CAPITULO 1 ASUNTOS PENDIENTES
Harry despertó sobresaltado y miró a su alrededor recobrando poco a poco los recuerdos de los últimos dos días. Se encontraba en su cama de la torre de Gryffindor y a juzgar por la luz que entraba por la ventana era medio día; lo que demostraba que no había dormido mucho tiempo, miró a su alrededor y descubrió a Ron en la cama de al lado, profundamente dormido, aparte de él no había nadie mas en la habitación; sonrió y se recostó de nuevo en la cama.
Era un poco difícil de creer que todo hubiera terminado ya, habían sido 7 terroríficos años de pelea casi constante y él aún no se hacía a la idea de que Voldemort estaba muerto y de que la amenaza ya no existía. Se recostó de nuevo analizando las opciones que tenía ahora que todo estaba en el pasado; por un lado, se había habituado ya a las batallas y por el otro deseaba mas que nada tener un poco de paz, casarse con Ginny, tener hijos y formar la familia que siempre había deseado, pero eso tendría que esperar puesto que ella aún no terminaba Hogwarts y la señora Weasley insistiría en ello después de que tres de sus hijos desertaran del colegio: dos por cumplir su sueño de poner una tienda de artículos de broma y el último por ayudar a Harry a "salvar a la comunidad mágica de Voldemort".
A decir verdad, a él también le gustaría regresar al colegio y cursar su último año pero no creía que fuera una opción en ese momento: a pesar de que Voldemort estaba muerto, muchos mortífagos se habían dado a la fuga y la gente querría que él, que había matado a Voldemort se encargara de ayudar a limpiar la comunidad de aquellos que habían causado tanto dolor, además estaba Ted Lupin, esa pequeña criatura que acababa de quedar huérfano y que, por el momento, solo contaba con él y con su abuela Andrómeda. Las cosas no serían tan sencillas después de todo, también habría que preocuparse por aquellos que escucharon lo de la varita de Sauco, nadie se atrevería a atacarlo por el momento pero ya que todo empezara a aclararse un poco, empezarían a intentar vencerlo para arrebatársela, tendría que consultarlo con el retrato de Dumbledore en el despacho del director mas tarde; había decidido regresarla a su lugar original en el momento en el que todo había pasado pero eso ahora parecía un movimiento muy predecible de su parte y no quería que nadie mas llegara a poseer esa varita y lo mismo pasaba con la piedra de la resurrección, quizá fuera mejor que regresara a buscarla.
Se levantó, se colocó la capa de invisibilidad y salió de la habitación procurando no hacer ruido para no despertar a Ron. La sala común estaba desierta, sospechó que todos estaban abajo celebrando aún el fin de la guerra, sacó el mapa del merodeador y lo comprobó: el castillo estaba desierto: a excepción del abarrotado gran comedor. Salió de la sala común y se dirigió directamente a los terrenos del castillo para hacer el mismo recorrido que había hecho horas antes hacia lo que creyó sería su propia muerte. Le sorprendió lo inofensivo y amigable que parecía el bosque en comparación con lo que le había parecido en ocasiones anteriores.
Cuando se acercaba al sitio en el que había dejado caer la piedra comenzó a escudriñar el piso en su búsqueda. Temeroso de que alguno de los mortífagos fugitivos lo hubiera tomado al huir, sacó su varita de acebo y pronunció.
-¡Accio, anillo!- no sucedió absolutamente nada, como sabía que pasaría, entonces sacó la varita de sauco y repitió la operación- ¡Accio, anillo!- para su alivio, el anillo voló hacia él de entre las raíces crecidas de un viejo olmo, lo tomó y lo guardó en su túnica.
-¿Quién anda ahí?- inquirió una voz amenazante- Harry dirigió la vista hacia el lugar de donde provenía la voz y descubrió a Magorian el centauro- ¡se que estás por aquí, muéstrate o lanzaré una flecha al primer movimiento que vea!
-¡Soy yo, Magorian, solo soy yo!- respondió Harry quitándose la capa de encima, el centauro lo escudriñó un momento antes de volver a hablar.
-¿Qué haces aquí, Harry Potter?, creí que estarías con los tuyos celebrando tu victoria sobre el señor tenebroso.
-Vine a recoger algo que olvidé en este sitio hace unas horas- respondió Harry enseñándole el anillo- quería dejarlo aquí pero tras reflexionar creí que sería peligroso que alguien mas lo tuviera- explicó guardándoselo en su bolsita.
-¿Y para que te ocultas?
-No quería que nadie me viera, si lo hicieran me arrastrarían de nuevo a la celebración, no me dejarían venir.
-Entiendo- dijo el centauro y dio la media vuelta- regresa al castillo pronto, aún hay cosas peligrosas por aquí y enhorabuena por tu victoria.
