CAPÍTULO 12

—Sabes que Itachi hace eso todo el tiempo—, dijo Izumi. Miró a Sasuke preocupada, y

Sakura sintió que Izumi estaba más preocupada por Sasuke que por su marido

ausente.

Izumi estaba de pie en el ventoso porche delantero con un niño en cada brazo —su

hijo Jamie y la recién nacida Belle -. Los perros de los Uchiha, todos, los cinco,

vagaban entre los recién llegados, moviendo sus colas.

—A Itachi le gusta estar solo a veces—, dijo Izumi. —No le gustan las

muchedumbres.

—No somos una muchedumbre—, gritó Sasuke. —Somos su familia. Me deberías

haber dicho inmediatamente que se había ido.

Ante el tono en la voz de Sasuke, Sakura alzó la vista después de besar a los dos

bebés. Sasuke apretaba en sus manos los guantes, su mandíbula estaba tensa.

Tenía razón al preocuparse después de los disparos en el Parlamento, pero

parecía alarmado en exceso.

—No lo sabía—, dijo Izumi. —Itachi suele avisarme cuando se va a dar un paseo

largo, pero ya no estaba, cuando me desperté esta mañana.

—Y no te molestaste en avisarme—, repitió Sasuke.

—Estuviste en Hungerford toda la mañana, enviando telegramas a Londres—, dijo

Izumi. —Y no creí que fuera asunto tuyo.

Sasuke iba a responder a sus palabras, y su mirada se hizo peligrosa. Izumi levantó

su barbilla y se enfrentó a su mirada.

Sakura entendía perfectamente bien por qué Izumi no había mencionado la ausencia de Itachi a Sasuke. Sasuke tenía el hábito de entrar en las casas de sus hermanos e intentar dirigir sus vidas.

A veces Itachi sentía la necesidad de escabullirse del yugo del severo Sasuke. Naruto y Sai podían gritarle a Sasuke cuando se enfadaban por su interferencia, pero la defensa de Itachi era desaparecer. Itachi a veces tenía que estar solo, para descansar de su aplastante familia antes de poder afrontarlos otra vez.

Sakura había oído hablar de la batalla en la que Izumi se había enfrentado a Sasuke, para que dejara a Itachi vivir como deseara.

Izumi habló tranquilamente.

—Me he casado con Itachi hace casi tres años, y sé lo que hace. Una estancia en

Londres siempre le altera, lo sabes. Imagino que salió hoy para disfrutar de no

tener gente a su alrededor. Volverá cuando esté preparado.

Sasuke trató de intimidar a Izumi con su mirada, pero Jamie se retorció para bajar de

los brazos de Izumi, e Izumi concentró toda su atención en su hijo. La mandíbula

de Sasuke aún se contrajo más al ver como Izumi descaradamente no le hacía ningún

caso, dio la vuelta y se dirigió con grandes zancadas a la casa. Dos de los perros

se separaron del grupo y le siguieron.

Sakura alcanzó a Sasuke en el paseo. Se deslizó delante de él para lograr que se

detuviera, Ruby y Ben daban vueltas a su alrededor, moviendo las colas.

—Sé que estás preocupado por los disparos—, dijo. —Pero Itachi no es tonto. Tiene

más cuidado que tú, en muchas cosas. Telegrafié a Hinata sobre el incidente por

si no se lo contaba nadie, pero Itachi ya lo había hecho. Estoy segura de que sólo

fue a pescar. Sabes cuánto le gusta pescar.

La terrible preocupación no abandonaba los ojos de Sasuke.

—Sí, le gusta. Dice que el agua le calma. — Miró hacia los campos vacíos. —Voy a

buscarle.

Comenzó a andar, pero Sakura se puso delante de él otra vez.

—Creo que eres tu el que corre más peligro, Sasuke Uchiha. A quien le pegaron

un tiro fue a ti.

—No iré solo. Tengo mis propios hombres, y Naruto emplea a toda una multitud.

—Itachi se afligirá si una multitud le encuentra—, indicó Sakura.

—Mejor afligido que muerto.

Las palabras de Sasuke eran tranquilas, pero Sakura leyó el miedo profundo en sus

ojos. Sabía que nunca confesaría ese miedo ni aún torturándole, pero Sasuke sentía

un profundo miedo, y Sakura sabía el por qué.

El proteger a Itachi había sido la fuerza motora de Sasuke durante tres décadas.

Sakura había ido con Sasuke cuando fueron a sacar a Itachi del manicomio. Recordó a

Sasuke preguntando e intimidando a los doctores sobre el cuidado de Itachi, su rutina,

su alojamiento. Todo lo que Sasuke Uchiha había hecho durante los pasados

treinta años de su vida, bien o mal, lo había hecho por Itachi.

Sakura tocó el pecho de Sasuke, sintiendo como su corazón martilleaba bajo su

palma.

—Realmente estoy de acuerdo contigo, Sasuke. Si alguien anda por ahí disparando,

entonces tienes que vigilar a Itachi. Pero aún así, debemos estar tranquilos. Le encontraremos.

