El rastro del humo negro era perceptible desde el cielo, pero era una simple barrera entre el sol y la cordillera a los pies de las montañas.
La zoóloga Jane Elizabeth Attenborough encargada de monitorear la fauna y especies afectadas por lo sucedido en la villa deambulaba por el riachuelo recolectando ejemplares. Mientras la micologa Liv Duncan trataba de entablar una conversación amena entre colegas ahora que ambas trabajaban bajo las órdenes de la BSAA.
–Los hongos son clandestinos y bromistas, les gusta esconderse en el entorno. –Comenzó a decir mientras señalaba los troncos de abeto comenzando a descomponerse. –Estamos aparentemente en terreno agárico. –Refiriéndose a la notable presencia de un amplio género de hongos basidiomicetos que podían producir setas comestibles como venenosas. –Siempre es interesante y estimulante aunque… –Hizo una pausa para quitar la corteza y encontró una gran capa de micelio. –No siempre es gratificante.
La rubia atareada escuchaba a su compañera de faena, no muy animada debido al urgencia con la que fue llamada para estar en el campo y debido a la importancia de la misión a Elizabeth no le gustaba ver la situación como un juego.
–Se nota que estás entretenida –La doctora Attenborough se adentraba en el riachuelo equipada con botas para pescar unos guantes resistentes al agua. –Pero aquí está la verdadera acción. –Se quejó al momento de poder rescatar un espécimen sin vida, que al tener contacto con el aire de las montañas no tardó en desintegrarse.
Debían encontrar la relación entre la mutomiceta y el cadou para poder frenar la biosíntesis y poder encarar esa nueva amenaza.
– Esto es mejor que estar en la oficina. –Se acercó al riachuelo para poder dar su punto de vista a lo recién sucedido en manos de la doctora Jane. –Los hongos son los descomponedores moleculares de la naturaleza. –Soltó una risilla interesada con lo recién visto. –Si muriera en este suelo. los hongos llegarían a reciclarme… así es la naturaleza. Eso mismo sucedió con lo que encontraste debajo del agua, al llevarlo a la superficie activaste el hongo encargado de pudrir el material orgánico.
Habían leído el reporte de la doctora Chambers como para hacer mil y un teorías sobre la mutomiceta y aquellas especies que pudieran vivir en simbiosis, pero estar presenten ante un ejemplar falto de vida y expuesto al hongo era una nuevo descubrimiento.
–No es eso o una cosa. Era un nematodo en su versión adulta, pero su tamaño es descomunal. –Tomó un contenedor hermético y gracias a lo recién dicho de su colega, atrapó de nuevo otros ejemplares sin sacarlos del agua. –Este tipo de ser son gusanos redondos. La mayoría de los nematodos tienen varias etapas de vida: huevos, juveniles y adultos.
Bióloga, zoóloga y especialista en nematologia. La doctora Jane llevaba años trabajando para la unidad de Europa de la BSAA investigando especímenes encontrados en diferentes partes del mundo en misiones diversas donde la finalidad era darle sentido y respuesta a las mutaciones.
–No soy una experta como usted, pero he leído sobre su trabajo desde el momento en que fui informada de mi trabajo a su lado. –Explicó Liv al brindar su ayuda estirando la mano para sostener los contenedores con las muestras recién extraídas. –¿Está diciendo que estos gusanos estuvieron dentro de algún animal? La mayoría de los nematodos parasitarios son acuáticos, lo cual se entendería el sobreestímulo al sacarlo del ambiente húmedo.
La visión general de la especie que la micologa tenía era simple y superficial. Era imposible poder llegar a una resolución solo por ver el cuerpo muerto del gusano sin saber las características del mismo. Ya fuera la forma o el ciclo de vida en el que se encontraba el ejemplar. Lo aterrador era ver como la mutomiceta se encargaba de eliminar al espécimen como si lo descartara al dejar de ser útil.
–No lo sabremos hasta hacer análisis al material genético, los nematodos pueden ser parasitarios de plantas, animales y humanos. Pero jamas se había visto un espécimen de tal magnitud lejos del complejo parasital, no puedo asegurar nada.
–Mierda. –Dijo la castaña como si fuera un reflejo. –Lo cierto es que, nunca presencie un hongo descomponedor trabajando con la rapidez en que lo hizo sobre tu pequeño gusano.
