Lincoln antes de navidad
Era noche buena y en la ciudad de Royal-Woods nadie se movía, ni siquiera la casa Loud que era considerada como la más ruidosa.
Excepto Lincoln.
—El hombre de la casa. —Comento el peliblanco, mientras que se miraba en el espejo del baño, y presumía sus flacuchos músculos.
Su padre; Señor Lynn Loud, tuvo que realizar un viaje de negocios solo y fuera de la ciudad. Así que no pudo pasar la noche buena con sus hijos y esposa. Dejando a Lincoln el manto del hombre de la casa, y defensor de sus hermanas y madre.
—Oh si... —Volvió a presumir. De pronto escucho unos bravos ruidos.
Sus hermanas y madre dormían con ronquidos y eran todo un caos, pues ya no había buenas películas navideñas para entretener.
Aunque para el hombre del plan; dos corchos para cada una era la solución para acabar este desmadre.
Ahora todos callados, Lincoln fue a su cuarto, listo para dormir y esperar los regalos. Pero entonces...
"Pisotón"
—¿Qué rayos fue eso? —Grito el peliblanco muy asustado. —Sonó muy fuerte para ser un ratón... ¿Acaso será un ladrón?
Salió de su casa sin importar el frio, y con la ayuda de una escalera subió hacia el techo, asomándose de a poco para ver qué sucedía.
Cerca de su chimenea se apreciaba una silueta gorda y atrás suyo un enorme saco, al parecer pretendía bajar por ahí. Y para escapar un bonito trineo con renos.
—Lo sabía... Hay un ladrón en mi casa. —Susurro. No iba a permitir que ese sujeto entrara y dañara a sus mujeres. Así que sin pensarlo dos veces dio un grito y salto: —¡Haduken!
Tiro una patada.
El supuesto ladrón se volteo; se vestía de rojo y llevaba un gorro. Ya era tarde, recibió la patada, cayendo directamente al jardín completamente noqueado.
Fue recién que Lincoln noto que era Santa Claus.
—Oh... Rayos. —Trago saliva por los nervios.
...
Por suerte Santa despertó, pero con un brazo facturado y con algunas costillas rotas por la gran caída. Y así ningún regalo sería entregado.
Ambos estaban sentados en el techo, bebiendo chocolate caliente, aunque Lincoln tenía una expresión triste y avergonzada.
Santa sabia que Lincoln no era un mal chico, solo que protegería a su madre y hermanas aunque fuera a palos.
—No puedo salir a repartir los regalos así... La navidad se arruinara y todo por ti bruto. —Regaño Santa al chico.
Lincoln para defenderse y no sentirse tan culpable, dijo: —Pero la navidad no se trata de los regalos... Sino pasarla bien y compartir con la familia. —Fue interrumpido.
—Nada de escusas ni frases clichés, Tú serás mi sustituto y punto. —Dijo el viejo muy astuto.
Lincoln no tenia salida era el trabajo de su vida, así que se puso la parca y gorro de Santa. Sin más que agregar fue a realizar el recorrido pendiente en el famoso trineo de Santa, aunque su despliegue fue bastante brusco, dejando al viejo enterrado en la nieve.
El muchacho reviso su lista de chicos buenos y malos, para repartir el carbón y también los regalos.
—Pompas, Bito, bicho, cuspido, comelon, ducha, danger, panzon... —Nombraba los renos, aunque pronunciaba sus nombres bastante mal, provocando enojo en ellos. —Esperen... ¿En dónde está el reno de la nariz roja?
Cerca de esa zona había una guerra, la cual el famoso Reno Rodolfo luchaba; disparando rayos por su nariz roja.
—Oh no, de nuevo se me hizo tarde. —Dijo el reno para luego volver a disparar.
El muchacho justo pasaba por ahí: —Algunos chicos recibirán mucho carbón en esta noche.
Después del pequeño inconveniente inicio con las entregas.
Para el alcalde de Royal-Woods, un regalo; unos lindos calzones para irse de fiestas y aliviar las tensiones.
Tan contento estaba el varón que se puso a danzar y brincar de alegría, hasta que recibió un sartenazo por parte de su esposa, noqueándolo.
—Rata de dos patas, me prometiste que no irías más a fiestas. —Regaño.
