Capitulo ambientado en el episodio 52 del anime.


«Creo que ya enloquecí». Pensó Karin mientras caminaba unos centímetros más atrás que Sesshomaru. No hacía mucho estaban en un bosque hablando con un árbol llamado "Árbol Sabio"; se tuvo que frotar los ojos no creyendo que el tronco de un árbol tuviera ojos y boca, lo cual, fue algo perturbador. Sin embargo, gracias a ese árbol parlante entendió la extraña actitud de Inuyasha cuando se enfrentó con Sesshomaru.

Al salir de sus pensamientos, miro la espalda de aquel demonio. De a poco se iba ganando su… ¿confianza? No sabía exactamente lo que este pensaba, pero que ella estuviera ahí acompañándolo era un gran avance. Claro, que otras veces ella se quedaba con Rin.

Habían estado caminando por horas y Sesshomaru no tuvo la decencia de decirle que dirección se dirigían.

En ese momento, llegaron a una aldea con varios cadáveres por doquiera haciendo que Karin prepara su arco y flecha. Cuando Sesshomaru detuvo un andar, ella miro en la dirección donde miraba este y noto a Inuyasha con ese aspecto terrorífico de nuevo. Sabiendo que Inuyasha estaba ahí, se encontró que su hermana y el resto estaban no tan lejos de ella.

La mirada de su hermana, Miroku, Sango y Shippo claramente no era grata cuando notaron la presencia de Sesshomaru.

«Y aquí vamos de nuevo.»

—¿Por qué sigue así? —preguntó Karin en voz baja.

—Es solo una bestia que pelea —escucho decir de Sesshomaru.

Cuando Inuyasha poseído por su sangre de demonio corrió hacia Sesshomaru, Karin entendió que eso no iba a salir bien y más cuando este último saco su espada. El ataque de la espada de Sesshomaru no puedo contra Inuyasha, ya que este había golpeado a Tokijin sin problema.

La joven de ojos azules se alejó cuando nuevamente Inuyasha intento atacar a Sesshomaru haciendo que este se moviera de su lugar. Por otro lado, Sesshomaru uso nuevamente su espada y esta vez en joven hibrido no pudo esquivar el ataque.

—¡Inuyasha! —exclamo Kagome corriendo hacia el hibrido que se encontraba inconsciente mientras Sesshomaru se acercaba a este inconsciente.

—¡Maldición, Kagome! —Karin corrió hacia su hermana con intención de protegerla y a Inuyasha también—. Espera, Sesshomaru —pidió ella interponiéndose en medio de su hermana y Sesshomaru que se seguía acercando.

—¡Malvado no te acerques! —grito Kagome con enojo.

Karin se horrorizo.

—¡Cállate, Kagome! —regaño ella—. No le hagas caso, Sesshomaru —dijo nerviosa mirando fijamente los ojos ámbar de este.

—Si quieres que se detenga, detén su transformación con Colmillo de Acero —informo Sesshomaru con simpleza—. Si vuelve a recuperarse, otra vez, comenzara a atacarlos.

«¿Está intentando ayudarlo?». Pensó Karin desconcertada

Ambas hermanas Higurashi lo miraron con sorpresa no esperando esa respuesta. En ese momento, también se acercó Miroku y Sango junto con Shippo posicionándose detrás de Karin.

—Hace un momento pudiste matarlo con tu espada, pero lo único que hiciste fue alejarlo —dijo Miroku mientras Karin fruncía el ceño esperando que este no provocara a Sesshomaru más de la cuenta—. ¿Por qué no le hiciste nada? Dudo que ahora haya nacido el amor por tu medio hermano.

—Algún día lo matare —declaró Sesshomaru—, sin embargo, ahora nada me sirve acabar con alguien que ni siquiera sabe quién es.

Karin suspiro decepcionada era demasiado bueno para ser verdad; Sesshomaru no intentaba de ayudar a Inuyasha solo lo estaba probando. Y ella pensaba que el discurso que le había dado había servido, aunque sea un poco.

Cuando Sesshomaru se dio media vuelta y se alejó, Karin miro a su hermana e Inuyasha.

—¿Realmente tienes que irte con él? —pregunto Miroku seriamente.

La azabache miro al monje.

—¿Acaso mi prometido se preocupa por mí? —bromeo ella, sin notar que Sango se encontraba sorprendida mientras que Kagome miraba con negación a su hermana.

Miroku sonrió ladino.

—Por supuesto, mi prometida se va con otro hombre. ¿Cómo quieres que reaccione? —dijo él de forma dramática mientras que Karin estallaba en carcajada.