Ambas lidiaban con los trajes protectores que limitaban sus movimientos.
–Lo complicado es entender que los cuerpos hospedadores no pueden controlar la enfermedad, debido a que el "quiste" es en realidad el cuerpo muerto de un nematodo hembra que contiene cientos de huevos al eclosionar comenzar a alimentarse del cuerpo hospedador dejándole recibir ciertos nutrientes mientras sirva como medio para sobrevivir… existiendo en síntesis, una que nunca es benéfica para el huésped.
Si la situación avanzaba y estaban frente a una nueva amenaza como lo sucedido en Edonia, debian hacer lo posible contener una posible plaga.
–¿Cuántos kilómetros deberían ser resguardados? Se debe dar aviso a las autoridades correspondientes.
La metodología era una de tantas situaciones en las que llegaban a chocar sus intereses y ética moral. Tenían reglas claras al trabajar fuera de los parámetros legales.
–Son varias situaciones a tomar en cuenta. Si los especímenes mueren así como estos que son arrastrados desde las montañas, además es imposible implantar semejantes especímenes adultos dentro de un cuerpo o que ellos puedan adentrarse dentro de un huésped. –Señaló la cordillera que anteriormente escondía la villa de Madre Miranda. –No será necesario dar aviso a ninguna autoridad hasta tener todos los datos necesarios. –Al trabajar para la BSAA las órdenes eran evitar alarmar y evitar problemas entre naciones. –Mientras los hongos o la naturaleza harán su trabajo.
El tono burlesco de la rubia terminó mermando en la psiquis de la especialista en el reino fungi. Si ambas estaban al tanto de lo descrito en el reporte, sabían la importancia del agente fúngico para que el cadou mutara a tal grado como para encontrar especímenes adultos en el riachuelo a los pies de la cordillera.
–Eres la experta en el tema.
Para Elizabeth fue imposible no pensar en el escenario en el que los huevos fueran expuestos al ser removida la tierra donde reposaran, fueran estimulados para salir y comenzar a alimentarse de otras especies, quizá era arriesgado hacer una similitud entre los nematodo parasitarios de cosechas plantas solanáceas.
Ambas caminaron hasta el vehículo todo terrenos para poder transportar de manera adecuada los contenedores y evitar derrames al ver la fragilidad de los gusanos.
–¿Por qué hongos?– Fue la pregunta de la rubia.
–Son el principio y fin de la vida. –hizo una pausa para acomodar la mascarilla sobre su rostro, era incomodo llevar horas bajo el traje protector. –No son plantas y tampoco son animales. Son algo mucho más complejo.
–Estas hablando de champiñones.
Duncan alzó la ceja evitando perder los estribos.
–Mis estudios sobre lo que nadie pide en la pizza me tienen con dos licencias para diferentes laboratorios. Una sobre un agente fúngico capaz de eliminar colmenas y hormigueros parasitarios de las cosechas y el otro… tendría que eliminarte si te digo el secreto.
–Recibí entrenamiento por parte de la BSAA.
La radio sonó evitando adentrarse más en la acalorada discusión.
–Aqui Duncan y Attenborough, escuchamos atentamente. –Dijo la biologa.
–Deben regresar a la base, es una emergencia. – Rebeca expresó con tono autoritario.
Apenas terminaban de acomodar los ejemplares en refrigeración y sanitización adecuada a sus equipos de trabajo. Cuando en el cielo pudieron escuchar el sonido del vehículo aéreo de la unidad tomando camino a la punta de la cordillera.
–Estamos recolectando muestras. –Alegó la rubia tratando de mediar-
–He dado una orden.
–Entendido, doctora Chambers. –Respondió sin seguir alegando. Conociendo a Rebecca, debía tratarse de una situación delicada para que la virologa reaccionara de esa manera.
Ambas fijaron la mirada en la otra, era momento de demostrar la razón por la cual habían sido llamadas en el campo de investigación.
–Me toca manejar. Cuida tus muestras. –Dijo Liv al tomar las llaves del todo terreno y sentarse en el asiento del piloto.
Al subir al vehículo la castaña se quitó la mascarilla y bajó la ventanilla. Acelerando desde el inicio, estaba en sus planes tardar la mitad del tiempo en regresar a las afueras del pueblo y encontrarse con la doctora Chambers en la precaria base adecuada para la emergencia que se presentaba.
