Hola

Los personajes de Dragon Ball Z no me pertenecen, son propiedad de Akira Toriyama, yo solo los tomo prestados.

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PD: Perdón si tengo algún error de ortografía.

PD2: Perdón por demorar tanto

PD3: No basado lealmente al manga Dragon Ball Minus

Michael Jackson — She Drives Me Wild

Advertencia: Violencia/Lenguaje Obsceno.

XxXxXxXxX

Ese hombre de cabello negro y rostro serio caminaba en su dirección ¿Acaso había sido él el que había desviado aquel ataque? Podría jurar que la expresión de sorpresa en su rostro era similar al de él otro sujeto, pero ¿Qué estaba pretendiendo?

"¿Bardock?"

Quizás le habría encantado decirlo en voz alta pero no estaba segura de si lo era o no, tragó pesado y aún acuclillada intentó retroceder, no estaba en condiciones de un enfrentamiento y menos cuando su hogar, estaba expuesto ¿Quién más podría llegar ahí? Ya no era un lugar seguro y eso la volvió impotente, tendría que buscar algo mucho más lejano si quería seguir conservando ese rayo de luz dentro de su corazón.

—No te muevas…—amenazó el moreno al verla de reojo, él, con el ceño aún fruncido redirigio su mirada al otro hombre, destrozando lo que le quedaba del inservible rastreador y esta vez moviendo sus hombros hacia atrás, había sido difícil poder encontrarlo y más cuando no tenía siquiera un retrato suyo, solo su nombre—Kotta, no pensé que este fuera la importante tarea que te asigno el príncipe.

—Kakarotto, lo que el príncipe demandé a mi persona siempre es importante…— el hombre apretó sus manos y una pequeña gota de sudor bajo por su mejilla, desde que se toparon hace poco pudo sentir la mirada apuñalante del moreno y eso solo podía significar que el chico estaba al tanto, le habría encantado poder expresar ese sentimiento en medio de la conversación con el príncipe, pero solo confirmó sus sospechas cuando una energía externa se marcaba en su rastreador para luego desviar el ataque a aquella chica, aún no comprendía porque tanto empeño en eliminarla, sin embargo no estaba en condiciones de preguntar, prefería ejecutar antes de saber más de la cuenta, no quisiera meterse en aprietos y aún así su instinto era esplendido, lo que encontró en la mañana en el patio de castigos donde según debieron festejar el golpe al comandante le había impactado, tuvo suerte de no haber estado allí, no esperaba ver sangre ni mucho menos rastros de batalla, pero así fue y al verificar con su rastreador simplemente no encontró el rastro de energías de los demás, de los que sobrevivieron, de aquellos que le dieron la espalda a su superior directo para plantarse a los pies del futuro Rey. Por ello habia corrido a hablar con el príncipe, sorprendiéndolo al ser él único en presentarse después de su debida tarea, la información de la sirvienta también llegó a servirle inclusive cuando se negó a dar demasiados detalles.

—Kotta…—dijo él moreno acercándose un poco más al otro hombre, había sido una real y grata sorpresa hallarlos a ambos ahí, podría terminar con su molesta casería y aclarar ciertas cuentas que tenía aquella morena con su padre, al menos así podría tranquilizar su entorno y volver a la vida cotidiana que había forjado con el paso de los años— ya imaginaras, el porque estoy aquí…

—Teniendo en cuenta eso, debo sugerir que esto quede en secreto ¿No?—su ceño se frunció un poco más y sus piernas se separaron, listo para el combate—No quiero que lo tomes personal, hice mi deber— si lograba asesinar a la chica en medio del enfrentamiento podría hacer mas tiempo para confrontar al joven guerrero, así ganaría más que un merecido ascenso, pero sabía más que nadie que pelear contra el hijo del Bardock no sería una tarea fácil. Tendría que pensar rápido.

—Que así sea…—el chico no lo pensó, se lanzó al ataque, el comprobar de forma indirecta su actuación en el ataque a su padre era más que evidente, si bien no quería que se formará un escándalo en las tropas internas, no pensaba ejecutar otra acción que no fuera premeditada y si por eso debía mantener en secreto su actuar y el de los cómplices lo haría, su padre podría soportarlo, un ajuste de cuentas en secreto no le vendría mal a la familia. Gruño al impulsarse y golpeando los brazos que se interpusieron en su camino al punto más sensible en su rostro, pero no se detuvo ahí, su cuerpo se había arrojado sobre sí, tirándolo al suelo sobre su cabeza, posicionándose encima de él, esperando que diera algo más de combate.

—Maldito mocoso…—solo recibió un bufido burlón como respuesta, afirmando sus piernas y brazos para recibir el siguiente golpe, más este lo levantó y lanzó a un par de metros, no tuvo tiempo de incorporarse cuando el chico ya estuvo sobre sí, sujetando una de sus piernas lanzándolo contra un par de árboles, gimiendo de dolor al caer al suelo y chillo exasperado cuando encontró una astilla lo suficientemente larga y gruesa atravesando uno de sus muslos, eso no lo había esperado, al parecer los árboles de esa zona eran menos resistentes en cuanto a ataques directos—¡Joder!— arrancó el pedazo de madera alargando un pequeño grito y sin importarle la sangre que escurriera por su herida lo arrojó cual lanza.

De haber sido dirigido el ataqué al moreno sabría que no le hubiera importado, que se mataran entre ellos podría ser un espectáculo digno de admirar, más está simplemente pasó cerca del moreno y cuando descubrió el punto de ataque se lanzó de espaldas a pesar del dolor que su cuerpo sintiera, reprimiendo un chillido y maldiciendo internamente, había quedado congelada cuando el chico le hablo después de ayudarla, y aunque pudo ver la oportunidad de escapar su cuerpo no lograba responderle, no cuando parecía estar fuera de riesgo, por alguna extraña razón, aunque era evidente que ante los Saiyajines nada de eso podría pasar, el trozo de madera quedó enterrada en el suelo, muy cerca a su pecho y quizás por la fuerza con que fue lanzada su punto de impacto se distorsiona un poco, además de su rápida reacción, pudo sentir su sangre correr mucho más rápido después de aquel susto, con movimientos evidentemente tullidos se desplazó un poco más hacia la montaña, recibiendo una pequeña mirada por parte del moreno y de nuevo reanudó su pelea con él otro hombre, pudo notar la evidente diferencia de poder entre ambos, el más joven era indiscutiblemente superior y el otro solo resistía la golpiza y aún así no descuidaba su tarea, quería matarla a pesar de llevar las de perder en esa batalla, no, no podía darse el lujo de confiarse y verse derrotada a pesar de la pequeña ayuda que recibió, negó fuertemente y se obligó a moverse aún más, reprimiendo cualquier quejido sin importar estar temblorosa y sudada, necesitaba escapar de allí, no podía confiar, aún seguía confundida ¿Sería acaso la misma persona que conocía? No tenia tiempo para detallarlo ni esperaba tenerlo, se incorporó y se movió con ayuda de la pared de roca, tomándola de apoyo y corriendo a lo más profundo del bosque.

Debía poder fugarse

Conocía mejor que nadie esos bosques, no por nada nunca habían dado con ella en ese lugar, sin embargo su auto conservación la guiaba, gritándole en lo más profundo que escapara de ese lugar con tanto sigilo como le fuera posible, caminó un poco más de prisa y la fuerza del aire la hizo retroceder y cubrirse el rostro con los brazos cuando trozos de madera volaron en varias direcciones por culpa de un impacto contra uno de los inmensos árboles, su mandíbula tensa y la sensación de ser observada volvió a ella, abrió los ojos y a apenas un par de metros el cuerpo tiritante del mayor de cabello corto estaba apenas levantándose del suelo y el otro caminaba hacia ellos a pasos lentos, apretó su mano sobre el muro y dio otro paso atrás, su ceño se frunció y no pudo evitar temblar ante el desconcierto.

—Dije que no te movieras…— amenazó con el ceño igual de fruncido, con el gesto serio y sus manos empuñadas, la joven bufó internamente y volvió la vista al otro hombre, sin saber que hacer estando acorralada entre ambos.

—¡Ah!—grito el Kotta al lanzar dos esferas de energía, una de cada mano, siendo desviada la que fue dirigida al chico, más la otra no logro tocar a la chica pero explotó frente suyo, lanzándola un par de metros atrás, lastimando la piel descubierta y rebotando su cuerpo contra el suelo.

"¡Mierda!"

Si quiera pudo soltar algún quejido, su cuerpo magullado no se lo estaba poniendo fácil y el impacto fue más fuerte de lo que pudo resistir en su condición, volviéndose la mirada borrosa y un inconfundible calor subir por su mejilla amenazando escapar por sus oídos, había quedado totalmente aturdida, si quiera escucho claramente el ruido de su entorno y el dolor de una que otra herida abierta escoció su cuerpo, chasqueó la lengua y en torpes movimientos se fue reincorporando del suelo.

—…Ah…— exhaló y escupió el molesto sabor metálico que tenía en la boca, sus brazos aún seguían apoyándola y sus piernas habían empezado a cosquillear, alzó el rostro aún aturdida y el molesto pitido en sus oídos la dejaban con la guardia baja, bufó en busca de un poco más de aire y obligándose a concentrarse para ignorar el molesto sonido y lograr irse, más apenas alcanzo a distinguir en su leve ceguera como ambas figuras masculinas estaban juntas, uno tras del otro, apergollando al más débil antes de partirle el cuello quedando como vencedor aquel moreno de cabello alborotado, ahí pudo enfocar la mirada, contemplando con asombro como la cabeza de aquel hombre había cambiado horriblemente de posición. ¿ Ahora seguiría ella?

