Muy buenos días, tardes y noches amados lectores empedernidos de esta plataforma!
Previo a cualquier cosa, déjenme decirles FELIZ NAVIDAD A TODOS!
Bien, como estoy empezando a creer lo que será una costumbre, les traigo un especial de Spiderman en esta fecha especial.
Sin querer agregar algo más para evitar arruinar la sorpresa, solo diré que ningún personaje me pertenece, todo eso corresponde a su respectivo creador.
Ahora sí, disfruten de la lectura!
AN UNCANNY CHRISTMAS
Con los músculos aún acalambrados, un determinado vigilante de temática arácnida miraba su reflejo en un bruñido espejo perteneciente a los raros baños limpios de un establecimiento que era catalogado como precario por la zona donde se localizaba en New York.
-Que año de porquería…- agachando la cabeza para el líquido cristalino que reposaba entre sus manos antes de aventársela al rostro, Peter musitó.
Si era honesto consigo mismo, actualmente ansiaba chocar su cara contra una almohada e hibernar como un oso durante lo que restaba del invierno. Decir que dicho año transcurrido había sido extenuante era un eufemismo, pues literalmente lo revolcó por el suelo infinitas veces hasta el suplicio.
-Sep…un año de porquerí…WOW! UN DÉJÀ VU! – prosiguió monologando el subestimado héroe, solo para alzar con brusquedad la cabeza y exclamar en simultáneo que cerraba el paso de agua.
Intermitentes luminiscencias esmeraldas y carmesíes, provenientes de una límpida claraboya, resaltaban en la superficie reflectante que enfrentaba el trepa muros, bañando por varios segundos su fas con una clásica temática navideña, a la que pronto se le unió la constante melodía de los villancicos que se hacían eco por toda la ciudad.
El antiguo propietario de Parker Industries le había tomado un sentimiento de rechazo a las dichosas festividades invernales. No porque debiera de reunirse con rostros pertenecientes a su familia directa, sino porque era demasiado predecible que sus afables némesis actuarían en tales fechas para hacer de las suyas.
-Bueno, al menos no soy yo quien tiene que usar el mano de Spiderman por el momento…- suspirando de alivio, y bajando los hombros en el proceso, Parker parló antes de secarse las manos con el fin de retirarse.
Aunque no lo dijese a los cuatro vientos, él no dejaba de sorprenderse con la mala suerte que le perseguía monótonamente desde joven. Solo pidió un ápice de paz para el año que ya estaba a punto de acabar, y sin embargo el breve empleo que tuvo terminó siendo una total farsa, sumado que la pandemia de la temporada previa resurgió nuevamente, contando también el enorme problema que crearon los Avengers con una fuerza cósmica que ni siquiera les pertenece, y finalizando con la revelación traumática de que toda su creencia en cuanto a la relación de Norman y Gwen había sido una mentira desde el inicio.
Obvio, no hay que olvidarse de que, al parecer, el diablo había metido la cola en todo ello. Lo cual terminó dejándolo en reposo por varios meses en consecuencia del estrés acumulado y la noticia de que su hermano estaba vivo de nuevo.
Cuántas veces llevaba revivido ya? No lo sabía.
Le ganaba en cantidad muertes a él? Por supuesto, de eso se encargó Kindred.
Los doce meses pasados fueron basura para el pobre Amazing Spiderman? Esa pregunta ofende.
-Te encuentras bien, Peter? – una voz madura perteneciente a una fémina de canos cabellos se oyó con claridad desde el otro extremo del extenso pasillo.
Alzando la cabeza, el castaño se mantuvo tácito por unos segundos, pudiendo percibir con los sentidos aumentados que poseía los villancicos que se cantaban con tanto fervor en las calles. Un canto que conseguía fastidiarlo como nunca nadie antes pudo.
-Si, tía May. Solo un poco fatigado pero…- comenzó a responder el varón, realizando movimientos circulares con el brazo derecho para aligerar la molestia en el hombro.
-Puedes volver a tu casa si te sientes mal, hijo. No quiero imponerte una tarea cuando aún no te recuperas del todo- interrumpió la preocupada mujer, acortando la distancia para así llevar la extremidad superior siniestra hasta el rostro de su sobrino.
Incapaz de reprimir una mueca de simpatía por el cariño que siempre le tuvo la mujer que lo cuidó como si fuese su propio hijo, Spiderman asió la delgada muñeca con suavidad y proporcionó un beso en la palma de la mano. Algo que le causó un poco de gracia a la dama por un sentimiento de cosquillas, lo que divirtió también al arácnido.
-Es innegable que este traje de Santa Claus es horrible para ciertas cosas…- alegó tedioso él, halando de la larga barba blanca apócrifa que se había colocado antes de abandonar el sanitario.
-Di lo que quieras, pero te sienta muy bien. Además, es para una buena causa- abofeteándole juguetonamente la mano que tironeaba del accesorio facial, la viuda de Ben Parker procedió a ordenarle las rojizas ropas antes de enlazar el brazo izquierdo al diestro que le era ofrecido.
