Harry Potter fue fundada por J.K. Rowling.

DC Comics fue fundada por Malcolm Wheeler-Nicholson.

Cross de FXRobalino.

Puede ser un Cross: Harry Potter/Marvel o Harry Potter/DC (O se pueden usar las tres).

Fem-Harry puede ser transportado a alguno de esos universos o uno donde estén conectados, pero sin que tengan una comunicación, más allá de lo que se ve en los libros de Harry Potter. (Es decir: La Reina de Inglaterra no puede mandar o mantener el Instituto Internacional del Secreto, ella es una Muggle y no sabe, ni debe saber nada)

Fem-Harry es una Reina (Tomado de la historia de FXRobalino Harry Potter: El Retorno del Rey), es un ser muy poderoso en niveles mágicos y tiene el alma de un animal de gran cantidad de magia, en su interior.

Fem-Harry debe tener chicas de ambos lados, las obligatorias (de Harry Potter) son: Hermione, Padma, Daphne y Susan.

Si se decide trabajar con DC son: Starfire y Blackfire.

Los magos deben de ser poderosos. Los magos deben de estar, a un nivel de amenaza aceptable, para no ser menos.

Fem-Harry y las chicas, deben de ser un grupo neutral, enfrentando a héroes y villanos.

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18: El Cumpleaños de Muerte y una clase de historia.

Llegó el 31 de octubre

El día de Halloween, víspera de todos los Santos, noche de los Muertos o Noche de las Brujas.

Originado en la fiesta celta de Samhain.

El Gran Comedor, decorado, este año no con los murciélagos vivos de costumbre, sino con una variante del mismo animal, llamada: Zorro Volador Filipino, que eran varias veces, más grandes que un murciélago ordinario; las enormes calabazas de Hagrid habían sido convertidas en lámparas tan grandes que tres hombres habrían podido sentarse dentro, y corrían rumores de que Dumbledore había contratado una compañía de esqueletos bailarines para el espectáculo.

—Buenas noches, señorita Kent. —Saludó un fantasma, quien pasaba por allí, con una bandeja de carne asada y una bandeja de mazorcas. —Sir Nicholas, nos ha dicho que asistirá a su cumpleaños de muerte, y nos ha pedido, llevar alimentos en buen estado para usted.

—Gracias —dijo Clarisse.

— ¡Oh!, ¿te importa si asistimos también? —eran Hermione y Padma, quienes, de casualidad, pasaban por allí.

—Adelante, no creo que tengan mayores problemas —dijo el fantasma. —Pueden seguirme, si quieren.

A las siete en punto, Clarisse, Padma y Hermione atravesaron el Gran Comedor, que estaba lleno a rebosar y donde brillaban tentadoramente los platos dorados y las velas, y dirigieron sus pasos hacia las mazmorras.

Aunque la mazmorra, también estaba iluminada con hileras de velas el pasadizo que conducía a la fiesta de Nick Casi Decapitado, aunque el efecto que producían no era alegre en absoluto, porque eran velas largas y delgadas, de color negro azabache, con una llama azul brillante que arrojaba una luz oscura y fantasmal incluso al iluminar las caras de los vivos. La temperatura descendía a cada paso que daban.

Al tiempo que se ajustaba la túnica, Clarisse oyó un sonido como si mil uñas arañasen una pizarra, así como un arpa, un violín y una mandolina mal afinadas, e incluso dos tambores mal templados.

—Señorita Kent y.… señoritas Granger y Patil —saludó Nicholas. —Les agradezco mucho, que vengan a mi cumpleaños de fallecimiento. Es un enorme honor para mí, tenerles por aquí.

—Oh, no —dijo Hermione, parándose de repente—. Volvamos, volvamos, no quiero hablar con Myrtle la Llorona.

— ¿Con quién? —le preguntó Clarisse, retrocediendo rápidamente.

Hermione frunció el ceño. —Es el fantasma del baño del segundo piso, ¿Por qué crees, que nadie entra allí? —Clarisse abrió los ojos.

—Esos baños, siempre me han dado mala espina. Por eso mismo, jamás entro allí. —Dijo Clarisse, encogiéndose de hombros, mientras daban otra vuelta.

—Ha venido bastante gente —dijo con orgullo Nick Casi Decapitado—. Mi Desconsolada Viuda ha venido de Kent. Bueno, ya es casi la hora de mi discurso, así que voy a avisar a la orquesta. —La orquesta, sin embargo, dejó de tocar en aquel mismo instante. Se había oído un cuerno de caza y todos los que estaban en la mazmorra quedaron en silencio, a la expectativa. —Ya estamos —dijo Nick Casi Decapitado con cierta amargura.

A través de uno de los muros de la mazmorra penetraron una docena de caballos fantasma, montados por sendos jinetes sin cabeza.

Los asistentes aplaudieron con fuerza; Clarisse también empezó a aplaudir, pero se detuvo al ver la cara fúnebre de Nick.

