Aclaraciones:
1.- Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Reiji Miyajima.
2.- Hay lemon explicito.
3.- Es mi primer one-shot, así que espero que lo disfruten.
4.- Perdonen por las posibles faltas de ortografía.
Una fría y cálida noche.
¿Alguna vez has pasado por un momento muy incómodo? O creo que una mejor pregunta sería… ¿Cuál ha sido el momento más incómodo por el que has pasado?
Si no has pasado por eso todavía, entonces te digo que eres la persona más suertuda… al menos, de momento. Porque, justo ahora, estoy viviendo el momento más incómodo de toda mi maldita vida. Tal vez te preguntes el por qué digo esto, pues es bastante simple.
En primer lugar, hoy es 24 de diciembre, es decir, nochebuena. Normalmente celebraría junto a mi familia, pero salieron de viaje y no regresaran hasta un día después de navidad. Fue entonces que mi mejor amigo, Kibe, me invitó a una reunión que se llevaría a cabo entre mis viejos compañeros de clases.
Nunca fuí alguien popular, así que la mayor parte del tiempo sólo estuve con mis amigos o sin hablar con nadie.
Ese es mi primer problema.
En segundo lugar, frente a mí se encontraba… mi ex novia, Chizuru Ichinose.
Ese es mi segundo problema.
Si hubiera sabido que ella vendría a la reunión, entonces no habría venido y así me evitaría esta situación. Habíamos comenzado a salir a mediados de nuestros segundo año de universidad y duramos como novios hasta nuestra graduación. No voy a negar que esos fueron los mejores años de mi vida, pero todo terminó cuando me enteré que ella se iría a Estados Unidos para perseguir su sueño de ser actriz. Quizás crean que termine con ella porque no estaba dispuesto a mantener una relación a distancia, ¡Pero están equivocados! Yo estaba dispuesto a eso e incluso trabajar duro para reunir suficiente dinero y viajar a América, todo con tal de estar a su lado. Sin embargo, ella no parecía querer eso. ¿Cómo lo sé? Simple, porque me enteré que ella se iba el mismo día que partía su vuelo… y también fue ese día en que ella terminó conmigo.
Y la cerecita en el pastel fue el hecho de que ella venía acompañada… ¡de su nuevo novio!
Vale, ¡tengo muchos problemas!
Su nombre era Umi Nakano y parece ser que lo conoció durante su estancia en Estados Unidos. Ambos estaban en el negoció de la actuación, aunque solo habían participado en obras de teatro y con algún papel de menor relevancia en algún programa de TV o de alguna película. Se notaba lo unidos que eran y si eso no fuera suficiente para que me den ganas de darle una paliza, ¡aquel sujeto era miles de veces más guapo que yo! Además, se notaba que era alguien muy educado y amable. Era la pareja ideal para cualquier mujer, o al menos para la mayoría.Y pude notar que no era el único que sentía celos por la facilidad que tenía ese tipo para cautivar el corazón de las mujeres que estaban en la reunión.
Desde que llegaron, Chizuru y yo no nos hemos dirigido palabra alguna. Tampoco habíamos hecho contacto visual, pues ella parecía querer ignorarme por completo. Yo traté de hacer lo mismo, pero no pude evitar mirarla de reojo y quedarme estupefacto de su belleza. Sin duda alguna, se había vuelto más hermosa de lo que recordaba. Su larga cabellera marrón y sus deslumbrantes ojos del mismo color, sus delicados y sensuales labios color cereza, su blanca y tersa piel, su espectacular figura y su toque único para vestir a la moda.
Seguía siendo la mujer más hermosa que he tenido el placer de conocer. También seguía siendo la dueña de mis sentimientos y la encargada de destrozar mi corazón.
Desde que nos separamos, no he vuelto a salir con ninguna chica. No porque fuera feo (al menos no mucho), sino porque no sentía la misma chispa que tenía con Chizuru. Era la chica de mis sueños y por la que daría todo.
Vaya que el alcohol ayuda a sacar a flote tus más tristes pensamientos.
-Veo que no estás de muy buen humor, Kazuya.- Dijo Kibe, casi en un susurro y tomando asiento a un lado de mí.
-¿Yo? No~, como crees…- Respondí, con un tono evidente de sarcasmo.
-Oye, si hubiera sabido que vendría, creeme que no te hubiera invitado.- Se notaba la sinceridad en sus palabras.
-Ah~, solo olvídalo, ¿de acuerdo?- Dije, resignado a la situación en la que estoy. Solo me dispuse a seguir bebiendo de mi tarro de cerveza.
-Por cierto, ¿cómo van las cosas con Mami-chan?-.
Su pregunta me tomó por sorpresa e hizo que me atragantara un poco con mi bebida. De reojo pude ver una sonrisa burlona dibujada en su estupido rostro. Estaba claro que se estaba divirtiendo por mi reacción.
Mami Nanami fue una de nuestras compañeras de clase y era conocida por toda la universidad por su belleza y carisma. Sorprendentemente, logré hacerme su amigo y, por más irreal que suene, soy una de las pocas personas que aún sigue manteniendo contacto con ella. Aun sigo sin creer que mantenga mi amistad con la que era una de las chicas más populares de la universidad. Sí, escucharon bien: amistad.
-*cof, cof* ¿D-De qué diablos estás hablando?- Pregunté, un poco enojado y recuperándome de la tos.
-Vamos, no te hagas el que no sabe~.- Kibe volvió a insistir mientras posaba uno de sus brazos alrededor de mi cuello.
-Ya te he dicho que ella y yo solo somos amigos. Punto y final.- Repliqué con enojo las insinuaciones de mi mejor amigo.
Y es cierto. Los 2 solo mantenemos una linda amistad y eso es todo. Admito que al principio sentía una atracción leve hacía ella, más que nada por lo linda que era (sí, lo sé, era un asco de persona antes), pero con el tiempo nos fuimos conociendo mejor y logré encontrar en ella una gran amiga que apreció mucho.
Ella se encuentra afuera trabajando fuera de la ciudad, pero le va bien, por lo que ella me ha dicho.
-Esta bien. Si sigues insistiendo en eso, entonces ya no diré nada~.- Siempre que Kibe comienza a beber mucho, empieza a soltar cada estupidez que se le cruza por la cabeza. -Te dejaré solo, en tu pobre y triste soledad.-.
