Solo el comienzo.
Estar en una estación espacial ya no era nada como solía ser en los primeros siglos de la exploración espacial, ahora existía el llamado "cilindro de O'Neill", una enorme estación espacial con forma de cilindro con la capacidad de imitar las condiciones terrestres para poder albergar vida aún en medio del espacio exterior entre la Tierra y la luna.
Senku estaba muy orgulloso de ser uno de los científicos en jefe del proyecto, todo financiado por el conglomerado Nanami, y no solo por cumplir su sueño de ir al espacio, porque esto le permitía un sueño aún más grande: ¡vivir en el espacio! De niño no lo habría creído nunca, pero aquí estaba ahora, mirando con orgullo a las familias llegar al "Cylinder of Nanami's Dreams" o el CyND, como lo llamaban.
Esas familias se instalarían en el CyND y vivirían sus vidas normalmente, como en un pequeño pueblo, ya que lograron conseguir que las condiciones sean tan similares a la Tierra que era totalmente seguro que un humano viviera toda su vida en medio del espacio exterior, en un habitad circular donde podrían darle la vuelta a su pequeño mundo en solo un par de horas trotando tranquilamente, sin perder de vista del todo su propia casa.
Por ahora solo se invitaron a las familias de los científicos, ingenieros y obreros que ayudaron en la construcción, aparte de algunos millonarios que también habían financiado el proyecto, pero el CyND ya estaba totalmente preparado para albergar a una población de diez millones de personas, y cuando acabaran de preparar el cilindro vecino se podría albergar a otras diez millones. O al menos ese era el número contemplado de personas que podrían venir desde la tierra hasta el CyND, porque también tenían muy en cuenta que la población aumentaría y se desarrollaría dentro de ese habitad, y Senku ya estaba más que emocionado por ver el efecto de esta nueva vivienda espacial en nuevos humanos nacidos allí. ¡Ya se estaba emocionando!
Como se logró hacer mucho más seguro el viaje espacial, incluso niños llegaron al CyND, y Senku los observó con ojos suaves mientras los veía correr emocionados por su nuevo hogar, donde por encima de ellos podían ver césped y más viviendas, y el cielo azul a los costados no era más que una ilusión provocada por ventanales que podrían pisar cuando se les viniera en gana. Era un mundo cilíndrico, pequeño pero bello a su manera, y ellos crecerían viendo el cielo bajo sus pies y el césped sobre sus cabezas durante el día, y en las noches, cuando la ilusión del cielo azul desapareciera, verían las estrellas más brillantes y cercanas a ellos de lo que nunca podrían haber visto en la Tierra.
—¿En qué piensas? —Kohaku se acercó a él de pronto, arrastrando un carro con rocas lunares detrás de ella.
—Solo veía a los nuevos habitantes del CyND. Finalmente esto podrá conseguir su propósito de funcionar como una colonia espacial. —Sus ojos brillaron de solo pensarlo—. Por ahora solo son las familias de los empleados, pero pronto comenzará a llegar más gente. En cinco años deberíamos llegar a albergar a diez millones de personas.
—Mi padre, mi hermana y mi sobrino llegarán mañana. —Los ojos de Kohaku también se suavizaron al pensar en poder reunirse con su familia—. Temía un poco que el viaje fuera peligroso para ellos, pero aquí veo a gente mayor que mi padre y niños menores que Ruchiru, así que estoy más tranquila.
—Ya te lo dije, ahora abandonar la tierra ya no es tan difícil como solía ser, Ruchiru y tu padre estarán completamente a salvo. —Rascó su oído con una sonrisa relajada—. Hablé con Ruchiru esta mañana cuando llamó a Chrome, está muy emocionado por venir, ya quiere que le enseñemos cada rincón del CyND. —Rio suavemente—. Sin duda cuando crezca podrá unirse al equipo de científicos que controlan todo aquí, o tal vez en el segundo cilindro que estamos terminando.
—Es hermoso de pensar… que los niños realmente podrán crecer en esta habitad que hemos construido. —Kohaku también miró hacia los pequeños explorando su nuevo hogar, impresionados por todo lo que veían—. Aunque es una pena que no todas las familias hayan podido venir… la familia de Tsukasa, por ejemplo, él es el jefe de construcción y lleva un año sin poder ver a su familia.
—Bueno, eso es porque tienen un bebé. Debió haber traído a Minami aquí antes de dejarla embarazada, yo se lo advertí. —Rio de forma insensible, ganándose un golpe en el brazo de parte de Kohaku—. Auch, oye… De todas formas, a los cuatro años ya debería ser seguro que venga aquí.
—Bien, me alegra escuchar eso. —Sonrió felizmente—. Debo volver al trabajo, tengo que llevar esta carga para el segundo cilindro.