Su mirada se dirigió bruscamente hacia ella, y era cualquier cosa excepto calmada.

—No nosotros. Tu te vas a quedar aquí.

—Puedo ayudar a buscar, lo sabes. Podemos hacerlo juntos.

—No—. La palabra estaba cargada de furia. —Encontrar a Itachi será bastante

difícil. No quiero tener que recorrer los campos y discutir contigo y con todas mis

cuñadas a la vez. Si Itachi vuelve por sus medios, te necesito aquí para que ayudes

a Izumi a lograr que se quede en casa.

—Supongo que no quieres que te siga.

—No quiero. Me distraerías. No me puedo permitir ninguna distracción ahora mismo.

—Te distraigo. ¡Qué adulador!

Sasuke se inclinó hacia ella.

—Lo que significa es que tengo dificultad para pensar en otra cosa que no seas

tú. Es tu culpa. Me seduces como la sirena que eres. Ahora quédate aquí y

déjame buscar a mi hermano.

Tenía que buscarle, Sakura lo veía claro. Itachi se enojaría con Sasuke cuando

interrumpiera su excursión de pesca, pero Itachi sabía cómo poner a Sasuke en su

lugar. Todo el mundo creía que "el lento" Itachi, obedecía a Sasuke, pero la familia

sabía la verdad.

— ¡Buena suerte!—, dijo Sakura suavemente.

Sasuke acarició su mejilla y le dio un beso rápido y caliente en los labios. Después

se alejó dando grandes zancadas, hacia el prado, donde las figuras enormes de

su hermano Naruto y el alto hijo de Naruto, Daniel, le esperaban.

Sasuke sabía que Izumi y Sakura tenían razón

— con toda probabilidad, Itachi se había marchado a uno de sus paseos para

tranquilizarse, antes de que el resto de la familia llegara. Itachi tenía la dificultad

para responder a la gente, o al menos entender cómo querían que él les

respondiera.

Itachi decía lo que pensaba, no lo que se esperaba o lo que era cortés. Despues de

una experiencia brutal, había aprendido a callarse y retirarse cuando había

demasiadas personas, pero a veces tenía que volver la espalda al mundo

totalmente, hasta que se sentía mejor y capaz de enfrentarse con ello.

Sasuke mantenía su convicción de que Itachi estaba bien, pero mientras las horas

pasaban, su preocupación se mantuvo y creció. No encontró ningún signo de él,

ningún Itachi pescando en las orillas del canal, ningún alto hombre con kilt que

vagara a través de los campos.

Cuando el sol bajaba, Sasuke se encontró con Naruto, Sai y Daniel en Hungerford, ninguno de los tres había visto a Itachi, ni había encontrado a nadie que le hubiera visto.

La preocupación de Sasuke pasó a ser un miedo paralizante. No podía desterrar de

su cabeza, la imagen de Itachi boca abajo, tirado en el suelo, sangrando,

agonizando o ya muerto. Eso o atado y con los ojos tapados, en algún cuarto

mugriento, con sus enemigos rechazando soltarle hasta que tuvieran a Sasuke.

Los ojos de Naruto y Sai reflejaban la misma inquietud de Sasuke. Daniel, que se

había mofado al principio de la idea de que Itachi como cualquiera, pudiera estar

perdido y herido, ahora estaba preocupado también.

—Daniel, ve hacia el sur a Comba—, dijo Sasuke. —Le gusta subir a la colina de la

vieja horca y mirar al mundo pasar. Naruto, busca en el canal al este de Newbury. Si Itachi ha pasado todo el día estudiando una esclusa, le golpearé. Sai, quiero que vuelvas a casa y te asegures de que las señoras no consideran la idea de salir a buscarle también. Le dije a Sakura que no, pero ya conoces a las mujeres Uchiha.

Sai frunció el ceño.

—Maldita sea, Sasuke, ¿no puedes encargarme algo más fácil? ¿Enfrentarme a un

ejército de asesinos en ropa interior, tal vez?

—Impedir que ninguna de ellas vague por el campo será tu objetivo. Mantenlas

en casa y protégelas.

Sai levantó las manos en señal de rendición, pero Sasuke sabía que su hermano

estaba de acuerdo con él. Sai mantendría a las señoras seguras.

—Bueno—, dijo Sai. —Pero me llenaré los oídos de algodón

Sasuke, sus hermanos y su sobrino se separaron, cada uno se llevó unos hombres, y

Sasuke reanudó la búsqueda.

Anduvo con su caballo a lo largo del oscuro camino de sirga, hacia el oeste a lo

largo del canal. Maldita sea, Itachi. ¿Por qué has decidió ahora volver a vagar?

Estaba demasiado oscuro para ir muy rápido, y un paso en falso podría enviar a

Sasuke con su caballo y a los hombres detrás de él al canal. Trató de tener cuidado,

pero todo en él le impulsaba, apresúrate, apresúrate, apresúrate.

