«Me volveré loca, quiero volver a casa, no quiero saber nada de una perla desgraciada». Canto mentalmente Karin mientras se encontraba sentada al lado de Miroku. Todos habían terminado en una aldea de exterminadores de demonios para obtener información sobre la perla de Shikon; sin embargo, ninguno tuvo en cuenta que el lugar estaría destruido y con varios cadáveres de las personas que habitaban ese lugar.

La situación empeoro cuando se toparon con la última sobreviviente de la aldea, que fue engañada por Naraku e intento atacar a Inuyasha. Sintió pena por Sango, fue engañada y lastimada por un bastardo, perdió a toda su familia y ahora se encontraba inconsciente por las heridas que había intentado curar gracias a una fusión de plantas medicinales que Kaede le había enseñado. Aquella chica parecía tener la edad que su pequeña hermana menor o incluso un año mayor. Sin embargo, puedo simpatizar con ella y tuvo la misma sensación de sobreprotección como la que tenía con su familia.

Suspiro con cierto estrés, de pronto, la gatita que pertenecía a Sango, Kirara, se colocó en su regazo y le ronroneo frotando su cabeza en su brazo. No pudo evitar caer ante el encanto de la extraña gatita y la mimo con varias caricias.

Miroku miro a su acompañante que sonreía genuinamente mientras acariciaba a Kirara.

—¿Asique mi querida prometida es la clase de persona que huye del afecto humano pero que ama a los animales? —insinuó con un tono descarado.

Karin dejo de mirar a la gatita para posar su mirada en el monje.

—Que puedo decir, soy algo mala cuando se trata de las relaciones amorosas —sonrió ella de forma traviesa mientras veía a Kirara alejarse de ella—, por eso, mi hermana nunca me pide consejos.

—¿Quieres que te enseñe como se hace? —sugirió Miroku sonriéndole.

La azabache soltó una suave risa encontrando divertida la situación.

—Inténtalo, pero déjame advertirte que soy una alumna muy mala.

En ese momento, Inuyasha apareció con un gran pedazo de madera para la hoguera que se encontraba en frente de Karin y Miroku, por lo que se interpuso entre esos dos.

—¿Qué están haciendo? —Inuyasha los miro con ojos recelosos sobre todo a Miroku.

—Charla de adultos, Inu —contesto Karin—. No lo entenderías.

—Exacto, los niños no lo entenderían —dijo Miroku.

—¡Keh! En vez de hablar mejor despierten a esa chica Sango.

—No es bueno obligar a despertar a una persona, Inuyasha —le advirtió Karin—. Sus heridas eran severas es preferible dejarla descansar hasta que ella misma despierte.

—Hay que despertarla, ella sabe dónde se encuentra Naraku —dijo Inuyasha lanzado la madera al fuego—. Dice que no recuerda bien el lugar de ese palacio, pero si estamos por esos alrededores seguro recordara alguna pista.

—Naraku es muy astuto —menciono Miroku—, seguramente le puso algo al humo cuando trato de escapar y así no recordara nada.

—Pero ya tenemos diez días esperando a que se despierte —se quejó el hibrido mientras recibía una mirada de negación por parte de Karin—. Si fuera yo me bastarían tres días para sanar.

—Si fuera yo no me levantaría en un año —revelo Karin de forma exagerada.

—Y si fuera yo permanecería dormido por un mes entero —dijo Miroku—. Además, no solo se trata de heridas físicas. La herida que tiene en el corazón causada por la muerte de sus amigos aún debe dolerle.

—Es eso cierto —coincidió Karin con el monje—, no es algo que se supera fácilmente.

—¡Un corazón herido! Yo conozco el mejor remedio, hay que cobrar venganza —revelo Inuyasha confiado—. Por eso, es necesario invadir el castillo de Naraku a como dé lugar.

Mientras Inuyasha seguía balbuceando sobre vengarse de Naraku, Miroku le lanzo un pedazo de madera a este en la cabeza para que se callara, pero luego fue regañado por Karin.

—¿Enserio le tenías que lanzar esa madera? —Karin lo miro con el ceño fruncido.

—No había otra cosa.

—¡Miroku!