Chasqueó la lengua y con mayor violencia se incorporó apenas del suelo, quedando acuclillada en medio de las flores y apretando sus ojos, rogando por qué su visión no volviera a fallar y aquel manto opaco se alejara por completo, exhaló una vez más y al volver a levantar su rostro se topó de lleno con ese otro sujeto, a escasos centímetros, perforándola con la mirada, provocándole un escalofrío en la espalda sin que sus reflejos pudieran ayudarle, Cuanto desearía poder estar a su 100% al menos así podría tener una mejor oportunidad para huir.

—Ahora solo somos los dos…—el sonido de esa voz pareció liberar sus oídos y allí oír claramente el entorno, junto a esa vocecilla interna que le gritaba por socorrerla ¡Huye! sus manos se aferraron al césped y sus piernas amenazaron con arrojarla de nuevo al suelo, estaba tan débil que siquiera podría darle un buen golpe, estaba perdida…—mas te vale cooperar…— su boca se torció en una mueca cuando formó una esfera de energía en la palma de su mano, amenazándola al apenas rosarle el rostro, retrocediendo por inercia, más la otra mano del joven se aferró a su muñeca, jalando su cuerpo con violencia hacia él, levantándose juntos del suelo sin deshacer el ataque de su otra mano ¡Carajo! Chilló cuando el dolor de sus músculos se hizo presente al ser consiente de su nueva situación y la presión en su mano amenazaba con destrozar su muñeca.

—¡Suéltame!— alegó enterrando como pudo sus uñas en la mano que la tenía sujeta, ejerciendo peso en sus piernas para no ir en la dirección que el chico quería llevarla, no estaba lista para otra sesión de castigo, no creía soportar un segundo en los calabozos, no con lo que había pasado la última vez, las imágenes de esas mujeres allí la torturaban y aunque no había tenido tiempo de asimilarlo, ya estaba segura que no volvería a vivir algo de semejante magnitud—¡M-Maldito simio!...— escupió en último recurso, era uno de sus mejores insultos y sabía que de alguna manera eso les llegaba a ofender más que otra palabra— ya...—su cuerpo fue lanzado fuertemente contra la montaña que resguardaba su vivienda y aunque el aire escapó de sus labios sin dejarle terminar la palabra, sus ojos quedaron fijos en el rostro del moreno, cuando intentó atacarla de nuevo al sentirse ofendido, quizás había sido demasiado para el comienzo.

—Terrícola estúpida…—una vena se formó en uno de sus costados y se lanzó hacía ella, incrustando su puño en el muro al verse evadido con algo de suerte, cosa que le sorprendió, tendría que dar un poco más de esfuerzo del que esperaba para poder controlarla, volvió a acercarse y esta vez ella logro golpear uno de sus costados apenas inmutándolo por su acción, ahora, la pelea que observo frente al palacio volvía a su mente, aunque Mitori no fuera alguien sobresaliente en cuanto a poder, siempre llegaba a ser bastante superior a comparación con las demás hembras Saiyajin y que esa chiquilla llegará a estar a la par le dejaba un interrogante ¿Qué más cosas podría esconder aquella terrícola? Un leve jadeo ahogado llegó a sus oídos cuando la joven volvió a retroceder sin alejarse demasiado del muro, sujetando su pecho, obligándose a recuperar el aire que había perdido, la observo tensa y un tanto desequilibrada a pesar del apoyo de la roca, por un instante le pareció ver dolor en sus ojos, más lo ocultó entre una mueca de odio y asco que en evidencia iban dirigido a su persona.

—No te hagas la lista—intento sujetarla de nuevo y no espero que su mano se deslizará entre sus dedos, teniéndola que acorralar un poco mas— si sigues así no tendré misericordia—escupió con un poco más de enfado— ¡Toma tu lugar! — frunció el ceño y aunque internamente no espero que lo esquivara de nuevo, aún sentía su sangre arder por el último combate y el malestar que ahora estaba viviendo su familia afloraba, incomodándole mucho más su presencia, quería escuchar muchas respuestas pero aún tenía el deseo de golpear a alguien, Kotta no había sido suficiente—ahora responde ¿Qué relación tienes con mi padre?—una molesta tos se interpuso y la chica limpio el rastro de saliva y sangre que salió de su boca.

—¿P-Padre?— ya no podía ser una mera casualidad, debía aceptar que aún que tenía dudas y era posible que muriera ya sea por sus heridas o por las futuras acciones del chico, al menos se podría quitar esa incógnita de la cabeza, eran realmente idénticos…—¿B-Bardock? ¿Entonces Bardock es tu padre?—retrocedió otro paso más y aclaró su garganta volviendo a toser apenas un poco—quien lo diría…— sonrió socarrona y entonces supo que aquel encuentro en el pueblo y luego en la sala de castigos no había sido su imaginación, no era lo que había pensado ¿Cómo podía dos personas parecerse tanto? No era hermanos y era obvio que la diferencia de edad no era poca, en lo que llevaba conociendo a el mayor jamás supo que tuviera hijos, no que recordara en ese momento y nunca espero que padre e hijo fueran una copia exacta, aunque entre más lo miraba menos podía hallar esos rastros característicos que había notado de Bardock, las ojeras y las imperceptibles arrugas no estaban además del tono levemente más claro de su piel, quizás por la intensidad de sus encuentros no había podido definirlo asertivamente.

—¿Qué te parece gracioso?—avanzo un paso y ella retrocedió dos mas, el cabello desordenado volvía a cubrirle el rostro y las manos temblorosas dejaban una leve marca rojiza en el muro—¡Responde!—un bufido y volvió a retroceder, la morena no daba paso en falso hasta saber que podría escapar de él. Al menos ya tenía algo con que distraerlo, así que debía de ser cautelosa, aunque aún no entendía porque tanta insistencia ¿Acaso la ayuda del mayor había excedido los límites y ahora estaba en problemas? Mordió su mejilla escondiendo aún más su rostro.

—¿El qué? No tengo nada que pueda servirte—otro paso mas y esta vez tomo una distancia considerable gracias a una pequeña curva en la montaña— si lo que quieres es matarme… estoy lista— giró por un costado hacia atrás y su espalda quedó frente al moreno, escapando de él en cuestión de segundos apenas dándole tiempo de responder sin éxito, corriendo por el costado de la montaña estirando una de sus manos hacia las enredaderas a un par de metros esperando poder columpiarse con ellas hacia la parte alta de la roca, tendría que escalar rápido sino quería ser pillada al ellos poder volar.

…Estaba cerca…

—¡Ah!— el fuerte empujón en su brazo la chocó contra el muro y sintió como una de las partes sobresalientes de la montaña magullaban uno de sus muslos, gruño ante el dolor pero siguió avanzando al haber tomado algo de ventaja a pesar del golpe.

…Estaba cerca…

—¡¡Tsk!!—quizás no fue suficiente, su cuerpo había quedado pegado al muro, ambos brazos apresados en su espalda y el peso del chico sobre el suyo sofocándola en cuestión de segundos, pesaba como un demonio y la fuerza con que la había frenado le lastimaba mucho más su cuerpo, estaba segura que en ese momento más de un par de heridas se abrían abierto.

…Estuvo tan cerca…

—¡Estúpida! Te dije que respondieras, si quieres morir, te mataré después de que hables—casi le gritó sobre su oído, procurando tener sus piernas a una distancia considerable, teniendo en cuenta que la chica parecía ser mucho más lista en cuanto a combates cuerpo a cuerpo—ahora habla…—la giró con brusquedad dejando libre sus brazos pero sujetándola del cuello levantándola del suelo un par de centímetros, obligándola a llevar sus manos a la suya—¿Qué relación tienes con mi padre?— la joven apretó sus ojos y el color rojo empezó a cubrir sus mejillas.

—P-Púdrete…— resopló a pesar de la asfixia, lanzando una patada al cuerpo del chico, apenas logrando apoyar su pie en su pecho, haciendo ancla para alejarlo, más este no parecía moverse, estaba demasiado débil para pelear realmente. Aún así no pensaba darle el gusto, ni siquiera por que fuera el hijo de su protector.

—Terrícola imbécil…—chasqueo la lengua y quito la pierna de la chica de entre ambos, acercándose un poco más golpeando su cuerpo contra la montaña—habla, no tengo todo el día…— le hubiera encantado gritarle o golpearla un poco más, eso lo divertía, pero al correr de los segundos el agarre de sus manos se hacía más débil y la mirada ónix se nublaba frente a sus ojos, su boca apenas entreabierta había tomado un color morado y el olor dulce que había registrado en su memoria volvía a hacerse presente ¿Acaso se había excedido?

Había tenido suerte en encontrarla y no creía que fuera buena idea matarla sin que lo sacará de dudas, quizás no estaba siendo muy ortodoxo, pero nunca pensó ser amable, mayormente el miedo y la intimidación funcionaban de maravilla, pero parecía no ser este el caso, intentó decirle algo más pero las manos de la chica cayeron a sus costados y sus ojos se cerraron cubriéndose con las hebras negras de su pelo, bufó exasperado, aflojando su agarre lentamente para asegurarse que no fuera un truco y así buscar donde dejarla, más una de sus débiles manos se movió con violencia hacia él, golpeando su rostro, alejándolo de ella al tomarlo despistado.