—Muy bien. —Miró con curiosidad el carro con las rocas—. Eh… ¿estás llevando uno pequeño? —Se extrañó—. Tú sueles llevar los más grandes con las cargas desbordándose, siempre.
—Ah, sí. —Rio nerviosamente—. Es solo que estuve trabajando mucho hoy, ya ves que fue un día muy ocupado por la llegada de toda la gente y… estoy algo cansada…
—¿Te están dando tanto trabajo? —Se indignó—. Hablaré con Tsukasa, que a ti te guste trabajar más que al resto no quiere decir que puedan pasarse de este modo. —Rápidamente se dirigió a la zona de construcción, pero ella se puso en su camino.
—No es nada de eso, Senku. —Tomó sus hombros, impidiéndole avanzar—. Sabes que Tsukasa es muy justo, y no deja que mis supervisores se pasen. Creo que es más bien porque no he estado durmiendo bien, y sabes que tú tienes la culpa de eso. —Pasó sus manos a su nuca y le dio un corto beso que acabó por relajarlo.
—Bien. —Bufó—. Pero ya sabes que cuando quieras puedes tomarte el día libre, tienes como diez acumulados.
—Y tú sabes que yo solo descansaré cuando tú aceptes descansar también. —Le dio otro beso antes de apartarse y tomar el carro otra vez—. Nos vemos en la noche.
Senku se le quedó mirando mientras se iba, apreciando el movimiento levemente exagerado de sus caderas. Sonrió con una risa, volviendo a mirar a los nuevos habitantes del CyND hasta que algunas personas lo reconocieron y se acercaron a hablarle.
Luego de unas horas hablando con la gente, aclarando sus dudas y asegurándose de que no hubiera problemas, finalmente volvió a la cabina de comando y allí se encontró con Chrome, que estaba trabajando con el equipo de Tierra, coordinando las cosas para la llegada de la gente mañana. Se dedicó a ayudarlo el resto de las horas, hasta que llegó la hora de empezar a simular el atardecer y decidieron ir a formar parte de la celebración que se llevaría a cabo para mostrar por primera vez cómo era la noche en el CyND.
—¿Y cómo está todo con los que llegaron hoy? —le preguntó Chrome mientras iban de camino al pueblo EF2, que era el más poblado hasta ahora—. ¿Ningún problema?
—Nah, son familia de gente que ya estuvo viviendo aquí, ellos se encargarán de la mayoría, pero igual me quedé bastante tiempo a supervisar las cosas y aclarar algunas dudas. Ningún problema. —Sonrió maliciosamente—. Descuida, Ruri y tu mocoso estarán más que cómodos aquí.
—¡E-eso no es lo que me preocupa! —Se puso a la defensiva—. ¡Soy muy consciente de que este lugar es perfectamente habitable y cómodo!
—Ajá. —Rio divertido.
Llegaron y de inmediato varios de los obreros e ingenieros los rodearon, queriendo presentarles a sus familias.
Kohaku llegó al poco tiempo y Senku se despidió para ir con ella a pasar un poco de tiempo a solas, cosa que a nadie le pareció extraña porque al fin y al cabo era su esposa.
Se sentaron en un banco a contemplar la llegada de la noche, que no era más que los ventanales pasando de cielo azul a cielo anaranjado hasta por fin deshacer la ilusión y mostrar simplemente lo que se veía afuera de verdad, las estrellas brillantes y hermosas de un lado, y la Tierra como una bella canica azul del otro. Ante tal vista, todos los recién llegados se maravillaron y se alegraron de que de ahora en adelante podrían contemplar tal espectáculo todas las noches.
Senku sonrió al ver la alegría en el ambiente, más al ver a los niños gritar entusiasmados, haciendo miles de preguntas llenas de emoción a sus padres sobre lo que estaban viendo. Ellos no lo sabían, pero estaban haciendo historia con solo estar en el CyND, y él no podría estar más feliz de ver que el amor por el espacio estaba llenando cada una de esas jóvenes mentes llenas de curiosidad.
Fue sacado de sus pensamientos al sentir la mano de Kohaku envolver la suya en ese momento. La miró con curiosidad, pero no apartó su mano.
—Es verdaderamente increíble tener más gente aquí. —Ella estaba mirando a la multitud a varios metros lejos de ellos—. Es un sueño hecho realidad, poder vivir fuera de nuestro planeta, y esto solo es el comienzo.
—Exacto. —Sonrió, entrelazando sus dedos—. Pronto se crearán más sitios como el CyND, más grandes, para más gente, y nuestro planeta comenzará a sanar de los daños de la sobrepoblación humana, y luego iremos mucho más allá de estos horizontes, creando colonias en otros planetas y lunas. ¡Tienes toda la razón en que es solo el comienzo! ¡Ya me estoy emocionando!
