Capítulo 6: El roto corazón de Adam

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El tiempo seguía su curso, como debía ser, cada amanecer era igual para la pareja, despertaban abrazados, con uno besando al otro, sin importar lo temprano o tarde que fuera. Después de los mimos matutinos un elfo les llevaba el desayuno a la habitación de Lucius, que desde hace semanas se había transformado en la habitación de ambos.

Llegada la tarde se inventaban una escusa diferente para alejarse de los padres del mayor e internarse en los bosques aledaños a la mansión para entrenar, porque sí, podía parecer una luna de miel, pero Harry tenía una misión y Lucius estaba encantado de ayudarlo a entrenar.

Esa tarde era algo diferente, Abraxas le había pedido ayuda a su primogénito para que fuera con él al ministerio a resolver unos asuntos importantes. Harry lo miró preocupado, entendiendo entre líneas que era con Voldemort con quien se tendrían que encontrar.

La madre de Lucius le dijo que no se preocupara, que ella podía atender a su invitado el tiempo que demoraran en volver. Harry se preguntaba si ella sabría en lo que andaban su esposo e hijo.

-Dime, Adam, que te trajo aquí en primer lugar.

Bien, la mujer era brutalmente directa, y a Harry se le hizo algo incomodo el poner la cara para mentir de esa manera.

-Mis padres creen que es necesario que conozca el mundo y entre esos viajes conocí a Lucius –le dijo mientras recibía una taza de té de manos de la mujer, aunque antes de beberla lo miró con atención, parecía normal y no creía que ella le hubiera puesto algo a la bebida- nos hicimos amigos y a mis padres no les molestó el que pasara una temporada aquí, después de todo Lucius es una muy buena influencia.

-Eso lo noto –dijo tomando de su té-. Sabes, querido, puedo ser una persona muy perspicaz cuando me lo planteo y ciertamente noto que entre mi hijo y tú pasa algo.

Harry se ahogó con el té, no esperaba algo así viniendo de la mujer, por lo que sus mejillas se encendieron como antorchas ante el comentario.

-Yo… bien, nosotros…

-Oh, no te preocupes –dijo la mujer- no me molesta que mi hijo tenga una aventura.

-¿Una aventura?

-Sí, bien, No pensaras que esto que están teniendo es algo sostenible en el tiempo, ¿verdad?

Harry sintió como la respiración se le atoraba. Sabía que tarde o temprano tendría que volver a su época, mucho más tomando en cuenta que el tiempo pasaba y ya le quedaban poco más de ocho meses para volver. A estas alturas y tomando en cuenta el tiempo, su madre debía ya estar embarazada de él.

Le dolió el estomago de pronto, tendría que renunciar a Lucius antes de lo previsto.

-Disculpe, no me siento bien –dijo poniéndose de pie.

-Sé que soné dura, muchacho –dijo ella poniéndose de pie también-, pero me criaron para ser una persona franca y puedo ver que tanto tú como mi hijo creen estar viviendo un idilio, pero no es así.

-Lo entiendo –dijo con la cabeza gacha, sintiendo ganas de llorar.

-Creo que no lo entiendes. Posiblemente en este momento mi esposo debe estar teniendo esta conversación con nuestro hijo. No es para importunarlos.

-De verdad yo…

-Lucius se casará –dijo de golpe.

Harry se sintió aun peor. Sabia que eso podía pasar, pero que la madre de Lucius se lo dijera con tanta seguridad lo hacía sentir fatal.

-Lo siento, me debo retirar.

-Lo siento yo, muchacho –dijo la mujer-, el matrimonio es un asunto arreglado desde que ellos eran niños, somos sangre pura, tu también fuiste criado así, deberías entender que estas cosas son así.

-Lo sé –dijo un poco más compuesto, mirándola a los ojos-, se que las costumbres sangre pura así lo indican, pero creí que estaría más feliz de saber que su hijo puede enamorarse.

-El amor es un tema aparte –dijo fría, no le gustaba que la desafiaran, mucho menos un chiquillo.

-¿Puedo hacerle una pregunta?

-Dime.

-¿A usted también la casaron a la fuerza?

La mujer se mantuvo en silencio. Ella se casó con su esposo por amor, pero ellos siempre supieron del compromiso que ambos tenían.

Harry hizo una reverencia antes de salir de la sala para dirigirse a su habitación, quería huir, quería arrancar, pero tenía tanto dolor en su corazón en ese momento, que se sentía perdido.

En su dolor no notó cuando entró a una habitación que no era la suya ni la de Lucius, pero era increíble. El lugar parecía una real galeria de arte. Esculturas por aquí y por allá, retratos de paisajes hermosos y otros que no entendía para nada, pero entre todos el que más le gusto fue el cuadro de Draco cuando era bebé.

Un momento.

Sintió como el aire le faltaba, ese claramente no podía ser Draco, porque Draco aún no nacía.

Era Lucius entonces.

Su cabeza se nubló por un momento.

Draco era mayor que él. Si mal no recordaba era un mes mayor… eso quería decir que la madre de Draco ya debía estar embaraza de él.

No cuadraba en el asunto.

¡Demonios!

¿Podría haber alterado el tiempo al haberse enamorado de Lucius?

Sintió que la habitación le daba vueltas.

-Draco – sus ojos se aguaron en cuando la cara del chico llegó a su mente.

¿Acaso había matado al niño prepotente? ¿Ese que le hacia la vida imposible, pero que sin saber por qué quería proteger con todas sus fuerzas?

El corazón le dolía y ahora las lágrimas caían sin control de sus ojos. Se sentía perdido.

Salió de la habitación y corrió sin rumbo fijo, sólo supo de sí mismo cuando ya se encontraba entre los matorrales del bosque. Concentró su magia, justo ahora quería desaparecer, justo ahora quería dejar de sentir el dolor que estaba sintiendo.

Se apareció.

Lucius llegó a la mansión hecho una furia. No esperaba que su padre quisiera tener una conversación tan molesta para el justo en ese momento.

Lo único que quería en este momento es encontrar a Harry y salir con él un rato, necesitaba despejarse y calmar su mal humor y sólo su pareja podía relajarlo ahora.

Su madre estaba en el salón principal, pero Harry no estaba con ella, seguramente había ido a su habitación, no estaba muy acostumbrado a ellos, después de todo.

-Hijo.

-Madre –la saludó, queriendo irse lo más rápido posible.

-Si buscas a tu amante –dijo logrando que su hijo parara en seco-, te advierto que no está en la mansión.

Abraxas, que venía llegando también estaba atento a la conversación.

Lucius tomó aire, barajando las posibilidades. ¿Podía ser que su madre hubiera hablado del tema con Harry también?

-Madre –le llamó- ¿Qué fue lo que le dijiste a Adam?

-Le dije la verdad, hijo –habló ella con serenidad-, tú tienes tus obligaciones, al igual que él, imagino.

-Madre.

-Lucius, el asunto aquí es claro –dijo poniéndose de pie y caminando en dirección a su esposo, le había costado demasiado convencerlo de que era lo mejor, como para que ahora su hijo estuviera teniendo un arranque de pasión-. Te casaras con Narcisa Black, querido, el asunto se ha dilatado demasiado y ya es hora de que des un heredero a la familia.

-No me casaré con ella, madre –dijo haciéndole frente- y espero que no hayas estado metiéndole ideas erróneas en la cabeza a mi pareja.

-Él no puede ser tu pareja –dijo molesta.

-Te duela o no, madre, Adam es mi pareja.

Lucius salió de la mansión sin saber a dónde ir. Maldición. ¿Dónde podía estar Harry?

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Continuará...