-Wow, que gran amigo eres, eh. No sé que haría sin tí… tal vez liberarme de tus idioteces cuando estás borracho.- Respondí. Pero a pesar de eso, sigue siendo un gran amigo en el que puedo confiar.
Estaba por volver a tomar mi cerveza, cuando noté que Chizuru me estaba mirando, con una expresión entre seria y enojada. Ella rápidamente se dio cuenta de que la había visto e inmediatamente desvió la mirada. No sé por qué hizo eso. No creo que haya escuchado sobre mi pequeña charla con Kibe… ¿cierto?
Quiero decir, hay mucho ruido alrededor y nosotros hablamos algo bajo para que no nos escucharan. Aunque ella siempre me sorprendió por su gran audición cuando eramos pareja.
La reunión siguió, sin muchos problemas, hasta altas horas de la noche. En este punto, ya todos estaban con una gran cantidad de alcohol en sus cuerpos. Yo, por otro lado, me había moderado y solo bebí lo necesario para no acabar haciendo alguna estupidez. Ya había pasado por malas experiencias y aprendí de ellas.
Sin embargo, yo no era el único que mantenía cierto nivel de sobriedad, pues Chizuru y su pareja tampoco bebieron mucho y seguían demostrando lo muy cercanos que eran, contando sobre algunas de sus anécdotas desde que se conocieron y utilizando apodos entre ellos. Eso de verdad empezaba a hartarme.
Después de un rato escuchando sus estúpidas historias, decidí tomar un poco de aire fresco. Me levanté y me dirigí a la salida del establecimiento, ignorando la mirada serie de mi ex, que no hacía más que hacerme sentir presionado. Cuando salí a la calle, al fin pude sentir como el ambiente sofocante del lugar había desaparecido y pude sentirme en paz. El clima era muy frío pero prefería estar aquí que volver a entrar y ver como mi ex se la pasaba de maravilla con su nuevo novio. Verla sonreír una vez más me hizo recordar la época en la que estuvimos juntos. Aún recordaba el tacto de sus manos cuando nos tomábamos de la manos, el dulce sabor de sus labios, la calidez con la que ella me abrazaba, el calor de su cuerpo y el embriagador olor que desprendía cada vez que hacíamos el… ¡Ahhh! ¡¿Por qué demonios estoy recordando todo eso?!
Ya pasó mucho tiempo y aún no he podido olvidar todo lo que sentí por ella, mientras que ella ya lo superó y siguió adelante. De verdad soy patético.
Aún no sé por qué sigo en esta reunión. Todos se la están pasando genial sin necesidad de que yo esté presente, tal vez solo debería irme y esperar en solitario a que este día termine pronto. Vaya día de mierda.
-Sí que hace frío… ¿eh?- Dijo una persona detrás de mí.
Me quedé sorprendido, pero no por las palabras, sino por la persona que las había dicho. Estaba de espaldas, por lo que no pude ver su rostro, pero supe quien era de inmediato por su voz… por su bella y dulce voz. Lentamente dí media vuelta y me quedé petrificado por su mirada. Ser el blanco de esos preciosos ojos hizo latir mi corazón como loco.
-Olvidé cómo se sentía el clima en esta época del año en Japón.- Volvió a decir, metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo rojo vino. -No hace tanto frío como en Estados Unidos, pero dan ganas de tomarse un rico chocolate caliente.-.
Camino un poco hasta quedar a mi lado, claro que unos centímetros alejada. Yo seguía sorprendido de que ella por fin me dirigiera la palabra, pero… ¿por qué lo hace? ¿Por qué ahora sí me habla?
-Oye, ¿tan siquiera estás escuchándome?- Preguntó, ahora mirándome molesta.
-¿Eh…? S-Sí, te estoy escuchando…- Aún seguía con varias cosas pasando por mi cabeza que apenas eso fue lo único que pudo salir de mis labios.
-Cielos… Aún sigues siendo muy distraído.- Ella soltó un suspiro de resignación por mi respuesta. -Ah, ahora quiero un chocolate caliente.-.
-Bueno, si quieres uno… hay un nuevo StarCoffee cerca de aquí.- Contesté de la manera más simple posible, ya que no quería que se diera cuenta de lo nervioso que me estaba sintiendo en ese momento.
-¿Ya abrieron otro, en serio?- Preguntó, sorprendida ante la noticia. -¿Pues cuántos han abierto ya desde que me fuí?-.
-Bueno, esa es la magia de las mega empresas que destruyen nuestro vecindario… siempre habrá un local cruzando la calle.- Dije en forma de broma.
Fue entonces que pude escucharla de nuevo. Su risa era algo que me encantaba escuchar siempre, nunca me cansaba de hacerlo. Escucharla reír así… llenaba mi corazón de alegría.
-Jaja, en eso tienes razón.- Contestó mientras continuaba riendo un poco más.
Al verla en ese estado, mi mente, automáticamente, me llevó a esos preciosos recuerdos en los que nosotros solíamos divertirnos mucho. Ya fuera en nuestras citas o cuando nos reuníamos para estudiar, siempre terminamos echando algunas risas y haciendo alguna que otra tontería, como los tortolos enamorados que fuimos alguna vez. ¡¿Por qué demonios tengo que recordar esto?!
-Y dime, ¿cómo ha estado tu familia?- Dijo Chizuru mientras dejaba de reír. Ahora el ambiente entre ambos se sentía más calmado. -¿Cómo sigue la abuela Nagomi?-.
-Oh, ellos se encuentran bien. Mi abuela… bueno, sigue siendo la misma de siempre.- Respondí. -Igual de imperativa y mandona.-.
-Me alegro mucho de escuchar eso. Espero tener la misma energía que ella cuando llegué a esa edad.- No sé si era solo mi imaginación, pero se notaba un poco más alegre.
-Yo ya quisiera tener su misma energía en este momento.- Dije mientras llevaba mis manos hacía atrás, para después intentar tronarme la espalda. -Siento que me estoy haciendo viejo más pronto de lo normal. A este paso me seré el anciano más joven del mundo.-.
-Jaja, eso no tiene ningún sentido.- Volvió a reírse debido a lo tonto que había sido mi comentario.
Yo sé que lo que dije no tiene sentido y que es algo muy estupido, pero si de esa forma puedo escuchar su risa, entonces no me importa decir algunas estupideces más.