"¿¡Pero que!?"

—B-Bastardo…— susurro apoyada en la montaña, más sonó tan débil que sino fuera por qué estaba cerca no la habría escuchado, su menudo cuerpo se resbaló hacia su costado izquierdo, cayendo lentamente al suelo corriendo un par de enredaderas al perder definitivamente el conocimiento, mostrando un agujero en medio de la montaña, junto a un rastro húmedo, que corroboró al acercarse.

—Sangre…— no se atrevió a tocar el líquido, más cuando vio el cuerpo de la morena, encontró un par de manchas oscuras expandirse lentamente en su espalda, torció el ceño y acerco su mano derecha con lentitud hacia su rostro esperando no ser atacado, apenas sintiendo el cálido aliento de ella y corriendo sus cabellos para asegurarse de su estado—¿Ahora que se supone que voy a hacer?— se reprendió a si mismo y rascando su cabeza solo le quedó mirar de nuevo a través de la tupida enredadera.

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Su garganta dolía y su cuerpo parecía entumecerse con solo respirar, los leves intentos por reaccionar no eran suficientes, el calor que la cubría la molestaba a pesar de no sentir prenda alguna sobre si, a diferencia de su ropa, los párpados pesado se negaban con querer traerla a la realidad y el evidente cansancio la sucumbió nuevamente a la oscuridad ¿Qué había hecho mal? Incluso en ese extraño encuentro fue lo suficientemente amable gracias a su estupor y sin embargo volvía a quedar como un harapo ante las manos de su verdugo.

Cuando la sintió moverse quiso levantarse para interrogarla de nuevo, pensó que quizás había reaccionado después de descansar un rato, pero al revisar sus signos vitales con el rastreador de Kotta estos seguían estando en 2 ¿Cómo podía tener tan baja su energía? Si, estaba inconsciente pero ni siquiera el terrícola más débil tenía ese puntaje tan miserable, los Saiyajin es recién nacidos tenían mucho más poder que ella en ese momento, no entendía como llego a sobrevivir tanto si su comportamiento era terrible, bufó, volvió a sentarse contra el muro y retorno su vista a la extraña casita, había tenido que alzarla para internarse en ese extraño lugar, se sorprendió al ver un pasillo natural al pasar las enredaderas y como estas cubrían en su total magnitud la entrada de ese lugar, sino hubiera tenido esa suerte seguramente jamás habría pensado que ese lugar estuviera oculto ¿Acaso cuando intento huir pensaba ocultarse allí? Quizás la abría perdido de vista de no ser lo suficientemente rápido, cuando llego al final del pasillo había encontrado otra enredadera, pero estaba acomodada perfectamente a los costados dándole acceso a otra sala donde supuso era su dormitorio, por la improvisada cama y escritorio que había encontrado allí, la dejo algo brusco sobre la misma, pero procuro dejarla boca abajo y así no molestar demás las evidentes heridas de su espalda, había dado un vistazo pero el leve aroma dulce de su sangre le revolvía el estómago así que prefirió sentarse a esperar, podría decirse que ya llevaba dos horas o un poco más esperando que se levantará y no parecía dar resultado, no quería perderla de vista, pero su estado podría llevarla a pasar quizás un par de días en la inconciencia, sin contar que seguramente esas heridas se infectarían, ahora que lo recordaba seguramente su golpiza tendría algo que ver con su estado, bufó de nuevo y se levantó lo más silencioso posible, miro a la chica y aún algo indeciso salió de allí, quizás sería mejor limpiar la escena, no quería atraer demasiado la atención y por lo menos así se daría un respiro de ese molesto aroma. Salió del escondite y llego al cuerpo ya frío, admirando los inmensos árboles que ocultaban el lugar pese a la pequeña batalla que tuvieron ahí, aunque lo agradeciera, no le gustaría que lo descubrieran, mucho menos junto a la morena, así que sujeto el cuerpo del hombre llevándolo lentamente suspendido apenas unos centímetros del suelo, tomando algo de altura buscando en lo más lejano de esa posición, el lugar indicado donde poder ocultar ese cuerpo, o por lo menos abandonarlo, así la señal en su rastreador los llevaría al punto final de este y no sospecharían nada de su persona, aunque eso ya era darse mucho crédito.

Habrían pasado quizás quince minutos en lo que sobrevolaba, los arbustos espinosos y las plantas extrañas que no conocía y por fin halló un riachuelo que poco después lo llevo a uno más grande, donde la corriente de agua sin duda podría arrastrar a un animal lo suficientemente pesado, sin contar de la pequeña cascada quizás a un kilómetro de su posición, podía oírla a pesar de la distancia, así que procurando ocultarse lo suficiente para evitar algún mirón y arrojó el cuerpo al centro del agua, viéndolo perderse entre los rápidos y las leves burbujas que creaba el choque de agua.

"Con eso será suficiente"

Se dijo un poco más tranquilo, el rastro de batalla no sería nada que llamara la atención, los árboles cubrían ese hecho, sin embargo saco el rastreador del chico y borro el último escáner hecho, se aseguró de no ser demasiado cortante y ahí sí destruirlo en su mano para luego arrojarlo al agua también, sonrió socarronamente y enjuagando sus manos con un poco del líquido en la orilla volvió un poco más rápido de lo que había llegado hasta ahí, esperando no llevarse una sorpresa.

Cuando llego apenas la vio respirar, seguía en la misma posición y la leve tensión de su cuerpo lo confirmaba, estaba peor de lo que creía, el manchón aún húmedo en su espalda parecía haberse frenado pero no quería corroborarlo, no le importaría verla muerta en un futuro, pero aún era demasiado pronto y sus preguntas aún no eran contestadas, su padre hospitalizado y ella agonizando en esa cama de piel y paja , Si quiera sabía que Bardock era su padre, chasqueo la lengua y decidió desistir, se fiaría de su estado y volvería después, no pensaba estresarse más y teniendo en cuenta su estado dudaba que fuera muy lejos, así que tan pronto despertara, la interrogaría, la mataría y su tarea estaría terminada, listó, eso sería todo. Su padre se evitaría más problemas, su madre estaría tranquila y la chica por fin podría descansar en paz, todos contentos, bufó ante lo estúpido que sonaba en su cabeza, pero salió conforme, auto convenciéndose de su plan, salió rápido y conciso decidiendo cubrir la entrada de el cuarto con unos tablones cercanos que pretendían ocultar una pequeña cocina y ahí sí dejar libre la enredadera, por lo menos así se aseguraba que no entrara un animal salvaje y terminará con la vida de la chica antes que él, salió con paso firme cubriendo la entrada de igual forma a sus espaldas.

"Espero no tengan que volver a buscarla"

Era consiente que tuvo mucha suerte al descubrir el rastro de su sangre y encontrarla entre esas montañas, si pudo seguir el rastro de la chica hasta ahí sería mejor eliminar ese camino, no pensaba darle el crédito de asesinarla a alguien más, así que aprovechando el rumbo de su marcha sobrevoló por el bosque, por el mismo lugar que siguió para hallarla y aunque la maleza ya había empezado a cubrir un poco el aroma, prefirió ayudarle con unas pequeñas esferas de energía que dispersaban la tierra en leves cráteres y eliminaban el rastro humano de su sangre, siguió así solo un par de minutos más antes de despegar velozmente hacia el hospital, así por lo pronto no habría ningún tipo de sospecha, quizás logro apenas cruzarse con algún par de soldados pero al estar tan lejos del bosque, no había forma de suponer su anterior paradero, tardó alrededor de una hora en llegar, fue suave, aprovechando en comprar un poco de pan y carne seca para que su madre comiera, dudaba que quisiera volver a dejar a su padre solo, así que por lo menos no probaría la comida asquerosa de ese lugar, ojalá él también despertara rápido, necesitaba también aclarar unas cosas con el, aunque le fuera difícil.

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Llegó tranquilo y caminó a paso suave hasta esa habitación nueva en la que lo habían llevado, odiando ver esa enorme aguja enterrada en el brazo del mayor, no quería ni imaginar cómo se sentiría, un leve escalofrío cruzó su columna pero lo ignoró, buscó por la habitación a su madre ignorando de por si los demás monitores que llegaban a molestarle, escucho un poco de agua correr desde el baño personal y se acercó un par de pasos, saliendo después la ojerosa morena que intentaba no caerse del sueño, recurriendo en humedecer su nuca y rostro.

—Madre…—aclaro su garganta y extendió unos centímetros los paquetes en sus manos— te traje algo de comer…—su pequeña nariz se movió en reflejo y el gruñido de su estómago fue insuficiente ante la rapidez con la que llego a su lado, tomando la comida y formando un tipo de emparedado devorando gran parte en cuestión de segundos ¿En verdad había aguantado hambre desde el día anterior? —Quieres… ¿Quieres descansar?— insinuó mientras señalaba el sillón que le habían dejado en las cámaras de recuperación, habían sido listos al llevarlo ahí, un problema menos.

