Los personajes no me pertenecen son de Rumiko Takahashi. Escrito sin ánimo de lucro.( ‿ ).
La noche anterior había sido perfecta, la mejor que en sus 21 años podía haber tenido. Esa mañana, mientras se revolvía inquietamente en su cama esperando a que aquella hermosa chica a la que apenas conocía saliera del baño, no podía dejar de recordar las sensaciones que experimentó horas antes. Y mucho menos podía olvidar la calidez de quien las provocó. Mousse-Tse, inmigrante chino en Japón, hijo de una aldea amazona y primerizo en los juegos del amor sentía que su corazón estallaba si aquella diosa no salía pronto a confirmarle que lo de anoche no fue solo un cruel sueño.
''Recuerda, hijo''-le había dicho su moribundo padre antes de enviarlo a Japón-''nunca demostrar lo mucho que te gusta una mujer, hasta que ella no te lo demuestre a ti, de lo contrario terminarás como yo''
Pero, cómo podía negar u ocultar su atracción por aquella escultural mujer? Además, no es que él fuese un hijo desobediente pero había sido casi un milagro la noche anterior. Él, un patito feo, obtuvo las caricias y besos de una diosa sin mayor esfuerzo o pretensión.
Cubrió sus ojos con su mano derecha intentando calmarse. El sonido del agua cayendo en la ducha, era casi adictivo y, aunque no quería pensarlo no podía evitar imaginar el delicado cuerpo mojado.
Aún era tan temprano que el frío se colaba bajo las sábanas, pero el sentía su rostro y su cuerpo ardiendo.
-Iré a ducharme antes de irme-Había dicho la chica minutos antes.
-Claro-respondió él liberandola de su agarre, aunque lo que deseaba era no soltarla nunca más. Y entonces ella se levantó y tomó sus ropas esparcidas por el piso del pequeño apartamento y se refugió en el baño.
Mousse-Tse se decidió a salir de su cálido refugio y fue a pararse ante la puerta del baño. Lleno de dudas golpeó suavemente.
-Sí?-el sonido de la ducha se detuvo-pasa algo?-preguntó la delicada voz femenina
-Yo solo...me preguntaba si...querías desayunar antes de irte.
Por qué había dudado?. Estupido!-se regañó mentalmente
-No suelo desayunar- respondió entonces la chica
-pero eso no está bien. Debes comer durante la mañana.
-De acuerdo-añadió la chica antes de que pudiera continuar con su discurso alimenticio.
-Bien, entonces te prepararé algo rápido-se apresuro a decir y las palabras de su padre resonaron en su mente otra vez. Al diablo sus consejos!
Rápidamente sus manos expertas prepararon el desayuno a la dueña de sus deseos. Un aromático café junto a un plato de huevos revueltos y pan tostado con mantequilla fueron servidos en la mesita de la cocina. Mousse-Tse dio una breve mirada a su recién creada obra culinaria y se sintió satisfecho. Sin embargo luego dio una mirada a su apartamento y empezó a sentirse incómodo con aquel lugar.
Esto es un error-dijo para si apretando su cabeza-Loco bastardo, cómo pudiste traerla a este lugar tan horrible.
La chica tras de él sonrió. Ella también dio una mirada al lugar. Sí, ese definitivamente no era un buen lugar, pero anoche apenas y lo notó, abstraída en los besos y caricias que recibió.
-Ya esta listo mi desayuno-preguntó tímidamente y el chico frente a ella casi se cae al escucharla
-Lo está-le contestó, fingiendo estar bien-sientate, por favor
-Huele muy bien-respondió acomodándose en la silla dispuesta para ella.-Gracias...
-Mousse-Tse-le ayudó a terminar
-Mousse-Tse-repitió ella-Lo siento, anoche no te lo pregunté
-Está bien.
-No, no lo está-añadió ella sonriendo con timidez y dando un bocado al platillo frente a ella.
Mousse que poco o nada sabía de mujeres no supo qué decir, de modo que se limitó a imitarla, tomando un sorbo de café y un trozo de pan.
-No quieres saber mi nombre?- le preguntó de repente la chica haciéndolo ahogarse con el café-Supongo que no-se respondió a si misma y volvió a tomar otro poco de su plato, ocultando su sonrisa
-Quiero, por supuesto que quiero.-se apuro a decir- Quiero saber todo de ti, es decir...
-Shampoo, me llamo Shampoo y el resto espero poder responderlo al menos después de desayunar-contestó ella mirándolo a los ojos y un suave sonrojo les cubrió las mejillas.
-Claro
-Hace mucho que vives en Japón?-Quiso saber ella
-Hará un año como mucho-admitió
-Igual yo-respondió dando una mirada al lugar lleno de cajas con las que la noche anterior habían tropezado. "Entonces eran de maquillaje" pensó.
-Las fabrican los hombres de mi aldea
Como si hubiera escuchado sus pensamientos la inesperada respuesta llegó.
-En mi aldea las mujeres se dedican a la fabricación de dagas. Son amazonas, ya ves-añadió el chico intentando explicar a su acompañante-los hombres no teníamos mucho que hacer hasta que mi abuelo empezó a fabricar maquillaje-continuó diciendo el joven de ojos azules y gafas claras
-Interesante historia. Aún hay pueblos así en china.
-Interesante, no sé. Difícil, sí. Pero como sabías que soy chino?
-También soy china-respondió guiñandole un ojo- Eso y tu acento
Mousse se sintió un tanto ofendido, había luchado mucho por aprender correctamente el japonés, pero también se sintió maravillado por que su diosa era una compatriota.
-Vaya eso no lo habría imaginado.
La chica frente a él sonrió dulcemente.
-Mis padres escaparon a Japón. Mi madre era una amazona china y mi padre japonés. Después de que mi madre quedo embarazada se ocultaron en Japón hasta que nací. Luego vivimos unos años en china y hace tres años que regresamos a Japón.
-Ya veo.
-Qué hay de ti?
-Disculpa?
-Tienes mas familia que tus padres? Quizás una prometida amazona?
Mousse sonrió tímido. Por supuesto sus padres habían conseguido para él una prometida, la chica más digna en la aldea. Pero aquella chica era tan fuerte que lo venció de un solo golpe y humillado había dejado en contra de su voluntad su aldea y su familia.
Afortunadamente, pues de lo contrario no hubiera sido desterrado a Japón y seria otro quien estaría con la hermosa dama frente a él. Esa idea lo golpeó como un balde de agua helada. Quizás para la mujer frente a él la noche anterior no había significado nada. Pero para él sí y mucho.
-Yo no-respondió finalmente- Qué hay de ti?
-Yo? Dios, mira que hora es-respondió levantándose de la silla y mirando apurada su celular-Tengo que irme.
-Espera, termina de desayunar. Ni siquiera has probado el café aún.
-No, es que yo no bebo café-se apuró a responder mientras se calzaba sus tacones a punto de irse-Pero gracias por todo, de verdad todo estuvo... increíble.