-Sabes que no me opondré a nada de lo que me pidas, May- concordó el vigilante cuyo único disfraz actual era un conjunto navideño.
No obstante, las palabras del hombre detuvieron el andar de su acompañante, quien le dedicó una penetrante mirada cian.
-Quiero nietos, Peter…- declaró sin duda alguna la mujer anciana.
-No hago milagros tampoco- Peter espetó al instante con rostro serio.
Algo que poco duró ya que un golpe en el brazo a modo de correctivo hizo que soltara una sonora carcajada, retomando así la caminata por todo el salón del edificio que F.E.A.S.T. usaba para albergar gente en necesidad de refugio y comida.
En el preciso instante que su figura resaltó bajo las lámparas del techo, numerosos rostros infantiles se llenaron de júbilo antes de empezar a correr hasta el disfrazado varón, abrazándolo como pudiesen mientras lo aturdían con un sinfín de palabras repletas de emoción que solo conseguían enternecer al castaño.
La tarea de traer felicidad a quienes les era más difícil alcanzarlo siempre dibujaba una sonrisa en el rostro del subestimado héroe, logrando que consecuentemente olvidara toda desdicha que la vida le arrojó de forma descuidada, para de esa forma disfrutar de los pequeños milagros que su alter ego civil no podía.
-Muy bien, pequeños! Quién quiere ser el primero en decirme lo que desea encontrar bajo el árbol mañana cuando despierten? – tornando unos decibeles más graves su voz, Peter Parker habló directamente hacia la veintena de niños ilusionados que le rodeaban y acompañaban hasta su silla ornamentada con luces de colores.
Cerrando los ojos color chocolate, el varón de cabellera castaña hizo hacia atrás la cabeza para permitir que algunos copos de nieve se depositaran en la parte descubierta del rostro, rememorándole de los pequeños placeres que tenía cuando era un niño bajo el cuidado de sus tíos, cuando todo era mucho más fácil y pesadas responsabilidades no pendían sobre la espalda.
Aún si tenía los párpados incapacitando la visión de la joven noche neoyorkina, las brillantes luces dicromáticas alcanzaban a recordarle de qué se trataba la fecha, obligándolo a soltar un suspiro donde amalgamaba la fatiga y el alivio. Donde el primero se debía a que continuaba cansado físicamente, y el segundo a que su turno para alegrar a los niños que residían en F.E.A.S.T. terminó según palabras de May Parker.
Abriendo nuevamente los ojos, Peter introdujo las manos en los bolsillos del enorme saco rojo que vestía previo a dar una caminata por los alrededores para despejar su mente, dedicándose únicamente a divisar las variopintas decoraciones que apartamentos y negocios tenían a cada lado de la calle, donde oía con claridad los ánimos jubilosos que la mayoría poseía, así como el ruido de estática que numerosos televisores generaban para engullir dichos hogares con música.
-…ta! – entre tanto bullicio navideño un alejado grito se entremezcló para la aguda audición del castaño, quien miró a sus costados para ver si le hablaban a él.
Solo para encogerse de hombros cuando falló en divisar a alguien, reanudando el andar que dejaba tras él un extenso rastro de huellas impresas en la nieve. Hecho que era de utilidad para cierta figura pequeña que corría apresuradamente a varios metros de distancia.
-…nta! – de nuevo el grito agudo confundió al arácnido héroe encubierto, poniéndolo en el menester de virar la cabeza en todas direcciones, revisando inclusive las cornisas de los edificios lindantes mientras mantenía el paso.
-Qué raro…- murmuró extrañado Spidey, realizando un brusco cabeceo para alejar de su vista la bola blanca de algodón tejido que decoraba el gorro rojo.
-SANTA! – esta vez fue demasiado claro el grito agudo para el hombre araña, quien miró por encima del hombro izquierdo para ver de quién se trataba.
Descubriendo en consecuencia de una adorable niña pequeña de cabellos áureos y profundos ojos azules capaces de penetrar el alma de uno. Pese a ello, dicha infante que corría sin cuidado alguno puso en alerta máxima el sentido arácnido del adulto vestido como Santa Claus, ya que ella cruzó una avenida sin fijarse a los costados, ignorando así el repetitivo sonido del claxon que un conductor efectuaba en con su automóvil.
Actuando por instinto, el vigilante oriundo de Queens esprintó directo a la minúscula blonda, haciendo caso omiso total a los peatones que hallaron asombroso el despliegue de gran velocidad para tal tramo longitudinal, donde no solo llegó a tiempo para evitar que el vehículo colisionara contra la infante que se paralizó del miedo ante los brillantes faroles, sino que terminó de cruzar la calle con ella en brazos.
Atestiguando a través de sus inocentes orbes, la niña advirtió cómo el conductor agitaba el brazo y movía la boca en su dirección, fallando en comprender lo que intentaba decirle ya que el vidrio se interponía en la recepción sonora. Aun así, paulatinamente comenzó a relajarse cuando una mano se posó en la parte posterior de su cabeza, realizando lentos movimientos para aminorar el pavor que tuvo, dejando atrás inclusive su usual conducta madura.
