Bienvenidos a esta historia Reylo, posterior al episodio IX. Dedicado a tod@s quienes deseamos un futuro diferente para Ben Solo y Rey.
Inspirado en un fanart que aparece en la portada. Empezó siendo un songfic conmemorativo al cumplirse un año de TROS, hoy ya es un fic desarrollado.
Muchas gracias por leer y comentar
Si has tenido que pensar
Si me lo dabas al llegar
Ese beso nació muerto.
Si a un centímetro de mí
No se arrodilla tu corazón
Entonces, no lo quiero.
Lo despreció por tantos años y ahora se torturaba pensando en eso: en lo orgullosa que fue. Había pasado un año desde su partida y deseaba con toda su alma tenerlo frente a ella para pedirle perdón por su proceder... por no ser capaz de haber luchado más tenazmente por su Luz. Por ser tan prepotente y querer que él reconociera arrodillado sus errores hasta el punto de la humillación. En ese entonces no le importaba lo que él pudiera sentir... ni las emociones que ella misma tenía. Y ahora todo era un desastre.
Y cada vez me cuesta más
Guardar la luna al despertar
Porque es de noche aquí en mi pecho.
Nuestra estrella se cayó
Y nos partió la casa en dos.
Camino del infierno...
La única esperanza de tener un futuro con él se había esfumado frente a sus ojos. Ben lo dio todo por ella. ¿Acaso hubiera estado dispuesta a hacer lo mismo por él? Se lo cuestionaba constantemente, llena de interrogantes y temores. Pero ya nada era igual. Ya nada tenía sentido sin él. La angustia seguía atrayéndola al lado incorrecto de la Fuerza.
Demasiado tarde lo entendió al asimilar su ausencia, al percibir que no importaba que ahora ella llevara el apellido Skywalker, eso no solucionaba su problema. Tampoco el hecho de que todo el universo recordara ese apellido con pesar, con dolor: una familia que solo trajo odio, caos y muerte. Muchos, por no decir miles, estaban felices que todos estuvieran muertos por fin. Tal vez había una cierta tranquilidad en ese momento en la galaxia... mas no para ella.
Abrázame...
Abrázame...
Que el sol se va
Y hay que volver
Abrázame...
Que tengo miedo
A no volver
A no volver
Con toda esa melancolía contenida, jamás volvería ser la Rey de antes... nunca. Sabía que en poco tiempo la Oscuridad terminaría por consumirla.
¿Lo habría abrazado algún día? ¿Por qué no lo hizo? Pensó que él tal vez sí lo había hecho en Exegol, ya que cuando despertó estaba entre sus brazos. Y ahora, qué no daría por tener esa oportunidad...
Si tan solo estuviera vivo, con eso le bastaba. El futuro era desolador a su parecer. Volvía a estar sola, aunque el dolor era más grande por lo que tuvo y pudo ser.
Fue tan bonito imaginar
Que era posible caminar
Descalzos por el tiempo.
La rutina me enseñó
Entre sus dedos un mechón
De lo que fue querernos.
¿Cómo habría sido tener un hijo con él? ¿El primero sería niño o niña? Se rió entre lágrimas: el querer entre ellos era muy peculiar. Extraño para algunos. Poco probable para otros. ¿Qué importaba ya? Ella lo quería y punto. Daría lo que fuera por él aunque eso la condenara a no estar juntos. Y eso precisamente era lo que tenía frente a su rostro: ser capaz de cambiarlo todo. Tal vez eso significara que no se conocerían, que nunca supieran que eran una Díada. O quizás sí... Todo lo daría para que él pudiera tener una nueva oportunidad de ser feliz: un nuevo futuro para los Skywalker.
Si tengo cielo al que mirar
Y estas dos alas para volar
¿Por qué sigo en el suelo?
¿Será que pesa el corazón
Después de tanto, tanto amor...?
¿Será porque te quiero?
No seguiría en el suelo derrotada. No, no más. Si se había esforzado por llegar a ese lugar era para lograr su objetivo.
Su corazón latía velozmente, desesperado. No sabía qué portal elegir. Cada uno le mostraba por separado una escena del pasado de Ben Solo. Pero entendía que no lograría nada involucrándose directamente. Aquel jovencito no la conocía, hasta quizás se asustaría al verla. Era otro el amor que él necesitaba en ese momento: el amor filial. Entonces decidió cuál de todos los portales sería el correcto.
Abrázame...
Abrázame...
Que el sol se va
Y hay que volver.
Abrázame...
Que tengo miedo
A no volver
A no volver
Abrázame...
Abrázame...
Que el sol se va
Y hay que volver.
Encontró aquel suceso del que su Maestra siempre se arrepintió: "No debí mandarlo con Luke". La conocía lo suficiente como para saber que sería muy difícil hacerla cambiar de opinión en ese instante, donde ella estaba segura que era lo mejor para su hijo. Pero ¿y Han?