–¿Encontraron a Ethan Winters? –Preguntó la Zoóloga como si la respuesta a los problemas de la organización fueran encontrar al padre de Rose.
La mujer de ojos color gris evitó responder la pregunta, era redundante preguntar por la familia Winters cuando estaban ante un problema notablemente mayor.
–Quizá debamos ser apoyo con nuestras habilidades en combate. –Respondió con sarcasmo.
El tiempo avanzaba así como el mal clima, dejando ver una próxima tormenta de nieve.
Los neumáticos resbalaban sobre el suelo húmedo y la tracción del vehículo.
–Llevamos muestras de lo que reside en las montañas. –Se quejó la rubia al tratar de estabilizar el refrigerador especial.
Quien no conociera el clima, la flora o el tipo de suelo por el que manejaban eran propensos a tener accidentes viales debido a lo inhóspito del terreno.
–Lo sé, pero fuimos llamadas en una llamada de emergencia. No creo que quieran que use el límite de velocidad y tardemos tres horas en llegar, como lo hiciste esta mañana. –Respondió acelerando durante una curva peligrosa. –Y estas cosas están aseguradas, nosotras al contrario estamos en una misión a cubierto, si morimos en este lugar nadie podrá reclamar nuestro cadáver.
La tormenta de nieve no se hizo esperar azotando la cordillera, parecía como si el centro del infierno se hubiera concentrado en la montaña. Nadie hubiera adivinado que esa agua nieve se transformaría en esa ventisca helada. La base militar estaba siendo flagelada por el frío árido que no les daba descanso a los soldados.
El sonido del helicóptero se apoderó del ambiente haciendo que Parker dudara en la respuesta dada a Valentine.
–¿Llamaste a la BSAA?– Preguntó decepcionado. Se sentía atacado al ser cuestionado al ser el líder de la misión.
–¡Claro que no!– Respondió de inmediato. –Eso acabaría con la investigación y no llegariamos a ningún lado.
El militar salió del fuerte para presenciar a quienes trataban de llegar al sobreviviente, luchando para no perderse entre la nieve y la poca visibilidad. El semi aterrizaje forzoso dejó ver la figura delgada de la doctora Chambers.
Ahora había más gente involucrada y lo peor era ver a la esposa de Chris Redfield.
Los soldados estaban llenos de aceite de motor quemado, sangre y anticongelante. El cansancio en sus miradas era notoria aun usando mascarillas protectoras.
–La BOW es un hombre, está en condición crítica, no va a sobrevivir si lo mantenemos aquí y no podemos trasladarlo en los vehículos.–Fue la respuesta de Keith al ver el helicóptero maniobrar con dificultad para mantenerse estable. –No serán lo suficientemente rápidos.
Estaba acorralado entre el deber y la necedad por descubrir lo sucedido en aquella villa convertida en ruinas.
–Tendremos una plática seria al llegar a tierra firme. –Exclamó el capitán de la misión dirigiéndose a Valentine y sus mentiras. –Keith y Heon, son los encargados de los vehículos, Valentine les dará las coordenadas para vernos donde tiene preparado para llevar al sobreviviente. –Ordenó Parker al llevar consigo la camilla para transportar a la Bow.
Valentine tomó lugar a su lado y aseguró al paciente.
–Parker, es su esposa. –Dijo al estar sobrevolando la montaña. –Necesita respuestas.
Luciani estaba en el límite.
–Cuando termine esta misión quiero dejar mi carta de renuncia. Esta mierda acaba de sobrepasarme. –Dijo al amarrar la soga de protección a la camilla del paciente infectado.
El sonido de las hélices y la radio donde Rebeca trabajaba para monitorear los signos del sobreviviente eran ensordecedores. La situación perfecta para evitar que Parker renunciara a su trabajo.
La silueta de la cabaña a las afueras del pueblo era visible gracias a los faros instalados por las mujeres del equipo Chambers. Habían sido colegas de Rebecca en diferentes investigaciones ganándose la confianza de la doctora. Siendo entrenadas por Valentine como parte del Hound wolf, pero estaban presentes en su primera operación de alto nivel.
El equipo de Valentine contaba con ella como capitana, Chambers como segunda al mando, el piloto experimentado pero retirado de sus servicios al ser dado de baja sin honores y las dos científicas cuya tarea era dar seguimiento al cadou y mutomiceta.