—Tonto —dijo con una sonrisa—, pero si tengo que irme, ya que, en mi búsqueda por encontrarlo a ustedes, me topé con una niña huérfana —respondió ganándose miradas de sorpresa.

—¿Ya tenemos una hija? —Miroku fingió sorpresa mientras que la joven de ojos azules lo golpeaba en el brazo.

—¿Una niña? —Sango la miro curiosa.

—Así es —Karin asintió afirmativa—. Ella tiene un cierto apego a Sesshomaru y no puedo dejarla sola.

—¿Y Sesshomaru lo aprueba? —pregunto Shippo preocupado.

—Bueno, hace días que viajo con él y aún no he muerto —bromeo Karin y esta vez ella recibió una mirada de advertencia por parte de Miroku.

Kagome frunció el ceño.

—No juegues con eso.

Karin soltó una risa sarcástica.

—Lo dice la persona que se lanzó a proteger a Inuyasha sin ninguna protección y sobre todo provocar a Sesshomaru —argumento ella ganándose una mirada fulminante de su hermana menor—. Escuchen cuando Inu despierte, díganle que me busque porque quiero hablar con él.

Dicho esto, la azabache se dio media vuelta y corrió en la dirección donde Sesshomaru se había ido.


El viaje era silencioso y Karin se encontraba nerviosa, porque prácticamente había desafiado a Sesshomaru con la intención de proteger a Kagome e Inuyasha.

—¿Por qué los protegiste?

Al escuchar aquella pregunta, la joven miro al demonio que seguía caminando.

—De alguna forma siento que son mi responsabilidad y no quiero verlos lastimados —contestó ella inmediatamente.

—¿No tienes miedo a morir?

Las preguntas de Sesshomaru, desconcertaron a Karin de alguna forma. Que este haya iniciado una conversación era muy extraño, ya que ella era quien las iniciaba.

—Claro que tengo miedo y más si tú eres el posible causante de eso —revelo ella dubitativa al hablar—. Sabes, a veces piensos que nos mantiene a Rin y a mí para conocer más a la raza que tu odias.

Sesshomaru detuvo su andar y Karin contrajo la boca en forma de asterisco por miedo de haberlo ofendido. Hablar con aquel demonio era como caminar por hielo fino, nunca sabes cuándo va a romperse.

—¡Sr. Sesshomaru! ¡Srta. Karin!

El alma de la azabache volvió al cuerpo al ver a Rin junto Ah-Un, la extraña conversación la distrajo de su alrededor que nunca supo donde se encontraban. Suspiro aliviado y se acercó a la niña, quien la abrazo dándole la bienvenida.

—Rin, ¿Has sido una buena niña?

Ante lo dicho, Karin oculto su sorpresa. Que Sesshomaru hubiera preguntado cómo se comportaba Rin, eso era algo nuevo. Y el comportamiento del momento anterior también era ligeramente sospechoso, el único que no cambio su actitud era aquel sapo.

—Nos quedamos aquí esperándolos —contestó Rin obediente—, pero el Sr. Jaken está un poco deprimido allá —señalo al pequeño demonio.

—Seguro que extraño a su amo —sugirió Karin divertida.

Ante la presencia de su amo, Jaken se acercó rápidamente.

—Que gusto que haya vuelto, amo bonito.

«Nunca voy a superar ese apodo». Pensó Karin intentado suprimir una carcajada.


En la noche, Karin arropo a Rin con una sudadera deportiva que ella usaba; había visto a la niña temblar de frio junto a Ah-Un y no podía ser egoísta, no quería verla congelarse. Por otro lado, también vio a Jaken temblar de frio y no pudo sentir pena por el sapo. Luego se alejó y busco la presencia de Sesshomaru que se encontraba apoyado en un árbol.

Pronto volvería a su época y se lo haría saber a ese demonio.

—Dentro de poco iré a mi casa por dos días como lo había pactado —aviso ella a una cierta distancia moderada—. Por lo que no seas tacaño y préstame a Ah-Uh.

No recibió una respuesta, pero estaba segura que Sesshomaru no era sordo y esperaba que no la detuviera, aunque dudaba muy en el fondo que le importara que se fuera; y por un lado eso era bueno.

De pronto, sintió la presencia de Inuyasha y no fue la única, vio que Sesshomaru miraba en la misma dirección donde miraba ella.

—Inuyasha —Sesshomaru con su único brazo agarro la empuñadura de Tokijin.

—¡Espera! —exclamó Karin ganándose que esos ojos ámbar la miraran—. El viene a verme a mí y no a buscar pelea, asique quédate aquí —dicho esto corrió antes que Sesshomaru pudiera reaccionar.