-Tranquila, estás a salvo….- en un volumen de voz bastante bajo, el castaño dijo mientras se mecía de un lado al otro.
Inconscientemente, las pequeñas falanges se hundieron en el rojizo saco del hombre al mismo tiempo que hundía la cara en la curvatura del cuello, tardando así algunos segundos en darse cuenta que estaba temblando del miedo por la situación que vivió. Mas esto duró poco, ya que tras sorber la nariz y limpiarse, por instinto, en la tela que tenía delante, ella vio una mata de pelo blanco bastante largo.
Ocasionando que velozmente se enderezara en el abrazo del adulto.
-Santa! – clamó la niña con una mueca alegre que contrastaba en su totalidad con los rojizos ojos que poseía.
-Así es, pequeña. No sabes el susto que me diste, deberías de tener más cuidado al cruzar las calles- a sabiendas que debía mantener su personificación ante la niña que se le hacía conocida de algún lado, Parker respondió, como así también amonestó la forma de actuar que tuvo la menor de edad.
-Perdón…- de inmediato se disculpó la rubia, cabizbaja y moviendo apenas sus piernas que colgaban escuetamente a cada lado de la cintura masculina.
Comprendiendo que castigarla verbalmente, aunque sea en un nivel ínfimo, era demasiado para la párvula, Peter soltó un tácito suspiro para luego depositar un casto beso en la frente de la afectada, demostrándole así que todo estaba bien entre ambos.
-Olvidémonos de lo que acaba de ocurrir. Ahora, puedo saber qué hace sola una señorita como usted en a estar horas? No deberías estar con tus padres? – con honesta curiosidad Spiderman, vestido de Santa, inquirió.
Principalmente porque no le fue muy difícil ignorar la cara de simplicidad que la chiquilla tenía. Un rostro que se asemejaba a una mujer casada con un viejo compañero de cuarto.
-Yo…salí de mi casa en el faro por uno de los portales. Pero me olvidé que mamá y papá me dijeron que por hoy los cerrarían a la tarde- en una dicción totalmente antinatural para alguien de su edad, la niña expresó el malestar que le aquejaba.
Algo que dejó atónito al trepamuros. No era la primera vez que veía a alguien tan joven tener una mente tan desarrollada, inclusive se arriesgaba a decir que Valeria Richards era alguien de rasgos similares en cuanto a intelectualidad, mas no le quitaba nada a las características infantiles que primeriaban en los infantes. Una mezcla perfecta de intelectualidad e ingenuidad que parsimoniosamente hallaban un terreno armonioso con el paso del tiempo.
Dejando a un lado esa línea de pensamiento, la última parte de la sentencia que la rubia pronunció hizo que el entrecejo del héroe se frunciera, actuando a priori en acelerar la secuencia de movimientos circulares en la pequeña espalda para generar calor, batallando lo más pronto posible el frío que sufrió en todo este tiempo si la presencia de estrellas en el cielo significaban algo.
-Y podrías decirme la razón de por qué te fuiste de casa? – empezando a caminar nuevamente sin rumbo fijo por el momento, Spiderman trató de averiguar.
-Mis padres estaban muy ocupados últimamente, como así también mis tíos…- demostrando valor para enfrentar las consecuencias de sus actos, la joven blonda alegó.
-Por lo que decidiste aventurarte en el exterior, verdad? – luego de asentir distraídamente, Parker inquirió, deteniéndose ante la señal de alto que un semáforo marcaba.
-Sí- símil a un truco de magia, la niña perdió toda seguridad demostrada con anterioridad.
-Pero ahora quieres regresar, no? – incapaz de suprimir el menester de elevar las comisuras de los labios, el arácnido de civil con traje navideño prosiguió con su interrogatorio.
-Sí- una vez más la infante replicó afirmativamente.
-Les pedirás disculpas cuando los veas de nuevo? Porque estoy muy seguro de que están sumamente preocupados- viendo fugazmente tanto hacia la derecha como izquierda, el sobrino de May Parker cruzó la avenida mientras mantenía su plática fluida con la niña.
-Sí! Quiero que ese sea mi regalo de navidad! Por favor, Santa! Por favor! – recuperando el temple radiante en el que oscilaba de forma constante, la ojiazul clamó, aferrándose al cuello del varón y declarando una inquisitiva súplica.
Conmovido por el anhelo de la pequeña joven en sus brazos, la amenaza arácnido supo en ese preciso instante que incluso si no llevaba puesto cierto uniforme azul y rojo tenía un trabajo por cumplir. Un trabajo que ni siquiera llevaba un minuto y ya era interrumpido por una reconocible niebla verdosa a unos metros de distancia, donde una joyería de renombre se localizaba.
Hecho que hizo gemir de frustración al adulto, bajando los hombros y luciendo en verdad fatigado. Lo que llamó la atención de la diminuta joven de ojos azules, quien palmeó la cabeza de quien creía ser Santa Claus.