Aún no entiendo el por qué está teniendo este agradable momento conmigo. Es decir, en la fiesta ella no me habló y evitaba mirarme a los ojos en todo momento. Pero ahora era como si pudiéramos hablar sin ningún problema, como si nada hubiera pasado. Era como si hubiésemos regresado a la época donde éramos una pareja. Sin embargo, ese solamente es un estupido sueño mío. Quisiera abrazarla para darle calor… quisiera tomar su mano para que se sienta segura… quisiera besar sus labios, sus mejillas y su pequeña nariz… quisiera ver su lindo rubor que la hacía ver infinitamente tierna… ¡Quería volver a su lado!
-¡Oye!- De repente sentí un pequeño dolor en una de mis mejillas, por lo que solté un pequeño quejido de dolor. Al ver mejor, note que Chizuru me había dado un pequeño pellizco y tenía una expresión molesta dibujada en su cara. -¿Me estás ignorando de nuevo?-.
-¿Eh? N-No, l-lo siento…- Me disculpe, tratando de controlar los nervios que sentía por su mirada seria, desviando la mirada hacía el suelo. -So-Solo estaba p-pensando algunas… cosas…-.
-De acuerdo…- Chizuru no parecía del todo convencida por mi respuesta. -Pasando a otra cosa… hay algo que quería preguntarte.-.
Sus palabras captaron un poco mi atención. Levanté la mirada para verla a los ojos, pero ahora era ella quien desviaba la mirada y se cubría parte de su rostro con la bufanda que traía. No sé si fue mi imaginación, pero pude ver, por un segundo, que sus mejillas parecían haber tornado un leve tono rojo. Chizuru parecía estar meditando sobre si hacer su pregunta o no. Yo solo me mantenía callado y atento a lo que me diría a continuación. No obstante, cuando la ví decidida a hablar, algo la interrumpió. Su celular comenzó a sonar, así que lo sacó de su bolsillo y pude notar que se trataba de un mensaje. Fue por un segundo, pero logré ver que la persona que le mandó dicho mensaje era Nakano.
Eso me hizo sentir como si un balde de agua fría cayera sobre mi cuerpo y me trajo de vuelta a la realidad. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué sigo pensando en ella de una forma tan… cursi? Chizuru ya superó nuestro rompimiento, ella siguió adelante y encontró a alguien con quien hacer su vida. Es obvió que solo está hablando conmigo por lastima, para asegurarse de que todo entre nosotros estuviera bien y no hubiera ningún resentimiento de mi parte. Sí que soy un ingenuo por seguir pensando que aún tengo otra oportunidad para estar con ella.
¡Estoy hablando de Chizuru Ichinose! La chica más hermosa que ha pisado este mundo, fácilmente podría pasar como un ángel caído del cielo, y estoy seguro que no soy el único que se ha dado cuenta de ello. Además, debió de haber tenido muchos pretendientes, mucho mejores que yo y antes de que conociera a su novio. ¡Y esa es otra cosa! Su novio es un gran partido y lucen tal para cual. A ambos les gusta la actuación, son guapos y, por lo que pude escuchar en la fiesta, son muy unidos.¡Está claro que ella es felíz con su nueva vida!
Y tengo que aceptarlo…
-Creo que debes regresar…- Hablé una vez aclaré mis pensamientos. Ella me miró extrañada, mientras que yo solo desvié la mirada hacía el suelo. -Deben de estarte esperando. Yo acabó de recordar que tengo cosas que hacer mañana, así que ya me voy.-.
Dicho eso, comencé a caminar en dirección contraria a la que ella estaba, a un paso lento y con los ánimos bajos.
-E-Espera…- Chizuru parecía que trataba de que me detuviera, pero no hice caso a sus palabras.
-Lo siento, es solo que no quiero arruinar el agradable ambiente que hay allí adentro.- Dije, tratando de que mi excusa sonara convincente. Simplemente, no quería entrar y ver como volvía al lado de su pareja. De tan solo pensarlo, mi estómago se revolvía. -Cuidate, Chizuru, y que tengas una feliz navidad… Adiós.-.
Sin más dilación, me dispuse a irme hacía mi casa de una vez por todas. Quería sumergirme en la soledad de mi departamento y tratar de olvidar este maldito día. Parece como si al mundo le gustara verme infeliz… no sé por qué eso ya no me sorprende. Pero antes de que pudiera seguir con mi camino, sentí como algo me sujetaba de una de las mangas de mi chamarra. Al girar un poco mi cabeza, me encontré con la sorpresa de ver a Chizuru, sujetándome con más fuerza y con el rostro levemente sonrojado, pero cuya mirada era una que denotaba seriedad.
-¿Tú e-estás saliendo… con ella?-.
Su pregunta me dejó confundido, a lo que ella solo desvió la mirada para evitar hacer contacto visual conmigo. Realmente no entiendo el motivo de su pregunta… ¡Ni siquiera sé qué es lo que quiso decir! ¿a quién se refería con "ella"?
-¿A… A qué te refieres?- Pregunte, tratando de entenderla un poco mejor.
-Y-Ya sabes…- Parecía muy nerviosa y titubeaba mucho. Se notaba que le costaba decir lo que pensaba. -¿Tú y M-Mami-san… están… saliendo?-.
A pesar de responder mi pregunta, seguía estando confundido. ¿Qué tenía que ver Mami en esto? Acaso… ¿Ella sí escuchó mi conversación con Kibe? Pero si así fuera, ¿por qué hace esa pregunta en un momento como este?
-Te escuche hablando con Kibe-san sobre Mami-san… y me dio curiosidad.- Chizuru volvió a tomar la palabra, aun con el rostro levemente sonrojado. -¡Pero no es que me importe o algo por el estilo!-.
Sus palabras tuvieron cierta reacción en mi interior, una no tan positiva.
-Entonces, si no te importa, ¿por qué debería de contestarte?-.
Sí, sé que puedo parecer como un cretino o un grosero, pero el solo hecho de recordar que ella ya esta con alguien mientras que yo aún continuo luchando por superarla (más el alcohol que bebí recorriendo mis venas), hizo despertar cierto enojo que tenía guardado en mi interior.
-¿Qué?- Su expresión se había tornado en una de asombro.