Corrió por varios minutos en la dirección donde sentía la presencia de Inuyasha y llego encontrándose con este sentando al borde de un arroyo muy pensativo.

—Inu bonito —llamo Karin.

Inuyasha se dio vuelta mirándola con el ceño fruncido.

—¿De dónde sacaste ese horrible apodo?

—De pronto, me sentí inspirada —Karin sonrió divertida—. ¿Qué no te gusta?

—No me llames así —ordeno él—. Por cierto, ¿Por qué querías hablar conmigo?

La joven se sentó al lado del hibrido ganándose una mirada de confusión por parte de este. Desde ya hacia un tiempo que comprendía la actitud de Inuyasha y que todas sus preocupaciones se las guardaba para él mismo. Sabía que las trasformaciones sin control que había tenido este podían causar repercusiones o algún sentimiento de culpa y esperaba que se pudiera abrir con ella.

—¿Cómo te sientes? —preguntó ella.

Ante la pregunta, Inuyasha se sorprendió un poco que alguien preguntara como se sentía. Aunque Kagome se lo preguntaba seguido con Karin era diferente, era fraternal, como la de una hermana mayor. Suponía que ahora entendía un poco a Kagome, cuando comentaba la sobreprotección de su hermana mayor.

Karin no mentía cuando dijo que lo había adoptado como a un hermano menor.

—¿Bien?

La azabache frunció el ceño.

—¿Seguro? Ser otra persona completamente diferente y no poder controlarlo no lo tomaría a la ligera —argumento ella mirándolo.

Las orejitas de Inuyasha cayeron hacia abajo y en su mirada se notaba un poco avergonzado.

—¿Sabes que no es tu culpa, no? —dijo Karin recibiendo una mirada de sorpresa de Inuyasha—. ¡Te sorprendiste! ¡Asique si lo pensaste! Tonto, que tu sangre de demonio te dominara estaba fuera de tu control —explico ella—. No eras consciente de lo que hacías y, por cierto, que te hayamos visto así no que significa que te abandonaremos.

—¡¿Pero de que hablas?! ¡Nunca pensé eso! —exclamó Inuyasha irritado—. Siempre estuve solo y no me afectaría que ahora lo estuviera.

Karin negó con la cabeza varias veces mientras sonreía.

—Hace semanas que viajas con Miroku, Sango y Shippo, y ellos conocen tu horrible carácter, pero no van abandonarte —dijo ella viendo a Inuyasha cruzarse de brazos como si fuera un niño—. Kagome sin duda no va a irse, escuche por ahí que te hizo una promesa —Inuyasha se sonrojo—. Y obviamente yo no pienso abandonar a mi hermanito.

—¡Feh! Estás loca —declaro Inuyasha levantándose de su lugar con la intención de irse.

—Por cierto, no te sientas presionado por mi hermana —aconsejo ella también levantándose.

—¿A qué te refieres? —pregunto Inuyasha arqueando una ceja.

—Tú y Kikyo —contesto Karin viendo como Inuyasha se sonrojaba nuevamente—. Amo a mi hermanita y no quiero que salga lastimada, pero tú tienes un pasado que tienes que aclarar con Kikyo para que puedas avanzar. Por lo que, reflexiona y tómatelo con calma.

—Gracias —susurro Inuyasha de forma inaudible.

—¿Perdón? ¿Qué dijiste? No escuche —Karin sonrió divertida, ya que lo había escuchado perfectamente.

—¡No molestes! —Inuyasha la miro irritado—. ¿Y tú qué haces viajando con Sesshomaru? —soltó bruscamente.

—De eso no te preocupes —contesto Karin tomándolo sin importancia—. Lo tengo todo bajo control. Asique vete antes que mi hermana se preocupe.

—Si tú lo dices —dijo Inuyasha mirándola con sospecha y luego se fue rápidamente.

Cuando vio a Inuyasha desaparecer entre medio de los árboles, Karin volvió al lugar donde habían montado un campamento su pequeño y extraño grupo. Todo estaba en el mismo lugar a cuando ella se fue incluido Sesshomaru que por una vez estaba agradecida que no hiciera escándalo con Inuyasha estando cerca y consciente.

—Si vas a matar a alguien mientras no esté, hazlo a quien se lo merezca y no a los inocentes —advirtió Karin a Sesshomaru mientras caminaba hacia donde se encontraba Rin.

«Gran consejo, Karin, gran consejo». Pensó ella sarcástica teniendo en cuenta que su acompañante podía matarla mientras dormía.


¿Y que les pareció? ¿Algún Reviews?

¡Hasta el próximo capitulo!