Ahora bien, si esto era un contratiempo para la misión del castaño, también resultó ser una bendición disfrazada de desgracia, pues podría matar dos pájaros de un tiro si llegaba a ser muy convincente con el propietario del miasma verde.
Primero, porque si la niña creía que él era en verdad Santa, entonces necesitaría de varios elementos que se asociaran a su persona. Y segundo, porque tenía un pequeñísimo problema privado con el sujeto con cabeza de pecera que parecía salir orgulloso de la tienda con un par de bolsas abultadas.
-Hey! Justo hoy quieres hacer esto? Acaso no sabes lo que puede tocarte como regalo dentro de unas horas? – exclamó Spiderman con el propósito de llamarle la atención al ladrón, en simultáneo que tomaba con disimulo un bastón navideño decorativo de la acera.
-Parker? Oh, dios…esto es hilarante! Qué haces vestido así? – restándole importancia al verlo disfrazado de Santa Claus, el hombre de vestimenta verde y capa morada se mofó.
Lo cual no divirtió mucho al castaño, pero alcanzó a evitar que la niña escuchara algo poco beneficioso para sus creencias.
-Quentin, deja eso ahora mismo y ven conmigo. Ahora- en un tono apático y grave, Spidey comandó.
-O sino qué? Me desearás una feliz navidad y un próspero año nuevo? – alzando una ceja bajo la máscara con forma de burbuja, Mysterio inquirió.
Demás está decir que el villano retrocedió instintivamente cuando el vigilante arácnido reveló el objeto que ocultaba tras la espalda y lo agitó amenazadoramente hacia su persona.
-Aquí te tengo tu "próspero año nuevo"…- habló de manera directa y mortal el hijo de los difuntos Richard y Mary Parker.
Asomando su cabecita por un lado del carro que le transportaba, la niña observó obnubilada el paisaje de la ciudad mientras el helado viento invernal enrojecía sus tersas mejillas, provocándole un inevitable tremor pero sin conseguir borrarle la mueca de jolgorio que tenían en el rostro, volteando en repetidas ocasiones hacia atrás para asegurar que nada fuese un sueño.
Por su parte, el hombre con vestimenta roja y blanca conducía lo que parecía ser un trineo que era tirado por varios renos en pleno aire, dividiendo su atención en la jovencita risueña que olvidaba con cada segundo aquella faceta madura que enseñaba por instinto, como así también en la ruta aérea sin rumbo fijo e intentando localizar algún portal que los mutantes usaban frecuentemente.
-Dime de nuevo por qué estoy aquí? – la voz de Mysterio despabiló a Peter, obligándolo a voltear por unos segundos con el fin de enseñarle que era todo oídos.
-Porque estabas robando una joyería y eso es malo. Además de que me la debías por lo que hiciste hace años- espetó el hombre araña, disimulando apenas las ganas de golpearlo que tenía por la mentira que creyó por un tiempo extenso.
Lo que generó un escalofrío en el villano ilusionista que iba sentado a un lado sin mover un músculo por temor a ser el receptor de una reyerta en el rostro.
-Vale…Y el disfraz? – aceptando que no podía defenderse ante tales acusaciones, Beck trató de saber la razón de su nuevo disfraz creado con las habilidades que perfeccionó por años.
-Necesito un duende navideño. Hubiese buscado a otro, pero los únicos duendes que conozco son unos maniáticos homicidas. Tch! Otro callejón sin salida…! – replicó el subestimado héroe de Queens, regresando la vista al camino, solo para chasquear la lengua en señal de molestia al ver que un portal más estaba deshabilitado.
Virando el sensible control que tenía cierto Fantastic Car "tomado prestado" y luego envuelto en una ilusión de Mysterio, el antiguo fotógrafo del Daily Bugle empezaba a darse cuenta que la medianoche se aproximaba velozmente, y con ello una mala noche para una familia dividida por inocentes actos de rebeldía.
-A este paso no llegaremos a su casa…- farfulló Spiderman, volando en dirección a la costa este del país con la esperanza de hallar al menos un portal o algún rostro familiar para la niña.
-Tampoco ayuda que tú te detengas a cada rato para obligarme a realizar castigos o robar…- acotó, cruzado de brazos, uno de los miembros originales de los Sinister SIx.
Siendo interrumpido en mitad de la oración.
-Tomar prestado- Peter corrigió, esbozando una fugaz sonrisa a la infante que buscó sentarse en su regazo para ver junto a "Santa" el recorrido que tomaban.
-…Tomar prestado pertenencias de grupos heroicos en secreto para tu beneficio- girando los ojos con exasperación, Quentin finalizó lo que trataba de decir.
-Y con qué derecho lo dices tú? – acusó de inmediato el ex propietario de Parker Industries, apuntándole con el dedo índice diestro.