-Gracias- dijo Harry, el centauro se marchó y él volvió a colocarse la capa para emprender de nuevo hacia el castillo.
En el camino casi choca con Kingsley que salía del gran comedor cuando él cruzaba la entrada del colegio; lo esquivó y subió de nuevo al séptimo piso para hablar con el retrato de Dumbledore, este no se sorprendió de verlo ahí.
-Sabría que vendrías de nuevo, Harry- Harry le devolvió el gesto y fue directo al punto.
-Estuve pensando un poco y… creo que sería un poco peligroso devolver la varita en su sitio.
-Eso mismo pienso yo- corroboró el retrato- algunos de los mortífagos presentes esta noche no estarán dispuestos a aceptarte como el redentor y poseedor de la varita, querrán tenerla e intentarán derrotarte y tomarla.
-Por eso mismo yo quería…
-No creo que sea buena idea el que te deshagas de la varita de esa manera, ellos te conocen, saben tu manera de pensar y por el momento ese movimiento sería muy predecible de tu parte, sospecharán que la devolviste a mi tumba e intentarán cogerla de ahí.
-¿Entonces debo conservarla?, si la uso y me derrotan sería lo mismo.
-Si no quieres usarla no la uses, comprendo muy bien por que te resistes tanto a hacerlo, tu manera de pensar y actuar después de todo son muy distintas a las que yo tenía en vida, pero si quieres que se desvanezca su poder, sin importar lo que hagas( ya sea que decidas dejarla en su lugar o conservarla), por lo menos tienes que morir sin que nadie te haya derrotado en tu vida, sería la única forma en que podrías evitar que alguien mas la use.
-Comprendo- dijo Harry pensativo- ¿Y si la destruyo?
-No creo que eso sea cosa fácil de hacer, esta varita tiene siglos pasando de mano en mano, de un mago a otro con una historia muy poco alentadora, sería cómico si alguien pudiera destruirla con la facilidad de una varita común- Harry sacó la varita de sauco de su morral e intentó partirla en dos, pero, tal y como Dumbledore dijera, no pudo hacerlo, por mas que lo intentó, estaba mas dura que la piedra, incluso intentó hacerlo con su varita de acebo pero tampoco funcionó. Al final, tuvo que darse por vencido.
-Bueno, tenía que intentarlo, ¿no?
-Efectivamente- aprobó el anciano con una sonrisa.
-¿Y si se la doy a alguien mas, alguien de confianza que se encargue de ella y haga que su poder se esfume?
-No te recomendaría hacer algo así, hay solo una persona entre un millón que tendría el valor y la capacidad para hacer lo que tú quieres hacer con ese instrumento, aún si son seres muy cercanos a ti, de seguro tarde o temprano se verán tentados por su poder y terminarán usándola: yo solo le confiaría una tarea así a una persona y esa persona está frente a mi.
-Pero yo no tengo el poder suficiente como para…
-No seas tan modesto, tienes el poder de hacer eso y más solo tienes que confiar en ti mismo: la persona que acabó con el mago tenebroso más grande de todos los tiempos, seguro tiene el poder suficiente para cumplir con una tarea como esta.
-Está bien- aceptó él derrotado- la conservaré pero no la usaré e intentaré que su poder se desvanezca, por lo menos si la tengo conmigo podré estar seguro de que la tengo yo y no alguien mas.
-Mi querido muchacho, la decisión que tú tomes es la adecuada, yo no confiaría en nadie más
Harry sonrió y salió del despacho, pensativo; se ensimismó de tal modo que no vio a Ginny que pasaba por ahí y chocó con ella, ambos perdieron el equilibrio y él cayó sobre ella que se puso completamente roja.
-¡Harry!- exclamó sorprendida al verlo tan cerca y tan de repente, él la observó endiosado, no esperaba encontrase con ella tan pronto pero al fin y al cabo había querido estar con ella desde que terminó el duelo final y se veía tan hermosa, ella era tan hermosa…- pensé que… habías ido a descansar un poco.
-Eh… si, lo hice pero creo que por ahora ya fue suficiente siesta- explicó sin dejar de mirarla- te ves… hermosa hoy- ella soltó una risita nerviosa y dijo:
-Oh… gracias, eh… Harry…
-¿Si?
-¿Crees que sea buena idea el levantarnos?
-¿Qué?, ¡ah, si, si, claro, claro!- exclamó él un tanto avergonzado, se puso de pie y la ayudó a levantarse- lo siento- se disculpó y ella rió.
-¿Vamos con los demás?