Los caballos galoparon hasta el centro de la sala de baile y se detuvieron encabritándose; un fantasma grande que iba delante, y que llevaba bajo el brazo su cabeza barbada y soplaba el cuerno, descabalgó de un brinco, levantó la cabeza en el aire para poder mirar por encima de la multitud, con lo que todos se rieron, y se acercó con paso decidido a Nick Casi Decapitado, ajustándose la cabeza en el cuello.

— ¡Nick! —dijo con voz ronca y burlona—, ¿cómo estás? ¿Todavía te cuelga la cabeza? —Rompió en una sonora carcajada y dio a Nick Casi Decapitado unas palmadas en el hombro.

—Bienvenido, Patrick —dijo Nick con frialdad.

— ¡Vivos! —dijo sir Patrick, al ver a Clarisse, Padma y Hermione. Dio un salto tremendo pero fingido de sorpresa y la cabeza volvió a caérsele. La gente se rio otra vez.

—Muy divertido —dijo Nick Casi Decapitado con voz apagada, pero se notaba el enfado en su voz.

— ¡No os preocupéis por Nick! —gritó desde el suelo la cabeza de sir Patrick— ¡Aunque se enfade, no le dejaremos entrar en el club! Pero quiero decir... Mirad el amigo...

—Con todo el respeto, que vuestra ilustre, difunta y decapitada señoría merece —comenzó Clarisse, realizando una reverencia, y miró a los otros fantasmas del Club de Cazadores sin Cabeza, quienes... asintieron, como mejor pudieron. —Vuestro club, no cuenta con grandes complicaciones, ni es TAN exclusivo, como vosotros mismos, queréis hacerlo parecer. —Los TODOS fantasmas, miraron a la alumna, con curiosidad. —Todos los miembros, fueron decapitados, ¿y saben cuántas personas, fueron condenados a la decapitación, únicamente (como ejemplo), en el reinado de Luis XVI en plena Revolución Francesa?, ¿o en el siglo XV?

—San Pablo y Santiago el Mayor, ambos apóstoles de nuestro señor Jesucristo, San Juan Bautista. Las traiciones a su majestad: Ricardo III, las esposas de su majestad: Enrique VIII. —Añadió Hermione sonriente.

—Las seis ejecuciones por traición al Nazismo. Juan de Padilla, Francisco Maldonado, Juan Bravo y Pedro Maldonado Pimentel, siendo los cuatro, líderes de los comuneros, durante la Guerra de las Comunidades de Castilla. —Aportó Padma. Los miembros del club se sonrojaron, ante las palabras de las tres Ravenclaw. —Es un club que, sin lugar a dudas puede ser divertido, para... bueno: jugar Cabeza-Polo o hacer malabares con cabezas, pero... al final del día, no son TAN exclusivos, ni especiales.

—Nicholas —dijo sir Patrick, dando un paso al frente y extendiéndole la mano. —Bienvenido al club.

—Gracias, Patrick. —Dijo Nicholas, mientras le guiñaba un ojo a las chicas, quienes sonrieron. —Chicas, gracias por auxiliarme. Hay comida fresca, en esa dirección. —Señaló y ellas fueron a comer.

Clarisse tuvo un par de escalofríos, al escuchar aquella aterradora voz siseante, tras las paredes: «Matar...» «esperando por tanto tiempo...»

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A la mañana siguiente, Clarisse quería morirse: La primera clase, era de Historia de la Magia.

El profesor Binns abrió sus apuntes y los leyó con un sonsonete monótono, com o el de una aspiradora vieja, hasta que casi toda la clase hubo entrado en un sopor profundo, sólo alterado de vez en cuando el tiempo suficiente para tomar nota de un nombre o de una fecha, y volver a adormecerse.

Llevaba una media hora hablando cuando ocurrió algo insólito: Hermione alzó la mano.

Todos miraron a Hermione, como si estuviera loca.

El profesor Binns, levantando la vista a mitad de una lección horrorosamente aburrida sobre la Convención Internacional de Brujos de 1289, pareció sorprendido. —¿Señorita...?

—Granger, profesor. Pensaba que quizá usted pudiera hablarnos sobre la Cámara de los Secretos —dijo Hermione con voz clara.

Susan Bones, que había permanecido boquiabierta, mirando por la ventana, salió de su trance dando un respingo. Hannah Abbott levantó la cabeza y a Mandy Brocklehurst le resbaló el codo de la mesa. El profesor Binns parpadeó.

Sally-Anne Perks, miró fijamente a Hermione.

Artemisa y Padma, miraron sonrientes a su amiga de cabello castaño.

Incluso Susan Bones, se desperezó un poco, para prestar atención.

—Mi disciplina es la Historia de la Magia —dijo con su voz seca, jadeante—. Me ocupo de los hechos, señorita Granger, no de los mitos ni de las leyendas. —Se aclaró la garganta con un pequeño ruido que fue como un chirrido de tiza, y prosiguió —: En septiembre de aquel año, un subcomité de hechiceros sardos... Balbució y se detuvo. De nuevo, en el aire, se agitaba la mano de Hermione. —¿Señorita Grant?