Justo cuando el adulto disfrazado de elfo navideño estaba por replicarle con mordacidad, unos penetrantes ojos azules le detuvieron en el lugar, sacándole un bufido y decenas de maldiciones entre dientes, donde el noventa y nueve por ciento de ellas acusaban al castaño por ser un bastardo insufrible.
-Pronto llegaremos a mi casa, Santa? – volteando para ver al hombre de larga barba blanca y gorro rojo, la rubia interpeló.
-Así es, Maggie! Solo necesito recordar bien dónde queda esa dichosa isla que tienen ya que los portales no parecen funcionar- negándose a arruinar los sueños de la nombrada, el tótem que representaba el centro de la telaraña dialogó.
-No sabes dónde queda, cierto? – apiadándose de la chiquilla por el momento que vivían, Mysterio aprovechó los silbidos del viento para hablar en voz baja con el trepamuros.
-Nop- Parker contestó con cara de palo.
-Qué no fuiste invitado a la gala que tuvieron hace unos meses? – curioso, pues había visto por televisión cómo una infinidad de personas variopintas eran recibidos por los mutantes en los portales, el villano trató de averiguar.
-Hubo una fiesta? – en un movimiento brusco, la cabeza del arácnido enfrentó al duende navideño que estaba sentado a un lado.
-Qué? No te invitaron? – desconociendo si debía reír o lucir curioso por la plática, el ilusionista continuó interrogando.
-Cuándo fue? – decidiendo ignorar la voz en su cabeza que le reclamaba golpearlo con el bastón decorativo rojo y blanco, Spidey respondió con una pregunta propia, al mismo tiempo que hacía rebotar la pierna siniestra para entretener a la joven ojiazul.
-Hace unos dos meses, aproximadamente- adoptando una pose pensativa, la cual Maggie emuló para diversión del cabeza de red, Beck emitió su respuesta.
-Ahhh…estaba en coma- soltó vocalmente una onomatopéyica expresión de reconocimiento el actual Santa Claus, para después confesar su razón.
-…Oh! – al igual que su némesis, la sensación afirmativa no se hizo esperar en boca de Quentin.
-Seh…"Oh!"- siseó el vigilante neoyorkino, dándole una mirada venenosa y retándolo en silencio a que le provocara.
Aun así, el enojo decayó segundos después al percibir un ligero peso en el brazo derecho, lo que hizo que Peter miraba hacia abajo y descubriese la preocupada fas de la niña.
-Santa estuvo enfermo? – ella inquirió.
-Solo un poco. La antigua Sra. Claus me preparó hace tiempo una comida que me hizo mal y tuve que tomarme un tiempo para recuperarme- se excusó el tótem araña.
-Antigua? – inclinando la cabeza a la derecha, lo que permitió que los céfiros gélidos desordenaran los áureos cabellos que ella poseía.
-Así es. Hace tiempo estuve con ella, pero luego me enteré que ella hizo algo malo. Lo suficientemente malo como para recibir carbón a modo de regalo. Sin embargo, mucho más tarde supe que algunas personas habían ideado un plan malvado para arruinarme, y así con ello la navidad, por lo que tuve que pelear contra ellos para impedirlo- relatando una reversión de lo que le llevó a tener su estado de inconsciencia por largos meses, en simultáneo que dirigía amenazadoras miradas al ilusionista, Peter respondió tranquilo.
-Y qué pasó con la antigua Sra. Claus? – prefiriendo enfocarse en aquella parte de la narración, Maggie cuestionó.
-Bueno…pues ella y yo decidimos que lo mejor era separarnos. Ella se fue de viaje muy, pero muy lejos, y por mi parte estoy solo actualmente- rascándose la falsa barba blanca que lucía, el sobrino del difunto Ben Parker parló.
-Mmh…- fue todo lo que la niña murmuró, volviendo su atención al frente como si estuviese pensando algo.
Algo que activó el sentido arácnido del castaño por una fracción de segundo.
-Por Dios! Hasta qué hora seguiremos dando vueltas y vueltas!? – a los cuatro vientos gritó el villano, levantándose y agitando su puño al cielo.
-Santa…- aún si no gritaba como el duende navideño, la párvula miró preocupada al arácnido.
Quien atinó a soltar un resoplo repleto de fracaso.
-Lo sé, lo sé….Agh! Un momento, ya sé cómo hallarlos! – realizando un gesto manual de calma, el castaño comentó, solo para después exclamar de alegría.
-De veras? – maravillada, Maggie preguntó, dando pequeños saltitos al bajar del regazo masculino.
-Así es! Para hallar Krakoa, solo debo pensar como Xavier! – orgulloso de su logro, el hermano de Teresa Parker declaró.
-Eso ni siquiera tiene sentido! – de inmediato protestó Mysterio.
-Cómo que no? Mírame! Mmh…soy Xavier, un calvo manipulador y me gusta fisgonear en las mentes ajenas…ESTÁ A UNOS KILÓMETROS DE DELAWARE! – ofendido por la falta de confianza que había para su persona, Peter procedió a emular la característica pose del ex paralítico al llevar ambas manos a las sienes, consiguiendo al final hipotetizar un destino.