—No te preocupes, con esto estoy perfecta…— una mordida más y tomo la bebida que dejaban con el alimento del lugar— al menos este refresco no sabe tan horrible— rio burlona y se sentó en la pequeña silla junto a la camilla—¿Tu has descansado bien?— cuestionó la Mujer, mirándolo de reojo pero este apenas se recargó en el marco de la entrada y asintió, no esperaba contarle cómo se sentía en totalidad, le gustaba sentirse ameno a su lado y aunque ante su raza no fuera bien visto no le interesaba mucho.

—Es bueno volver a casa, el apartamento asignado es algo lúgubre…— frunció los hombros restándole importancia.

—Jmp, supongo que aún no estás totalmente listo para vivir solo…—sonrío burlona y achicó sus ojos con una leve mueca pícara, él solo rodó los ojos y rasco un poco su mejilla.

—Quizás—carraspeo un poco, distrayéndose con el olor de la carne, prefiriendo sentir hambre a tener ese tema de conversación tan personal con su madre, a su edad ella ya tenía un compromiso con su padre pero el aún no se hallaba listo para eso —¿Te han dicho algo?—señalo a su padre intentando desviar su atención para que no se viera tan evidente su incomodidad.

—La verdad no mucho, está sedado y según, así podrá recuperarse mejor, pero lo veo tan pálido que me asusta…—una de sus manos se acercó al brazo masculino recostado sobre el colchón, acariciándolo apenas unos pocos segundos—solo quiero verlo de vuelta en casa…

—No te preocupes—tomo un poco de aire—estará bien, cualquier cosa, yo estaré aquí…

—¿Si? —cerro sus ojos y sus cejas volvieron a fruncirse—¿Cuándo vuelves a salir de misión?—la boca del moreno apenas se había abierto, no había contemplado esa posibilidad y el que hubieran pasado ya un par de días en el planeta se hacía extraño, su tiempo de descanso era relativamente corto y en esa situación comprendía la preocupación de su madre.

—Aun no lo sé, el Rey Vegeta me hizo una proposición—tragó pesado y frunció el ceño, no sabía si era lo correcto comentarle a su familia, le hubiera gustado considerarlo antes con su hermano pero siempre su paradero resultaba un enigma, así que apretó uno de sus brazos y continuo hablando— dice que el Gran Freezer necesita más soldados…— su madre dejo de comer y frunció los labios demasiado para ser apenas una mueca, quizás debió esperar un poco más.

—¿Qué?— lo miro molesta cosa que en verdad era raro en ella—No me digas que vas a aceptar—su tono fue suave y amenazante, mientras se ponía de pie dejando el emparedado sobre el colchón— ese sujeto es un ¡Monstruo!— no supo cómo trasmitió aquel sentimiento de miedo y odio en su tono de voz tan bajo, el temor de ser escuchados podía empeorar su situación y aún así el reproche en su voz fue más que evidente.

—La verdad…—alzo sus manos intentando tranquilizar su posible tirón de orejas— yo también no lo quisiera, pero el Rey insistió— trago pesado y acarició su nuca por reflejo, relajando sus músculos—un mejor cargo nos ayudaría y con padre en esta situación, no creo que sea ahora tan malo…

—¡Ni se te ocurra!— riñó apretando sus manos a sus costados— no sabemos que puedan hacer contigo y que el Rey pida unírsele es para tenerte de chivo expiatorio—dio un paso al frente y su tono de voz volvió a bajar— si te descubren, nos matarían a todos.

—...Supongo que ese es un riesgo…

—Me vas a causar más jaqueca—acaricio una de sus sienes y bufó, con una escusa parecida había salido el rey para llevarse a su hijo mayor y por ello lo había perdido desde hace mucho, no quería perder a su otro hijo, no sabría que hacer si terminará quedándose sola… A la sombra de los demás, siendo repudiada o viendo el exterminio de su familia, no lo resistiría… la imagen de aquella morena cruzó por su mente, odiaría vivir algo parecido, negó suavemente y recordo las palabras de Bardock.

"La mocosa y Kakarotto… se van a encontrar…"

No supo si preguntar, su mente rápidamente pensó en aquella posibilidad, mayormente las visiones que tenía Bardock llegaban a cumplirse pero no estaba para confirmarlo, siquiera sabia si se habían topado con ella ya, no sabía su paradero después de que la sacaron de las mazmorras y que se toparán ahora era un riesgo alto, muchos Saiyajin repudiaban a su esposo por cuidarle la espalda a Milk ¿Tendría conexión? Se negó a creerlo, aún siquiera habían atrapado a los responsables del estado de su esposo para confirmarlo.

—D-Deberías mejor tomarte un tiempo, has sido un soldado ejemplar, si pides un descanso, es obvio que te lo darán…—mordió su lengua intentando acallar esa voz curiosa y llena de intriga en su interior, preferiría que su esposo le contara o ella misma verlo con sus propios ojos, era algo que la mantenía ansiosa y no por qué posiblemente todo saliera un desastre, sino por que ambos eran jóvenes y quizás podría ser la solución para la chiquilla…

"¡Ay!"

—¿Un descanso?—curvo su ceja cuando vio una pequeña sonrisa en el rostro de su madre ¿Acaso ya no estaba molesta? ¿Por qué había cambiado tan repentinamente su expresión?

—... Hmm, Si, Si—salió de su ensoñación agitando levemente la cabeza y apretando sus ojos— puedes quedarte en casa o en tu apartamento, entrenar un poco más y quizás ayudarme con tu padre, cuando salga de aquí va ser un gruñón en la extensión de la palabra y tal vez, solo tal vez, ya vaya siendo hora de que conozcas a alguna chica…

—No empieces con eso madre… —cerro los ojos para no blanquear los ojos frente a ella, ahora no sabía que tema de conversación era peor.

—¿Por qué no? —chistó poniendo ambos brazos sobre su cintura—No me voy a molestar a quien escojas, eres libre de eso— sonrió suavemente y en un tono más bajo continuó—hay muchas especies aquí para escoger…

—¡Ey!— negó rápidamente y esta vez fue él el que frunció el ceño— Sabes que eso está prohibido—su madre levantó ambos hombros restando importancia.

—Lo se, pero últimamente no es que hayan muchas Saiyajin jóvenes—sus labios se torcieron y dio un par de pasos hacia el chico—hombres si, chicas, pocas.

—Madre—apretó el puente de su nariz, insólito de lo que su madre le está insinuando, ¿Acaso no comprendía lo delicado de sus palabras? ¡Su padre estaba internado por una situación así! —lo que estás diciendo es ridículo ¿Qué pasaría si alguien te escucha?—su riña si quiera pareció inmutarla, simplemente su cabeza había formado esa pareja, en otros instantes pensó en verlos como amigos, el pilar que ella necesitara, más el imaginar a aquella jovencita con algo de romance la hacia emocionar de solo suponer.

—Bah, te estás volviendo un paranoico...

—Claro que no, Nuestra sangre es muy preciada como para mezclarlo con otras especies, no importa si son fuertes o débiles, no vuelvas a insinuar eso—sus manos se posicionaron sobre los hombros de la morena, mirándolo directamente, sintiendo el leve punzón en sus palabras ¿Algo le ocultaba?

—Kakarotto, no todas las personas allí afuera son basura—el chico se alejó de ella dando un fuerte bufido, girándose para no mostrar más interés y evadir la situación, la simple imagen de verse cerca a un alienígena lo erizaba y no por tener algo de gusto.

—Madre, vivimos del exterminio, sucumbimos a otras razas para nuestro beneficio, jamás saldría algo bueno de eso…

—Te equivocas, uno de los mejores ejemplos son las cámaras de recuperación, son de aquellos seres que decidieron tener un convenido con nosotros…

—Para no terminar de esclavos—le corto volviendo a verla con los puños levemente apretados ¿ Por qué seguía insistiendo?— las cámaras llegaron por Freezer, incluso las armaduras que tenemos ahora …—la expresión del rostro de su madre se rompió, parecía decepcionada de su respuesta, acongojada suspiro en derrota, cubriéndose el rostro solo unos segundos para después regalarle una sonrisa.

—Por lo menos espero que con cualquiera que te topes, los trates bien.

—… Viven igual que nosotros, como esclavos

—Entonces entiendes que valen la pena tenerlos cerca…

—¡Madre!— quiso volver a reñirla, pero ella simplemente se giró, tomando el bocado de comida que todavía le quedaba y caminando hacia el sillón, se dejó caer, disfrutando su comida e ignorando casi por completo la figura del moreno.

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Estuvo un par de horas allí, obligado para que su madre durmiera un poco en el sofá, recuperando algo de energía, incluso estuvo observando un buen rato a su padre en espera de aunque fuese un movimiento, al no tener nada más que hacer, el monitor a un lado apenas hacia un ruido en bucle y supuso que era el medidor de su pulso, su respiración parecía nula y su ceño en completa relajación.

¿Porque inmiscuirse con la terrícola? ¿Qué podría ofrecerle? A sabiendas que no pudo hablar con ella aún quedaba la incógnita en medio ¿Acaso sería ese ímpetu a la lucha? ¿Sería la adrenalina que causa el desobedecer a su pueblo? Alzó su mano por reflejo a su mejilla y aunque no sintiera dolor recordó ese estupor que sintió ante el inesperado y muy bien atinado golpe en su rostro, bufó incrédulo, incluso con la muerte al asecho ella seguía mostrando dureza…

Chasqueo la lengua y negó con la cabeza ¿Cómo podía estar pensado en eso? Un leve dolor se implantó en medio de su frente, haciéndolo fruncir el ceño, acarició esa zona no queriendo pensar en ello, ni que hubiera pasado de no ser por su impedido estado corporal… incluso podrían haber tenido un combate ¿Con la terrícola?