Y el alcalde se quedo tirado sin alguna respuesta.
...
Para la dormida Jordán chica, un regalo sorpresa; la cual quedaría debajo de su almohada. Y un beso por parte del peliblanco, dibujándole una sonrisa.
—A poco ustedes no lo aprovecharían. —Dijo Lincoln a su público.
...
Su trabajo no solo consistía en su ciudad, sino también por afuera de ella; incluso del otro lado del mundo.
Fue a Escocia y aprovecho para visitar a sus amigos; Agnus y Lila. Obviamente ellos como chicos buenos recibieron su regalo; un vestuario escoses y un enorme juguete masticable.
Mientras para Morgan (la cual estaba muy emocionada)... recibió un trozo de carbón, matándole su espíritu navideño.
—Lo siento Morgan, pero sigues en la lista negra y las cosas no se olvidan. —Le comento el peliblanco.
...
Incluso el buen Coraje "el perro cobarde" recibió un regalo. Pero no era una nueva app o una coraje-galleta, sino...
—Cupón de descuento para terapia contra el miedo. —Dijo Coraje tras abrir el sobre. —Qué bonito regalo, muchas gracias...
—¡Feliz Navidad! —Gritaba el amiguito rosa, mientras que el peliblanco se iba en su trineo.
—¡Estúpido perro, ya deja dormir! —Regaño Justo Bolsa por todo el ruido, para luego ponerse su típica mascara verde y asustar al pobre perrito. —¡Uga, Uga, Uga!
—¡Uuuuhhh! —Grito Coraje con los pelos en punta.
...
Lincoln siguió de Chile a Perú, de China a Japón, de España a Rusia, saltando casa en casa. Aunque el aliento ya no le daba más.
—¿Cómo rayos Santa esta tan gordo, si hace tanto ejercicio? —Preguntaba el peliblanco con el poco aliento que le quedaba.
La noche ya casi acababa, el muchacho ya casi finalizaba su trabajo; solo le faltaba repartir los regalos de su casa. Aunque cuando iba de regreso, noto que su saco estaba vacío, los regalos de su madre y hermanas no estaban, por error alguien más los había recibido.
—¿Pero quién?
...
Nuevamente en la casa del alcalde:
—Se que andas con una tipa llamada Rita, y que tienes diez hijastras. —Regañaba su esposa, que sostenía un vestido y atrás suyo diez regalos para niñas. Lista con la sartén en mano para golpearlo.
El inocente alcalde sin entender lo que sucedía, solo retrocedió del miedo, cubriéndose como si fuera un niño chico. —No cariño, no es lo que parece.
Pero eso no lo salvo de otra tunda en la cabeza.
Pobre alcalde, y todo es culpa de Lincoln.
...
Nuestro amigo peliblanco regreso a su hogar con gran decepción, tanto que su aterrizaje fue muy apagado y brusco.
Fue entonces que oyó gritar a sus hermanas y madre. El muchacho con curiosidad entro por la chimenea; en la sala cada hermana Loud estaba con su regalo; vestidos, juguetes, artículos, dulces y peluches. Tanto era su felicidad y alegría que ni notaron que su hermanito cayó por la chimenea, y que estaba vestido de Santa.
Por un rincón se encontraba Rita admirando un anillo con un gigantesco y brilloso diamante.
—Dice que es de Santa, pero sé que son de mis hombres... este divino diamante. —Comentaba Rita.
—Papá está en línea. —Dijo Lori la cual estaba revisando la pc del hogar, donde justo su padre esta contactándolos.
Todas fueron hacia la pc para saludarlo.
Por otro lado Lincoln noto que en el sofá había un regalo para él de Santa, al parecer se puso regalón y se gano su perdón. Se dispuso en abrirlo con mucha emoción, era una Nerf modelo Elite X-24, ahora podía molestar a larga distancia a sus enemigos, y porque no... A sus hermanas.
Aunque en ella había una nota que le iba a helar la sangre.
—Feliz navidad Lincoln, el próximo año lo vuelves a hacer. —Dijo Santa por medio de la ventana, antes de marchase en su trineo.
Dejando confundido al peliblanco, que tuvo una noche buena bastante loca.
—Ni # !*+ vuelvo hacer esto. —Comento como si fuera un Grinch.
FIN.