-Tú misma lo dijiste. Esto no es algo que tenga que ver contigo, por lo que no me veo en la obligación de responderte, ¿verdad?- Respondí con la misma seriedad que antes y mirando hacía el suelo, una vez más. -Así que… ¿puedes dejarme ir, por favor? Además, tienes que regresar pronto… te están esperando.-.
Logrando zafarme de su agarre, reanude mi camino hacía mi casa. Dí un par de pasos cuando volvía sentir otro agarre, solo que esta vez era sobre mi mano izquierda. Era un agarre firme pero suave a la vez, era cálido y muy nostálgico. De nuevo, giré mi cabeza y me encontré, otra vez, con Chizuru.
Pero esta vez sus ojos eran cubiertos por algunos mechones de pelo y ya no parecía estar temblando, ni por el frío ni por los nervios. Eso me mantenía intrigado. Se mantuvo así por unos cuantos segundos, hasta que por fin decidió hablar.
-Solo contéstame… por favor.- Repitió su petición, pero esta vez sin titubear y con un tono más serio, aunque se podía escuchar un poco de desesperación en su voz.
Su agarré se hizo más fuerte, no estaba dispuesta a dejarme ir tan fácilmente. Yo quería irme de ahí, pero verla tan determinada a no dejarme escapar me hizo seder. Solo espero que esto terminé pronto.
-*Suspiro* No, no estoy saliendo con Mami. Es más, no he salido con nadie desde que rompimos.- No sé por qué dije eso último. Creo que era algo que necesitaba sacar de mi mente, de una vez por todas.
-¿Eh?- Chizuru lucía genuinamente sorprendida de mis palabras. -¿No has salido con nadie…?-.
-Sí…- Conteste pesadamente. La mire de reojo y ella mantenía su expresión de sorpresa. -Lo siento. No todos somos atractivos y tenemos miles de pretendientes al día.-.
-¿De qué estas hablando?-.
Antes de contestar, me dí cuenta de una cosa: me estaba dejando llevar por mis celos. Es cierto, ella es libre de hacer su vida como quiera, pero no puedo evitar sentirme celoso al imaginar a Chizuru siendo rodeada por todos sus pretendientes idiotas. ¡Tenía que mantener el control!
-Oye, Chizuru, yo lo siento… Es solo que… la razón por la que no he salido con nadie, aparte de mi fealdad, es porque yo no he vuelto a sentir con nadie lo que sentía por tí...- Sentí mis mejillas calentarse por mis palabras. Tal vez sea por las cervezas que bebí. -Ni lo que aún siento.-.
De acuerdo, sí son los efectos del alcohol los que me hacen decir todas las cosas que siento en mi corazón. Siempre me vuelvo un parlanchín cuando bebo en exceso, y esta no era la excepción.
-¿Lo qué aún sientes…?- Preguntó ella, mantieniendo su agarré.
-¡No, nada! S-Solo olvida eso último.- Traté de alejarme de nuevo, pero seguía sin aflojar su agarre.
-Por favor, mírame.- No quería hacerlo, pero Chizuru, colando su mano libre sobre una de mis mejillas, me hizo mirarla a los ojos y me quedé estupefacto por el brillo en sus ojos que acompañaba su evidente sonrojo. -¿Qué quisiste decir con eso?-.
Mi corazón no dejaba de latir desenfrenadamente, hasta el punto de sentir que saldría de mi pecho en cualquier momento. Hasta hace poco me rehusaba a decirle cómo me sentía y olvidarlo todo, pero su mirada… ¡Dios, su mirada! No pude resistirme más. Si ella quiere saberlo, ¡entonces se lo diré todo!
-Quiero decir que no he dejado de pensar en tí, ni un solo día desde que terminamos. Aun recuerdo todos los momentos que pasamos juntos: cada una de nuestras citas, nuestras sesiones de estudio, todas las noches que… "dormimos" juntos.- De solo recordar eso último, mi cara se sentía completamente caliente pero no iba a detenerme. Además, el ver como su cara también se tornaba completamente roja me hizo saber que no era el único que se sentía avergonzado por eso. -Cada vez que reíamos, cada vez que llorábamos, cada momento feliz o triste que afrontamos juntos. Simplemente, no puedo olvidarlo tan fácil por lo mucho que significa para mí… Pero sé que debo de hacerlo.-.
Chizuru volvió a mostrarse confundida a causa de mis palabras. Yo solo le mostré una pequeña sonrisa, tratando de ocultar el gran dolor que sentía en mi corazón.
-Siendo sincero, esos fueron los años más felices de mi vida, pero eso fue hace mucho tiempo y sé que cada uno ha hecho su vida por separado. Tú en Estados Unidos y yo aquí…- Sentía que mi voz iba a apagarse en cualquier momento, pero supe mantenerme firme. -Se nota lo bien que te va, incluso has encontrado a alguien genial para que esté a tu lado. Odió admitirlo, pero Nakano-san parece ser alguien muy amable… Lo que trató de decir es… *suspiro* Quiero que seas muy feliz, porque alguien tan maravillosa como tú se lo merece. Sé que fuí y sigo siendo un idiota, tal vez no te dí el amor que tú te merecías. Por eso espero que encuentres a esa persona correcta que estará a tu lado… por siempre. Ja, aunque ya la encontraste y de seguro él se siente muy afortunado por estar contigo.-.
No voy a mentir, quería llorar. Tuve que utilizar toda mi fuerza de voluntad para no dejarme derrumbar por la tristeza y soltar todas mis lágrimas de frustración y dolor. Chizuru no me dirigía la mirada, los mechones de su pelo volvían a ocultar sus ojos con una sombra. Esperaba que con eso ella me dejará ir por fin y así, cada uno, ir por diferentes caminos. Pero, por alguna extraña razón, su manó continuaba aferrada a la mía. Incluso pude sentir como ponía más presión sobre mi mano.
-¿De verdad crees eso…?- Fueron las palabras que salieron de sus labios.
Eso no me lo esperaba. Creí que solo me diría que estaba bien y me dejaría ir, no que me hiciera esa pregunta.
-¿Qué no he sido feliz a tu lado?- Antes de que pudiera hacer algo, hizo otra pregunta. Pero, a diferencia de antes, lucía… ¿molesta? -¿De verdad crees que no me has dado suficiente amor? ¿Crees que no he encontrado a esa persona especial, mucho antes de irme al extranjero? Pues dejame decirte algo, idiota, ya encontré a esa persona y su nombre es ¡Kazuya Kinoshita!-.
