Karin salió del pozo y suspiro con alivio al ver el santuario del templo, extrañaba estar en casa después de todo lo vivido en la Era Feudal. Tuvo que dejar a si hermana confiando en las personas que había conocido en el pasado, lo cual era un alivio que esta e Inuyasha tuvieran más apoyo.

Enfrentarse a "deidades del agua", Miroku por poco siendo asesinado por una mujer que en realidad era una mantis yokai, Sango enfrentándose a su hermano menor quien fue resucitado a causa de un fragmento de la perla mientras Naraku lo manipulaba como títere para hacer el trabajo sucio; no se clasificaría como una aventura normal.

Se recordó a si misma que estaba allí por Kagome, para protegerla y evitar que no muera antes de los veinte. Se froto las cienes entrando a su casa siendo recibida por su madre, abuelo y hermano. Estaba dispuesta a descansar un rato porque dentro de unas pocas horas tendría que trabajar y mientras se dirigía a su habitación, Sota se empeñaba por saber que clases de aventura vivía en la Era Feudal y creo que era mejor omitir algunas clases de cosas para no preocuparlo.

—¡Hermana! ¿Cuéntame que has estado haciendo en el pasado? ¿Qué clases de técnica usa amigo orejas de perro? ¿Cómo son los demonios a los que se enfrentan?

La azabache se detuvo en frente de su habitación y se dio vuelta mirando a su hermano menor.

—Sota, te quiero —dijo Karin viendo como su hermano ponía cara de confusión—, pero tengo que ducharme y descansar en otro momento te contare lo que he presenciado. Capisci?

Sota inclino la cabeza hacia un costado frunciendo el ceño.

—¿Ahora hablas italiano? —inquirió él.

—No —negó ella—, solo que siempre quise decirlo.

—A veces me olvido que tú eres la mayor.

—Eres un bebe, hermoso —menciono ella sujetando una de las mejillas de Sota.

—¡Que no soy un bebe! —se quejó él separándose de su hermana mientras se sobaba la mejilla.

—Para mí, tú y Kagome siempre serán mis hermanitos bebes.

—Entonces para mí, siempre serás una anciana —revelo Sota y salió corriendo por las dudas de haber invocado la furia de su hermana mayor.

Karin estallo en carcajadas entrando a su habitación.


En la noche, Karin se encontraba en la barra haciendo trago para varias personas mientras que a la lejanía veía a Natsu, Akane y Kane bailando. Sus amigos no habían creído que ella había conseguido trabajo de barman por lo que decidieron seguirla a su nuevo trabajo.

—¿Ese es el chico que mencionaste que se te confeso y que espera a que le correspondas?

La azabache miro a su compañera de trabajo, Hanako Fukanaga, a pesar de que Hanako era ocho años mayor que ella había descubierto que era una gran persona y la había ayudado mucho en la preparación de bebidas alcohólicas.

—Así es —Karin suspiro—, solo espero a que esta noche encuentre a su amor ideal —miro a Kane divertirse con sus amigas.

—Empieza a rezarle a los dioses, porque ese chico te mira a cada minuto —se burló Hanako ya que en el poco tiempo que conocía a Karin descubrió que esta no era muy romántica.

—En vez de rezar, hare un ritual con danzas extrañas y cantos que parece que estoy invocando al diablo —bromeo Karin haciendo que su compañera estallara en carcajada.

—Llámame cuando lo hagas.


En un momento de la noche, Karin vio a un hombre sentado en la barra con una botella de vodka a su lado mientras sostenía un vaso. El hombre aparentaba de no tener más de treinta años, pero hacia horas que se encontraba bebiendo y presentía que en cualquier momento se desmayaría.

—Si vas a entrar en un estado de coma alcohólico en estos momentos, te sugiero que lo hagas afuera de este lugar —le advirtió Karin mientras secaba uno de los vasos que había terminado de lavar—. No quiero problemas en un lugar donde este mi presencia.

El hombre miro los ojos azules de joven chica y soltó una risa con amargura.

—¿Y tú qué sabes? —espeto a la defensiva.

—Si vomitas, tu respiración empieza a ser irregular, tienes temperatura corporal baja y te desmayas. Empieza a preocuparte y rezarle a tu dios creyente —comento ella sabionda.

—¿Acaso eres médica? —pregunto el hombre con sarcasmo.

—Pues estoy en tercer año de medicina, o bueno, estaba —recalco Karin al último.

El hombre no pregunto, pero arqueo una ceja como si estuviera preguntado y de alguna forma Karin lo entendió.

—Digamos que estoy tomando unas vacaciones del estudio.

—No te pregunte.

—Tu cara lo preguntaba a gritos —revelo ella—, te recuerdo que estás borracho.

—No estoy borracho, tengo buena tolerancia al alcohol.

—Por la forma deprimente que bebes, haces que me deprima en mi trabajo.

—¿Entonces no puedo llorar a mi prometida con alcohol? —insinuó el hombre irritado y con el ceño fruncido.

Karin se quedó muda queriendo golpearse mentalmente ya que no sabía la razón por la que el hombre bebía y ahora descubría que era porque había perdido a su prometida; lo cual era una tragedia. Y lo peor de todo lo había hecho enojar por lo que reconsideraría la próxima vez mantener la boca cerrada.

—Discúlpame, no lo sabía —se disculpó ella avergonzada— Solo soy una empleada novata preocupada por su cliente —dijo de forma exagerada evitando en no meterse en problemas y que no la despidieran.

Los ojos marrones del hombre la miraron fijamente haciendo que Karin se sintiera incomoda y más porque este sonrió de forma ladina.

—Me recuerdas mucho a ella —revelo el de forma repente.

La azabache se sorprendió ante la revelación.

—Pues déjame decirte que tienes buen gusto.

El hombre soltó una suave risa.

—¡Karin deja de coquetear con el cliente y ven a ayudarme! —grito Hanako.

Karin estaba por ir a ayudar a su compañera hasta que escucho al hombre con el que hablaba.

—Aun no me presente.

—Tampoco te lo pregunte —comento ella y corrió hacia donde se encontraba Hanako haciendo las bebidas de los clientes.

«¿Como le estará yendo a Kagome en el pasado?». Pensó Karin posicionándose al lado de su compañera. «Solo espero que mejor que a mí.»


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¡Hasta el próximo capitulo!