"¡No!"

Alego internamente, incrédulo, ¿Cómo podía imaginar que la chica podría imponérsele? Una muestra de su estúpida perdida de tiempo, Debía poder ignorarlo, ya estaba a solo horas de conseguir información, no podía permitirse ocupar sus pensamientos en una basura terrícola, era una maldición, una que lo perseguía en su pensamiento, con su olor, su carácter, su sangre e incluso con su voz. Debió matarla cuando tuvo oportunidad.

"¡Ya Basta!"

—Sus heridas…— recordó ese momento, en donde su voz lo trajo a la realidad, obligándolo a detenerse de su golpiza, la piel blanca repleta de moratones e hilos de sangre y aquellos matorrales espinosos cubiertos de su líquido vital… tenían que tener conexión, su estado deplorable junto al de su padre… ¡Mierda! Miró la camilla y el rostro masculino aún pálido descansar, desvío el rostro sobre la mesa a un costado de la camilla y no pudo evitar recordar.

"Espero que lo que hayas hecho hoy no te traiga consecuencias"

— Y si…— quizás, solo quizás, por un momento, creyó que darle algo de ayuda recompondría su conciencia, su padre se lo advirtió también ¿A quien debería creerle? Una y otra vez sus rostros cruzaron su cabeza, martirizándolo hasta hacerlo enojar —¡Que rayos!…— Ignoro una voz interna que intentaba estrujar su mente, chasqueó la lengua de nuevo y se acercó al mueble, si quería que durara para su interrogatorio, vendría bien una mejora, analizó los cajones y uno por uno fue encontrando un poco de medicamentos, herramientas que para él eran de tortura y aunque mordió su mejilla para no arrepentirse, tomo un poco más de esponjas y algunos medicamentos, esperaba estar en lo correcto

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A la mañana siguiente, después de que su madre se despertara un poco mejor, fue a traerle algo de comer y se lo dejo sobre el mueble, salio con una pequeña bolsa de viaje que había encontrado en el cuarto, su madre no preguntó que llevaba ahí y los médicos de afuera prefirieron evitar cuestionarlo, el genio del chico los últimos día había sido suficiente, así que salió tan pronto el sol estuvo en lo alto, llevando comida también para él y emprendiendo camino hacia el reino, llegó a su apartamento y buscó entre sus cosas, una muda de ropa más cómoda bajo su armadura, se duchó, tomo un poco más de algodón y vendas y lo metió en la maleta, bajo hasta la armería y firmo la solicitud de un rastreador nuevo, se lo entregarían en un par de días, pero al menos así no dejaría rastro de sus movimientos en el bosque.

Caminó tranquilo hacia el lugar, asemejando que iba a la casa de sus padres, esperando estar fuera de vista e internarse en el bosque, adentrándose un par de minutos para después sobrevolar entre los árboles para no ser detectado aunque eso le costara un poco más de tiempo llegar.

Estar allí era una verdadera travesía, maleza, animales y muchos, pero muchos arbustos de espinas venenosas por doquier, prefería no tocar de más cuando debía esquivar algún árbol con postura extraña, había muchas plantas que siquiera reconocía de algún archivo de los planetas, Solo verdaderos temerarios se embarcarían en esas tierras, y claro, esa chiquilla.

Renegaba cada que debía sobrevolar de mas las zonas intransitables, pero aún así lograba mantenerse oculto de los posibles ojos curiosos y evitar llamarla atención de quienes registraban aereamente el bosque, poco más de una hora llego hasta la zona de las montañas, donde con un leve jadeo de alivio se sintió victorioso y busco la mejor manera de poder entrar, esa área era demasiado inhóspita según había escuchado, pero no pretendía perder el tiempo, así que espero el momento adecuado y de un salto logró elevarse por la montaña para poder atravesarla más rápido llegando a esa inmensidad de árboles que ocultaban gran parte del claro lleno de flores, agradeció no llevar su rastreador en ese momento, demorándole no más de dos minutos poder verse oculto entre ese pequeño claro de árboles inmensos, dudó un momento en entrar, pero se obligó al sentir el leve peso de su maleta en uno de sus hombros, rogaba por qué la chica no hubiera escapado, odiaría tener que reiniciar su tarea. Corrió las enredaderas apenas haciendo un hueco para pasar, no quería ser atrapado allí, así que cubrió de nuevo la entrada desde el interior y camino hacia el cuarto, allí, de la misma manera en que la dejo había amanecido, torció él ceñó al detectar el olor a la sangre reposada, el molesto respirar descompasado le fastidió y dudo tener el estómago para ayudarla, dudo en acercarse, a pesar de que había traído todo lo necesario.

"¿Por qué carajos estoy haciendo esto?

Refunfuño recordándole que era por su culpa que la chica estaba inconsciente allí, fue él quien la noqueó, fue él quien la increpó y fue él quien la azoto en el palacio.

"Vamos"

Avanzo hacia la chica, aún con la mueca en sus labios, la observo unos segundos antes de alzar su pierna y empujarla con su pie izquierdo, hacia el rincón lo más lento posible para poder sentarse, la contempló unos segundos y con uno de sus dedos presiono la piel de uno de sus brazos, confirmando que no estuviera fingiendo para atacarlo, tragó pesado y volvió la vista al suelo, dejando su mochila caer a un costado apenas abriéndola sin saber por dónde empezar.

—Bien, primero, hay que ver qué tan mal esta…—repaso en voz alta y volteo de nuevo hacia ella, posando la mano sobre su espalda sin llegar a tocarla, su cabello estaba desparramado, ese sería un problema, chasqueo la lengua y bajo la vista hasta la parte final de la camiseta, sujeto el borde y levantó un poco, sintiendo como la tela se tensaba y luego se despegaba haciendo un leve sonido de vacío, se quejó, el gemido de dolor lo hizo alejar su mano de ahí y levantar la vista lo más rápido posible. Era ridículo…

Nunca se vio en una situación así, si debía de curarse pronto siempre recurría a las cámaras de recuperación o cuando estuvo pequeño nunca sabía cómo es que sus heridas eran curadas, eso de por si se encargaba algún doctor o su madre, aunque eso no significaba que no tuviera un conocimiento general ¡Mierda! hacer el proceso totalmente manual le inquietaba y esperar a que se recuperará por sus propios medios le impacientaba, no creía tener tanta paciencia, así que debía acelerarlo aunque fuera un poco, ya después podría matarla, aunque sintiera que su trabajo se había perdido.

Volvió a tragar pesado y esta vez sujeto la prenda con ambas manos, aprovechando un pequeño corte y ahí desgarrarla e ir abriendo la tela lentamente, sintiendo como la piel se iba despegando de la tela con la sangre seca, chasqueo la lengua cuando la volvió a escuchar gruñir y la piel que se iba mostrando le revolvía de alguna manera el estómago, fue ahí que se dio cuenta que le hacía falta algo realmente importante, No tenía agua para lavar sus heridas, no tenia como despejar el área y si la sangre estaba fundiendo la piel con la tela podría empeorar su situación, bufó y se levantó lento sin importar mucho dejarla al descubierto, debía suponer que el agua no podría estar muy lejos si ella se había acentuado en ese lugar, así que fue a la improvisada cocina y busco un cuenco lo suficientemente hondo y escaneo el lugar una vez más, por si tenía alguna reserva, pero no encontró nada, tendría que ir hasta el rio…

—Excelente…—bufó exasperado, camino hacia la salida con desgano, pero una pequeña abertura igual de oculta con madera llamo su atención, fue hasta allí y se maravillo al encontrar el nacimiento de agua, oculto entre las montañas y tan lejos del río, formando un pequeño estanque entre la roca, no se había percatado de ello la última vez que estuvo ahí, ni siquiera al ingresar de nuevo pero fue realmente grato verlo, no tendría que exponerse tanto ni ir tan lejos por algo de agua. Corrió el tablón y saco una buena cantidad de agua, la suficiente para poder limpiar y tener por lo menos con que enjuagar, ya vería después donde arrojaba el resto, camino de vuelta y con ayuda de uno de los paños que tenia en su maleta, apenas la humedeció para dejar caer un par de gotas sobre la prenda semiabierta para así despegarla mucho más fácil—Me estorba…— susurro sin saber que hacer con el matorral azabache, torciendo el ceño y apenas sujetando los mechones más largos para hacerlos a un lado, pero le era insuficiente, dejo la tela sobre el colchón de paja y acercó sus manos a la nuca, sujetando la mayoría de pelo y moviéndolo a un lado, a pesar de que algunos cabellos se hubieran pegado también a la tela, le costó un poco más despegarlos pero al menos tendría la zona despejada y fue ahí donde casi queda sin aire, había visto heridas peores, de eso no había duda pero el ver tantos golpes, en una zona tan pequeña lo descolocaba, estaba hinchada la piel, con pústulas amarillas y púrpuras, azotes amoratados con ampollas de sangre que amenazaban con reventarse y las evidentes espinas asomarse entre sus heridas, pero a pesar de todo eso lo que más llegó a asustarle fue ver su piel extremadamente pálida, demasiado para ser esa zona, así que se reclinó sobre si hasta llegar al rostro de la chica, confirmando que si respiraba, pero con intervalos donde su boca debía ejercer esa actividad, mostrando la superficie que debía ser rosa casi blanca y cuarteada.