-En realidad… esperaba poder hablar contigo a solas- dijo él mirándola a los ojos, ella miró expectante a esos ojos que tanto la habían atormentado, los ojos verdes que tanto había esperado que la miraran como la miraba en ese momento: con una mezcla de amor e impaciencia- pues yo…, me gustaría que volviéramos a salir juntos , bueno, es que… ahora que…- ella no pudo evitar sonreír, era increíble que aún ya habiendo salido juntos antes todavía se pusiera nervioso al pedirle algo así- experimenté la soledad… me he dado cuenta de lo mucho que te quiero, te amo y te necesito, por eso…
-¿Siempre tienes que hacer las cosas así?- preguntó ella divertida, él la miró asustado de una posible negativa.
-¿Hacer las cosas… como?
-¡Ay, Harry es que desde que vi el cadáver de Voldemort cayendo al piso como si fuera en cámara lenta… yo asumí por inercia que tú y yo habíamos vuelto a ser novios- él suspiró aliviado y después la miró.
Ambos se miraron un rato antes de abrazarse emocionados por el reencuentro y como en una película sus labios se encontraron, no necesitaban palabras, simplemente se besaron como solo podían besarse dos enamorados que tenían casi un año de no verse ni saber el uno del otro, temiendo lo peor, rogando por la seguridad del otro. Parecía que el tiempo se había detenido para ellos, lo único que existía era el otro y el amor que sentían mutuamente, un amor que no había podido matar la distancia, ni el tiempo separados, ni Voldemort… ni la misma muerte, se quedaron ahí parados, expresándose sin palabras, diciéndose un montón de cosas no dichas y deseando que aquella magia no acabara nunca, pero aquello no podía durar para siempre y un grito de sorpresa les hizo volver a la realidad.
-¡HARRY, GINNY!- exclamó la voz del señor Weasley y ellos se separaron como impulsados por un resorte, el señor Weasley los miraba clavado en su sitio como si jamás en su vida hubiera visto algo más impactante, aunque no parecía enojado Harry sentía que los colores se le subían a la cara.
-¡Señor Weasley… eh… este… Ginny… yo… ella… nosotros…!
-Hola papá- se limitó a decir ella.
-¿Qué significa esto?- les interrogó el señor Weasley mirando alternativamente a uno y luego al otro- explíquenme.
-Nosotros… estamos saliendo- respondió Ginny pues Harry estaba esforzándose mucho para encontrar las palabras adecuadas para salir de esa embarazosa situación.
-¿En serio?- preguntó el señor Weasley con tono jovial- ¿desde cuándo, exactamente?- Harry se sintió aliviado al escuchar que no estaba enfadado.
-Empezamos a salir el año pasado- explicó ella- pero Harry terminó la relación en el funeral de Dumbledore por temor a que Voldemort me usara en su contra, ¿verdad, Harry?
-Ah… si- confirmó él, aunque de pronto sintió la necesidad de explicarse- señor Weasley, yo amo a Ginny, le juro que la amo…
-No tengo ninguna objeción- interrumpió el padre de la pelirroja con una amplia sonrisa- solo quiero que me la trates bien, si la tratas mal…
-No, claro que no, señor Weasley, yo nunca podría…
-Tranquilo, muchacho, solo es una broma, ven, regresemos al gran comedor, ¡cuando Molly se entere!, estoy seguro de que pegará saltos de gusto- Harry sonrió aliviado y llevó a Ginny de la mano siguiendo al señor Weasley al gran comedor.
-¡Atención a todos!- exclamó Ginny al llegar al gran comedor, tomando a Harry por sorpresa. Todos los presentes se quedaron estáticos en el acto- ¡que todo el mundo se entere de que Harry Potter y yo somos novios!- y sin que Harry pudiera reaccionar ella lo besó frente a todos; no sintió ni un poco de vergüenza, hubo aplausos, bromas e incluso fotografías, George hizo bromas, Percy y Bill le palmearon la espalda dándole la enhorabuena, la señora Weasley lo abrazó emocionada y Charlie le estrechó la mano y él no pudo mas que sonreír ante la aprobación de la familia.
Apretaba la mano de la pelirroja sintiendo que no podría ser capaz de soltarla nunca más, era como si todo el sufrimiento padecido lo hubiera conducido a la inmensa felicidad que sentía en ese momento: estaba al lado de Ginny, tenía un futuro largo y brillante por delante y sentía que podría enfrentar cualquier situación que se les pusiera enfrente mientras la mujer que estaba a su lado permaneciera con él; sabía que aún había cosas por resolver que serían dolorosas ¿pero que mas daba si Ginny estaba a su lado y si su familia aprobaba la relación?
Después de un rato se dio cuenta que no había comido bien en ese tiempo y fue a comer algo de lo que estaba en la mesa de Gryffindor, Ginny se sentó con él y poco después se les unieron Ron y Hermione más frescos debido al descanso.
-¿Qué ya son novios?- preguntó Ginny al ver como se besaban.