—Ja, tienes muchos planes, ¿eh? —Cerró los ojos, sin perder su suave sonrisa—. Me preguntó si podré seguirte a todos ellos…
—Ni creas que te salvarás de que te arrastré conmigo. —Se inclinó hacia ella con una sonrisa maliciosa, pegando sus frentes y riéndose al verla sonrojarse.
—Bueno, es obvio que siempre querría ir contigo… —Alzó una mano para acariciar su mejilla—. Pero no sé si siempre podré…
—¿De qué hablas? —Frunció el ceño—. Dudó que haya algún sitio que una leona como tú no pueda soportar.
—¡Que no soy una leona! —Le pellizcó la mejilla, apartándose.
—Auch. —Frotó su rostro, pero siguió mirándola—. ¿Hay algo que te preocupa, leona?
—Bueno… —Dudó un poco—. Sabes que yo soy parte del equipo que constantemente viaja a la luna para minar materiales… —Él asintió—. Se supone que iba a ir a la misión lunar de la próxima semana, y sabes que por cada misión se hacen una serie de pruebas para asegurar que estemos en óptimas condiciones… y… —Su rostro se ruborizó y de pronto se volvió a acercar a él para tomar sus dos manos—. Resulta que… no estoy en condiciones de ir. —Lo hizo posar sus manos en su vientre, colocando las suyas sobre las de él, con una sonrisa tímida nada propia de ella y los ojos cristalizados.
Él sintió su mandíbula aflojarse y se quedó mirándola fijamente, incrédulo, totalmente tomado por sorpresa y extremadamente consciente de sus manos contra el cálido abdomen de su mujer.
Se quedó en silencio tanto tiempo, que la sonrisa de Kohaku se deshizo y las lágrimas comenzaron a asomarse por las comisuras de sus ojos, cosa que finalmente lo hizo reaccionar.
Soltó una tenue y pequeña carcajada, alejando sus manos de su vientre para envolver sus brazos alrededor de ella, atrayéndola en un abrazo.
Le temblaban las manos, su respiración estaba agitada, y sus ojos rojos estaban fijos en los ventanales, mirando las estrellas sin mirarlas realmente. Estaba aterrorizado, nervioso y ansioso, y… y aun así no pudo evitar sonreír.
¿Convertirse en padre? Era aterrador, inesperado y algo para lo que no se sentía preparado, pero era con la mujer que amaba, y desde hace tiempo sabía que ella quería una familia algún día, así que empezó a hacerse a la idea y, la verdad, mientras más lo pensaba menos le desagradaba. Pensar en concebir una vida con Kohaku empezó a parecerle… emocionante. Con solo una pequeña fracción de lo impresionante que ella era ese niño o niña se llevaría el mundo por delante, eso era diez billones por ciento seguro.
La abrazó con más fuerza y pudo sentirla temblar mientras frotaba sus ojos, haciéndolo soltar otra pequeña carcajada. Besó su cabello brevemente, separándose para mirarla con ojos brillantes.
—¿Qué pasa con esa cara, leona? —Llevó una mano a su rostro, ayudándola a borrar los rastros de lágrimas—. Deberías estar feliz… tenemos el honor de concebir el primer bebé "extraterrestre".
—I-idiota. —Rio divertida, finalmente dejando de lado su preocupación—. ¿Eso es todo lo que te importa? Sé que teníamos muchos planes, pero… quiero a este bebé. —Lo miró decidida.
—Claro que no es todo lo que me importa. —Volvió a reír, negando con la cabeza—. Solo es un bono extra. —Pasó una mano por sus hombros y la atrajo hacia él otra vez—. También lo quiero, quiero todo contigo —susurró con voz queda, sin siquiera pensarlo, como si le saliera desde lo profundo de su ser decírselo—. Hagamos nuestra familia aquí… y después pensaremos en lo demás. —Ella lo miró conmovida, volviendo a llorar sin poder evitarlo, llevando una mano a su mejilla para atraerlo en un beso.
Varias de las personas que estaban cerca de ellos los notaron besuquearse y se sorprendieron de ver a una pareja normalmente tan seca mostrar afecto en público, pero a Senku y Kohaku no podría importarles menos, estaban en su propia burbuja de felicidad y nada más les importó en ese instante.
Ahora más que nunca los dos querían que CyND fuera un lugar óptimo para la vida, que mejorará y se expandiera, y cada uno lo daría todo a su propia manera para lograr ese objetivo, pero sin descuidarse el uno al otro, y ahora también sin descuidar al nuevo miembro de su pequeña familia.
Fin.
Holaaaaaa :D
Este fic es el regalo de cumpleaños atrasado para mi querida y amadisima Tyare! :'D
Espero que el fic te haya gustado y se haya ajustado a lo que me pediste, creo q es bastante soft y fluff :3
Ojala a todos en general les haya gustado y no olviden que se les ama!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