(Imagen)

"Lo que faltaba, además de infección, también deshidratación"

—Genial…— era evidente que también estaba delicada por su pérdida de sangre, pero ahí no podía hacer nada, no había manera de hacerle algún tipo de transfusión ¿Valdría la pena curarla? Estaba demasiado mal como para hacer algo… ¡Mierda! El peso del recuerdo de su padre aún lastimaba su espalda y las extrañas palabras de su madre rondaron su cabeza.

"…Espero que con cualquiera que te topes, los trates bien…"

—…Me están carcomiendo la cabeza…— se dijo mientras acariciaba el ceño de su frente con el reverso de su mano, por lo menos le daría una oportunidad para salvarse su propio pellejo… de él.

Terminó de desgarrar la tela y con el trapo empezó a humedecer la espalda, intentando ser lo más delicado posible, por el simple hecho de ver su condición, pese a ser terrícola, la sangre seca era bástate molesta de quitar y el solo limpiar sin hacer más daño del que tenía le había llevado un par de horas, frustrándolo un par de veces, queriendo mandar todo al demonio pero intentaba tomarlo como una orden de algún superior y así seguir hasta ver cada herida limpia y lista para curar, aunque el colchón hubiera recibido gran parte del agua rojiza, pero era mejor que tenerla encima.

Pero no era su mayor molestia, sino cuando el agua del cuenco se había percudido al punto de ocultar sus manos entre el líquido, en ningún momento dejo de fruncir el ceño y en ese par de veces que tuvo que cambiar de agua, lanzándola hacia el exterior atraves de las enredaderas hacia las flores, el aroma metálico se aliviaba de sus fozas nasales, pero el martirio era volver a entrar estando seguro que en algún momento su estómago daría algún vuelco y por ello suprimió cualquier indicio de apetito.

"Debo estar loco para hacer esto…"

Se reprendió internamente volviendo a limpiar la maltratada espalda, asegurándose que no quedará algún rastro de sangre seca que le estorbara, detalló con el trapo su cuello apenas estirado por la posición, sus hombros algo anchos por los músculos delicadamente definidos a pesar de la inflamación y los moratones, eso significaba que no era tan débil como la catalogaba, sus brazos apenas tendido también mostraba un grosor considerable para una hembra, fuera de la fisiología Saiyajin por supuesto, pero por otro lado su cintura era bastante pequeña a comparación, las mujeres de su raza de por si se distinguían más por su más baja estatura y su velocidad, no por su figura, llegaban a ser mortales antes de poder escanearlas, curioso bajo un poco más encontrando unas caderas bastante formadas, por no decir anchas, pero el talle del pantalón la cubría casi en su totalidad haciéndole sacudir la cabeza y volver a su espalda ignorando sus anteriores pensamientos y sacando el estuche de herramientas quirúrgicas que había encontrado. ¿Qué estupidez estaba haciendo?

Saco unas pinzas bastante largas y un bisturí, esperando no tener que usarlo, pero que de igual manera tendría cerca, se preparó mentalmente y dejando el paño húmedo sobre el cuenco, tomo un par de esponjas y se acercó más al cuerpo de ella, palpando su piel y moviendo algo firme entre la inflamada protuberancia, estaba demasiado incrustado, volvió a moverla hasta que logro ver apenas la punta, apretándola con las pinzas y jalando la astilla, sacando de pasó algo de pus mezclado con sangre.

—¡Ugh!—su rostro se deformo ante el asco, puso la esponja sobre la extracción y espero que se absorbiera, limpiándola al oprimir de nuevo sacando toda infección posible, aguanto la respiración y observo la astilla ¡Debía de ser de los arbustos de espinos! ¿Aguanto todos esos días con esas espinas enterradas? el veneno y el dolor que causaba debía de ser insoportable, dudó de nuevo si volver a atender esas heridas, si lo analizaba mejor tendría más de cien espinas enterradas y eso era apenas calculando a simple vista, no sabía si tendría ese mismo problema en alguna otra parte del cuerpo ¡Mierda! —¡Termina lo que empezaste imbécil!— se ordenó entre dientes, no podía creer que algo tan sencillo le causará tanta repulsión—¡Muévete!—se ordenó de nuevo y dejando la espina sobre una de las esponjas limpias retomo su tarea, esta vez sin mirar que tal largo o corto salía aquellas espinas o si el pus era demasiado asqueroso para él.

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La noche ya amenazaba con caer y la luz que ingresaba a la cueva se había acabado por ese día, no podía hacer más, había dejado un pequeño montículo de espinas en la esponja, el paño blanco que habia traído para limpiarse habia terminado lleno de sangre, al no tener con que más frenar las pequeñas heridas que había limpiado y sin contar del par de veces que tuvo que lavarlo, tendría que traer toallas desechables, Se habia puesto a prueba su resistencia, al menos tenía conque desinfectarse las manos.

Estiró su espalda, exhalando un quejido y enjuago sus manos con algo de alcohol y agua limpia, observo el cuerpo de la chica y a pesar de la notable oscuridad sabía que su estado estaba un poco mejor, pero se había percatado sin querer que la temperatura de su cuerpo no rayaba en lo normal, cuando quiso asegurarse que respiraba rozó una de sus mejillas y noto el evidente calor que emanaba de ella, así que cuando termino de curarla saco algo del medicamento que tenía en su maleta, lo malo es que todo era de consumo oral, no tenía como darle y girarla aún no era una opción, así que puso algo de agua sobre su cabeza para así refrescarla, busco en el lugar un poco de tela y la remojó también poniéndola en su cabeza, mañana ya vería que darle demás, tendría que preguntar si no quería darle algo inadecuado, así que levantó las herramientas y dejo por el momento las esponjas y los paños en el mismo lugar, tendría que conseguir una bolsa para desecharlos, acomodó la maleta bajo la cama y quito de una de las esquinas del cuarto lo que parecía una vieja manta desgastada, con cuidado la posó sobre ella, cubriendo su espalda y asegurándose que está no le molestará demasiado. Suspiró y miro el hueco en el techo que estuvo iluminando el lugar, ahora mostraba un pequeño manto rojizo casi morado, ya debía irse, volvió a verla unos segundos y decidió salir sin mas, cubriendo sus huellas de nuevo y ocultando a la chica, por lo menos hasta que ella despertara.

Salió igual de rápido como había entrado y aunque el regreso a casa fue igual de cansado, no levantó sospechas, ingresó por la parte trasera de la casa de sus padres e hizo un poco de ruido como para que supieran que había alguien, tomo una manta para su madre, la metió en una bolsa y salió de allí velozmente hacia su apartamento, sacando algo más de dinero para comprar más comida por el camino, estaba oscuro pero aún habían muchos locales de comida, llevaría un poco para él por si le daba hambre más tarde, aún seguía sin apetito, el pedido que llevaba era algo grande, no sabía si su madre había decidió comprar algo para ella, así que llevaba de más, sobrevolando el pueblo iluminado por el par de lunas sintiéndose un poco más aliviado, como si se le uniera quitado un peso de encima, suspiro cansado y aceleró, no tardando mucho en llegar al centro de recuperación y caminar hacia la habitación de su padre, está apenas se abrió al detectarlo y allí ingresó en pasos silenciosos.

—Mamá, te traje algo de carne con arroz y…— su voz se frenó y la inconfundible capa rojiza fue captada a menos de treinta centímetros de su padre—¿Qué esta haciendo?—su ceño se frunció unos segundos y los paquetes fueron descargados en el enorme sillón.

—Vine a visitar al comandante, Kakarotto, pense que pasabas más tiempo aquí con tus padres…—el rostro masculino apenas se giro hacia él, regalándole una sonrisa cínica mientras tocaba parte del monitor a un costado de la camilla—¿Dónde estabas?—el chico apenas movió sus labios en una imperceptible mueca e intento seguir la conversación, recargándose en el marco de la puerta. ¿Qué diablos estaba haciendo Vegeta ahí?

—No es de su incumbencia, príncipe…— el tono de su voz fue desafiante y la mirada fija llegaba a incomodar de cierta manera a Vegeta, bufó prepotente y desistió de ahondar, había llegado por mero protocolo y tenía mejores cosas que hacer e intuyo que solo salió por algo de comer, como raro en ese pelinegro—¿Necesita algo más?—ladeo su cabeza apenas unos segundos, observando de nuevo la figura masculina en la camilla, sintiendo cierta satisfacción al verlo lleno de vendajes, cables y tubos para su recuperación, era un alivio, un fresco bálsamo a su orgullo malherido, sin contar con el parecido a su eterno rival…

—Tengo curiosidad— volvió a mirarlo de vuelta y apoyando el puño sobre el mullido colchón, termino de girarse por completo— tu madre se ve exhausta, pero… tú estás demasiado tranquilo— se fue acercando al chico, captando un tenue aroma que nunca antes lo había percibido en él, en los años que habían compartido como su subordinado jamás le detectó ese olor dulce y metálico, era demasiado ligero como para ser de un animal o algún soldado— ¿Estás buscando a los culpables del estado de tu padre?— preguntó por inercia intentando registrar ese aroma y quizás compararlo con alguno en sus recuerdos, podría jurar que había olido algo parecido, se acercó un poco más y el chico se desvió, sujetando de nuevo uno de los paquetes que trajo, abriendo frente al príncipe el guisado de carne y arroz.