Tomó el papel y lápiz que llevó preparados. Esa era su idea: un simple mensaje. Estaba convencida que un pequeño cambio en el momento justo haría una gran diferencia en la vida de quien había conquistado su corazón con esos hermosos ojos marrones que la miraron con todo el amor posible. No le importaba ya su propio futuro sino solo el de él.
"No lo abandones. Ben no es un monstruo. Solo escucha voces en su cabeza"
Esperó el tiempo necesario para lanzar el papel arrugado al suelo de aquella habitación donde la joven pareja discutía el futuro de su hijo. Casi podía jurar sentir la presencia de Ben detrás de una de aquellas puertas, espiándolos.
El hombre sintió el golpeteo en el suelo, miró y ahí estaba un extraño papel. Al parecer, su esposa no lo había notado debido a su alterado estado de ánimo. Lo recogió curioso y lo leyó frente a la mirada espectante de Rey a la cual no podía ver.
- Tú escribiste esto, Leia?- le señaló el papel
- No. Esa no es mi letra
- Es cierto lo que dice? Ben oye voces? Cuáles voces?
La joven se quedó muda, evitando decirle la verdad a su esposo. Él la miró furioso, decepcionado de que su mujer le ocultara información.
- No entenderé sobre la Fuerza pero eso no significa que me trates como a un idiota.
- Lo lamento. No quería preocuparte.
- Preocuparme?! -respiró agitado, apretando los puños- Por supuesto que debo preocuparme, es mi hijo! Y qué sé yo lo que intentan hacer con él!
El hombre empezó a abrir las puertas hasta que detrás de una encontró al niño que no superaba los 10 años. Se agachó a su altura. Los ojos del jovencito estaban lagrimeando por la aflicción. Han le acarició el hombro, mientras Rey observaba sin poder creer lo precioso que era Ben a esa edad.
- Ben, sabes quién escribió esto?- le mostró el papel
El niño negó con la cabeza sin decir palabra.
- Pero ¿es cierto lo que dice?
A pesar de la vergüenza, el niño hizo un gesto afirmativo.
Han abrazó a su hijo, sintiéndose impotente frente al sufrimiento de quien se suponía debía cuidar. Leia veía la escena con lágrimas en sus ojos, al igual que Rey.
- Escúchame. Descubriremos de dónde vienen esas voces, de acuerdo? No eres un monstruo. Quizás Luke nos pueda ayudar- murmuró en el oído de su hijo
- Papá, no, no me dejes con él. Quiero estar contigo- le rogó aferrándose más al hombre
- Cariño, no sabemos cómo ayudarte- reconoció su madre mientras acariciaba su negro cabello- Pensamos que tu tío sí, él sabe más sobre la Fuerza que yo.
Pero el niño no paraba de llorar. Han sentía como tiritaba entre sus brazos.
- Leia, no podemos dejarlo con Luke- le comentó a su esposa sin soltar a su hijo- Tiene miedo, necesita nuestro apoyo.
- Cómo? - cuestionó ella llena de dudas
- Eso ya lo veremos. Pero no lo dejaré solo allá - entonces se dirigió al niño- Ben, tranquilo. Estaremos contigo. Ya no me iré lejos. Lo prometo. Hablaré con tu tío para ver si puede venir de vez en cuando pero te quedarás aquí. Vamos a solucionarlo.
- Sí, vamos a solucionarlo- le sonrió su madre limpiándole las lágrimas de su atribulado rostro, tratando de darle seguridad
Rey sonrió dichosa, con sus mejillas mojadas por todas las lágrimas que derramó. Vió finalmente al niño calmado rodeado por sus dos padres. Quería seguir mirando pero varios portales a su alrededor empezaron a brillar. El lugar empezó a temblar y ella solo buscaba rápidamente la salida. Cuando la encontró, corrió en su dirección pero antes de salir, observó un último portal: era ella misma muerta en Exegol y cómo él había llegado a rescatarla... sus ojos desesperados, cómo la abrazaba como el ser más valioso de su existencia... y el momento exacto en que Ben decidió sacrificarse por devolverle la vida.
Sintió su corazón partirse en pedazos. Habló lo más fuerte que pudo, implorando para que él la escuchara del otro lado:
No te vayas sin mí
No me dejes atrás
Que supimos querernos
Como nadie lo hará.
Caminemos los dos
Hacia el mismo lugar
Que se lleve la brisa
Las cenizas al mar
Al terminar, ese mismo portal brilló con una luz blanca cegadora.
- Te amo, Ben- susurró en un hilo de voz, antes de saltar fuera del extraño lugar al cual había sido conducida por un enorme lobo blanco en Lothal.
El mismo animal la recibió al salir, hasta que de pronto no lo vió más y ella entró en un profundo sueño.
Basado en la canción "Abrázame" de La Oreja de Van Gogh.