Obviamente esto no fue del agrado para el "raptado" enemigo, mas nada pudo decir ya que el "trineo" empezó a volar a grandes velocidades ya que los primeros fuegos artificiales comenzaban a surcar los cielos nocturnos.
Al cabo de unos minutos, en medio del mar que costeaba la región dicha por Spiderman, una imponente masa térrea se movía muy lentamente, atrayendo instantáneamente la atención del trío.
-No. Puedo. Creerlo- parándose y caminando hasta el frente de la nave, Quentin admiró anonadado la nación mutante.
-Es Krakoa! – terminó por confirmar la niña que viajaba con el dúo de adultos varones.
-Ja! Y pensar que había gente sin fe entre nosotros…- lúdico, el trepa muros mencionó con sorna.
Eligiendo no retrasar más el esperado reencuentro entre la niña y sus padres, Peter sobrevoló la isla viviente ante la estupefacta mirada de los mutantes que detuvieron sus celebraciones, buscando con ayuda de la rubia el lugar donde residía. Localización que descubrió luego de rodear dos veces la inmensa nación, pues fácilmente uno podía perderse si no era un habitante o visitante usual.
-Allí! Es ese faro! – clamó, dando unos saltitos de emoción en su lugar, Maggie.
-Okay! Prepárense todos porque tendremos un aterrizaje limpio en los siguientes segundos! – calculando lo mejor posible el descenso en el peligroso risco, Parker expresó sonoramente.
Cauteloso y sin tratar de romper el vehículo bañado en ilusiones, "Santa Claus" logró aterrizar sin dilema alguno, percatándose posteriormente que varias personas habían salido a toda velocidad del edificio y se habían posicionado frente a ellos listos para luchar.
-Papá! Mamá! – con ayuda del hombre vestido de rojo y blanco, la pequeña niña bajó del trineo corriendo directo a los brazos de sus progenitores.
Siendo estos un dúo de rubios. El hombre, portaba una armadura rojiza con un blasón de león dorado en el peto. La mujer, por su parte, utilizaba un uniforme ceñido al cuerpo de color verde con delgadas franjas negras, donde su rasgo físico más característico eran las puntiagudas orejas.
-Maggie/Hija! – los progenitores de la infante clamaron emocionados entre las notorias muestras de miedo que sus ojos cargaban.
No tan lejos del reencuentro, el par de hombres que aún no descendían del trineo hizo frente a un trío de personas que lucían escépticos. Gente que era totalmente irreconocible para Quentin, mientras que Peter se mantenía callado con una ligera sonrisa en su cara al saber de quiénes se trataban, aunque no era capaz de explicar cómo dos de ellos estaban vivos.
-Ho, ho, ho! Feliz navidad! – exclamó el castaño, llevándose ambas manos al abdomen para emular la conocida presentación de Santa Claus.
-Quién eres? – frunciendo el ceño, un hombre de pelo azabache y delgado bigote inquirió.
-Vaya, parece que alguien no conoce a Santa! – persistiendo con su papel, lo que solo puso nervioso a su acompañante, Peter replicó jovial.
-Oye, araña…vámonos de aquí. Ya cumpliste el deseo de la niña…- acomplejado por la situación, Beck susurró entre dientes.
Lamentablemente, Mysterio a diferencia de su némesis no poseía una defensa natural contra los psíquicos, por lo cual ignoró en su totalidad el que dos mujeres hurgaran en sus recuerdos y alzaran las cejas en señal de asombro absoluto.
-Jamie, déjalo. Es Spiderman- la dama de cabello magenta notificó.
-Pero cóm…? – sorprendido, el nombrado estuvo a punto de preguntar.
-La mente de ese tipejo es demasiado endeble- espetó sin respeto alguno la otra fémina de cabello oscuro y rasgos orientales.
-Hey! – sintiéndose insultado, Mysterio protestó.
Solo para guardar silencio al instante tras notar que su némesis aún sostenía de forma amenazadora el bastón decorativo, indicándole tácitamente que no le faltara el respeto a las mujeres.
Resignado a que no podría mantener su identidad oculta con dos psíquicas inmiscuyéndose en la mente de Quentin, el subestimado héroe de Queens se apresuró en realizar los manierismos necesarios para hacerles entender que no debían de decir nada por la presencia de la pequeña niña. Algo que ellas entendieron, y luego golpearon en las costillas al único varón que les acompañaba cuando mostró renuencia.
-Entonces fue Santa Claus quien te trajo personalmente hasta Krakoa, hija? – sosteniendo en sus brazos a la niña, el hombre de cabellos rubios inquirió audiblemente, absteniéndose a indicar su reconocimiento al hombre disfrazado.
-Sí! Él y su ayudante, el duende gruñón, me trajeron hasta aquí! – asintiendo con fervor, Maggie expresó feliz, haciendo caso omiso a que su madre trenzara con cuidado el largo cabello que tenía.
-Hey! Qué les he hecho yo para merecer este trato?! – sollozó dramáticamente el maestro de las ilusiones.
