[Drabble]
Ahora que estás reluciente
—Boomer & Bubbles—
—Vamos, ¿no te sientes mejor ahora que estás reluciente? —preguntó ella con satisfacción. / —"Ahora que estás reluciente" —remedó él de mala gana—, cállate. / De pronto Bubbles sintió una especie de déjà vu.
Advertencias: Un poco de OOC. | WHAT IF.
Disclaimer:
PowerPuff Girls © Craig McCracken.
Ahora que estás reluciente © Adilay Fanficker.
Aclaración: Este fic participa en el FLUFFTOBER 2021 realizado por el grupo en Facebook "Es de fanfics".
Día 13: Bath time.
Notas:
A decir verdad, sé que, hace meses que terminó el flufftober, pero no quería dejar esto a medias. Espero poder subir los fics que me faltaron xD.
Saludos y ojalá disfruten este pequeño escrito.
NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.
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Sólo había una persona en la residencia Utonio que le daba más importa a su aseo personal que Bubbles, su hermana Blossom. Pero no así el novio de la heroína rubia, el ex criminal Boomer.
La familia había tenido ciertos cambios desde que los seis súper humanos habían oficializado sus respectivas relaciones.
Brick y Blossom se quedaban momentáneamente en la alcoba que había pertenecido sólo a la pelirroja, mientras que su casa en Wisconsin se terminaba; esta contaba con un laboratorio que el matrimonio utilizaría para sus experimentos propios.
Butch y Buttercup hace tiempo se habían mudado a Los Ángeles, ocupando un buen apartamento que compraron a buen precio. De vez en cuando, ellos hacían una visita al Profesor y sus hermanos, quedándose un par de días en la pequeña ciudad, ocupando el cuarto de huéspedes que anteriormente había sido el de Buttercup.
Bubbles y Boomer, por otro lado, se quedarían en Saltadilla junto al Profesor. Pero mientras su casa, la cual estaba justo al lado de la del científico, se terminaba, al igual que Brick y Blossom, los héroes se hallaban viviendo en el cuarto de Bubbles.
Bubbles no tenía problemas en su relación con Boomer más allá de lo habitual: el asunto de no bajar la tapa del inodoro, los contables calcetines regados por toda la casa, el consumo insaciable de golosinas lo que le ocasionaba ir a un dentista continuamente… en fin, cosas que podían solucionarse y no eran para nada graves.
El problema más irritante para Bubbles, sin embargo, era que su novio no se molestase en ir directamente a darse un baño luego de acabar con un monstruo de baba verde de más de 10 metros de alto.
—¡No jales tan fuerte, maldición!
—¡En primer lugar, si te quedaras quieto no tendría que jalarte!
—¡Aaaah!
—¡¿Lo ves?! ¡Quieto!
¿Cabe mencionar que en esos momentos el baño de la residencia estaba siendo ocupado por la joven pareja?
Mientras tanto abajo, en la sala de la casa, se encontraban: el Profesor Utonio, sentado en el sofá largo, leyendo un periódico y fumando su pipa; Brick se hallaba sentado en el suelo de piernas cruzadas en V, frente a la televisión, jugando Halo; y Blossom por otro lado estaba sentada en el sofá individual cerca de su esposo, mandando mensajes por WA a Robín, la amiga de la infancia de las tres chicas.
Los tres entrecerraron sus ojos al oír el chapoteo del agua y los infantiles reclamos de Boomer; un hombre de casi 30 años siendo sometido por la tierna Bubbles.
—Bubbles no tendrá tiempo de hacer la cena. ¿Qué dicen si pido pizza? —preguntó Blossom a los hombres.
—Yo quiero una pizza Chicago —dijo Brick sin dejar de disparar a extraterrestres con rayos láser.
—Una de pepperoni para mí, estaría bien, hija.
—Pediré esas y unas dos grandes hawaianas, ¿les parece?
—Bien —respondieron los dos hombres al unísono.
Brick puso pausa al juego y sacó de uno de los bolsillos de la sudadera que llevaba, una cartera, lazándosela a Blossom, quien la atrapó y la abrió en dos para ver una licencia para matar monstruos.
—Esta es de Boomer —dijo a su esposo. Este alzó los hombros.
—Eso le pasa por llenar la casa con baba —respondió con sencillez.
Blossom en otras circunstancias desaprobaría eso, pero considerando que ella había limpiado el suelo esa mañana, también estaba algo irritada con su cuñado por la poca consideración.
—Bien, también pediré una vegetariana para Bubbles.
—Mi hermanita es muy rara —masculló Brick negando con la cabeza ante el hecho de que, de los seis, Bubbles fuese la única que no consumía carne como un animal. Incluso Blossom tenía sus momentos de salvajismo carnívoro.
En el baño, sin saber que Boomer estaría a punto de gastar más de 300 dólares en comida, la pareja por fin había terminado. Bubbles estaba saliendo de la ducha mientras que Boomer se encontraba afuera de la misma, mirándola con molestia.
—No era necesario arrancarme cabello —dijo mirando varios mechones rubios con mucosa verde en la basura.
—Sí lo era —respondió ella acomodándose su bata de color morado—. Vamos, ¿no te sientes mejor ahora que estás reluciente? —preguntó ella con satisfacción palmeándole el musculoso brazo derecho.
—Ahora que estás reluciente —remedó él de mala gana desviando la mirada a la puerta—, cállate.
De pronto Bubbles sintió una especie de déjà vu, pensando en su hermana Buttercup cuando estas aún eran niñas y ella no quería bañarse.
—Anda, vamos a vestirnos y luego comeremos algo —trató de animarlo, sin embargo, él de forma silenciosa la tomó de la muñeca y la sacó del baño para ir directamente a la alcoba que compartían.
—Comeremos luego, quiero que hagas algo por mí antes.
—¿Qué?
Boomer cerró la puerta con seguro, se aseguró de que todas las cortinas estuviesen bien cerradas y de uno de los cajones de la cómoda sacó un pañuelo blanco que más tarde le puso a Bubbles en la boca.
—¿En serio? —preguntó ella con su voz casi enmudecida.
Se dejó quitar la bata por él, y se acomodó en la cama cuando fue suavemente empujada hacia ella, permitiendo que Boomer se le pusiera encima.
—Quiero que me jales el cabello por algo que sí valga la pena —dijo con ese brillo peligroso que a Bubbles excitaba.
—Dios —masculló rendida, esparciendo su cabello por la cama, sintiéndolo a él bajar hasta su cintura, abriéndole las piernas y metiendo su cabeza entre ellas—, no debería permitirte esto, Blossom, Brick y el Profesor podrían darse cuenta…
—Demasiado tarde —susurró sobre su piel; cerrando sus ojos Bubbles le acarició su húmeda melena—. Recuerda, no hagas nada de ruido y no tires demasiado fuerte.
—FIN—
¡Espero que les haya gustado y gracias por leer!
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