Atravesaron Litlle Bedwyn, hasta Great Bedwyn y siguieron hacia Wilton y

Crofton. Ningún Itachi Uchiha. Ningún alto escocés que contemplara el agua

pasar a través de las esclusas, o que pescara ociosamente o recorriera

agitadamente de arriba abajo la orilla.

Itachi podía estar en cualquier parte. Escondido en un granero para dormir o a a

bordo de un tren hacia quien sabía dónde. Itachi no seguía ninguna reglas, excepto

las suyas propias, y podría no molestarse en comprar un billete de tren, hasta

estar subido en él. Le mandaría entonces un telegrama a Izumi, para decirle dónde

iba, pero podría pasar algún tiempo antes de que lo hiciera.

Itachi podía saber que todo estaba bien, pero no siempre se acordaba de tranquilizar a los otros o incluso no entendía por qué debía hacerlo. Itachi estaba mejor ahora que estaba con Izumi, pero todavía a veces le gustaba desaparecer solo.

Como un niño, Itachi se había escapado de muchedumbres que le asustaban o

hasta de la mesa de la cena en Kilmorgan, se marchaba, corriendo para librarse

de terrores que no entendía. Sasuke le seguía, le encontraba y se sentaba con él en

silencio hasta que Itachi se calmaba. Sólo Sasuke había sido capaz de controlar las

lágrimas de Itachi cuando se asustaba, o sus episodios de rabia intensa. Sólo Sasuke

había sido capaz de poner un brazo consolador alrededor de los hombros de Itachi,

durante el breve momento en que Itachi permitía eso, tranquilizándole, diciéndole

que no estaba solo.

Cuando Itachi regresó a casa desde el manicomio, a menudo se alejaba durante

días. Sasuke se había vuelto loco con la preocupación, pero Itachi siempre volvía, a su

libre albedrío. Sasuke le gritaba a Itachi y le ordenaba que nunca volviera a hacerlo.

Itachi le escuchaba en silencio, sin mirarle directamente, pero cuando decidía que

tenía que estar solo otra vez, simplemente se iba. Ni todos los gritos del mundo

podían lograr que cambiara de opinión.

Las cosas eran diferentes ahora. Itachi tenía Izumi, y su necesidad de aislarse había

disminuido. A Itachi no le gustaba pasar demasiado tiempo lejos de Izumi y sus

hijos, en cualquier caso, y generalmente se quedaba en casa, buscando la comodidad de ellos.

¿Entonces, por qué se había ido esta vez?

Nunca permitiré que te ocurra nada, Itachi Uchiha, juró Sasuke cuando atravesaba

a caballo otro pueblo. Te lo prometí, y mantendré la promesa hasta que muera.

Sasuke se había separado de sus hombres. No estaba seguro de cuando pasó, pero

en la oscuridad, con Sasuke a la cabeza, podrían haberse saltado un puente del

canal que no le habían visto pasar a caballo, o bien atravesar uno, suponiendo

que Sasuke lo había cruzado.

Sasuke se planteó regresar, pero decidió que no. No había visto nada hoy que

indicara que pudiera haber asesinos al acecho detrás de cada arbusto y nadie de

todos con los que habló, había notado forasteros en el área. Sus hombres le

alcanzarían cuando pudieran.

La ausencia de gente obviamente peligrosa no alivió a Sasuke de su preocupación

por Itachi. Siguió buscando. Revolucionó pueblos tranquilos, preguntó en los bares locales, preguntó en granjas si un señor hubiera solicitado pasar la noche allí. La mayor parte de la gente de por allí, conocía a Itachi o había oído al menos hablar de él, pero ninguno pudo ayudarle.

El reloj de la iglesia dio las cuatro cuando Sasuke pasaba a caballo sobre otro puente

del canal. Estaba agotado, hacía mucho que se había separado de sus hombres,

que probablemente habían vuelto a Waterbury ya. Los músculos de Sasuke estaban

doloridos por haberse pasado todo el día sobre la silla, y los párpados se le

cerraban a pesar de todos sus esfuerzos por mantenerlos abiertos.

Debería detenerse y descansar, y continuarla búsqueda otra vez a la salida de

sol. Su preocupación le decía que continuara, pero su razón le dijo que sería

mejor, descansar unas horas y esperar la luz del día.

Sasuke no ensilló al caballo, lo llevó por la brida y deslizó el cabestro que había

traído sobre la cabeza del caballo. Lo ató a un robusto árbol joven, dejándole

suficiente cuerda para que pudiera pastar, después Sasuke posó su cabeza en la

silla, se abrigó ciñéndose su capa estrechamente a su alrededor.

Despertó repentinamente con el mismo reloj de la iglesia que daba las ocho, con

el sol en sus ojos y el cuerpo de Itachi Uchiha que apareció sobre él.

La Historia le pertenece a la autora Jennifer Ashley

Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto

Hola, por el momento estare subiendo los capitulos un poco mas lento, espero que lo entiendan, saludos.