—Disculpe, señor, ¿no tienen siempre las leyendas una base real, dependiendo del contexto histórico? —preguntó Hermione.

El profesor Binns la miraba con tal estupor, que Clarisse adivinó que ningún estudiante lo había interrumpido nunca, ni estando vivo ni estando muerto. —Veamos —dijo lentamente el profesor Binns, mientras se aclaraba la garganta, —sí, creo que eso se podría discutir. —Miró a Hermione como si nunca hubiera visto bien a un estudiante—. Sin embargo, la leyenda por la que usted me pregunta es una patraña hasta tal punto exagerada, yo diría incluso absurda... —La clase entera estaba ahora pendiente de las palabras del profesor Binns; éste miró a sus alumnos y vio que todas las caras estaban vueltas hacia él. Harry se sentía completamente desconcertado al ver unas muestras de interés tan inusitadas. —Muy bien —dijo despacio—. Veamos... la Cámara de los Secretos... Todos ustedes saben, naturalmente, que Hogwarts fue fundado hace unos mil años (no sabemos con certeza la fecha exacta) por los cuatro brujos más importantes de la época. Las cuatro casas del colegio reciben su nombre de ellos: Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin. Los cuatro juntos construyeron este castillo, lejos de las miradas indiscretas de los Muggles, dado que aquélla era una época en que la gente tenía miedo a la magia, y los magos y las brujas sufrían persecución. —Se detuvo, miró a la clase con los ojos empañados y continuó: —Durante algunos años, los fundadores trabajaron conjuntamente en armonía, buscando jóvenes que dieran muestras de aptitud para la magia y trayéndolos al castillo para educarlos. Pero luego surgieron desacuerdos entre ellos y se produjo una ruptura entre Slytherin y los demás. Slytherin deseaba ser más selectivo con los estudiantes que se admitían en Hogwarts. Pensaba que la enseñanza de la magia debería reservarse para las familias de magos. Lo desagradaba tener alumnos de familia Muggle, porque no los creía dignos de confianza, debido a la Santa Inquisición. Un día se produjo una seria disputa al respecto entre Slytherin y Gryffindor, y Slytherin abandonó el colegio. —El profesor Binns se detuvo de nuevo y frunció la boca, como una tortuga vieja llena de arrugas. —Esto es lo que nos dicen las fuentes históricas fidedignas —dijo—, pero estos simples hechos quedaron ocultos tras la leyenda fantástica de la Cámara de los Secretos. La leyenda nos dice que Slytherin había construido en el castillo una cámara oculta, de la que no sabían nada los otros fundadores. Slytherin, según la leyenda, selló la Cámara de los Secretos para que nadie la pudiera abrir hasta que llegara al colegio su auténtico heredero. Sólo el heredero, podría abrir la Cámara de los Secretos, desencadenar el horror que contiene y usarlo para librar al colegio de todos los que no tienen derecho a aprender magia. —Cuando terminó de contar la historia, se hizo el silencio, pero no era el silencio habitual, soporífero, de las clases del profesor Binns. Flotaba en el aire un desasosiego, y todo el mundo le seguía mirando, esperando que continuara. El profesor Binns parecía levemente molesto. —Por supuesto, esta historia es un completo disparate —añadió— Naturalmente, el colegio entero ha sido registrado varias veces en busca de la cámara, por los magos mejor preparados. No existe. Es un cuento inventado para asustar a los crédulos.

Hermione volvió a levantar la mano. —Profesor..., ¿a qué se refiere usted exactamente al decir «el horror que contiene» la cámara?

—Se cree que es algún tipo de monstruo, al que sólo podrá dominar el heredero de Slytherin —explicó el profesor Binns con su voz seca y aflautada. La clase intercambió miradas nerviosas. —Pero ya les digo que no existe —añadió el profesor Binns, revolviendo en sus apuntes—. No hay tal cámara ni tal monstruo.

—Pero, profesor —comentó Susan Bones—, si sólo el auténtico heredero de Slytherin puede abrir la cámara, nadie más podría encontrarla, ¿no?

—Tonterías, Bonet —repuso el profesor Binns en tono algo airado. — si una larga sucesión de directores de Hogwarts no la han encontrado...

—Pero, profesor —intervino Padma Patil—, probablemente haya que emplear magia negra para abrirla...

—El hecho de que un mago no utilice la magia negra no quiere decir que no pueda emplearla, señorita Patati —le interrumpió el profesor Binns— Insisto, si los predecesores de Dumbledore...

—Pero tal vez sea preciso estar relacionado con Slytherin, y por eso Dumbledore no podría... —apuntó Anthony Goldstein, pero el profesor Binns ya estaba harto.

— ¡Ya basta! —dijo bruscamente—. ¡Es un mito! ¡No existe! ¡No hay el menor indicio de que Slytherin construyera semejante cuarto trastero! ¡Me arrepiento de haberles relatado una leyenda tan absurda! Ahora... volvamos, por favor, a la historia, a los hechos evidentes, creíbles y comprobables.

Y en cinco minutos, la clase se sumergió de nuevo en su sopor habitual.