para bajar la pastilla que se acababa de tomar―, la trataré como una.

El hombre asintió.

Venía mucho trabajo para él.

...Después de todo, pronto celebrarían en la casa una reunión familiar...

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¿Reviews?

Gracias por la amabilidad de dejar comentarios, animan a continuar.

Animan a seguir escribiendo.

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Campo Publicitario Pagado (?)

Caída: (Jelsie) Este fic que escribí es sobre Justice y Elsie de Edens Zero, Justice es un hombre que llega a un pueblo a proseguir su camino como hombre de la Iglesia, pero cuando Elsie se cruza en su camino, su convicción comienza a tambalearse, además, hay algo extraño con ella... ¿Acaso ella es más que una simple humana? D: Categoria M por Pk-do. Ya está aun cap de terminar, así que ojalá le puedan dar una oportunidad.


Aclaraciones:

Satanovia: Es un guiño al Satan Soul de Mirajane, pero también viene de que a los novias por casarse que son controladoras y estresan con todo lo de los preparativos de la boda se les suele llamar "Bridezillas" (Una función de Godzilla más la palabra novia en inglés), porque dan miedo, como un monstruo peligroso. Lol.

Mostrenco: Una persona ignorante, poco instruido o lento en aprender.


Rincón De La Escritora En Proceso :

De nuevo pido disculpas por el atraso. QwQ

Espero les haya gustado el cap, pasaron cosas un poco angst, y créanme, no disfruto escribir el angst, pero es necesario para el fluff, como cuando se le echa un poco de sal a lo dulce para que el dulce resalte, al final escribir es medio como cocinar. U-U Lol. En el próximo cap... ¡EL DÍA DE LA APUESTA LLEGA! ¿¡La ganará Erza!? ¿Qué pasará con Silver? ¿Qué diablos pasó al final del cap? ¿Se meterá el vejete con Jellal? DDDDDDDDDDDDDDDx Ay... me quedan muchas cosas angst por escribir... ¿o tal vez no? 7x7)r Tal vez, por fin pase...

Cough cough...

Gracias por leer el capítulo. Gracias por sus comentarios. NwN/


Agradecimientos :

A vosotros adorables reviewistas con cuenta os contesto por PM:

Mercegue Almonacid.

Pilikali.

Mary Sanchez.

Scarlet Jerzy.

Arual 17.

Propria Of Box.

Tsuruga Chan.

A vosotros adorables reviewistas sin cuenta sin cuenta, os contesto por acá:

Titol : Mil gracias, me hace feliz que disfrutaras del gran día de Jellal, disfrute de llenarlo de tanto amor. QwQ Mil gracias por leer y por tu comentario. Espero te guste este nuevo cap. NwN/ Un abrazo.

Yailin : QwQ Ay... de verdad, perdón, perdón, por tantos atrasos, de verdad no pude con mis tiempos esta vez fue demasiado trabajo extra que tuve, pero ya estoy tomando medidas para que no vuelva a pasar y pueda finalizar esta historia este año. Mil gracias por la paciencia y que feliz me hace que disfrutases del cap con tanto amor para Jellal. QwQ Gracias por tu comentario y espero te guste el nuevo cap. NwN/ Un abrazote.

Ivi : Seamos más avariciosos y pidamos una Erza y un Jellal así para nosotras. 7v7)r Doble amor, y los dos son super sexys. ¡Hehe! Lol. Gracias por leer y gracias por el constante apoyo. NwN/ Un abrazo.

Guest : Es un amor hermoso y ojalá lo llegues a tener. QwQ Mil gracias por leer y por tu comentario. Saludos. NwN/


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Favs. Follows. Lectores Tímidos.

Gracias mil por leer.

¡Adieu!

.o./

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