-Ya, ya…pobre cosita fea- sin piedad por el villano, el hombre de bigote le dio unas apócrifas palmadas comprensivas en la espalda.
-Brian, Meggan, espero que no estén muy enojados por la desaparición de Margaret. Ella solo cometió un error y lo lamenta mucho. Incluso me prometió que se disculparía con todos ustedes por lo que hizo, o no es así? – demostrando nula preocupación por el amedrentamiento verbal que el Sinister Six sufría, Parker dirigió su palabra a los padres de la niña con la cual viajó por horas.
-Pues déjeme decirle, señor Santa, que mi hija realmente lo hizo. Incluso puedo decir que es la primera vez que lo hace- en una demostración que indicó de dónde heredó su inocencia infantil la párvula, Gloriana respondió en simultáneo que su copia pequeña sacudía en sentido afirmativo la cabeza.
-Entonces, si es así, creo que la señorita se ha ganado este precioso regalo- feliz de saber que su diminuta aliada en la inesperada travesía había sido honesta en su responsabilidad, Peter extrajo del interior de su saco rojo uno de los restantes obsequios que le sobraron de su trabajo voluntario en F.E.A.S.T.
Decir que la emoción expresada a través de los ojos de Maggie era sumamente radiante, sería una subestimación. Con solo verla así de jubilosa le enseño a Spiderman que todo había la pena. El frío de la noche, la carrera a contrarreloj, el tomar como aliado a uno de sus enemigos. Todo para solo regresar a una inocente chiquilla con su familia en un lugar que supuestamente debía de ser impenetrable para cualquier persona que no poseyera un genoma X.
Acto seguido, y previendo que una comitiva mutante vendría al faro para averiguar lo que ocurría, los propietarios de dicha zona invitó al dúo de adultos a que compartieran la noche con ellos pues a nada estaba de la medianoche. Quentin, a sabiendas que solo tenía un lugar al cual volver luego de que su némesis lo atrapara, aceptó gustoso. Peter, por su parte, lucía medianamente en conflicto, pues a pesar de saber que su tía estaba por reunirse con Anna Watson no quería dejarla sola en caso de que algo ocurriese.
Después de todo ella estaba en New York.
-Yo…- comenzó a expresar el cabeza de red para consternación de todos.
-Sería una buena oportunidad para ver este lugar. Después de todo no pudiste la última vez- años de luchar contra él le enseñaron a Beck el leer sus cambios de humor, lo que le ayudó a predecir lo que intentaba hacer.
-Me pregunto gracias a quién fue eso…- de inmediato refutó el arácnido por lo bajo.
-Oye, es cierto. Por qué no estuviste en la gala? Acaso no te llegó la invitación por correo? O simplemente decidiste ignorarnos? – recordando las quejas que Wolverine hizo aquel día, la fémina de cabello magenta quiso saber.
-Santa estuvo enfermo y le tomó mucho tiempo recuperarse. Creo que dijo algo relacionado a "coma"…- interrumpió Maggie, la cual intercalaba vistazos a los adultos y el paquete envuelto en papel llamativo que se le había prohibido abrir hasta que sea la hora justa.
-Espera Peter…estuviste en coma?! Qué te ocurrió?! – quien fue compañero de cuarto del nombrado debido a un intercambio cultural, preguntó.
Antes de que el interrogado pudiese responder, casi como en una premonición, su sentido arácnido se activó.
-Dijo que la Sra. Claus le hizo algo malo y tuvieron que separarse, por lo que está ahora solo en el Polo Norte. Yo no quiero eso, por lo que estoy dispuesta a ofrecer a mi tía Betsy o mi tía Kwannon como la futura Sra. Claus para que viva aquí con nosotros- vehemente, la niña comunicó mientras tomaba las manos de las psíquicas para guiarlas hasta donde el hombre disfrazado se hallaba.
Spidey, como era de esperarse, soltó de forma inconsciente el bastón navideño decorativo. Lo que consecuentemente llevó a que recibiera un inesperado golpe en el dedo pequeño del pie derecho, olvidándose por completo que por su fuerza sobrehumana los objetos parecían más ligeros de lo que en verdad eran.
-Maggie! – las dos mujeres en cuestión y el sobrino de May Parker exclamaron en simultáneo.
-Esa es una idea genial, hija! – inocentemente Meggan avaló el plan de la niña, lo que solo agravó más la situación para el trío afectado pues no sabían cómo disimular la vergüenza que tenían.
-Meggan! – reclamó al instante el esposo de la misma, en simultáneo que pensaba cómo desnucar a Jamie de nuevo y fingir que se trató de un accidente debido a las carcajadas que emitía.
Desconociendo qué hacer en una situación como la actual, un jocoso Mysterio optó por seguir al trío de héroes que eran guiados por la niña al interior del faro con el fin de celebrar la noche, principalmente porque los fuegos artificiales estaban siendo cada vez más notorios y numerosos en la noche nevada.