–¡Emergencia! –Llegó avisando Valentine al abrir la puerta de la cabaña.
La sala vacía con material quirúrgico esperaban la llegada del helicóptero.
–¡Necesito de ambas! –Llegó ordenando la doctora mientras presionaba la herida principal del sobreviviente.
Las sábanas, la camilla y las ropas de quien tenia contacto con el sobreviviente estaban manchadas de sangre, aceite de motor, lodo y fluidos color negro. Una imagen aterradora para quien no tuviera estómago para escenas dantescas.
–A un lado, a un lado. –Dijo Jane al tratar de mover a Parker quien acababa de colocar torpemente el cuerpo de la bow sobre la camilla.
Llevando consigo material médico para colocar medicamento vía intravenosa al deshidratado cuerpo inerte del paciente.
–Necesitamos otro médico. –Inquirió la virologa al notar la complejidad en las heridas del hombre de mediana edad.
Ambas científicas se vieron a los ojos tratando de que alguna diera el primer paso. A pesar de que Elizabeth tenía dos doctorados y una especialidad, jamás hizo alguna práctica en el ser humano, de hecho le tenía cierto pánico al líquido vital que emanaba sin dar descanso del cuerpo del paciente.
Duncan asintió aventurandose con la basta experiencia trabajando junto a la familia llena de médicos militares.
–Sostenganlo, no lo suelten. –Exclamó Chambers para poder anestesiar al hombre de cabello cano, pero le era imposible debido a la gravedad de la herida. –Tendré que pinzar la arteria femoral antes de que se desangre. –Al hacer la maniobra pudo notar como poco a poco los signos vitales del paciente dejaban de ser críticos.
La castaña hizo lo debido al acomodar el pie de suero, la canasta y el recipiente con la solución. Preparando el medicamento antes de tomar el antebrazo del paciente y notar las abrasiones en la dermis ocasionadas por quemaduras.
–Ducan. –Exclamó la doctora Chambers llamando la atención de su colega.
Una capa de micelio recubrió los tejidos dañados antes de comenzar una alentadora recuperación. Era una lucha entre organismos, el cadou trataba de robar la vitalidad del cuerpo del cuerpo inestable y la mutomiceta de invadir los tejidos para infectarlo. El paciente estaba tan debil que el diagnóstico era reservado aún para expertos en la materia. Estaban presentes ante una guerra química en dónde el ganador sería el sistema con más fuerza.
–Suministraré corticoides y antihistamínicos vía intravenosa para detener la reacción del sistema linfático. –Dijo la mujer de cabello corto ante la inminente inflamación de los órganos afectados e infectados.
Duncan extendió la conexión al dispositivo de punción donde Rebecca podría suministrar el medicamento desde el punto de inyección.
–No está del todo inconsciente. –Dijo Liv al notar la reacción del cuerpo del paciente reaccionaba ante cada maniobra para mantenerlo estable.
Rebecca tomó otro frasco asegurándose de sedar al como los signos descienden debido al estrés provocado por el dolor. Chambers mostraba la lucha contra el tiempo y la ferocidad de la complejidad del caso al tener la ropa llena de sangre.
La lista de heridas era interminable. Falanges rotas, quemaduras de diferentes grados de intensidad, contusión pulmonar, fractura de costillas, contusión cerebral y el cadou invadiendo el cuerpo del paciente.
Seis horas de múltiples maniobras e intentos de mantener estable al paciente por fin podían decir que, el hombre de mediana edad se encontraba en estado crítico pero estable.
Las científicas salieron de la habitación a lo que la esposa de Redfield se quitó el cubrebocas. –Debe ser la manera más extraña de presentarse.
Meses trabajando en conjunto a la distancia repasando el reporte dado por Chris Redfield en conjunto con los ultimos resultados de su escuadrón Hound Holf era lo único que había unido a las mujeres de ciencia.
–Soy zoologa y nunca creí ver algo así en mi vida.
–Dijo de manera franca la rubia al quitarse la gorra quirurgica.
–El bioterrorismo hace que uno pierda la capacidad de sorprenderse. – Respondió Duncan mientras se sentaba en el suelo. –Excelente trabajo para estabilizar al paciente, doctora Chambers.