—No tengo la autoridad—sujeto un gran bocado y lo metió en su boca, pudo darse cuenta enseguida de su acercamiento, debió desinfectarse mejor, Mierda...— tengo entendido que eso debe correr por parte de la inteligencia militar—otro bocado más grande y dejo que parte del guiso cayera sobre su traje—yo solo soy un soldado de primera línea—fingió sorpresa y dejo el paquete de nuevo con los otros sacando un par de servilletas limpiando el manchón.

Maldito

—¡Tsk!— gruñó el pelinegro mayor, exasperándose por la falta de educación del chico ¿Qué no comprendía que estaba frente a su futuro Rey?—¡Tenme algo mas de respeto idiota!—alzo su mano y sujeto la parte superior del traje del otro chico—¿¡Que no vez que soy tu superior!? ¡¡Deja de tragar en frente de mi!!

—Discúlpeme, su majestad— sonrió internamente y levantó sus manos en señal de disculpa, recibiendo un empujón de parte del otro pelinegro.

—Que imbécil, con razón aún no dan resultados con el caso de Bardock, deben ser igual de idiotas que tu—sacudió sus manos sin dejar de fruncir el ceño.

—Príncipe…

—Lastima, de seguro esa terrícola debe estarse regodeando— Kakarotto no pudo evitar sorprenderse ante la mención de la chica, sabía que el príncipe había estado presente en su actuar y que era conocedor de que su padre se había interpuesto para rescatarla, sin embargo ¿Por qué de golpe traerla a colación—el odio que le tiene a los Saiyajins no debe ser una excepción a tu padre, si vive o no, le dará lo mismo…— aunque su ceño siguiera fruncido, los labios del príncipe se curvaron de nuevo como si pretendiera ofenderlo o provocarle más receló a la chica del que ya le tenia—pero tranquilo, si se le vuelve a ver, me aseguraré de ejecutar la acción correctamente.

—¿Acción? —curvo su ceja derecha sin comprender muy bien que estaba insinuando— ¿Cree que enjaularla sería suficiente…?

—Por su puesto que no—le cortó mientras acomodaba uno de sus guantes blancos—Matarla sería lo adecuado, el problema es si vuelven a intervenir…

—¿¡C-Cómo!?—empuñó sus dedos y los músculos de sus hombros se tensaron. No estaría hablando enserio…

—Sí el comandante se interpone de nuevo, deberé reajustar la ecuación —amplió la sonrisa y acercó su mano izquierda contra el piecero de la camilla como una ligera indicación—¿No lo crees?

—No se atreva…—dio un paso al frente, sintiendo como la ira se expandía desde su bajo vientre hacia su cabeza.

—¡Kakarotto!—riñó Gine cuando lo vio moverse hacia el príncipe poco después de salir del lavado, deteniéndolo en el acto—lo lamentamos su majestad…— en tres pasos estuvo junto al chico, tirando de su brazo derecho hacia atrás, interponiéndose en medio, haciendo una reverencia en disculpa—Mi hijo está algo tenso por la situación de su padre, discúlpelo, no volverá a pasar.

—Jmp, Por esta vez, mujer—retomo su semblante serio y se alejó de ellos hacia la puerta— al igual, también te lo advierto a ti, si él continua desacatando las reglas, no te atrevas a intervenir…— el moreno chasqueo la lengua e intento acercársele a Vegeta, antes de que cruzara el umbral que los separaba del pasillo, pero de nuevo el agarre de su madre se lo impidió. Malnacido.

—¿¡Que crees que haces Kakarotto!?—reprendió en voz baja parándose frente a él —¿Que significó eso? ¿Quién desacato al príncipe? ¿Fuiste tú? Háblame ¿Sabes algo que yo no?—el chico solo refunfuñó y le dio la espalda, odiaba inmiscuir a su madre en esos problemas, ella aún no sabía el encuentro que tuvo con su padre en el palacio, ni que había una humana en medio de ese caos —Kakarotto, te estoy hablando.

—No es nada, te traje algunas cosas, nos veremos mañana — siquiera le importo sacar lo poco que había llevado para él, dejo incluso el paquete destapado de la comida que había alcanzado a probar y aunque le molestara dejarla sola, a sabiendas de su cansancio, no podía exponerse a sus preguntas, se juró no meterla en ese dilema ni preocuparla mas, así que salió de la habitación sin importarle los reproches para frenarlo, Después se disculparía con ella. Casi de la misma manera en la que llego se fue, volando tan rápido como pudiera para expulsar el mal sabor de boca que el príncipe le hizo pasar, no quiso ir mucho más cerca de la otra razón de su malestar, prefería dormir bajo el mismo techo, que su majestad. Encerrándose tan pronto llego a su apartamento, mandando todo lo demás al infierno—Que estupidez…— se sacó la parte superior de la armadura y la dejo sobre el escritorio, caminó hacia el cuarto mientras dejaba sus botas en el suelo, tirándose sobre la cama sintiendo la suavidad de las frazadas acoplarse a su tenso cuerpo. No quería pensar, estaba exhausto y aún de malgenio, a pesar de que su conexión fuera poca era su padre, odiaba sentirse amenazado y más sino podía hacer nada, la imagen de la chica paso por su cabeza y el recordar sus heridas le incomodaron, ya no se sentía seguro de volver a ir, quizás con lo que hizo fuera suficiente, cerro los ojos sin dejar de fruncir el ceño y se acomodó un poco más en el centro de la cama, tomando el edredón y cubriéndose el cuerpo en su totalidad.

¡Joder!

El entrenamiento llegaba a ser muy violento para un pequeño de apenas siete años, comprendía que su raza debía de ser la mejor y más que adoraba en totalidad el combate, aunque existieran ciertos entrenamiento que para un pequeño de su edad no le eran gratos, o eso le decía su madre, cada que ella podía iba a verlo aunque fuese una hora a la semana, las sonrisas calidas maternales le ayudaban con el peso del entrenamiento.

—Todo estará bien…—le dijo al acariciar su cabello, escondidos en una esquina de las regaderas, lagrimeando después de haber tenido que matar a una criatura y no se refería específicamente a algún insecto, eso lo podía sobrellevar sin problema, incluso algún animal delicioso para comer, la cuestión era que ese ser podía incluso articular palabras y eso lo hacía mucho más semejante a él, odio sembrar esas semillas, pensó que solo sería una planta más y no que saliera de entre un líquido espeso y verde un Saibaiman listo para atacarlo, no quiso a pesar de que le dijeran que eran de las cosechas más inofensivas que tenían, recordó que su instructor le reprendió por dejarse lastimar de esa criatura aunque al final tuviera que elegir entre su vida o la de él. Habia temido tanto al verse expuesto al peligro, que llegó a pensar que nada de lo que había aprendido en ese par de años le serviría para defenderse, se sintió en medio de uno de los cuentos de terror que contaban sus compañeros, los niños de mayor rango tenían mejores métodos de tortura que las golpizas, esas ya las había superado a su corta edad, mas las pruebas cada vez iban a mayor nivel y si no era por uno de los ataques que había aprendido en ese lugar seguramente tendría un agujero en lugar de mejilla, su Saibaiman había muerto y la sangre verdosa le había caído encima dejándolo en estado de shock, mientras los otros niños ya habían terminado con esa tarea, fue la primera vez que tuvo ganas de vomitar, la impresión lo había dejado mudo por un par de días y su mente se empecinaba en trasformar ese líquido verdoso en uno rojizo con olor metálico, ni siquiera supo cómo pudo llegar a las regaderas ni cuando su madre entro a consolarlo, Sentía que había perdido algo en su interior ese día.

…Joder…

El aire volvió violento a sus pulmones y sus brazos le ayudaron a anclarse en la cama elevándose para no ahogarse ¿En que momento había dejado de respirar? tosió un poco mas y girando su cuerpo pudo alejar la sombra de cansancio sobre sus ojos, apoyando el antebrazo sobre su frente, sintiendo la baja temperatura filtrarse por algún lugar de su apartamento, el reloj a un costado solo le indico el cambio de hora, para su mala suerte aún era muy temprano para levantarse, la noche se había pasado volando, aún así se había despertado antes de tiempo ¿Qué podía hacer mientras tanto? Dudaba en volver a dormir, la sensación de vacío y malestar aún seguían presentes y eso solo le causarían pesadillas, estiró sus brazos y suspiro mirando al techo grisáceo, no quería ir donde sus padres, ni mucho menos al bosque, no quería tener que someterse a más estrés y aunque se había obligado a ayudarla, no se sentía de humor para hacerlo, ya no estaba tan seguro.

"…Subordinado idiota…"

Chasqueo la lengua al recordar esas palabras y negándose a ponerse de malas, suprimió ese recuerdo girándose hacia el lado contrario de la cama, mirando la pared de ese costado, cerrando los ojos, concentrándose solamente en el sonido, el olor y el tacto, sin tener que llegar a pensar, solo así logro pasar los minutos hasta que su sensible nariz captó lo que para él era algo de un sofrito, no supo que ingredientes, solo que olía bien y era la ventaja de ser un soldado, podía comer cuánto quisiera entre cierta franja horaria, se giró de nuevo y al ver el nuevo número marcado en el reloj, se levantó con mayor ánimo, estirando su cuerpo y encaminándose a la ducha para despejar cualquier atisbo de sueño mientras se desnudaba.