¿Qué fue lo que dijo…?
¿Acaso esto es un sueño o en verdad está pasando? No podía moverme o decir nada, quería hacerlo pero no podía. Estaba petrificado. La mirada en el rostro de Chizuru denotaba enojo, y lo podía ver claramente por lo cerca que estaba su rostro del mío. Podía sentir su respiración y el calor que emanaba de su rostro. ¿O quizás era de mi rostro?
-Dices que puedes ser un idiota y es cierto, muchas veces haces o dices alguna estupidez.- Sus palabras me hicieron sentir algunas puñaladas en mi corazón, -Pero no eres el único idiota aquí, pues yo también soy una idiota… por haber cometido la estupidez de alejarme de ti.-.
-¿A-Alejarte?- Me sentía confundido cada vez más.
-Cuando me ofrecieron la oportunidad de ir a Estados Unidos, pensé que este era un gran paso para avanzar en mi meta de ser una gran actriz, así que acepté sin dudarlo. Ese mismo día quería decirte la gran noticia, pero antes de hacerlo, tuve un mal presentimiento y una aterradora idea cruzó por mi mente: Si me iba a América, eso significaba que tendríamos que separarnos. Claro que podíamos tener una relación a distancia, pero, por lo que he escuchado, eso siempre termina muy mal, ya fuera por la falta de afecto o por la infidelidad por parte de alguno de los 2.-.
-¿Tú creías que te iba a engañar?- Me sentí un poco ofendido por esa idea.
-¡Claro que no! Y yo tampoco te engañaría, ¡nunca!- Contestó mientras sentía como apretaba cada vez más mi brazo. -Pero… no pude evitar pensar en eso. Con solo pensar en lo distanciados que estaríamos, me hizo sentir insegura y temerosa de que alguien se te insinuara mientras yo no estuviera. Tú eres alguien asombroso, Kazuya, eres una persona amable, decidida, que ayuda a todos los que lo necesiten, te preocupas por aquellos que te importan, siempre luchas hasta el final y te esfuerzas por darlo todo y más. Eres una persona maravillosa de la que cualquier chica se enamoraría si te conocieran un poco más. Yo lo sé muy bien.-.
Si mi rostro ya estaba suficientemente rojo, ahora mismo sería un tomate con patas.
-Entonces tuve otra duda… Yo no sabía cuánto tiempo estaría fuera de Japón y te estaría obligando a esperar a alguien que no podrías ver ni tocar, de manera presencial, claro. Pudimos haber hablado por videollamada, pero no sería lo mismo y, poco a poco, estaríamos cada vez más ocupados. Ya no tendríamos el mismo tiempo que antes. Todo lo que hicimos alguna vez, ya no lo volveríamos a hacer por un largo tiempo.- Alejo un poco su rostro, como si quisiera evitar que notara las lágrimas que se asomaban por sus ojos. -Y luego tuve una estúpida idea… Si terminabamos, entonces tendrías la oportunidad de encontrar a alguien más con la cual pasar el resto de tu vida, sin verte obligado a estar separado de ella. Quizás serías más feliz que con una tonta y desastrosa relación a distancia.-.
Ella trataba de ocultar cómo se sentía con una sonrisa, pero no me engañó para nada. Sus ojos brillosos y con evidentes lágrimas, a punto de deslizarse por sus mejillas, y su voz entrecortada, me dio a entender que también se sentía dolida.
-Y fue así que llegué a la estúpida decisión de terminar con nuestra relación. Por mis inseguridades, mis miedos… y por mis deseos de verte feliz.- Sus hombros, al igual que el resto de su cuerpo, temblaba a cada segundo. -*sniff* ¿Verdad que soy una idiota?-.
Estaba sin palabras. Ahora entendía la razón de por qué ella decidió terminar conmigo y lo único que podía pensar era que… ¡No fue mi culpa! Me sentía muy alegré por saber que no había arruinado las cosas. Al menos no mucho. Pero mi alivio no duró mucho, ya que Chizuru parecía estar haciendo todo lo posible por no llorar. Y eso no podía soportar verlo.
-Ahora es mi turno de preguntarte.- Me acerqué más a ella y con mi mano libre sujeté su otra mano, tomándola un poco por sorpresa. -¿Tú crees que no estaría dispuesto a tener una relación a distancia con la chica que cambió mi mundo para bien? Si yo soy una buena persona, tú lo eres miles de veces más. Siempre he admirado tu pasión por la actuación y sin importar cuantas veces caigas, consigues levantarte e intentarlo otra vez. Eres hermosa, inteligente, elegante y un poco tsundere.-.
-¡Oye!- El reclamo de Chizuru, más su tierno puchero, me dieron ganas de seguir molestandola. Aunque sea solo un poquito.
-Lo siento, lo siento.- Me disculpe, antes de que quiera darme un golpe. -Pero no miento cuando digo que eres la novia que todo chico sueña tener. Además, estaba dispuesto a esperarte todo el tiempo que fuera necesario, es cierto que me sentiría un poco solo y algo celoso, pero yo siempre he confiado en tí. Incluso estaba dispuesto a viajar a América, solo para estar a tu lado.-.
-¡¿Eh?! Pero tu familia…-.
-Creeme, ellos hubieran estado de acuerdo con mi desición.- Sabía que ella preguntaría sobre ellos, así que respondí antes de que terminara su pregunta. -Es más, mi abuela me hubiera llevado a patadas a Estados Unidos si yo no tomaba la iniciativa.-.
Junte mi frente con la suya, haciéndola estremecer un poco y son apartar mis ojos de los suyos.
-Porque, después de todo, tú eres el amor de mi vida.-.
Sentí como su respiración se entrecortaba y su rostro tomaba un tono rojizo similar al mío, acompañado del sonido provocado por los latidos de nuestros corazones.. Este momento era verdaderamente mágico. No quería que esto acabase nunca. Luego de unos segundos, comenzó a reírse.
-Jajaja siempre diciendo cosas tan vergonzosas.- Acercó un poco más su rostro, haciendo que nuestras narices choquen suavemente. -Aunque esa es una de las cosas que amo de tí.-.
¡De verdad esto no puede mejorar!
-Por cierto, ¿ya te diste cuenta de lo que hay encima de nosotros?- Dijo en un casi susurro.