—¡¿Por qué me golpeas?! —reclamo Inuyasha molesto.

—Lo mejor es que ella descanse el tiempo necesario no hay mejor medicina que esa —explico Miroku mostrando su serenidad.

Inuyasha se alejado del lugar refunfuñando.

Tanto Karin como Miroku vieron como el hibrido se alejaba y luego se miraron.

—La paciencia no es su virtud —dijeron con cierta convicción.


Cuando Sango despertó, la encontraron orando en las tumbas que habían cavados para los difuntos habitantes de esa aldea. Karin vio cómo su hermana menor intentaba convencer a Sango para que los acompañaran, y lo sorprendente es que esta acepto sin ningún problema como también decidió ayudarlos para descubrir información sobre la perla de Shikon.

La azabache de ojos azules frunció el ceño cuando Sango los había guiado a una cueva. Sin embargo, había una misteriosa barrera en la entrada en la cueva que la hacía dudar en entrar, pero Sango afirmo que podían entrar.

Dieron unos cuantos pasos dentro de la cueva para notar que había varios cadáveres de demonios causando horror en Karin, aun se encontraba traumada por presenciar a una princesa fallecida flotar en frente de ella como si estuviera poseída y al estar dentro de una cueva llenas de cadáveres no la ayudaba mucho. Luego noto que había una estatua de una mujer rodeaba de demonios y uno de ellos a punto de devorarla.

—¿Qué es todo esto? —pregunto Inuyasha al mismo tiempo que ayudaba bajar a Sango de su espalda ya que esta aún estaba débil.

—Así quedo después de tener una terrible batalla con cientos de criaturas como ogros, dragones y arañas —contesto Sango—. Todos ellos se reunieron para destruir a una sola persona.

«¡¿Acaso dijo dragones?!».Exclamo Karin en su mente con cierta incredulidad.«Lo que faltaba! Seguro también hay dinosaurios».Pensó sarcástica.

—Hay una momia dentro de esos fósiles —menciono Kagome.

—¿Momia? ¿Es enserio, Kagome? —cuestiono Karin mirando a su hermana menor.

—¿Qué? —Kagome frunció el ceño mirando a su hermana mayor que la miraba con negación—. Es lo que estoy viendo.

—¿Y esa momia, no te parece más a una mujer que está a punto de ser devorada por una criatura? —inquirió ella burlona, para luego sonreír divertida al ver la irritación de Kagome.

—Cállate hermana —mascullo Kagome viendo que su hermana solo la estaba molestando.

—Está siendo devorado por esas criaturas —observo Miroku detalladamente—. La armadura es vieja, tal vez, sea un soldado de la antigua edad.

—No, era una mujer —comento Sango mirando la estatua mientras Karin molestaba a Kagome diciéndole:"¡Ja! En tu cara, te dije que era una mujer"para luego recibir un golpe en el brazo por parte de esta—. Era una sacerdotisa de hace cientos de años.

Kagome que peleaba con su hermana mayor, por un minuto la ignoro al escuchar lo que había dicho Sango.

—¿Dijiste sacerdotisa? —pregunto ella sorprendida.

—Así es —afirmo Sango asintiendo.

—Sin embargo, el número de criaturas que tratan de detenerla es asombro —admitió Miroku—. Parece que esa sacerdotisa tenía unos grandes poderes espirituales.

Karin miro con más detalle el cadáver momificado de la mujer y por alguna extraña razón sintió simpatía. Por una razón, comprendía por todo lo que tuvo que pasar al ser una poderosa sacerdotisa. Luego miro a su hermanita y rezo por ser lo suficientemente fuerte para protegerla.

—Cuando todavía la nobleza tenía controlado nuestro país, las guerras y la hambruna se extendían y muchas personas murieron —explico Sango.

«Lo sé, en la escuela era la única estúpida que prestaba atención en la clase de historia cuando la mayoría de mis compañeros dormían. ¿Soy una persona normal?».Pensó Karin recodando sus épocas de secundaria en un momento menos indicado.

—En ese entonces, el número de demonios se incrementó —siguió relatando Sango— debido a la cantidad de cadáver y humanos exhaustos. Muchos monjes y soldados se dedicaban a la exterminación de demonios, pero dentro los más importantes la sacerdotisa Midoriko usaba una técnica especial la cual desprendía las almas de los demonios para purificarlas.