El baño fue tan ligero que apenas y se puso jabón, sencillo y rápido, no quería que el agua tibia le hiciera adormitarse de nuevo, salió con una toalla en los hombros mientras secaba su cabello, tomo un traje semi enterizo que llegaba hasta su tobillo pero que le daba espacio Suficiente para poner algo de peso extra para su entrenamiento, pero prefirió ir lo más ligero posible, poniéndose su armadura y agregándole un par de hombreras para cambiar un poco su apariencia, sus clásicas botas altas y sus muñequeras, su cabello aún goteaba pero le restó importancia, caminando rápido hacia el comedor buscando como distraer su mente.

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Así transcurrió su día, aburrido y simple, por un momento el engullir alimento le ayudo a distraer su mente por un buen rato, pero al verse satisfecho tuvo que buscar algo más y estando en la base solo le quedó entrenar, simulando enfrentamientos y ejercitando su cuerpo en rutinas suaves para calentar sus músculos y así aumentar su desempeño al efectuar ejercicios mucho más complicados llevándole casi toda la mañana, asegurándose que al terminar volvería sentir hambre y podría distraerse en eso de nuevo.

Aprovechó las duchas y fue un baño un poco mas largo del que se dio en la mañana, mientras dejaba su uniforme en el lavado para volver a ponérselo limpio, cuando estuvo listo volvió a devorar grandes raciones de alimento, que al conocer el apetito voraz de su raza siempre había de sobra y eso le encantaba, Era lo bueno de ser un soldado, Poco más de medio día, decidió salir al pueblo, caminando en busca de nuevos restaurantes o tiendas instaladas por los comerciantes, con la escusa de distraerse, aunque descubrió unos buenos cicatrizantes desistió de comprarlos, solo observó y fue avanzando hacia el hospital esperando que al demorarse su madre estuviera más relajada, quería verla pero se reusaba a hablar del inconveniente con Vegeta, casi le tomo unas tres horas a ese paso lento poder llegar.

"No quiero entrar…"

Se dijo internamente mirando dudoso la primera planta, rascó su cabeza y avanzó encontrándose un par de criaturas en lo que creía era la recepción y enseguida lo interceptaron.

—Joven Kakarotto ¿Verdad?—dijo uno de ellos y palpó un par de logos en el programa que tenía en su pantalla.

—Si ¿Qué pasa?—se acercó lento y apoyo uno de sus brazos sobre el mostrador mientras ambas criaturas ojeaban un papel en las carpetas que llevaban en las manos. ¿Por qué sentía tan extraño ese comportamiento?

—Si, Hmmm, nos llegó una orden ejecutiva del centro de recuperación, nos dice que al comandante le harán unos exámenes para actualizar su estado y que por ende hoy tiene prohibido las visitas, la señora Gine se fue temprano a su casa, no se le permitió estar en el proceso, pueden volver en las horas de la noche cuando hayan terminado…—la voz de tarro de la criatura apenas se frenó, moviendo los ojos velozmente para leer sus notas y afirmando qué en definitiva su presencia en ese lugar no serviría de nada. Había perdido el viaje.

—Bien…— se limitó a decir, apretando el mostrador en sus manos y mordiendo su mejilla interna ¿Y ahora? Volvía a la base a no hacer nada o dejaba de darle vueltas al asunto y tomaba una decisión.

—¿Necesita algo?— el tono de voz le hizo mirarlo a los ojos y dudoso se acercó más, apoyando su otro brazo y aunque eso exaltó a la criatura, se mantuvo en el lugar—señor…

—…¿Qué sirve… para bajar la fiebre?

—¿L-La fiebre?—enarco una de sus cejas y miro a sus costados aún algo incomodo.

—Si, la fiebre…

—Bueno…—boqueo un par de veces y volviendo a tocar la pantalla, ignorando la mirada del chico logro hablar un poco más relajado— depende el caso, si es por un resfriado algo de medicamentos antigripal estaría perfecto, si es por una insolación lo ideal sería agua helada en la frente y descansar para estabilizarse pero si es por una infección debería limpiar la herida y tomar antibióticos o inyectarlo.

—¿… Inyectarlo…?

—Si, mayormente el líquido de las cámaras de recuperación ya lo tienen y se absorbe por la piel, pero eso toma un par de horas, si quiere algo menos Invasivo, serían esos métodos.

—Bien…— asintió igual de confundido y salió girándose sobre sus talones, optando también por caminar de vuelta hacia el palacio, recordó a la chica y un leve sentimiento de preocupación se implantó en su pecho ¿Y si su fiebre había empeorado? Eso podría matarla, complicando sus planes… ¿O no…?—¡Agh!—se revolvió los cabellos, exasperado, harto de no ser claro consigo mismo.

"¡Decídete!"

Solo sería hasta que ella estuviera consiente, solo sería hasta que se recuperará un poco, solo sería… hasta que su padre se despertara.

"...Subordinado idiota…"

Verla de nuevo no tendría porque causarle problemas, su madre estaba en casa y su padre en recuperación, no debía ser un problema, no quería que lo fuera… refunfuñó de nuevo, caminando mucho más rápido formando un aura asesina a su alrededor, alejando a cualquier posible compañero que quisiera entablar una conversación con él.

—Maldita sea…— pateó una roca frente suyo al quedar en medio de esa plaza, donde llegó a verla por primera vez, descuidada y moribunda, sucia y con varios golpes encima y a pesar que tuvo que frenar ese encuentro con su compañera, no supo porque esa chiquilla se inmiscuyo así en sus vidas, lo supo cuando le miró a los ojos, con esos ojos oscuros como en un llamado de auxilio y ahora lo entendía…

Mierda

Deslumbró la entrada del palacio y no encontró la respuesta, giró hacia atrás y observo el cielo rojizo empezar a oscurecerse, encendiéndose una que otra luz y aumentar el movimiento de personas en ese lugar.

—Debo estar loco…— el viento sopló y la sensación fría chocó con su piel, chasqueo la lengua y entro al palacio caminando hacia su habitación, rebuscando entre los cajones un par de paños limpios y algodón, metiendolos en una bolsa y caminando hacia el ventanal de su cuarto, sujetando de paso una capa de viaje y salir pese a lo tarde que ya era.

Ya no había vuelta atrás.

Un par de minutos necesito para ocultarse en medio del bosque, su velocidad era esplendía sin tener esas pesas sobre sus extremidades y por ello logro esquivar a cuánta persona estuviera cerca y verse inmerso entre la maleza, cosa que de alguna manera le asustó, Se veía peor que en el día, los ruidos extraños aumentaban, el brillo de los ojos de los animales le sofocaban y sin contar de el par de figuras que se habían acercado a el creyéndolo una presa fácil, quizás debió esperar al amanecer, pero ya estaba a medio camino, no pretendía regresar, avanzó prefiriendo levitar considerablemente lejos del suelo para evitar cualquier posible ataque y así mismo resguardar cuánta piel expuesta pudiera tener con su capa, estaba helada la noche, escaneando cada rama e incluso hoja que pudiera tener a la vista, No quería llevarse ninguna sorpresa. Poco más de una hora logro llegar y al igual que la primera vez tuvo cuidado y fue sigiloso hasta estar entre el valle de flores y sentir los últimos rayos del sol iluminar su espalda, caminó hacia el matorral de hojas, volviéndolo a correr e ingresar a paso lento hacía el interior.

"No puede ser…"

Tres pasos fueron suficientes para frenarse, su olor se había intensificado y eso le provocó una arcada, tragó pesado y frunciendo el ceño ¿Cómo es que podía oler de esa manera? ¿Sus heridas se abrían abierto? ¿Algún animal la abría atacado? Sacudió su cabeza al desechar esa idea, todo parecía estar justo como lo había dejado, así que tomando una bocarada de aire decidió ingresar, corriendo las enredaderas y los tablones que cubrían la entrada de su cuarto, tardó unos segundos en acostumbrarse a la oscuridad pero ignorando el evidente olor a sangre encontró a la chica en el mismo lugar, dudó en acercársele así que formó una pequeña esfera de energía e iluminó el lugar, debía de cuidarse de no sobrepasarse sino quería llamar la atención, la observo respirar y con ello supo que aún seguía viva, escaneo rápidamente el lugar, encontrando a un costado de la mesa y sobre el suelo, lo que parecía ser algo de sebo quemado así que sacó de su bolsa un pedazo de algodón, remojándolo en ese cuenco para después formar una mecha y encenderla con su esfera de energía, sería como una vela casera. La acerco a la cama junto a la silla y así iluminar mejor a la chica, fue por un cuenco de agua y se quitó las muñequeras con la capa para no ensuciarlas, dudó unos segundos si sentarse pero al final lo hizo después de pasar tanto rato de pie, suspiró y estiró sus manos hacia la manta descubriendo su pequeña espalda.

—Bien, es hora.

XxXxXxXxX

No se si para ustedes fue un cambio muy abrupto pero creo que ya va siendo hora, quizás un acercamiento suave, cuando Milk despierte eso ya va a ser otra vaina. Espero les haya gustado, nos vemos chiquitos.

Mika-Chan