Ante su pregunta, levanté la cabeza con un poco de dificultad, ya que estaba callendo algo de nieve sobre nosotros. Estaba tan absorto con el asunto de Chizuru que no me dí cuenta cuado comenzó a nevar. Entrecerrando los ojos y con algunos copos de nieve obstruyendo mi campo de visión, pude ver que en cima de nuestras cabezas, a escasos metros, que había algo colgando de las ramas del árbol más cercano a nosotros. No podía ver con mucha claridad qué era exactamente, pero me daba una ligera idea de lo que era.
¿Acaso eso era…?
-¿Eso es muérdago?- Pregunté, tratando de confirmar que estaba viendo bien. Pues es algo normal ver muérdago en esta época del a…
Espera… ¡¿Qué?!
-Así es.- Esa era la respuesta de Chizuru.
Baje mi mirada para verla mejor, quien, de un segundo a otro, me tomó del rostro con sus manos y, en un movimiento inesperado, estampo sus labios con los míos.
¿Esto en verdad está pasando? ¿De verdad no estoy soñando? Chizuru Ichinose, la mujer de mis sueños, está besándome. Luego de muchos años soy capaz de sentir sus labios, sus suaves y sensuales labios. Su textura no había cambiado mucho y rápidamente caí rendido ante su beso. Pude sentir como soltaba mis manos para poder rodear mi cuello con sus manos, mientras que yo rodeaba su cintura y la pegaba más a mi. El beso se intensificó a cada segundo, hasta el punto de que nuestras lenguas libraban una batalla dentro de nuestras bocas.
No quería detenerme. Lo único que podía pensar era en la increíble sensación que sentía en ese momento. Una sensación nostálgica me invadió y me motivó a continuar. No fue hasta que la falta de oxígeno comenzó a afectar nuestros pulmones, haciendo que nos separemos a la fuerza. Nuestras respiraciones agitadas y los latidos desenfrenados de nuestros corazones hicieron de eso algo tan memorable.
Y algo excitante.
-Kazuya…- Volvió a acercar su rostro al mío, llegando a rozar nuestros labios. -¿Aún vives en el mismo departamento?-.
…
Apenas llegamos a mi departamento, nos sumergimos en un mar de besos y placer que se iba intensificando con cada caricia y gemido. No demoramos mucho en desprendernos de cada una de nuestras prendas de vestir, y quedé maravillado ante la hermosa vista que presenciaba mis ojos. El cuerpo desnudo y erótico de Chizuru estaba una vez más frente a mi. Sus pechos bien formados, su delgada cintura seguida de su ancha cadera, su firme trasero, sus largas y sensuales piernas, y su mirada que denotaba lujuria y desesperación.
¡Maldición! Apenas podía contener mis deseos de hacerla mía, como en los viejos tiempos.
-Kazuya…- Posó sus manos sobre mis mejillas, haciendo que la mire a los ojos. Sus hipnotizantes ojos. -No me mires tanto… M-Me da vergüenza…-.
-L-Lo s-siento.- Me disculpe. -Es solo que… no he hecho esto desde hace mucho.-.
-Tranquilo.- Dijo mientras me daba un pequeño beso en los labios. -Yo tampoco he estado con nadie desde que rompimos.-.
Ella notó mi sorpresa en mis ojos, por lo que añadió.
-¿Ya lo olvidaste?- Chizuru tenía una sonrisa burlona en su rostro. -Te dije que la única persona que he amado has sido tú, Kazuya.-.
Sus palabras acabaron con los nervios que sentía y reanudaron mis ganas de continuar con lo nuestro.
Delicadamente, masaje su pecho con una de mis manos, recibiendo a cambio los suaves gemidos de Chizuru, que se intensificaban conforme más jugaba con ellos. Entonces se me ocurrió la brillante idea de acercar mi boca a uno de sus pezones y morderlo con algo de suavidad, lo que provocó un grito de placer por parte de Chizuru. Ese grito, ese pequeño grito, casi me hace perder la razón y ser más brusco con ella, pero quería hacerla sentir bien y aprovechar cada segundo con ella.
Jugue con sus duros pezones con mi lengua mientras acariciaba sus sexys piernas con las llemas de mis dedos. Solo escucharla gemir ante mis caricias me ponían cada vez más duro en la zona de mi entrepierna, hasta el punto de volverse un tanto doloroso.
Cuando mis dedos llegaron a su zona más íntima, lentamente, fuí estimulando con mi pulgar su clítoris mientras metía dos de mis dedos en su intimidad. No hace falta decir que Chizuru dio un grito de placer que me excito más. Su espalda se encorvó al mismo tiempo que su mirada parecía perdida y un pequeño hilo de saliva bajaba por un costado de su boca. Eso me hizo querer seguir jugando con ella.
Pase mi brazo por debajo de su cintura para luego agarrar uno de sus pechos, sujetándola con firmeza, y así poder continuar con mis caricias en su interior. Mientras hacía eso, fuí plantando pequeños besos en su cuello, ya que sabía que esa era una de sus partes más sensibles.
-¡Ahhh~… K-Kazuya~… Ahhh~...!- Quería que repitiera mi nombre durante toda la noche, así que aumenté el ritmo de mis dedos, entrando y saliendo de ella de forma más brusca. -¡Ahhh~... Ahhh~... Cre-Creo… Ahhh~ Que me… Ahhh~ Voy a… Ahhh~... V-V-Venir…!-.
Escuchar esas palabras no hicieron que me detuviera, al contrario, quería hacerla llegar al clímax. Pellizque con un poco más de fuerza uno de sus pezones mientras mordía suavemente el lóbulo de su oreja. Eso fue suficiente para que llegara a su orgasmo, soltando un largo y estimulante grito de placer. Saqué mis dedos de su interior y al instante ví como un gran chorro de sus fluidos salía disparado, mojando gran parte de mis sábanas.
Pocos segundos después, se desplomó sobre las sábanas y jadeando pesadamente, moviendo su pecho de arriba hacía abajo, siguiendo el ritmo de sus respiraciones entrecortadas.
Pensé en darle un pequeño descanso, pero antes de poder alejarme un poco, me rodeo con sus brazos y un pequeño dolor recorrió mi espalda cuando enterró sus uñas en mi espalda. No sé si era mi imaginación, pero parecía que en sus ojos se habían formado una especie de corazones y su mirada parecía más lujuriosa que antes.