Sin embargo, todo terminó por sobrepasar a Quentin y Jamie, quienes soltaron sonoras carcajadas cuando la inteligente e inocente infante engañó al castaño y las dos psíquicas para que pasaran por debajo de un umbral de donde colgaba un muérdago que indicaba un claro propósito.
Y así fue cómo terminó nochebuena para todo el mundo.
Quentin Beck, AKA Mysterio, conoció después de tanto tiempo el verdadero significado de la navidad gracias a un inesperado encuentro con su némesis jurada, pasando una grata cena junto a una familia que le aceptó sin queja alguna. Después de ello, voluntariamente se entregó a la justicia local, donde rápidamente fue transferido a su contraparte no mutante en New York con el fin de ser trasladado a The Raft, lugar en el que narró su aventura nocturna al resto de los reclusos, valiéndole un linchamiento por los celos generados.
Felicia Hardy, AKA Black Cat, recibió una orden de allanamiento en su propio hogar a la mañana siguiente de navidad, siendo arrestada en consecuencia por la irrefutable presencia de pruebas que le inculpaban de un robo a una joyería de renombre. Algo a lo que ella negó con vehemencia, alegando que toda la semana había estado enferma y haciendo reposo. No obstante, los agentes se percataron de numerosos objetos en la residencia que habían sido sustraídos años atrás de museos, lo cual solo sumó más detenciones para la ladrona de cabellos blancos.
Los Fantastic Four descubrieron que habían sido robados, mas este pensamiento duró poco ya que una pequeña nota y varios obsequios envueltos en telarañas les indicó quién había sido el culpable de todo. Tranquilos y en pleno conocimiento de que no habían sido atacados en un momento privado donde abundaba la felicidad y familiaridad, el grupo heroico procedió a disfrutar el resto del día mientras se preguntaban cómo el arácnido amigo de ellos había sido capaz de conseguirles tales joyas exquisitas.
Norman Osborn, AKA Green Goblin, y Wilson Fisk, AKA Kingpin, fueron hallados por paparazzis a la salida de un hotel alojamiento con semblantes de total humillación. Solo investigaciones posteriores por parte del equipo periodístico, que no dejó de ser incisivo por ningún motivo, se supo mediante grabaciones en las habitaciones que ambos hombres de renombre en New York habían mantenido un amorío en plena nochebuena. Pese a ello, lo que más llamó la atención del público fue que cada uno llamara a su pareja por unos determinados nombres, siendo estos Emily y Vanessa.
La familia Braddock se mostró absolutamente agradecida con el hombre que les devolvió a su preciada hija, invitándolo de manera permanente al establecimiento brindado para ellos en Krakoa, sugiriéndole que actualmente era parte de la familia también como un nuevo tío. Noticia que Jamie Jr. no tomó demasiado bien en un comienzo, pero que molestia no persistió por más de diez minutos cuando frente a él Maggie se disculpó por sus actitudes y le abrazó con fervor.
Por último, Peter Parker despertó bajo el calor de una gruesas colchas suaves que rebosaban de una ligera fragancia floral que apenas perturbaba sus sentidos aumentados, sintiéndose asimismo mucho más relajado que nunca. Obviamente, un calor llegó a su cara en el instante que vio un par de brazos alrededor de su cintura, halándolo con insistencia para que abrazara a determinada mariposa mental de cabellera magenta que no quería perder su fuente de comodidad, al mismo tiempo que otra figura femenina de rasgos asiáticos buscaba pegar su espalda contra el torso masculino entre sueños. Lo único que sirvió de alivio para el castaño fue que todos estaban vestidos aún, pues no deseaba saber que se había aprovechado de ellas tras horas de festejos y conversaciones que poco a poco iban tornándose más íntimas. Sin contar que tampoco ansiaba satisfacer con prontitud el deseo de querer ser abuela que May tenía, primero quería que todas las partes estuviesen de acuerdo.
-Feliz navidad, Betsy. Feliz navidad, Kwannon- por lo bajo musitó el arácnido, al mismo tiempo que se dejaba acomodar entre ambas mujeres.
-…Feliz navidad, Peter- al unísono, quizás por el tiempo que compartieron un mismo cuerpo, las mutantes replicaron sonrientes.
Y bien gente, aquí se terminó este especial navideño de nuestro querido héroe arácnido!
Qué les pareció?
Se esperaban algo parecido para estas fechas?
Gustó que Peter fuese Santa en esta ocasión?
La gente que fue castigada sabrá que todo se debió a Spidey?
Mysterio sobrevivirá a la ira de Kingpin y Green Goblin cuando sepan que acató órdenes del trepamuros?
Betsy y Kwannon habrán aceptado ser las futuras Señoras Claus?
Todos en Krakoa habrán recibido algún regalo por parte de Peter?
En fin, como siempre les digo, sean tan amables de dejar sus comentarios, críticas, preguntas, opiniones, etc. Solo de esta manera yo podré saber lo que desean para mis fics.
Saludos, hasta la próxima y feliz navidad!