-Así es- ya no hay nada que nos impida que estemos juntos, ¿verdad, Hermione?
-Estás en lo correcto- dijo ella metiéndose una patata a la boca.
-Pues se estaban tardando- comentó Harry con alegría- sus celos y sus peleas estaban acabando conmigo, la verdad- los cuatro rieron con despreocupación.
-Lamento interrumpirlos- dijo Kingsley acercándose a ellos y sentándose frente a Harry que atacaba su comida casi con indecencia- tienes hambre, ¿cierto?
-Mucha- dijo Harry dejando el tenedor al aire- hemos tenido una alimentación muy exigua desde que Voldemort le puso precio a mi cabeza, bueno en Shell cottage no pasamos hambre pero aún así no habíamos comido como Dios manda desde ayer en la mañana.
-Vaya- exclamó Kingsley viéndolos comer- bueno yo quería hacerles una oferta, Harry; no se que tengas planeado hacer ahora- Harry se encogió de hombros.
-No lo se- dijo- nunca había pensado que pasaría después de que matara a Voldemort; desde que escuché la profecía mis planes se encaminaron únicamente al duelo final, como no sabía si iba a sobrevivir…
-Te propongo trabajar en el ministerio- soltó Kingsley- serías bienvenido en la cabina de aurores.
-¿Enserio?- inquirió Harry con optimismo- siempre he querido ser auror pero… no terminé mis estudios y tampoco he presentado los EXTASIS ¿no será eso un problema?
-No lo creo- respondió Kingsley restándole importancia al asunto- tienes experiencia combatiendo el tenebrismo más que ningún auror que trabaje ahorita en el ministerio y si aún así te sientes incómodo puedo programarles un curso intensivo de capacitación para ti, Ron y Hermione si aceptan el puesto, tú decides- Harry no respondió de inmediato, se miró las cicatrices de la mano- ¿hay otra cosa que te lo impida?
-Bueno… pensarás que soy infantil y necio pero…
-No me atrevería a decir eso de ti jamás, Harry.
-No me apetece trabajar cerca de Dolores Umbridge.
-Ah, ella. Tampoco a mi me parece buena idea tener a esa mujer en el ministerio, mañana mismo la despediré si es que no tiene ella misma la decencia de presentar su dimisión.
-En ese caso…- Ginny le tomó la mano con ternura y le sonrió.
-Acepta la oferta, no encontrarás una opción mejor.
-Si, eso es cierto- aceptó Harry sonriéndole a su novia- pero si no es mucha molestia me gustaría tomar ese curso de capacitación.
-Así será- respondió Kingsley con una sonrisa- ¿y ustedes?- les preguntó a Ron y Hermione- ¿Qué opinan?
-No veo por que no, es una buena carrera.
-Será bueno- comentó Ron con emoción, tenemos experiencia resolviendo casos difíciles los tres juntos, ¿cierto, Harry?
-Por cierto- dijo Kingsley- queda el asunto de tus tíos, hay que llevarlos de vuelta a su casa pero por el momento estaremos muy ocupados, no se si quieras hacerlo tú, explicarles que ya todo está bien que ya no hay peligro; me comuniqué con Dedalus hace un rato pero me dijo que tu primo no creerá que estás bien a menos que te vea en persona, está muy preocupado por ti
-¿Ese intento de cerdo preocupado por Harry?- inquirió Ron con incredulidad-¿Cómo es eso?
-Dudley se sintió agradecido por lo que pasó cuando lo atacaron los dementores- explicó Harry pues había olvidado por completo contárselo a sus amigos- antes de que nos separáramos dijo que para él yo no era un desperdicio de espacio, que viniendo de él es una muestra excepcional de afecto.
-Increíble- exclamó Ron impresionado- hasta alguien como él puede arrepentirse un poco, entonces.
-Eso parece- coincidió Harry suspiró y dijo- está bien, iré recogerlos para llevarlos a Privet Drive, que sea la última cosa que reciban de mi.
-Por cierto, ¿dónde te quedarás?- interrogó el ministro intrigado- sabes que serás bienvenido con cualquiera de nosotros, ¿no?
-Gracias, Kingsley pero estaba pensando en volver a Grimauld Place, no quiero molestar a nadie además solo será mientras consigo un lugar mas acogedor para vivir.
-Nosotros nos vamos contigo- anunciaron Ron y Hermione- también solo será mientras conseguimos un lugar para nosotros.
-En ese caso yo me voy con ustedes, hasta que empiecen las clases de nuevo-dijo Ginny- quiero pasar contigo el mayor tiempo posible- añadió mirando a Harry- quiero que me cuentes que fue lo que pasó este tiempo y quiero disfrutar de tu compañía, estos meses fueron un infierno para mí.
-Lo mismo digo- coincidió Harry besándola de nuevo.