Eso me dio un poquito de miedo.
-¿Chi-Chizuru?- Pregunté, un tanto temeroso.
-Ahhh… No creas que… Ahhh… te dejaré ir tan… Ahhh… fácilmente…- Se relamió los labios de una forma tan sexy, que me excito y me asusto al mismo tiempo. -Fueron 2 malditos años… Ahhh… Que no me sentía así de bien… Ahhh… Y quiero seguir disfrutándolo…-.
Con fuerza, cruzó sus piernas alrededor de mi cintura y acercó nuestras intimidades. Solté un gruñido de placer cuando mi entrepierna rozó con la suya, sintiendo los suaves pliegues de su intimidad. Después de eso nos miramos fijamente e instintivamente nos dimos un beso francés, envueltos en el calor de nuestros cuerpos y el sudor que recorría nuestra piel.
Sin esperar un segundo más, me posicioné, colocando mi falo en la entrada de su zona íntima y, con una fuerte estocada, introduje mi miembro dentro de ella.
Nos separamos del beso y dimos un grito que demostraba el placer que sentíamos en ese instante. Su interior era tan apretado, pero al mismo tiempo tan cálido y resbaladizo. Era una sensación tan reconfortante y tan placentera que no había sentido desde hace mucho. Sin más demoras, comencé a mover mis caderas. Nuestros gruñidos y gemidos inundaban la habitación, acompañados del sonido que provocaba el choque de nuestros cuerpos. Los ruidos retumbaban entre las 4 paredes de mi habitación y el sudor de nuestros cuerpos empapaban más las sábanas. El aroma de su cuerpo me embriagaba y hacía perderme en el deleite y la lujuria.
Chizuru dejaba salir sus gemidos sin ninguna pena, mientras apretaba mi almohada con todas sus fuerzas, como si tratara de liberar de alguna forma todo el placer que recorría cada parte de su cuerpo. Se veía tan indefensa y me hacía sentir como si fuera un depredador, encima de su presa. Su deliciosa y linda presa.
Volví a besar sus pechos, pero con más brusquedad, mientras los estrujaba con mis manos. Mi acción hizo que Chizuru empezará a dar gritos de completo placer, que estoy seguro que mis vecinos podrían llegar a escuchar. Pero eso me importaba muy poco, yo solo quería seguir disfrutando de este momento.
Con mi fuerza y tomándola de su cintura, logré levantar su parte superior y ahora ambos estábamos sentados, con ella encima de mí y sin sacar mi miembro de su cálido interior. De esta forma, tuve una mejor posición para saborear sus pechos, mientras ella se sostenía de mis hombros. Posee mis manos sobre su retaguardia y, moviendo nuestras caderas, reanudamos nuestras embestidas. Esta vez eran más bruscas y frenéticas, lo que nos inundó en un mar de placer todavía más profundo que antes. Eso lo sabía muy bien, ya que mi pene se hacía cada vez más grande (llegando hasta lo más profundo de ella) y de los ojos de Chizuru comenzaban a surgir pequeñas lágrimas. Pero no lágrimas de dolor o tristeza, sino de felicidad y placer.
Después de un rato, sus movimientos erráticos y su mirada perdida me daban a entender que estaba llegando al orgasmo, de nuevo. Y no era la única. Yo también estaba a punto de llegar a mi clímax, así que me acerqué a ella y la besé una vez más, para luego abrazarla. Chizuru correspondió a mi abrazo y nos aferramos el uno al otro. No quería separarme de ella, no otra vez, y estoy seguro que ella tampoco quería hacerlo.
-¡Chi-Chizuru… Grr… Ya estoy… Ahh~... Por venirme…!- Con mucha dificultad y entre gruñidos, empecé a hablar, para tratar de advertirle que estaba por llegar a mi límite.
-¡Ahhh~... Ha-Ha-Hazlo… Ahhh~...!- Me abrazó con todas sus fuerzas, enterrando mi rostro entre sus pechos. -¡Hazlo dentro de mí!-.
Con esas últimas palabras, descargue toda mi esencia dentro de la mujer de mis sueños. Aferrándome a ella como si temiera que esto fuera un simple sueño. Nuestro último grito recorrió cada rincón del departamento, antes de quedar en silencio. Nuestras agitadas respiraciones eran lo único que se podía escuchar. Con un poco de dificultad, coloque a Chizuru de nuevo sobre el futón, quedando yo encima de ella, y lentamente fuí retirando mi miembro de su interior. Viendo con total asombro la gran cantidad de semen que se desbordaba de su interior y que caía hasta las sábanas, dejando una mancha que estoy seguro nunca se borrara. O al menos no con mucha facilidad.
-Ahhh… Creo que… ahhh… esos… ahhh. 2 años de… ahhh… abstinencia… ahhh… tuvieron un gran… ahhh… efecto en mí…- Apenas y podía hablar debido a la falta de aire, que iba recuperando con el pasar del tiempo.
Chizuru se encontraba igual o incluso mucho peor que yo. Cubriendo su rostro con su brazo, como si no quisiera que mirara su rostro por vergüenza. Eso me parecía muy tierno. Me acerqué un poco a ella y comencé a darle unos cuantos besos en la mejilla, tratando de hacerla sentir mejor. Pero entonces…
-Ahhh… Sí… ahhh… ya había… ahhh… olvidado como… ahhh… se sentía… ahhh…- Me tomó de los hombros y, en un rápido y ágil movimiento, se logró colocar encima de mí, sentándose en mi entrepierna y masajeando a mi pequeño amigo con sus labios inferiores. Eso se sentía endemoniadamente bien. -Y quiero recordar… ahhh… este sentimiento… ahhh… toda la noche…-.
Al ver su mirada, supe lo que ella estaba pensando y eso me hizo comprender que no iba a dormir esta noche.
…
Abrí mis ojos con mucha pesadez y lo primero que me encontré fue el techo de mi habitación. Me sentía muy exhausto y algo adolorido, en especial en mi cadera.
Aún recuerdo lo que pasó anoche, lo recuerdo claramente. Con algo de dificultad, giré mi cabeza hacía mi derecha y pude confirmar que no había sido imaginación mía. Chizuru, la mujer que había robado mi corazón, la mujer por la que sufrí durante mucho tiempo y con la que tuve la noche más mágica de toda mi vida, se encontraba profundamente dormida a mi lado.