—¿Una técnica para robar y purificar almas? —insinuó Kagome mirando a Sango.

—Sorprendente —susurro Karin escuchando atentamente el relato de la joven exterminadora.

—Sí, las almas que hay en este mundo —asintió Sango mirando a Kagome—, se dice que hay de cuatro tipos: humanas, animales, árboles y piedras.

En ese momento, un recuerdo paso en la mente de Karin.

—¡Oh! ¡Oh! Eso lo sé —exclamo Karin llamando la atención de todos—. Las cuatro almas están compuestas por Aramitama, Nigimitama, Kushimitama y Sakimitama.

Kagome frunció el ceño mirando a su hermana mayor.

—¿Y tú como sabes eso?

—¿Pensabas que no escuchaba los relatos del abuelo como tú? —inquirió Karin divertida—. ¡Ja! Ilusa.

Kagome simplemente le saco la lengua a su hermana mayor. La interacción de las hermanas Higurashi hizo que Sango las mirara con simpatía y luego tuvo una punzada al recodar que su hermano estaba muerto.

—Lo he leído en algunos escritos, al fusionarse esas almas crean una esencia y residen la mente y el corazón de un cuerpo material —siguió Miroku con la explicación de Karin—. Aramitama significa el coraje, Nigimitama significa la amistad, Kushimitama significa sabiduría y Sakimitama representa al amor. Estas cuatro almas mantienen fusionando esa esencia llamada Naobi, es decir, mantiene un balance en la mente de las personas. Inuyasha, ¿entendiste mi explicación?

—¡¿Por qué me preguntas a mí?! —reclamo este mirando al monje.

—Yo no entendí nada —admitió Shippo.

—Si se realizan actos de malicia los poderes de la perla funcionaran a favor del mal, esa esencia se llena de energía negativa y toma el camino equivocado —revelo Sango con simpleza.

—Es decir, tanto las almas de humanos como de criaturas sobrenaturales que habitan aquí pueden ser influenciadas por el bien y el mal —declaro Miroku.

—Para todos los demonios, Midoriko era una oponente poderosa ya que ella podía dejarlos indefensos al purificar completamente sus almas —manifestó la joven exterminadora.

—Pero quedo exhausta al pelear con ese ejército de demonios —argumento Inuyasha—. Al fin y al cabo, eso significa que la sacerdotisa no era gran cosa como la relatan en sus historias.

—Espera, ella aún no ha perdido la batalla —refuto Sango—. Al pelear siete días y siete noches, Midoriko gasto sus únicas energías y fue devorada. Asique uso sus últimos poderes para robar las almas de esas criaturas y su alma también fue absorbida, la magnitud fue demasiada que salió de su cuerpo —ante lo dicho por esta, Karin hizo una mueca de asco—. Y lo que exploto de su cuerpo es lo que todos conocemos como la perla de Shikon. Ella no logro purificar las almas de todos esos demonios, aunque su cuerpo pereció, se dice que la sacerdotisa sigue batallando contra ese ejército y su existencia demuestra que aún no ha terminado.

—La pelea entre el bien y el mal continua dentro de la perla de Shikon—declaro Kagome viendo la mitad de la perla en su cuello.

En ese momento, Inuyasha soltó una risa llamando la atención de todos.

—Digan lo que digan, Naraku querrá robársela y si continua esto complicara más las cosas; ya que yo usare los poderes de esa perla para convertirme en un demonio legendario y apuesto que esa tal Midoriko ni se lo imagina.

Dicho esto, repentinamente el hibrido comenzó a brillar para luego salir volando de la cueva mientras que Karin junto a Miroku y Shippo lo veían desde su lugar.

—Eso indica que todo ser que tenga una mentalidad así, será expulsado de esta cueva —expreso Miroku con seriedad.

—Me voy a ir al infierno por reírme de esto —comento Karin y estallo en carcajada.

—Ese fue un abajo por parte de Midoriko —menciono Shippo haciendo que la azabache a su lado nuevamente volviera a reír.


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¡Hasta el próximo capitulo!