Exhaustas y llevadas al límite de sus conocimientos, las mujeres se encontraban al inicio de la investigación.
–¿Que pudieron identificar en el sujeto? –Preguntó Rebecca para comparar datos de los diferentes puntos de vista de las expertas.
–Es un arma biológica, no tengo duda alguna. –Respondió Jane.
Una respuesta obvia al tener frente a ellas el cuerpo de un hombre que había permanecido días bajo la intemperie, soportado una explosion, sobrevivido dentro de un capullo hecho de cristales y material biológico. Ahora se reponía de varias intervenciones críticas y asimilaba varios medicamentos en su torrente sanguíneo.
–Una especie de micelio cubrió el tejido dañado para descomponerlo en segundos. –Agregó la más joven de las científicas. –La herida en el fémur era tan grave que, nadie de nosotros hubiera sobrevivido al tener expuesta la arteria. Sé que hizo un excelente trabajo, pero sin la habilidad del organismo, el éxito de la maniobra al pinzar la arteria no hubiera sido exitosa.
–Es verdad, la regeneración presentada era acelerada.
Las mujeres comenzaron a quitarse la ropa y guardarla en una bolsa negra proporcionada por un miembro del escuadrón BEP.
–Y así al tener el tejido descompuesto dió paso a los gusanos parasitarios. –Agregó la rubia. –El reporte lo identifica como cadou. –Desamarro el cabello ondulado amarrado en un precario chongo y masajeó su nuca–Vuelvo a reformular, así dar paso al Cadou para reciclar las proteínas del cuerpo y poder regenerar el tejido.
–Excelente observación, la simbiosis dentro del cuerpo de aquel hombre es maravillosa de un modo aterrador. –Dijo Duncan al retirar el calzado lleno de sangre.
–¿Creen que estemos expuestos a algún contagio? –Cuestiono Cambers.
–Si –Dijo Elizabeth
–No –Respondió Duncan.
–Díganme qué las llevó a esa conclusión.
–Las armas biorgánicas están hechas para desestabilizar. No sabemos el modo de inocular del parasito y el hongo. –Expresó Jane al tomar de nuevo una mascarilla protectora.
La castaña alzón la ceja al notar el cuidado exagerado de su colega.
–Dígame, doctora Duncan.
–Parece que el hongo o mutomiceta necesita condiciones específicas para proliferar. Los humanos estamos expuestos a cientos de hongos creciendo en nuestro interior o simplemente los estamos respirando a todo momento. –Dijo al comenzar a caminar en dirección del paciente y monitorearlo de lejos. –En cada bocanada que damos inhalamos entre cinco y diez esporas de diferentes hongos.
La respiración del hombre era aletargada, la frecuencia cardiaca estaba dentro de los parámetros, presión arterial en el limite del máximo, saturación adecuada. Era difícil imaginar que, aquel paciente acababa de atravesar tal situación que lo había dejado al borde de la muerte.
–Aún así necesitamos hacer pruebas antes de descartar lo antes dicho.–Aunó la micologa. –El agente fúngico puede ser exclusivo o selectivo a la hora de proliferar sus esporas y solo florecer en condiciones específicas.
–¿Que tiene que decir de lo poco que pudo observar en el paciente, doctora? –Siguió preguntando Chambers dirigiendosa a Attenborough.
–Pude identificar la estructura de parásitos parecidos a las plagas de las plantas o peces a los que vulgarmente se les llama nematodo. Ví la misma especie de animales en el riachuelo a los pies de la cordillera, quien fuera el huésped debió ser erradicado para que los gusanos abandonaran el cuerpo, pero los especímenes son altamente susceptibles a entrar en contacto con el ambiente, solo los pude preservar dentro de un contenedor con agua del mismo riachuelo.
Debían evitar que el sujeto entrara en shock anafilactico debido a la mutomicrta siendo asimilada por el sistema inmune del paciente. También debían estar alertas a que el cadou no despertara la mutación del sujeto.
Chambers se acercó al marco de la entrada para hablar con Liv, quien parecía preocupada por el ser humano que se recuperaba en la camilla.
–El organismo humano es el que estará estable. No sabemos si el cadou terminará de alimentarse de él o la misma mutomiceta consumirá sus tejidos adiposos. Observa como su apariencia está cambiando.
–Parece que ese hombre acaba de ganarse una segunda oportunidad para vivir.