Se veía tan pacífica, contrario a como se veía mientras hacíamos el amor. No quería moverme en lo más mínimo, ya que así podía verla dormir por más tiempo. Verla de esa forma la hacía lucir tan linda y me daba cierta sensación de paz. Pero no duró mucho. Poco a poco fue abriendo los ojos y cuando se encontraron con los míos, ella me sonrió de una forma tan dulce que hizo a mi corazón latir rápidamente.
-B-Buenos días…- Fuí el primero en hablar, aunque con algo de nervios.
Como respuesta, Chizuru se acercó más a mi y se acurrucó, posando su cabeza ahora sobre mi pecho.
-Buenos días.- Su dulce voz fue como miel para mis oídos. -¿Qué tal dormiste?-.
-De maravilla. En especial porque tengo a la mujer más hermosa a mi lado, toda la noche.- Contesté con total sinceridad. -¿Y tú?-.
Ella solo dejó escapar una pequeña risa, para luego moverse un poco y quedar encima de mí, recostandose sobre mi cuerpo.
-También dormí de maravilla, aunque no dormimos casi nada en toda la noche por… ya sabes qué.- Sus palabras hicieron que mi cara se sintiera un poco caliente y parecía que ella lo disfrutaba. -Jaja siempre eres fácil de molestar.-.
-¿Ah sí?- No iba a quedarme de brazos mientras se reía de mí, en mi cara. -¡Ahora verás!-.
Sujetándola de la cintura, me gire hasta quedar arriba y ella abajo. Y con eso listo, me preparé para mi letal ataque.
-Kazuya no, espe… jajaja- Sin tener piedad de ella, comencé mi ataque de cosquillas, haciéndola retorcerse sobre las sábanas y sin dejarla escapar hasta darle su merecido.
Pero en eso, escuché un ruido familiar. Venía de la misma dirección de donde se encontraba mi pantalón. Detuve mi ataque y me dirigí hacía mis pantalones, mientras que escuchaba como ella le agradecía a Dios por haberme detenido. Ja, solo espera y verás.
Recogí mi pantalón y revisé los bolsillos, tomando mi celular. Al encenderlo, me tope con varios mensajes y alguna que otra llamada sin responder de Kibe. ¡Cierto! No le había avisado de que me iría a casa. De seguro ha de estar muy preocupado.
-¿Qué pasa?- Preguntó Chizuru.
-Es Kibe.- Respondí, dirigiéndome al futón y tomando asiento a un lado de ella. -No le avisé sobre que me iba a ir de la reunión anoche. De seguro me va a matar.-.
-Jaja, por suerte yo sí lo hice. Así que no tengo que preocuparme por eso.- Dijo, aliviada y abrazando mi almohada. -Ah, qué suave almohada.-.
Ahora que lo recuerdo, ella iba acompañada de ese chico llamado Umi, así que debió de haberle avisado a él. Pero entonces una duda surgió dentro de mí.
-Oye, Chizuru.- La llamé, viendo como ella solo se limitaba a mirarme, sin dejar de abrazar mi almohada. -Dijiste que no habías salido con nadie desde que terminamos, entonces… ¿Qué es Nakano-san de ti?-.
-¿Umi-kun? Simple.- Ella se acomodó para quedar sentada, cubriendo la parte superior de su cuerpo con mi almohada. -Es mi mejor amigo. Como dije, lo conocí en América y me ayudó mucho. De hecho, Umi-kun me motivó para que arreglara las cosas contigo, ya que le contaba mucho de tí y él me dejó en claro que debía de hacer algo, sino quería perder al amor de mi vida.-.
Ok, esa respuesta no me la esperaba y me hacía sentir muy estupido por las suposiciones que tuve durante la reunión. Nakano-san parecía ser alguien muy amable, así que le debo una sincera disculpa por pensar cosas erróneas de él.
-¿Acaso estabas… ce-lo-so?- Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Chizuru, mientras se acercaba lentamente a mi a gatas.
-Y-Yo… Eto…- Sinceramente, no sabía que decir, me quedé sin palabras.
Solo me limité a observar cómo el rostro de la mujer más bella que he conocido se acercaba cada vez más al mío.
-Así que lo estabas, fufu... Bueno, yo también lo estaba un poco.- Lentamente, ví como su mano se dirigía directamente a mi entrepierna. -Ya que pensé que ya me había quitado lo que me pertenece.-.
Una pequeña descarga recorrió mi cuerpo al instante en que sentí como su mano envolvía mi miembro, moviéndolo hacía adelante y hacia atrás. No falta decir que mi miembro fue despertando, poco a poquito.
-Chi-Chizuru… Ahhh…- La calidez y el suave, pero firme, tacto de su mano iba teniendo reacción sobre mí.
-Por cierto, hoy es navidad.- Habló, acercando su rostro a mi zona baja. -Así que, déjame darte tu regalo…-.
-¿Q-Qué rega…? ¡Ahhh~...!- No pude terminar mi pregunta, ya que sentí como Chizuru recorría lo largo de mi miembro con su lengua.
-No digas nada y solo disfruta de tu regalo.- Esas fueron sus últimas palabras antes de envolver mi falo con su boca.
Anoche tuvimos mucha acción, pero parece ser que no fue suficiente para ella y para mí tampoco. No sabía qué otras cosas nos depararía el futuro a partir de ahora, pero de lo que estaba seguro era que esta sería una de las mejores navidades de toda mi vida.
Aunque ya lo eran cuando estaba al lado de la mujer que amaba con todo mi corazón.
Fin.
Hey, hey, ¡hola a todos!
¿Cómo han estado mis queridos lectores?
Yo sé que ya pasó navidad, pero quería traerles este pequeño one-shot que estuve pensando por un largo tiempo. La verdad, planeaba subirlo el 24, pero, por una serie de circunstancias, apenas tuve tiempo para terminarlo y publicarlo hoy. Pero ya saben lo que dicen: mejor tarde que nunca. XD
Así que espero que hayan disfrutado de este pequeño especial y también espero que hayan pasado una linda noche buena y una feliz navidad. Y de paso aprovecho para desearles un feliz año nuevo y que todo lo que se propongan se haga realidad. Daré mi mejor esfuerzo para actualizar mis otras historias y traer nuevos proyectos. \(^o^)/
Sin más que decir por el momento, nos leemos pronto. Hasta la próxima. ;)
